Partida Rol por web

La Busqueda

A la caída del sol (Cap 1.4.3)

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30/06/2015, 07:31
Narrador

Hoy era un dia como cualquier otro en la Plaza de San Marcos, era un dia soleado que iba terminando para dar pronto a la noche. Sin embargo no habia una prisa en los habitantes de la ciudad que no temian tanto a la noche como otros individuos de Europa. Incluso algunos seguian pasean si no tenian obligaciones o bien continuaban con sus negocios con quienes poseían dinero para gastar. Tambien habia lugar para los ladrones y guardias, bandos que competían para cumplir su objetivo de hacer inútil el esfuerzo del otro.

Mas este momento no se traba de aquellas personas, sino de dos inviduos que acababan de conocerse hace poco* y ahora tendrian la oportunidad de conocerse mas de lo que habian hecho la primera vez que se vieron.

Notas de juego

*No hay fecha exacta para la escena. A menos que la deseen entonces lo coordinamos en el off.

Es algo corto, pero bueno es que deseo dejarles las mayores descripciones a ustedes ;)

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30/06/2015, 20:26
Leonor Amore

Tras mucho meditarlo, la joven huérfana decidió volver a la plaza de San Marcos para buscar al juglar que tanto la había impresionado durante su cita con Dante. Según sus palabras, él se encontraría allí al atardecer, antes de que el sol se pusiera, y aunque la puesta del sol la asustaba ligeramente siempre que iba vestida como una mujer, decidió correr el riesgo, no sin antes dejar su daga bien ajustada y oculta entre la oscura sobrefalda del sencillo vestido de tonalidades terrizas que Camila le había regalado no hace mucho.

Imagen del vestido:

Tras dedicar unos minutos recorriendo el lugar con la mirada, finalmente dio con su objetivo, mientras este rasgaba suavemente las cuerdas de uno de sus instrumentos, apoyado junto a la gran fuente dispuesta cerca de la Basílica.

Con pasos algo temblorosos, reunió el valor de acercarse lentamente hacia él. No sabía cómo comenzar la conversación, no obstante decidió permanecer en silencio frente a él, deleitándose con el tañido de las notas que alegraban sus oídos, hasta esperar plácidamente a que su bella canción finalizara, mientras sus cálidos ojos le regalaban azulados destellos de melancolía.

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06/07/2015, 17:12
Ashriel Leo Bevilacqua

Ashriel rasgaba las cuerdas con los ojos cerrados, apoyado apaciblemente en uno de los pilares de la fuente. Sus dedos bailaban al son de la música que sonaba en su cabeza segundos antes de salir a la luz, que a su vez danzaba en torno al sonido del agua al caer, cristalina, sobre el fondo del estanque para desaparecer y volver segundos después. Sus manos improvisaban una canción acorde con la melancolía del atardecer, del cielo eterno y del aterciopelado rojo perecedero con que éste se cubría por momentos. Sus labios murmuraban palabras ininteligibles. Estaba componiendo.

-Sabía que vendríais -dijo entonces, sin abrir los ojos, cuando la muchacha se acercó. 

Terminó de componer la última estrofa que tenía entre manos, con calma. No fue hasta que no quedó satisfecho con ella cuando sus dedos se detuvieron, lentamente, dando fin a una cadente y armoniosa melodía. Había tenido la sensación de que era ella y, cuando al fin la miró, vio que había acertado. 

-Estáis mucho más hermosa hoy que ayer -añadió sincero, nada más verla- las cosas más sencillas son las que realzan vuestra belleza. ¿Acaso alguien observaría la hermosura de una rosa blanca si sus hojas fueran más bonitas? Del mismo modo ocurre con las damas, creo yo. Me alegra que hayáis acudido -sonrió entonces. 

Guardó con cuidado su laúd en el estuche y se echó el mismo al hombro. Llevaba la misma máscara que el otro día, pero cuando se levantó, se la quitó y la enganchó en una cinta que colgaba del mismo para tal fin. Sacudió un poco la cabeza y recogió sus largos cabellos negros con una cinta del mismo color que llevaba atad a la muñeca. Entonces ofreció el brazo a la joven y le preguntó: 

-¿Damos un paseo? Tengo entendido que hay cosas que os gustaría saber y quizá yo os pueda ayudar a averiguarlas. 

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09/07/2015, 00:58
Leonor Amore

El melodioso sonido del delicado laúd inundó su corazón con aquellas bellas notas, haciendo que se perdiera en la hermosura de la composición del artista que parecía estar regalándole pedazos de su alma. Leonor se encontró cerrando los ojos y dejándose llevar por el abrazo virtuoso del hombre que conseguía aflorar sus más ocultos sentimientos con tan solo un movimiento de los dedos. Esta era la segunda vez que le escuchaba, pero cada fibra de su ser le confirmaba que el embrujo que ejercía sobre ella, era aun mucho mayor que el primer día.

Por todo ello, cuando él le dedicó aquellas palabras mientras rasgaba las cuerdas del instrumento haciendo que la curtida madera vibrara desde el puente y se adentrara armoniosamente a través de los efes hasta tocar el alma, la joven pelirroja alzó la barbilla como si despertara de una ensoñación y le miró intensamente con sus dos mares azul cielo al tiempo que se sonrojaba visiblemente.

-Os agradezco vuestras dulces palabras, aunque os ruego que no seáis tan cortés. Yo no soy… ninguna noble a pesar de lo que pudiera pareceros ayer, y no desearía que pensarais que pretendo mostrar algo que no soy. – Afirmó avergonzada mientras contemplaba como guardaba el instrumento primorosamente en su estuche, pensando que quizá aquel agradable juglar pudiera estar esperando un gran obsequio por su parte.

