El medico escucho atento las razones que tenía ella para casarse, sin verse sorprendido por la primera razon pero pareciendo algo curioso con la segunda. Pero lejos de preguntar en ese momento, asintió dejándole ver a ella que era razones válidas y entendía su falta de culpa.
Nego con la cabeza “Cuando acepte esta cena en tu casa, sabia que tendría una noche activa por lo que no te pienses que nada es demasiado trabajo para mi.” Le respondio con una sonrisa lobuna que veía en tantos hombres que ya se encontraban comiéndola solo con la mirada, miradas que escandalizaría a en una dama remilga.
Iba a decir mas pero cuando ella se acerco a èl para casi besarlo desde su perspectiva, dejo cualquier interés secundario para enfocarse solo a ella. “Yo solo acepte tu invitación, sino querias causarle un problema entonces habrias esperado tranquila tu compromiso…” comento con algo de confianza ante la cercanía de ella y sintiendo que podría hacer ese pequeño comentario. Pero cuando tocaba decirle el beneficio de alegrarle la noche ella retrocedio y fue a susurrarle algo a una de las sirvientas.
“Acaso no quedo claro mi preciosa Gianna…?” dijo el hombre que se levantaba de la mesa dejando el resto de la comida olvidada. “No necesito terminar de cenar para expresar mis deseos por ti, tanto para besarte como para acostarme esta noche y otras mas.” Comento acercándose a ella tomando sus brazos, acercando su rostro al de ella como dispuesto a besarla pero como hizo ella no alcanzo a hacerlo sonriendo divertido ante su propio juego. “Incluso cuando estes casada.”
“Muestrame tu cuarto de baño, te prometo que ahí empezaras a ganar algo por alegrarme la noche mas tarde.” Concluyo dejando la decisión final en ella.
Gianna suspiró, había sólo una cosa que podía quitarle el interés en un hombre y claramente no era la belleza porque había estado con tipos no tan agraciados, tampoco era el dinero, ella tenía el suficiente para tener amantes pobres si éstos le gustaban pero había una cosa que a ella le hacía retroceder y era la soberbia, era verdad, el doctor le gustaba tanto como para llevárselo a la cama; no sólo era atractivo, tenía una incipiente fortuna que bien podría agrandar conforme fuera haciéndose de un nombre, también era inteligente, una de las cosas que le gustaban a Gianna por sobre las otras pero Valter la estaba tratando de la única manera que a ella no le gustaba. Lo empujó suavemente y le sonrió tras el beso.
-¿Así que sabía que iba a poseerme esta noche! Bueno, es interesante que lo diga de esa manera... Supongo que no es su culpa que piense así, mi vida es tan obvia que claro, es normal que lo haya invitado para esto.
Lo miraba a los ojos mientras volvía al balcón pero no sin antes tomar la copa que tenía medio llena sobre la mesa, desde allí lo miró y asintió.
-Tal vez consiga que le sea fiel a mi futuro esposo, Valter... ¿Le envió él para cuidar que no entregue mi cuerpo a nadie más! Porque si es así, ha ganado o han ganado los dos.
Entonces Gianna negó con la cabeza y se volvió a mirar afuera, algunos hombres eran tan presuntuosos que no se daban cuenta de lo obvios que podían ser. Por suerte para ella, tal vez era una puta como la había llamado la madre de Leonzio pero aún podía elegir cómo, dónde y con quién. Ninguno de ellos se preocupaba realmente de lo que quería más allá del sexo; ignoraban su alma cada vez que la follaban y a juzgar por lo que estaba haciendo Valter, iba a hacer lo mismo una vez que la poseyera, luego ella se quedaría en un lecho vacío y con el cuerpo vacío también. ¡Qué ridiculez!
-Aún puede usar mi cuarto de baño, es en verdad hermoso-dijo ella con amabilidad aún porque si algo tenía la Scarpati era clase.
El hombre parecio no darse cuenta de la incomodidad de ella, al menos hasta que escucho el tono y las palabras de ella. “Entonces lo niega? Niega que me invito por mas que una simple cena?” pregunto su sonrisa confiada parecía indicar que sabia que respondería a esas preguntas.
Pero claro las siguientes palabras colaron mas en el hombre que la miro con neutralidad, observando la copa de ella por un segundo antes de suspirar. “No me envía nadia mas que mi propia voluntad Gianna…”comento con calma. “Los planes de su esposo no me involucran, ni me interesan si soy sincero.”
El tipo se acerco a ella, dejándole un tiempo para que ella pensara pero tras su sugerencia de ir al baño solo èl termino hablando. “Podria…seguro seria una buena vista. Pero sin su compañía perdería todo valor y lo sabe.” Comento con una sonrisa amistosa. “Acaso mi sinceridad la ofendio? No era usted quien quería que fuera sincero en mi acercamiento?” pregunto pareciendo buscar donde le había fallado.
