- Te entiendo Morchain. - Le dije asintiendo. - Por mi parte, eres el único Fata vivo en quien puedo confiar y te seguiré contando lo que averigüe. Si eso me lleva a la muerte porque alguien tome tu control en cierto momento, lo asumiré. Entiendo que tú debes pensar, además, en tu familia. No te lo voy a tener en cuenta, no temas.
- Respecto a Jane, sí, era así. Pero no había llegado a hacerlo, pues es tal como te conté:
- Alguien ha traído de vuelta a la pequeña Jane, o Tarma. - Dije entonces a Morchain. - Sé de Jane que puede devolver a la vida hasta a dos de los caídos, pero entonces los ligará a su voluntad y, si ella muere, morirán con ella. Tarma es neutral, espero que sepa utilizar su don para el bien de Fäe.
- Y si hubiera resucitado a alguien, habría caído con ella.
- Morchain, seguramente ya sabes lo que sucede junto al oráculo por otras voces, así que no voy a alargarme en explicaciones. Básicamente, parece bastante más que probable que Shawn esté poseído, como lo estuvo Ivanna el segundo (creo) día. Kammy, a pesar de haber sido señalada por el oráculo como culpable, después de mostrar lo que hace, parece arriesgado señalarla. Mi mirada este anochecer se va a fijar en Hundo, el escritor. No me da buena espina desde hace tiempo.
-Me das esperanzas al decirme eso de Lúva. Deseo en verdad creer que no es culpable, amigo mio.- Dijo con tono optimista. -Si confio en ti, confio también en tu criterio.-
Escuchó su elección para la hora que se aproximaba como el fluir del tiempo. A velocidad constante e inalterable. -Tampoco me fio de Hundo. No me gusta. No sé por qué, pero así es. No es algo que no hayamos hablado antes. Pero...esta vez quiero posar mi elección en Seth. Me irrita y enfada su fijación por mi hermana. Si puedo haré que pague, Randir. Es la vida de uno de los dos seres a los que más quiero en este y otros mundos la que está en juego y no voy a permitir que la hagan daño. Siento no poder apoyarte esta vez. Pero sé que como amigo mio que eres, podrás entenderme.- Afirmó el fata.
Asentí a las palabras de Morchain.
- Claro que sí, amigo mío.
Como ya había sucedido en otras ocasiones en este lugar apareció una llama negra sobre el número VI al mismo tiempo que lo hacía en el otro. El reloj parecía cada vez más completo, y eso podía ser muy bueno... O muy malo.
- Buenos días, Morchain. - Dije en tono serio. - Aunque es un decir. Lo que han hecho esta noche no tiene nombre. Por suerte tenemos de regreso a Roger, que quizá pueda arrojar un poco de luz sobre alguno de los presentes. Aunque estoy seguro que atraerá las ansias de los traidores esta noche. Si conoces de alguien que pueda protegerlo, sería el momento de sugerirlo.
- Esta noche he puesto mi atención en Vanya, y te puedo confirmar lo que dijo Roger respecto a ella, es capaz de proteger a los traidores del linchamiento que provocan las campanadas, aunque no dos días seguidos a la misma persona. Así como hace con los traidores, si se concentra, puede hacer lo mismo con cualquiera que sea elegido por las miradas de los demás. Aunque esto último dudo que pueda hacerlo más de una vez, pues requiere de mucho esfuerzo. Lo más importante de todo esto es que, aunque ella no participa de los actos de los traidores, les apoya.
- Por todo esto, me preocupa lo que ha dicho Zaira, que Vanya ya no está entre los muertos, ni entre los vivos. Tengamos ello en cuenta, Morchain, pues quién sabe si allí donde se halle puede hacer uso de sus poderes o no.
El fata se encontraba de cunclillas haciendo garabatos en el suelo, cuando la voz de Randir lo sorprendió. Continuó realizando aquellos dibujos incoherentes, como si no estuviese escuchando, pero Morchain siempre escuchaba.
-Veré lo que puedo averiguar, Randir, pero has de saber que Miriel, suscita cierto rencor en algunos, pues aquella ejecución...- Negó no juzgando, sino como que aquello fuese un inconveniente. -Solo espero que si logro enterarme de alguien que pueda protegerle, no sea de aquellos que le juzgan negativamente por aquel suceso...-
Meditó un instante en silencio.
-Randir...¿has oido el rumor sobre la princesa que no es princesa?- Preguntó al fata.
