Partida Rol por web

Entre la sala que parecía la consulta de la Doctora Juguetes y que esta nueva sala, parecía una mezcla de Factoría a lo Willy Wonka, pero de muñecos asesinos, me imaginaba que de un momento a otro iba a salir Dora la Exploradora y sacar su famosísimo mapa.

- Vale. Podréis decir lo que queráis, pero tengo que reconocerle a la profesora McCartur que se ha dejado un puto pastón en muñecos.- Miré de reojo a M3gan para dirigirme a ella en cierto tono sarcástico, mirando a nuestro alrededor.- No me malinterpretes, pero, creo que no eras su primera opción, muñequita.

Casi como si hubiera sido mi idea, (aunque en realidad los dioses seguro sabían que no) di un golpe a una caja y  esta cayó con un ruido sordo.

- ¿Por qué tenemos que seguir el camino?- Di otro puntapié a otra caja y al aparte a un lado.- ¿Por que no hacemos nuestro propio camino?

Empecé a abrir camino, apartando unos a un lado y otro a otro, con cuidado. Seguro que entre todos conseguíamos que no nos cayera nada de encima.

- Tened los ojos abiertos, señoritas. Nunca se sabe cuando un enano pelirrojo te muerde las pantorrillas.

Porque aunque parecía que era la mejor solución, no quiere decir que no tuviera la sensación de que uno de esos muñecos se fuera a mover como el enano de Jackass disfrazado de cabroncete.

Al ver la cantidad de muñecos amontonados en sus propias cajas y formando pasillos estrechos, Nichole soltó un pequeño bufido. Parecía ser que la profesora había estado bastante entretenida organizando las trampas. 

— Genial... — Masculló, dirigiendo su mirada hacia la montaña de cajas, temiendo que alguno de esos muñecos saltara sobre ella. Al escuchar el comentario de Scott sobre el dinero que debía haberse dejado la profesora, arqueó ligeramente una ceja y una sonrisa sardónica se formó en sus labios. 

— Los muñecos ya debían formar parte de la sala... — «Idiota»

Pero, aunque le jodiera reconocerlo, parecía que había tenido una buena idea al empezar a apartar las cajas para abrir un nuevo camino. 

Al estar al final de la cola no podía ayudar mucho, así que mientras otros apartaban cajas, Nichole se dedicó a vigilar que nada, ni nadie, apareciera de repente para sorprenderles. 

Ayudando a Scott, pero siempre con cuidado de que no le fuese a caer una caja en la cabeza comenzó Daphne a acarrear también cajas de un lado a otro. No le importaba soltar su improvisado escudo siempre y cuando pudiera cambiarlo por otro luego. Y lo bueno es que ahí estaba repleto de ellos. 

—¿Puede alguien ver ya la salida? 

Con una agilidad increíble, Scott, ayudado por los demás, empezó a mover poco a poco las cajas, sin prisas pero sin pausas y aunque alguna que otra cayó al suelo, ninguna fue encima del grupo. Eventualmente, lograron hacer un camino hasta la salida, la cual pudieron ver en la lejanía.

Pero tal y como en la película, por alguna razón, la salida estaba DETRÁS de la maquinaría que le ponía los ojos a los muñecos, la cual hacía el incesante ruido mecánico que llevaban escuchando desde que entraron en la habitación.

Algo que parecía que no le gustó al dueño de la sala fue que lo tiraran del sitio alto donde estaba apostado, esperando para abalanzarse sobre los estudiantes cuando menos se lo esperaran y es que de entre las cajas, apareció el diabólico muñeco, con un cuchillo en la mano, corriendo hacia ellos.

Por suerte para ellos, en especial para Nichole, habían logrado convencer a M3gan de que los acompañara, por lo que utilizando su robótico cuerpo, paró manualmente la prensa con sus manos. - ¡Rápido Nichole, vámonos! - ahora parecía seguro pasar, aunque no debían tardar mucho, pues Chuky les pisaba los talones.

Por si la situación no fuera lo bastante crítica, los brazaletes de todos se pusieron de color rojo, indicando así que no les quedaba demasiado tiempo antes de que el veneno se activara. El cambio de sala de M3gan a Chuky no había reseteado las pulseras, ya que Elsie los contaba como una misma sección.

Apartando las últimas cajas finalmente pudieron ver la puerta de salida. Nichole soltó un suspiro de alivio, lo habían conseguido, por fin lo habían logrado... Espera... No... No... No lo habían logrado, todavía no....

