Partida Rol por web

- Pero parece ser que el que hace que vuelva la gente confía en Paul ciegamente - . Aina suspiró y dibujó una mueca en sus labios, negando suavemente con la cabeza. - Yo no me fío de Tarma. vuelve a comportarse como una niña pequeña, cuando en el otro sitio ha demostrado ser una... - zorra - Lianta - Le dijo, arrugando el ceño y dirigiendo su mirada hacia el infinito. - Primero empezó a menospreciarme y a decirme que no decía las cosas que tenía que decir. Me preguntó si había informado sobre su poder y cuando le dije que no, que si quería les decía a todos que podía esclavizar a la gente, me dijo que sí. Y justo antes de ser resucitada ha empezado a insultarme y a amenazarme porque le he dicho que sabiendo que podía esclavizar, dudaba que la trajeran de vuelta - . Aina se mordió el labio y volvió a mirar a su amada. - Y ahora, como saben que estoy contigo. Bueno, con Anastasia, no he dicho quién eras - . rectificó antes de que Lassa se alarmara. - Pues Vanya ha intentado hacerme la pelota y a decir que si tú eras inocente, que ahora podían confiar en mi. Y ha estado diciendo mentiras y más mentiras. Está intentando convencer a todos de que yo defendía a Míriel y por eso nadie confía en mi. Es imbécil, yo sólo intentaba saber quién mentía y puse a los dos en duda. Pero es que no me fiaba nada de Nu-Taur-Dunath - Puso los ojos en blanco al nombrar al fauno. 

Arqueó una ceja y volvió a centrar su mirada en la de Lassa. - ¿Con ellos? - Sus mejillas se sonrojaron. - Perdona, no he parado de hablar y ahora no sé a quién te refieres. Y tienes razón, no tienen nada que ver tus heridas con las de Adam. Pero no sé, Kammy no me parece mala chica, sólo que está un poco perdida, como todos - . Le dijo, encogiéndose suavemente de hombros. Aquella joven había salido en su defensa cuando Anya empezó a insultarla, y por ello le estaba agradecida.

Alargué mi pulgar hasta sus labios y lo acaricié con suavidad, con mi mirada curiosa puesta en ellos, temiendo que acabaran por romperse bajo sus insistentes dientes.

Me retiré con una sonrisa al comprobar que no era de porcelana fina como parecía.

- ¿Quién trae a los muertos? Ellos se traen a sí mismos, la mayoría lo hace.

Me encogí de hombros como señal de que no tenía nada más acerca de ese asunto.

- ¿En qué ocupas tus noches? - aclaré mi pregunta, nerviosa por lo que creía una evasiva - ¿Con quién te has encontrado hasta el momento? - arqueé una ceja acusándola realmente de simpatizar con Kammy.

Y en esa linea de pensamientos seguí mi discurso - Kammy no está perdida, sabe muy bien lo que dice, cuándo y hacia quién decirlo. - hinché mofletes - No es una buena chica, Aina, es un monstruo con un pelo bonito.

- Creo que Niba sí que ha regresado por sus propios medios. Como tú has dicho, como un ave fénix - . Una sonrisa bailó en sus labios al recordar aquellas palabras. - Bueno, Elendire nos ha dicho que puede regresar por sus propios medios, pero no quiere dejar atrás a Loth - . Sin darse cuenta estaba diciendo los nombres de las fatas que se ocultaban tras Ivanna y Samuel. Tras unos segundos fue consciente de haberlo hecho. Pestañeó y clavó su mirada en la de Lassa mientras una suave sonrisa se dibujaba en sus labios. No quería ocultarle nada, ella era la luz de su vida. - Pero también está preocupada de que Tarma ate su voluntad y no sabe qué hacer - . 

- ¿Mis noches? - Preguntó extrañada. - Utilizo las noches para buscar a Celebia - . Le dijo y arqueó suavemente una ceja. - No me encuentro con nadie y no he visto nada - . ¿Por qué se lo preguntaba de aquella manera? Había visto en su mirada algo que no le había gustado. ¿Quizás la estaba acusando?

- Tú... ¿Te encuentras con alguien aparte de conmigo aquí? - Le preguntó finalmente y se quedó mirándola, con el corazón en un puño. Ignoró el comentario sobre Kammy, en ese momento no le importaba. Sólo deseaba conocer los secretos de Lassa.

