El ruido que empezaba a suceder en el exterior había servido de distracción perfecta para la intromisión de Shi-Hou. A Enzo no parecía que le estuvieran yendo muy bien las cosas fuera, pero al menos el primer objetivo había dado resultado. El vanara salió del aseo tras haber escuchado que fuera no había ningún ruido.
Cuando abrió la puerta pudo ver un amplio pasillo bastante recargado y con varias puertas a la derecha. A su izquierda había un armario bastante amplio.
Abajo parecía oírse una conversación, el señor alcalde parecía estar reunido con alguien y muy probablemente los sirvientes estarían ocupados con aquella recepción.
Era el momento de hacer lo que tenía que hacer, pero con mucho cuidado de no hacer ruido o podría llamar la atención de los que estaban en la planta inferior.
A partir de ahora, postea solo para el director.
Las palabras de Enzo no tuvieron el resultado esperado. Ni muchísimo menos. Cuando habló del alcalde, uno de ellos miró hacia la mansión y se percató de que una de las ventanas de la fachada estaba rota. Aquello llamó considerablemente la atención y se acercó a su compañero para susurrarle algo al oído. Segundos después se dirigió hacia la mansión.
Extrañado, el otro guardia miró inquisitivamente a Enzo. No sé muy bien para qué quieres tratar con los supuestos hijos del alcalde, pero será mejor que te largues antes de que te detengamos. El guardia parecía bastante extrañado con aquella última frase de Enzo y se puso en lo peor.
Las cosas se estaban torciendo mucho más de lo esperado y si Enzo no se largaba de allí era muy probable que terminase siendo llevado al cuartelillo.
Postea solo para el director.
Enzo suspiró y levantó las manos, haciéndose el ofendido.
-Está bieeeeen. Caramba con los guardias, no dejan que un honrado bufón se gane la vida.
Y a grandes zancadas se alejó de la casa Timertikos. Pero no se iba para nada tranquilo. ¿Dónde demonios estaría el vanara? Tenía que quedarse por allí para averiguarlo, ¡pero si se quedaba mucho los guardias le detendrían! Maldita fuera su suerte. Tal vez la mejor alternativa fuera hacerse un poco el remolón y quedarse por los alrededores y, si no veía nada, marcharse a la pezuña en la boca a esperar. O a saber. Monedas le quedaban pocas y de bronce. Podía intentar repetir el truco de cambiarlas de color, pero si lo repetía mucho se arriesgaba a que le pillasen. La suerte no le sonreía ese día, desde luego que no.
Se quedaría un poco más por allí. Esperaría a una señal del mono-hombre. Y si no veía nada, se marcharía a la pezuña en la boca a ver si encontraba algún trabajo que un bufón en necesidad pudiera realizar.
Lo dicho, de momento me quedo a ver qué se cuece, pero lejos de los guardias.
Los guardias se quedaron patrullando la zona de un lugar a otro temiendo que Enzo o cualquier otro volviera a aparecer.
Con sumo cuidado Shi-Hou abre la puerta del aseo y se adentra en el pasillo. Las voces de la planta de abajo le llaman la atención y por un momento se ve tentando a curiosear, pero tiene una misión que cumplir. Y más importante aún, tiene que salir sin ser visto tras cumplirla.
Sin perder un segundo el vanara avanza por el pasillo comprobando cada puerta. No sabe realmente cuál podría ser la habitación del alcalde, pero confiaba en reconocerla a primera vista. Al fin y al cabo un hombre de tal importancia debía contar con unas estancias dignas de su posición. Por ahora la cosa no iba tan mal y se encomendaba a los espíritus para que la cosa siguiera así. Pero si algo se torcía siempre podía contar con esconderse en el armario.
Tirada oculta
Motivo: Moverse sigilosamente
Tirada: 1d20
Resultado: 18(+6)=24
El bufón frunció el ceño al ver que quedánsoee allí no iba a conseguir nada de nada. Malditos guardias entrometidos. Ojalá su nuevo amigo vanara tuviera suerte al intentar salir de la mansión. Y si era desafortunado, ojalá tuviera mala memoria para no mencionar su nombre delante de la guardia. Que incluso los bufones honrados tenían que mirar por su seguridad.
