Hay pocos Fata que sean capaces de comprender a Gelion. Su forma de pensar realmente no es compleja, pero no es una a la que los Fata estén acostumbrados. Él está totalmente seguro de la supremacía del Bosque. Palacio, Linde, Ruinas... Todos deberían apartarse y dejar sitio al verdadero pulmón de Fäe. A los que él considera que son la verdadera vida, y no simples aprovechados que viven de prestado.
Es por eso que Gelion siempre ha estado dispuesto a defender al Bosque y a todos sus Fata. Desde siempre él ha afirmado que un Fata nacido en el Bosque es al menos diez veces más Fata que cualquier otro, y no son pocos los que le dan la razón.
Que él se convirtiera por tanto en un Guardián del Bosque, por tanto, era cuestión de tiempo. Era implacable, certero y no tenía ningún tipo de tapujo a la hora de dar muerte a quienes consideraba intrusos. Su protección comenzó por el lago donde habitaba Falmari, y fue extendiéndose y extendiéndose hasta que consideró el Bosque entero su dominio.
En realidad él era mucho más que eso, claro, sólo que no era una faceta que soliese mostrar a los demás, y menos desde lo sucedido con Lísmar. Aquel incidente hizo que aparcase su lado creativo y se dedicase únicamente a lo que más le importaba: el propio Bosque. Asegurarse de golpear antes de recibir.
Hace tiempo, años atrás, eran tres los Guardianes. Ohtar, Lísmar y él. Pero el segundo un mal día paso por cerca de la Linde y acabó sacrificado a la Bruma. La unión de los otros dos no superó su pérdida, y poco a poco Ohtar y él se fueron distanciando. Gelion se volvió entonces más contundente, y no le importaba quitar la vida a quien creía que lo merecía.
El tiempo fue pasando, y su postura se radicalizó cada vez más. Ya no se trataba sólo de que los otros lugares debieran dejar espacio al Bosque, sino que poco a poco empezó a estar dispuesto a moverse para que mermasen. Para que desaparecieran y dar a Fäe su verdadera esencia. Su verdadero poder.
Fue en esa época cuando conoció a aquel habitante de la Linde que la había abandonado sólo para hablar con él. Al parecer había escuchado hablar de Gelion, de sus ideas, y a pesar de su lugar de procedencia las compartía en su totalidad. Aquel Fata parecía dispuesto a empezar a cambiar las cosas: a dar al Bosque su verdadero lugar. Incluso estaba reuniendo un pequeño grupo capaz de empujar aquella roca gigante que era el Palacio colina abajo. Capaz de provocar una revolución. O una Guerra.
La oferta fue sencilla, y Gelion no tardó más que unos segundos en aceptarla. Acompañarles, y trabajar para encontrar el verdadero orden de las cosas. Ser uno de los que harían que todo avanzase, de los que aplastarían a la Reina y a toda su Corte. A cambio, él sólo pedía una cosa: Lealtad.
Eres un Hombre Lobo. Junto a tus compañeros compartirás una escena en la que postearás como Gelion, y no como Thomas Haynes, y allí podréis conspirar y escoger una víctima a la que atacar cada vez que caiga la noche. Además, uno de vosotros podrá quedarse vigilando mientras tanto, pudiendo tirar 1D20 para tratar de averiguar si alguien os observa.
Plazo de declaración: Sábado, Domingo.
Volviendo la vista atrás, al momento en la estación de metro, se te hace complicado pensar que te has equivocado. Es difícil calcular cuánto tiempo ha pasado exactamente desde ese momento, pero aún así cada vez sientes a esos que te rodean más cerca, como si compartierais algo más. Como si fueran parte de algo que no puedes recordar. Hay algo más: una sensación latiendo en tu interior. Algo que te dice que para ser tú de manera completa tendrás que escoger a uno de ellos como foco. Puede que aún no sepas cómo o para qué, pero hay una cosa certera: esa elección es importante.