Sonreí ampliamente al escuchar el nombre de Elendire pero reprimí mis palabras hasta que la melódica voz de Aina no fue más que el recuerdo de una caricia - Falmari, Mathias; Míriel, Roger; Loth, Samuel; Nun-Tahur-Dunath, Paul; Elendire, Ivanna; Anya, Vanya - canté los nombres de los que se encontraban en el más allá- Aidane, Niba; Tarma, Jane y - sonreí ante la novedad- Seth, Atanamir.

Parpadeé sonrojada y orgullosa de mi saber esforzándome por no sonreír estúpidamente - Conozco aquellos que pasan al otro lado durante la noche, o de aquellos que se quedan a sus puertas, a cambio de asumir yo su dolor.

Me encogí de hombros disculpándome por esa actitud suicida que había enunciado - Esa noche en que cruzaron tantos... - recogí mis manos al sentir que se me helaban y las apoyé en mi abdomen entero pero sangrante al otro lado y reformulé mis palabras- No les vi a todos. Solo al peor de ellos. - tragué saliva - Desearía haber mirado a otro lado, ver esos nombres que acabas de regalarme. - Sonreí agradecida.

- Falmari, Tarma y Vanya tuvieron la opción de confesar sus crímenes. Yo les hubiese escuchado, en silencio, hubiese comprendido sus miedos y quizás hubiese podido calmar su agresividad por el choque de su muerte. - respondí a sus preguntas sobre mis otros encuentros- Pero solo Falmari me habló, solo para insultarme y pedir su regreso y la seguridad de Ivanna.

Volví a alargar mis manos para tocar las suyas con la punta de mis dedos - Quizás esa relación extraña con los muertos, la tuya y la mía, era el modo que tenía Faë de decirnos que estábamos predestinadas.

Ante sus siguientes palabras suspiré con culpabilidad por haberme dejado llevar por mi paranoia - ¿Puedo ayudarte? A buscar a Celebia, digo. - distraídamente hice corretear mis dedos por su brazo - Cuatro ojos ven más que dos.

¿Atanamir? ¿De qué le sonaba aquel nombre? 

Aina estaba escuchando las palabras de su amada. Su cabeza ligeramente inclinada y su expresión contemplativa, sin apartar su mirada celeste de la de ella. Cuando nombró al fata que se escondía tras Seth, su ceño se frunció ligeramente. Aquel nombre lo había escuchado hacía poco. ¿Era posible que...? - Creo que Elendire conoce a Atanamir - . Le dijo, intentando recordar lo que le había dicho. - Algo sobre la Bruma - . Murmuró y sus labios formaron un pequeño mohín. 

Siguió escuchándola, bebiendo de cada una de sus palabras. No la volvió a interrumpir, aunque cuando nombró a Falmari, arqueó una ceja y negó suavemente con la cabeza. Era propio de ella. Aquella fata estaba consumida por el odio. 

- Falmari y Elendire no tienen nada que ver. Thomas era un salido y debía querer tirarse a Ivanna, sin saber quién estaba tras ella. Desde que han llegado al otro lado, Falmari ha estado intentando destruir la relación que tiene con Loth, insinuando que él ha estado con otras  - . Al pensar en la sirena puso los ojos en blanco, era insoportable. 

Una suave sonrisa se dibujó en sus labios al sentir el contacto de Lassa. Volvió a mirarla a los ojos y alargó una mano para acariciar con suavidad su piel quebrada. Sus mejillas se habían sonrojado al escuchar que podían haber estado predestinadas. Pero detuvo el movimiento de su mano a medio camino y sus pupilas se encogieron, mientras parecía alejarse por un momento. 

- No sé qué busca Nu-Taur-Dunath - . Dijo finalmente, torciendo los labios en una mueca. - Está pidiéndome que cuide de Annie. Dice que sabe que eres muy importante y que las tretas y dudas de varios hacen que desconfíes de él - . Suspiró y negó suavemente con la cabeza. - Se debe ver con la soga en el cuello - . Murmuró y volvió a coger la mano de Lassa. - ¿De verdad puedes ayudarme a encontrar a la princesa? Yo me siento perdida y no sé ya en quién buscar. Había pensado mirar en la chica oriental. Parece que se está manteniendo bastante al margen y creo que podría ser ella... - Al igual que había creído todos los que había mirado antes. Empezaba a sentirse desesperada. Siempre había creído que Celebia era como una hermana y la reconocería fuera donde fuera, pero ahora se daba cuenta de que quizás no la conocía tanto como creía. 

