Partida Rol por web

El fuego continuo avanzando un poco a otras casas alrededor, pero la joven sabia y había leído que aun en el peor de los casos el daño no seria tan devastador por la forma en la cual estaba construida Venecia. Sin embargo para aliviarla los vecinos y demás habitantes se encontraban haciendo un buen trabajo y el fuego por su lado ya debio haber consumido gran parte del difundo en ese momento.

Finalizado todo ese problema la joven se retiro con poco animo, había perdido muchas cosas esa noche pero el lugar secreto con su hermano era lo que mas golpeaba su espíritu. El cual fue probado sin que ella lo supiera, sintiendo como una fuerza quizo arrastrarla a un lugar pero la joven distraída con sus pensamientos no termino siguiendo. Terminando en ese lugar que había recomendado antes a Imanu.

Dentro de ese rincón secreto no estaba tan cómoda como en la biblioteca o en alguna cama de posada pero se suponía que estaba segura. Por lo que volviendo al libro que había robado de aquella biblioteca secreta, encendió una vela para poder mirar la primera pagina.  Tarde se daría cuenta de su error al realizar tal osadia pero eso por el momento la joven no lo sabia mientras sus hermosos ojos azules leían ese latin antiguo que reinaba en el interior del libro.

Los Primeros Tiempos

Sueño los primeros tiempos
De la más larga memoria.
Canto los primeros tiempos
De todos más viejo Padre.

 Canto los primeros tiempos
Y el claro amanecer
De toda la Oscuridad.
En Nod, donde la luz
Del Paraíso alumbra

 El azabache nocturno
Y gotas de nuestros padres
Mojan y ablandan el suelo.
De nos, todos y cada uno,
Decidimos poder como

 Quisiéramos vivir y
Coger nuestros alimentos
De las entrañas de la tierra.
Yo, primogénito Caín,
Con útiles puntiagudos,

 Planté semillas oscuras,
Las regué dentro de la tierra,
Las cuidé, las vi crecer.
Él, segundogénito Abel,
Cuidó de los animales,

 Ayudó en sus sangrientos
Partos, los alimentó,
Y también los vio crecer.
Yo lo amaba, a mi hermano.
Él, él era el más brillante,

 El más dulce, el más fuerte.
Él era la prima parte
De toda mía alegría.
Entonces, en un día
De abril, nuestro Padre dijo:

 “Caín, Abel, un regalo
A Aquél en lo Alto debéis
Hacer, un sacrificio –
Un don de la prima parte
De todo cuanto tenéis”.

 Yo, primogénito Caín,
Recolecté tiernos brotes,
Y los frutos más brillantes,
Y la yerba más fresca.
Y él, segundogénito Abel,

 Sacrificó el más joven,
El más fuerte, el más tierno
De todos sus animales.
Sobre el altar de nuestro Padre
Posamos los sacrificios

 Y prendimos fuego so ellos,
Y el humo se los llevó
Hacia Aquél en lo Alto.
El sacrificio de Abel,
Segundogénito, olió

 Dulce a Aquél en lo Alto,
Y Abel fue bendecido.
Yo, primogénito Caín,
Fui golpeado desde lo lejos
Por una severa palabra

 Y una maldición, pues indigno
Resultó mi sacrificio.
Miré el sacrificio de Abel,
Todavía humeante,
La carne, la sangre.

 Lloré, me tapé los ojos,
Oré de día y de noche.
Y cuando nuestro Padre dijo:
“El tiempo del sacrificio
Ha llegado ya de nuevo”.

 Y Abel condujo su más joven,
Su más tierno, más amado
Hacia el fuego sacrificial.
Yo no llevé mi más joven,
Mi más tierno, pues sabía

 Que Aquél en lo Alto
De ningún modo los querría.
Y mi hermano, querido Abel,
Me dijo: “Caín, no has traído
Un sacrificio, un regalo

 De la prima parte de
Tu alegría, para quemarlo
En la ara de Aquél en lo Alto”.
Yo lloré lágrimas de amor
Cuando, con mis útiles

Puntiagudos, sacrifiqué
Aquello que era la parte
Primera de mi alegría,
Mi hermano.
Y la Sangre de Abel

 Cubrió el altar, y olía
Dulce mientras ardía.
Pero mi Padre dijo:
“Maldito estás, Caín,
Quien mataste a tu hermano.

 Como yo fui expulsado,
Así lo serás tú”.
Y Él me exilió
A vagar en la oscuridad,
La tierra de Nod.

 Me precipité en la Oscuridad.
No vi ninguna luz
Y estaba asustado.
Y solo.

Habia mas en ese libro, pero no te sentias lista para continuar o mejor dicho no lo veias para nada como algo que seria correcto hacer.

Leonor permaneció durante un tiempo más hasta que se hubo asegurado completamente de que el fuego había hecho su trabajo y de que la enfermedad no asolaría su adorada Venecia por su culpa. El malestar que sentía no se había mitigado, aunque ya nada podía hacer por ese pobre muchacho, por lo que decidió retirarse hasta el escondite que le había sugerido a Imanu en su día y se encontró pensando que si lo hubieran usado, Konrad nunca la habría encontrado y su virginidad aun permanecería intacta…

Konrad… ¿por qué aun con todo lo que le había hecho no podía odiarle? Se encontraba pensando en Piero y en Konrad como si aquellos hombres la atrajeran más que cualquier otra cosa, afortunadamente pudo quitárselos de la cabeza el tiempo suficiente como para buscar el refugio y empezar a leer aquel extraño libro.

