Partida Rol por web

“Así está un poco mejor. No tengo nada en que ayudes a la gente de la ciudad pero prefiero que lo pienses bien antes de ayudar a cualquiera y no perjudiques inconscientemente a esta ciudad.” Comento no pudiendo resistirse comentarle más de su situación aunque siguiendo insistiendo con lo suyo.

Pero sin decir mas se le acerco al cuello. “No te hare caso, ya que como dices no eres nadie.” Dicho eso fue por su cuello con una intensidad que ella tan bien conocía, dándole esa sensación especial entre la excitación y la muerte que no podia dejar de sentir.

Pronto sintio los dedos de él tomándola con fuerza dejándole seguramente marcas en la piel mientras succionaba gran parte de su vida. “Lamento decírtelo pero es probable que vivas por mucho tiempo aunque sea sufriendo, asi que olvídate de tu orgullo.” Le recomendó haciéndola sentir cansada y forzada contra la pared hasta que todo se volvió oscuro. Si era un fin seria uno dulce como habia pedido ella a pesar de las palabras del hombre.

Leonor no entendía por qué ahora volvía a intentar aleccionarla con palabras que casi sonaban amables, explicándole que quizá alguien la había manipulado para que perjudicara a Venecia de alguna forma sin saberlo. Si tan solo hubiera sido dulce con ella desde un principio posiblemente le habría abierto su corazón… Pero de nuevo volvió a menospreciarla, reduciendo su existencia a la nada, justo antes de hundir esos afilados colmillos en su cuello.

Una explosión de placer y deseo a partes iguales se apoderó de su pequeño cuerpecito, mientras sus brazos rodeaban al vampiro y sus dedos se crispaban en su espalda buscando su calor. Posiblemente la mataría allí pese a las últimas palabras que le dedicó donde afirmaba que un largo sufrimiento la esperaba. Por eso mismo, y creyendo firmemente que su vida se escapaba de sus manos de aquella forma tan dulce y seductora, la hermosa y delicada mujer susurró lo que pensó que serían sus últimas palabras, mientras unas suaves lágrimas se deslizaron por fin sobre sus rosadas mejillas.

-Gra…cias.

No era la primera vez que Leonor era dejada inconsciente en la calle, pero sin duda no era una costumbre que ella desearía seguir teniendo pero en el mundo de los vampiros podía considerarse afortunada que no terminara muerta. Aunque por otro lado al abrir sus ojos de nuevo podía llegar a hallase con algo mucho peor que el final de todo ser. Pero debía admitir en parte que lo que vio al despertarse no fue lo peor que podría ver.

Se encontraba en la habitación de una posada, no era demasiado grande aunque tenía un escritorio de importancia aunque completamente vacío con un espejo donde verse y una gran cama donde ahora se encontraba con sus brazos atados.  

En un rincón se encontraba Tommaso esperando a que despertara ella. “Buenas noches Leonor. Como ves no te menti vivirás para sufrir.” Fueron sus primeras palabras mientras se mostraba a si mismo saliendo de las sombras para mostrar que se encontraba solo vestido por su pantalón. “Sabes sacando la cuerda no es la primera vez que nos encontramos de esta manera. Aunque andabas sin ropa.” Le comentaba mientras se acercaba a ella y con una simple mirada le hacia recordar cosas que hace tiempo su mente habia deseado que salieran a la luz.

Como lo que paso con el príncipe y como al final no habia terminado en la cama con quien creía sino con el hombre que ahora tenia enfrente que al parecer la conocía mucho mejor de lo que ella sospechaba.

Sus azulados ojos intentaron acostumbrarse a la luz de aquella habitación cuando la consciencia volvió a tomar el control de su cuerpo. ¿Cuánto tiempo había permanecido dormida? No lo sabía, pero la certeza de no estar muerta trajo consigo la incertidumbre de cuál sería su destino ahora.

Trató de incorporarse, tendida como estaba en aquella confortable cama. No obstante, las cuerdas que rodeaban sus muñecas le dejaron bastante claro que seguía siendo prisionera y que no tenía ningún tipo de escapatoria.

-Buenas noches Tommaso – Respondió con más educación de la que él hubiera esperad, justo después de revisar la habitación y a ella misma, para analizar su estado o cualquier cosa que pudiera ayudarla en la situación en la que se encontraba.

