Suavemente, como llevados por un millón de mariposas que tiraban de vosotros con hilos de la seda más fina, vuestras consciencias se vieron transportadas a un nuevo lugar. Uno al que vosotros mismos dabais forma y que reunía la más pura esencia del Bosque.
No tardasteis en encontraros. Tarma, quien había sido observada y ayudada desde lejos durante incontables años y Rais, cuya única referencia para ella era la ayuda silenciosa que le había brindado. Juntos tras lo que para él habían sido eones.
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Oh, el Bosque. Mi hogar. Mi verdadero hogar. Nada de aquella ciudad oscura. Ni una gota de esencia de aquel lugar para los muertos. Había llegado a casa. Por fin.
Sonreí ante el entorno que se me antojaba, y respiré, como si me encontrara viva de nuevo. Fue entonces, cuando lo vi. Pestañeé varias veces, e hice un gesto con la mano, a modo de saludo. Después de tanto tiempo no tenía ni idea de cómo tratarlo, y mucho menos después de mi comportamiento bajo aquella cáscara humana de la niña.
—No te reconocí, Rais— dije, antes de que pudiera decir nada—. Con aquella carcasa humana, el pelo verde, y esa lengua silbante…— relaté, sonriente—. No tenía ni idea de que eras tú quien estaba bajo ese humano.
Chasqué la lengua con impaciencia, y lo miré de manera ardiente, como si estuviera enfada. Y, realmente lo estaba, aunque no con él.
—¿Qué pasa donde los vivos?— lo pregunté, envidiosa—. Zaira… Bueno, Aina nos cuenta lo que quiere, y supongo que al otro lado, hará lo mismo con vosotros— suspiré, llevándome las manos a la cara, y haciendo una mueca—. ¿Se siguen tirando dardos envenenados de unos a otros?— pregunté, como si me divirtiera.
Tranquila, a mi me pasaba lo mismo. Supongo que después de tanto tiempo, me costaba asociarte con una niña pequeña. - Respondió Rais con una sonrisa afable. - Ayer Paul miró dentro de ti, ciertamente a petición de Lyman y también mía, aunque luego Misty pidió que mirase a Ivanna, para ver si podíamos confiar en él. Pero alegando que el cambio de petición fue demasiado tarde, miró en tu interior. - Rais calló por unos instantes, y luego decidió cambiar el tema - Con la muerte de Vanya y Miriel, los dardos han cesado en gran parte. Veremos hoy como reacciona la gente, trsa el doble ataque fallido a Adam y Anastacia. Es fantástico que no muera nadie por las noches, pero estaría bien poder saber a quien acusar, antes que nuestra suerte se agote...
Bufé por la nariz, cruzándome de brazos, y negando con la cabeza. Me gustaba aquello de que me hubieran mirado en mi interior. Demostraba que había dicho la verdad, pero parecía no ser suficiente como para volver a la vida con los demás.
—Sí, allí— alcé mi pulgar por encima de mi hombro, como si por aquella dirección estuviera el maldito purgatorio o lo que fuera aquello— están un poco calientes las cosas. Uno dice que miente, otro que no… No me entero apenas de nada, y cada uno defiende su causa— volví a bufar, negando con la cabeza de nuevo—. Al parecer, Aina acaba de decir que tiene un vínculo con Anastasia. Uno muy fuerte. Muy fuerte— enfaticé las palabras, y lo miré haciendo un gesto con la cara—. Como si se gustaran. ¿Un amor encontrado, quizá?— pregunté, sin esperar a que me respondiera—. Sí, eso es.
Con la muerte de Jane la figura de Tarma fue desvaneciéndose en este lugar, dejando tan solo un vacío donde antes se encontraba.
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Y con el nuevo amanecer la figura de Tarma, tal y como había desaparecido, regresó.
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Rais estaba feliz de poder volver a hablar con Tarma, aunque fuera de esa forma.
¿Como estás? Espero que esta vez no sufrieras, bastante dolorosa fue la primera vez. ¿Como andan los ánimos en el otro lado?