Pero mientras leía algo pasó… si bien en un principio la historia contada pudo parecerle una variante de la biblia, donde Cain en lugar de matar a su hermano por celos lo hizo por amor, aquel cuento comenzó a calar tan profundo en sus huesos, que no pudo dejar de leerlo hasta el final. Todo cuanto aquel latín antiguo exponía le resultaba tan fascinante, que quedó hipnotizada por el poder de sus palabras que terminaron absorbiendo sus sentidos y pidiendo a gritos silenciosos que continuara empapándose de sus líneas a pesar del cansancio que sentía.

Cuando acabó la historia de los primeros tiempos, sus manos temblaban ligeramente por alguna razón que aun no lograba comprender. ¿Qué era lo que tenía aquel manuscrito que la fascinaba tanto? Tan solo había sentido algo parecido en presencia de ese medallón del cual era incapaz de desprenderse… pero ni siquiera el medallón la había impulsado tan devastadoramente.

Si poder evitarlo, y pese a que aquello podría llegar a tener consecuencias en su salud, Leonor volvió a enfrascarse en la lectura, pasando ávidamente las páginas hasta que no hubiera terminado de leerlo por completo.

Se le podría considerar algo raro o más bien especial que la joven dama que no se viera controlada por la sangre extraña que ahora habitaba en ella, ni por los deseos carnales que tan comúnmente comandaban a una gran mayoría en esa ciudad. Aunque eso no le impedía caer en una adicción distinta que era la adquisición de conocimiento, una adicción que ya había visto donde podría llevarla en aquel sótano pero ella no se veía capaz de terminar así. Al menos así lo pensaba ella…

Terminando de leer la primera historia que ofrecía aquel libro estuvo lejos de satisfacerla por lo que fue hacia la siguiente hoja de aquel libro. Olvidándose por el momento de todo lo que le rodeaba afuera, figuras nocturnas que pasaban por la calle, incluso curiosas miradas que se enfocaban en luz de la vela. También se olvidó de su cansancio, de su soledad y tristeza que le había acompañado hasta ese mismo momento.

La llegada de Lilith

Estaba solo en la oscuridad
Y mi hambre creció.
Estaba solo en la oscuridad
Y mi frío creció.

 Estaba solo en la oscuridad
Y lloré.
Vino entonces a mí,
Una voz suave, dulce,
Palabras de socorro,

 Palabras de consuelo.
Una mujer, oscura
Y hermosa, con sus ojos
Cortando la oscuridad,
Vino entonces a mí.

 “Conozco tu historia,
Caín de Nod”, me dijo,
Sonriendo.
“Estás hambriento ¡Ven!
Tengo comida.

 Tienes frío ¡Ven!
Tengo ropas.
Estás triste ¡Ven!
Tengo consuelo”.
“¿Quién podría consolar

 Alguien tan maldito como yo?
¿Quién me vestiría?
¿Quién me alimentaría?”
Soy la primera esposa
De tu padre, quien discutió

 Con Aquél en lo Alto
Y obtuvo la Libertad
En la Oscuridad.
Yo soy Lilith.
Una vez, tuve frío,

 Y no hubo calor para mí.
Una vez, tuve hambre,
Y no hubo comida para mí.
Una vez, estuve triste,
Y no hubo consuelo para mí”.

 Con ella me llevó,
Me alimentó y me vistió.
Y en sus brazos,
Encontré consuelo.
Lloré hasta que la sangre

 Goteaba desde mis ojos.
Y ella con sus besos
Las llevó lejos.

No sabía qué era lo que la empujaba tan misteriosamente a proseguir con la lectura, pero el tiempo pareció detenerse ante cada línea, cada párrafo y cada estrofa del manuscrito que tenía entre las manos. Era como si aquel libro se llevara de un plumazo su tristeza, sus miedos y todas y cada una de sus obligaciones y las depositara muy lejos en un pequeño rincón de su subconsciente.

La historia de cómo Caín conoció a Lilith, la única que le dio consuelo, la cual le explicó que ella había sido la primera mujer de la tierra pero… Leonor nunca había escuchado nada parecido en toda su corta vida y aquellas historias jamás habían sido reflejadas en la biblia ¿Sería aquello una nueva herejía producto de un lunático, o su existencia realmente había sido eliminada de los albores de la historia? Tenía que saber más, tenía que devorar aquellas páginas hasta que no quedara ni una pizca de conocimiento por asimilar… tenía que continuar a pesar de lo que pudiera pasarle.

Por todo ello, la pequeña damita de cabellos de fuego siguió leyendo sin que importara nada en absoluto, y sin que las pisadas de los hombres que aun deambulaban por la calle, la detuvieran…. Y así continuaría sin comer, sin beber y sin descansar, incluso si se hacía de día.

