El rockero dió un respingo cuando Ivanna le cogió la entrepierna, aunque no puso resistencia. Atendió sonriente a lo que los demás decían aunque sería difícil descifrar por su rostro, si se estaba enterando de algo. Cuando Mathias, hizo el comentario sobre que él no partía a nadie por la mitad, se giró hacia él ligeramente, pasado de movimiento. -¿Pero te has dado por aludido, caaaachoooootas?...jejeje, jeje, je, jj.- Tras aquello, su rostro se llenó de cierta compasión por Zaira al oir que necesitaba una copa. Una experiencia así debió resultarla traumática. Sacó una tableta plateada del bolsillo del pantalón. El cuero ajustado le puso en alguna dificultal, lo que hizo que se agitase como las figuritas de los perros que mueven la cabeza en la parte de atrás de los coches. Sacó algún tipo de comprimido de ella y volvió a guardarla. Extendió la mano hacia la resucitada.-Jo tronca, qué marrón el tuyo. Toma anda. Ni copas ni pollas. Esto te dejará como nueva. Te relaja cantidad. Lexatín al poder.- Dijo alzando ligeramente el puño -Ya veras como en un rato, tres cojones te importa todo...Toma coño, verás que bien-
La respuesta de Samuel no fue nada clara. Básicamente no respondió a la pregunta de Misty, pero aún así la chica de pelo blanco asintió, dedicándole una larga mirada.
Misty pareció perder interés cuando los demás se pusieron a dar explicaciones con rodeos, acusando sin pruebas y hablando de forma ambigua. Le parecía aburrido y no parecían estar llegando a ninguna conclusión, solo se estaban liando más.Sin embargo, alguien habló y propuso hacer algo completamente distinto.
Yo también voy! Anunció la joven de pelo blanco, con tono cantarín, dirigiéndose hacia Mathias y la Aina. Igual encontramos algo interesante. Deseó, mientras miraba en dirección al río. No quiero quedarme a ver como se intentan echar culpas entre ellos sin ninguna prueba.
-Esperad, yo también voy con vosotros. -dijo Shawn de brazos cruzados y la mirada perdida en Zaira. -No soy quien para juzgar a nadie por su pasado, todos hemos pasado por mucho. Resopló con aspecto cansado y pasó por su rostro la mano de madera. -Necesito aclarar mis ideas, me vendrá bien caminar un rato. -enunció siguiendo a la Aina, Misty y Mathias. Desde que habían llegado a aquel plano de la realidad, Shawn se encontraba algo más irascible de lo habitual. Muchos recuerdos de su pasado habían acudido a él en pocos segundos y todavía no había logrado digerirlos todos.
El bosque, la linde, las ruinas, el palacio, la bruma...
-El tiempo dirá quien tiene razón en esta disputa. -comentó al grupo con media sonrisa. -Quizá solo nos haga falta esperar un poco más para conocernos mejor y tener una visión más objetiva de los hechos.
Anastasia se apartó con torpeza, echando su cuerpo hacia atrás en un acto reflejo para evitar que el chico gris la golpeara con sus ansias por volver con Zaira. Cerró los ojos con fuerza, instintivamente al verse a punto de topar con el culo en el suelo, como si no verlo fuera a hacer que le doliera menos el golpe.
Hizo una mueca de protesta, sin emitir queja verbal alguna y se levantó con un ojo puesto en Allegra, deseando que no la hubiese visto en ese momento tan ridículo; y, sin embargo, al dar con ella con la chihuahua en sus brazos ese deseo cambió y dejó escapar una queja extemporánea.
El hombre del abrigo oscuro (Paul) volvió a insistirle con los muertos y Anastasia no puedo más que soltar un bufido y encogerse de hombros antes de señalar a Zaira con todo su brazo - ¡Me despedía! Y mirala, aquí está. Ale habla tu con ella, y si te responde ¿podré atosigarte – se corrigió- atosigaros a todos?
Levantó las manos delante de su pecho y miró con disculpa a Zaira, no quería parecer descontenta por su vuelta, ni quitarle la importancia pero empezaba a estar harta de locuras, y por su experiencia ser juzgada de bruja solo llevaba a exorcismos incómodos.
Negó con la cabeza con desprecio y se alejó un poco de ese circo sin apartar su oído.
Rió por debajo de la nariz ante el comentario del dibujante (Thomas), solían decir que la historia la escriben los vencedores, pero nunca se había parado a pensar que realmente siempre se creen buenos a los caídos, aunque no tengan ni una pizca de santos.
