Llegó la hora de despedirse, al menos de momento, de aquellas hermosas y dispuestas mujeres. Tocaba ir a ganar el dinero para poder disfrutar de sus servicios, y pensó que nada mejor que una aventura para ello. Así que con algo de pereza hizo caso a su compañero Erik siguiéndolo.
Ok dirección entrada norte
Parte sala de bailes, parte taberna, parte posada y parte burdel, la Dríada bailarina es uno de los edificios más notables de Tormentos Cristalinos. Presenta una fachada colorista, que parece fuera de lugar en su ubicación cercana a los barrios bajos. Sus muros están jalonados de columnas de mármol talladas para semejar árboles, y una "imagen silenciosa" permanente de una escandalosa mujer contoneante, de piel pálida y cabello verde, ondula sobre la puerta principal en un escenario en miniatura que representa una cañada forestal.
En su interior, la sala principal está llena de mesas para jugar a las cartas, dados y otros juegos de azar, todos controlados por la casa. Hermosas mujeres vestidas como dríadas y ninfas anotan los pedidos junto a bellos mancebos vestidos como sátiros y pixis. Un gran escenario, en el extremo más alejado, muestra un réplica a escala real de la cañada en miniatura que sobre la entrada; las noches en las que la dríada baila sobre ese escenario suelen ser las más concurridas.
Los clientes pueden alquilar habitaciones en el piso superior para pasar la noche pero la mayoría de la clientela lo hace para fines más carnales. Los camareros y camareras no solo ofrecen bebidas en este lugar.
Yaolt se adentra en el local con cara de pocos amigos. Su humor no ha mejorado ni un ápice y no tenía visos de hacerlo en una buena temporada. Necesitaba desahogarse y aquella taberna fue la primera con la que se topó en su errático camino.
El hombre lagarto mira a uno y otro lado en busca de un lugar apartado donde sentarse. Algunos parroquianos y camareros parecen dedicarle una mirada nerviosa. Lo más probable es que los de su especie no se dejaran ver por sitios como aquél muy a menudo.
- Eh, tú, tekiyo - el sauriano ha agarrado por los hombros a una de las camareras que parecía tener mucha prisa por tomar nota a unos clientes en la otra punta de la sala - Tráeme lo más fuerte que tengas. Estaré sentado en aquella mesa de allí al fondo.
La camarera soltó un pequeño chillido de terror cuando el guerrero soltó su garra y con más prisa si cabe, se alejó abrazando la bandeja que llevaba entre las manos. Mientras tanto Yaotl se dirigió a una de las mesas más apartadas y discretas. Lo último que necesitaba era que alguien le importunase en aquellos momentos y para ello debía mantenerse lejos de las miradas curiosas.
El sauriano se deja caer en la silla con un suspiro de resignación. Las maderas crujen bajo su peso, pero parecen aguantar. A su alrededor todo parece seguir su curso y recorre con la mirada la estancia y su exótica decoración. De pronto el guerrero cambia el gesto y un gorjeo emerge desde lo más profundo de su ser. Es una risa. De hito en hito mira a la clientela y a la servidumbre. Ha tardado unos minutos en entender que aquella taberna no era tal sino un prostíbulo. Tras unos segundos vuelve a suspirar. Esta vez de mejor humor.
La empleada asustada por el mal trato que había recibido corrió a la barra rápidamente a atender al recién llegado. Aún no terminaba de acostumbrarse a que la tratasen así, pero estaba claro que su jefe nunca iba a hacer nada por remediar aquel trato. Resignada se acercó con una botella de whisky de más de 20 años. Espero que esto sea de su agrado. Le dijo mientras le servía la bebida. Son 2 piezas de plata por la copa.
Ten cuidado a la hora de rolear con los PNJs y en tomar acciones y reacciones por ellos.
Yaotl observa cómo la doncella sirve su copa. La mujer no sonríe. El sauriano miró a su alrededor. Para ser un sitio tan jovial aquella muchacha parecía especialmente afligida.
