Los recuerdos que de repente habían llegado a vuestras mentes dejaron palpitando vuestras sienes. Eran muchas cosas que asumir, y sin embargo ahora todo parecía tener sentido.
Vuestros ojos miraban a los demás de una manera totalmente distinta ahora. Y en algún momento hubo una mirada que se quedó impresa en vuestras retinas, presente en la parte delantera de vuestro cerebro como si estuviera grabada a fuego. Una mirada del pasado que ahora se hacía más presente que nunca.
Había sido hacía mucho, mucho tiempo, incluso para los Fata. Loth se encontraba perdido, y Essä ya había tomado la determinación de tomar el toro por los cuernos y plantar cara a la vida. Fue ella quien le encontró en el Bosque, en uno de sus viajes. Los árboles cambiantes y la falta de caminos habían guiado a Loth de manera errónea, alejándole del Río de Almas y de su destino. Sin embargo ella le recibió con los brazos abiertos. Le enseñó a comprender el Bosque, a aspirar su aroma, a entender cómo respiraba y sentía. Le enseñó a sobrevivir en él.
Loth, mientras tanto, aprendió rápido, como si en otra vida aquello hubiera sido su forma de subsistir. Y con cada día que pasaban juntos la deuda que él sentía hacia Essä era mayor.
Cuando estuvo preparado para marcharse de allí la despedida no fue sencilla. Y desde ese momento Loth la tuvo siempre presente, siendo consciente de que si podía viajar de un lugar a otro de Fäe sin estar en peligro era gracias a las cosa que ella le había enseñado. Ahora, y más con la Guerra cerca, él no podía sino temer por ella. Pero sabía que no podía dejar que le hicieran algo. Y a pesar de que nunca había poseído demasiados sentimientos genuinos uno estaba claro: como le tocasen un sólo pelo a quien le había salvado la vida, lo pagarían.
Aquí tenéis vuestra escena privada.
Por mi parte, quiero señalaros que aquí debéis postear únicamente con el Fata. Si queréis contaros vuestra otra identidad o no es únicamente vuestra decisión. :)
- Ah, Essä, mi pequeña y hermosa jinete de los cielos - dijo el errante, el vagabundo - No sé si me entristece o me alegra encontrarte aquí. No volver a verte habría significado que seguías en el Bosque, protegida, o quizás aún luchando en esa Guerra que nadie sabe si ha terminado. Sin embargo, te vuelvo a encontrar, o más bien, me vuelves a encontrar tú a mí. Y eso significa que estás encerrada conmigo, y muchos otros. Y que alguien debe morir. Gracias a ti fui lo que era... y no dejaré que tu aliento abandone tu cuerpo. No dejaré que seas uno de esos que debe morir.
Al reconocer a Loth sentí un dolor en el pecho. Cuando por fin recordé la mayoría de mi pasado, una parte importante de lo que vino a mí de nuevo fue Loth. En el fondo había esperado que él hubiera tenido mejor suerte que yo, sin embargo aquí estábamos los dos juntos de nuevo, pero ambos en peligro.
-Loth, mi muy querido amigo. Te he extrañado mucho, aun sin recordarte. Me gustaría que pudiéramos marcharnos de aquí y volver a recorrer el bosque.- Le dediqué una enorme sonrisa reflejo del cariño que le profesaba. –Odio que estemos los dos en metidos en esto, es tan injusto lo que nos piden, que me enfurece. Aún no sabemos cómo se desarrollaran las cosas, pero estamos juntos en esto. No deseo que te arriesgues por mí, estamos juntos en esto y lo que quiero es que volvamos juntos a nuestro bosque.
El silencio de Loth hizo que me preocupara. No quería que le pasara nada a mi viejo amigo, pero temía que pudiera estar en peligro. Para que no acabáramos atacándonos el uno al otro necesitábamos colaborar, no quería perderle.
La esencia de Loth se sintió cercana a su amiga del alma.
- Perdona, querida Essä, pero todas estas tribulaciones me han mantenido demasiado ocupado. La verdad es que me habría gustado compartir impresiones contigo respecto a qué deberíamos hacer. ¿Qué opinas de lo ocurrido? Yo tengo claro que alguien quería muerta a esa joven por quién era, alguien tan cercano a la Princesa. ¿Qué recuerdas del Bosque? ¿Sabrías decirme si alguien manifestaba abiertamente su hostilidad? ¿Quizás una semilla de la Guerra?