Al oír la discusión entre Zaira y la pelirroja -“Ivanna” memorizó- no pudo evitar que sus ojos se dirigieran hacia ellas y que su mente empezara a trabajar, esforzándose por recordar, algo, lo que fuera.
Roger tras las intervenciones de los demás decidió aguradar silencio. En su vida como humano había rodado unas cuantas películas de detectives e incluso adquirió su fama dando vida a un espia. Desde fuera todo parecía muy sencillo y glamuroso pero la realidad era distinta, había que tratar de ver a través de los lances, las acusaciones y las actitudes de cada uno. Entre ellos se ocultaban un grupo de asesinos y si querían salir de esa había que descubrirlos... pero era complicado, el juego de quien es quien jamás se le dió bien, aún así haría lo que buenamente pudiera.
Al señor Templar le llamó la atención de varios de los presentes por distintos motivos pero no pudo evitar ver como surgía un pequeño grupo que decidía irse a dar una vueltecilla, los siguió con la mirada pensativo, al cabo de unos segundos decidió sacar su pitillera y encenderse un cigarrillo, aspiró el humo y lo expulsó con lentitud dejando que el humo del cigarrillo cubriese parte de su rostro mientras su mirada se ausentaba.
Suficiente había manifestado con palabras su opinión el día anterior, dado que fue el último, posiblemente, a llegar y que de la historia, por una vez, sabía menos de la mitad pensó que no era de su competencia llevar la voz sonante. Más bien eso era más propio de ignorantes. A cada uno lo escuchó con interés, sus hermanos habían cambiado, muchos se mostraban más seguros e incluso algunos mostraban los primeros síntomas de arrogancia. Fuera como fuera, estaba claro que, finalmente, habían empezado a saber. Por lo que, su opción más sabia, era inclinarse a escuchar.
Pero muchas de las inquietudes y expresiones de los Fata no convencieron a Lyman, siendo, ésta vez Lena, seguramente la que habló más en consonancia con sus pensamientos.
Su mensaje pareció ignorado, pero no para él. Quién asintió levamente la cabeza en su dirección.
-Alguien sensato- Tan solo susurró quedamente. Y habían y habrían más frases con sentido, pero de todas la que mejor expresó lo que sentía, había sido ella. Si no eran capaces de dejar atrás aquello, perdonarlo y olvidarlo no podrían aparcar la guerra. Seguirían habiendo bandos. Viendo lo que siguió, no pudo más que negar con la cabeza. Habían perdido la segunda oportunidad.
Se hacía patente que cualquier creencia de paz, no era más que una esperenzada e ingenua utopía. –¡Tsk!- Le invadió una sincera lástima. Sonaban ya los tambores de una guerra.
De nuevo parecía que las conversaciones se solapaban una encima de la otra, provocando caos y dolores de cabeza. La morena intentó organizar sus ideas, al igual que el resto. Así que prestó atención a aquella que le habló directamente. - Xia- Contestó con voz medianamente serena ante la presentación de la rubia dando su propio nombre lo suficientemente audible para aquel que prestase atención pero sin llegar a alzar la voz. - En cualquier caso no tiene sentido, no sé que es peor, que no se lo encuentre o que no lo tenga. - Añadió dubitativa.
En cualquier caso, empiezo a estar cansada de tantas preguntas y ninguna respuesta, así que supongo que habrá que esperar, aunque no sé muy bien a qué exactamente. - replicó ante un comentario fugaz, quizás de la pelirroja, aunque no supo muy bien en que momento se produjo.- Quizás a que aquellos con intención de derramar sangre acaben rindiéndose, o sean derrotados de alguna forma. - Comentó antes de guardar silencio durante unos segundos.
¿Deberíamos pasar a la acción? - Se preguntó a si misma, mientras observaba con escrutinio aquella particular torre. - Habrá que averiguar su identidad, y buscar una solución, se me ocurren varias opciones pero ninguna agradable. Me gustaría evitar el derramamiento de sangre de forma innecesaria, pero si no nos dejan otra opción....- Aquella frase no tuvo un final, no fue necesario hacerlo.
Hubo un pequeño grupo que decidió hacer algo diferente, la joven asiática se dirigió a ellos, una mujer de pelo bastante claro, un hombre con barba, Zaira/Aina, y otro chico más. No pudo recordar sus nombres pero si sus caras. - ¿Os importa si os acompaño? No me gusta quedarme quieta, y además, un poco de calma me vendrá bien para pensar. Por cierto, no sé si me he presentado, mi nombre es Xia. Diría que es un placer, sin embargo las circunstancias no acompañan. - Se puso a andar para acortar distancias sin llegar a ser intrusiva, como ella misma había dicho, necesitaba cierto espacio.
