Partida Rol por web

“Si, si” afirmo rápidamente pareciendo darse cuenta lo raro que sonó su pregunta en un principio. “Claro que vos tendrías más edad que yo, pero sigues pareciéndome algo joven de lo que te supuse cuando era chico.” Comento riendo un poco con melancolía recordando esos días.

Parecia algo confundido cuando rechazaste su oferta, aunque por suerte no se lo veía ofendido. “Porque no consideras merecerlo?” pregunto pareciendo fijo en ese pensamiento. “Han pasado diez años de su ultima visita a nuestra casa y haz decidido volver primero con nosotros cuando nos necesitaste. Acaso esas no son razones suficientes para un festejo? Ademas mis padres me han dicho que siempre tengo que ser amable con los artistas.” Le comento pareciendo querer convencer al juglar, en vez de simplemente ordenarlo.

“Dime…” fue lo único que expreso intrigado de cual seria el tema que deseaba empezar el juglar. “Oh, eso. No tengo problema en contestarte, no es nada que pueda llevarme a la mazmorras si lo confieso.” Dijo riendo con fuerza antes de relajarse mirando de nuevo al paisaje.

“Le advierto que no es una gran historia epica, como seguro está acostumbrado…” empezó a decir. “Fue unos meses luego que mis padres se fueran, yo me encontraba algo solo en la mansión a pesar que de la compañía de Rufino. Por lo que decidí ir por la ciudad explorándola un poco, no se bien cual era mi plan si es que tenía uno. La cuestión es que termine yendo por una pequeña plaza al oeste de la ciudad y ahí encontré a un flautista siendo admirado por una multitud. En la multitud me encontré con Farid con su compañero, charlamos de una y otra cosa hasta que terminamos siendo amigos los tres. Ambos son hijos de comerciante y la chica es una bailarina.” Comento con una genuina sonrisa de felicidad. “Admito que no recuerdo bien el nombre de la mujer, al parecer es amiga de ellos y mia tambien. Es algo pegajosa pero es buena y divertida mujer.” Agrego luego de un tiempo pensando como describirla a ella, aunque al final dejaba claro que no llevaban mucho tiempo de amigos.

Ashriel sonrió con añoranza.

-Cierto es, mi joven señor, que los niños lo ven todo con ojos diferentes -sonrió-; cuando eres niño, todos te parecen mayores, todo te parece enorme y en todas partes hay algo esperando... -dijo con un tono misterioso-. Está bien, no insistiré más, si vos así lo deseáis, me rendiré a esa fiesta de bienvenida. Será todo un honor para mí. 

Después escuchó con detenimiento la respuesta del joven Perin sobre sus nuevos amigos. No le parecía adecuada una compañía así para él. A Rufino no se lo parecía, eso estaba claro, y Rufino era un mayordomo sabio, así que Ashriel compartía su opinión. Pero él, al fin y al cabo, acababa de llegar. Tendría que ganarse la confianza de Ottaviano de nuevo si quería sacarlo de aquella situación.

-Entiendo -sonrió entonces de nuevo, separándose al fin de la barandilla-, era pura curiosidad. Si me disculpáis, Ottaviano, he dejado ya solos a mis amigos demasiado tiempo y la verdad es que es hora de que volvamos los tres. Os agradeceré mucho vuestra ayuda con el Dogo y todo ese asunto. ¿Qué debo hacer? ¿Cuándo y a dónde queréis que vaya?

Sonrio complacido con sus palabras que atraían su curiosidad como los viejos tiempos. “No te arrepentirás Ashriel, ya verás que será como los viejos tiempos. Al menos en parte.” Comento con cierto deje de tristeza aunque rápidamente se esfumo de su rostro tranquilo.

Te parecio ver algo de expectativa en tus palabras respecto a ella, moviendo su mirada cuando no dijiste mas de ellos. “Si, tal vez es mejor que volvamos dentro. Los mios tambien me esperan.” Comento despegándose de la baranda.

“Ven a la noche a esta casa, iremos juntos al Palacio. Supongo que esa sera la mejor forma de encontrarnos para asistir juntos a la fiesta.” Le respondio dandole un gesto para el Juglar fuera el primero en entrar.

Dentro se encontraron en una de las salas a los amigos del Juglar tomando Té, con un mayordomo parado a un costado. Ottaviano no tardo en ir junto a él para contarle las noticias de que iria a la fiesta de Bienvenida al Cardenal y que además le daría una fiesta a Ashriel por su retorno. El mayordomo parecia contento con la primera noticia, aunque miro con suspicacia al juglar ante la segunda no pareciendo ni complacido ni enojado.

Luego de una corta merienda con el noble y su mayordomo, se encontraron siendo despedidos por el momento para darles tiempo a los tres para la gran fiesta de la noche.