Sin duda era un texto extraño, una posible herejía que podría a católicos rabiosos pero había una diferencia fundamental. Leonor había leído la biblia y algo que no recordaba además de la inclusión de Lilith era este sentimiento que ahora aflojaba en su interior. Era algo que su corazón deseaba por alguna razón y que su mente creía con mayor fervor que la biblia que antes había leído.

Por lo que sin distraerse con lo que ocurria fuera de su mirada continuo su lectura…

La Magia de Lilith

Moré en la Casa de Lilith
Por un tiempo. Y pregunté:
“Desde la Oscuridad,
¿Cómo construiste

este lugar,
Cómo pudiste tejer
Estas ropas,
Cómo pudiste cultivar
Esta comida?”

Y Lilith sonrió y dijo:
“No como tú, estoy Despierta.
Veo las Hebras que se tejen
A tu alrededor.
Creo lo que necesito

Mediante el Poder”
“Despiértame entonces, Lilith”
Dije. “Necesito tener
Este poder. Entonces,
Podré tejer mis ropas,

Cultivar mi comida,
Construir mi propia Casa”.
La preocupación tiñó
El rostro de Lilith. Y dijo:
“Ignoro lo que el Despertar

Hará para ti, pues tú
Estás realmente Maldito
Por tu Padre.
Podrías morir, podrías
Cambiar para siempre”.

Y Caín díjole a esto:
“Incluso entonces,
Una vida sin Poder
No sería realmente vida.
Moriría sin tus dones.

 No viviré como tu Esclavo”.
Lilith me amaba,
Y yo lo sabía;
Haría lo que le pedí,
Aunque no lo deseara.

 Y fue entonces cuando Lilith,
La de ojos brillantes,
Me Despertó.
Se cortó con un cuchillo,
Y sangró para mí.

 Bebí del cuenco. Era dulce.
Entonces caí al Abismo.
Caí para siempre,
Cayendo en la más profunda
Oscuridad.

Sin duda el texto siguió tomando su atension, pero empezaba a notar algo en lo escrito algo familiar para ella. La sangre siendo usada con propiedades especiales y siendo ingerida por otro para despertarse. Entonces su mente salto de inmediato a Konrad, a su explicación de porque le dio esta y lo dulce que sabia.

¿Por qué se sentía de aquella manera ante las líneas que era reveladas a medida que leía más historias al amparo de la noche? Las palabras convertidas en versos se sucedían mientras ella era cada vez más consciente de que pasara lo que pasara terminaría aquel libro esa misma noche, aunque ello le supusiera no dormir en absoluto. El cansancio no importaba, el hambre no importaba, el hecho de que tuviera la boca seca no importaba… tenía que saber cómo terminaba aquella historia tan diferente de la biblia, la cual despertaba todas aquellas sensaciones en su pequeño cuerpecito de soñadora.

Entonces fue consciente de lo que le había ocurrido junto a Konrad y de todo lo que significaba que él hubiera compartido su sangre con ella. Aquel había sido un gesto tan íntimo para el vampiro como podía serlo para ella el que le hubiera robado la virginidad. Y quizá, solo quizá, había despertado algo en ella que aun desconocía, otorgándole parte del poder del que hablaba Caín en aquel antiguo manuscrito.

De nuevo se centró en la lectura. Tenía que saber qué les había sucedido a aquellos que estaban proscritos y que vivían al amparo de la oscuridad. Tenía que saber qué le ocurriría a ella si regresaba junto a aquel que se presentó ante ella como Rurik no hace demasiado tiempo atrás, tal y como le había prometido.

El poder contenido en aquel libro no era visto por la joven, aunque ese poder sobrenatural le hacia en cierta forma entender el poder de las palabras en este escrito. Porque los relatos que ella leia no eran tonterías creadas por un loco con tiempo libre o tal vez si pero una gran cantidad de seres oscuro colocaba aquel texto sobre un pedestal. Sin embargo eso y las posibles consecuencias de lo que leia se le escapaba a la joven.

El siguiente relato respondería algunas de las preguntas que se habían formulado en el interior de la joven. Sin embargo primero averiguaría mas no solo de la maldición de Cain sino de los que podría adivinar como sus hijos.

La Tentación de Caín

Y desde la Oscuridad
Vino una luz brillante –
Fuego en medio la noche.
Y el arcángel Miguel

 Se reveló ante mí.
Yo no tenía miedo.
Pregunté qué deseaba.
Miguel, General del Cielo,
Custodio de la llama sagrada,

 Me habló con estas palabras:
“Hijo de Adán. Hijo de Eva,
Tu crimen es grande,
Pero también es grande
La compasión de mi Padre.

 ¿No te arrepentirás
Del mal que has hecho,
Y dejar que Su compasión
Te limpie y purifique?”
Y yo respondí a Miguel:

 “No por la gracia de [Aquél en lo Alto],
Sino por la mía propia
Viviré, con mi soberbia”.
Miguel así me maldijo:
“Entonces, mientras camines

 Por esta tierra,
Tu y tus hijos temeréis
Mi llama viviente,
Que morderá profundo
Y saborear vuestra carne”.