- He oído un rumor y una historia. Dice el rumor que entre nosotros se esconde la princesa de Fäe. Y la historia dice que la princesa fue abandonada en el Bosque recién nacida. - Hice una pequeña pausa. - Me casa bastante con la historia de Tarma, que encontró un bebé en el bosque y, en lugar de criarlo, lo llevó a la Linde. No me extrañaría que fuera el mismo bebé.
- Pero no veo cómo puede ayudarnos saber quién es la princesa, si es cierto que está entre nosotros. ¿Qué has podido averiguar al respecto, Morchain?
-No puede.- Afirmó. -Pero tengo dudas. He oido sobre una princesa falsa y otra que no lo es. Y me pregunto. De estar la princesa con nosotros, ¿qué llevaría a expulsarla de Faë?. ¿En verdad podemos fiarnos de ese consejo?.-
Las relexiones de Morchain no parecían acabar ahí.
-Creo que no soy el único que duda. Me hablas de un lugar perdido y no puedo evitar pensar, ¿crees que el Consejo no será algo más que un mero espectador y esté tomando parte en todo esto?-
Tras la pregunta se percató de lo ocurrido en el puente. -Miriel...- Fue lo único que pudo decir durante un instante. -Pero si acaba de...*-
-¿Lúva?- Preguntó mirando a Randir.
-He de contarte algo Randir. Tras la muerte de Lúva, puedo hablar con ella como si de un susurro la llegase. No me he mostrado ante ella como Morchain, pues no llego a confiar del todo en ella, a pesar de lo que hizo en el pasado por mi. Quise ser cauteloso, dando por buenas tus sospechas.- Preguntó con cierta incredulidad ¿habrá sido ella la responsable de esto?
Miró de nuevo el reloj consciente de que se acercaba el momento de elegir. -Ya me encuentro en disposición de apoyarte con Hundo, amigo mio.-
* Joder, qué ha durado, ¿dos posts?
Al mismo tiempo que en el otro lugar, aquí pudisteis ver esas dos nuevas llamas aparecer: La blanca sobre el X, la negra sobre el III, uniéndose a las demás en su baile.
- Lo de Miriel me ha llenado de amargura, Morchain. Es injusto que los traidores tengan esos poderes. Así no venceremos nunca. - Mis ojos se apagaron levemente. - Espero que alguien pueda traerlo de vuelta. Yo ya no puedo.
- Antes de desvanecerse el oráculo volvimos a preguntar, esta vez directamente por Luva. El oráculo volvió a marcarla como traidora. Hay muchas cosas que no me encajan, pero necesito pensar que el oráculo no mentía. De lo contrario, no podría confiar ya en nada ni en nadie. Por si acaso, no te fíes de ella, Morchain.
- Mi mirada no se centrará en Hundo, amigo mío. No por nada. Simplemente lo de Miriel me ha afectado demasiado como para poder pensar. Mi... ¿voto? no encierra ningún significado esta vez.
Al mismo tiempo que en el otro lugar aquí aparecieron las mismas llamas. La negra sobre el número V, y las blancas sobre el III y el VI.
Sin embargo eso no fue todo. Aquel temblor que se vivía en el otro sitio que habitabais llegó a notarse también aquí, aunque con una intensidad mucho menor. Cuando todo terminó pudisteis ver aquí una grieta como las que ahora llenaban la ciudad. No era lo suficientemente grande como para ver a través de ella, pero sí como para intuir que estaba comunicada con ese otro sitio que compartíais con los demás.
-Lyman...alberga ahora a Vanya.- Se sorprendió el fata. -Conoces lo que esa fata puede hacer ¿no es así Randir?- Preguntó con preocupación. -Puede proteger a los asesinos... y debe morir- Sin embargo, no todo pareció pesar en Morchain. -Aunque tengo una buena noticia Randir... Voy a traer de vuelta a Miriel. Mañana se alzará de entre los muertos de nuevo.-
Una vez más, cuando en lo que quedaba de ciudad el reloj se completó, aquí hizo lo mismo. Y por primera vez el cambio de luz le acompañó, dejándoos durante unos minutos en la más absoluta oscuridad.
A la vuelta una llama blanca había aparecido sobre el número II, terminando así un proceso constante que había durado toda una semana. Además, la grieta que había en este lugar empezó a fluctuar, vibrando, haciéndose más grande, aunque no lo suficiente como para que pudierais atravesarla.