Estupendo entonces, gracias Atreide.
Pd: maldigo la hora en la que opté por sacrificar la posibilidad de protegerme xD
Llegada la noche, no tardaste en concentrarte en tu objetivo: salvar a Mathias. Veías cada vez la llegada a Fäe más y más cerca. La muerte de todos aquellos que habían osado poner en duda vuestro potencial y poder era algo próximo, y pronto podrías pisar los cráneos de aquellos que te habían arrebatado tanto.
Sin embargo, antes del amanecer, algo sucedió. Ni siquiera habías llegado a quedarte dormida cuando algo empezó a empaparte. No tardaste en llevarte los dedos a la nariz para olfatearlo, y reconociste claramente el olor: gasolina. Antes de que pudieras reaccionar, congelando todo a tu alrededor, ya estabas ardiendo. Rodaste sobre el suelo, criogenizando todo a tu paso, helaste incluso la piel que te cubría... Pero nada fue suficiente. Más y más gasolina parecía bañarte, y el dolor terminó por ser tal que acabaste por perder el sentido.
Lo último que oíste antes de caer en ese profundo sueño fueron cuatro palabras pronunciadas por una voz femenina.
- Las brujas deben arder.