Zaira se volvió a mirar a Adam con una expresión confusa en su rostro. - ¿Esto es lo que te tomaste ayer? - Le preguntó al recordar como estaba el chico cuando lo vio en el andén. Dudó un momento y a punto estuvo de rechazarla. Pero sus pupilas volvieron a detenerse en sus manos manchadas de sangre y se encogieron. Quería olvidar el terror y el dolor que había pasado aquella madrugada. Tragó saliva y asintió con la cabeza, extendiendo la mano y cogiendo la pastilla que él le entregaba. - Gracias... - Le dijo, esbozando una suave sonrisa y se la llevó a la boca, tragándola a palo seco. Sus labios esbozaron una mueca al sentir la pastilla deslizándose por su garganta.
Sonrió al ver que Misty y Shawn se unían a ellos para ir al río. No quería estar sola, odiaba estarlo y, sobre todo, en aquel momento necesitaba compañía.
Miró al hombre del brazo de madera y sus labios se torcieron en una mueca. - Los asesinos no han esperado para conocerme - . Le dijo y un suspiro salió de sus labios mientras volvía a ponerse en marcha, camino del río. Pero se detuvo al escuchar a la joven oriental y se volvió para mirarla. - Claro, ven con nosotros. Pero os voy a pedir un favor - . Comentó y se mordió el labio, mirando al pequeño grupo que se acababa de formar. - Durante un rato dejemos el tema en paz... Necesito... No pensar... - Pidió con una mirada suplicante.
Allegra podía sentir cómo el ambiente parecía cargarse a su alrededor. O al menos esa impresión le daba a ella viendo como las conversaciones iban pasando a ser discusiones y las acusaciones, veladas o no, parecían volar de un lado a otro con facilidad.
Asintió al joven de cabellos verdes (Chris) cuando dijo que él tampoco recordaba por qué los habían expulsado. No le gustaba que hubieran obviado entregarles también esos recuerdos antes de dejarlos en aquel puente. También se dio cuenta de que la muchacha de pelo morado (Kammy) parecía sentirse intimidada porque se dirigiese a ella. No era algo nuevo para Allegra, al menos no desde que el grupo había empezado a tener éxito, pero le sorprendió poder causar esa sensación después de que todos supieran lo que eran en realidad bajo sus carcasas. Dedicó una sonrisa a la chica mientras se explicaba, pues lo que menos había querido era intimidarla. No le gustaba provocar esa sensación en la gente.
Por lo demás, dio por hecho que si nadie más respondía a su pregunta era por una de dos, o todos estaban en la misma situación, o había pasado desapercibida entre la discusión que rodeaba a la recién resucitada y la pelirroja que parecía haber hablado de más. Tan sólo el discurso de la mujer que llevaba un gorro (Lera) le llamó especialmente la atención. No le pareció que nadie la escuchase realmente a pesar de que sus palabras le resultaban de las más sensatas que había escuchado desde que se había levantado. Tampoco llegó a acercarse a ella, pero asintió con firmeza a sus palabras cuando terminó.
Escuchó a todos los que hablaron, sin decir nada, tratando de seguir el hilo de la discusión sin perder el ánimo. Y cuando algunos empezaron a marcharse en grupo siguiendo al pervertido, tan sólo enarcó levemente una ceja con un gesto entre curioso y divertido.
Allegra sentía ganas de hacer algo, lo que fuese, de ponerse en movimiento. Nunca le había sido sencillo estarse quieta o callada demasiado rato. Pero había algo en el ambiente, una crispación que parecía tener siglos de antigüedad y que se le antojaba que estaba a punto de saltar. En ese momento ya tan sólo se preguntaba quién encendería la chispa. Sentía un cosquilleo de expectación en el estómago que subía hasta su pecho, despertando en ella sensaciones que ni siquiera recordaba. Tal vez era el sabor olvidado de esa Guerra en la que al parecer todos habían estado tan envueltos como para merecer que los expulsasen de su hogar.
Así que finalmente, tan sólo suspiró y se apoyó en la baranda del puente, contemplando desde allí las espaldas de los que se marchaban. - Así no vamos a arreglar nada. - Terminó musitando para sí misma.