“Gianna, si desea ser fiel su futuro esposo lo comprenderé y se lo dire a los demás hombres que conozca para que no la molesten como parece que hice yo. Aunque eso no terminara con la insistencia de algunos y supongo que no la dejara tan satisfecha como siento estaría si ahora fueramos al baño juntos.” Comento el hombre sin conciliar, ni irese de su postura pero esperando a ver lo que decía ella.
Gianna lo miró sin sonreír. En principio pensó en no responder a su pregunta pero luego se dio cuenta que tenía que hacerlo pero no por él, sino por ella.
-Lo niego, categóricamente y con la mano en el corazón porque en principio realmente pensaba en resarcirle el mal momento y tener una conversación agradable con un hombre que odia a la Iglesia y salva vidas. Aunque... Eso no evita que usted me guste y creyese que podemos tener algo más.
Entonces si sonrió y lo miró de pies a cabeza.
-Ya veo que su propia voluntad habla por sí sola y no está para nada mal. Permítame recordarle, señor Gritti que yo aún no soy la esposa de nadie.
Bebió un poco más de su copa antes de continuar respondiendo a los embates del doctor, le gustaba el diálogo aunque no quisiera dar su brazo a torcer.
-No me ofende su sinceridad...-dejó su copa a un lado y se acercó a él, el balcón era pequeño, no había mucho espacio entre ellos.-Me ofende que no intenté darme más que lo que cree que quiero...
Negó con la cabeza.
-¿Sinceramente cree que yo necesito que vaya por ahí diciéndole a otros hombres lo que yo quiero? Mejor aún, ¿cree realmente que de querer serle fiel estaría aquí tan cerca de usted?
La noble no se apartó, antes de decidir ir al baño o a donde fuera, quería escucharlo. Aunque ella aún no lo había dicho, le gustaba mucho su compañía.
El medico sonrio y la miro con un rostro que dejaba claro que no le creía su respuesta. Que seguía pensando que lo había invitado para tener algo pero que ahora lo quería hacer ver de otra forma.
“No niego que tenga un corazón, pero permítame a mi negarme a creer que solo buscaba una conversación. Las conversaciones se pueden hacer en las calles, aun con ciertas mujeres mirándola mal a usted pero en su casa hay mas comodidad y privacidad para desperdiciarlo en una simple conversación.” Dijo el medico que no tenia miedo de darle la contra y tal vez buscarle que admita sus verdaderas intenciones.
“Es prometida, eso es suficiente para mi.” Dijo con una sonrisa lobuna, como que igual no le importaba el titulo que tuviera la relación de ella con el Giovanni.
Pero fue la frase sobre que le ofrecia que parecio detenerlo un poco, aunque solo para meditar un poco. “Eso es interesante. Que quieres Gianna, que deseas? O mejor dicho que deseabas de este encuentro?”
“La verdad no, ya tiene a otras mujeres haciendo ese trabajo.” Dijo con media sonrisa. “No lo creo y no lo esperaba cuando me permitio entrar a su casa, sin embargo parece no desear parecer tan sencilla y predecible conmigo. O me equivoco?” pregunto acercando mas a ella en ese pequeño balcón.
La sonrisa del médico le gustaba, él le gustaba pero seguía siendo insistente con ese tema del por qué lo había invitado, así que algo tonto era y sin embargo, la hacía sonreír.
-No, no me has entendido, Valter... No digo que sólo para conversar sino también para conversar. Debo admitir que me pareció interesante y algo inteligente, no me haga cambiar de opinión. Me gusta, eso también es verdad y evidentemente usted lo sabe o no se sentiría tan a sus anchas.
ciones.
Estaba muy cerca de ella y eso facilitaba el roce, la intensidad de sus palabras eran obvias, quería apurarla, arrinconarla y ella se preguntaba si era realmente la arrinconada.
-Puedo ser prometida y amante, todo dependa del trato que el doctor quiera darme...
Si con eso no era suficiente, no era suficiente con nada en el mundo y ella lo sabía, no se estaba haciendo la dura, sólo quería que por una vez le demostraran que merecían uno solo de sus besos.
-Antes te dije ya lo que deseo pero como buen hombre que eres no me has escuchado y sin embargo, me parece obvio que sepas ya que no podrás salir de aquí intacto como yo no podré vivir si te dejo simplemente marchar...
Lo sujetó del cuello de la camisa y le dio un beso largo, largo y apasionado pero lento, no tenía prisas la noble y él debía notarlo, sus manos bajaron hasta que lo abrazo sin dejar de besarlo y tras casi robarle el aliento, finalmente lo miró sin apartarse de él.