De alguna forma, aquella lejanía que había sentido de la realidad, de las personas que le rodearon y que no fuesen sus padres, se iba desapareciendo. Se sentía cómodo, y por ello, su mente dejo de preocuparse de cosas como el tiempo que había pasado. Aunque no los conocía, los sentía a todos ellos parte de si mismo, tal como un perro que encuentra a su manada. Sin embargo, entre todos ellos, se fijo en Kammy. Con ella era la única que había hablado hasta el momento, y por tanto, su atención se fijo principalmente en ella. Eligió a la chica de cabellos color violeta, y de ojos cambiantes, ¿para qué? no lo sabía, pero así como aquel lugar parecía haberle reunido con los suyos, también tenía la sensación de que ese lugar le entregaría la respuesta, tarde o temprano.
Ahora que tu alma volvía a ser consciente de quien eras realmente, ahora que empezabas a intuir de lo que eras capaz... Las cosas volvían a estar más o menos claras para ti.
Sin embargo aun faltaba algo. Sabías que no estabas completo. Tu poder, tu capacidad para lograr tus objetivos... Aún podía crecer un poco más. Sólo tenías que terminar de encontrarte a ti mismo. Pero ¿cómo? La respuesta no estaba sólo en ti. Estaba en tu pasado. Estaba en tu presente. Escuchabas a los que te acompañaban, consciente de que allí, entre ellos, se encontraban algunos de los Fata que conociste en otro tiempo. ¿Podría estar en ellos ese catalizador que te diese lo que te faltaba?
Con un poco de suerte Ohtar se encontraría también allí. Aquel iluso que había continuado siendo Guardián, creyendo que sólo con proteger lo que a uno le importaba era suficiente. No había entendido que había que pasar a las armas, a la acción. Y probablemente te escucharía. También estaba Falmari. Ella sí estaba de tu lado. La habías visto divertirse en el Bosque sin que ningún ideal guiase sus pasos, sólo simple disfrute del ahora. Ella había sido una constante desde que te habías unido a la rebelión. Si a ella le pasase algo... ¿Qué sucedería contigo? Y luego estaba esa chica, Kammy Phillips. ¿Quién era en realidad? ¿Tendría ella las respuestas que buscabas?
Ya conoces tu rol, pero no es lo único que puedes hacer. Hay varias formas de lograr esta otra capacidad, pero tú sólo conocerás una. Aquí tienes una lista de sucesos. Deberás tirar cuanto antes 1D4. Aquel que salga elegido será el catalizador que te haga ir un paso más allá.
1. - Compartir escena con Ohtar.
2. - Muerte de Falmari.
3. - Kammy Williams sobrevive tres noches y tres días consecutivos.
4. - Votar a Kammy Williams en tres votaciones consecutivas o participar en un linchamiento en el que ella caiga.
Motivo: Elección
Tirada: 1d4
Resultado: 4
Que mal, esperaba que no saliese esa xD
Pues no sabes como me acabo de reír yo al verlo. XDDDDD
El día iba pasando, y delante de ti unos y otros iban tomando posiciones ante lo sucedido. Las acusaciones empezaban a volar, y resultaba divertido ver cómo la mayoría de ellas ni siquiera tenían fundamento.
Aún así, estaba cada vez más claro que la gente pronto acabaría por buscar sangre. Por defenderse. Incluso aquello podía ser divertido de ver. Los continuos esfuerzos que hicieran por acabar con algo que era más grande que todos ellos serían casi como una comedia.
Pero por muy divertido que pudiera llegar a ser, para ti había algo más en todo esto. Sabías que lo hacías por un objetivo digno. En el pasado, ya antes de la Guerra, habías acabado con decenas de Fata por atentar contra el Bosque. Esto no era muy diferente. Siempre era igual: darles caza, asestarles un golpe mortal y, mientras sus ojos se cerraban, dedicarles unas últimas palabras que les dejasen bien claro qué era lo que les había llevado a la ruina.
Tu rol secundario es Ejecutor. Cuando seas tú el que acabe con vuestras víctimas podrás dedicarles unas últimas palabras. En ese estado de debilidad ellos ni siquiera sabrán quién las dice... A no ser que desees lo contrario, claro.