No obstante, sus ojos se abrieron de par en par tras verle semidesnudo frente a ella, al tiempo que su mente comenzaba a recordar un suceso que había sido reprimido de su memoria no hace demasiado tiempo atrás. Se sentía tan confundida como asustada. No obstante no pudo evitar que la curiosidad se adueñara de ella en forma de palabras.

– ¿Es cierto lo que imagino? ¿Acaso sois Lord Aliprondo en realidad y por eso acudís a mi memoria? No sabía que los vampiros pudierais cambiar de aspecto además de alterar los recuerdos de todo el que deseen. – Le preguntó con curiosidad genuina tratando de apartar de su cabeza las imágenes que acudían a su memoria donde ella era manipulada y sucumbía al deseo una y otra vez suplicando por obtener cada vez más placer.

-Decidme ¿Por qué no me habéis matado? Estoy segura de que vuestro tiempo es más valioso de lo que pueda serlo yo, por lo que no imagino la razón por la qué queréis hacerme sufrir personalmente. – Afirmó con voz tranquila y dulce a pesar de la situación en la que estaba.

Si la educación de ella lo sorprendió o no quedo en el interior del vampiro, ya que como si nada hubiera pasado y estuviera pasando asintió al saludo y se sentó arriba de la cama. Esa cama que la tenia retenida pero con mayor ropa que el vampiro que podia rondar libre por esa habitación y hacerle todo lo que pudiera imaginarse.

El vampiro rio ante las conclusiones que llegaba ella, negando de con su cabeza lo que preguntaba. “Lord Aliprondo es un buen amigo mio. Tendras mucha confusión en tu memoria porque no somos el mismo ser. Supongo que es una consecuencia de las cosas que te hicieron.” Comento el vampiro que moviéndose amas se acercaba al rostro de ella aunque aun no la tocaba.

“¿Acaso tu Dormitor no te explico nada? Supongo que en el norte hay distintas costumbres, pero que te hagas una idea ambas cosas son posibles con nuestros poderes además de mucho mas.” Le informo pero como antes sin llegar a los detalles que la joven tan ansiosamente deseaba escuchar.

Entonces llego la pregunta de ella de porque estaba viva y el vampiro se quedo pensando un largo tiempo antes de pensar. “Sabes conozco vampiros que han tomado sangre de ratas de calles, yo no lo he hecho pero estoy seguro que no saben también como vos. Tienes algo en tu interior o al menos en la sangre que revitaliza mas que la sangre humana normal. Es por eso que por el momento estas viva ya que estamos curiosos de saber de qué se trata lo tuyo.” Le explico esta vez con mas detalles y de forma mas sincera aunque posiblemente yendo a un lugar que ella no se esperaba. “Ahora bien mientras tratamos de resolver ese pequeño misterio, no seria mejor que no murieras por tu heroísmo o que no hicieras algo que afectara a nuestra ciudad mientras nos encontramos en este enredo.”

“Por lo que gasto de mi tiempo porque quiero saber qué haces y porque quiero conocerte bien pequeña.” Concluyo mirándola fijo a los ojos esperando a conocer su reacción.

Leonor contempló el atractivo cuerpo semidesnudo del Vampiro y como él se sentaba en la cabecera de la cama junto a ella. Si lo deseaba podía acariciar su rostro con delicadeza o aplastarlo como si de un mosquito se tratase. No obstante, la expresión divertida de él, le hizo entender que de momento prefería jugar con su prisionera, antes que tomar una decisión sobre el desenlace de su encuentro.

-Si… sí que estoy confundida ¿Podéis decirme qué cosas me hicieron? No entiendo por qué vos acudís a mi recuerdo cuando… cuando es con el príncipe con quien yo estaba…por favor. – Le pidió sonrojándose visiblemente ante la vivencia recién adquirida de lo que ocurrió aquella noche.

Ante la pregunta sobre si Konrad le había explicado algo, Leonor suspiró apenada. Había muchas cosas que no sabía, y los poderes a los que podía estar expuesta eran una de ellas, así como la forma en la que debía comportarse ante un vampiro cuando se lo cruzase. – Yo… me disculpo por mi ignorancia. Hace muy poco que… que le pertenezco, y aun hay muchas cosas que se me escapan. – Contestó pausadamente mientras le miraba a los ojos, intentando leer a través de ellos.

