- Así es- contestó a su pregunta- Debo tomar su esencia, hasta las últimas consecuencias...- suspiró- Lo hice hace algunas noches, con la chica callada del pelo rosa. Sentí tanta curiosidad... - admitió, mordiéndose el labio- La maté, sin pretenderlo. Me entusiasmé, y la consumí hasta extinguirla. Y me convertí brevemente en la aprendiz de Ohtar, tal y como lo era ella. Pero ella ya se había fijado en mí antes, y como si aquello fuese una broma del destino, me había elegido para llevarme con ella si alguien le arrebataba la vida- explicó- Por eso Alana no pudo matarme. Porque lo hicimos Niba, y yo misma, firmando la sentencia que ella ya tenía preparada desde que llegamos a esta ciudad y pudimos recordar.
Tomó aire, observándole por ver cómo iba a reaccionar a aquelo- Ella misma lo sabe. Y Rais. Lo hemos hablado en un lugar que se asemeja a la Linde, en el que moran aquellos que hemos vuelto de entre los difuntos- explicó, acariciando su pelo, sin poder contenerse, dibujando una expresión de gravedad en su rostro, de repente, al escucharle hablar de Ohtar y de Atanamir- No, ¡no!- dijo, negando con el rostro, incapaz de mostrar cierta vehemencia- No podría hacérselo a él. Ni a Aina. Ni a Atanamir. Ni a ti. Ni a Loth. Jamás. Con vosotros... Con vosotros me contengo-susurró, pasando las yemas de sus dedos por sus mejillas- ¿Es Ohtar quien se encuentra sobre el puente? ¿Han tomado su cuerpo como me sucedió a mí? - le miró entonces, con los ojos humedecidos- ¿Realmente Ohtar pensó que yo podría hacerle algo así? Ohtar es Ohtar, y yo no soy quién para tomar su lugar. - se dio cuenta entonces de lo que le había dicho y se mordió el labio inferior, nerviosa- No le cuentes que yo consumí la vida de Aidane, por favor... Puede que ella misma lo haga, con el tiempo, pero... Yo no quiero que Ohtar me odie. No tan pronto- confesó, temerosa.
- ¿Podrás decirle a Atanamir, en caso de que sea Andy, que...-entonces recordó el tono celoso de su voz al preguntar por Shawn, y símplemente dejó aquella frase en el aire, rodeando su cuello con los brazos, y posando un beso delicado y tierno en la comisura de sus labios- No importa. Símplemente, dile que lo extraño. ¿Es ese sueño perdido en el que nos vimos la primera vez donde os encontráis?
Y con la escabrosa muerte de Ivanna su figura empezó a deshacerse en este lugar, terminando por dejar sólo vacío donde antes se encontraba.
Destinatarios actuales:
Con la llegada del amanecer en este lugar de nuevo volvió a tomar forma la figura de Elendire. Sin embargo lo hizo un manera débil, que no tardaría en empezar a desvanecerse. Igual que aquella primera vez que os visteis os encontrasteis durante sólo un segundo, lo suficiente para cruzar una mirada de despedida.
Destinatarios actuales:
Y al atravesar aquella grieta Elendire volvió despacio a este lugar. Fue de una forma etérea, inconsistente, pero suficientemente firme como para poder conversar de nuevo. Al menos por ahora.
Destinatarios actuales:
Los ojos de Elendire brillaban, ilusionados, en aquella forma etérea- ¡Hermano! ¡Mi querido hermano!- corrió hacia él, sin atreverse a tocarlo, temiendo no poder hacerlo en aquel estado insustancial- ¡Oh! Te he echado tanto de menos- confesó, con una sonrisa- La Bruma ha venido a buscarnos, Elendë. ¡Ha venido a por nosotros!-exclamó, entusiasmada hasta rozar lo enfermizo- Podremos estar juntos para siempre, ¡para siempre!
Elendë corrió al encuentro de su hermana y la abrazó con fuerza. No había pasado demasiado tiempo desde su muerte, pero para él había sido demasiado. Oh, Elendirë. ¡Yo también te he echado de menos! Siento lo que ha pasado. Se lamentó.
Miro extrañado a su hermana y, sin saber lo que decir, le sonrió. Aún no sabemos lo que hace la bruma aquí, pero si la presencia de la bruma significa que estaremos juntos para siempre, bienvenida sea. Dijo, sin ningún tipo de miramiento. Le daba igual su destino, pero no podía volver a perder a su hermana.
Elendirë, me han dicho que puedes volver, ¿es eso cierto? Y que podrás traer a alguien contigo. Le preguntó, esperanzado. Tenía miedo de que la bruma pudiera enviar a sitios distintos a los vivos y a los muertos.
Hay... hay otra cosa. En el lugar de los sueños perdidos, aquel en el que nos vimos por primera vez, se ha visto como tú mataste a Niba. ¿Sabes qué poder escondía? No me fío de ella. No parecía cómodo con la idea de que su hermana hubiera matado a alguien, mucho menos haberla visto haciéndolo, pero tenía que preguntárselo. Además, nada de lo que ella pudiera hacer iba a hacer que cambiase la idea respecto a ella. ¿Sabes quien mató a Chris?
Suspiró, recibiendo el abrazo de su hermano, complacida- Sí, puedo volver. Y puedo traer a alguien conmigo. -confesó- Pero debo esperar a que amanezca- apretó sus manos, aferrándose a ellas- Niba era la aprendiz de Ohtar. Y tomaría sus dones cuando él muriese. Además, puede llevarse a alguien consigo al morir, y fue por ello por lo que perecí la primera vez. -explicó, apenada- Yo le arrebaté la vida, pero ella ya me había elegido de antemano para llevarse mi alma hacia el otro lado. -confesó- Ohtar no confesó eso, ¿verdad? Seguramente lo sabe y sin embargo, estaría demasiado ocupado pensando que robé de Gélion las capacidades de acabar con la vida de otros, o que me entretuve ocupando su lugar cuando se alejó de su cuerpo, cuando es Serindë quien ha estado haciendo eso todo el tiempo. - dijo, evidentemente molesta, bufando.
- No sé quién mató a Chris. Sólo sé que Niba y Jane murieron a mis manos. Jane... Tarma quería hacerte daño. Reveló tu nombre verdadero y el de tu carcasa humana delante de todos, en donde moran los difuntos, cuando yo había pedido que nadie insistiera en ello porque temía por tu seguridad. Y además nos amenazó, e insinuó que yo era una traidora, cuando pude ver, al beber su esencia, que su corazón era el que estaba lleno de odio. Se merece estar muerta- concluyó, convencida.
- ¿Cómo es eso de que se ha visto cómo maté a Niba? ¿Lo vio Ohtar? ¿Y quién te contó que podía volver?