Partida Rol por web

“No, yo te escucho bien. Lo que no hago es dejar pasar ciertos detalles curiosos en tu historia. Es algo diferente.” Le corrigió acompañado por con una pequeña risa. “Haz probado ir con los Franciscanos, pueden ser algo pesados con sus palabras y sus deseos para que seas uno de ellos. Pero aunque rechaces sus avances te servirán comida y camas gratis, eso ultimo si tienen espacio.” Le informo pareciendo querer refutar la idea que tenia ella.

Nego con la cabeza. “Porque la saliva que gastas podría salvar la vida y alma de una persona, al menos de un amigo que sin duda creerá tu palabra mas que la de un desconocido. Y aunque no funcione harias una buena acción en decirlo como haces ahora conmigo.” Respondio de nuevo con una voz calmada como las otras veces que le corrigió. “La esperanza es lo último que se pierde joven.”

Mientras Nicolo hablaba la joven se deba cuenta que la única salida parecía ser la puerta que estaba a unos escasos metros del encapuchado, la ventana no serviría a menos que pudiera sacar rápidamente las tablas que la bloqueaban. Ademas estaba la rata que ahora se encontraba entre ella y la puerta, aunque podría saltarla.

“Bueno supongo que no deseas hablar mas de ello, me disculpo pero a veces me vuelvo muy curioso y mas cuando algunos detalles parecen faltantes. Pero no ganare mas que tu desconfianza si te obligo a decirme algo que no deseas.” Comento tras terminar con un ánimo mas comprensivo que el de Konrad hace unos minutos.

Dicho eso tardo unos segundo en decir algo de nuevo. “Que tal la historia de un joven sin techo que ayudo a su novia embarazada de otra persona a sobrevivir en la calle? Admito que tiene sus partes violentas, aunque te aseguro que los protagonistas están bien y a salvo.” Pregunto con lo que suponías que era una sonrisa debajo de sus capucha.

Parecía que se había tomado su replica con humor. Bueno, mejor eso que generarse un enemigo tontamente, aunque algo le decía que aquel hombre no la consideraba ni siquiera una amenaza - Jajaja, los Franciscanos me meterían de cabeza en un convento, y me gusta demasiado la libertad como para sustituir el aire fresco y mi querida Venecia por estar enclaustrada entre cuatro paredes a cambio de comida y cama gratis – Respondió con convicción sin quitar ojo a la rata situada entre el leproso y ella y sin poder evitar sentirse encerrada en aquella casa.

-Bueno, supongo que por esa razón te lo he contado a ti. Estoy segura de que sabrás advertir a más almas necesitadas que yo. No solo es importante conseguir información, sino poder transmitirla a las personas adecuadas y de la forma adecuada – Dijo, haciéndole sentir como alguien importante.

-Esas personas son peligrosas y están tramando algo en la ciudad aunque desconozca de qué se trata. Entre sus filas tienen a matones, asesinos y gente de la peor calaña. Su jefe es calvo con un extraño tatuaje en la frente. Si les ves, será mejor que te apartes de su camino – Fue lo último que le dijo sobre los sectarios.

Cuando Nicolo se ofreció a contarle la historia de un joven sin techo que ayudó a su novia embarazada, Leonor negó con la cabeza antes de afirmar – ¿Te sabes la historia de alguien que haya podido cambiar su suerte hace unos escasos meses y haya abandonado las calles para mejorar su futuro… Quizá has oído sobre alguien así? – Preguntó sin atreverse aun a mencionar el nombre de Theo, pero deseando que aquel vagabundo pudiera ayudarla a encontrarle.

El hombre volvió a reír ante la respuesta de sus sugerencias. “Es muy probable que tengas razón, aunque mejor no pensar menos de su ayuda que puede llegar a ser necesaria en esta vida que vivimos.” Le comento en un tono amistoso aunque sin parecer que la obligara con tu tono.