Al ver como él se levantaba, se quitaba la máscara ante ella, se ajustaba los cabellos y le ofrecía su brazo para pasear, Leonor mostró algo de timidez antes de aceptar su ofrecimiento – Pero… no poseo demasiadas riquezas y yo no podría pagaros por vuestro conocimiento… Tan solo puedo obsequiaros con unas pocas monedas – Le confesó, mientras sus mejillas se tornaban de un rojo carmesí, simulando una hoguera encendida.

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11/07/2015, 23:31
Ashriel Leo Bevilacqua

El juglar sonrió ante las palabras y la turbación de la joven. Negó con la cabeza, mientras comenzaba a caminar por el borde del embarcadero de góndolas, llevándola consigo con delicadeza. 

-Lo sé. Desde el primero momento en que os vi lo supe. Ese vestido os sentaba bien, pero no teníais los andares y el porte pomposo y rocambolesco de los nobles de alta alcurnia venecianos. Él sí, sin embargo... -no se atrevió a preguntar si era su pareja de hecho, aunque la curiosidad le picaba demasiado- y no. No tengo intención alguna de aceptaros "unas pocas monedas", ni ninguna, señorita. Si estáis aquí es porque yo os pedí que vinieseis, no habéisme de pagar por ello. 

Caminaron por unas adoquinadas callejuelas, cruzando el puente que llamaban "de los suspiros" y adentrándose en la vieja Venecia, a espaldas de la Catedral y el palacete, bordeando el canal mayor. 

-Si me permitís el atrevimiento y sin ánimo de ofender, no me parecéis una noble; me parecéis una luchadora... y eso me gusta, me recordáis... -sin embargo, se calló en medio de la frase y cambió de verbo- me gustáis tal y como sois, una persona que toda su vida ha tenido que apañárselas, que más de una vez ha corrido con los pilluelos de la calle y que está más cómoda con pantalones que con faldas... y, por encima de todo eso, ha logrado mantenerse a sí misma firme ante la adversidad durante el paso de los tiempos... decidme, ¿lo sois? -inquirió, deteniéndose y adentrándose en los profundos lapislázulis con sus brillantes ópalos- decidme, ¿he acertado, señorita...? -no recordaba que le hubiera dicho su nombre antes. 

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13/07/2015, 00:06
Leonor Amore

La pequeña dama permitió que el jugar la condujera lentamente por el hermoso paisaje rodeado de embarcaciones de madera primorosamente pintadas, mientras escuchaba su respuesta y fruncía el ceño ante su negativa de no aceptar el poco oro que tenía. Ella no contaba con mucho dinero, pero sabía perfectamente que el tiempo de aquel amable bardo era importante, y no podía permitir que se separaran sin que obtuviera una mínima compensación.

No obstante, se abstuvo mucho de ofrecerle una réplica ante su negativa, puesto que ya había tomado una decisión, por lo que continuó a su lado disfrutando del sonido de las aguas al chocar contra las paredes de los canales a ambos lados del puente de los Suspiros, y del inconfundible aroma a humedad Veneciana que tanto amaba.

-No lo soy – Respondió con humildad mientras su pecho se encogía – A veces la adversidad es demasiado grande y el dolor de la perdida demasiado intenso como para mantenerse firme. Pero acertáis al afirmar que no soy una noble, sino más bien todo lo contrario y si me siento más cómoda con pantalones que con falda es únicamente para protegerme del mal que podría ocurrirme si camino sola por esta ciudad a ciertas horas, pero… ¿Por qué no me habláis un poco de vos? Tuvisteis mucho valor como para narrar una historia semejante delante de un duelista de la familia Giovanni. ¿Acaso os gusta el peligro en extremo?

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19/07/2015, 23:41
Ashriel Leo Bevilacqua

El juglar escuchó sus palabras con atención. Sonrió cuando la joven mencionó la razón de que le gustara más vestirse de hombre, sabiendo que había acertado en sus pesquisas. Asintió con la cabeza, dándole la razón, y se percató de que ella no quería hablar de sí misma. 

No le sorprendía, sin embargo, al fin y al cabo, se acababan de conocer y ni siquiera sabía aún su nombre. 

-Si os digo la verdad -comenzó a responderle-, no tenía ni idea de que fuera de esa familia... y menos un duelista. Pero cuando me percaté de que le afectaba la historia por la razón que fuese... no, no me dio miedo. Nada en esta vida me da miedo ya. ¿Quieres saber algo sobre mí? Os lo contaré... ¿Por qué siempre acabo contando historias? Veréis... Antes, hace diez años, sí tuve miedo... 

No sabía por qué, pero aquella joven le inspiraba confianza, tan dulce, tan inocente, tan sencilla. Era como ella. Le recordaba mucho a ella. Así que el cuentacuentos, acostumbrado a improvisar, aquel anochecer contó la verdad. Por tercera vez desde hacía diez años, mientras caminaban a la luz aterciopelada del ocaso, las palabras del bardo relataron lo que ocurrió una vez, aquel día, en aquella plaza... Velia. El ladrón. Su cuerpo frío, inerte, sobre las losas del suelo*. 

-Temía perder lo que más amaba y lo perdí... Y luego encontré al asesino e hice justicia... pero la venganza no supo bien... no supo a nada. Por eso me fui... Así que ya no le temo a nada. No le temo al dolor, ni a la muerte, ni al olvido. No le temo a la pena, ni a la nostalgia. No las siento. Mis viajes por el mundo me han hecho conocer personas increíbles, que aún hoy me acompañan, y me han hecho descubrir que el mundo es inmenso y está lleno de vida -Ashriel había hablado seriamente hasta el momento, pero en ese instante sus labios sonrieron; sonrieron ampliamente, aunque en el fondo de sus ojos aún se apreciaba el rastro de las lágrimas que había derramado para toda su vida y que creía que no volvería jamás a derramar, porque no le quedaban-; y también descubrí que a Velia le habría encantado verlo, así que lo vi por ella. Fui sus ojos, viajé, vagué, errabundo por un mar de dudas y tribulaciones. Y entonces me di cuenta de que ella aún vivía en mí, en mi recuerdo, en sus caricias, sus besos, en su sonrisa que tan a fuego está grabada en mi memoria. Y me olvidé de lo malo y recordé lo bueno. Y ahora al fin, tras diez años, he vuelto. He vuelto aquí, al mismo lugar donde ella se fue. Y la recuerdo con cariño y he avanzado un paso en mi vida que es lo que ella habría querido, así que... así que ahora soy feliz. 

