Las palabras de Leithian, tan acertadas como su existencia, dibujaron en mis labios una sonrisa a la que se habían desacostumbrado y mis dedos recorrieron la caligrafía de su espalda interiorizando aquella palabra que me había entregado.
Estreche más el espacio que nos separaba si es que eso era posible y no crucé más palabra. No había cabida para ellas en ese momento y el último grano de arena pronto habría encontrado la brecha en el vidrio que la separaba de sus semblantes.
Qué importa quienes fuimos. - declaré con una caricia de mi mente a la suya - Recuérdame. - me despedí del director de mis latidos, el escritor de mis recuerdos y el guía de mi camino.
Y con la llegada de la noche esa conexión entre vuestras esencias comenzó a disiparse hasta terminar por desaparecer del todo.
Era difícil - si no imposible - decir dónde os encontrabais. En algún lugar entre la vida y la muerte, probablemente. En algún sitio entre vuestras mentes.
Ambos sabíais que no teníais mucho tiempo. Ambos sabíais que cuando aquel condenado reloj diese las doce esa extraña conexión que habíais entablado se desvanecería en el aire. Si queríais hablar, tendríais que daros prisa.
Pero también sabíais algo más. Lassa sabía quién era Nu-Taur-Dunath. Y Nu-Taur-Dunath podía intuir que Lassa era una de esas personas que habían acabado con su vida.
Destinatarios actuales:
Cuando la imagen de Nu-Taur-Dunath se materializó frente a mi, mis labios asentaron una sonrisa pícara e insolente que ni pude, ni me molesté en esconder.
- Nu-Taur-Dunath. - pronuncié su nombre sin entonación alguna, neutro, vacío de significado - ¡Qué honor! - satiricé su visita como si hubiese tenido opción a ella y luego guardé silencio, permitiéndole situarse en su nueva condición y viejo cuerpo.
Silencio que cambió la expresión de mis ojos que dificilmente encontraban un punto en el que detenerse - Esto explica muchas cosas. - reí para mis adentros y cuando volví a dirigirme a él lo hice con una entonación más amable, abandonando la ofensiva por costumbre - ¿Qué puedo hacer por ti?
Y con la llegada de la noche esa conexión entre vuestras esencias comenzó a disiparse hasta terminar por desaparecer del todo.