 Y por la mañana,
Vino Rafael, con alas
Cargadas de inocencia,
Luz sobre el horizonte,
El conductor del Sol,

 El guarda del Este.
Rafael habló, diciendo:
“Caín, hijo de Adán,
Hijo de Eva,
Tu hermano Abel.

 Te perdona tus pecados.
¿No te arrepentirás
Y aceptarás la redención
Del Todopoderoso?”
Yo respondí a Rafael:

 “No por el perdón de Abel,
Sino por el mío propio
Seré perdonado”.
Rafael así me maldijo:
“Entonces, mientras tus pasos

 Pisen esta tierra,
Tu y tus hijos
Temeréis el amanecer,
Y los rayos del sol
Os buscarán

 Para quemaros como el fuego
Dondequiera que os escondáis.
Escóndete ahora del Sol,
Pues se laza para alcanzarte
Con toda su furia”.

 Pero yo encontré
Un lugar secreto,
Profundo en la tierra,
Y me escondí de la luz
Del Sol.

 Dentro de la tierra
Dormí hasta que la Luz del Mundo
Se escondió tras la montaña
De la Noche.
Cuando me alcé

 De mi sueño diurno,
Escuché el sonido
De gentiles alas veloces.
Vi las negras alas de Ariel
Cubriéndome alrededor –

 Ariel, segador,
Angel de la Muerte,
Oscuro Ariel,
Quien mora en las tinieblas.
Ariel rápidamente dijo:

 “Hijo de Adán, Hijo de Eva,
Dios Todopoderoso
Perdona tus pecados.
¿Aceptarás la redención
Y me dejarás llevarte

 Hacia tu recompensa,
Nunca más maldito?”
Y dije yo entonces
A Ariel, el de negras alas:
“No por la redención

 Del Todopoderoso,
Sino por la mía propia,
Viviré.
Soy lo que soy,
Hice lo que hice,

 Y esto nunca cambiará”.
Y entonces, mediante Ariel,
Pavoroso Ariel,
Dios Todopoderoso
Me maldijo, diciéndome:

 “Entonces, mientras camines
Por esta tierra,
Tu y tus hijos
Abrazaréis las Tinieblas,
Beberéis sólo sangre,

 Comeréis sólo cenizas,
Seréis como fuisteis
En el momento de morir,
Nunca muriendo,
Continuando viviendo.

 Caminaréis para siempre
En las Tinieblas,
Todo cuanto toquéis
Se desmoronará,
Hasta el último día”.

 Lancé un grito
Cargado de angustia
Por esta terrible maldición,
Y lloré sobre mí.

 Derramé sangre.
Puse las lagrimas
Dentro de un recipiente,
Y las bebí.
Cuando alcé la vista

 De mi cuenco de pesar
El arcángel Gabriel,
Gentil Gabriel,
Señor de la Redención,
Se apareció ante mí.

 Díjome el arcángel Gabriel:
“Hijo de Adán, Hijo de Eva,
Observa:
La redención del Padre
Es mayor de lo que jamás

 Podrías imaginar,
Pues, incluso ahora,
Hay una senda abierta,
El camino de la Redención,
Y llamarás a este camino [Golconda].

 Habla a tus hijos de él,
Pues por él volverán
A residir en la Luz”.
Y después de esto,
La oscuridad

 Se alzó cual un velo,
Y la única luz era
Los ojos de Lilith.
Mirando a mi alrededor
Supe que había Despertado.

 Cuando mis energías
Por primera vez surgieron
A través de mí,
Descubrí cómo poder
Como el rayo moverme,

 Cómo coger prestada
La fuerza de la tierra,
Cómo ser cual piedra.
Éstas fueron como respirar
Fue una vez para mí.

 Lilith entonces me mostró
Cómo se ocultaba
De los cazadores,
Cómo exigía obediencia,
Cómo pedía respeto.

 Entonces, Despertándome
Aún más rápido, encontré
Cómo alterar las formas,
Cómo dominar animales,
Cómo hacer que los ojos

 Miren más allá de la vista.
Entonces Lilith me ordenó
Que me detuviera,
Pues había sobrepasado
Todos mis límites,

 Había ido demasiado lejos,
Había amenazado
Mi propia esencia.
Utilizó sus poderes
Y me ordenó parar.

 Debido a su poder,
Yo la obedecí,
Pero profundo en mí,
Dentro fue plantada
Una semilla de rebelión.

 Y cuando me dio la espalda,
Abrí mi ser de nuevo,
Lo abrí a la Noche,
Y vi en las estrellas
Infinitas posibilidades,

 Y conocí un camino,
Un camino de poder y Sangre
Para que yo lo siguiera,
Así pues abrí en mí
Esta Senda Definitiva,

 Desde donde otros caminos
Procederían.
Con este nuevo poder,
Rompí las cadenas
Que puso en mí

 La Señora de Noche.
Dejé la reina Condenada
Ese mismo atardecer,
Ocultándome en sombras,
Huí a las tierras de Nod

 Y llegué a un lugar
Donde no pudieran encontrarme
Ni siquiera sus demonios.