Estaba a punto de añadir algo más, cuando Tommaso comenzó a explicarle lo que ninguno de los vampiros que habían bebido de ella le había dicho jamás ¿Acaso su sangre era algo así como un buen vino añejo y un reclamo para criaturas sobrenaturales? Pero… ¿Cómo podía ser posible? ¿Qué había hecho ella para ser especial? ¿Era esta la verdadera razón por la que Konrad la quería? Sus azules ojos miraron a su interlocutor con incredulidad primero, para pasar a la incertidumbre y, posteriormente, a la aceptación.

-No… no sabía nada. Nadie me lo ha mencionado hasta ahora y me temo que no puedo ayudaros a resolver ese misterio puesto que no conozco mi procedencia. Igualmente agradezco vuestra sinceridad e intentaré responder a las preguntas que me hagáis sobre los recuerdos de mi infancia. Al menos algo empieza a tener sentido en los sucesos de mi vida de un tiempo a esta parte. – Le confesó con pesar bajando la mirada, para volver a clavar sus intensos y azulados ojos en él nuevamente.

-Decidme una cosa: ¿Queréis que se desencadene una guerra en Venecia o dañar a los habitantes de esta ciudad en modo alguno? Antes me dijisteis que vos y yo perseguíamos los mismos objetivos, por lo que ahora mismo tan solo intento comprenderos para poder colaborar con vos. – Afirmó con sinceridad, mostrándose todo lo sumisa que podía dadas las circunstancias.

– Si sois amigo del príncipe ¿Por qué no me invitasteis a un encuentro más formal usando los métodos convencionales? Al aparecer de la nada en un callejón pensé que erais un espía extranjero que deseaba obtener los secretos que pudiera darle. Yo seré muchas cosas, pero no soy una traidora… por eso no me importaba morir si salvaba vidas inocentes. ¿Podéis decidme qué he hecho que afecte a esta ciudad? Sé que no merezco que me respondáis y que no soy más que una muñeca cuya sangre sabe muy bien, pero os lo pido con el corazón. Si… si Lord Aliprondo o el Sabio Vinay os avalaran, sería suficiente para saber que no tratáis de engañarme para que hable. No quiero ofenderos más, no es mi intención. Tan solo intento explicar las razones por las cuales actué como actué en el callejón, ya que habéis expresado vuestro deseo por conocerme. – Finalizó, sin imaginar que las últimas palabras del vampiro quizá podrían tener doble sentido, teniendo en cuenta la postura en la que estaba atada.

“No puedo contestar eso en su totalidad porque sería comprometer al príncipe. Solo dire que lo que ahora recuerdas es la verdad, yo fui quien estuvo contigo en esa cama.” Le aclaro en parte lo que ella preguntaba acercando su mano para acariciar las mejillas coloradas de ella.

Negó con la cabeza lentamente. “No es solo tu culpa, pero bueno eso te da una razón más para estar con nosotros pequeña Leonor. Nosotros conocemos mucho más que otros, aunque debo admitir que somos muy recelos con dar nuestro conocimiento y por eso tal vez te he frustrado un poco en la calle.” Admitió compartiendo su mirada con ella aunque lamentablemente como él, esta no daba mucha información solo el claro interés por ella.

El vampiro sonrio. “Suponía que no sería tan fácil, tu mente parece más dañada de lo que pensé en un principio. No sé si tu infancia tenga algo que ver con ello o simplemente has nacido así de esta forma. Hay veces que ocurre en esta época, aunque lamentablemente estos seres especiales muchas veces mueren antes de que se manifieste o se entienda mejor su condición.” Le informo poniéndose mas serio mirando hacia otro lado, al espejo que se encontraba en la habitación que cuando lo viera la joven vería que solo la reflejaba a ella.

Ante su gran pregunta el vampiro volvió a negar con la cabeza. “No deseo que se desate una guerra en Europa, ni deseo que esta llegue a toda Italia si llega a ocurrir. La pérdida de vidas seria mayor a la que pudiéramos resistir.” Le respondió dejando un poco más en claro sus objetivos. “Esos pienso que son los mismos objetivos que los tuyos, por lo que aceptaría tu colaboración en esto, incluso escucharía si tendrías alguna clase de sugerencia que hacer.”