Con estas últimas palabras se detuvo y se volvió para quedar frente a Leonor, clavando en sus dos profundos mares una intensa mirada. En su rostro brillaba una sonrisa traviesa, pero a pesar de sus palabras, en sus ojos azabache había un brillo de melancolía agazapado, entre las sombras, pugnando por salir de su prisión; encerrado, pero no olvidado. 

-De hecho, esta noche iba a volver al lugar desde el que contemplábamos juntos las estrellas. Yo se lo enseñé, es mi lugar favorito de la ciudad. Un refugio de paz. Un palco hacia el escenario del inconmensurable universo -añadió, haciendo un gesto con el brazo que abarcara el cielo que ya comenzaba a tornar en seda gris oscuro-, ¿queréis venir conmigo? Puedo enseñároslo, si os apetece... además -añadió, ensanchando su sonrisa sólo en una de sus comisuras- no tendréis que preocuparte por ir con una falda a horas indecentes... porque no estaréis sola esta noche. Si yo osacompaño, nadie tratará de haceros daño. 

No había pronunciado aquellas palabras con ningún tono que pudiera dar a entender una doble intención tras ellas, no la había. Eran la pura verdad, él pensaba ir allí aquella noche, así que no veía nada de malo en llevar compañía agradable esa vez. La primera vez que volvería allí después de diez años. Había descubierto que le gustaba conversar con la joven pelirroja. No sabía cómo se tomaría ella sus palabras, pero él siempre había sido así de impulsivo. Hacía tiempo que se pensaba las cosas antes de decirlas, pero aquella noche no lo había hecho. Había sido como volver diez años en el pasado, como si la vida aún no le hubiera enseñado todas aquellas duras lecciones. Y por eso se sentía feliz, a gusto y tranquilo. Se sentía en paz. 

Ashriel tampoco era rico. Sabía que no podía ofrecer a sus amigos invitaciones a grandes casas señoriales, ni paseos en las carísimas góndolas bajo el Puente de Rialto. Pero a cambio, conocía los rincones escondidos más bellos de la ciudad de Venecia. Sabía acceder a lugares que los ricos ni se molestaban en mirar. Y tenía refugios secretos en los escondites más hermosos que aquella urbe ofrecía. 

-¿Qué me decís? -apremió, luego dudó unos instantes- hay... que adentrarse... ligeramente... en un lugar al que en teoría no se puede pasar pero... ¿qué sería de la vida sin vivir aventuras? Además, las vistas merecen la pena. ¡Prometo que después os acompañaré hasta vuestra puerta sana y salva! Tenéis mi palabra de caballero errante -de nuevo aquella sesgada sonrisa volvió a aparecer en su rostro. 

Notas de juego

*Me remito a la historia de mi ficha de personaje si quieres leerla entera ;) no lo voy a escribir otra vez todo jajaja que me quedó muy bonito allí XD

Máster, estoy hecha polvo y con un dolor de cabeza enorme... :( mañana me pienso qué responderle al pobre Alessio :S

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25/07/2015, 09:30
Leonor Amore

Una genuina sonrisa fue acompañada de su risita cantarina ante la confesión del bardo que admitía desconocer que el duelista pertenecía a la misma familia que su historia ultrajaba. No obstante, enmudeció ante el resto de su frase, puesto que supo al instante que el dolor era tan patente en ese curtido rostro enmascarado de alegría, que resultaba difícil imaginar por las penurias que había vivido hasta el día de hoy.

Permaneció expectante mientras las palabras se deslizaban de la boca de aquel hombre que desde un principio la había atraído y le había infundido confianza de una forma que era incapaz de entender. Pero a medida que avanzaba su historia, el corazón de la joven iba enmudeciendo, y las lágrimas que él no derramaba, se deslizaron por sus mejillas sin que pudiera detenerlas.

La justicia no era algo que imperara en las calles de esta hermosa ciudad que tanto amaba, pero el dolor de la pérdida era tan patente en su alma, que no pudo evitar visualizar todo lo ocurrido y sentir que, de alguna manera, aquella pena formaba ahora parte de su ser y permanecería en sus recuerdos sin que el tiempo o la distancia pudieran hacerla desaparecer.

Entonces, como si el relato fuera una consecuencia lógica de su propio estado, la damita se abrazó a sí misma tratando de protegerse de la desesperanza cada vez más patente, al entrever que no había cesado en su empeño de aferrarse al falso anhelo de volver a sentirse completa cuando por fin consiguiera reunirse con su alma gemela, a pesar de que lo más probable es que su querido Theo yaciera muerto en algún oscuro lugar.

No obstante, ella estaba aquí y continuaba luchando, siendo perfectamente consciente de que no cesaría en su empeño de encontrar el paradero de su hermano y de descubrir la verdad sobre lo sucedido. Por todo ello, cuando su gentil bardo continuó relatando con ese aire de melancolía, las maravillas que había contemplado y los hermosos lugares que había visitado, un rallo de esperanza comenzó a germinar en su corazón, al tiempo que la sonrisa volvía a inundar las gallardas facciones de su narrador.

