*Ohtar apuntó bien y lanzó la poción de vida contra el cadáver de Niba. —¡No te he dado permiso para morir!
*En el caso de que no muera.
Con sumo cuidado de no ser escuchado te despertaste por la noche. Sin embargo, por si acaso, no llegaste a moverte del sitio. Tumbado sobre el lado derecho de tu cuerpo comenzaste a manipular los ingredientes en la oscuridad, sin más necesidad que el tacto y el olfato para saber lo que estabas haciendo.
Apenas un rato más tarde ya estaba lista. Una poción de vida lista para ser usada.
Tras aquel crudo ajusticiamiento una vez más la noche se impuso al día, y con ella la oscuridad que cobijaba tu secreto esperaba para ayudarte una vez más.
Hora de declarar tu rol, si quieres. :)
Ohtar buscó toda la noche algunas hiervas con las que poder continuar fabricando pociones.
Motivo: 1 muerte, 2 vida
Tirada: 1d2
Resultado: 1
Voy a usar mi rol de guardian esta noche.
Paso, mejor no lo uso.
En cuanto la noche llegó no tardaste en salir, decidido a buscar lo necesario para que tanto tú como Aidane siguierais con vida. Por el Bosque y por Fäe, era lo mejor. Era difícil no coger cariño a esa Fata tímida y temerosa, y con cada día que pasaba la sentías más unida a ti. Probablemente, si te pasase algo, ella podría tomar tu relevo.
En esta ocasión fue sencillo encontrar las hierbas. Fueron de muerte. Quizá podrías haber seguido buscando, pero la idea de que alguien te viese merodeando apartó la opción de tu mente. De modo que terminaste por recogerte una vez más, esperando que llegase el día.
Y con el amanecer algo sucedió. No sólo te viste separado de tu cuerpo humano, sino que ese lugar que hasta un rato antes compartías con tu Aprendiz se volvió completamente inaccesible para ti.
Ahora sólo había un sitio en el que habitar: El lugar que nunca fue.
Y de repente tu consciencia volvió a verse transportada... Sin embargo en esta ocasión no abandonarías en lugar en que te encontrabas. Seguías allí, frente al árbol, con los demás. Pero al mismo tiempo habías vuelto a la ciudad oscura. Y justo en ese momento la gente parecía prepararse para una batalla. Seth parecía ser el objetivo... Aunque en esta ocasión te mantendrías al margen.
No tardaste en localizar a tu aprendiz. Ella estaba bien. En algún lugar, Jane se encontraba muerta. Por lo demás todos parecían igual que siempre... Más alterados, si cabe, pero por lo demás no había demasiado diferente en ellos.
Se acercaba la noche. El momento de tus decisiones. ¿Prepararías tu poción de muerte? ¿O buscarías de nuevo, esperando encontrar más ingredientes amparado por la oscuridad?
En cuanto la noche cayó y la oscuridad cubrió todo lo que podía verse, muchos se separaron en pequeños grupos. Tú, en cambio, sólo podías esperar estar a solas para dedicarte a tu labor. Para preparar tu poción una vez más, y utilizarla por el bien de Fäe.
Te encontrabas trabajando en ello, concentrado inspirando el aroma que emanaba del brebaje, cuando sentiste unos ojos clavados en ti. Al abrirlos te encontraste de frente con tu aprendiz, que con una pequeña sonrisa se quedó observando, simplemente memorizando tus movimientos por si en algún momento le tocase a ella ocupar tu lugar.
No llegasteis a cruzar una palabra. El momento era solemne y cargado de significado. Y cuando terminaste ella se puso en pie y se fue, dejándote otra vez a solas.
Ohtar apretó y lanzó con fuerza la poción contra Alana. —¡TOMA, NOCTÁMBULA!
Tras otro atardecer plagado de muerte la noche caía sobre vosotros. Tanto para los que os daban caza como para ti era una nueva oportunidad. La oportunidad de aprovisionarte, de buscar lo que aquella ciudad tuviera que ofrecerte para vuestra defensa.