Puedo dejar un mensaje para el resto cuando te encuentren por la mañana que podría apuntar las sospechas sobre alguien, o algunos.
No sé qué idea tienes en mente, pero por si acaso aclaro: tu rol secundario lo que te permite es susurrar un mensaje a la víctima del asesinato. Otra cosa es que estés pensando en algo más creativo.
Si, a eso me refería, pero ahora que lo dices... como que hacerlo con un lobo no tendría el mismo efecto, ¿no? xD
Cuando la noche comenzó a caer pudiste sentir la expectación crecer en ti. Puede que los demás te vieran como un soldado, pero en el fondo sí sentías una pequeña satisfacción al acabar con la vida de los enemigos del Bosque. Y aquel Nu-Taur-Dunath no dejaba de ser un Fata de Palacio, después de todo.
Lo preparaste todo de una forma hermosa, poética. Tanto Gelion como Thomas sabían apreciar la belleza. Ser un guerrero no estaba reñido con ser mínimamente sensible.
De modo que cuando el momento se acercó tomaste una cuerda y comenzaste a jugar con ella. Casi se hacía imposible no tararear la canción que aquella niña os había cantado en ese túnel de metro. Y al sentir que el instante adecuado había llegado empezaste a caminar hacia donde Paul se encontraba en silencio, de una manera discreta y sutil.
No tardaste en rodear su cuello con aquel lazo, y empezar a apretar. Cada bocanada de aire que intentaba dar era como un pequeño chiste después de que él intentase matar a Amazarac tirando de él cuando estaba colgado.
Paul no tardó en morir. Y aún entonces la obra no estaba completa. Arrastraste su cuerpo hacia uno de los decrépitos árboles de la ciudad y utilizaste la cuerda para suspenderlo en el aire.
Ahora sí, ahora habías terminado. Sólo un cuadro hiperrealista podría plasmar toda su belleza. Quizá en el futuro lo dibujases con las manos de Thomas. El nombre sería algo sencillo y directo. El árbol del ahorcado.
Para recordar:
- Roger parece poder saber que fata es quién, pero no su rol, en caso contrario no habría sugerido tan a la segura las razones de los votos que cayeron a Ivanna. De momento me parece que poco puede importar esta información, ya que ha muerto.
PD: Que aburrido es cuando todos empiezan a mostrar sus cartas en los primeros turnos
Una noche más saliste a hacer el trabajo que otros no terminaban de querer hacer. Puede que tuvieran miedo a ser descubiertos o a no ser lo suficientemente fuertes, pero ese no era tu caso. Tú abrazabas una causa más grande que tú mismo. Que todos vosotros. Vivirías por ella y morirías por ella si hiciera falta.
No tardaste en dar con la chica de pelo color violeta. Estaba dormida junto a aquella otra, la que había estado cantando. Así, de espaldas, tenía un ligero aire a Kammy. Por tu mente pasó la idea de que tu carcasa se divirtiera un poco con ella. Al fin y al cabo matarla no tenía por qué ser el final, ni tampoco el principio. Sin embargo un ruido a lo lejos te hizo darte cuenta de que en cualquier momento podían encontrarte, y aunque eso era aún más excitante dejar que tu causa muriera por un capricho no lo era tanto.
Un instante después habías creado un pequeño arpón con tus lápices. Clavárselo en el estómago y marcharte con él sería coser y cantar. Sin embargo cuando lanzaste el golpe su piel no sólo no fue atravesada, sino que pareció dura como la piedra. Un segundo golpe, un tercero... Nada. Su ropa se desgarraba, pero era imposible penetrar más allá. Frustrado y confuso, un instante después lo intentarías con su cara sólo para obtener el mismo resultado: nada. No podías dañarla. Sí pudiste arrancar un mechón de su pelo, pero cada vez que tratabas de golpearla sólo conseguías hacer ruido.
Finalmente tuviste que marcharte, derrotado y enfadado, sin terminar de entender lo que había pasado. Alguien se había interpuesto en tu camino. En el camino del Bosque.