-Quiero tenerte, que me tengas, que me poseas y también hacernos el amor... Quiero que no salgas huyendo con los primeros rayos de sol y que no tengas miedo de satisfacerme.
Volvió a besarlo, apenas un fugaz beso.
-¿Te pido demasiado? Porque si es así, este es tu momento de partir...
Valter sonrio ante sus palabras y finalmente inclino su cabeza ante ella dejándole entender que no seguiría por ese lado. “Bien, si le interesaba conversar podría conversar mucho tiempo con usted. Aunque tampoco quiero hacerlo un monologo mio.” Comento dejándole a ella empezar con la charla de nuevo si es lo que realmente ella quería.
Por lo demás no admitió o acepto con palabras las presunciones ciertas que ella había dicho antes, dejando que su acercamientos y gestos le dieran la razon. “El problema es que como doctor podría querer algo, pero como hombre otra cosa. De cualquier forma podríamos ver como sigue la noche para ver con quien estaras…”
Nego con la cabeza. “Confundes una mala constumbre de los hombres con otra. Yo solo quería que repitieras lo que ya sabemos y escuche placenteramente antes. Solo eso.” Confeso dejar de parecer satisfecho con las nuevas palabras con ella, con la confesión que había deseado.
El beso si fue una sorpresa, al menos en un principio hasta que el hombre se acomodó para devolverle el largo beso que le entregaba ella con tanto romance. Fue cuando terminaron que el hombre se la quedo mirando. “No es demasiado querida, es algo que deberías esperar al no ser una zorra cualquiera. Pero supongo que algunos hombres no se dan cuenta.” Respondio sin salir de su tono confiado.
“Pero yo no soy como esos hombres y te lo voy a demostrar.”
Gianna sonrió ante la respuesta del doctor, lo tomó de la mano sin dejar de mirarlo a los ojos.
-Nunca sería un monólogo, me gustas y aunque me gusta escucharte, también me gusta hablar de mí. Sólo que a veces saben más de mí por lo que se dice.
La noble lo hizo sentarse en una poltrona que estaba dispuesta en el balcón para sus ratos a solas, luego se sentó en sus piernas y lo abrazó por el cuello.
-¿Es muy diferente lo que quiere el médico y el hombre? Podrías empezar por decírmelo mientras preparan el baño para mi invitado.
Se olvidó por un momento de todo, podía sentir su cuerpo tibio bajo el de ella y eso la invitaba a sentirse más confiada y al mismo tiempo más deseosa. Volvió a besarlo y a jugar con los lazos de su ropa deshaciendo algunos de ellos.
-¿Me lo vas a demostrar...? Quiero verlo.
Parecía que se iba a poner de pie pero enterró su cara en el cuello de Valter y comenzó a besarlo lentamente mientras le dejaba a él la decisión de en qué momento demostrarle que era ese hombre especial que decía ser.
“Tal vez es porque los dejas hablar o no hablas para dar tu punto de vista para que esas celosas se callen.” Le sugirió aunque no con demasiada insistencia dejándola que ella hiciera lo que sentía con las difamaciones de las demás mujeres.
Valter se dejo sentar donde ella quería y la dejo a ella sentarse también arriba de èl, solo acomodándose un poco para que ambos estuvieran cómodos. “Mmm el hombre en mi te quiere ahora mismo en esa supuesta abusada cama, pero el medico…es un poco mas paciente y tal vez mas cauto prefiriendo un escenario mas especial.” Comentaba mientras la sentía desatarle los nudos de su camisa. “Aunque ambos estamos muy intrigados contigo.” Aclaro rápidamente.
Asintio a su pregunta y vio hacia la puerta curioso de algo. “Te lo mostrare en el baño.” Le dijo rápidamente antes de ser interrumpido por un nuevo beso que disfruto tanto como ella. Por lo demás tomo el vestido de ella y lo fue levantando lentamente. “Supongo que tus sirvientes no se tardan demasiado con el baño, sino te lo tendre que demostrar con ellos presente.” Comento esperando a ver si pasaban al famoso baño.
Gianna sonrió ante las respuestas del joven médico y no dudó en detenerlo cuando comenzó a levantar su vestido.
-Creo que ya habrán terminado con él. ..
Se levantó lentamente aunque no sin gran pesar. Lo tomó de la mano y lo atrajo hacia sí con suavidad pero firme.
-Acompañeme, doctor.
Volvieron juntos al salón, no hizo falta que Gianna tomara las copas porque sabia que habrían dispuesto unas en el hermoso baño para ellos, así como vino. Lo condujo por el salón y luego por un pasillo grande, la elegancia en la casa podía verse a simple vista y finalmente llegaron al prometido baño. Era grande, con piezas de mármol y una hoguera que iluminaba el recinto.
