-Entiendo… te doy las gracias por protegerme, e incluso intuyo que Esmail también lo sabía y que por eso no protestó cuando te pegaste tanto a mí en la fiesta. Supongo que los guardias no hubieran tenido ningún problema en despacharme, teniendo en cuenta lo enclenque que soy. – Razonó algo pensativa ante la explicación.
-Si dices que los tuyos no tuvieron nada que ver, yo también lo creeré. Llámame ingenuo, pero aun sigo confiando en ti, a pesar de que sé que hay algo que no me estás diciendo – Le respondió, esperando que dicha confianza no le costara demasiado algún día y tratando que, fuera lo que fuera, su amiga soltara la lengua por fin.
-Te he dicho que lo entiendo, no pasa nada Nay. Tan solo espero que aquellos que se favorecían por la presencia de la secta aquí no tomen represalias.– Afirmó con un escalofrío incontrolable pensando instintivamente en el príncipe de Venecia. No deseaba que la morena sufriera ningún daño al encontrarse en fuego cruzado, por lo que ya no sabía qué información era una buena idea revelarle. Había visto qué ocurría cuando le contaba alguna información que afectaba a su gente, así que suponía de qué lado se pondría llegado el momento.
-¿Quieres que averigüemos quien intentó matarme? ¿O mejor lo dejamos estar? - Le preguntó algo pensativa mientras lanzaba una piedrecita al agua.
“No tienes que agradecer nada, en cierta forma por mi desaparición fue que te metiste en este lio.” Respondio ella suspirando cansada con todo este inconveniente que en verdad había nacido de algo que no había podido controlar.
Sin embargo todo lo que gano por ella confianza que le daba fue un asentimiento de su parte y luego silencio, aunque no era de extrañarse que el tiempo para que soltara la lengua no fuera enseguida y que se tomara su tiempo.
“Ya lo veremos, que más haya de ello no podemos hacer. Desconocemos mucho de cómo piensa quien se benefició de esa maldita secta, aunque tenemos nuestras sospechas.” Comento con un tono sombrío no revelando sus sospechas y ni pensando en preguntarle a Leonor nada tal vez porque no se imaginaba que supiera.
Tus preguntas le tomaron por sorpresa y se quedo pensando tal vez mas de lo que debía. “¿Qué haras con el culpable? Acaso te vengaras como todo italiano de bien?” le devolvió pasándole hacia ella las preguntas sin devolver respuestas.
Leonor sonrió ante la respuesta de su amiga. No era del todo cierto que no tuviera que agradecerle nada, porque sin ella no habría podido entrar a la mansión en primer momento, y Nay no tenía por qué acompañarla a un sitio tan peligroso en contra de los deseos de su gente. No obstante ya no era momento de seguir discutiendo más del tema, por lo que decidió mirar al horizonte y escucharla.
-Me gustaría saber qué sospechas son esas, aunque algo me dice que te las guardarás para ti – Respondió ante las evasivas de la mujer a la hora de revelarle lo que sabía sobre quien andaba detrás de la secta.
Ante la pregunta que Naywa le hizo, Leonor se la quedó mirando por unos instantes antes de contestar – Pensé que me conocías lo suficiente como para saber que yo soy de los que prefiere conocer a sus enemigos para poner distancia entre ellos y yo, antes que mancharme las manos de sangre. Reconozco que siento una curiosidad enorme por saber quien me odia tanto. Lo cierto es que no me he granjeado ningún enemigo que yo sepa, por lo que me extraña bastante, a no ser que se trate de alguno de los sectarios.
Acto seguido, y mirando de nuevo a las aguas de los canales, Leonor continuó hablando – En cualquier caso no creo que los Ziani estén directamente relacionados con el incendio de tu barrio. Por lo que pude averiguar, un noble y fanático religioso alemán llamado Sir Alfons posiblemente fue uno de los responsables, aunque fue asesinado por una musulmana… más o menos de tu descripción. – Le dijo con cierta indiferencia por la muerte de aquel hombre, para que Naywa no pensara que estaba de su parte.
“Estrategas que no les importa que no le importa que arsenal usar para hacer complicada la vida de los musulmanes en sus tierras como Egipto o demás partes igual de importantes. Mientras aquí muestras una mano cooperativa con nosotros y afirman tener otros intereses.” Respondió sorprendiendo a Leonor, pero la vez siendo lo suficiente vaga en su respuesta que no se sintiera como una respuesta completa.