Suspiro viéndola entera antes de contestar. “Como dije quería conocerte, si hubiera sido formal contigo solo habría conocido un personaje tuyo que no te representa, como este disfraz que tienes puesto ahora.” Respondió con media sonrisa mientras tocaba la tela de este pareciendo a punto de quitárselo. “Ambos me avalan cada uno a su forma, aunque del Sabio a menos que le preguntes directamente nunca te contaría nada de mí.” Contesto aunque quedaba el tema mas importante que por el momento no habia hecho demasiada referencia. “Un espía extranjero no iria por alguien como vos necesaria mente a menos que supiera ya mucho mas de la cuenta e incluso no nombraría al Principe de la manera que lo hice yo. Alguna vez te has visto con un espia? Sabes como actúan?” le devolvió esperando su respuesta una que rtal vez la haga reflexionar en su cabeza.

La caricia que sintió fue tan dulce, que la jovencita no pudo evitar cerrar los ojos e inclinar ligeramente el rostro para notar aun más el contacto de sus dedos sobre su piel. Sentía como ese ser terrible y cruel había cambiado su actitud y ahora se esforzaba por dirigirle palabras menos duras, hasta el punto de tranquilizarla. No sabía si era debido a su cambio de actitud hacia él, o a que esta era su verdadera personalidad y lo que había visto antes era una fachada. En cualquier caso, y a pesar de que muy posiblemente tan solo estuviera jugando con ella, ese escultural hombre semidesnudo se encontraba a su lado y parecía muchísimo más receptivo ahora que cuando ambos se conocieron en aquel callejón.

La joven no pudo evitar sentir como se acaloraba paulatinamente antes de responder - Yo… No recuerdo nada de mi pasado, más allá de cuando tenía cuatro o cinco años, aunque hace poco tuve un sueño en el que… - Estaba a punto de contarle su incidente con su supuesto tío, cuando se dio cuenta de que quizá estaba hablando de más, y posiblemente al vampiro no le interesaban los estúpidos sueños de una ratita como ella – Bueno, supongo que tenéis razón y mi mente está dañada. Suelo tener pesadillas todas las noches y a veces me despierto en medio de ninguna parte tras un sueño demasiado real y terrorífico – Explicó al fin, dándole los datos que posiblemente resultarían interesantes para una investigación. – Aunque no entiendo muy bien lo que queréis decir al hablar de “estos seres especiales” ¿Podéis ser más específico?

Tras su pregunta, escuchó la promesa de no desear una guerra entre el mundo mortal y como hablaba del sabio y del príncipe con total naturalidad. La pequeña deseaba creerle, deseaba confiar en él y poder hacer lo correcto a pesar de todo. No obstante, como última prueba, la damita continuó hablando antes de poder ceder ante el hombre que la tenía aun atada a la cama.

-No…nunca he visto a un espía pero no podéis culparme por ver enemigos donde no los hay. ¿Sabríais decirme qué libro es el que saqué de la gran biblioteca y guardé en un lugar seguro?– Preguntó incluso modificando un poco la verdad sobre lo que le había pasado al libro de Nod, para ponerle a prueba y saber si aquel hombre que afirmaba estar al tanto de todo, podía darle detalles tan específicos que tan solo el príncipe conociera. - Asimismo ¿Podéis confirmarme si el príncipe me desprecia y por eso os envió a vos a hablar conmigo la otra noche? Soy capaz de encajar la verdad. Tan solo quiero evitar molestarle de ahora en adelante. - Finalizó totalmente sonrojada, dándose cuenta de que la visión del cuerpo del vampiro estaba generando pensamientos extraños en su mente.

La caricia pretendía ser corta al menos así pareció cuando fue retirando los dedos, pero al ver la complicidad de la joven, continuo haciéndola por un rato mayor pasándose no solo por su cabello sino que apoyando su pulgar en los labios de ella tentándola a que fuera por este.