Con un estremecimiento, la pelirroja se dio cuenta que todavía no estaban fuera de peligro. El ruido de las cajas cayendo hizo que se volviera para, horrorizada, ver a uno de los muñecos emerger con un cuchillo en la mano. 

— ¡Oh my god...! — Exclamó, abriendo mucho los ojos y empezó a caminar de espaldas, sin apartar la mirada del muñeco. — ¡Oh my god, oh my god, oh my god...! — 

Escuchó a Megan avisándola de que ya podían salir y se dio la vuelta, echando a correr hacia la puerta y, sin mirar más atrás, la abrió y la aguantó mientras gritaba, exhortando a sus compañeros para que fueran cruzando. 

— ¡Corred, bitches...! ¡OH MY GOD! ¡DAOS PRISA! ¡SCOTT, RENATA, DAPHNE...! — Su mirada se dirigió un instante hacia Megan y le hizo un gesto con la cabeza para que también cruzara. 

En cuanto Nichole cruzó y viendo que la pulsera de su usuaria se había puesto de color rojo, soltó la maquinaria y cogiendo se abalanzó sobre esta, obligándola a cruzar la puerta y hacer así que su pulsera se tornara verde nuevamente... Aunque esto conllevó a que todos los demás se quedaran atrás, al otro lado de la incesante y peligrosa máquina de poner ojos a los muñecos, que volvía estar en marcha, bloqueando la salida.

Era evidente que a M3gan solo le importaba el bienestar de Nichole, por lo que si los demás se quedaban atrás o no, no era de su incumbencia, algo que quizá los demás deberían haber tenido en cuenta y haber dejado a Nichole como la última en pasar. ¡Aunque ya era tarde para eso!

Nichole y una muñeca rubia entraron lanzadas en la sala. Literalmente. Aquella muñeca, que todos pudieron reconocer como M3gan, se puso en pie rápidamente y analizó a todos los presentes, pero los ignoró para poner en pie a Nichole. - Contador de la pulsera reestablecido. - suspiró aliviada, al menos falsamente, ya que es un robot y no tiene pulmones, pero quiso expresar su alivio al ver que Nichole ahora estaba a salvo.

Examinó la habitación rápidamente, dentro estaban Mindy, Drea, Lara y Denver, todos con una venda negra al rededor de sus antebrazos. También le llamó la atención que Lara y Drea estaban en una de las camas de aquél lugar, perteneciente a la pesadilla de Elm Street. - Sus pulsaciones son bajas. - añadió, como comentario al aire, aunque tampoco le dio mucha importancia y se quedó al lado de Nichole.

Renata buscó enchufe, botón o incluso un cuadro de la luz para poder desconectar la máquina, aunque lo haría una vez ésta estuviera arriba del todo para dejar la salida abierta.

El problema era que Chuky la eligiera como primera opción a atacar así que intentaría no darle la espalda para poder esquivarlo

Al ver como pasaban tanto M3gan como Nichole y que la maquinaria se reactivaba, aquél muñeco que corría enfurecido paró para reír de forma sonora. - ¡Menuda cara de gilipollas se os ha quedado! - dijo con una voz grave para un muñeco, les señaló. - Pero no os preocupéis, que no os vais a quedar de brazos cruzados, pienso rajaros de arriba a abajo para meterme en vuestros cuerpos y volver a tener un cuerpo de verdad. - puso cara de asco y se miró a sí mismo. - ¡Y no esta puta mierda en la que estoy! ¡ARGH!

A pesar de que la maquinaria estaba activa, parecía que podían intentar pasar... Aunque si iba mal se iban a llevar una herida grave*. Al lado de la maquinaria también pudieron observar una pequeña palanca, si tiraban de ella era probable que pudieran parar el funcionamiento de aquél armatoste y dejar cruzar a los demás, a cambio de quedar a merced del muñeco diabólico.

Joder, y yo que creía que ya habíamos terminado de jugar con los muñecos, ahora había uno poseído. Lo que nos faltaba. Y además M3gan nos había dejado sin Nichole.

A este Scott no es que le entusiasmara mucho la señorita Bloomer, pero el hecho de quedarse atrás, era sumamente exasperante. Y más, cuando la pulsera se puso roja y la maquinita de poner ojos estaba jodiéndonos el plan.

- De eso nada, muñeco. Aquí dentro ya somos muchos.- Lo hizo con cierta ironía y desdén.- Señorita Santos, creo que puede ser hora de freír cosas en la barbacoa.