- Se acerca la noche y de nuevo volveremos a sentir la llamada del reloj - . Suspiró y entrelazó de nuevo su mirada con la de Lassa. - He pensado en elegir a Paul, pero si lo prefieres pensaré en otra persona - . Sus pensamientos fueron en ese momento hacia Thomas. No entendía qué era lo que le molestaba de ella y sus palabras en la ciudad le habían molestado de mala manera.

Parpadeé una sola vez con lentitud, como si la caída de mis parpados escanearan sus palabras para guardarlas en mi archivo de informaciones atractivas con las que no sabía que hacer. - Así que se conocen. - Sonreí confidente por el cotilleo - Parece que Ivanna rompió más de un corazón.

La escuché con mi mirada puesta en sus labios, observando su movimiento pero con mi atención puesta en su contacto y cuando su mano se detuvo la mía corrió a detenerla sobre mí, para evitar que se alejara como su mirada advertía.

- Supongo que puedo fingir que creo su preocupación y olvidarme de él por hoy, y tal vez mañana. - medité ante sus palabras y sentí como su mano volvía a imponerse sobre la mía.

- Puedo apoyarte más que ayudarte. - me disculpé por ese ofrecimiento frustrado - ¿Cómo lo haces? ¿Cómo buscas en la gente? - resalté el "en" no solo con la entonación sino con una expresión de sorpresa que no supe esconder - Desearía saber hacerlo. - suspiré para mí - Quizás así, si hubiese sido capaz de ver la verdadera cara de la gante tras las máscaras... Quizás mis pequeños seguirían con vida. - Retiré mi mano al reaflorar mi naturaleza marchita y mi mirada se ensombreció en odio al perderse en la nada.

- Puede que tu princesa se esconda detrás del ciego; - comenté con un tono frío todavía con mi mente lejos de ese espacio cálido en el que nos habíamos reunido - "La ciudad es mi dominio". - parafraseé a Lyman con cierto retintín - Quizás fuera más allá de lo evidente. Quizás señaló su soberanía escudándose en su poder sobre las sombras.

Poco a poco mi cuerpo fue digiriendo el dolor de mis recuerdos y apagando el ardor de mi sangre por la de los pequeños. Y la furia de mis ojos dejó paso a la tristeza y la desolación por todo lo que había perdido.

- Cuando el reloj me reclame, - intenté centrarme en otro tema - mis pensamientos serán para Thomas.

De repente Aina se dio cuenta de que en vez de nombrar a Mathias había dicho Thomas. Estaba tan molesta con él, por lo que había dicho, que parecía tener su nombre clavado en la cabeza. - ¡Oh! Perdona, quería decir Mathias - Dijo, formando una mueca con los labios. 

Escuchó su opinión sobre el ciego y se quedó pensativa. Ese hombre no le gustaba y hubiera sido el último al que hubiera mirado, pero... ¿Y si estaba equivocada? Llevaba varias noches buscando a la princesa y no había tenido éxito. - Sí, hoy miraré en Lyman - Le dijo y un suspiro salió de sus labios. - No sé cómo explicártelo. Me concentro en ellos y les observo, buscando alguna señal que me indique que puedan ser ella. Aprovecho la oscuridad de la noche para hacerlo y no llamar la atención de nadie - . Le explicó, mientras buscaba de nuevo su mano y la apretaba con delicadeza. Sentía que el dolor volvía a envolverla y no quería que se dejara consumir por él. Buscó su mirada, atrapándola con sus ojos celestes, preocupados y una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. 

- Ese era el otro en el que estaba pensando. Creo que sí, que también le votaré a él - .

Su habilidad me resultaba a la par tan fascinante como incomprensible, y por consecuencia no pude más a asentir con la cabeza un par de veces mientras hablaba.