“Es interesante lo de las pesadilla, aunque eso debería hablarlo con otro.” Comento respecto al tema tras meditarlo un momento. Pero no fue lo único porque debo contestar la pregunta de ella. “Nosotros los vampiros hemos visto a muchos humanos en nuestra vida y hemos muchas veces buscados a estos seres especiales para que pasen a ser uno de nosotros, ya sea porque nos parece adecuada su habilidad para nuestra causa o simplemente para ver como se desarrollaría esa habilidad. Los seres especiales es un grupo que abarca a muchas personas que no solo se rigen por el sabor de la sangre aunque a veces eso es el mejor indicativo, también se rige si por alguna razón tienen una inteligencia muy superior a la norma, si sus cuerpos fueron hechos de otra forma desde que nacieron o si simplemente poseen un poder que esta mas allá de lo humano.” Le explico con una calma casi pareciendo aleccionarla sobre una cuestión tan básica de los vampiros.

“¿Libro que sacaste? Yo escuche que lo robaste y quemaste para el enfado de nuestro príncipe. El libro de Nod” Respondió sin mucha demora como si hubiera sido algo recientemente hablado entre el príncipe y él. “Se ve que eres perceptiva de cierto modo. Por el momento sere tu comunicación con el Principe, él ya ha tomado de su tiempo para conocerte y aceptar tu presentación. No ve necesario que se vuelvan a hablar por el momento.” Le siguió respondiendo aclarándole un poco mejor lo que debía entender ella con este encuentro.

Leonor permaneció allí sin poder moverse y sin saber cuál sería su destino. Las caricias que aquel adonis hecho carne le regalaba no le resultaban indiferentes, haciendo que su cuerpecito disfrutara con una mezcla de placer y miedo demasiado extraña. Aún así, no olvidaba su situación y sabía que aquel ser la tenía totalmente a su merced.

No hace mucho Tommaso apretaba su cuello con crueldad dedicándole duros insultos, y ahora cambiaba su táctica para confundirla y ablandar su corazón... Estaba claro que sabía lo que se hacía, puesto que ¿que podía hacer ella ante una criatura tan poderosa que, además, había tenido años o incluso siglos para perfeccionar sus artes de tortura y persuasión.

- Os agradezco la información aunque preferiría continuar siendo humana si pudiera elegir. Además... así, esa sangre tan deliciosa no se perdería. - Le sugirió algo temerosa de que decidieran transformarla en una criatura de la noche incapaz de volver a ver la luz del sol. Aquello que contaba sobre las criaturas especiales la llenaba de inquietud y quizá fuera una explicación sobre por qué era capaz de ver espíritus. No obstante ya había cometido el error de contárselo a Vinay, por lo que no sería ella quien diera más información de la necesaria en esta ocasión.

Cuando Tommaso le habló sobre el libro de Nod con la naturalidad de quién está al tanto de todo, la joven suspiró ligeramente aliviada al no encontrarse ante un enemigo de Venecia. Había muchas cosas que desconocía, como el por qué aquellos sectarios se encontraban en la cuidad amparados por el príncipe. No obstante estaba claro que el gobernante de esta ciudad querría lo mejor para la misma, teniendo en cuenta que era su deber proteger los intereses de sus habitantes sobrenaturales... al menos así quería pensarlo ella, aunque el príncipe le ocasionara escalofríos en su columna vertebral.

- Gracias por vuestra respuesta. Ahora se que no sois un espía. No... no pasa un día en el que no me arrepienta de aquella decisión, aunque estoy intentando enmendarme y restaurar lo destruido. - le contestó con humildad, aceptando las palabras de aquel hombre como ciertas.

Pero entonces, cuando el Lasombra le confirmó que Lord Aliprondo la detestaba, Leonor sintió una punzada en el corazón a pesar de haber prometido ser fuerte. Suponía que el gobernante de esta ciudad tenía razones para ello por su afrenta hacia un libro tan sagrado para él. No obstante, que ella supiera, esta era la primera vez que alguien sentía algo tan feo hacia su persona y especialmente alguien tan respetado como podía ser el príncipe de una ciudad.

-No... no le culpo - dijo al fin tratando de recuperarse - Su...Supongo que por ello me castigó quitándome la ropa y luego... cuando me desmayé.... me entregó a vos - Continuó atando cabos de lo sucedido aquella noche - ¿Vos también me detestáis? ¿Por eso me llamasteis muñeca de sangre? Pu... puedo intentar complacer vuestra curiosidad para que no tengáis que volver a verme la cara nunca más su así lo deseáis - Finalizó, sin poder evitar que sus preciosos e intensos ojos azules se volvieran vidriosos, conteniendo a duras penas las lágrimas que luchaban por derramarse.

