Partida Rol por web

El vestuario aún olía levemente a pintura. Los veranos le daban una capa para eliminar posible moho y esporas que se acumulasen con la humedad. Debido al acortamiento de los días, afuera ya era prácticamente de noche. Aunque aún no fuese tan tarde como para irse a dormir, el cerebro humano entraba en modo de ahorro de energía, y más después de tanto ejercicio. Esto creaba un conflicto con la potente luz blanca de los fluorescentes, que obligaba a mantener los ojos abiertos.

—¡Buen trabajo equipo! ¡Este año llegamos a la copa regional!

Leo daba ánimos a la muchachada después del entrenamiento. No era un gran atleta, pero había que reconocerle que mantenía el ritmo. El entrenador les había dado caña hoy para que sus cuerpos volviesen a estar al día y se olvidasen de la vagancia del verano. Donde los demás se veían ya destrozados y con ganas de arrastrase a casa y morir, él mantenía la elegancia. Aunque el sudor empapaba su camiseta, con solo repeinarse con la mano volvía a estar presentable.

Markus se pavoneaba aquí y allá, intentando mantener su posición de alpha de la manada gracias a su desempeño físico. Oliver era su único rival en este aspecto. Después de cachondearse de uno por su caída, se quitó la ropa tirándola en dirección al banco, pero sin importarle mucho donde caía y entró en las duchas.

El rey hizo lo propio, aunque tratando un poco mejor su ropa.

—¿Vas a invitar a Claudia al baile de Homecoming o esperarás al último segundo como el año pasado? Igual esta vez no te espera y a lo que te decidas está ya pillada.

—No es esperar, es resignarme. Al final no encontré a nadie mejor. ¿Y tú que, Oliver? ¿Se lo vas a pedir a alguna o iras solo? He oído rumores de que se te vio en la cafetería con la casi muerta.

Abrió el grifo y se metió bajo la ducha. Soltó un suspiro de gusto al sentirla en su piel.

Agradezco muy seriamente el haberme matado a ejercicio en verano para no perder la forma, aprovechando que mi padre no se animó a que nos fuéramos a ningún sitio de vacaciones, porque el entrenador había venido exigente y duro este año. Ya me va bien, porque tengo que estar en la mejor forma posible este año para intentar llegar a las regionales y ¿por qué no? Ganarlas. Y sí, este año me como a Markus con papas, pero voy a dejar que siga pensando que el macho alfa es él porque yo sigo prefiriendo pasar desapercibido en ese sentido. Ya destacaré en el campo.

–Sí, estuve hablando con Hellen, ¿y qué? – le respondo cuando entro yo también en las duchas, metiéndome bajo el agua templada. Odio el agua caliente tras salir de entrenar, así me refresca más – No me interesa así que no empecéis, que os conozco y sois muy cansinos – les advierto, cogiendo el champú para enjabonarme el pelo – Supongo que...invitaré a Samantha – termino respondiendo. Preferiría ir sólo, pero empiezo a cansarme también de ese rollo de que soy gay. A ratos me importa una mierda, pero a ratos también me enfada (no porque tenga nada en contra de los gays, en absoluto, cada uno que ame a quién quiera), más bien porque es molesto escuchar a estos o a otros idiotas hacer comentarios al respecto.

—Samantha es una chica estupenda. Me gusta su carácter.

—A ti lo que te gusta es que tiene ovarios para oponerse a Valentina de vez en cuando. No como tú, que eres un "Yesman"

—Touché —contestó Leo con desinterés.

El capitán prefería darle la razón antes de ponerse a luchar por lo indefendible.

—Yo no quiero una chica con carácter. Preferiría encontrar una que sea sumisa, rollo japonesa sexy complacient... ¡Ey! Ese gato de la ventana nos mira muy fijamente.

Markus señaló a una ventana.

Por motivos obvios, los ventanucos de los vestuarios eran de Vidrio esmerilado. Además, eran pequeños, estaban en la parte alta de la pared y solo podían abrirse de maneta basculante. Un gato asomaba la cabeza por la apertura de uno de ellos. En cuanto Marcus dijo aquello, se dio a la fuga.