Cogí la caja de uno de esos muñecos e intenté meterla entre los mecanismos de aquella cosa, para ver si al menos podíamos pararla. Al parecer funcionó un momento, al menos para que yo pudiera pasar. No sabía si resistiría ese atoramiento para que pasaran las demás.

Tampoco esperé demasiado, pues la pulsera roja como todos los colores rojos eran mala señal. Excepto cuando venían en el calendario señalados de rojo, claro.

Renata pensó buscar la manera de parar la máquina, pero aquel muñeco realmente le daba miedo a pesar de su mini altura.

Desesperada corrió para cruzar aquella máquina del demonio y ...

Daphne tiró la caja que tenía encima había el pinocho de Alliexpress  y empujó una pila de cajas hacía el camino que los separaba buscando hacer un poco de tiempo mientras Nichole, Scott y Renata se colaban por la máquina

Maldijo internamente a la eficiencia de los diseñadores del museo ¿No les había bastado con usar maquetas y dioramas?

—¿Estás bien? —le gritó a Renata cuando notó que algo había ido mal mientras esta pasaba. Se deslizó junto a ella y volvió para ayudarla a salir de la máquina y llevarla a la otra sala. Cruzó los dedos de que aún estuvieran a tiempo. 

Todos decidieron tomar el arriesgado salto de fe que era atravesar aquella máquina de un salto. Scott, que parecía que había sido poseído por un felino en vez de por un espíritu voodoo, dadas su agilidad en aquella sala, saltó sin problemas y llegó a la salida.

La siguiente en saltar fue Renata, quien por desgracia escuchó un sonoro "crack" en sus piernas. La máquina había perforado sus gemelos hasta llegar a los huesos y fracturarlos, la sangre y los gritos de dolor vinieron acompañados justo después.

Por suerte, Daphne también logró pasar sin problemas y junto con Scott, arrastraron a Renata a la siguiente estancia, donde estarían a salvo del diabólico muñeco.

Justo después de Nichole y M3gan, entraron en la habitación Scott, Daphne y Renata, aunque esta última venía con unos ojos de muñeco clavados en sus piernas, lo cual hacía que sangrara bastante y gritara de dolor.

Por otra parte, en la estancia, pudieron ver a Lara y a Drea tumbadas en una de las camas que había en aquél lugar, que recordaba a los interiores de las habitaciones de unos niños. También había una chimenea muy grande, aunque estaba apagada.

Algo que podía llamar la atención de los recién llegados es que Mindy, Drea, Denver y Lara, todos, llevaban una especie de venda negra en el antebrazo. Mindy al ver la situación en la que llegaba Renata, corrió a intentar ayudar. - ¡¿Pero qué coño ha pasado?! - preguntó alterada.

Denver por otra parte, no le quitaba el ojo de encima a M3gan, estaba muy atento a sus movimientos. Lara y Drea estaban semi inconscientes, por lo que sus reacciones iban a ser nulas o aletargadas.

Apenas en uno o dos minutos, mis labios _{entre abiertos} dejaron que se vislumbrara un pequeño hilillo de saliva en la comisura izquierda de estos. Indicando la rapidez con la que caí rendida al sueño REM en una ligera cabezadita.

-_{¿No hay más sirope, Rowdy?}- hablando en sueños con la mano todavía en la frente y los ojos cerrados, paladeé la sequedad de mi boca en cuanto la voz de la muñeca me hizo medio abrirlos ver _borrosamente la silueta de Nichole con su... ¿nueva amiga?

_{¿Pero qué tenían los populares para hacerse constantemente amigas?}

-¿Qué...?- quitándome la mano de la frente _{lo cual dejó mi flequillo como las púas de una escoba de obra}, me intenté fijar en Renata _{pese a que seguía aletargada y acostada.}

-¿Q-ué pasa?

El dolor fue brutal y demoledor, pero los gritos que brotaron de su boca mientras la arrastraban hacia la otra sala fueron debidos a la verdad lacerante de aquello

Sus piernas, con las que bailaba, las que le permitían soñar con un futuro mejor... Jodidas. No estaba segura de que estuvieran rotas del todo pero su corazón estaba agonizando solo con imaginar esa posibilidad. 