Fruncí el entrecejo, extrañada. Ladeé la cabeza, y miré a Rais, sin llegar a entender por qué me encontraba de nuevo allí cuando había vuelto a morir.
—¿Por qué volvemos a poder hablar?— le pregunté, mirando al fata, como si él supiera la respuesta.
Pestañeé varias veces, y sonreí de manera nostálgica. El Bosque. Mi hogar. Ojalá terminara aquello pronto, y pudiéramos volver cada uno a su particular casa, a disfrutar de lo que nos daba, y a olvidar la matanza que se sucedía cada día.
Me encogí de hombros ante la pregunta de Rais.
—Poco hay para contar— respondí—. No paran de discutir Elendire y Loth y Lúva. Todos discuten por alguna tontería que pasó en el otro lado, como si así pudieran llegar al fondo del asunto. Pero, cada uno es firme en sus argumentos, y es el cuento de nunca acabar— hice una paisa—. Cada vez pienso más que esto será infinito.
Señalé con el mentón hacia arriba, como si el mundo de los vivos estuviera allí.
—¿Y pasa en el otro lado?— curioseé—. ¿Qué os contáis?
Rais sonrió.
Tengo la capacidad de buscarte, incluso aunque estés muerta.
Luego, al centrarse en lo que ocurría en el bando de los vivos, Rais suspiró apenado.
También es un bucle infinito de acusaciones, buscando a quien poder acusar. Y eso que... Ah si, Vanya ha llegado al corazón del Bosque, el otro lugar donde estábamos tu y yo. Aunque aún no se ha levantado en vida, pues teme que en cuanto lo haga Roger la devolverá donde estáis ahora. Quizás por ese motivo, me fío más de ella. Nadie que pueda estar allí puede ser mala, ¿no?
Pestañeé ante su respuesta, y sonreí, divertida. Ni en un millón de años me hubiera imaginado que Rais pudiera llegar a tener tal poder. Me sorprendió gratamente ver cómo tenía sus recursos, y eso me hizo pensar que por ello mismo él estaba vivo, y yo muerta.
Escuché sus explicaciones sobre lo que ocurría allá arriba, y puse los ojos en blanco cuando vi que era lo mismo en un lado que otro. Todo el mundo se lanzaba flechas acusatorias, pero la verdad apenas salía a la luz. Y si salía apenas se sabía si realmente era cierto o estaba envenado por la verdad.
—Qué bien— me limité a decir, poniendo los ojos en blanco.
Lo miré ante la mención de Vanya, y me pregunté cómo había llegado hasta allí. Había muchas cosas que se me escapaban, y pocas llegaba a comprender del todo. Tampoco importaba. Mi vida hacía tiempo que había terminado. No necesitaba comprender más que la magnitud de la muerte.
—Sí, yo también me fiaría más de Vanya que de otro— terminé diciendo, corroborando sus palabras.
Muertes, resurrecciones, era un no parar de Fatas yendo y viniendo de un lado a otro.
Tarma, ¿crees que podrías hablar con Eirien, y que nos revelase todo lo que ha descubierto con su poder? Si me lo transmite a través de Zaira, el resto de vivos también lo sabrán. Pero si lo haces tu a través de mi, puede ser una ventaja que tengamos ella y yo, y el resto con los que podamos confiar y comunicarnos discretamente.
Entonces murieron sin explicación Lera y Zaira, en el regreso a la vida de Atanamir.
O quizás deberíamos borrar de momento a Aina de esta ecuación. - Rais torció el rostro, puesto que no le gustaba haber perdido a Zaira - ¿Podrías decirme el nombre de Fata de Lera? Estoy recopilando quien es quien. No sé si ayudará a descubrir la verdad, pero quizás ayude a desenmascarar alguna mentira.
