Esta mansión parece bastante nueva.
No crecen enredaderas en el muro de piedra exterior, y la pintura azul de su exterior se ve brillante e impoluta.
Un escudo de armas sobre su verja muestra a un halcón con un anillo en su boca sobre campo azul.
El paseo por la ciudad le sentó bien a Elwimir, por suerte, tenía un buen sentido de la orientación y supo encontrar la mansión con relativa facilidad aunque por supuesto preguntó a alguna joven de la ciudad en un par de ocasiones, más que por necesidad, por flirtear con ellas. Una vez en la puerta todo estaba claro, así que golpeó la puerta repetidas vecees.
-Buen día, he oído que se ofrecía trabajo en esta familia y me preguntaba ¿cuáles son las condiciones para alguien como yo?- dijo con una sonrisa picara a su interlocutor.
espero que haya interlocutor...XD
¿Y exactamente quiénes sois vos? Preguntó la mujer que acababa de abrir la puerta. ¿Y qué ha oído exactamente sobre nosotros y en qué cree que puede ayudarnos?
Elwimir se quedó sorprendido ante las preguntas de la mujer. Claro que esa una posibilidad, después de todo, se acababa de presentar allí, en su puerta pidiendo trabajo por un pequeño rumor que había oído en el camino.
-Mi nombre es Elwimir mi señora, y simplemente he oído que en esta casa hacían falta desde caballeros hasta siervos y aunque reconozco que mis dones no son extraordinarios, puedo cumplir cualquier tarea que se me encomiende, desde ayudante hasta amante- dijo esto guiñandole un ojo a la mujer.
Dicho esto, y sin una sola reverencia, parecía que Elwimir iba a esperar la respuesta de la mujer, pero no se pudo contener.
-Y usted ¿quién es?, porque tal vez necesite mis servicios ya que no solo puedo cumplir con cualquier tarea, sino que estoy dispuesto a realizar cualquier tarea.
-Y siempre puedo realizar alguna que otra curación a quien lo necesite- soltó por último para intentar ganarse un puesto rápido para poder recuperarse económicamente cuanto antes.
mmm, me retrasé demasiado en postear -.-
A la mujer no le hizo mucha gracia la forma de hablar de aquel hombre, ni tampoco el intento de flirteo, y mucho menos la forma de buscar algún tipo de trabajo o lo que fuera que estuviese buscando. No estamos interesados, gracias. Y antes de entrar en discusiones o en problemas mayores, Oona cerró la puerta dedicándole una amplia pero muy falsa sonrisa.
-¡Allá os pudráis! dijo mientras se daba la vuelta y se marchaba de aquel lugar. Si no aceptaban sus formas, cosa que quedó clara ante la mirada de la mujer, sin duda no eran gente decente para Elwimir.
-Veamos por dónde continuamos- pensó mientras caminaba por la zona hasta que llegó hasta un lugar. La Driada bailarina.
Pues eso, camino hacia la Driada Bailarina a ver qué se cuece por allí.