Le sonrió mirándola enterara y pasándole mano delicadamente por el cuerpo de ella. “Aun eres muy pequeña para convertirte. Te falta crecer para que la transformación no sea una desventaja, aunque no es algo que deberíamos hablar de ello ahora.” Comento ignorando la preferencia de ella y lo que comentaba de la sangre, como si ninguna de las cosas importarían.

“Eso es bueno de tu parte, no muchos tratan de enmendar sus errores en especial cuando para hacerlo puede costarle como te cuesta a ti.” Le felicito con una pequeña sonrisa a la joven, pareciendo queriendo incentivarla a seguir con su trabajo. Tal vez porque la vio deprimirse cuando le conto lo que sentía el príncipe.

Ante la ultima propuesta de ella, el vampiro suspiro y sin decir nada mas se acomodo en la cama de una forma que ella no se esperaba. Subiendose encima de ella pero sin tocarla u oprimirla de ninguna forma. Pero dejando todo su bien formado pecho frente a ella, junto el resto de su gran figura que desde arriba la taparia entera a la pequeña. “No se porque razón hizo lo que hizo, eso es algo que solo él sabe.” Respodio primero mientras sus ojos iban a los lagrimosos de ella y sus manos pasaban por el cuello de ella. “Tu me molestas con tu insistencia innecesaria y por eso quise provocarte con ese insulto que antes habias escuchado. Pero no deseo dejar de ver tu rostro, no hara mismo ni en un futuro cercano.” Le confeso observándola fijo sin pestañar en ningún momento.

“¿Como pretendes complacer mi curiosidad?” pregunto el hombre que se habia apartado sus manos del cuello de ella para pasar una su estomago. “Dime que me ofrecerías en esta posición que te encuentras.” Comento el hombre haciendo una directa referencia al estado que se iba transformando esta reunión.

No podía creerse que aquel ser hablara de su vida como si ella no estuviera allí y como si su opinión no importara. No estaba decidiendo qué vestido regalarle, sino cuando y cómo arrebatarle su vida para convertirla en uno de esos monstruos que tanto temía y que estaban condenados a la perdición según el libro de Nod que había leído.

Pero no contento con hablar de su destino, Tommaso sabía incluso lo mucho que le costaba escribir las páginas del libro sagrado de los vampiros ¿Es que acaso había algo que el príncipe le hubiera ocultado sombre su persona? Aquel gobernante apuesto que observó desde las alturas oculta entre los libros de la biblioteca y que tanto le había agradado, había resultado ser una criatura cruel y despiadada que además no sentía más que desprecio por su vida y por todo lo que representaba... y aún así el hecho de que hubiera actuado de aquella manera le resultaba difícil de asimilar.

-De nuevo lamento las molestias que he causado - respondió, como si se hubiera aprendido aquella frase tan de memoria, que hubiera quedado grabada a fuego cada vez que hablaba con uno de estos seres.

Pero entonces, Tommaso se situó justo sobre ella, mirándola desde arriba pero aún sin unir su torso desnudo a su cuerpecito. El corazón de la jovencita se aceleró al tiempo que contenía inconscientemente la respiración tratando de asimilar el significado de las sugerencias que le hacía de una forma totalmente descarada.

Con un escalofrío, antesala de lo que intuía iba a ocurrir, Leonor tragó saliva antes de responderle mirándole profundamente a esos ojos que la contemplaban con deseo y que la tentaban con cada gesto que realizaba y con cada caricia queda por debajo de sus ropas de muchacho en su terso vientre.

-Pensaba que... buscabais lo poco que creéis que sé, a pesar de que no hay nada que pueda ofreceros que no podáis tomar por la fuerza... aunque quizá preferís que os lo entregue... voluntariamente - comenzó respirando con un poco más de intensidad al tiempo que arqueaba ligeramente la espalda para deleite del Vampiro.

- Yo... Tan solo os ofreceré uno de estos dos regalos y vos decidiréis cual ansiáis más. ¿Que será?... ¿La información que creéis que poseo o mi... mi.... cuerpo para que disfrutéis de él sin que me resista? - preguntó mientas abría un poco las piernas mostrándole su predisposición a pesar de sus miedos y deseando poder tener aunque fuera un poco de control en la difícil situación en la que se encontraba.