—A lo mejor es que le pones. Deberías pedirle ir contigo al baile, Markus.

Se volvió a Oliver.

—Yo creo que Samantha te diría que sí.

Me intereso yo también por ese gato que cotillea por la ventana, aunque se va escopetado cuando nos escucha. Curioso. Y no se me había llegado a ocurrir eso de espiar chicas con mi forma de perro, porque nadie le da importancia a un perro por ahí vagando, como pasa con este gato. Supongo que aunque lo piense, no lo haré porque tengo más principios morales que eso. Malditos principios.

En fin, que me sacudo el champú del pelo antes de coger el bote de gel para empezar a enjabonarme el cuerpo con él.

–Yo también creo que Sam me dirá que sí, últimamente me presta bastante atención – comento – Y sí, Markus, todos sabemos que quieres una chica calladita y obediente para que no te moleste – alzo las cejas, aunque enseguida cierro los ojos porque meto la cabeza bajo el chorro – Y para que te deje hacer todas esas cosas guarras que has ido acumulando en tu cabeza en años y años de ver porno – río.

—Pues la verdad es que sí. Tengo una lista de videos especiales guardados en una carpeta. La que quiera ser la señora Lee tiene que ayudarme a llevarlos a la práctica.

—Si queréis puedo pasaros alguno por el wassap del equipo —añadió a modo de amenaza. No sería la primera vez que algo entre pornográfico y escatológico llegaba a sus ojos por culpa de Markus.

—Y además, lo dices como si fuese un enfermo mental, pero seguro que tu también estrangulas el ganso con cochinadas de internet. Como todos. Bueno, Leo igual no, porque es un tío del siglo pasado y, en vez de internet, tendrá una colección de revistas pegajosas escondidas debajo del colchón. ¿Algo que comentar, capi?

Menos mal que estoy terminando de ducharme, porque cuando Markus se pone en ese plan es un pesado. No me importa ver tetas, claro, está bien, pero cuando manda algún vídeo de los que terminan dando asco no me hace mucha gracia.

–Una cosa es pajearse con vídeos y otra muy diferente ser un cerdo como tú – río y termino de quitarme el jabón del pelo y el cuerpo para escaquearme, porque es capaz de cumplir su amenaza y pasarnos esos vídeos que ha mencionado. También estoy a punto de pinchar a Leo con alguna mención a Valentina acerca del porno o lo que le deja o no hacer cuando se acuestan pero decido callarme por si acaso termina en una pelea o discusión, que no sería la primera vez que por gallitos acabamos casi a hostias – Ahí os quedáis. Y espabilad, que aún nos cortan la luz antes de terminar – no sería la primera vez que ocurre cuando nos demoramos y lo alargamos, que para echarnos lo antes posible nos cortan el agua caliente y la luz. 

—Todo por no pagarle una hora extra al conserje, putos ratas. Con lo bien que sienta el agua caliente. Cuídate tío.

Cuando Oliver salió por la puerta, añadió como si hablase con Leo pero en tono lo suficiente alto como para que le oyera:

—Yo creo que está tonteando con alguna porque siempre se va corriendo.

—No te montes películas, en este instituto no cae una hoja de un árbol sin que valentina se entere y no me ha dicho nada. Seguro que va a ayudar a su padre o hacer alguna tarea de la casa. Alguna cosa de pobres que tú ni puedes ni imaginar, zangano de papa.

Las palabras de Leo le llegaron casi en un murmullo. O había tenido suerte con la acústica o Shadow  le había prestado su oído a pesar de estar en forma humana.

Les escucho, claro, pero lo cierto es que me da igual lo que digan o dejen de decir. Es normal que Markus piense lo que piensa acerca de estar tonteando con alguna porque "cree el ladrón que todos son de su condición". Sí que me molesta un poco eso de "pobre" porque yo creo que mi padre y yo somos de clase media, aunque visto desde la posición de Leo cualquiera es pobre, claro.

El tema es que no pienso quedarme a escuchar porque es mejor a veces no saber ciertas cosas, y una de ellas es lo que tus amigos hablan de ti cuando no estás, así que termino por irme sin mirar atrás.