Había pasado mucho tiempo desde que habías dejado Fäe atrás. En tus venas aún corría savia del Bosque, de eso estabas seguro. Tu poder era una muestra más de ello. Y sin embargo ahora te encontrabas lejos de aquel lugar. Tan lejos y tan cerca.
La noche se acercaba, y sabías los peligros que implicaba. Los habíais visto cada amanecer, aunque por suerte a ti no te habían tocado. Pero sí a tu Aprendiz.
Todo estaba mal. Se mirase como se mirase, era imposible saber con seguridad quiénes estaban a un lado de la línea y quiénes al otro. Muerte, muerte y más muerte... Con lo sencillo que parecía la solución en realidad: deponer las armas. Dejar de matar. Volver juntos.
Pero estaba claro que eso para algunos no valía, que no estaban dispuestos a algo así. Os lo habían demostrado día tras día y te habías visto obligado a tomar cartas en el asunto, acabando con la vida de dos peligros potenciales para vosotros. Para Fäe.
Ahora llevabais casi una semana aquí. Casi una semana y poco habíais progresado. Quizá os estabais equivocando en el modo. Quizá era necesario cobrarse más vidas. No os estaban dejando otra opción.
Aquel pensamiento germinaba en ti. En ocasiones matar era necesario, lo sabías bien. Sin embargo la paz que Aidane te transmitía era lo que te impedía no empezar a arrancar vidas sin pensártelo dos veces. Quizá podías esperar. Por ella. Quizá merecían una oportunidad. Pero como se atreviesen a hacerte daño, la cosa cambiaría.
Del Bosque habías aprendido muchas cosas, no sólo a hacer brebajes y ungüentos que permitieran jugar con la vida o la muerte. Su magia antigua te había enseñado a domar hasta los más fieros corazones, y ensalzar los ánimos del más taimado. Puede que fuera el momento de recurrir a ella. De asegurarte de que, si murieras, no caerías en el olvido.
El Hechicero: Una vez por partida puedes escoger a alguien que será el objetivo de tu ritual. En caso de que tú murieses esta persona mantendrá sus capacidades y lealtades pero, además, ganará la habilidad de empezar a matar cada dos noches.
La noche llegó, y con ella tu momento. Sin embargo en esta ocasión algo te detuvo a la hora de usar el poder que el Bosque te había otorgado: puede que fuera el estado de la ciudad u otra cosa, pero en esta ocasión no llegaste a buscar hierbas de ningún tipo.
No has llegado a declarar tu uso, lo siento. :(
Utilizo el ritual sobre Niba, así ella tendrá algo que hacer si muero.
De nuevo la noche había llegado. Tras el atardecer, tras aquella nueva muerte, una sensación grisácea pesaba en lo que quedaba de la ciudad. Sí, el reloj tenía cada vez más fuerza. Y quién sabía lo que sucedería cuando estuviera completo.
Mientras tanto sólo podías prepararte. Esperar que la oscuridad te diera lo que no podías buscar a la luz del día. Aprovisionarte para lo peor.
Puedes declarar el uso de tu rol, si quieres. :)
Motivo: 1 muerte, 2 vida
Tirada: 1d2
Resultado: 1
Yo no quiero matar :(, yo quería la de vida.
Échale un vistazo al post de la escena del laberinto por favor, creo que se quedó como "solo al director" mi post.
En cuanto la noche terminó de cubriros una vez más trataste de buscar lo que los restos de aquella ciudad te pudieran ofrecer. Sin embargo caminar era complicado, y el espacio era reducido. A pesar que no era lo que deseabas, finalmente tuviste que conformarte con algunas hierbas de muerte. La alternativa de seguir buscando era demasiado peligrosa: con la Bruma cerca y todos aquellos Fata de vuelta, podría ser tu final.