El vampiro notaba las miradas de ellas y lo que causaba con su cuerpo, por eso mismo habia tomado esa posición desvergonzada que la obligaba en cierta forma a tener que combatir con el deseo tan comun que podría tener ella.

Fue cuando escucho el ofrecimiento de ella que este aparto la mano que estuvo a punto de colarse entre su camisa, mas a su interior. “Bien. Dime lo que sabes de los musulmanes, tu relación con ellos y cualquier cosa que sientas que se relaciona con estos.” Termino diciendo tras una larga pausa donde sus ojos parecieron competir con los de ella y tal vez impulsándole a perder aun mas autonomía de lo que ya habia hecho.

“Hablame de ello, entregame eso y me pensare la situación en la que te encuentras ahora mismo.”

No sabía que era lo que el Vampiro estaba pensando, por lo que los segundos que acontecieron antes de que tomara una decisión hicieron que su corazón no pudiera dejar de latir con fuerza ¿Que era lo que le pasaba? Si sus recuerdos eran reales, aquel ser de las tinieblas había disfrutado de ella el día en que fue a visitar al príncipe, borrando su existencia de su memoria y alterando su consciencia ¿Por qué entonces se había ofrecido a él de aquella manera? ¿Tan poca voluntad tenía que era incapaz de resistirse a la fuerza sobrenatural de aquellas criaturas?

Por todo ello, cuando él retiró la mano de su blusa, la damita no supo si sentirse aliviada o dolida, ya que era evidente que a Tommaso ella no le importaba lo más mínimo y lo único que buscaba era la información que poseía. Asimismo, Leonor fue muy consciente de que no tenía control alguno de la situación, que sus intentos de sentirse menos indefensa habían fracasado y que seguramente el Vampiro haría exactamente lo que le diera la gana con ella, una vez obtuviera la información solicitada por el príncipe, pese a lo mucho que pudiera afectarle todo aquello.

- Hace unos días fui a la plaza De San Pedro como siempre y me enteré de que unos pirómanos habían quemado unas casas en el barrio musulmán. Entonces les seguí hasta su escondite y me colé para escuchar como planeaban más crímenes y como querían atentar contra el Dogo y silenciar a algunas personas que les habían visto en la plaza. Al salir de allí decidí ir a avisar a las futuras víctima, pero alguien de raza musulmana me interceptó para preguntarme qué había oído en casa de esos hombres y me ayudó a evitar que le hicieran daño a las personas de la plaza. Luego me dijo que si quería seguir ayudando a la gente pobre, siempre podía investigar a una secta que se llevaba a niños huérfanos prometiéndoles comida y cama, así que decidí ir a la dirección que me dio e investigarlo por mí misma haciéndome pasar por uno de ellos. Tras unos días allí, quisieron obligarme a beber algo, pero me escapé, no sin antes descubrir a unos monstruos horribles y deformes de dientes afilados que me persiguieron con la intención de devorarme. - hizo una pausa al recordarlo, mientras un temblor recorría su cuerpecito aún atado frente al Vampiro.

- Yo le conté todo esto a Lord Konrad y me dijo que el príncipe seguramente evitaría que esa secta continuará haciendo daño a los ciudadanos de Venecia, aunque supongo que la gente pobre y las ratas como yo, no merecemos que nadie nos ayude. No obstante y porque mi Domitor me pidió un poco de paciencia, cuando la persona musulmana me preguntó, yo le conté lo de los monstruos pero le rogue que no hiciera nada hasta nueva orden. - Afirmó con pena sabiendo que su petición no había sido escuchada, y aún sin comprender por qué el príncipe defendía a aquellos sectarios.

- También me he enterado de que parece que hay una especie de guerra entre unos fanáticos religiosos y los musulmanes. El incendio en el barrio musulmán donde murieron mujeres y niños, fue provocado y me imagino que los musulmanes no habrán permanecido de brazos cruzados, así que no sé cómo evitar más muertes. Lo único que sé es que los prejuicios y el odio están creciendo en nuestra ciudad, cuando lo que tendríamos que hacer sería combatir unidos contra la inminente guerra que se avecina. - Afirmó, mirándole fijamente a los ojos sin saber qué podía esperar de aquel hombre ahora que le había contado lo que necesitaba saber.