- ¿En cuántos has mirado ya? – me sonrojé y sonreí de medio lado coqueta y traviesa - ¿la buscaste en mí?

- ¿Aina? – volví a hablar con mi tono neutro y calmado - ¿Significa algo para ti ese III? ¿Crees que tiene que ver con el reloj? ¿O como ha dicho Allegra era alguien que sabía que caerían los tres? – clavé mi mirada en la suya pidiendo con ella un consuelo que no podía pedir con palabras - ¿Crees que fue la misma persona?

Hice una mueca obligándome a callar para no bombardearla con mis mil dudas y aquel silencio considerado apenas duró unos segundos – Thomas prácticamente ha confesado, y ha vendido a su amigo. No lo entiendo…

Al otro lado el sonido de lluvia baja apartó a Zaira de mí y al seguirla con la mirada me sorprendí del regreso de Ivanna.

- ¿Y Loth? – pregunté con inocente crueldad incapaz de figurarme a alguien dejar atrás a su ser amado. – No quiero que te dejen sola con Falmari. 

¿En cuántos había mirado? Aina se quedó un momento pensativa, recordando la primera noche que había estado paseando por la ciudad  buscando a Celebia. Habían pasado tantas cosas desde entonces... - He buscado en tres - . Dijo finalmente, volviendo a entrelazar su mirada con la de Lassa. - Estaba equivocada y al principio buscaba en aquellos que se habían acercado de alguna manera a mi. Al primero que miré fue a Andy - . Al nombrar al joven, sus labios formaron una pequeña mueca. - Me dio la impresión que cuando Ivanna dijo quién era, él pareció alegrarse y pensé que quizás ella se ocultaba tras una máscara masculina. Pero no, no era él, así que la siguiente noche busqué en Kammy - . Al nombrar a la muchacha de ojos cambiantes, sus mejillas adquirieron un leve tono rojizo y apartó la mirada de su amada, consciente de que ella no le caía nada bien. - Al ver como saltó a defenderme delante de Anya pensé que podía ser ella. Pero también me equivoqué y fue entonces cuando pensé que si Celebia quería pasar desapercibida para que no la encontraran sus enemigos, no se mostraría cercana a mi. Así que esta noche pasada busqué en Allegra - . Volvió a mirar a su amada y sus labios formaron un pequeño mohín. - He vuelto a equivocarme - . Le dijo con un suave encogimiento de hombros. - Pensé que al ser famosa podía encajar con la princesa. Y como no he hablado nada con ella desde que estoy aquí, entraba también en ese descarte - . Se quedó unos segundos en silencio, dándole vueltas a la pregunta que ella le había hecho. Al final suspiró y entrelazó sus dedos con los de Lassa. - Mi luz, en ti no iba a mirar - . Le dijo y se mordió el labio, avergonzada. - Observé tu reacción cuando Roger dijo quién era y en ese momento deduje que tú no podías ser Celebia - . 

Quiso cambiar rápidamente de tema, no quería volver a entristecerla y que los fantasmas del pasado regresaran reclamándola. - No sé lo que significa el tres. Al principio pensé que sí, que tenía que ver algo con el reloj, pero cuando Allegra comentó eso le vi una lógica. Pero desconozco el por qué lo han hecho - . 

Suspiró y negó suavemente con la cabeza. - Thomas tiene mucho odio dentro. No sé por qué nos odia a los de palacio y nos ha culpado de que nos echaran de Fäe - . Sus labios formaron una mueca. - Es por culpa de fatas como él que estamos en la situación en la que estamos. Y creo que sí, que se merece lo que le ocurra - . Arrugó el ceño al recordar las palabras que le había dedicado a ella. No le tragaba y esa noche, cuando el reloj diera las seis, iría directamente a por él. 

- Y Loth está abatido. Ahora mismo se ha sentado en un rincón y, a pesar de que le he dado el mensaje de Ivanna, se le nota tan descorazonado... Me dan pena, justo les acababa de proporcionar una cama para que pudieran compartir su amor - . Al decir aquello último, los ojos de Aina brillaron, traviesos. - Pero él estaba muy pendiente de lo que ocurre en la ciudad y no quería ir con ella. Quizás por eso ella decidió regresar, además del miedo que tenía a que Tarma doblegara su voluntad - . Sonrió y acercó sus labios a los de Lassa, rozándolos con suavidad. - No te preocupes por mi. Falmari sólo dice tonterías y no tiene ningún poder sobre mi - .

