Partida Rol por web

Su rostro se contrajo en una mueca de dolor al escuchar que su compañero seguía igual de abatido que en el momento en el que ella había abandonado la morada de los difuntos. Ésta se acrecentó al escuchar la explicación de Atanamir acerca de su inesperada resurreccion.

- Te dije que era mejor que no lo supiera- dijo, sin virar el rostro- ¿Cómo es posible que Aina se haya ido junto a ella? ¿Es que estaban unidas de alguna manera?

Atanamir no niega, pero sus palabras expresan su respuesta. - No lo sé. He tomado su lugar, pero no sé de un vínculo entre ellas. - Dirige su mirada a Elendire, clavada sin duda, apartándose de la Bruma. - Estoy ligado a ellos como lo estaba Lera. Son inocentes. - Confiesa a su compañera Elendire. Se ahorra comentarios de excusa, pues esos no van con él. 

Mantiene su mirada segundos, quizás minutos en ella, y finalmente se acerca a ella, buscándola activamente. Por iniciativa propia se hace con su mano la aprieta con fuerza. - Lo siento, Elendire. Fui yo quien os hizo eso a ti y a Loth. No sabía que erais vosotros. Me hubiera arrancado el corazón antes que hacerlo. - Dice apretando la mano de Elendire contra su pecho, un gesto que vio mucho en otros. - No podía ocultártelo más. Es la única cosa que cambiaría de todo lo que he hecho.

Elendire observa a Atanamir, absolútamente turbada y confusa, asustada por su forma de actuar, súmamente extraña en su proceder habitual. Su mirada la hace estremecer, y su tacto intencionado le produce escalofríos. Se mantiene en silencio unos instantes, temiendo preguntar, sintiendo que sus cuencas vacías la horadaban. Pero finalmente, se atreve- ¿A qué te refieres? ¿Qué nos has hecho?- pregunta, acongojada.

- En el momento en que recuperamos la consciencia y fui uno con Seth, tuve un don. Mi deber fue enamorar a dos presentes. Lo hice. Llevé el amor a Ivanna y a Samuel. - Responde contundente, seguro de sus palabras, como siempre se muestra. La mira del modo que siempre la mira, está quieto como siempre está. Se mantiene callado esperando sus palabras. No tiene más que decir. Ha dicho lo que ha dicho, que es lo que ha sido. 

- No- dijo, incapaz de asimilar lo que estaba insinuando- No... Eso es imposible. Yo... Yo amo a Loth. No recuerdo cuándo conocí a Loth, pero... Pero ocurrió hace tiempo. Estoy segura.- comenzó a temblar, mirándolo fijamente. Mentía, sí. Tenía que estar mintiendo, aunque fuera harto improbable, pues Atanamir nunca lo hacía. De hecho si alguien le hubiese preguntado, habría contestado que jamás una mentira había salido de sus labios. Sólo había hablado en falso una vez, y fue por ella. Pero aquel era un asunto del que era mejor no hablar.

Y a pesar de que su viejo amigo se caracterizaba por su cruda honestidad, no pudo evitar recurrir a la posibilidad desesperada- Estás mintiéndome- dijo, con la voz temblorosa, aferrándose de pronto a la ropa que cubría el torso de Atanamir- ¡ESTÁS MINTIÉNDOME! -gritó, quebrada, con los ojos anegados en lágrimas.  

¿Y que importa si es verdad o mentira? - dijo Rais, inmiscuyéndose en una discusión en la que no era partícipe - Tenemos la oportunidad de dejar todo lo malo atrás, de poder volver a Fäe. Si nos preocupamos a que sea únicamente como era antes que fuéramos expulsados, no regresaremos. No hay que olvidar la parte buena de nuestro pasado, pero es momento de forjar un presente y un futuro mejor. Las cosas no ocurren por casualidad, y quizás lo que ha hecho Atanamir no ha sido jugar con vuestros sentimientos, sino adelantar algo que iba a ocurrir igualmente, en caso que no logremos regresar a Fäe y que todo ocurra de forma natural...

La fata asistió a la conversación entre Atanamir y Elendire en completo silencio, sin inmiscuirse, pasaba como siempre desapercibida hasta casi parecer que no estaba allí. Finalmente Rais habló y en sus palabras Aidane quiso ver esperanza, la misma que se esforzaba ella misma por mantener viva a pesar de la pesadilla que todos estaban viviendo.

- Amor es amor, Elendire - Dijo Aidane mirando a la muchacha, dando un único paso alante - ¿Qué importa lo demás? ¿Cómo nació o cuándo? Es algo bueno, hermoso, en contraposición al odio y al rencor que han hecho emerger entre nosotros. Nos han dejado recuerdos fragmentados para obligarnos a actuar de una determinada forma, pero lo que recordamos no es toda la verdad, y por tanto, no es verdad en absoluto. No podemos fiarnos de esos recuerdos y, desde luego, no deberíamos enarbolarlos como armas contra los demás.