Me encogí de hombros ante su petición. Asentí de manera cansina, y dije:
—Sí, claro, puedo tratar de hablar con él— accedí—. La verdad es que me mantengo bastante al margen de lo que ocurre en el mundo de los muertos, pero puedo tratar con él. No prometo nada, sin embargo— añadí, torciendo el gesto—. Si quisiera decir algo, ya lo hubiera dicho desde el principio. Se limitó a contar que había tenido una relación “de tanteo” con Lassa. Eso sí, añadió que, cuando saliera el sol, le iba a contar lo que sabía a Aina— hice una pausa, y miré con firmeza a Rais—. ¿Ves? Si no lo ha dicho ya, es porque no quiere— suspiré—. Esperaré a que cumpla con lo que ha dicho, y, si no dice nada, ya trataré de hablar con él.
Arrugué la nariz cuando Aina cayó. Siendo sincera, no me caía bien, y esperaba cualquier oportunidad para insultarme. Pero, sabiendo que no ocultaba mal en su corazón, daba lástima que cayera. Otra vez.
—Lera es Namárie— respondí—. Es una lástima que ella también haya caído.
Ciertamente. - dijo Rais ante la muerte de Namárie.
Luego reflexionó sobre lo que estuvo diciendo Eirien en el otro lado.
Cuando se muestre más receptiva, preguntale que averiguó con quien habló después de mi. La segunda vez, no cuando fui envenenado. Esa sería una información interesante. - Rais calló durante un instante, y prosiguió - Después de mi iba a hablar/investigar a Xia. Salvo que en último momento cambiase de parecer, debería entender que nos referimos a ella. Quizás si guardamos cierta discreción, explique algo más. Dile que agradecería esa información, pues estoy muy cerca de sino resolver este puzzle, al menos conocer todas las identidades de las piezas.
Escuché sus palabras con atención, y traté de retenerlas en mi mente.
-De acuerdo, Rais- respondí, asintiendo-. Cuando el nuevo día se alce, le preguntaré por ello, y por todo lo que me dices- hice una pausa, y lo miré un poco más fría-. Una cosa: si me pregunta por qué quiero saberlo, o cómo sé ciertas cosas, ¿le cuento la conexión que tenemos? ¿Le digo que hemos estado hablando? Porque, sino, no sé por qué razón me va a mí interesar ello- expliqué.
Ella ya sabe de nuestra conexión. Sabe que incluso es más fuerte que la amistad que tuve con ella. Si le hablas tú, sabrá que puede confiar tanto en ti como lo hizo en mi. - La oscuridad casi alcanzaba su cenit, y pronto deberían ir a dormir - Dudo que mañana Kammy siga con vida, pero en el milagroso caso que lo esté, intentaré con todas mis fuerzas que vuelvas a nuestro lado...
Escuché la confesión de Rais, y sonreí, algo más aliviada. Saber que habían estado antes conectados, y que no tenía que poner alguna excusa burda para poder sonsacarle información, me hacía el trabajo mucho más fácil.
—De acuerdo, Rais— dije, asintiendo con la cabeza—. Hablaré con él, después de que se alce el sol.
Negué, entonces, con la cabeza, algo apurada.
—No, Rais— indiqué—. No continúes con tal utopía— dije—. No quiero volver allá arriba— suspiré—. Además, hubo un acontecimiento que ni yo misma sé explicar que me hizo que mi corazón cambiara de lealtad— confesé—. Ahora voy con los traidores. Y también quiero que esto acabe cuanto antes— murmuré, agachando la cabeza—. No puedes convencer a nadie para que alguien malo vuelva a la vida.
Y con la muerte de Chris, Rais empezó a disiparse de este lugar, dejando detrás de él simplemente vacío... No tardaríais en reencontraros, pero ya no podríais hablar a solas.
Y al atravesar aquella grieta ambos volvisteis despacio a este lugar. Fue de una forma etérea, inconsistente, pero suficientemente firme como para poder conversar de nuevo. Al menos por ahora.
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Tu cambio... ¿fue antes o después de visitar el Reloj? - le preguntó Rais, preocupado de que hubieran forzado a su amiga a ir en contra de la paz en Fäe.