Partida Rol por web

La joven con cuidado y sigilo siguio a ambos hombres que sin duda parecian afectados con la presencia de cada uno. Aunque ninguno de los dos dijo nada haciendo el trayecto hasta la puerta en un silencio tenso. Al llegar Cirino siendo educado agradeció la asistencia del caballero en el desgraciado evento, mientras el caballero acepto las gracias pero no pudo evitar recordarle al contador que volvería a esta casa.

Luego de los saludos correspondientes el caballero se fue y el contador lo maldijo no muy fuerte antes de ser llamado por unos de los guardias para que se encargue de algo. Impidiendo que Cirino vuelva con su prima por el momento.

Tras asegurarse de que ninguno de los dos hombres llegaba a las manos, la jovencita pudo suspirar tranquila. A decir verdad, fue Bastién quien protegió a Cirino antes de que llegaran ellas junto con los guardias, así que no tendría sentido que ahora fueran a atacarse.

Por todo ello, y después de comprobar que el primo de Gianna debía ocuparse de algunas cosas de la casa, Leonor volvió sobre sus pasos para golpear suavemente la habitación de la bella noble antes de entrar.

-Todo está en orden. Se han despedido como caballeros y vuestro primo se está dedicando a asuntos de la casa ¿Necesitáis algo más de mí? Pedidme lo que sea – Le dijo con voz dulce mientras se acercaba a la cama.

La joven noble se alegró de que las cosas no llegaran a mayores entre los dos hombres y sonrió, la verdad era que se sentía mucho mejor. Un simple golpe no la iba a matar, quizá todos habían exagerado demasiado incluso ella pensando que podía sucederle algo. Negó suavemente con la cabeza.

-La verdad que ya has hecho muchísimo por mí hoy y no sé si tengas que ir a algún sitio o con tus amigas, aquí hay muchas personas para encargarse de mis cosas.

Se dio cuenta que era muy egoísta, que no había sufrido nada y que siempre hacía su voluntad, de momento no tenía ganas de más fiestas, ni de ver a nadie realmente. Por fuera estaba entera y lista para seguir la vida como todo el mundo esperaba de ella y por dentro quizá algo había cambiado en ella.

-Sé que viniste con las hermanas y no sería amable retenerte más tiempo del necesario pero Leonor, quiero decirte que estoy en deuda contigo y que si en algún momento necesitas algo, no dudes en venir a pedírmelo. Lamento si en algún momento te hice sentir que estaba por encima de ti, realmente no lo estoy y no lo siento así... Ni de ti, ni de nadie pero ya voy a arreglar ese tema yo. Mañana cuando todo esté más tranquilo, tendré que cambiar la situación por aquí.

Una sonrisa se dibujó en el rostro de Gianna, la misma que todo el mundo le conocía. No aquella que Cirino había podido disfrutar sino esa que nadie entendía pero a simple vista parecía que todo iba bien.

-Incluso si las hermanas necesitan algo o vuestro amigo, no dudes, estaré aquí para ti y si yo no estuviera, mi primo ayudará.

Leonor se sentó en la cama junto a la bella mujer, olvidando los protocolos o las normas de etiqueta que la hubiera obligado a mantener las distancias de forma prudente. Entonces, acercó sus manos hasta las tiras de la máscara que aun portaba, deslizándolas con cuidado hasta que los nudos se deshicieron, para librarse de ella por fin, y colocarla cuidadosamente en la mesita cercana y mostrarle su níveo rostro por primera vez.

Entonces, fue ella la que sostuvo la mano de Gianna mientras la noble hablaba, sin poder evitar sentir una increíble ternura que no hacía sino incrementarse cuanto más tiempo pasaba en su compañía.

-Lo cierto es que no me espera nadie, por lo que sería un placer quedarme con vos esta noche para asegurarme de que estáis bien – Comenzó a explicar de forma tranquila – La verdad es que tan solo conozco a los Giovanni por casualidades del destino. Las damas fueron asaltadas en un callejón y yo ayudé a que no les pasara nada. Por esa razón, Anna me ha invitado a esta fiesta y me ha prestado este vestido…. Y aunque aun me sienta como un pez fuera del agua con estas ropas, esta ha sido la primera fiesta a la que jamás he tenido el placer de asistir, y nunca olvidaré las maravillas que he contemplado y el trato magnífico que me habéis regalado. – Se sinceró, mirando sus ropas con una sonrisa, para luego pararse a contemplar los hermosos ojos de Gianna con cariño.

-Las primas Giovanni seguramente se habrán ido a sus casas con el duelista, por lo que no me retenéis, sino que he sido yo la que deseaba asegurarme de vuestro bienestar. Asimismo, no estáis en deuda conmigo de ninguna manera, y aunque lo estuvierais, ya la saldasteis con creces regalándome esta inolvidable velada – Afirmó mientras le acariciaba el cabello dulcemente – Y no. No he sentido ese trato que decís, sino todo lo contrario. Veréis…. Yo… yo soy pobre, Gianna. Tanto que hasta hace poco no tenía ni dónde comer ni donde dormir, y los nobles no solo no se dignaban a mirarme, sino que me echaban a patadas si era necesario. Vos… vos me habéis hecho sentir especial y nunca lo olvidaré – Le prometió, sabiendo que quizá tras la confesión la vería de forma diferente. No obstante, cuando ella sonrió mostrándose tan entera dadas las circunstancias, la huerfanita arrugó un poco la frente algo preocupada.