Sin embargo a pesar de esos pensamientos y su anterior charla con este, el vampiro no parecía tener una intensión de herirla o al menos no podia verse en los ojos oscuros que la observaban desde arriba no como comida sino como si fuera una conversación normal a pesar de lo extraño de la situación.

“Escuche de un arresto de unos fanáticos, me sorprendería de buena manera que estuvieras relacionada con ese arresto. Ya que esos hombres estaban planean hacer lo que fuera para llamar la atension del Cardenal para luego tener la atension del Papa atra vez de este. Al menos eso dedujimos.” Comento el hombre que la miraba sonriendo haciendo estos comentarios pero no interrumpiéndola demasiado.

Fue solo cuando ella termino que volvió a comentar mas cosas sobre lo que habia dicho. “Lord Konrad, tenia razón tuviste que ser paciente y esperar a que el Príncipe hiciera un juicio a los responsables. Aunque al final parece que tu asistencia a los musulmanes ha causado que el proceso de justicia fuera interrumpido.” Dijo para luego suspirar quedándosela mirando por un buen rato para finalmente acariciarla de nuevo en el rostro para detener ese temblor que ella tenia. “Pero supongo que eso no importa porque lo has hecho para salvar a la gente inocente de Venecia.”

“El problema Leonor es que vos piensas en una guerra que si bien podría llegar a pasar, no es la que deberías preocuparte. Porque mientras los europeos nos peleamos entre nosotros los musulmanes se organizan y juntan sus fuerzas para una nueva invasión.” Le informo con un tono bastante serio. “¿Has pensado en eso?”

La sonrisa del Vampiro y las palabras donde alababa su actuación con respecto a los pirómanos consiguieron sorprender a Leonor, la cual no se esperaba ese reconocimiento justo ahora, ya que los Lasombra no habían dejado de acusarla de todo desde que sus vidas se habían cruzado.

-Tras descubrir los planes de esos pirómanos, le dejé una nota a un guardia en un bolsillo contándoles sus intenciones y detallándoles la dirección en la que estaban, aunque preferiría que no se supiera que fui yo. No lo hice por obtener ningún tipo de reconocimiento. – Le respondió, no queriendo afectar a Amedeo en nada de lo que allí se dijera.

Cuando Tommaso volvió a amonestarla con respecto a los sectarios y su relación con los musulmanes, la damita pelirroja contraargumentó con lo único que estaba en su mano para poder defenderse – Yo tan solo conté que me persiguieron monstruos horrendos que querían devorarme. Los musulmanes ya sabían dónde estaba el lugar, así que podrían haber atacado en cualquier momento sin necesidad de mi relato. No he pensado en que los musulmanes se organizan y juntan fuerzas para una invasión porque no tenía medios para saber eso, pero igualmente mis acciones fueron únicamente para salvar huérfanos y evitar asesinatos. No soy un miembro activo de ninguna conspiración y además, ya corté todo tipo de relación con esa gente, por lo que no creo que vuelva a hablar con ninguno. – Le confesó, recordando con pena como Naywa la había apartado de su lado.

-Parece que todo lo que hago termina siendo algo malo… el amigo que ha muerto hoy estaba conmigo cuando los sectarios trataban de reclutarnos. Yo conseguí sacarle de allí, pero volvió con ellos y ahora está colgado en la plaza junto con otros jóvenes. Me siento como si hubiera muerto por mi culpa, así que quizá mi encuentro con vos sea un castigo que me merezco. – Afirmó mirándole de nuevo con ojos tristes.

El vampiro parecio dejar conservar ese anonimato que ella queria, mientras recibia la confirmación a lo que este preguntaba. Sin embargo otra fue su reacción ante el supuesto contraargumento que exponía ella. “Muy conveniente de tu parte que hace poco fuera que hayas cortado toda tu afinidad con ese grupo. No es algo que veria haciendo por tuu parte, lo que significa que en algo les haz fallado.” Comento este que parecía no notar o no importarle la pena que pasaba ella.

La palabra castigo lo parecio afectar al hombre que la miraba y que ahora la movia desde el mentón para que lo mirara. “Supongo que podría ser tu castigo si asi lo ves aunque para que eso pase deberíamos cambiar ciertas cosas…” dijo el vampiro que parecía hartarse de tus palabras o simplemente deseaba pasar a algo mas contigo.