Al mismo tiempo que en el otro lugar aquí aparecieron las mismas llamas. La negra sobre el número V, y las blancas sobre el III y el VI.

Sin embargo eso no fue todo. Aquel temblor que se vivía en el otro sitio que habitabais llegó a notarse también aquí, aunque con una intensidad mucho menor. Cuando todo terminó pudisteis ver aquí una grieta como las que ahora llenaban la ciudad. No era lo suficientemente grande como para ver a través de ella, pero sí como para intuir que estaba comunicada con ese otro sitio que compartíais con los demás.

Con la llegada del nuevo día las formas de Elendire y Chris empezaron a desvanecerse, desapareciendo de este lugar.

La precipitada marcha de Elendire deja a Atanamir con la palabra en la boca, sin poder despedirse de su antigua compañera y amiga. Guarda silencio durante largos minutos, y se gira hacia la Fata restante, Aidane. 

- Estamos solos. - Anuncia lo evidente. - El tiempo apremia. Fäe sangra, los traidores atacan. Debemos tomar medidas. Aidane. - Se acerca a la Fata ígnea, pues estando solos, la distancia no tiene sentido. - Es nuestra misión acabar con los traidores.

Aidane observa la desaparición de sus dos compañeros de la escena, no quiere mostrarlo pero siente tristeza, todo va demasiado rápido y siente que poco puede hacer para cambiar los hechos. 

Atanamir se acerca a ella y le mira, sus ojos rojos de ascuas fijos en las cuencas vacías del fata que alguien la había obligado a recordar por unos hechos muy concretos (y dolorosos).

- Primero querría que me explicases algo, si estás en disposición de hacerlo, claro - Dice la fata con una tranquilidad que estaba lejos de sentir - Hablando de tomar medidas, cuéntame Atanamir, por qué decidiste sacrificar a mi padre a la bruma. 

Aidane quedó en silencio, esperando alguna respuesta, quizá él no recordase ese detalle, quizá no quisiera hablar de ello, no era imprescindible una respuesta pero tal vez, si Atanamir abordaba el tema, podrían entender mejor qué estaba pasando allí.

Su rostro permanece impasible pese a la naturaleza de la pregunta, que no esperaba ni tampoco teme. La primera respuesta es el silencio. Las cuencas que son sus ojos escrutan los ardientes ojos de Aidane. 

- Hice lo que tenía que hacer. La Bruma lo dijo. La Bruma sigue hablando. La Bruma siempre marcará un patrón. No hay porqué más allá de su naturaleza. - Responde Atanamir de la única manera que sabe. 

Aidane se toma un momento para reaccionar, simplemente observando al otro fata como si pudiera ver en su interior a través de las cuencas vacías de sus ojos.

- Entiendo - Se limitó a responder sin más - ¿Qué medidas piensas tomar para acabar con los supuestos traidores?

La pose y actitud de Atanamir permanece impasible frente al paso del tiempo y las discusiones y temas desagradables. No muestra contento ni conformidad al dejar el tema del padre de Aidane. Lo habrá entendido, supone. Sin cambiar un solo ápice su postura pronuncia las primeras palabras. - Medidas severas. Medidas que están entre mis posibilidades. Blandiré mi odio hacia ellos cuando el reloj suene. - Ahora sí que mueve su cabeza y mira directa a la Fata. - El usurpado Lyman y Paul. Deben caer. No debemos tener miedo de actuar. 

Los ojos de Aidane parecieron brillar con más intensidad por un segundo, pero enseguida volvieron a la normalidad.

- Yo no me siento capaz de atacar a Vanya - Dijo con toda franqueza, no esperaba que el otro fata lo entendiera ni que lo comprendiese, no era necesario, ella no atacaría a la que había sido su maestra, su amiga y la persona más importante en su vida durante años - En cuanto a Paul... - Exhaló el aire que sus pulmones contenían como si acabaran de golpearla en el vientre - De acuerdo.

Apenas un rato antes de que el reloj diese las seis la figura de Atanamir empezó a desaparecer en este lugar... Hasta deshacerse por completo.

Una vez más, cuando en lo que quedaba de ciudad el reloj se completó, aquí hizo lo mismo. Y por primera vez el cambio de luz le acompañó, dejándote durante unos minutos en la más absoluta oscuridad.

A la vuelta una llama blanca había aparecido sobre el número II, terminando así un proceso constante que había durado toda una semana. Además, la grieta que había en este lugar empezó a fluctuar, vibrando, haciéndose más grande, aunque no lo suficiente como para que pudieras atravesarla.

Y con la llegada del amanecer y tu muerte, también en este lugar empezaste a desaparecer, dejándolo totalmente deshabitado.