La noche cayó de nuevo. La podías sentir susurrar en tu oído, invitándote a acabar con la vida de alguien. Pero sabías que, sin la seguridad de acabar con un culpable, podías dañar a aquellos que te ayudaban.

Tuviste que convencerte a ti misma de que era lo mejor, pero finalmente decidiste quedarte tumbada. Tumbada sin hacer nada... Salvo pensar en Elendë.

Seth había sido una de las primeras personas en las que te habías fijado al llegar. Había sido tu Foco. ¿Podía ser que él...? No parecía probable, pero ¿y si...? Sin embargo tras un rato de darle vueltas te convenciste a ti misma de que no podía tratarse de él. Elendë... No parecía el tipo de Fata que atravesaría los ojos de alguien con una estaca de hielo, ni mucho menos le abriría la cabeza después. Él era alguien mucho más claro e inocente. Estabas segura de ello.

Una vez más el crudo atardecer llegó, y la noche se impuso sobre el día. Con la oscuridad llegaba tu momento. El momento de dejar libre esa parte de ti que otros no terminaban de entender, de dar caza a quienes os herían cada noche. ¿Quién sería tu objetivo esta vez?

Por otro lado, podías sentirte cada vez más cerca de dar con Elendë. Él tenía que estar ahí, en algún lugar, y si no estaba muerto cada vez quedaban menos sitios donde buscar. ¿Quién de todos ellos lo escondía?

Quiero comprobar si Aubien es Elendë. En cuanto al de justiciero no lo voy a usar que no se me culpe de ser violenta XD.

La oscuridad empezó a dominar de nuevo, arrebatándoos prácticamente toda capacidad de visión. La visita de aquellos dos Fata había alterado los ánimos de algunos, dejando un mal sabor de boca a casi todos. ¿Qué era lo que pretendían en realidad? Hastiada e intranquila terminaste por irte a dormir, sin ser capaz de dar con un objetivo válido para tu capacidad. ¿Quién era merecedor del dolor que eras capaz de provocar? ¿Quién merecedor de la posible redención posterior?

Mientras tanto tus pensamientos iban hacia otro lado. Hacia Elendë. Aquel chico francés, Aubin... ¿Era posible que se tratase de él? No tardaste en darte cuenta de que una vez más te habías equivocado. Y era una pena, pues tenerle cerca en esos momentos podía ser un grato consuelo. Sin embargo Aubin era más misterioso y reservado de lo que Elendë podía ser... Ya habías buscado en varios de los presentes... ¿De quién podía tratarse? ¿O es que realmente no estaba entre vosotros?

Otra vez la noche caía, y otra vez habías sobrevivido al atardecer, aunque esta vez habías estado más cerca que nunca de caer. Podías sentir cómo el tiempo que tenías por delante era cada vez más breve. Habías sobrevivido esta vez, ¿pero qué pasaría la siguiente? ¿Y la de después?

Puede que fuese momento de tomar cartas en el asunto. Tu poder latía en tus venas, listo para ser usado. Sólo necesitabas un objetivo. Sí, era difícil... Pero sabías que tendrías que hacer lo mejor para ti y para Fäe.

Voy a buscar a Elendë en Adam. En cuanto al rol de justiciero lo voy a usar en Aubin. Sigue insistiendo en contradicciones que no existen y el único motivo que encuentro es que tenga algo que ocultar. Si por el contrario no oculta nada me retractaré.

La tarde había pasado rápida como un suspiro. En ella se habían dicho muchas cosas, sí, pero tu mente estaba ausente desde el mismo momento del final del combate. Sin embargo, justo cuando la oscuridad caía sobre vosotros, recuperaste la compostura.

En tu mente, mientras tanto, martilleaba una y otra vez la misma pregunta: ¿dónde estaba Elendë? ¿Quizá Adam era quien lo escondía? Con sólo un vistazo al yonkie pudiste valorarlo más detenidamente. Sí, ahora estaba controlándose - más o menos - la medicación, y cuando estaba colocado podía llegar a parecer realmente humano... ¿Pero era eso suficiente? No. Elendë jamás, en ninguna vida ni humana ni Fata, habría llegado a depender tanto de esas drogas.

Cuando quisiste darte cuenta la oscuridad ya os había cubierto. Era tu momento. Sin que nadie llegara a verte buscaste a Aubin, sintiendo ese poder dentro de ti fluir con decisión. Parecía haber crecido tanto que ni siquiera sería necesario llegar a verle para hacer que tu veneno penetrase en sus venas, pero aún así no paraste hasta encontrarle.

No tardaste más de dos minutos. A la vuelta tu camino fue silencioso, recordando la última vez que habías hecho algo así y cómo tu mirada había encontrado la de Seth. ¿Habría alguien vigilando esta noche?

El Tercer Ojo

Echando la vista atrás era difícil no preguntarte en qué te habías equivocado. Tu Sangre tendría que haberte mostrado el camino, como todo el mundo cuenta que se le mostraba al Rey. O quizá el camino que había para ti no era el que tú misma pensabas, y esta era una parada inesperada. O un final.

En cualquier caso era imposible no pensar en lo cerca que estaba ahora Fäe y lo lejos al mismo tiempo. Era imposible no preguntarse qué sucedería a continuación, y si realmente alguien lograría volver volver.

A lo largo de estos días te habías cobrado una muerte, y la otra era inminente. Era sólo cuestión de tiempo que Aubin se uniera a vosotros en ese lugar destinado a los difuntos y habías sido tú quien le había mandado allí. La idea de que pudiera ser inocente y aún más, de que pudiera ser importante, horadaba en ti poco a poco, mientras una pregunta volvía una y otra vez a tu mente: ¿qué podías haber hecho si no?

Y la respuesta llegó de una manera clara y sencilla, traída por aquella llama del reloj: abrir tu mente. Observar no sólo con los ojos, escuchar no sólo con los oídos, sino expandir tu consciencia más allá. Mirarles y ver. Interiorizar lo que eran. Vivirlo por ti misma. Y entonces tomar la decisión adecuada.

Ronda de preguntas XD

1. ¿Lo puedo usar estando muerta para ver a un vivo, solo a los muertos, ambos o ninguno estando muerta?

2. Cuando dices, "una vez por partida", ¿es una vez por día o en toda la partida?

3. En cuanto al conocimiento profundo, ¿Sabría el rol, todo lo que sabe ese personaje y el conocimiento profundo significa que podría usar su rol una vez?