Partida Rol por web

Que bobo y precioso era. Darse cuenta de que hasta ahora el chico no había llegado a la conclusión de por qué quería cabrear a Valentina la hizo morirse de amor un poco. Lo que la preocupó, porque cada vez le resultaba más innegable que sentía algo por el chico que no era tan casual como había pensado cuando los encuentros con él habían empezado. Por suerte, estaba bastante segura de que para él tampoco eran algo sin importancia, sintiera lo mismo o no.

—No lo he usado contigo, si eso es lo que te preocupa —Le sonrió, entre divertida y comprensiva. No le gustaba invadir la privacidad de nadie —. De hecho, es primera vez que lo uso.

No hubo mucho más tiempo para discutir, porque en nada tenían los focos de luz encima y la mascota del equipo poniéndoles un micrófono en la cara. Asumió, erróneamente, que sería Oliver quien hablara... hasta que el chico le tendió el micrófono a ella. Entrecerró los ojos con una mirada de fingido odio y lo tomó, riendo. Y mira, ya que iba a hablar, se paró sobre la silla como llamaba el momento y tiró un poquito de la mano a Oli para animarlo a hacer lo mismo.

Quizás no era el tipo de discursos incendiarios a los que estaba acostumbrada, pero podía hacer el intento.

—¿Qué tal, gente? ¿Os lo estáis pasando bien? —A ver, había que saludar, e interactuar con las masas siempre iba bien — Yo me lo estoy pasando de puta madre. Y seguro que sabéis por qué: porque hoy, en este baile, nos la suda quién es quién. Todos venimos a vernos guapos, bailar con amigos, y con algo de suerte, armarnos de valor para robar un poquito de romance a la noche. Sobretodo: venimos a divertirnos.

»¿Y no molaría hacerlo también el resto del tiempo? ¿Pasar de la gente que os hace la vida imposible, se burla de vosotros por existir, y solo hacer lo que os nace hacer sin preocupaciones del qué dirán? Pues eso es lo que Oli y yo estamos haciendo hoy, y lo que todos deberíais hacer. ¡Divertiros! ¡Tirad por la ventana los miedos! ¡Bailad como si nadie os estuviera viendo! Porque os cuento un secreto, que he visto en mis mil y un viajes: nadie que valga la pena lo está haciendo. Quien mira y critica, lo hace por ganas de joderos la noche, porque se muere de miedo de bailar y de que lo critiquen a él. El resto estamos todos en la pista, dándolo todo y viviendo la vida, que ya es demasiado corta.

»Que le den a al miedo y a la vergüenza. Que le den a los gilipollas que os juzgan. Que le den a las restricciones por jerarquías sociales y a los estereotipos de mierda. Que le den a todo. Votad por nosotros, votad por vosotros, o votad por quién sea; pero haceros escuchar. Votad por la libertad. Votad por ser felices sin miedo a encuestas gilipollas o cotilleos de gente sin vida propia. Y si ellos ganan, que sepan que cada uno de los votos que se lleven en contra, son de gente que está hasta la polla de sus mierdas.

»Porque hoy, instituto, os miro a la cara y os digo: Hoy tenéis la oportunidad de marcar un antes y un después. La oportunidad de acabar con una monarquía que nadie quiere ni eligió. La oportunidad de vivir tranquilos, felices, y pasarse por el forro esas clases imaginarias que os han impuesto. Hoy es cuando podéis votar y dejar que los números digan lo que no os atrevéis a decir a solas. Hoy es cuando decidís quitarle la corona a la imagen y ponérsela a la verdad. Hoy es el día en que votáis y gritáis a coro: ¡NO MÁS!

Miró a Oli, con una sonrisa acelerada y apartó el micrófono para hablarle.

—¿Algo más qué decir? 

Me sonreí de medio lado al escuchar aquel discurso de Nirvana. Estaba claro que dejarle a ella eso era mejor idea que hablar yo; no se me daba nada bien hablar en público, y jamás habría superado a una hippie acostumbrada a caldear el ambiente. Desde luego, aquellas palabras debían hacer mella en los alumnos o definitivamente es que estaban muertos por dentro y ya habían aceptado el dejarse mangonear hasta terminar el instituto. 

Una vez termina y me mira, yo sólo puedo coger un momento el micrófono para añadir una cosa simple y rápida:

—¡GO TIGERS, GO! — exclamo alzando el puño, porque el fútbol le gustaba a todo el mundo (o casi), y porque así dejaba claro que aún siendo jugador del equipo, estaba del lado de aquellos que no gozaban de tanta popularidad. Para remarcar que incluso los populares podemos redimirnos y pasarnos al otro lado, el de la verdad que ha mencionado Nirvana.

Las palabras de Nirvana provocaron algún silbido y grito de aprobación y unas pocas palmadas que comenzaron tímidamente pero que fueron contagiándose conforme la gente se envalentonaba al ver a otros aplaudiendo.