Quizá fue aquel gesto de intimidad al regalarle su historia personal el que hizo que la joven huérfana bajara sus defensas cuando jamás lo habría hecho en otras circunstancias, o quizá fue la afinidad que les unía en aquel aterciopelado atardecer donde el mortecino sol pincelaba el cielo de hermosas tonalidades grises y anaranjadas, pero cuando el juglar le ofreció llevarla al sagrado lugar que tan solo había compartido con la desdichada Velia, sus ojos se abrieron de par en par ansiando conocerlo, al mismo tiempo que sus delicados dedos se apresuraron por borrar los plateados surcos que ya habían descendido por su barbilla para perderse en el terrizo olvido de las calles venecianas.

-Las… las aventuras nunca me han supuesto un problema pero… No se si es correcto que os acompañe a un lugar tan sagrado como el que mencionáis. Yo… temo desvirtuar un recuerdo tan bello con mi mera presencia – le confesó finalmente, deseando no ser la responsable indirecta de destruir la magia de algo tan hermoso.

Notas de juego

Ya la había leído y tienes razón. es una historia preciosa que ha conmovido a mi huerfanita :)

Siento contestar tan tarde, pero como ando de vacas no siempre tengo acceso a internet ^_^

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29/07/2015, 13:34
Ashriel Leo Bevilacqua

Ashriel sesgó su sonrisa más todavía ante aquel comentario. 

-No lo desvirtuaríais, más bien al contrario -se atrevió a aventurar-, con vuestra mera presencia ensalzáis los hermosos lugares que este nuestro maravilloso mundo nos ofrece, signorina

Entonces miró hacia atrás, hacia la parte trasera de la gran Catedral que habían rodeado en su paseo. El ábside, de color gris oscuro ahora que el sol se había escondido prácticamente por completo ya, se alzaba imponente hacia las estrellas que comenzaban a despuntar en el terciopelo del cielo, con sus crucetas, sus arbotantes y sus pináculos, como si trataran de rasgar el velo que los cubría y alcanzar a Dios, pues para tal fin habían sido construidos con es altitud. A unos metros de donde ellos se encontraban, rodeado por una pequeña almáciga que hacía las veces de borde de la adoquinada calle, se alzaba una robusta conífera, cuyas ramas se extendían a ambos lados del ábside, como queriendo abarcarlo entero en su abrazo. El juglar volvió la vista hacia la joven. 

-Nada me complacería más que compartir ese lugar con alguien que sé que sabe apreciarlo -dijo entonces, inusitadamente serio-; que hayáis vuelto a verme después de lo de ayer, y tras este paseo y esta conversación, he descubierto en vos a una amiga a la que contar confidencias, alguien en quien parece que puedo confiar. Y éste hermoso lugar es algo que quiero compartir con mis amigos. Venid conmigo, ¿estáis dispuesta a descubrirlo? -la sonrisa sesgada volvió a iluminar su rostro y el bardo le sostuvo a la joven la mirada, con una profunda determinación en sus ojos azabache. 

Notas de juego

Me alegro^^ ésa era la intención XD y te la ha contado tal cual jajaja

Máster, si ella accede a venir, ¿puedo narrar directamente cómo la llevo hasta allí, la ayudo a subir y llegamos, para no alargarnos eternamente con tiradas y tal? ¿o habría que tirar o algo? XD

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29/07/2015, 14:24
Narrador

Notas de juego

Por mi ningun problema, aunque tene en cuenta que ella tendria mas facilidad para escalar que vos (Si, aun con el vestido :P)

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29/07/2015, 15:02
Ashriel Leo Bevilacqua

Notas de juego

Jajaja, vale, lo tendré en cuenta ;) cuando ella conteste, postearé^^

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30/07/2015, 12:56
Leonor Amore

La joven de cabellos de fuego no esperaba aquella espontánea respuesta cargada de significado, puesto que ella más que nadie sabía cuan importantes eran los recuerdos que se atesoraban en lo más profundo del corazón.

Desde aquel momento, todo el resquemor que pudo sentir hacia el virtuoso juglar de largos cabellos azabache, desapareció con el último despuntar del sol en la distancia, como si nunca hubiera existido.

-Me siento halagada. Tan solo espero poder merecerlo – Respondió mientras le seguía con la mirada hacia la majestuosa catedral que se recortaba recia y señorial entre el hermoso juego de luces y sombras que concebía su centenaria e inmutable roca labrada.

-Yo… Será todo un honor poder ser esa persona. Convertirme en vuestra amiga y confidente y caminar a vuestro lado descubriendo las maravillas que nuestra amada Venecia nos ofrece, y aunque lamentablemente la experiencia me ha hecho desconfiar en primera instancia, esta vez me arriesgaré con vos - Afirmó con un brillo de emoción en sus azulados ojos mientras ambos se sostenían la mirada.

Notas de juego

No me molesta para nada que adelantes la descripción. De hecho estoy deseando leerte porque es un placer disfrutar con tus impecables descripciones.

Por cierto, cuando has escrito "Almáciga" No he podido evitar reírme. Es que son demasiado grandes ^_^

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30/07/2015, 15:38
Ashriel Leo Bevilacqua

Ashriel esbozó una gran sonrisa al escuchar las palabras de la joven.

-Me alegro de ser esa persona en la que podéis confiar -dijo, hundiéndose en sus profundos mares, con toda la sinceridad del mundo; luego su sonrisa se ensanchó más todavía y el juglar se dio la vuelta repentinamente y se subió de un salto a las ramas bajas del árbol, tendiéndole la mano*- venid, no perdamos tiempo. 

La joven de encendidos cabellos aceptó la mano del bardo para ayudarla a iniciar el ascenso al árbol. Mas cuál no fue su sorpresa cuando, al continuar la subida, la muchacha demostró incluso más agilidad que él para trepar por los intrincados recovecos de aquella frondosa planta. Ashriel dejó escapar una queda carcajada, que acalló instantáneamente, pues debían hacer aquello sin que nadie los viera; evidentemente, lo que estaban haciendo se hallaba en los límites de la ley. 