- Muchas gracias. Aquí tienes - responde Yaotl - Exactamente dos piezas de plata.
El guerrero deja caer con suavidad las monedas sobre las manos de la camarera. Tres monedas de plata.
- Los machos de mi tribu tememos a las hembras de mi tribu. ¿Quieres saber porqué? No por su fuerza, aunque son fuertes. No por su agilidad, aunque son rápidas. Por su yolokayotl. Por su astucia. Y tú, pequeña, me recuerdas a una de ellas.
El sauriano coge la copa con su garra y apura el contenido en su garganta. El alcohol era una de las pocas cosas que disfrutaba de aquella extraña cultura. Un placer singular al que no podía acceder en su tierra. Con un golpe seco apoya la copa contra la mesa y mira a la joven doncella.
- Veo que mucha gente frecuenta este sitio - menciona Yaotl mirando alrededor - E imagino que tratarás con muchas de ellas a diario. Estoy buscando a los Licorambarino. ¿Sabrías decirme si alguno de ellos ha pasado por aquí en los últimos días? No busco problemas. Sólo respuestas.
Mil perdones. No tengo intención de tomar decisiones sobre las reacciones de los pnjs. En este caso sólo quería dar algo de énfasis al personaje interactuando con una de las muchas camareras sin nombres que se mueven por el fondo de la escena.
La mujer forzó una sonrisa ante todo lo que le decía el hombre lagarto fingiendo un interés que no tenía. Y cuando preguntó por los Licorambarino volvió a sonreir. Me temo, mi señor, que no podemos desvelar los datos o no de nuestros clientes. No podemos decir nada sobre los demás, no estaría bien. Dijo algo ruborizada. Pero si quieres saber de ellos es tan sencillo como visitar su mansión. No te será muy complicado encontrarla. Dijo mientras le daba las indicación para encontrarla.
(58) La Casa de Licorambarino
- Oh, ichpokatl, sé bien cómo llegar. Sólo tengo que volver sobre mis pasos. Y no, no es tan sencillo saber de ellos - responde con un resoplido - Usan a sus esclavos para dar la cara mientras ellos se esconden detrás de cortinas. Son gente sin honor.
Yaotl se incorpora intentando no volcar la mesa en el proceso. Había divagado lo suficiente. Debía ponerse en marcha. Mientras él se encontraba allí perdiendo el tiempo los druidas podían encontrarse en peligro.
- Si no puedes decirme nada sobre ellos ¿podrías indicarme al menos dónde encontrar al consejo? Uno de los esclavos de los Licorambarino mencionó que se reúnen cada cierto tiempo. Quizá ellos sepan darme las respuestas que busco.
El Consejo suele reunirse cada cierto tiempo en el Ayuntamiento, pero también son gente de la ciudad con sus vidas y sus trabajos. Dijo encogiéndose de hombros. Supongo que para este tipo de cosas es más fácil recurrir al alcalde, pero es un hombre que suele estar muy ocupado siempre. Se encuentra en la Casa Timertikos.
El resto de miembtros son, el señor Lassiter, que podrás encontrarle en la mansión con su mismo nombre. Hoskin Lasthti, que es el propietario del Cuervo de Plata. Lira Tolivar, que está en el faro de Tormentos Cristalinos. La suma sacerdotisa de Pelor, Lyra Ivessa y por último un noble conocido como Toren Aerakin.
- ¿Suma sacerdotisa, has dicho? - comenta Yaotl llevándose la mano al mentón - Quizá ella pueda ayudarme. Los druidas son sacerdotes al fin y al cabo.
El sauriano coloca su lanza y su escudo a sus espaldas antes de abandonar el lugar. Puede que esta vez en la dirección correcta.
- Gracias por tu ayuda, muchacha - se despide el guerrero - Espero que la suerte te sonría.
Yaotl se gira una última vez antes de cruzar las puertas y observa el local. Aquella cultura le sorprendía cada vez más. Decenas de sonrisas en aquel lugar y ninguna sincera.
Me dirijo a la Catedral de Pelor (8)