Partida Rol por web

“El nombre no lo conozco…” Respondio con una sinceridad que parecia obvia. “Yo no suelo hablar de esas cosas con las damas y menos cuando nos mis amigas de negocios.” Dijo con cierta picardía que rápidamente detuvo. “Lo siento, pero es la verdad no le pregunte el nombre a esa mujer pero tengo cierta seguridad que es quien buscas.”

Entonces pidio papel a Nikeia para que empezara a escribir. “De cualquier forma para eso esta el contrato si no se trata de quien buscan les devolveré todo su dinero con unos intereses que plantearemos ahora mismo. Tanto la diosa como mi amiga aquí presente no me dejarían estafarlas a ambas, asi que esten seguras que devolveré el dinero y me disculpare profundamente por perder su tiempo.” Les ofrecio ambas esperando sus reacciones.

Aunque tambien parecia notar su cansancio y la advertencia de Nikeia. “Bueno terminemos con esto rapido…” dicho eso se dirigió a su compañera para dictarle un contrato bastante estándar con un 30 por ciento de interés como pago por si la información no servia. El precio por la información era algo elevado imposible de pagar para Leonor, aunque Gianna tenia mayor poder adquisitivo para pagar y no sentirse que cobraba muy caro ello. Mientras Nikeia sentía algo extraño en ese precio pero poco podia decir ahora.

Pronto el papel estuvo listo para ser firmado, Feliciano siendo el primero y luego dándoselo a ambas jóvenes acompañado por una sonrisa casi felina de parte de Feliciano.

Leonor supo la respuesta que le daría Feliciano antes de que la formulara. Estaba segura de que no encontraría a Theo, aunque lamentablemente era la única pista medianamente tangible que tenía.

Por todo ello, cuando el comerciante comenzó a hablar de la devolución del pago junto con unos intereses, la joven huérfana no dijo nada en absoluto pese a que le pareciera extremadamente extraño que aquel hombre estuviera dispuesto a entregar más dinero del que recibiera ante una información que podía no ser la que las damas buscaban. Aquello era demasiado bonito para ser real, y la desconfiada pelirroja no pudo evitar imaginar que tras cobrar la cantidad que le pidiera a Gianna, seguramente se largaría de Venecia, considerablemente más rico que cuando llegó.

La joven miró a Nikeia con sus expresivos ojos azules. Aun no sabía por qué estaba aquella misteriosa dama en la habitación, aunque estaba convencida de que no tardaría en averiguarlo.

Usaría  una de sus tintas de rango medio para aquel contrato, no quería manchar el contrato ni que se fuera la tinta llegado el momento pero tampoco iba a utilizar una gran caligrafía por lo que no era necesario utilizar alguna de las tintas caras. Sacó una de sus muchas plumas y se puso a redactar el contrato con diligencia en los términos que le había dictado Feliciano.

Nikeia sabía que era una cantidad elevada para hacer una transacción por información y le extrañó la cláusula con aquel porcentaje de interés tan alto. Pero tampoco sabía de que tema estaban hablando o cuales eran los intereses en juego por lo que decidió no hacer preguntas y limitarse a cumplir con su trabajo.

Antes de terminar paró de escribir y levantó la vista. - Necesito los nombres de quienes van a firmar el contrato.- comentó mirando a los que había en esa sala.

Gianna veía que cada vez había más gente involucrada en aquel tema pero no le importaba si con ello lograban encontrar al hermano de Leonor como esperaba que fuera.

Lo del dinero no le angustiaba en absoluto, sabía que podía pagarlo y aún si no hubiera podido, habría encontrado la manera de hacerlo de ser necesario. Hizo un gesto a Leonor para que no se preocupara por ello.

-Soy Gianna Scarpatti y quiero que Leonor este en ese documento también por si llegara a sucederme algo, señorita.

La noble esbozó una sonrisa para con la escriba y luego miró al informante esperando que este a su vez proporcionara el nombre completo a la mujer. Se acercó a Bastien para indicarle que preparara el pago y aguardo el momento para firmar. No entendia bien por qué ese hombre les concedía tanto pero al menos eso era una garantía.

Feliciano mas haya de cualquier mirada o pensamiento de desconfianza que tenian las mujeres, se conservaba bastante calmado. Como si el negocio ya se habria hecho ahora solo faltaba que salude a ambas antes de terminarlo.

Mientras dejo que cada una hiciera lo suyo dictando a Nikeia cuando fuera necesario los detalles del contrato aunque esperando a que esto finalice con las firmas de ambas. Incluso parecio asentir acompañando el deseo de Guyana a que ella este en el papel.

“Sucederle algo?” pregunto tras ello. “Dios quiera que eso nunca pase mi señora.” Dicho eso hizo la cruz en su pecho no haciendo un gran esfuerzo porque de esas palabras de ella. Pero igualmente agrego. "Hypatia Soiledis no es una mujer debil y puede llegar a ser algo..testaruda. Pero no creo que se lleven mal si estan dispuestas a dialogar con ella." aconsejaba con simpleza como si se metiera en ese asunto mas de lo que debia.

El apellido Soiledis le sonaba con facilidad a Nikeia. Nobles griegos, pero solo eso sino que eran antiguos guerreros desde antes que se volviera un imperio o que Bizancio existiera. En demasiadas guerras la sangre de esa antigua familia fue derramada, aunque nunca hubo queja alguna de ellos que se sentian orgullos de su origen guerrero.