El juglar nunca había sido muy dado a romper las leyes, pero se trataba más de una cuestión moral que de otra cosa, realmente, aquello lo había necesitado siempre y tampoco es que hiciese daño a nadie ni rompiese nada con ello. Así que silenció su risa lo más rápido que pudo y continuó guiando a la joven, que escalaba con gran agilidad tras él, árbol arriba. 

Llegados a un punto, el juglar la detuvo y le enseñó cómo debían caminar sobre una gruesa rama, manteniendo el equilibrio, para acercarse a uno de los pináculos más bajos del ábside. Desde el extremo de la rama, saltó al mismo y se dio la vuelta, esperando para coger a la dama cuando ella saltase tras él. Estaba convencido de que la joven no se echaría atrás y no lo hizo; saltó con una facilidad felina y él la recogió cuando alcanzó la fría piedra, ayudándola a cruzar hasta el contrafuerte del otro lado. Continuaron subiendo, ayudándose de los adornos del propio arbotante que cruzaba sobre sus cabezas, y finalmente alcanzaron los primeros tejados bajos. Estaban justo sobre el cimborrio de la Catedral y desde allí ya era más fácil. Bajaron hacia la cruz, sobre unas estrechas repisas, olvidados tiempo atrás, que habían servido en su día a los constructores para poner las piedras más altas del edificio. Después se auparon hasta alcanzar el último nivel de la catedral, los tejados más altos de todos, sobre la nave principal, y llegaron, al fin, al lugar que tanto tiempo atrás había sido el refugio del juglar. 

Una vez estuvieron a salvo sobre las repisas de la nave, Ashriel soltó a la joven con delicadeza y se adelantó unos instantes, contemplándolo todo con los ojos nostálgicos de quien vuelve tras muchos años a un lugar querido. Todo estaba como siempre, los nidos de palomas, los reflejos metalizados del pórtico de la Catedral que se elevaba frente a ellos, todo. Absolutamente nada había cambiado en aquel lugar. 

El bardo se dio la vuelta y volvió a tenderle la mano a la joven. La atrajo hacia donde él estaba, justo al borde del pórtico, en el mismo centro de éste, sobre los hermosos dibujos y las tallas. Hizo un gesto, sin pronunciar una sola palabra, abarcando con el brazo la preciosa vista que se extendía a sus pies. Desde allí, a la luz de las últimas y más rezagadas pléyades, se veía toda la ciudad. Los tejados rojizos, los canales, ondulantes cual azuladas serpientes, cruzando calles y manzanas por igual, las góndolas, diminutas en la distancia, surcando las aguas de los mismos mientras dejaban tras de sí una estela de clara espuma. Y al fondo, a su izquierda, el mar. El ahora ya oscuro y profundo mar, que confundía su horizonte, sembrado de estrellas en el reflejo, con el propio cielo. 

Allí se quedó Ashriel, sin pronunciar la más mínima palabra, disfrutando de las vistas, de la magia de aquel lugar y de la compañía de la joven. Esperando su reacción ante su refugio secreto. ¿Le gustaría? ¿Le parecería poca cosa después de las maravillas que él había hablado sobre aquel lugar? El juglar desvió la mirada hacia ella, esperando su respuesta. 

Notas de juego

me alegro mucho de que te guste^^ la verdad es que leerte a ti también es un placer ;) tu lírica es maravillosa :D

Jajajajajajaja sí, el caso es que cuando lo escribí también lo pensé jajaja no puedo evitarlo, son geniales :D

*Y aquí me lo imagino a lo Aladdin jajaja XD pero no, Ashriel mola más todavía XD

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14/08/2015, 00:14
Leonor Amore

Durante toda su corta vida, Leonor había sido esquiva con los extraños, más por necesidad que porque su corazón así lo dictaminara. No obstante, aquel juglar despertaba un sentimiento en ella que le resultaba muy difícil de comprender. Como si ese hombre de tez serena y diáfano rostro, la animara con una fuerza invisible a exponer un pedacito de su corazón ante las oscuras perlas que la miraban sin juzgarla.

Por todo ello aceptó la mano que le tendía mientras escalaba con maestría el centenario árbol que se alzaba majestuoso, tratando de alcanzar las titilantes estrellas que comenzaban a despuntar con timidez en el firmamento. La cantarina risa de su nuevo amigo la hizo detenerse por unos instantes, haciéndole intuir que quizá no debía haber dado muestras de su habilidad al no ser una conducta propia de una señorita, pero ¿Acaso importaban ya los estereotipos? Hacía mucho que no se sentía tan reconfortada, por lo que no permitiría que las falsas apariencias truncaran los hermosos momentos que se abrían paso ante ella.

Cuando el juglar le indicó como caminar por una gruesa rama hasta alcanzar el primer vértice de la basílica, la joven pelirroja cogió aire con alegría justo antes de saltar confiada hacia su compañero y recorrer a su lado el puntal, teniendo especial cuidado de no estropear ninguno de los ornatos que decoraban la fastuosa arcada en la que ambos se apoyaban, a medida que iban conquistando una a una las maravillas que afanados hombres habían puesto a disposición de Dios para que todo mortal las contemplase con devoción.

Una vez que llegaron a su destino situado en el punto más álgido de San Marcos y su acompañante la soltó con delicadeza, los azulados ojos de Leonor absorbieron la belleza que allí se respiraba en un silencio reverencial. La huerfanita nunca antes había estado en un lugar tan sublime, por lo que las palabras que hubieran podido salir de sus labios en aquellos momentos, se extinguieron mucho antes de ser pronunciadas. Aquel recóndito lugar era tan sagrado, tan inmutable, tan excelso, que comenzó a sentirse pequeña e insignificante ante la magnificencia que se abría ante ella.

