Partida Rol por web

Saliendo de la ciudad junto a mis compañeros Raellia, Ethan y Uffern, me dispongo a cruzar las puertas cuando veo al extraño contingente que se aproxima a la ciudad.

-Nuevos aventureros en busca de gloria.-Pienso mientras camino.

-Buenos días.-Digo al pasar junto a ellos.

Sin más palabras continuo recto en dirección a nuestro destino.

Vienen cargados de  acero y ligeros  de  oro ;pronto se los tragara la ciudad-digo  al pasar junto a los recien llegados -tenia ya ganas de alejarme un rato de estos muros.

El grupo llegó a la muralla este de la ciudad y Ethan pensó que aquellos guardias no habían madrugado mucho, puesto que las puertas de tormentos aún estaban cerradas y los primeros visitantes deseaban entrar en sus estresantes callejuelas.

Ethan esperó a que la guardia acabara de hablar con los recién llegados. Una vez habían acabado, se dispuso a salir de la ciudad y comenzar un nuevo camino en un espacio donde se sentía enormemente más cómodo.

Al 7, catedral de Kord.

 -¿A dónde podría dirigirme para rezar a San Cuthbert?

- Lo sentimos, pero ninguna de nuestras iglesias está dedicado a ese dios. Quizá el templo que más se le parezca sea el de Kord. Ese sería un buen lugar, ya sabes que los dioses nos escuchan en cualquier parte.

El grupo que estaba al otro lado de la puerta abandonaba la ciudad justo en el mismo momento en que dos de los que estaban en la cola de la entrada pagaban la tasa y se marchaban poniendo rumbo a la ciudad.

Después el guardia os miraba señalando la bolsa. ¿Y bien, decidís regresar o preferís pagar la tasa?

Llegas hasta el muro de entrada donde puedes ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Tú estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenas días, señor.  Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Un trío de aventureros estaba pensando si pagar las monedas para adentrarse en la ciudad.

Tras pagarle las 5 pc al guardia le pregunto: Al ser nuevo en la ciudad me gustaría visitar la capilla de Obad-Hai para presentarle mis respetos a mi Dios, ¿me podría indicar donde está?.- y me dirijo hacia allí.

Desde el templo de Fhalanghn recorro con paso vivo la ciudad para salir de ella cuanto antes. Si quiero alcanzar al otro grupo debo apresurarme y es posible que deba marchar al trote buena parte del camino. Hace tiempo que no lo hago pero estoy bien alimentado y puedo permitirme un esfuerzo así en mis condiciones.

Al llegar a la puerta Este me encuentro con el primer impedimento: La ciudad está cerrada. 

- Buenos días caballeros. Tengo asuntos que me reclaman fuera de la ciudad. ¿Serían tan amables de abrir la puerta, por favor?

Si no abren el portón. Insisto y para convencerles de que me dejen salir.

- Llevo un encargo de Lady Sheeva por lo que no creo que quieran interponerse a su voluntad. Les aseguro que no les pediría esto si no fuera un asunto urgente, pero necesito salir de la ciudad para dirigirme a Mereklar.

Si consigo que me abran la puerta le pregunto a unos de los soldados.

- ¿No sería tan amable de indicarme si han pasado por aquí un grupo formado por un hombre alto, robusto y de gran envergadura y largo pelo y barba rubia y varios sujetos más?

-Disculpe señor guardia, ¿dónde podríamos ir para pasar un buen rato? -Milo le preguntó al guardia intentando no parecer malicioso ni nada de eso.

Milo miró a su hermano y solo podría esperar que encontraran algún sitio donde poder empezar a dar un buen espectáculo para ganarse un poco la vida.

Lylo se echó a reír sujetándose el redondeado vientre.

-La Pezuña en la booocaaaa-dijo entre risas- oh, por lo que más quieras, vamos ahí a ver si nos dan una vaca o dos.

Guiñó un ojo a su hermano, una posada era un buen sitio donde cuchichear, escuchar y hacer negocio.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenas días, señor.  Soy el encargado de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano.