Pero el gran cisma llego con el "go tigers" de Oliver. Ahí si que el personal se quedo pillado. ¿Cual era el bando que debían apoyar los futboleros? Si había que elegir entre Max y Leopoldo, estaba claro cual era el bando de los que apoyaban a los tigers, pero entre Oli y Leo la cosa se complicaba.

Quien no tenia ninguna duda era la mascota del equipo. A él si le decían "Go Tigers" entraba al trapo, que para eso era el tigre. De inmediato hizo un baile alrededor de la pareja de candidatos y arrancó más aplausos. Tras un par de minutos, retomó el micrófono y se marcho hacía Valentina y Leo marcándose un moonwalk y una voltereta antes de llegar. La reina actual podría haberlo matado con la mirada que le dedicó.

En el instante en el que la mascota y la reina tocaron a la vez en el micrófono hubo un molesto pitido, como si hubiese habido alguna sincronización con los altavoces. O tal vez algo de electricidad estática; él estaba forrado en tela sintetica y moviendose sin parar. Por suerte fue solo un segundo.

La chica miró a la mascota con un rostro inespresivo y frío pero también con evidente odio en los ojos. Tras tomar el micrófono se dirigió a la multitud con una sonrisa encantadora y convincente. 

—¡Hola a todos!

Es un honor para mí estar aquí esta noche, rodeada de todos mis compañeros. He soñado mucho con este momento, y ahora, al estar frente a vosotros, siento una inmensa emoción.

Quiero aprovechar esta oportunidad para agradecer a mi familia y amigos, quienes me han apoyado en cada paso de este camino. Sin su apoyo, no estaría aquí hoy. También quiero agradecer a mis compañeros y al comité organizador por su arduo trabajo y dedicación para hacer de este evento una realidad tan especial.

Pero ser Reina del Baile va más allá de llevar una corona y un vestido hermoso. Para mí, se trata de representar los valores de nuestra comunidad escolar: el respeto, la dedicación y la búsqueda de la excelencia. Prometo, si soy elegida, ser una reina que trabaja para mejorar aún más nuestro instituto. Quiero ser una inspiración para que cada uno de ustedes se sienta orgulloso de estudiar en el Old Truce High. Juntos, haremos de este año escolar uno inolvidable.

¡Muchas gracias!

Él fue mucho más breve:

—Yo también estoy muy emocionado de presentarme como candidato a Rey del Baile. Como capitán de los Tigers, he aprendido la importancia del trabajo en equipo, la dedicación y el respeto. Si soy elegido Rey del Baile, prometo llevar esos mismos valores a esta responsabilidad, representando a todos con orgullo y compromiso.

Gracias por vuestro apoyo y confianza. ¡Vamos a hacer de esta noche algo inolvidable!

Johny tomo el micrófono y volvió al escenario. Volvió a ejercer como DJ amateur llenando la pista con pelotazos musicales a los que añadía efectos para pasar de una canción a otra.

La subdirectora se sentó junto a una mesa. Sobre ella estaba la urna y las papeletas para Valentina y Leo y para Max y Emma que por traspaso pertenecerían a Nirvana y Oliver. Tenia una lista con todos los alumnos y cada vez que uno votaba, lo tachaba de la misma y apartaba un cartón para permitirle votar.

En veinte minutos se sabría quienes eran los reyes del Homecoming

Suspiro. Bueno, pues ahora toca esperar. A mi me habían resultado bastante vacíos los discursos de Valentina y Leo pero no es que los adolescentes precisamente sepan valorar mucho lo que realmente importa o no (yo incluido) así que... 

—Bueno, pues la suerte está echada — le digo a Nini, porque realmente ya no se puede hacer nada más por ganar votos. Le tiendo la mano, dejando la conversación anterior aparcada porque tampoco me apetece hablar más de ello. Estoy cansado. De hecho, sólo quiero esperar a ver quién gana y escabullirme con Nini por ahí. O incluso, largarnos directamente —¿Vamos a votar? — tiro de ella una vez coge mi mano.

Entre los aplausos, el apoyo de la mascota del equipo, la mirada asesina de Valentina al tigre y el consiguiente discurso genérico de la reina abeja, Nirvana se sintió bastante segura de que incluso si ella y Oli perdían, lo harían con dignidad. Más aún, con la certeza de que habían encendido una llama en el pecho de más de alguno de los presentes. Eso, en realidad, era más que suficiente. 

Le cogió la mano al chico y bajó de la mesa de un salto.

—Vamos —contestó, dándole un beso en la mejilla —. Ganemos o perdamos, creo que lo hicimos genial.

Es que entre el discurso y los ánimos de equipo, habían dejado bastante claro el mensaje de unidad al que llamaban.