No fue hasta que el bardo no le tendió la mano de nuevo, mostrando con un gesto de su brazo la impresionante extensión de la ciudad que tanto amaba, que la magia del ensueño en el que se había sumido la hizo sucumbir hasta que unas cristalinas lágrimas perfilaran su tez de marfil en contraste con el tenue mármol y los intrincados mosaicos que decoraban cada arco carpanel y cada capitel del piso superior en el que se hallaban.

-Es mucho más hermoso de lo que imaginé – Consiguió articular con dilección mientras contemplaba las luces de la ciudad que aun estaba preparándose para abrazar aquella apacible noche estrellada – Ojalá ella pudiera… estar aquí. – Expuso desde el fondo de su alma, arrepintiéndose al instante ante la posibilidad de ensombrecer su corazón.

Notas de juego

Jajaja, si estoy totalmente de acuerdo. Ashriel es mejor que Aladdin :D

En serio, no me canso de leerte. Además, estas consiguiendo que mi ratita asustadiza confíe en alguien ^_^

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17/08/2015, 22:50
Ashriel Leo Bevilacqua

-¿Ella? -inquirió alzando las cejas- ¿te refieres a Velia?

La mirada del juglar se desvió unos instantes de la de ella y sus profundos ópalos de reflejos azabache se perdieron en la inmensidad del océano que se desplegaba a su izquierda, eterno, infinito, inmutable. Unos segundos después, largos pero determinantes, el hombre se volvió y fijó su mirada en la noble seda cobalto de la de ella. Sus labios no sonreían, pero en su rostro se podía observar calma, serenidad y determinación. No había rastro de tristeza en esos momentos, ni de la ira que sintiese un tiempo atrás, ni siquiera de la añoranza. Sólo había paz. 

-Ella está aquí -respondió, como si fuera lo más normal del mundo-, siempre lo ha estado y siempre lo estará. No sólo está en mí, sino que está en este lugar también. Esto era su santuario, al igual que el mío. Por eso sé que cuando murió, una parte de su alma vino a reposar aquí, para descansar... para vigilar su amada ciudad desde donde pudiera verlo todo.

De nuevo un silencio y luego el bardo se acercó peligrosamente a una cornisa. Cruzó al otro lado de la junta del arbotante y le tendió la mano a la joven pelirroja. Cuando ella hubo cruzado también, con su característica agilidad felina, se sentó en la esquina suroeste de la gran Catedral, haciéndole hueco para que se sentara a su lado, dejando colgar los pies por el borde. 

Despacio, con delicadeza, se quitó la funda del laúd de la espalda y la dejó a su lado, cogiendo el labrado instrumento entre las manos. Suavemente, con calma, comenzó a tocar una delicada melodía, lenta, tranquila, improvisada. 

https://www.youtube.com/watch?v=f6Cswdm601A

Y entonces comenzó a cantar*. 

Cuando terminó la canción, continuó rasgando las cuerdas unos segundos más, lentos, pausados. Dejando que la melodía muriese por sí sola, dejando que fuera ella misma la que terminara por desaparecer. En ese momento, con los dedos aún suspendidos sobre las cuerdas, fue cuando se dio cuenta, en el silencio de la noche naciente, de la canción que acababa de cantar. 

-Fue la primera canción que le compuse a ella, cuando la conocí, en este mismo lugar... -se vio en la necesidad de explicarse, sin saber muy bien cómo, cosa que, definitivamente, no le ocurría muy a menudo- ...no sé por qué me ha venido a la cabeza ahora... 

Su mirada se volvió a perder en el vacío bajo sus pies, haciendo que los largos mechones de su melena también color azabache resbalaran sobre su hombro y le ocultaran el rostro unos instantes. Poco duró, sin embargo, aquel espacio, pues el juglar alzó la mirada de nuevo hacia la muchacha, sonriente como siempre. Sus ojos brillaban.

-Supongo que ella me la ha inspirado -agregó-; está aquí, para dar compañía a todo el que se sienta solitario. Así que, mi querida amiga, cuando subáis a esta esquina a contemplar el mar, a sentiros pequeña admirando las dimensiones de esta vasta ciudad, o simplemente a vigilar a las diminutas personitas que entran y salen por la puerta de la Basílica todos los días ahí abajo, recordad que no estáis sola en este mundo. Aquí arriba, ella os protegerá. Éste era su refugio, es el mío y estoy convencido de que ella estará encantada de que sea el vuestro, también, siempre que queráis volver, señorita... 

Entonces el juglar se detuvo un momento, esbozó una pícara sonrisa y después comenzó a reír a carcajadas. 

-Oh, Dios mío, siento como si ya os conociera de toda la vida, como si pudiera confiar en vos para cualquier cosa, y ni siquiera nos hemos presentado aún como es debido... -sonrió- Soy Ashriel. Ashriel Leo Bevilacqua. Juglar y cuentacuentos, como ya habéis comprobado; a veces un imprudente deslenguado, como también habéis podido observar, y errante trotamundos. Un verdadero y sincero placer -terminó con otra risa, tendiéndole una mano. 

Notas de juego

Pues lo mismo digo, no hay más que decir ;)

Y en cuanto a lo otro, creo que Ash la entiende bastante más de lo que ella cree... me alegro de que al fin pueda confiar en alguien. 

*Todavía no sé meter música XD por si no sale bien, es un acústico de Ed Sheeran cantando thinking out loud ;) normalmente invento las canciones y los poemas, pero ésta me gusta tanto que la tenía que poner :3

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24/08/2015, 18:24
Leonor Amore

-Si… Velia. ¿Ha sido vuestro primer y único amor? – Preguntó con timidez no deseando molestar al apuesto juglar de cabellos azabache con su intromisión, mientras jugueteaba entrelazando las manos sin saber muy bien donde colocar sus nerviosos dedos.

