Partida Rol por web

Doce torres de guardia ofrecen una defensa adicional al muro de Tormentos Cristalinos. La mayoría de estas torres se alzan en la sección oriental de la muralla, donde el campo abierto y los pantanos son conocidos por albergar tribus de peligrosos humanoides y bandidos.

Cada torre de guardia está hecha de piedra y se alza diez metros de altura. Una única puerta da acceso al suelo interior, que se divide en tres habitaciones: una celda de aislamiento, una pequeña armería y almacén y una sala de guardia. El nivel superior alberga los cuarteles de los guardias destinados en ella y una salida a la parte superior de la muralla. El techo está armado con una catapulta ligera. Una escalera de caracol en el centro de la torre permite el acceso a los tres niveles.

Orlen suspiró levantando la vista para contemplar la torre en toda su magnificencia. Se acercó a la puerta y la golpeó con los nudillos antes de abrirla sin esperar respuesta alguna y entró al nivel inferior de la torre.

-¿Hola? ¿Alguien por aquí que me pueda ayudar? ¿Algún guardia?

Yo mismo. ¿En qué puedo ayudarte?

-Ah, hola.

Saludó levantando una mano y apoyó el peso de su cuerpo contra el marco de la puerta mientras hablaba con el guardia.

-Verás, estoy buscando información sobre una tal Lady Sheeva. Averiguar dónde vive y eso. Me preguntaba si aquí sabríais algo sobre ella.

Kang torció el rostro al escuchar el nombre de la mujer. Podría decirte que juraría haber escuchado en algún lado ese nombre, pero solo entre los rumores y comentarios de compañeros y de aventureros. Pero si te soy sincero desconozco a tal mujer. Concluyó encogiéndose de hombros sin poder ayudar al joven. Lo lamento, pero no te puedo ayudar.

-Pues que alegría más grande me acabas de dar...

Suspiró y sacudió la cabeza, cruzándose de brazos primero y frotándose la frente después, tratando de sacar algo en claro de todo aquello.

-¿Y no podrías al menos decirme en qué consisten esos rumores? O algún otro que hayas escuchado por ahí, no sé, cualquier trabajo para alguien como yo. Necesito el dinero para unos...Erhm...Para unas inversiones.

Creo que la mujer no es de aquí y que pedía ayuda para que un grupo de aventureros viajara a su ciudad a ayudarla. Pero no recuerdo en qué consistía el trabajo, es algo de hace días ya, no es un rumor actual. Dijo el guardia encogiéndose de hombros sin poder ayudarle más. No es que no quiera darle la información, es que la desconozco.

Exasperado, Orlen se pasó los dedos por su larga melena lanzando un largo bufido que indicaba el final próximo de su paciencia. Se quedaba sin recursos, y aquello siempre le hacía enfadar.

-Vale, un rumor no actual, perfecto...Dejemos de lado a esta señora, entonces. Cualquier otro desgraciado se me ha podido adelantar. ¿Conoces algún otro rumor con el que alguien de mis talentos podría ganarse unas monedas? Recompensas, encargos, gente que necesite protección...

Tanto cualquiera de las tabernas de la ciudad, como el edificio de Recados, conocen gran cantidad de ofertas de trabajo que posiblemente le sirvan a un hombre como usted. Dijo facilitando esa información casi de un modo mecánico e inexpresivo.

Resoplando, todavía más frustrado si cabe, Orlen sacudió la cabeza.

-Amigo, que no te tengas que ganar la vida como informador...Ibas a pasar mucha hambre, creeme.

Dándole la espalda y sin esperar siquiera a una respuesta a ese comentario, Orlen salió de la torre y volvió a moverse entre las calles de la ciudad, rumbo a su siguiente destino.

Doce torres de guardia ofrecen una defensa adicional al muro de Tormentos Cristalinos. La mayoría de estas torres se alzan en la sección oriental de la muralla, donde el campo abierto y los pantanos son conocidos por albergar tribus de peligrosos humanoides y bandidos.

Cada torre de guardia está hecha de piedra y se alza diez metros de altura. Una única puerta da acceso al suelo interior, que se divide en tres habitaciones: una celda de aislamiento, una pequeña armería y almacén y una sala de guardia. El nivel superior alberga los cuarteles de los guardias destinados en ella y una salida a la parte superior de la muralla. El techo está armado con una catapulta ligera. Una escalera de caracol en el centro de la torre permite el acceso a los tres niveles.

Distraido llegue a la torre, sin embargo regrese al puente casi al instante por que tardiamente habia reaccionado a las palabras de un hombre lagarto?

Doce torres de guardia ofrecen una defensa adicional al muro de Tormentos Cristalinos. La mayoría de estas torres se alzan en la sección oriental de la muralla, donde el campo abierto y los pantanos son conocidos por albergar tribus de peligrosos humanoides y bandidos.

Cada torre de guardia está hecha de piedra y se alza diez metros de altura. Una única puerta da acceso al suelo interior, que se divide en tres habitaciones: una celda de aislamiento, una pequeña armería y almacén y una sala de guardia. El nivel superior alberga los cuarteles de los guardias destinados en ella y una salida a la parte superior de la muralla. El techo está armado con una catapulta ligera. Una escalera de caracol en el centro de la torre permite el acceso a los tres niveles.

Aire llegó a la carrera tras el guardia. Esperó encontrar a muchos guerreros preparados, o incluso entrenándose. Pero no vio absolutamente nada. ¿Estarían ocultos?

¿Dónde están los guardias?

Iborian entró en la torre de la guardia y dio unas cuantos gritos que Aire no llegó a comprender. Cuando pasó algo de tiempo, el hombre al que había acompañado iba seguido de una docena de guardias. Después alzó la vista hacia la Catedral de Pelor, no comprendía por qué aún no habían dado el aviso y no habían dado el toque de queda. Me temo que ha ocurrido algo. Dijo mirando a Aire. Yo iré con los guardias al parque a buscar a la rana. Dijo mientras daba las órdenes a sus hombres. Tú ve a la catedral y mira a ver qué está pasado, el señor Timertikos ya debería haber dado el toque de queda. Temo que le haya sucedido algo. Si ves que no han llegado, ve a  su mansión, si ves algo peligroso por el camino, ven corriendo a avisarme. Estaremos en el parque, temo que la rana haya salido y los haya atacado.

Una misión para Aire. La muchacha se llenó de orgullo cuando el guardia decidió encargarle que fuera corriendo a la catedral. Quizá sólo era para librarse de ella, pero daba igual. Era una misión.

¡Sí, señor! ¡Avisaré también para que den el toque de queda si no ha llegado! ¡Adiós!