Por supuesto, no pensaba seguir la cortesía diplomática de votar por el contrario, sino que votaría por ellos mismos. Una declaración de intenciones era mucho más relevante que ese protocolo inútil.

Emma tardo solo 20 segundos en enviar la foto a su compinche, con aquel sencillo gesto había iniciado la caída de un reino y una avalancha de acontecimientos que escapaban a su comprensión. Pero si Emma o estaba chiflada o era un genio se decidiría a posteriori. Según tuviese éxito o no en sus planes. En cualquier caso Valentina le despertaba curiosidad y prudencia pero no miedo. Así que Emma mandó la foto. Una vez no había vuelta atrás posible, se dejo ver en la multitud y casi hasta disfrutó aquellos minutos.

Apenas dos minutos después el móvil de prácticamente todo el mundo vibró.

6365553472 se ha unido al grupo Old Truce High

6365553472 se ha unido al grupo Victimas de Tylor

6365553472 se ha unido al grupo Periodico Escolar

6365553472 se ha unido al grupo Delegados escolares

Y así en cada uno de los grupos formados por estudiantes que fuese público. Nadie lo había invitado o unido al grupo. Simplemente se unía como si hubiese recibido un enlace.

Aquel misterioso número que nadie conocía solo posteó siete fotos.

Las fotos eran de Valentina, quien siempre aparecía perfecta en ellas. Pero todas juntas eran un poco inquietantes, eran fotos sacadas a traición. (La ultima por Emma hacía solo unos minutos cuando la mascota le había dado el micrófono). En ellas se veía a la jefa de las animadoras con una expresión agraciada pero inhumana. Fría y perfecta como una estatua de hielo.

Las fotos venían con un regalo de la Hechicera Suprema. Al contemplarlas, los mundanos eran conscientes, o al menos sospechaban, que Valentina no era humana. Pero la niebla, que de normal acudiría a evitar esa clase de pensamientos, no llegaba. Y a más se contemplaban, más fuerte era la sospecha. Muchas personas en el instituto cambiaron su opinión hacia la reina, sentían un fuerte odio hacia ella. Un odio que era más fuerte cuanto más hubiese empleado ella sus poderes o su simple naturaleza sobrenatural para manipularlos.

6365553472
En esta ocasión la hechicera Suprema llegará hasta el final. Algún día todo el planeta será un santuario.

Tras estás palabras el misterioso numero intruso abandono el grupo.

Unos minutos después el asunto se fue olvidando muchos administradores borraron las fotos casi inconscientemente. La niebla volvía a trabajar en las cabezas humanas, pero había dos grandes consecuencias:

Valentina no podría manipular la votación con magia

Todos los estudiantes que habían acudido al baile eran más proclives a creer en la magia. Solo un poco. No habían sido expuestos a un entrenador transformándose en gorila, aquello había sido más sutil y suave, y al no llegar la niebla durante unos minutos no habían visto las costuras del universo, solo habían sentido una ligera sospecha, así que no se volvieron locos ni gritaron. La Hechicera Suprema estaba aprendiendo a suministrar "la pastilla roja" en pequeñas dosis para despertar a los durmientes poco a poco sin dañarlos (mucho). Ahora los Elder jugaban una lucha contra una adversaria oculta y el tiempo jugaba en su contra.

El nuevo atentado de la hechicera suprema fue disolviéndose y en diez minutos todo volvió a la normalidad. Con el paso de las semanas empezarían a sentirse los cambios: Los lugares en declive o minoritarios como iglesias, tiendas esotéricas, escuelas de Yoga,... empezarían a recuperar asistentes. Llevar un talismán de la suerte o quemar incienso seguirían siendo cosas de frikis por un tiempo, pero, si nadie detenía a la HS, aquellos temas se volverían tendencia.

Pero en aquel momento todo parecía normal aún y los jóvenes pudieron votar y divertirse aunque aquellas fotos que prácticamente habían olvidado les hubiesen dejado una inquietud vital que no desaparecía. Jhony the tiger eligió buenos temas y puso la gente a darlo todo en la pista de baile.

Dos minutos antes de la hora señalada, la lucha por la corona no podía estar más reñida: ambas parejas tenían exactamente el mismo número de votos en la urna y solo faltaba un estudiante por votar.

Markus no se encontraba bien. Era uno de los más afectados por aquella intrusiva idea de que la realidad normal y ordenada que conocía era un engaño. Su estomago daba vueltas como si hubiese comido algo en terrible estado y cuando caminó hasta la urna se sentía desgarrado entre las dos lealtades que profesaba. Votase a quien votase estaría traicionando a alguien.

Cuando llegó a la mesa, suspiro e hizo lo que consideró más noble.

(Diez minutos después)

—El rey y la reina del homecoming son: ¡Oliver Myers y Nirvana Dixon!

Les hizo un gesto para que se acercaran, mientras muchos les aplaudían.