-¿Os encontráis bien? El episodio por el que habéis pasado ha sido bastante duro. Yo suelo vivir situaciones así de vez en cuando y, aun así, me late el corazón con fuerza y tengo un nudo en el estómago con todo lo que ha sucedido. Además, a vos os han agredido, por lo que si no os molesto, sería todo un placer dormir junto a vos para que las dos nos reconfortemos la una a la otra – Le sugirió sin saber si su petición quizá sería muy descarada o fuera de lugar.

A Gianna le gustaba mucho la manera de dwr de Leonor y sabía que estaba siendo sincera porque durante mucho tiempo había vivido rodeada de gente lambiscona, gente interesada que sólo buscaba un beneficio de su parte. La verdad era que la conmovia mucho la actitud de la pelirroja, era como tener una hermana de pronto y una que se ocupaba de ella sin más interés que el de verla feliz y bien.

-Entonces quedáte conmigo, me hará perfectamente bien tu compañía.

Se dejó acomodar por ella, era tan dulce que no se la imaginaba peleando y luchando,n embargo había ayudado a las hermanas también lo que significaba que era una guerrera.

-Dormiré más tranquila si tú estás a mi lado.

Cerró los ojos pero no se durmió porque a los pocos segundos los volvió a abrir y los fijó en los azules ojos de la muchacha.

-Nunca más digas que eres pobre, tal vez lo fuiste ..., ya no.

La sonrisa de Leonor se ensanchó al escuchar cómo Gianna le pedía que se quedara con ella. La jovencita sabía que quizá Konrad se enfadaría con ella por no aparecer en toda la noche, pero aquello le daba igual en este momento, puesto que la dama de cabello azabache la necesitaba y no la dejaría sola si podía evitarlo.

Por todo ello, la miró con dulzura cuando la vio cerrar los ojos, a pesar de que su semblante se llenara de tristeza durante un segundo ante las siguientes palabras que le dedicó. ¿Cómo podía decirle que tenía razón, y que ahora que no era pobre se sentía más prisionera que cuando no tenía nada en absoluto? Desde que las criaturas de la noche pusieron sus ojos en ella, su destino había dejado de pertenecerle y ni siquiera sabía si tendría que partir lejos de su adorada Venecia a merced de los caprichos de su Dómitor, o si podría permanecer junto a la hermosa noble de ahora en adelante.

-¡Oh Gianna! ¿Sabéis? He dejado de ser pobre desde el momento en el que os he conocido, puesto que habéis enriquecido mi espíritu, tan solo con la forma en que ilumina vuestra mera presencia. – Le confesó, sintiendo que sus palabras eran toda una liberación.

Acto seguido, comenzó a deshacer los cordoncitos del corsé que sostenía su vestido y a retirar los pequeños zapatitos, hasta quedar en las níveas enaguas que tapaban su desnudez. Tras ello, aferró el cepillo del pelo situado en el tocador de la noble y se colocó en la cama, justo detrás de lady Scarpati, para comenzar a cepillar lenta y cuidadosamente aquella hermosa y larga melena, cuyos brillantes cabellos se asemejaban a las alas de los majestuosos cuervos.

Gianna estaba muy agotada pero aún así hizo todo el esfuerzo para escuchar a su querida Leonor, sabía una cosa, desde ese momento no quería que se apartara de ella y sin embargo también sabía que la pelirroja era libre y como tal la tenía que aceptar. La observó quitarse el hermoso vestido y comprobó como ella ya sabía que bajo la máscara había una muchacha hermosa. Cuando se situó detrás de ella casi se sintió como en un hogar de nuevo, nunca nadie cercano le había hecho pues su madre había muerto ni bien nació y su padre estaba demasiado ocupado para esas cosas, además, como él siempre decía, eran cosas de mujeres.

-Gracias de nuevo, pequeña...

Cerró los ojos pero no para dormir, se quedó allí permitiendo que ella la peinara y tras unos segundos, se volvió a ella.

-Cuando me sienta mejor te haré esto mismo.

Sonrió casi con alegría, la sonrisa que sólo le regalaba a Cirino y a nadie más, bueno, ahora también se la había ganado ella y supo entonces a qué personas quería a su lado si es que fuera posible. De nuevo cerró los ojos y sujetó las manos de Leonor para que dejara de peinarlas y la llamó.

-Ven, vamos a dormir un poco. Ambas lo necesitamos.

La noche paso sin mayores eventualidades para la joven que pronto estuvieron en el dominio de orpheo cada una soñando su propio mundo sin que ningun sirviente, guardia o conocido de alguna de las dos fuera a molestarlas.

Tal vez es por ello que la noche paso rápida hasta cierto punto que hizo poner nerviosa a Gianna que noto como la pelirroja junto a ella se agitaba de miedo por alguna pesadilla que estaba teniendo en ese momento y que sufrió por un buen rato antes que la noble pudiera despertarla.

La pesadilla se trataba de ellas dos de sombras empezando a rodearlas de varios lados algunas sonriendo otras mostrando ira pero sin mostrarle un rostro concreto a aquellas emociones. Solo al final vio algo de luz, un angel de alas fracturadas que la miraba con una simple sonrisa y que en un momento trato de decirle algo pero lamentablemente fue despertada antes que entendiera el mensaje.