Así que, habiéndose quedado sin más opciones, el bufón se retiró hacia la pezuña en la boca. A ver si con suerte el monete estaba allí.
Enzo se traslada al (26), La pezuña en la boca.
La primera puerta que abrió Shi-Hou daba a un segundo baño mucho más grande. Tenía una amplia bañera de cuatro patas y un hermoso lavabo y también un lugar donde hacer las deposiciones. La siguiente puerta que abrió dio sin lugar a dudas a lo que tenía que ser la habitación principal. Por su tamaño, su decoración y lo delicadamente decorada tenía que ser esa sin lugar a dudas.
Una a una el monje abrió las distintas puertas del pasillo en busca de los aposentos del alcalde. No tardó mucho en dar con lo que parecía ser la estancia correcta. La suntuosidad de la habitación parecía darle la razón. Con el pulso acelerado Shi-Hou se adentró en el cuarto no sin antes comprobar que ningún sirviente o guardia pudieran verle.
El vanara no tenía muy claro cómo se había visto envuelto en aquella disparatada aventura, pero ya no había vuelta atrás. Su mente voló unos instantes fuera de aquellas cuatro paredes. ¿Qué habrá sido de su colorido compañero? ¿habrá tenido éxito en su tarea? Por lo que a él respecta todo estaba saliendo a pedir de boca, por lo que era muy posible que el bufón hubiera conseguido lo que buscaba.
Centrándose en su tarea el monje recorrió la habitación en busca de un lugar apropiado para dejar la nota. Podía esconder el papel en cualquier sitio, pero le interesaba que el alcalde diese con ella cuanto antes. Ni corto ni perezoso se aproxima a la cama y coloca la nota sobre la elaborada mesilla que descansa en un lateral. Sobre la nota deja la hogaza de pan. Dicho y hecho.
Ya sólo quedaba una cosa por hacer: salir de ahí antes de que los guardias se diesen cuenta de lo sucedido.
Tirada oculta
Motivo: Moverse sigilosamente
Tirada: 1d20
Resultado: 11(+6)=17
Tirada oculta
Motivo: Esconderse
Tirada: 1d20
Resultado: 5(+6)=11
Tirada oculta
Motivo: Trepar
Tirada: 1d20
Resultado: 13(+14)=27
Tras colocar la nota Shi-Hou comprobará si es posible abrir la ventana del alcalde. Si es así escapará por allí. Si no volverá por donde vino hasta la ventana del pequeño aseo y recorrerá el mismo camino hasta salir del recinto. Dejo hecha una tirada de Moverse sigilosamente, Esconderse y Trepar por si hacen falta.
La misión de Shi-Hou había dado resultado. Además, los guardias estaban rondando la casa Timertikos pero podría bajar con cuidado y sin hacer mucho ruido para no ser descubierto. Con un poco de suerte pasaría desapercibido y se podría marchar de allí sin haber llamado la atención.
Pues dime hacia donde te diriges y ya veremos como termina todo esto.
De manera inadvertida, o al menos eso podría parecer, Shi-Hou abandona los aposentos del alcalde dejando la nota incriminatoria y escapa por la misma ventana que le permitió la entrada. Pero no podía cantar victoria. Debía alejarse cuanto pudiera de aquel lugar antes de que los guardias dieran con él.
Sin pararse ni un segundo el vanara recorrió los terrenos de la casa Timertikos sin dirigir siquiera la mirada hacia las puertas. Si su colorido compañero se encontraba aún ahí o no es algo que no estaba dispuesto a comprobar.
Cuando hubo puesto sus pies peludos a una distancia prudencial el monje se permitió una ligera carcajada y un brinco de alegría. Las cosas habían salido mejor de lo esperado. Ahora sólo debía esperar que su socio se reuniera con él en la posada.
Me dirijo a La Pezuña en la boca (26)
"Señor, estáis siendo controlado por un mago que se aprovecha de vuestro poder. Hablad con el bufón, él conoce la verdad."