Respiré aliviada al ver de nuevo a Loth, había estado preocupada por él y eso era algo que teníamos que evitar, tanto por su parte como por la mía.
-Querido Loth, me alegro de que estés bien. Yo también le he estado dando vueltas a quienes pueden ser los culpables, pero no tengo ninguna pista, al menos de momento. ¿Has descubierto tú algo?- Dudé un poco antes de continuar, esperaba que estuviera de acuerdo conmigo en lo que tenía que decirle.
-Loth, parece que esta situación va a funcionar así los próximos días hasta que quién quiera que nos ha metido aquí considere que los asesinos han desaparecido. Supongo que ellos nos intentarán matar mientras dormimos y todos tendremos que buscarles y eliminarles. Cuando vi la reacción de Samuel al encontrar a Zaira me di cuenta de que, si te pasaba algo probablemente no lo sabría. Además no vemos obligados a elegir un culpable cada día, he pasado mucho miedo ante la posibilidad de que mi elección te condenara.- Me moví de un lado a otro nerviosa, no sabía si mi idea le parecería bien, pero tenía que intentarlo.- Esta situación ya es demasiado tensa y estresante para añadirle más miedo. Cualquier mañana uno de los dos puede amanecer muerto y no quiero correr el riesgo de ser culpable de tu muerte. He pensado que sería una buena idea que supiéramos cual es nuestra fachada humana y así evitar matarnos el uno al otro.- Esperé su respuesta con el corazón en un puño.
- Pero querida Alana, yo sé quién eres en realidad - dijo, con cierto tono de satisfacción - y en cierto modo, tú siempre has sabido quién era yo. Tú, que me enseñaste a volar surcando los cielos. Tú, que disfrutabas mostrándome las diferentes formas que tenían las gotas de lluvia en invierno.
De repente, una sombra pasó por la escena, y el ambiente palpitó, nervioso.
- Somos amigos desde hace siglos pero no sé cómo han podido cambiarte los siglos tanto... no sé por qué acusaste a ese joven que no mostraba atisbo de maldad... ¿puedo confiar en ti en realidad? ¿Puedo confiar en que nuestra amistad prevalezca, y me confieses si, en realidad, no eres uno de esos enemigos que buscan la guerra?
Escuché las palabras de Loth con expresión de incredulidad. Mi vida en el bosque había sido muy retirada y me había relacionado con muy pocos, probablemente él era el que mejor me conocía. Me dolía enormemente que pensara así porque debería saber que nunca habría levantado la mano hacia nadie si no me viera obligada a ello.
-Creo que me concedes muchos más mérito del que merezco, pues no tengo idea de quién puedes ser. Apenas he hablado con nadie en concreto, solo se me ocurre que seas Samuel por la forma en la que hablas, como si hubiéramos tenido contacto y por su reacción ante la muerte Zaira. Sin embargo no estoy segura y necesito estarlo, no quiero verte caer si puedo hacer algo para evitarlo. No te lo preguntaría si lo supiera, ¿no crees?- Mi vida había sido solitaria, tanto en el mundo humano como en Fäe, pero nunca me había sentido tal sola como en ese momento. Me tragué el nudo que tenía en la garganta dispuesta a demostrar toda la valentía que pudiera. Lo que estaba en juego era Fäe y mi bosque, era mucho más importante que mis sentimientos.
-Siento mucho que opines así de mí y me destroza el corazón pensar que puedo perder a mi amigo. Además lo que dices no me parece justo, todos no hemos visto obligados a hacer una elección. ¿Acaso estás tan seguro de la tuya? Efectivamente Mathias no demostró ningún atisbo de maldad, de hecho el motivo por el que le elegí es precisamente por demostrar una ausencia total de sentimientos. No reaccionó de ninguna manera ante la muerte de Zaira, parecía que todo esto fuese una fiesta y como si nada importara, por eso le elegí. Si recuerdas bien el enfrentamiento te darás cuenta de que, en realidad, no le dañe, incluso intenté darle la oportunidad de que fuera rápido. Ahora, sabiendo era Falmari, me duele haberle elegido puesto que fue lo más parecido que tuve a una madre. Si hubiera sabido quién era, habría intentado llegar a él de otra forma. Habría intentado saber cómo podía haber acabado siendo una carcasa fría y sin corazón.