Si el hombre agradeció esa acaricia a su ego, no lo mostro. “Agradezco la confianza Leonor, hare lo que pueda para que esta no se desperdicie.” Afirmo mientras la rata ya habia llegado junto a ella mirándola con los ojos de ella. La rata como te podias imaginar estaba sucia como tantas otras que habias visto, incluso te hizo recordar un poco a la rata que habías encontrado junto a un vagabundo en el lugar que compartías con tu hermano, por lo fea que era desde cerca. “Hay nobles en esta ciudad que también poseen todas esas cosas que les atribuyes a la secta. Yo me alejo de ellos tambien, por lo que no te preocupes.”

“Una lastima estaba seguro que te interesaría…” comento ante la negativa de ella, para pasar a escuchar lo que ella le preguntaba. “Mmmm…Si he oído de alguien. Un joven con mejor aspecto que mucho de los jóvenes en la calle que termino ofreciéndose a una mujer noble extranjera por mucho dinero. Al parecer el negocio le funciono aunque dicen que el joven se ha convertido en la mascota de esta.” Comenzó a relatar. “¿Es de tu interés?”

Leonor aceptó su buen humor de momento, aunque continuaba en guardia ante lo que pudiera pasar. No podía evitar seguir sintiéndose atrapada en esa minúscula habitación mientras era observada por el leproso y por la rata, la cual, a pesar de su primer impulso de querer acariciarla, se lo pensó dos veces al intuir que no sería muy amistosa con ella y que posiblemente podría tener algún tipo de enfermedad, como la que había matado a aquel muchacho por intentar comérsela.

-Si lo se, pero por suerte para ellos y por desgracia para el resto, muchos de esos nobles están amparados por la ley. – Respondió con resignación, aun sin querer mencionar a los monstruos que habían intentado comérsela en aquella casa, por si Nicolo formaba parte de los sectarios.

Pero cuando el vagabundo habló de un muchacho que posiblemente podía ser su hermano, la joven huérfana alzó sus hermosos ojos azul cielo con más intensidad de la que le hubiera gustado, mientras respondía - ¿Sa… sabes cómo se llama ese joven? ¿Puedes describirme como es y quien es la noble extranjera... Por favor? – Finalizó sin poder disimular su ansiedad. Aquella posiblemente podía ser la única pista que había obtenido de su hermano en meses, por lo que sus recelos desaparecieron momentáneamente mientras si inclinaba hacia delante para captar cualquier detalle que aquel hombre tuviera que contarle.

Negó con la cabeza. “No conozco al joven personalmente, esta historia como muchas de las que conozco se me han contado por otras personas. Lamentablemente hay gente que por algunas razones no deciden darme detalles que le pido para que sus historias sean más completas y terminen ayudando a quienes están interesados en mis relatos.” Comento en un tono de lamentación que sentías en parte que te estaba aleccionando por lo poco que le habías dado.

“Su aspecto lo conozco siendo el de un italiano moreno y como dije con un aspecto mejor que otros según lo que me describieron.” Volvió al asunto cierta agilidad. “Sobre la noble hay cosas que puedo contar como que no es Italiana y como que no estará mucho tiempo aquí, pero nada mas.” Concluyo con algo de desgana. “¿Es alguien importante para ti?” pregunto no mucho después de sus ultimas palabras.

Escuchar el nombre “Theo” es lo que más hubiera deseado en el mundo. Sin embargo aquella información fue suficiente como para despertar la sombra de duda en la jovencita ¿Quién sería la dama extranjera? ¿Qué querría de su hermanito? Tenía que encontrarla y tenía que hacerlo rápido, puesto que de ese modo podrían escapar juntos de Venecia antes de que Luca o Konrad dieran con ella.

-Si… yo. Si es quien creo, sí que lo es… Por favor. ¿Puedes decirme dónde encontrarla? Lo que sea. Cualquier pista que me ayude a encontrar al joven. Te diré a cambio todo lo que sé sobre esos sectarios – Respondió con los ojos algo vidriosos por la emoción y con la respiración acelerada, en una mezcla entre tristeza y ansiedad.