La joven se encontraba cautivada aún más tras lo seguía siendo un relato sin un final claro. Pero entonces en su obsesión noto algo que otros podrían no haberse dado cuenta, al dar vuelta el manuscrito que era sujetado con un trabajo bastante humilde, se dio cuenta de una muy pequeña parte de manuscrito que seguía atada de los hilos de las hojas. El pedazo era tan chico que no poseía letra alguna en este, lo que lo hacía mas desesperante.

 La mente de la joven no necesito mucho para darse cuenta que faltaba al menos uno de los manuscritos, algo que extrañamente empezó a agitar su corazon que se había quedado mal por la falta de un texto tan deseado ahora mismo por ella.

Algo la atraía a continuar enfrascada en aquella lectura que parecía ocupar todo su universo. Llegado a este punto, comprendió que aquel misterioso libro era más que eso, puesto que relataba con extrema precisión lo que parecía el principio de la existencia de las criaturas oscuras que la cultura popular terminó bautizando como “vampiros” en el devenir de los tiempos. Pero… ¿Estaba Caín realmente maldito? Había matado a su hermano porque le amaba, deseando entregar a Dios su posesión más preciada. ¿Acaso ella sería capaz de hacer algo parecido?

No… definitivamente jamás podría tomar la vida de un inocente, y mucho menos la de su hermano. Antes prefería entregar la suya propia a Dios, el cual le precisaba un sacrificio de sangre como prueba de su amor, y todos aquellos arcángeles y ángeles que se le aparecieron para intentar obtener su redención fueron la prueba de había algo más en la mente de Caín de lo que aquellas líneas mostraban. Quizá la culpa, quizá el poder, quizá la fuerza que se había despertado en él y que compensaba todo aquello que había perdido.

Gracias a aquellas líneas, la joven huérfana pudo saber que el fuego y la luz del sol le consumiría a él y a todos sus hijos, pero que aquellos seres salidos de las tinieblas eran capaces de proezas sobrehumanas con ayuda de su sangre, desde poseer una fuerza, rapidez y resistencia sobrehumana, hasta dominar las mentes de hombres y animales, transformar su propia carne y contemplar el futuro o incluso a seres de otro mundo. ¿Acaso ella había heredado algo de ese poder al ser capaz de ver espíritus? Pero eso no era posible, puesto que el padre Vico se le apareció mucho antes de que Konrad la obligara a beber de su sangre, por lo que permaneció desconcertada durante unos segundos hasta que el desasosiego la invadió.

No supo cómo lo había descubierto, pero estaba claro que a su preciado libro le faltaban unas páginas, que parecían haber sido arrancadas sin contemplaciones. Unas lágrimas asolaron sus mejillas sin que supiera la razón de ello. No obstante, y pese a su estado de nervios, se obligó a respirar unas cuantas veces antes de plantear qué hacer.

Lo primero que haría sería leer y releer todo el contenido del manuscrito por si encontraba alguna cosa que se hubiera escapado a su comprensión en una primera lectura. Después, cuando el sol despuntara en el horizonte, volvería a aquella extraña biblioteca para buscar aquellas páginas arrancadas y que en estos momentos necesitaba desesperadamente.

Su lectura y relectura de los capítulos no parecía entregarme mas que ansias por el capitulo faltante y ultimo de esa compilación. Sin embargo había un relato mas que tal vez la podría calmar de sus ansias al menos por un tiempo corto.

El Cuento de la Primera Ciudad

En el inicio de todo
Sólo existía Caín;
Caín, quien sacrificó a su hermano
Desbordado por el amor.

 Caín, quien fue exiliado;
Caín, quien fue maldito
Con la inmortalidad;
Caín, quien fue maldito
Con el ansia por la sangre.

 Es de Caín de quien venimos,
El Sire de nuestro Sire.
Durante toda una era
Vivió en la tierra de Nod,
En soledad y sufrimiento

 Durante un eón estuvo solo,
Pero la memoria cambiante
Ahogó su tristeza.
Y así regresó
Al mundo de los mortales,

 Al mundo que su hermano
Seth, trigénito de Eva,
Y los hijos de Seth
Habían creado.
Retornó y fue bienvenido,

Pues nadie podía lastimarle
Debido a la Marca
Que le fue impuesta.
La gente vio su poder,
Y lo adoraron.

Creció en poder,
Y su poder era fuerte,
Sus métodos para hacerse
Respetar y obedecer
Eran grandes.

Y los Hijos de Seth
Lo nombraron Rey
De su gran Ciudad,
La Primera Ciudad.
Pero Caín estaba solo

 En su Poder.
En su interior germinó
La semilla de la soledad,
Y creció una oscura flor.
Vio dentro de su sangre

 Potencia de fertilidad.
Invocando demonios
Y escuchando con atención
La sabiduría susurrada,
Aprendió a crear

 A sus propios hijos.
Llegó a conocer su poder,
Y, al conocerlo,
Decidió Abrazar
Alguien próximo a él.

 Y Ariel, temible Ariel,
Se mostró a Caín
Esa misma noche,
Y le dijo:
“Caín, aunque poderoso

 Y marcado por Dios,
Sabe esto:
Que todo Chiquillo tuyo
Portará tu maldición,
Que cualquiera de tu Progenie

 Caminará para siempre
Por la Tierra de Nod,
Temerá llama y sol,
Beberá sólo sangre
Comerá sólo cenizas.