El astro rey casi se había ocultado en el horizonte, mostrando hermosas tonalidades rosas y anaranjadas en un firmamento plagado de pequeñas y delicadas nubes de blanco algodón, como si quisiera tallar en las retinas de quienes lo contemplaban, el recuerdo de su inminente regreso y la belleza de su majestuosidad. Leonor hacía mucho tiempo que no presenciaba algo tan hermoso, mientras las sombras se acercaban y jugueteaban con los pilares, los capiteles, las gárgolas y los nidos de palomas que adornaban la nave de la majestuosa Basílica. Y entonces, ante la descripción de la presencia de la joven que había sido el amor del bardo, la pequeña huérfana cerró los ojos, imaginando el tiempo en el que ambos contemplaban la hermosura de su querida ciudad, mientras el tiempo y el infinito les pertenecía.

Tuvo que ser un momento tan intenso, tan sublime, tan especial, que se sintió insignificante por aquellos escasos instantes en que su mente se dejó transportar a otra época y a otro ser que no era ella, de manos de la profunda y melodiosa voz del hombre que narraba su presente bajo las finas tonalidades de su curtido y añejo laúd. Un santuario. Un templo imperecedero e inmutable que sobreviviría a sus vidas y a muchas otras más después de las suyas, y que permanecería estoico al amparo de la eternidad.

Durante un tiempo, la bella dama de cabellos azabache no pronunció palabra alguna, deleitándose en la sublime música que su nuevo amigo le regalaba, pero tras la magia de las notas, vinieron sus palabras, explicando la razón de una melodía tan dulce y tan perfecta que conseguía calentar su espíritu y confortar su corazón.

-Yo podría corroborároslo… Creo que ella os la ha pedido.
– Respondió con sinceridad, imaginando perfectamente aquella escena, donde los dos amantes se encontraban de nuevo después de tantos años de separación – Será un honor para mí poder regresar a este hermoso rinconcito de su corazón y del vuestro… No dudéis que lo haré y, posiblemente, acompañada – Vaticinó con un guiño antes de permanecer sonriente ante la declaración del hermoso juglar cuyos cabellos azabaches se arremolinaban con las corrientes que ascendían por las repisas hasta la nave principal.

-Hermoso nombre el vuestro, Ashriel. El placer es todo mío. Yo soy Leonor, aunque carezco de apellido, puesto que no conocí a mis padres. Esta es la primera vez que confieso algo así justo tras mi presentación, por lo que podéis deducir que siento algo parecido al estar vos. – Respondió con la misma sonrisa ofreciéndole su mano con alegría, y guardando como algo privado la divertida coincidencia de que ambos compartían nombre cuando decidía esconder sus rizos de fuego tras su gastado gorro y portar pantalones de muchacho.

Notas de juego

jajaja, esa canción tambien me encanta, así que me ha gustado muchísimo escucharla mientras te leía.

Siento el retraso de verdad. A partir de ahora tendrás tus post los primeros ;)

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25/08/2015, 12:14
Ashriel Leo Bevilacqua

Ashriel sonrió abiertamente ante aquella atrevida pregunta y continuó mirando al horizonte, con la vista perdida en la gran inmensidad gris oscuro que era en aquellos momentos el océano. 

-Sí, lo fue... y por eso siempre tendrá un lugar en mi corazón donde la recordaré con cariño -entonces se dio la vuelta y clavó una penetrante mirada azabache en los prístinos ojos de la joven-; pero la vida sigue y no puedo lamentarme eternamente. La pena y el dolor se han ido y ahora sólo permanecen el cariño y el recuerdo. Estoy bien -aseguró, ante la muda pregunta que sabía que quería hacerle ella-, de verdad. Por fin, después de muchos años, ya estoy bien. 

Continuó mirando al horizonte, mientras, inconscientemente, sus dedos continuaban rasgando suave y lentamente las cuerdas del laúd, incluso después de haber terminado la canción, incluso mientras la conversación continuaba después. 

Cuando la joven, Leonor, le contó lo de su apellido, el bardo se dio la vuelta de nuevo y volvió a mirarla. Observó sus brillantes ojos de zafiro, grandes, profundos; los ojos de alguien que, a su edad, no deberían haber visto tantas cosas como habían visto. Observó su piel lisa, aún clara pero algo curtida por el sol, que indicaba que no todas las noches ni todos los días había tenido un techo bajo el que descansar. Observó sus bucles de fuego, largos y radiantes, ensortijados enmarcando su frente y sus mejillas, algo sonrosadas. 

-Es un placer, Leonor -una sesgada sonrisa apareció de nuevo en su jovial rostro-, conocer al fin quién sois. 

Entonces levantó una mano e, inconscientemente, le retiró un mechón que le caía a la joven por el rostro y le levantó el mentón, haciendo que lo mirara a los ojos, tratando de transmitirle la confianza y la serenidad que él había encontrado en sus viajes. Ella le sostuvo la mirada sin pestañear, lo que le hizo pensar que muchas veces habría tenido que parecer fuerte a ojos de todos los demás. Aquella joven era una luchadora y una superviviente. 

-¿Habéis sobrevivido sola toda vuestra vida? -entonces se dio cuenta de que quizá la joven no quería hablar de su pasado y rectificó sus palabras rápidamente, sonriendo- perdonad; no es de mi incumbencia. No debería haberos preguntado, lo siento. 

Retiró la mano y la mirada, clavando ésta en las cuerdas de su laúd, que seguía acariciando con ternura. No había querido asustar a la muchacha, ni ofenderla, simplemente sentía curiosidad, pero una vez más, sus labios habían hablado antes de que la pregunta hubiese pasado por los filtros de su mente racional y lo habían traicionado. 