Saco 5 pc de mi bolsa que llevo atada al cinto , antes de dárselas  digo : saludos soldado soy Gerion , clérigo de S. Cuthbert , dios del justo castigo. Estaría interesado en daros una charla de mi Dios , se que ahora estáis de servicio, podría venir quizás en otro momento.  Daros  una charla a ti , y a tus camaradas,  en los barracones, o en el cuartel que dispongáis para vuestro ocio.   Serviríais muy bien a mi Dios, ya que estáis del lado de la ley, y yo como clérigo, puedo seros de gran ayuda para detectar el mal en cualquier sitio donde se encuentre , que me deciis ? mientras termino de decir mis ultimas palabras doy las 5 pc al soldado. Demientras que pensáis la respuesta a mi primera pregunta me gustaría haceros una segunda, podríais decirme que catedrales puedo encontrar en la ciudad y por donde están? gracias. Esperando su respuesta con calma mi rostro es sincero y amistoso.

Llegas hasta el muro de entrada donde puedes ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Tú estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

- Saludos Gerion, muchas gracias por la oferta que nos pretendes dar, pero ya conocemos lo suficiente sobre tu dios. No tenemos mucho interés en escuchar ninguna charla sobre él. Estamos contentos tal y como estamos. Muchas gracias. 

Justo en ese momento el soldado recoge las piezas de cobre del clérigo y abre la puerta para que pueda pasar.

En cuanto a las catedrales de la ciudad, tan solo hay dos en todo Tormentos Cristalinos, ambas pertenecen al dios Kord y a Pelor. Y las puedes encontrar al norte de la ciudad.

si bueno me quedo un tanto confuso ante la respuesta del soldado me coge de imprevisto, sin decir mas sigo hacia delante , cavilando hacia donde puede haber llegado la corrupción a esta ciudad cuando un soldado te responde con ese descaro y falta de tacto , desinteres hacia mi Dios. estoy alerta hacia posibles caminantes que se arrimen a mi, mientras sigo por la calle dando una vuelta por la zona norte queriendo dirigirme hacia la catedral de Pelor a paso normal , fijandome en locales tiendas y comercios que pueda encontrarme por el camino.

Desde el interior de la ciudad, Raelia caminaba hacia las puertas tirando de su montura. Debía dar caza a la paladina antes de que se perdiera su rastro. Pero al llegar a las puertas, éstas continuaban cerradas...Si estaban cerradas y la paladina se habia ido, era bien decir que los guardias se la habían abierto, y si ella podía, Raelia tambien.

- Guardias!

Dijo con un tono de voz algo elevado para hacerse oir.

- Mi trabajo a terinado en este lugar y desearía salir de la ciudad.

Intentó decirlo lo mas suavemente posible, pero no estaba acostumbrada a aquellos formalismos, ella era de ir, llegar, cortar y salir...

Aquel que os había dado vuestra misión os dijo que cuando el mensaje fuera entregado simplemente tendríais que regresar con un recibí de parte del destinatario, que os firmase un papel diciendo que había recibido el mensaje y con eso sería suficiente para recibir la entrega.

Llegais hasta el muro de entrada donde podéis ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados. Aunque parecía ser que una mujer de aspecto oscuro y bastante malhumorada ya había alzado la voz para pedir a los guardias que le abriesen.

Llegas hasta el muro de entrada donde puedes ver a los guardias que mantienen las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Tú estabas esperando dentro de la ciudad, pero necesitabas pedirle a los guardias que te abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados. Aunque parecía ser que una mujer de aspecto oscuro y bastante malhumorada ya había alzado la voz para pedir a los guardias que le abriesen.

Ialdabode iba con paso sereno hacia la salida de la ciudad. Tenía que visitar Mereklar cuanto antes, pues tenía que averiguar y encontrar al culpable de la muerte de su compañero.

Pero algo le retuvo en el interior de Tormentos Cristalinos. Los guardias no parecían dejar entrar a ningún forastero y, lo que era peor para él, tampoco les dejaban salir a los que ya estaban dentro. Se acercó a uno de los guardias.

Disculpe las molestias que le pueda causar. Quería dirigirme hacia Mereklar, pero veo que las puertas están cerradas. ¿Ocurre algún problema?