“Un intercambio de información me parece conveniente.” Comento aunque su tono no parecía del todo conforme con sus palabras. “Aunque ahora que lo pienso me hace ver como si te retuviera información de alguien que conoces por un precio.” dijo con cierto lamento mientras se movía para apoyarse contra la pared aunque manteniendo el rostro bajo.

“No busco información de los sectarios, si son tan conocidos como dices entonces cualquier otro en la calle puede hablarme de ellos. Me interesan las historias que puedan ayudar a las demás personas y que no sean de tan conocimiento público para luego ir volviéndolo en más accesible para los que me escuchan.” Le explico con una calma que continuaba siendo algo triste. “Cuéntame algo. Como tu razón para estar en la biblioteca o tu razón para escapar de esta….” Empezó a sugerir pensativo. “Dime que mas has escuchado en la calle o tal vez de que huías antes que calleras desmayada en el piso.” Continuo aunque al fin quedo en silencio pareciendo quedarse sin mas ideas.

“Ah y no te guardes nada si es posible.” Le recomendó.

-¿Por un precio? Yo no… - Comenzó a decir la joven algo desesperada, la cual no entendía muy bien a dónde quería llegar el vagabundo con sus palabras.

-No… no comprendo cómo podría ayudar a las demás personas el hecho de que me colara en la biblioteca, pero te lo contaré si así lo deseas. Tan solo dime, por favor, cuál es el nombre de ese muchacho. Necesito saber que es quien estoy buscando y no se trata de otro callejón sin salida. Yo…no sé si podría soportar otra decepción… – Se sinceró, con sus hermosos y azulados ojos algo más vidriosos, mientras sus rizos caían en cascada sobre sus abatidos hombros.

Negó con la cabeza. “No es es el hecho que entraras lo que me interesa, ya que bien pudiste hacerlo buscando un refugio. Aunque si me preguntas el hecho que hayas ido a ahí solo para refugiarte me parece…curioso, por decir una palabra.” Comento con media sonrisa colándose entre sus palabras. Aunque tras un con carraspeo volvió a su tono serio. “Lo lamento sino me deje entender, pero no conozco el nombre de ese joven. No es algo que se me haya dicho.”

“Por lo que aunque no quiera deberé decepcionarte en este momento, al menos un poco. Porque aunque no pueda confírmate que se trata del mismo joven, tampoco lo niego por lo que no debes perder la fe.” Le dijo en un claro intento de consolarla, acompañado por un gesto con la mano enferma, que la terminaba mostrando a la poca luz de esa noche.

Suspirando con profundidad volvio a llamar a esa rata que de nuevo se habia acercado curiosa a la joven. "Aunque ahora entiendes porque necesito saber los detalles en las historias que me cuenta la gente, porque uno nunca como el conocimiento que me presenten termine ayudando a alguien. Uno nunca sabe con quien se va a encontrar o con dios lo haga cruzar." le explico tal vez esperando una mejor respuesta que la que habia recibido antes.

Al escuchar que aquel hombre no sabía el nombre del muchacho que se había marchado con la extranjera, la jovencita le miró durante un segundo con ojos tristes antes de suspirar para tranquilizarse. Hacía tanto tiempo que su hermano estaba desaparecido, que había empezado a perder la esperanza a pesar de que siempre acudía a la plaza de San Pedro para comprobar que él no estuviera allí, tal y como habían acordado.

Sin embargo, tampoco podía dejarse llevar por la desesperación, por lo que sopesó con seriedad lo que supondría compartir conocimientos con aquel vagabundo al que catalogaban de hombre santo, y que, por lo que había leído en el libro de Nod y lo que le había dicho Konrad, seguramente fuera otro vampiro.