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26/08/2015, 00:16
Leonor Amore

La joven pelirroja sonrió con cierta melancolía tras escuchar las palabras del amable juglar. Podía saber con exactitud cuánto había amado a esa dama, puesto que ella se sentía de la misma manera ante la pérdida de su querido Theo.

-Me alegra enormemente saber que os encontráis bien, y también me alegra que hayáis decidido volver, puesto que en caso contrario no os hubiera conocido. – Le confesó mientras el viento se arremolinaba travieso hasta hacer danzar sus cabellos de fuego como si de auténticas llamas se tratase.

La melodía de su laúd colmaba de perfección el hermoso cuadro que ambos habían forjado en aquel santuario de belleza infinita. ¿Qué ocurriría si algún guardia les escuchaba? Leonor descartó aquella posibilidad tan rápidamente como había venido, al suponer que la distancia que les separaba del suelo era tan grande, que ni el más agudo de los oídos les captaría.

Y entonces, una pequeña sombra de duda cruzó por su mente ante la curiosidad de su nuevo amigo, justo en el instante en que él retiró uno de sus rizos con la mano y alzó delicadamente su barbilla para contemplarla ¿Y si aquel apuesto juglar había sido enviado para darle caza? No… aquello no podía ser, aun así le escrutó durante largo rato con una intensidad tal, que cualquier atisbo de sospecha quedó mitigado tras ser capaz de ver la sinceridad en esos oscuros ojos que de vez en cuando eran ocultados por el azabache de sus cabellos mecidos por la brisa de aquella mágica noche plagada de estrellas.

-No os preocupéis. Vos podéis preguntar… – Respondió al fin tras ahuyentar su desconfianza – Mi hermano Theo me cuidaba, pero hace poco desapareció sin dejar rastro y he tenido que sobrevivir sola mientras le busco. ¿Quién sabe? Quizá vos, que habéis vivido tanto, podáis darme alguna pista de su paradero. Es un poco mayor que yo, de piel bronceada, cabellos oscuros, ojos aceituna y bastante atractivo. Me dijo que buscaría algo mejor para los dos, pero ha pasado demasiado tiempo sin que dé señales de vida ¿Por casualidad podrías darme alguna pista?

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27/08/2015, 13:52
Ashriel Leo Bevilacqua
Sólo para el director

Notas de juego

¿Le he visto en algún lado o reconozco esa descripción de alguna manera, máster?

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03/09/2015, 18:56
Ashriel Leo Bevilacqua

La joven lo había observado tan intensamente, que el bardo pensó que estaba tratando de leer su alma. Supuso que, tras su dura vida, no se fiaba de los extraños y en ese momento le estaba contando toda ella a un completo extraño. Así que, sin perder su sonrisa sincera, le sostuvo la mirada a Leonor y la dejó indagar en lo profundo de su alma. 

Sólo cuando ella estuvo convencida de lo que veía, se atrevió a contarle su historia, que el juglar escuchó con suma atención. Tras su descripción Ashriel hizo memoria, solía acordarse bastante bien de los rostros de la gente con la que se cruzaba, su mente era capaz de recordarlo todo, absolutamente hasta el más mínimo detalle de las cosas que veía. Pero no se había cruzado con nadie que pudiera encajar en aquella descripción, de esa edad y con el nombre de Theo, que él supiera, desde que había llegado a la ciudad, aunque bien era cierto que llevaba allí apenas unos pocos días. 

-Lo siento -murmuró-, la descripción me suena... estoy bastante seguro de haberme cruzado con muchachos así. Al fin y al cabo, piel bronceada en estos lugares de costa, pelo oscuro y ojos verdes son típicos por la zona... aunque no recuerdo ningún muchacho de esa apariencia y edad que yo supiera que se llamara Theo. Lo siento... Sin embargo -su expresión grave se tornó en una extensa sonrisa de nuevo, cuando enunció lo que se le había pasado por la cabeza-, soy un juglar trotamundos, no tengo más obligaciones que ganarme el pan de cada día y eso no suele llevarme demasiado, así que tengo mucho tiempo libre. Si quieres y necesitas ayuda, sería un enorme honor para mía poder buscarlo contigo, ayudarte con tu búsqueda, mediante todos los medios que estén en mi mano. 

Su tono de voz, noble y sincero, no dejaba lugar a la menor duda de que realmente sentía lo que decía. En sus ojos azabache, aún fijos en los brillantes cobaltos de Leonor, podía apreciarse la determinación de que había imbuido a sus palabras. 

El joven juglar, sin embargo, no insistió más, dejó que ella decidiera si quería su ayuda o no. Además, tampoco tenía prisa por que le respondiese, la noche había caído, al fin, y estaban a punto de contemplar lo más bonito de aquel lugar. 

-Leonor, mirad -dijo entonces, tumbándose boca arriba sobre el tejado y arrastrándola a ella a su lado, sin previo aviso, para que se tumbara también a contemplar el oscuro cielo-, si os ha gustado lo que os he mostrado, esperad a ver esto... estáis a punto de presenciar lo más hermoso que puede ofreceros este refugio. 

Dicho lo cual, señaló al cielo con una mano; allí, en una zona opaca y negra como el carbón, acababa de aparecer la primera estrella. Diminuta pero refulgente, asomaba con curiosidad, la más valiente guerrera del firmamento. Y entonces, de pronto, como si aquélla hubiese realizado una llamada a las armas, una a una todos los demás astros de la Vía Láctea fueron apareciendo a su alrededor. En unos instantes, el gran manto de terciopelo oscuro que los cubría, se había moteado de brillantes constelaciones y luminosos luceros que, con su brillo y calidez, encendían la noche cual tenues candelarias suspendidas mágicamente del firmamento. 

Ashriel las contempló. En silencio. Sin pronunciar una sola palabra. Embelesado con aquella vista, y aún arrancando levemente algunas notas al laúd que recostaba sobre su estómago, sonrió.