Partida Rol por web

Cuando llegaron, Leonard entro directamente al gremio y hablo con un hombre con cara de erudito, Apolo le llamo la atencion que le dio toda la informacion de golpe al hombre, el hubiera preferido averiguar primero si ese liquido era valioso y que era, pero principalmente, si era valioso, bueno ya era tarde y tanto Enzo como Apolo dejaron el papel de lider a Leonard.

Bueno aun podia analizar la reaccion de aquel sujeto ante toda esa informacion.

El gremio de alquimistas. Hmm, no estaba mal aquel lugar, lleno de pociones, ingredientes de todo tipo y dudosas procedencias y chiflados a los que les encantaba destilar licores de cualquier cosa. ¡Casi se sentía como en casa! Y eso hizo que, por supuesto, se pusiera a cotillear por todas partes en las que le permitieran el paso, curioseando con ganas todo lo que había por allí. Eso hizo que las preguntas acerca del plato de caca las llevaran Leonard y Apolo, ya que el bufón prefirió entretenerse en interrogar a otro miembro del gremio.

 -Eh, eh, disculpe caballero alquimista. ¿Tienen a la venta pociones que quiten el cansancio? ¿Por cuánto?

Diomar atendió a los recién llegados. Buenos días. Dijo el hombre saludándoles y tras escuchar las palabras de Leonard tomó entre sus manos el cuenco, pasó un dedo para rascar el contenido y luego observó su uña. Parece algún tipo de alga. Está algo seca, eso quiere decir que lleva tiempo fuera del agua y dado que está tan pegada, supongo que también llevará tiempo en el plato. Sin duda parece los restos de un plato de comida. Dijo un poco sorprendido pues no comprendía para qué le habían venido a molestar por algo tan absurdo.

Si queréis, puedo dejárselo a mis compañeros para que lo estudien mejor.

Luego se giró hacia Enzo y asintió, ¿una poción para curar la fatiga? ¡Claro! Se dio media vuelta, abrió un cajoncito y sacó un vial con un líquido dorado. Solo son 10 piezas de oro. Dijo mientras se la enseñaba al bufón.

Apolo comprendió que a simple vista el hombre no tenia ni un poco de interés, lo que le llamo mas la atención fue que aquel alquimista se encontró con una sustancia seca en vez de la vomitiva sustancia viscosa que ellos habían recolectado, eso significaba que quien sea quien había dejado esa porquería en la choza lo había hecho poco tiempo antes de su llegada.

Disculpe mi buen señor, apreciaría que pudiera decirnos si algún druida podría sacar provecho de esta sustancia y cuanto tiempo aproximadamente le tomaría a una cantidad media secarse de esa forma una vez este fuera del agua, sonrió pícaramente mientras le hablaba a aquel estudioso.

Leonard escuchó atentamente lo que dijo el alquimista, y al escuchar a sus compañeros intentó complementar, para así obtener mayor información;

-Estimado buen hombre, comprenderá que lo que le requerimos no es una cosa al azar, si no que es algo preciso a causa de una desaparición de una vida. Lo único que había en aquél lugar era esto, nada más. Alguien o algo se lo llevó, el lugar está destrozado y saqueado, lo único que salía de ese lugar, era esto. ¿Sabe de donde podría provenir esta alga, o de que zona en específico que sea cercana, o donde se pueda obtener fácilmente? Quizás nos de alguna pista de donde comenzar a avanzar, pero por favor, necesitamos su ayuda para salvar a este hombre. -

Dijo Leonard, poniendo una cara de que realmente necesitaban su ayuda con urgencia, y que, por la salvación de esta persona, necesitaban toda la ayuda posible.

Al escuchar el precio, Enzo sonrió e hizo un gesto de "no gracias".

 -Se me sale una pizca del presupuesto, pero muchas gracias por la información, caballero.

Con sus dudas personales resueltas, el bufón volvió a prestar atención a sus compañeros y el plato de caca, que al final resultó ser un alga seca. Puaj, ¿qué clase de depravado se comería eso? Aparte de un druida desaparecido, por supuesto.

 -Lo que mis compañeros quieren decirle es que un druida con gusto por esas cosas ha desaparecido y seguramente esté en peligro. Así que si pudiera decirnos uno, dónde encontrar ese tipo de algas y dos, quiénes suelen emplearlas para comer, se lo agradeceríamos infinitamente. Oh, y si el análisis es gratis, entonces sí, nos interesa, gracias.

Soy alquimista, no adivino. Comentó el hombre respondiendo a Apolo. Solo puedo decirte que esto lleva aquí ya varios días. Y las algas se secan muy rápido fuera del agua, por eso conviene siempre que estén hidratadas. 

Luego se giró hacia Leonard, supongo que podéis preguntar a los pescadores que será quienes hayan sacado el producto del mar, lo habrán vendido y después alguien se lo habrá comido. Quizá ellos os puedan ser de más ayuda que yo, la verdad. 

El bufón se frotó el mentón, pensativo. Se le estaba ocurriendo una pequeña idea que quizás pudiera hacerles la vida un pelín más fácil.

 -Eh, eh, se me ocurre una cosa. ¿Y si dejamos parte de estas algas aquí para que las analicen a ver si hay alguna sustancia extraña ajena a las propias algas? Y nos llevamos la otra parte a los pescadores para que nos ayuden a identificar a esta cosa. Y quizás podamos pedirles algo de pescado barato que hacer a la parrilla. Porque no sé vosotros, pero empiezo a tener hambre.

Leonard escuchó atentamente, y negando con la cabeza dijo;

-No, dudo que alguien vaya a realizar tal problema por esto. Yo creo que puede que hayan sido piratas los que se han llevado a nuestro objetivo, o algo por el estilo. Muchas gracias por la información, Alquimista. Dirijámonos a los almacenes de los pescadores. Allí seguramente podemos encontrar con quienes las pescan y encontrar, quizá en un bote, la misma alga seca que utilicen. Vamos, no perdamos mas tiempo. -

Dije, tras lo cuál, les hice una seña y puse camino en dirección a los almacenes de los pescadores.

Pues, gracias por su ayuda caballero, dijo mientras se despedía con un simple gesto de su mano ejecutado con elegancia, luego siguió a Leonard, vamos Enzo, no te quedes atrás, que ya me estoy saboreando los pescados de los que hablaste.

El bufón no pudo sino asentir a la lógica de sus compañeros.

 -Muy bien, vayamos hacia allá. Llenemos nuestros vientres de alimento y nuestros ojos de evidencias.

Dicho aquello, el bufón se despidió del alquimist con una reverencia y siguió a sus compañeros. Al menos tenían algo que investigar. Ojalá les llevara a alguna parte.