“Entonces supongo que te alejarías también de mi. Porque quien sospecho que fue es alguien muy preciado para mi.” Contesto continuando sin verla. “Eres muy chico para entenderlo pero a veces uno no necesita hacer algo para ganarse el odio de las personas o por lo menos para tenerlas como enemigos. El mundo es así y no cambiara.” Le explico con tristeza.
Dicho eso se quedo escuchando las palabras de ella, las conclusiones que habia llegado tras la desafortunada aventura. Fueron tus palabras finales la que le arranco una sonrisa. “Si, los caballeros muchas veces usan los mismos movimientos para el combate. Si uno lo practica no tiene que temer mucho su armadura que de por si hace mas lentos sus movimientos.” Comento volviéndolo a ver y acercando su mano al hombro de Leonor. “Claro que eso no pasa con todos los caballeros, cierto?”
-Te las apañas muy bien para decirme cosas sin realmente darme ni un nombre – Respondió la jovencita que había empezado a saber la forma de actuar que tenía su amiga. Aquello podía haberle molestado en el pasado, pero ella quería a Naywa, y en cierto modo entendía su situación, por lo que no dejó de sonreírle tras escuchar la vaga información que le proporcionaba.
Entonces, cuando la morena mujer afirmó que sabía quién era aquel que había tratado de hacer que la mataran, se la quedó mirando con seriedad, intentando averiguar algo detrás de los oscuros ojos de ella. ¿Acaso se trataba de Esmail? No… dudaba que el escriba la quisiera muerta por un mero asunto de celos, aunque ya no podía estar segura de nada – Antes me dijiste que no sabías quien había sido y que pensabas que no se trataba de tu gente. Dime Nay… ¿Quieres que me aleje de ti? En estos momentos siento como si te estuviera metiendo en problemas con tan solo mi amistad. Yo no quiero dejar de verte, pero si es tu deseo, lo cumpliré…. Al menos me gustaría saber por qué esa persona tan preciada para ti me considera su enemigo, aunque imagino que tampoco me dirás eso, por mucho que te jure que no pienso atacarle de ninguna manera.
Cuando finalmente admitió que había sido ella la que mató a Sir Alfons, Leo sonrió ligeramente. A decir verdad aquel espíritu fanático no le dio ninguna pena, sino más bien consiguió inquietarla al ver el nivel de locura que presentaba contra todos aquellos que no habían abrazado el cristianismo – Yo no soy un caballero, quizá fue por eso que conseguí alcanzarte. Dime… entonces a parte de Sir Alfons, Sir Kevyn, Martín, Reiner y Gero Tribuno están muertos, ¿verdad? ¿Tan solo falta Rodrigo de Navarra? Me extraña bastante, puesto que la lista que encontré estaba tachada antes de que se produjeran los incendios, por lo cual no es probable que fueran ellos los que lo provocaron ¿no? – Preguntó tratando de entender qué estaba pasando.
“Es parte de mi cultura…al menos de una parte, que mi lado italiano podría salir afloje en cualquier momento.” Comento con cierto humor algo extraño para la situación en la que estaban pero parecía una forma de ella para relajar un poco la tensión que Vivian.
Asintió con volviéndose de nuevo seria. “Te lo dije y es cierto, no sé ni vi con mis propios ojos quien trato de matarte pero tengo un presentimiento. Aunque no una certeza.” Devolvió sintiéndose un tono de mucha pesadez en sus palabras. “Yo no sé qué responderte, si estas cosas siguen pasando mientras estamos juntos entonces si prefiero que te alejes. Respecto a su razón es una que ya te dije que no eres musulmán y otra que te dire ahora.” Suspiro y la miro con una media sonrisa. “No lo veas como algo personal. Pero no le gustan los hombres, no en un sentido como seria con Esmail sino otro. Muchos hombres le han hecho mal a ella y no los perdona, mi relación contigo no tuvo que haber ido más haya de usarte como un explorador desechable pero a veces los planes no salen como una los piensa.” Dijo mirándola con cierto aprecio a pesar que estaban dirigiéndose a una separación.