Respiré hondo consciente de que el resto de lo que le tenía que decir, podía acabar para siempre con nuestra amistad. –Tus palabras de pueden aplicar a los dos, tampoco sé qué es lo que el tiempo ha hecho en ti. No sé si puedo confiar en ti, puedes ser que intentases evitar que me dañaran pero, ¿sientes lo mismo por Fäe? Lo que te puedo asegurar es que yo no busco la muerte de nadie. Preferiría intentar purgar la guerra de los culpables de otra forma, pero todos nos vemos inmersos en esta especie de prueba macabra y no tenemos más remedio que jugar según sus reglas. Solo quiero el bien para Fäe y sus habitantes, volver a mi bosque y vivir allí con tranquilidad. Yo no pertenezco al grupo de asesinos, en ti está si creerme o no.
Y con la llegada del día, en este lugar la figura de Loth comenzó a deshacerse, como disipándose en el mismo aire que le había dado forma...
Destinatarios actuales:
Sin Essä ya sabía quién estaba volviendo a la vida. Algo en su pecho, en su mente, se lo decía. Aquí volvía a tomar forma poco a poco la figura de Loth, volviendo a compartir este espacio al margen de los demás.
Destinatarios actuales:
- Hola Ëssa - las palabras de Loth volvieron a resonar en esa cámara que constituían sus dos esencia - Ha pasado mucho tiempo desde que pudimos hablar. ¿Qué tal te ha ido en mi ausencia? Dime, ¿ha sido tú la responsable de mi regreso?
Al ver a Loth regresar sentí un cúmulo de emociones enfrentadas. Por un lado, estaba feliz de que estuviera vivo pero, por otro lado no estaba segura de qué sabía, de cuáles eran sus intenciones y de si podía confiar en él. Al fin y al cabo, gran parte de la acusación de Kammy se basaba en sus palabras. Le mire con una mezcla de desconfianza e incredulidad.
-¿Me preguntas cómo me ha ido? ¿Te estás quedando conmigo o es solo sarcasmo? Deberías estar bien informado de todo lo que me ha pasado, teniendo en cuenta que tus charlas con Kammy casi me han costado la vida y probablemente lo hagan en las próximas campanadas. ¿Dónde se han quedado tu promesa de protegerme?- Me paré un momento y respiré hondo, estaba pagando mi frustración con él y aún no estaba segura de si se lo merecía o no.
- Lo siento. Ha sido bastante difícil para mí. Me alegro de que estés de vuelta pero no he sido yo. Si pudiera hacer eso te habría traído en cuanto te mataron. Kammy me ha acusado de asesina porque dice que tú le has dicho que miento en cuanto a nuestra amistad. Es cierto que cuando moriste dije que a quien buscabas era a mí, pero es porque así lo creía. No sabía nada de tu relación con Ivanna y, como yo tenía miedo de perderte, pensé que a ti te pasaría lo mismo. Cuando moriste te acusaron de asesino y di la cara por ti. Usaron tu reacción al morir Zaira para justificar su acusación y me vi en la obligación de negarlo, simplemente me equivoqué en mi razonamiento. Por eso y por mi papel al impartir justicia, estoy en la cuerda floja. Aunque he demostrado lo que puedo hacer, no me creen. ¿Qué es lo que te han dicho?
Y con el amanecer una vez más la figura de Loth empezó a desaparecer, sin tiempo para dar siquiera una respuesta a las palabras de Essä.
Destinatarios actuales:
Y al atravesar aquella grieta ambos volvisteis despacio a este lugar. Fue de una forma etérea, inconsistente, pero suficientemente firme como para poder conversar de nuevo. Al menos por ahora.
Destinatarios actuales:
- Y aquí estamos de nuevo... parece que la línea entre la Muerte y la Vida se ha debilitado lo suficiente como para que estemos juntos, víctimas y asesinos - suspiró - ¿Cómo te sientes, querida Essä?
La fina línea que nos había separado a vivos y muertos desaparecía, de nuevo me encontraba en el lugar en el que había estado con Loth. Sin embargo todo había cambiado mucho, mientras al principio podíamos haber intentado luchar juntos, ahora no podíamos más que conversar.
-Estoy todo lo bien que se puede estar, dadas las circunstancias. Cada vez estoy más confusa y no sé en quién confiar. Aquellos a los que consideraba inocentes puede que ya no lo sean.- Me encogí de hombros con tristeza.- Siento que le he fallado a Fäe. Y tú, ¿cómo estás? Supongo que debe de estar resultando más difícil para ti.