Preparandose nuevamente para acabar esta noche con la vida de Anastasia, ahora si, de una vez por todas, fue preparando el mensaje. Francesa era la chica, y en su idioma quedaría grabado en el oído de la chica las ultimas palabras que escucharía en vida.
Ne me déteste, je suis juste l'exécuteur
Con la nueva noche volviste a prepararte para acabar el trabajo que habías dejado a medias tan solo veinticuatro horas atrás. Sí, la habías lastimado. Y también le habías arrancado un mechón de ese pelo morado que tenía. Pero aquello no era suficiente.
De nuevo el abrigo de la oscuridad volvió a servirte para pasar desapercibido. El silencio de la noche era casi solemne, y podías sentir en el ambiente cómo se acercaba su momento.
No tardaste en dar con ella. El mismo arpón que el día anterior sería quien se encargaría de quitarle la vida. Casi como poesía. Cuando llegaste a su posición la encontraste tumbada, dormida. Ingenua idiota. Un instante después te encontrabas inclinado sobre su oído, listo para dar tu mensaje.
Vous ne me détestez pas.
Je suis simplement l'exécuteur.
Le dijiste en un perfecto francés. Y acto seguido tu primer golpe, atravesando su abdomen. Pudiste sentir el calor de su sangre brotando. Pudiste sentir cómo se volvía cada vez más débil... Pero algo se interpuso antes de que pudieras continuar. Un grito. Alguien se acercaba.
En otras condiciones quizá habrías continuado. ¿Qué era lo peor que podía pasar, que te ajusticiaran? Bueno, era un precio que podía ser pequeño a cambio de sesgar esa vida. Pero tu causa era más grande que tú mismo, y debías seguir con vida para llevarla a cabo. De modo que de inmediato te escabulliste, maldiciendo una vez más al destino que parecía empeñado en que aquella francesa siguiera con vida.
Objetivos equivocados. Compañeros equivocados. Claro, no era tan arrogante como para no reconocer que no podía actuar solo por las noches, pero tampoco podía obviar el hecho de que sus compañeros, si es que así podían ser llamados, no le eran de ninguna utilidad. Sus motivos, sus causas... señalaban objetivos casi de forma ridícula, y el plan de Nu-Taur-Dunath parecía bien hecho, hasta que comenzó con su acto de victimismo. Realmente quería matarlos a ellos. ¡Viva la revolución!
Tu causa es justa. Eso es algo que sabes a ciencia cierta. El Bosque es el pulmón de Fäe, pero muchos se empeñan en olvidarlo.
Puede que tus métodos no sean los que otros emplearían. Puede que tu contundencia sea firme y terrible. Pero es necesaria. Y los otros deberían hacer un esfuerzo por comprenderla. Al menos, si quieren que su retorno a Fäe sirva para algo.
Te habían dado caza entre catorce. Habían hecho falta catorce para hundirte, y ni siquiera se preguntaban por qué. Era la fuerza de tu convicción la que te mantenía en pie. La fuerza de saber que tenías razón, y que sin el Bosque Fäe no era nada.
Ahora que tú no estabas, ¿qué pasaba con tu causa? ¿Quién iba a defenderla? ¿Ohtar? Ojalá hubieras aguantado más. Si cayeses ahora antes podrías mostrarle a los demás tu verdad. Hacer que se dieran cuenta del error que estaban cometiendo. Y ante tal evidencia... Sería imposible negarse a apoyar tu causa. La única verdadera.
Aunque aún quedaba una esperanza. El reloj te había dado las fuerzas para comunicarte con los tuyos. Que sirviese de mucho o no... Sólo dependía de vosotros.
El Santo: Una vez por partida y en el momento de tu muerte, podrás convertir a alguien a tu causa, sea la que sea. Por poner un ejemplo, si fueras un Lobo, esta persona se uniría a la escena de Lobos y asumiría tus condiciones de victoria. Además, como buen Santo podrás aparecerte a tus antiguos aliados, conservando así toda escena que tuvieras aún desde el más allá.