Su sonrisa no se desvaneció al escuchar los demás nombres y las suposiciones de Leonor. “Si, parece ser que es asi. Es algo complicado pero solo piénsalo como una acción preventiva porque si esos hombres estuvieran vivos habrían mas incendios tanto aquí como en otro ghetos extranjeros.” Le explico como quien lo hace a un joven. “Es algo necesario.” Aclaro como si fuera necesario decírselo.
-¡Que conveniente! Tienes un lado italiano para cuando te interesa – Respondió Leonor regalándole una risa distendida a su amiga, ayudándola a rebajar la tensión que había entre ellas en este momento.
No obstante llegó el momento de volver a adquirir un semblante grave ante las confesiones de Naywa. Tal y como hablaba sobre aquella mujer que odiaba a los hombres, la jovencita no pudo evitar estremecerse al pensar por unos momentos que aquella persona que su morena amiga tanto quería, pudiera ser su Domitor. Ella conocía lo suficiente a Nay como para imaginar que no la apartaría tan solo porque un tercero sintiera odio o celos de ella, por lo que tenía que haber algo más, aunque se guardó mucho de confesarle sus sospechas a su bella amiga.
-Entonces tienes una amiga muy especial que no soporta a los hombres… - Dijo rascándose ligeramente la cabeza dando la impresión de intentar comprender la situación – Entonces ¿prefieres que me aleje antes de saber si es ella la responsable? Y lo más importante ¿Qué planes no salen como uno los piensas? – Preguntó algo incómoda, sintiendo un conflicto interior al no estar segura de si debía sincerarse por fin con Naywa y temiendo que la joven sintiera algo más allá de la amistad por ella.
Después, cuando la lista de los difuntos fue confirmada, Leonor volvió a preguntarse qué es lo que querría de ella el espíritu de la niña como para mandarle a encontrar los nombres, aunque empezaba a imaginarse que únicamente deseaba que diera con aquel que quedaba convida.
-¿Puedo ayudarte a encontrar a Rodrigo, o quieres apartarme de tu vida? – Preguntó al fin, totalmente indecisa… quería contarle su secreto, pero desconocía las repercusiones que se ocasionarían si ella no era capaz de guardarlo.
Un golpe se dejó sentir en el hombro de Leonor, no era un golpe para nada fuerte o violento sino más bien amistoso hecho por la morena que sonreí divertida ante la expresión hecha por la huérfana.
Negó con la cabeza lentamente. “Los soporta, aunque hasta cierto punto. Pero mejor dejemos de hablar de ella.” Dijo con un tono sombrío que dejaba ver su deseo de no continuar por ahí la conversación aunque fueron ante las preguntas de ella que pareció alejar un poco aquella mala sensación. “Es complicado Leo, sé que ya te lo dije varias veces pero es así. Respecto a los planes que no salen como uno piensa…” eso si le devolvió una sonrisa mientras con rapidez le tomo el hombro acercándola bastante a ella sin dejar espacio alguno. “Te lo dejare claro porque pareces no darte cuenta de ciertas cosas. Ambos terminamos amigos a pesar que nuestro primer encuentro no fue el mejor. Aunque tampoco lo fue el segundo” Dijo largando una dulce risa antes de empujarlo lejos de ella con la misma velocidad que lo acerco.
“Haz lo que quieras Leo, yo ya deje en claro lo que quería de ti.” Dijo parándose en su sitio. “Igual ten en cuenta que ese español es muy peligroso y a diferencia de ellos nos esquiva hace años ese hombre.” Comento mientras se daba vuelta. “Vuelve a tu casa Leo, vive lo mejor que puedas, encuentra una chica hermosa para casarte y déja esto antes que sea tarde. Chau.” Se despidió en una forma bastante abrupta dejándola como si nada hubiera pasado.
Leo aceptó el golpe cariñoso de su amiga con una sonrisa divertida, a pesar de que la situación se estaba tornando cada vez más tensa entre ellos. Una despedida inminente se olía en el ambiente y la joven huerfanita no deseaba perder a una de las pocas amigas que tenía. Ambas habían vivido demasiadas cosas juntas como para que su amistad se destruyera justo cuando era más fuerte, por lo que, cuando Naywa le pidió no seguir hablando de la mujer que era su amiga, ella simplemente asintió, dándole el espacio que necesitaba.