Cada vez que Aina hablaba conseguía cautivar más mi atención, cada vez me resultaba más difícil apartar mi mirada de ella, a pesar de que deseaba que no viera la sombra de tristeza que habitaba en ellos, no quería que conociera lo agrietado de mi interior, y aun así, parecía ver más allá del velo de mi sonrisa.

La escuché con detenimiento esperando rellenar sus silencios con más preguntas que avivaran de nuevo su hablar, como si fueran un fuego que no podía dejar extinguirse. Sentí su susurro acariciar mis labios y su proximidad cortó mi respiración, absurdamente, sin saber como reaccionar, recogí mis labios apartándolos del cosquilleo de los suyos y dejé caer mi mirada a un lado.

- ¿Y qué viste en ellos? En Kammy, por ejemplo. - murmuré con tono celado como si no hubiese escuchado nada más después de ver sus mejillas enrojecerse por ella. 

Al notar el tono de celos con el que Lassa le preguntaba sobre Kammy, Aina ladeó un poco la cabeza y la miró con la sorpresa tiñendo sus pupilas. - ¿Qué te ocurre? - Le preguntó y sus labios hicieron un pequeño mohín. Pero antes de que llegara a responderle, suspiró y negó suavemente con la cabeza. 

- No he visto nada - . Le dijo con tristeza. - Sé que cuando encuentre a la princesa sabré que es ella. Pero no consigo desvelar quienes se esconden tras esas carcasas - .

Boqueé al aire intentando reprimir las palabras que subían desde mi estómago sabiendo que no era buena idea pronunciarlas, que ese no era el lugar, ni Aina merecía escucharlas. Y, sin embargo, algo en mi detonaba la necesidad de expulsar mi miedo a las traiciones, a los derribos de castillos en las nueves, a reducirme a la soledad y no tener a quién me impidiera entregarme a la Bruma.

Clavé mi mirada en la de Aina entre triste y mosqueada, sin saber ordenar mis sentimientos. – No confías en mí. – aseguré por ella - ¿Por qué me mientes? Si nada has visto en ella ¿por qué te sonrojas? Sí, lo he visto. – me inyecté en locura apartándome de ella - ¿Qué es? ¿Qué tiene? ¿Son sus ojos? ¿Te ha echado alguno de esos perfumes de charlatana?

Callé cuando la falta de aire me señaló que estaba fuera de mi, y sin embargo, mis ojos seguían correteando entre los suyos, escudriñándola. Me mordí el labio inferior sin darme cuenta como tantas veces le había visto hacer y volví a estallar – No me digas que son sus cabellos… no me lo digas. – Negué con la cabeza en pequeños recorridos mientras apartaba mi mirada a un lado buscando la calma en la nada.

- Entiendo que quieras encontrar a la princesa, incluso me alegraré si está bajo Lyman. No es eso… ¡Pero ella no lo es! No, ella es una buena chica. Y una lianta – me quejé entre dientes antes de abrir los ojos asombrada por los cariños de Ivanna. – ¡Qué confianzas! ¿Es que esa cama en la que compartían su amor…lo compartían contigo? – alcé una ceja juzgante y le di la espalda cruzándome de brazos. 

Mientras Lassa expulsaba todo ese arranque de celos por la boca, Aina se quedó mirándola, con los ojos como platos y una expresión confusa en su rostro. 

- ¿Mentirte...? - Soltó el aire contenido y negó con la cabeza. - No te he mentido en ningún momento - . Sentía como sus mejillas se iban calentando y sus palabras se anudaban en el estómago. Ya no era sólo Kammy, ahora se mostraba celosa por Ivanna. Aina, que nunca se había comprometido con nadie, según ella porque no le gustaban las cadenas. Aunque en realidad era, porque hasta ahora, no había encontrado a nadie digno de ella, no entendía por qué Lassa se ponía así. 