 Y desde cuando lleven consigo
La celosa semilla
Que su padre puso en ellos,
Conspirarán y lucharán
Entre ellos unos con otros.

 No condenes aquellos
De entre los nietos de Adán
Que anden en la rectitud.
¡Caín!
¡Contén tu terrible Abrazo!”

 Sin embargo, Caín supo
Qué debía hacer; y un joven,
Llamado Enosh, el más querido
De la estirpe de Seth, pidió
Ser Hijo del Padre oscuro.

 Y aunque Caín era consciente
De las palabras de Ariel,
Tomó a Enosh; lo arropó
En el oscuro Abrazo.
Y así fue como sucedió

 Que Caín engendró a Enoch,
Y haciéndolo llamó Enoch
A la Primera Ciudad.
Y ocurrió que Enoch
Pidió un hermano, una hermana,

 Y Caín, Padre indulgente,
Se los dio a Enoch, y sus nombres
Fueron Zillah, cuya sangre
Era la escogida de Caín,
E Irad, cuya fuerza

 Sirvió el brazo de Caín.
Y estos Vástagos de Caín
Aprendieron cómo crear
Su propia Progenie,
Y Abrazaron, sin pensarlo,

 A más de la gente de Seth.
Y entonces el sabio Caín
Dijo a sus descendientes:
“Un final para este crimen.
No deberá haber más”.

 Y, como su palabra
Era la ley,
Su Progenie obedeció.
La ciudad perduró eras,
Y se convirtió en el centro

 De un poderoso Imperio.
Caín se relacionó
Con aquellos distintos a él.
Los hijos de Seth
Lo conocían,

 Y él, a su vez,
Conocíalos a ellos.
Pero el mundo se oscureció.
Los hijos de Caín
Vagaban acá y acullá,

 Saciando su perversidad.
Y Caín ardió de cólera
Cuando sus hijos lucharon.
Descubrió mentiras
Cada vez que se insultaban.

 Conoció la tristeza
Cuando los vio abusar
De los hijos de Seth.
Caín leyó las señales
En el cielo crepuscular,

 Pero a nadie dijo nada.
Entonces llegó el Diluvio,
Una gran inundación
Que purificó el mundo.
La Ciudad pereció,

 Con ella los hijos de Seth.
Otra vez, Caín cayó
En gran melancolía,
Y huyó a la soledad.
Nos abandonó, a nosotros,

 A su progenie,
A nuestro propio destino.
Pudimos encontrarlo,
Después de mucho buscar,
Enterrado en la tierra,

 Pero nos ordenó
Que nos fuéramos, diciendo
Que el Diluvio fue un castigo,
Por haber regresado
Al mundo de los vivos

 Y por haber quebrantado
La verdadera ley.
Nos pidió que nos fuéramos
Para así poder dormir.
Y así volvimos solos

 Para emprender la búsqueda
De los hijos de Noé.
Y a ellos anunciamos
Que éramos los nuevos señores.
Cada uno creó Progenie

 Para poder ensalzar
La gloria de Caín,
Per no poseíamos
Ni su sabiduría
Ni su autocontrol.

 Se alzó una gran guerra,
Los Antiguos enfrentados
Contra su Progenie,
Tal como dijo Ariel,
Y la Progenie asesinó

 A sus padres.
Se alzaron empuñando
Fuego y madera,
Espadas y garras
Para destruir aquellos

 Que los habían creado.
Los rebeldes edificaron
Una ciudad nueva.
Lejos del caído Imperio,
Reunieron los Trece clanes,

 Dispersados por la Gran Guerra,
Y los llevaron todos juntos.
Llevaron al Clan Monárquico,
Al Clan de la Bestia,
Al Clan de la Luna,

Al Clan de los Ocultos,
Al Clan Vagabundo,
Al Clan de la Rosa,
Al Clan de la Noche.
Al Clan de los Escultores,

Al Clan de la Serpiente,
Al Clan de la Muerte,
Al Clan de los Sanadores,
Al Clan de los Cazadores,
Y al Clan Erudito.

 Construyeron una ciudad
De renombrada belleza,
Y la gente los adoraba,
Como si fueran dioses.
Crearon su propia Progenie,

La Cuarta Generación.
Pero temían la Jyhad,
La Profecía de Ariel,
Y a estos nuevos Chiquillos
Les era prohibido engendrar

A otros de su raza.
Este poder se guardaron
Los Antiguos para sí.
Cuando un Chiquillo era creado,
Se lo cazaba hasta matarlo,

Y a su sire con él.
Aunque Caín estaba lejos,
Podíamos percibir
Cómo nos vigilaba,
Y sabíamos que era él

 Quien marcó las pautas
De nuestros movimientos
Y de nuestros destinos.
Él maldijo a Malkav
Cuando difamó su imagen,

 Y lo condenó a la locura,
Para siempre jamás.
Cuando Nosferatu dio
Rienda suelta a sus placeres
Con sus propios Chiquillos,

 Caín posó su mano
Sobre Nosferatu,
Y le dijo que siempre
Vestiría su maldad,
Y quebró su imagen.

