La semi-drow estuvo repicando con los dedos el mango metálico de su cimitarra mientras aquel hombre explicaba en detalle todo lo necesario para formar parte de los integrantes de la escuela. Las voces se pronunciaban con cada requisito que mencionaba, "tenemos una destreza fuera de lo común y somos capaces de realizar piruetas extraordinarias" decían , "manejamos de manera increíble nuestra arma" presumía sobretodo la egocéntrica quién sacaba pecho metafóricamente.
- Deberíamos mejorar nuestra habilidad de combate - susurró Lianne, consciente de que además de carecer de la suma económica, también aceptaba su falta de experiencia, por mucho que la voz egocéntrica insistiera en su perfección y achacara las culpas de sus carencias a su mestizaje.
La semi-drow soltó un leve suspiro, sin lograr ocultar su gesto de frustración, realizó una rápida reverencia al hombre y se despidió dedicándole unas últimas palabras - En ese caso, esperaré a recibir vuestra invitación, una vez haya incrementado mi experiencia en combate - dijo.
La voz de la curiosidad se sentía abatida, "¿en serio lo dejaremos sin más? No hemos podido indagar nada de los rumores que hemos oído". Cuando se disponía a marcharse, miró por última vez al maestro, sobretodo por el comentario de la curiosa, - disculpad mi intromisión, pero insisto en que solo pretendía ayudar - de nuevo realizó una breve pausa, observando cuidadosamente los gestos del hombre, por si llegaba a atisbar cualquier ligero cambio en su expresión - pero si insistís en que no necesitáis ayuda y que nada perturba vuestras clases, me marcharé hasta volver a tener la invitación de la que me habéis hablado - terminó.
Si no logra obtener más información, Lianne se marchará hacia la posada El Cuervo de plata (42)
Este complejo amurallado alberga una gran estructura de madera de una sola planta, que a su vez rodea un patio abierto. Las puertas del lugar suelen estar cerradas y vigiladas, aunque más por alarde que por otra cosa.
Se trata de la infame Escuela de los Filos, una escuela de lucha fundada hace casi una década. Sus intructores enseñan un acrobático estilo de lucha que se centra en la movilidad y el uso de armas ligeras; en pocas palabras, entrenan duelistas.
El severo gesto del paladín permaneció inalterado ante los aprendices de esgrima, aunque, en realidad, su arte y su entrega le inspiraron en gran medida. Él mismo sabía usar ese arma pero no podía aspirar al nivel de los instructores, ni mucho menos. Aunque su arma de elección, la espada larga, era más pesada y potente, sospechaba que poco tendría que hacer otra ellos, así que se mantuvo alejado de las prácticas y preguntó respetuosamente.
-Disculpe, caballero, estoy buscando a un tal Daryn Larsken. Me han dicho que se encuentra aquí. Podría indicarme donde encontrarlo?
Daryn se acercó a Televad cuando oyó que preguntaban por él. Buenos días, saludó educadamente, me han dicho que han preguntado por mi, ¿en qué puedo ayudarle?
Televad le ofreció la mano para estrecharla firmemente.
-Mi nombre es Telvad y acabo de llegar a la ciudad. Cerca de la puerta he escuchado que estais interesado en una tal Aydi y en el motivo por el no suele vérsela en ningún acto social de la ciudad y por qué por las noches anda siempre tan ocupada. ¿Es eso cierto? Como he dicho, acabo de llegar y parece una misión sencilla para un hombre de mis habilidades.
SSSssh! Le chistó Daryn a Televad por soltar aquello tan alegremente delante de todos sus discípulos. No quiero que sepan nada. Comentó.
Efectivamente, no entiendo como esos rumores han llegado hasta la guardia de la ciudad, pero es verdad. Aydi es una mujer muy misteriosa y me tiene preocupado y embelesado a partes iguales. No entiendo qué esconde, o si de verdad es que está saliendo con otro. Ni yo, ni mis discípulos pueden investigarla, porque llamaría muchísimo la atención, pero tú tienes pinta de poder hacerme ese favor, a ti nadie te conoce. ¿Eres nuevo, verdad?
Televad miró aquel lugar, con tanto espacio libre.
-Acabo de entrar por las puertas. Ni siquiera tengo un sitio donde dormir aún -le dejó caer.
-Por eso me interesa conseguir algo de plata. Quiero que sepa que, aún así, no estoy dispuesto a romper ninguna ley ni a hacer nada indebido pero le aseguro que haré lo que esté en mi mano para averiguar qué sucede con ella.
No sé qué clase de recompensa había considerado pero a mi me bastaría con que aceptarq darme cobijo. Me gusta ayudar al que lo necesita.
No puedo darte cobijo en mi escuela, comunicó, mis alumnos se quedarían extrañados de que un aventurero recién llegado se quedase a dormir aquí cuando nadie lo ha hecho. Pero podría decirle a Hoskin, el propietario del Cuervo de Plata que te permitiese dormir esta noche allí. Somos buenos amigos, pero para eso necesito que averigües que está pasando con ella y por supuesto que no me engañes, no sé si será tarea sencilla desconfió.
Televad le ofreció la mano.
-Soy incapaz de mentir, va en contra de mi credo. En cuanto a la recompensa, juzgue usted lo que merezco cuando haya concluido mi misión.
Dígame por dónde puedo empezar. ¿Dónde puedo encontrar a Lady Aidy?
Creéme que una noche en el Cuervo de Plata será una recompensa justa. Dijo con una sonrisa. Supongo que hoy Aydi estará en el teatro, ensayando. Y más siendo la hora que es.
Perfecto. Me acercaré al teatro e intentaré mantenerla vigilada pero preferiria que la recompensa fuera en monedas, si no le importa.
Pal teatro