Leonor miró a los presentes y negó con la cabeza de forma tajante - No deseo en absoluto que mi nombre aparezca en ese documento. Tengo mis razones para ello. Una de ellas es porque es Lady Scarpati quien va a retribuiros, pero el resto me las reservo para mi y para mi amiga. Lo lamento, pero yo no firmaré esos papeles. - Afirmó, sin dejar pie a discusión.

Si Gianna le preguntaba, se lo contaría todo en privado, pero el miedo de que sus perseguidores pudieran rastrear sus pasos interceptando esos papeles, era algo que no estaba dispuesta a permitir, y más sabiendo que no solo ponía su seguridad en riesgo, sino también la de su querida amiga si asociaban su nombre con el de ella.

Tras ello, la dama de rizos rojizos esperó a que todo se firmara, para pasar a escuchar lo que aquel hombre decía sobre Hypatia Soiledis. Si realmente era alguien con la que se podía razonar, tratarían de convencerla para que le permitiera ver al hombre que coincidía con la descripción de Theo. Al fin y al cabo no había nada malo en que alguien deseara hablar con un Veneciano que se encontrara a su servicio.

-No se lo que pensáis que deseamos hacer, pero tan solo queremos hablar con el hombre que os he descrito. No hay necesidad de no comportarse como personas civilizadas. Decidnos ¿Cuales son los gustos de esa dama? Estoy segura de que si la conocemos un poco, podremos empezar con buen pie nuestras negociaciones - Expuso de forma pacífica con una sonrisa.

Habia cosas que molestaban a Gianna por más amor o cariño que le tuviera a Leonor, sin embargo en ese momento no dijo nada porque era un tema que ellas debían tratar a solas sin nadie que las molestara o se entrometiera donde no lo llamaban.

-Entonces sólo mi nombre pero que sea ya, comprenderán como comerciante y escriba que el tiempo es oro y por más que yo lo tenga, sigue siendo una pérdida de dinero si todos perdemos tiempo.

Evidentemente la noble estaba de mal humor y no podía, ni quería disimularlo.

-Podría empezar a hablar, no voy a huir sin la información por la cual voy a pagar.
Es más, Bastien, paga lo que se ha estipulado de una vez.

Nikeia sabía que algo estaba pasando pero no hizo nada. Asintió a lo que le dijo Feliciano y apuntó el nombre de la Scarpati. Una vez terminó el contrato en los términos que le habían dicho arrancó la hoja y sopló sobre ella para que la tinta no se disipara. 

- Aquí tenéis el contrato .- dijo y extendió la hoja de papel a sus contertulios. 

El apellido Soleidis era algo que le sonaba a la griega y no pudo evitar resoplar. Cada  vez que algo le recordaba a su tierra le venían muchos recuerdos a la cabeza y le abrumaban. No quería meterse donde no le llamaban así que empezó a recoger sus bártulos.

La situación de mayor posible de ganancia a Gianna ya de por si era rara, en especial porque sabias que Feliciano no era ningún comerciante de pecho. Leyendo de nuevo el contrato para firmar por las partes, tus instintos y conocimiento te hace pensar que no hay nada más que ver en el papel sino que el enfoque debería estar en la situación final de todo este negocio.

Algo debia estar ganando Feliciano de todo esto, pero no quedaba claro aun.

Gianna observó observó que el documento estuviera correcto y luego, algo desconcertada procedió a firmarlo.

-Bueno, supongo que esto es todo, así que si no tienes noticias de nosotras o de mi, es que todo ha salido bien.

Miro a la escriba y le agradeció con un gesto. Luego miró a Leonor.-Vamos, tal vez podamos ir hoy mismo a al muelle... Ahora.

Una cosa era segura, no tenían tiempo que perder.

Feliciano espero paciente a la firma casi dejando a Leonor sin una respuesta, hasta que por fin la tinta estuvo seca. “Los gustos además del que parece tener por ese hombre, serian…” empezó a decir dejando una pausa donde pareció genuinamente pensar en la respuesta. “Las mujeres fuertes y que puedan valerse por si mismas querida. Le gusta su cultura griega por supuesto. Pero la verdad no tengo mucho conocimiento personal de ella.” Comento observando el documento y la firma.

Asintio a las palabras de Gianna aunque no tan entusiasta. “Me relajaria mas escuchar que todo ha salido bien, aunque si se le complica comunicarse conmigo siempre puede organizar un encuentro con nuestra escriba.” Dijo señalando discretamente a Nikeia.

Leonor esperó pacientemente a que el comerciante respondiera a su pregunta, sin darse cuenta de que Gianna estaba algo molesta. Finalmente, el hombre le proporcionó una respuesta algo ambigua, dejando bastante claro que Hypatia Soiledis no era alguien que conociera en profundidad, puesto que, en caso afirmativo, de seguro podría haberle proporcionado más datos.

La pelirroja asintió a modo de agradecimiento, sonriendo a la escriba que tan amablemente había tramitado todo. Realmente le sorprendía en sobremanera que fuera una mujer quien se encargara de tales menesteres, puesto que la escribanía era un trabajo casi exclusivo de los varones. No obstante, no dijo nada al respecto y se limitó a admirar a aquella competente mujer, que tan solo había cruzado unas pocas palabras con ellas.

Entonces, cuando su amiga firmó el documento y todo estuvo en orden, Leonor se despidió con una encantadora sonrisa ante la última frase de Feliciano – Esperamos no tener ningún tipo de contratiempo, pero será un placer volver a reunirnos en el futuro.