A los gritos le sucedieron las lágrimas, silenciosas, pero tan potentes que sacudían sus hombros y espalda en espasmos difíciles de controlar mientras se encontraba tirada sobre el frio suelo 

— ¿¡Qué...!? — Nichole acababa de abrir la puerta y les estaba gritando a todos para que corrieran, cuando se vio sorprendida por Megan, que se tiró sobre ella y la lanzó dentro de la otra sala, haciendo que la puerta se cerrara tras ellas. Antes de que se llegara a cerrar, vio como la maquinaria volvía a ponerse en funcionamiento y sus ojos se abrieron como platos, pero no pudo hacer nada. Gritó, frustrada y le lanzó una mirada apesadumbrada a la muñeca. 

— ¿Por qué...? Les has dejado allí... — Le recriminó y sus ojos se llenaron de lágrimas de rabia y frustración. Estaba enfadada, pero su enfado era consigo misma por ser tan idiota. Se levantó del suelo, ignorando a los compañeros que estaban en aquella sala. Su mirada seguía clavada en la puerta, sabía que por mucho que lo intentara no podría abrirla desde aquel lado. Si le pasaba algo a Scott o a la Latin Queen, sería por su culpa, tenía que haberse quedado la última... Sabía que la muñeca sólo buscaba protegerla a ella y por eso no había llegado a cruzar la sala, tan sólo había abierto la puerta, con la esperanza de que los demás pudieran cruzar rápidamente. Tenía que haber pensado que Megan haría cualquier cosa por ponerla a salvo. Había sido una idiota y por su culpa, Scott...

En ese momento volvió a abrirse la puerta y Nichole sintió que se le quitaba un peso de encima. Ahogó un sollozo y su mirada, anhelante, se cruzó un instante con la de Scott; pero ese no era Scott, era ese capullo que se apoderaba de su cuerpo. 

Su rostro palideció al escuchar los gritos de Renata y su mirada se apartó de su novio para dirigirse hacia ella. Pero... ¿Qué había pasado...? Hacía un instante estaban bien y, ahora... Durante unos segundos se quedó sin poder reaccionar, contemplando como la Latin Queen se retorcía de dolor. Mindy, que de repente había dejado de ser una zorra y se había convertido en la Madre Teresa de Calcuta, acudió rápidamente en su auxilio y Nichole se quedó quieta, con los ojos muy abiertos y contemplando a las dos chicas mientras sentía como su corazón se encogía con cada lágrima de la latina. 

—¡Lara!... —mientras hacía un rápido reconocimiento de la sala sus ojos se habían pasado en los cuerpos aletargados de Lara y Drea recostadas en la cama, sonrió levemente de alivio al ver que estaban bien pero pronto volvió a concentrarse en Renata—, rápido ayúdenme a llevarla a la cama, necesitamos encontrar algo con que venderle la herida. Rápido, antes que la sala se active otra vez o pierda demasiada sangre. 

En un primer instante se preguntó que hacían las camas ahí, pero luego recordó que debía ser la sala de Pesadilla.

—¿Están bien Mindy?, ¿Lara y Drea están bien?—preguntó a Santa Mindy mientras llevaban a Renata a algún lugar más cómodo. Apenas lo.hubieran logrado dijo a los demas—, No intenten quitarle los ojos de la pierna, podrían provocar que la hemorragia aumente, lo siento Ren, va a ser más doloroso asi, pero no morirás desangrada.

Trató de rasgar su camiseta, pero el material era más resistente de lo que pensaba. Giró alrededor buscando alguna idea mejor.

Daphne no tardó demasiado en sacar una de las fundas de la cama y rasgarla para hacer un par de vendas para Renata, sin quitar los ojos del muñeco que estaban haciendo de tapón para las heridas y si los sacaban, solo iban a conseguir hacer una fuente de sangre.

Lara le dedicó una sonrisa y antes de que pudiera decirle nada a Daphne, se quedó completamente dormida, al igual que Drea. Una canción empezó a sonar por toda la estancia.

A través de los altavoces, por encima de aquella canción, sonó la voz de Elsie.

Si os quedáis dormidos ¡Freddy estará en vuestras peores pesadillas! ¿Aguantaréis toda la canción en pie?

La sala se había llenado de un gas somnífero, imperceptible para los ojos, pero bastante perceptible para el cerebro que cada vez tenía más y más ganas de apagarse. De los que quedaban despiertos, los que menos parecían aguantar el somnífero, en orden de falta de resistencia, eran Mindy, Denver, Renata, Nichole, Daphne y finalmente quien mejor lo llevaba era Scott.

Aún así, este último tampoco iba a aguantar por sí mismo el estar despierto toda la canción si no hacía algo.