 Nos maldijo a todos,
Por haber matado
La prima parte de sus Hijos,
La Segunda Generación,
Pues los habíamos cazado,

 Uno a uno, Zillah la Bella,
Irad el Fuerte y Enoch
El Primer Señor.
Los lloramos a todos,
Pues éramos todos iguales,

 Todos descendientes
De los hijos de Caín.
Aunque esta ciudad
Era tan grandiosa
Como aquella de Caín,

 Esta también envejeció.
Como hace todo ser vivo,
Lentamente empezó a morir.
Los dioses, al principio,
No vieron la verdad,

 Y cuando se dieron cuenta
Ya era muy tarde.
Pues, como dijo Ariel,
De la semilla del Mal
Floreció una rosa

 De color rojo sangre,
Y Troile, El Chiquillo
Del Chiquillo de su Chiquillo
Se alzó, y asesinó
A su Padre, Brujah.

 Y comió de su carne.
La guerra sacudió
Los cimientos de la ciudad,
Y nada volvería a ser
Lo que había sido.

 Los Trece vieron su ciudad
Destruida; y, su poder,
Extinto.
Tuvieron que huir,
Su Progenie junto a ellos.

 Pero muchos murieron,
Pues habían crecido débiles.
Sin su autoridad,
Todos pudieron crear
Su propia Progenie,

 Y, muy pronto,
Hubo muchos Vástagos
Que regían la Tierra.
Pero no podía durar.
Pasó el tiempo,

 Y hubo demasiados Vástagos,
Y la guerra estalló
Como antes estallara,
Los Antiguos, ocultos,
Habían aprendido

 Lo que era la cautela,
Pero sus Chiquillos
Habían fundado
Ciudades y Progenies,
Y fueron ahora ellos

 Los que murieron en batalla.
Fue tan grande la guerra
Que no sobrevivió
Ninguno de esa Generación.
Olas de carne mortal

 Cruzaron continentes
Para aplastar y quemar
Ciudades de Vástagos.
Los mortales creyeron
Que luchaban sus guerras.

 Pero fue por nosotros
Que derramaron su sangre.
Cuando acabo la guerra,
Todos los Vástagos
Se escondieron de los otros,

 Y de los humanos
Que vivían alrededor.
Escondidos permanecemos hoy,
Pues la Jyhad aún continúa.
Y nadie predecirá

 Cuándo se alzará Caín
De su sueño en la tierra,
Y reclamará
La ciudad de Gehenna,
La Última Ciudad,

 La Ciudad del Juicio.
La Jyhad aún continúa.

Con ese desolador y sangriento relato terminaba el libro. Pero la chica sabia no solo por las pruebas de paginas arrancadas que ese no podia ser todo el contenido, ya que habia mas espacio en la portada y habian muchas mas respuestas sin contestar. Esto ultimo si bien era algo que la Biblia tambien poseia, la joven nunca se habia sentido con tanto deseo de contestarlas pero como haia sentido antes este relato era diferente.

Pero tambien le hizo pensar en la relacion que tenia ahora con Konrad y de como habia una posibilidad que fuera uno de los miles de guerreros de la noche que luchaban esa guerra oscura. El Jyhad. De pronto la reunion en la biblioteca de la que fue testiga se le vino a la mente y la relacion con la guerra humana era inevitable. Pero entonces un escalofrio la domino ante la idea que ahora que habia ingerido algo de la sangre del vampiro se encontraba entrando en aquella antigua guerra de alguna forma. 

Continuó allí, leyendo sin descanso el relato que poseía entre sus manos. El relato que narraba cómo Caín deambuló solo por la tierra de Nod para internarse después en el mundo de los hombres hasta que su soledad fue tan insoportable que fue acogido por los hijos de Seth, los cuales le adoraron como a un Dios. El relato que explicaba cómo Caín aprendió a crear a sus propios hijos y decidió abrazar de entre sus más amados a los primeros Vampiros, pese a las advertencias de Ariel, el cual vaticinó que su progenie se enzarzaría en una guerra sangrienta que les conduciría a la destrucción. El relato que declaraba cómo aquellos hijos crearon a su vez más hijos y comenzaron a abusar de su poder hasta terminar matándose los unos a los otros. El relato que revelaba como tras el diluvio que asoló el mundo, Caín desapareció embargado por la pena, dejando que su progenie tuviera que lidiar con su propio destino junto a los hijos de Noé. El relato que contaba cómo, tras encontrarle y acatar su voluntad, su progenie fundó una nueva ciudad donde creó más hijos de la noche, los cuales derramaron ríos de sangre sobre los suyos tal y como había profetizado Ariel, y crearon trece clanes, cada uno marcado por la maldición de Caín ante sus pecados hasta ser testigos de cómo su ciudad se convertía en cenizas. El relato que exponía como aquellos Vampiros terminaron escondiéndose los unos de los otros y ocultando su mera existencia a los mortales, convirtiendo su naturaleza en un mito y logrando que otros combatían en sus guerras sin saberlo...