No obstante, su propio espacio se vio reducido increíblemente cuando su morena amiga la agarró con fuerza y la acercó hacia ella con tan poca distancia, que por un momento Leonor pensó que la besaría. Su corazón se aceleró sin que pudiera evitarlo y sus ojos se abrieron de par en par al sentir excitación y rechazo a partes iguales, en una extraña mezcla que jamás imaginaría que le ocurriera con una mujer. Por un lado era una mujer y por lo tanto aquello era pecado mortal, pero por otro casi hubiera querido que la besara.
Pero antes de que pudiera reaccionar, Naywa la dejó libre con la misma brusquedad con la que la había agarrado mientras le soltaba palabras de despedida. Estaba a punto de decir algo, cuando la joven morena se puso en pie de un salto y comenzó a marcharse dejándola con la palabra en la boca.
-¡Nay, espera! ¡Hay algo que tengo que decirte antes de que me abandones! ¡Aquel secreto que prometí que te contaría a su debido tiempo! ¡Por favor!... – Gritó mientras salía a la carrera tras ella y se situaba justo delante para cerrarle el paso – Yo… yo… no soy quien tú crees… yo… he estado ocultándome toda mi vida para evitar que me pasaran cosas malas… yo… por favor, no me dejes sola tu también – Le rogó con ojos vidriosos justo antes de quitarse parte del gorro y permitir que uno de sus rizados mechones se mostrara únicamente a ojos de su amiga. – Lo… lo siento mucho, pero desde que mi hermano desapareció he estado muy sola e indefensa. – Le confesó parada junto a ella, suponiendo que esta sería la última vez que la viera.
La morena siguió avanzando incluso parecía que la abandonaría ahí mismo sin dirigirle mas palabras o al menos asi habría sido si la joven no se hubiera puesto frente a ella. Aunque Leonor no encontró una sonrisa sino una mirada muy seria casi intimidante pero tan familiar para ella como lo era para Naywa. Esa mirada era la que usaban los vagabundo para decir sin usar palabras que quien estaba enfrente debía marcharse de inmediato.
Sin embargo a pesar de la mirada que continuo firme no hubo acción de su parte para apartar a la chica o para hacerla callar, dejando que ella se exprese tan frenéticamente como quería. Su atención fue a varias partes desde el rostro sucio de la huérfana hasta el rizo que se le escapo para luego volver a fijarse en su rostro tras sus palabras. Se noto una sorpresa en su rostro y un pequeña pausa, aunque rapidamente volvio a su estado anterior.
Aunque el silencio reino por un momento hasta que la mujer finalmente suspiro y relajo los músculos que había tenido tensos mientras la miraba intimidatoriamente. Acercándose tomo con ambas manos su cabeza apoyándolas en sus mejillas. “Leo…que me reveles tu secreto no cambia las cosas. Aunque lo agradezco.” Dijo con una genuina sonrisa aun sin soltarla pero observándola detenidamente como si quisiera recordarla. “Mira qué tal si te alejas solo un tiempo? volveremos a vernos pero no por ahora.” Termino proponiendo rindiéndose al final a las suplicas de la joven, con una sonrisa cansada.
Leonor no sabía cómo reaccionar ante la forma de actuar de su amiga. ¿Por qué la apartaba de aquella forma? ¿Acaso el hecho de haberle dicho la verdad sobre su identidad había conseguido enfadarla aún más? Esperaba que no fuera el caso y que Naywa no pensara que había estado tratando de jugar con ella o de reírse en su cara. Nunca había pretendido tal cosa y si aquello la hacía sentir mal, se sentiría aún más triste de lo que estaba.
No obstante, cuando por fin habló tras la enorme pausa que precedió a su confesión, la jovencita asintió ante la petición de la morena, la cual le regaló una sonrisa por última vez.
-Te quiero Nay. Espero que seas feliz. – Fue lo único que pudo decir, permitiendo que continuara su camino, a pesar de saber que le había hecho una promesa sobre su hermano y no la había cumplido… Al fin y al cabo, no podía ni retenerla, ni culparla por nada, y se sentía muy feliz de haberla conocido, aunque fuera de una forma tan fugaz.
Supongo que el post termina aqui :)