-No te mentí, es hermoso en verdad. Y nadie nos molestará...
La noble cerró la puerta tras ellos, había una bañera grande, más parecida a una piscina y había candelabros alrededor, además de agua tibia a juzgar por el vapor que emanaba de ella.
-¿Qué opinas?
El medico la acompaño con algo de ansias y seguramente con un animo más cargado que el de la anfitriona. Al parecer el hombre esperaba mucho de lo que veria o en cierta forma le gustaba el cambio del escena en lo que seria la noche de ambos.
Al llegar el hombre miro con atención todo el lugar antes de volver su atención a ella. “Muy precioso, además por el tamaño me imagino que no lo planearon para que alguien se bañe solo.” Comento y en parte tenia razon.
Los arquitectos habían hecho ese lugar majestuoso como podía serlo un baño romano con una gran bañera que abarcaba gran parte de la habitación, mientras los bordes venían marcados con unos azulejos igual de impresionantes. No muy lejos en una mesa se encontraban copas y una jarra prepara para ellos.
“Es el lugar perfecto, con la perfecta compañía…” respondió acercándose a ella rodeándola con sus brazos y volviendo a jugar con el vestido de ella. “Porque no te vas metiendo, no te preocupes que yo te seguiré de muy cerca.” Dijo y le dio un beso en los labios. Un beso que empezó lento, pero fue volviéndose mas pasional hasta el momento que las lenguas de ambos danzaban tan entusiasmadas que parecía que el hombre había olvidado su pedido a ella.
Fue tras un largo instante, que finalmente la dejo tomar aire. Sus siguientes movimientos fueron rápidamente a desvestirse a si mismo, ya que el hombre tenia la desventaja de estar con mas ropa que ella. Rápidamente quedo en camisa y pantanos, descalzo. “Dime Gianna, alguna vez haz pensado que estamos en esta vida por mucho mas de lo que nos dan?” pregunto sonriendo divertido con su propia pregunta.
Gianna estaba convencida de que aquella noche podía terminar mucho mejor de lo que había ido el día y aunque le habría gustado conocerlo mucho mas antes de acostarse con él, lo cierto era que tenía la esperanza de que su compañero fuera más de lo que le mostraba. Recibió el beso y le correspondió con la misma efusividad con que Valter se lo dio.
-Nada aquí está al azar, ni nosotros...
La noble se desnudó como si aquel fuefuera su amante de toda la vida y se metió en el agua que estaba caliente mientras lo observaba quitarse la ropa sin ningún pudor. Quería estar segura que fuera lindo en todos los sentidos y si instinto le decía que así sería.
-Te sobra ropa, ven a aquí y explícame eso... Porque si he pensado que estoy aqui para más que ser la esposa de alguien pero al mismo tiempo la vida me obliga a ello.
Le sonrió y aguardó a que entrara en la elegante bañera con ella.
“Me gustaría pensar que es asi.” Comento cuando dijiste que no había azar en su encuentro, aunque el parecía tener su pensamiento propio respecto a ello.
Sin disimular la miro mientras se desvestía y como se metia en el agua, no era difícil para ella atraer esa mirada con lujuria que le daba el médico. Era demasiado hermosa y estaba segura que èl pensaba igual junto con otras cosas que seguramente compartiría cuando estuviera más excitado.
“Lo se, ya remediare…” comento empezando a sacarse la camisa sin demasiada delicadeza, solo cuando la dejo a un costado se cuidó. Junto a eso fueron el resto de su indumentaria. El hombre no era tímido para nada, ni tenía necesidad de serlo con el cuerpo ejercitado que tenia con èl a pesar de eso había algo así como una falta de marcas o cicatrices que no era raro ver en los hombres. “No es tan impresionante como el tuyo, pero espero no quedarme muy detrás.” Afirmo por primera vez siendo algo modesto pero parecía más un chiste de èl.
Con calma fue hacia la pileta caliente para unírsele. “Son las obligaciones de la vida, están para agobiarnos como seguro imaginas. Pero quienes son mas fuertes terminan atravesando eso y se concentran en lo que en verdad quieren.” Le explico aunque sin entrar en detalles por el momento. “Que deseas querida? Acaso el sexo con algo de amor de por medio? O la paz de que nadie se atreva a molestarte?” pregunto mientras tomaba el hombro de ella y se movia hasta quedar detrás de ella.
Gianna sabía lo que queria, sexo y algo de amor pero no se lo dijo,se dio cuenta que no Gritti no nadie estaba listo para convivir con su filosofía y era mejor dejarlo así. Se acomodó con él y dejó que todo sucediera, lo pasó bien y eso era lo único que podía hacer. Pasar un buen momento con el médico.