Leonor alzó la cabeza para ordenar sus pensamientos, puesto que todo lo que había leído era demasiado para asimilar… Según aquel apasionante manuscrito, todos los mortales como ella eran peones de los hijos de Caín, el cual aun permanecía oculto hasta el día en que se alzase para reclamar la ciudad de Gehenna, mientras la Jyhad aún continuaba. Ella misma había sido testigo de los hilos invisibles que las criaturas de la noche trazaban sobre los hombres, empujándoles a luchar en guerras que no les pertenecían. Pero ¿Qué podía hacer ella para detener una fuerza tan poderosa e imparable? Trece clanes plagados de vampiros de todo tipo se disputaban el poder, y dudaba mucho que la mención sobre el camino de la redención llamado Golconda que el gentil arcángel Gabriel le había mostrado a Caín, pudiera convencer a aquellos seres para que dejaran a un lado aquella masacre sin sentido.

Asimismo, desconocía qué significaba que la sangre de Konrad estuviera dentro de ella ¿Acaso la había abrazado tal y como se explicaba en el relato? ¿La convertiría dicha sangre en uno de los hijos de Caín a la larga? Un extraño miedo se apoderó de ella y se encontró a sí misma pensando cómo podría preguntarle todo aquello sin que sospechara que había leído aquel libro seguramente prohibido para los mortales. Esperaba no haber sido arrastrada sin remisión a una guerra que no deseaba batallar, aunque en estos momentos, por mucho miedo que tuviera, no podía hacer nada para evitar lo que fuera que le hubieran hecho.

Con todos estos pensamientos en la cabeza, la joven damita tomó con cuidado el pequeño manuscrito dispuesto a mano en el compendio que sostenía y procuró leerlo con sumo cuidado. Tras ello, comenzó a mortificarse ante la idea de que la encontraran con el libro, puesto que si algún vampiro llegaba a sospechar que lo había leído, de seguro estaría muerta antes de poder salir corriendo ¿Qué debía hacer? Ya lo había memorizado por completo, por lo que sabía que jamás olvidaría una sola palabra de lo que allí ponía. Destruirlo era la opción más inteligente, puesto que algo le decía que aquellas enseñanzas no debían caer en las manos inadecuadas. No obstante, antes de todo, debía estar totalmente segura de que aquellas hojas no escondían nada más, por lo que, con mucho cuidado pasó la vela por debajo de todas y cada una de las páginas del manuscrito, para tratar de leer cualquier mensaje oculto que pudiera estar escrito con tinta invisible.

Tras su tercera revision de esas hojas no podia encontrar mensaje oculto alguno en ellos, dejando en claro que esos manuscritos habian sido utilizados para relatar aquellos cuentos que la joven termino de memorizar.

Por lo que ahora no deberia quedar mas razones para quemarlo ahi mismo antes que alguien peligroso la encontrara con ello, alguien que no necesariamente debia ser uno de esos seres oscuros. Pero en verdad queria destruir algo asi? En verdad era lo mejor para que ella estuviera mas segura y tranquila? Tal vez, tal vez no. Lo importante que toda la decisión quedaba en ella.

No podía dejar de revisar una y otra vez aquellas páginas. Tenía que estar totalmente segura de que no había ningún mensaje oculto ni entre el papel, ni en el interior del mismo, por lo que no se quedó satisfecha hasta que no estudió palmo a palmo cada detalle, hasta el punto en que quedara gravado en su retina para siempre.

Tras ello, la idea de destruir el libro se hizo cada vez más y más fuerte, puesto que si la atrapaban con él sería su perdición en muchos aspectos, y si lo ocultaba y alguien lo encontraba… podía ser incluso más terrible que la plaga que había estado a punto de desatar en su adorada Venecia a causa de su imprudencia a la hora de esconder el dedo del padre Vico.

No… por mucho que le doliera y por muy horrible que fuera el pensar en hacer desaparecer dicho incunable para siempre, aquella decisión era lo mejor si quería evitar el riesgo de ser torturada o quemada por bruja, o de que comenzara una caza de brujas por toda la ciudad… o quizá algo mucho peor.

Por todo ello, después de que de sus ojos se llenaran de lágrimas sin que pudiera evitarlo, la joven huérfana utilizó la llama de la vela que aun permanecía encendida, para prender las puntas de las hojas del manuscrito y contemplar cómo se iba consumiendo poco a poco ante ella

A pesar de las lagrimas que abrumaban sus ojos no tuvo problema en atestiguar como el libro era consumido totalmente por el fuego que ella habia utilizado. Por un largo momento el unico sonido que tuvo ella fue el del libro quemandose, ya que era avanzada la noche en la ciudad y muy pocas personas transitaban por las calles. Por donde ella iba a dormir no habia ninguna persona transitando, ni siquiera un guardia u otro sin hogar como ella aunque si un felino que la miraba curiosa con su unico ojo brillante desde la orilla contraria.

De pronto la tranquilidad reino en el lugar con el libro vuelto cenizas frente a ella. Dejandola con un terrible mal sabor en la boca de la joven que en ese momento quedo sola con sus pensamientos que eran en su mayoria preocupación y dudas.

Aunque tambien tenia con ella ese nuevo conocimiento que pronto cobraria importancia en la corta vida de la joven, sin que lo supiera.