-De verdad que sigo sin entender en qué podría ayudar a las demás personas mis razones para entrar en la biblioteca, pero si quieres saberlo te diré que llevaba varios días durmiendo allí, hasta que me pillaron y tuve que buscarme otro refugio. La biblioteca para mí es… simplemente mágica – Respondió con ojos soñadores – con todos esos libros que no podría terminar de leer ni aunque viviera cien vidas y que te transportan a lugares lejanos y maravillosos. – Continuó relajando los hombros. – Verás… yo no suelo decirle a nadie que se leer, por lo que también te rogaría que guardaras el secreto, ya que estoy sincerándome contigo mucho más de lo que lo he hecho nunca con un extraño.

El supuesto santo o vampiro escucho con atención las palabras de la joven aunque no parecio responder con el mismo entusiasmo que ella daba. Un silencio frio parecido en cierto modo al que Konrad usaba cuando ella decía algo que no le agradaba.

Sin embargo ese sentimiento de frialdad no duro demasiado pareciendo cambiarse por un mas oscuro y vacio. “Me imagino lo que sientes, tienes suerte al saber leer. Puedo contar con los dedos de mi mano las personas que pueden hacerlo estando en la calle.” Comento luego de bostezar con tristeza.

“Ha sido interesante hablar contigo Leonor, me decepciono un poco que a pesar de tener una posibilidad de encontrar a quien buscas decidas seguir ocultándome cosas. Pero por otro lada es algo normal la calle nos vuelven paranoicos…” comento para reír un poco volviendo a tapar donde tenia su boca dejando ver su mano. Una mano sana, sin marca alguna de la peste que habia mostrado antes. “Igual no te preocupes pequeña, esta será la ultima vez que nos encontremos.” Comento antes de sacarse la capucha dejando ver una cara joven y extrañamente conocida, en especial por la semejanza en muchos aspectos con su hermano. “Despiértate pequeña, no quiero que nada malo te pase.” Dijo con una sonrisa decorando su joven rostro, dejándola con esa linda imagen antes que sus ojos se cerraran.

Al despertar todo estaba oscuro en aquel callejón, que su mente no tardo en recordarlo como el ultimo que habia visto antes de caer desmaya. Revisándose a si misma se daría cuenta que nada le faltaba, sino que tendría mas en ella con toda la suciedad de aquella calle manchándola en varias partes como si se hubiera revolcado por un tiempo en el lugar. Tambien habia raspaduras pequeñas en parte de su cuerpo.

Leonor no entendió el motivo del silencio frío de aquel hombre ni de su respuesta justo cuando había empezado a contarle lo que deseaba saber. Ella hubiera continuado hablando después de alguna pregunta, pero en lugar de ello, Nicolo tan solo se limitó a mostrarse decepcionado y a despedirse de ella, por supuesto sin revelarle nada en absoluto sobre el posible paradero de su hermano ¿Acaso había tenido la intención de contarle algo de verdad? Seguramente no, y quizá tan solo había sido una tonta al tener esperanzas.

Pero justo cuando estaba a punto de replicarle, el vagabundo se deshizo de su capucha, mostrando un rostro demasiado parecido al de su hermano como para que fuera una coincidencia – Yo no quiero que esta sea la última vez – Fue lo único que pudo decir, justo antes de despertar y encontrarse tirada en el callejón donde posiblemente se desmayara.

¿Por qué le ocurría aquello? Esta no era la primera vez que se encontraba desorientada en medio de la calle tras haber sido víctima de una pesadilla extremadamente real ¿Qué era lo que le pasaba y cómo se había hecho aquellas heridas? Se preguntó mientras intentaba discernir qué cosa o animal podía causar raspaduras como las que surcaban su piel. Sabía que aquello sería un misterio, pero aunque todo hubiera sido fruto de un sueño cruel, tenía que investigar a una mujer extranjera que hubiera venido hace poco y que fuera a marcharse pronto.