- No te he mentido. Si antes me turbé al nombrarte a Kammy fue por ti - . Le dijo con un tono de voz dolido. - Me avergoncé al pensar que había creído que alguien que no te caía bien fuera la princesa - . Se mordió el labio y bajó la mirada. - Y no digas tonterías. ¿Cómo pretendes que me haya acostado con ellos? - Tenía ganas de echarse a llorar. Nunca había sentido nada parecido por nadie y le dolía su falta de confianza. - Elendire es muy cariñosa y allí abrazaba a todos. Pero no... No ha pasado nada... - Terminó diciendo en un susurro contenido

Las palabras de Aina habían llegado a mi justo antes de que el reloj reclamara mi entera atención, cerrándome a ella más tiempo del que pretendía.

- ¿Nada? - repetí con tono escéptico girando mi cabeza hacia ella lo justo para verla por el rabillo del ojo - A saber que concepto tendrás de "nada". - terminé de protestar entre dientes - Que bese a todo el que se le ponga por delante no implica que sea nada cuando te lo haga a ti; ¿y si se deja follar por un montón de arañas? ¿Lo harás tu también? Porqué claro, si ella lo hace, eso es nada.

Cogí aire alterada por mis propias palabras y aproveché esa amplia bocanada para centrarme en mi respiración e intentar calmarme.

-  He visto cruzar a Gelion. - le informé sin más para cambiar de tema - Me ha parecido agradable, aunque a penas hemos hablado. - sonreí con malicia.

Aina tenía el corazón en un puño mientras esperaba alguna reacción por parte de Lassa. Se había quedado quieta, a sus espaldas, contemplando su larga cabellera blanca y con temor de decir algo que pudiera disgustarla más. 

Cuando finalmente Lassa le respondió, Aina dejó caer las manos a su costado, derrotada. - Creo que no he hecho nada para que me trates así - Se mordió el labio tembloroso y secó con la diestra una lágrima que resbalaba por su suave mejilla. - Y no, no me dejaría follar por esa cosa - . Su cuerpo se estremeció y su rostro mostró el asco que le daba Amazarac. 

Lassa intentó cambiar de tema, pero Aina no quería que lo dejara estar. No podía culparla de esa manera y después hacer como si no hubiera pasado nada. Respiró profundamente, intentando calmar los fuertes latidos de su corazón. - Lassa, ¿por qué desconfías de mi? Yo... Yo haría cualquier cosa que me pidieras. Eres la luz de mi vida y sólo deseo ayudarte - . Tragó saliva y una pequeña sonrisa, triste, se dibujó en sus suaves labios. - Pero siento que tú... - Suspiró, sin saber cómo expresar las sensaciones que tenía. Era la primera vez que sentía algo tan fuerte por alguien y tenía miedo de echarlo todo a perder. Sus labios hicieron un triste mohín y se encogió suavemente de hombros. 

- Ahora Gelion y Míriel están combatiendo - . Le dijo, esta vez siendo ella la que cambiaba de tema. - Gelion le ha retado y él ha aceptado. Pero lo que al principio parecía que iba a acabar mal, parece ser que no, y aprovechan para hablar entre espadazo y espadazo. Gelion nos culpaba a los de Palacio de todo lo que ha estado ocurriendo. De la guerra y de la aparición de la Bruma. Dice que en Palacio nos quedábamos con lo mejor de las energías de los soñadores que llegaban a Fäe. Por eso nos odia... -  

-Nada...- hice el eco que demandaba el uso de esa palabra una vez más sin entrar nuevamente en ese tema.

-Míriel ya puede pudrirse en su tercera muerte.- comenté girándome hacia ella chocada por esa noticia - A Gelion solo le deseo el Bosque.

Sonreí desde mis entrañas, con una expresión y postura relajada, abandonando, por el momento, todo combate entre ella y yo. - ¿Has encontrado ya a tu princesa? ¿o todavía se esconde? Si no se encuentra en Lyman, estará en Xia. - la alenté a no cesar en su búsqueda - Sino Shawn siempre puede gritar su nombre. La última vez le funcionó. - me encogí de hombros sin descartar del todo aquella idea que había nacido como una broma.

Con la llegada del amanecer la figura de Aina empezó a desdibujarse en este lugar. Ambas sabíais lo que eso significaba, pero eso no lo hacía ni más fácil de asumir, ni mucho más llevadero: había muerto, dejando a Lassa sola.