Partida Rol por web

Los días pasaban para Gianna, sin embargo no eran días aburridos de ninguna forma. Habian ocurrido cambios importantes en su vida entre ello la boda que pronto celebraría, pero no era algo que ella queria pensar y por suerte conocía unos cuantos hombres que le ayudaban a no pensar en eso. Que la satisfacían aun cuando su esposo faltaba por trabajo.

La llegada de Bastien al palacio de ella, fue en principio un hecho que no altero la rutina de la mujer aunque rápidamente las noches se vieron invadidas por el caballero que se metia en la habitación de ella sin pudor para no permitirle que se fuera a dormir sola en su cama. Su amigo no se metía ahí, ni comentaba algo pero sospechabas que sabía de la relación de ambos. Mas mucho pensamiento la noble no le dabas a ello mientras disfrutaba a su nuevo guardián nocturno.

Sin quedarse detrás Cirino también se había vuelto más cercana a ella, llegando muchas mañanas para trabajar en los cuadernos contables pero fabricando algún momento libre para estar con ella. Gianna aun podía intuir alguna envidia entre los dos amantes, cosa que por suerte se transmitía en el entusiasmo con ella. Cirino justamente se dejaba mostrar más de esa forma no temiendo acercarsele aun en medio del dia para susurrar palabras dulces en el oído para ir seduciéndola.

De quien Gianna no se esperaba otra visita fue del sacerdote Gino, que talvez volvió con mayor prudencia en sus acciones pero la falta de traba por parte Gianna lo hizo envalentonarlo cada vez. Con sus confesiones siendo más una extraña forma de práctica de nuevas formas que Gianna no sabía de donde sacaba pero sin duda la sorprendía.

Leonzio también estaba entre sus amantes, aunque claro con Gianna era algo mas especial ya que era el hombre que en un futuro tendría que casarse. Pero en ese momento ella no pensaba en él sino en los demás. Tan distraída estaba que tardo en notar la presencia de la Diosa que como la ultima vez parecía tener la puerta abierta de su mansión.

“Buenas noches Gianna…”saludo la hermosa mujer. “¿En que piensas que se te ve muy feliz?” pregunto con una sonrisa complice que extrañamente te hacia pensar que sabia.

Para Gianna encontrarse en el medio de aquellas ensoñaciones ya era bastante placentero por el simple hecho de recordar las atenciones de sus muchachos y cuando aquella mujer misteriosa preguntó, ella no dudó en responderle como para comprobar que realmente podía confiar en ella. Se acercó un poco y sin dejar de sonreír, le respondió.

-Pienso, querida mía, en los hombres de mi vida.

La observó detenidamente a ver si la mujer se santiguaba o hacía algún gesto que le indicara que no quería hablar de eso pero no parecía ser así por lo cual Gianna respiró profundo.

-No soy una mujer como todas, necesito sentirme amada, adorada, mis chicos me dan eso... Unos una cosa, otros otra y yo, bueno, me dejo adorar...

Se estiró y tomó su mano.

-Quiero creer que me entiendes y que no me harás contarte los detalles.

Pero por el desparpajo de Gianna, era obvio que no le importaba soltarle los detalles, la noble se mordió el labio pensando en uno de sus chicos, sólo ella sabía cuál.

Era extraño pero aun antes de que la noble digiera una palabra, parte de ella se sentía confianza con la actriz. Aunque tuvo mayor confianza cuando la vio sonreír con picardía cuando le confió en lo que estaba pensando, sin que se viera ni un gesto clásico de desaprobación que tantas otras mujeres le harían, aunque fuera una hipocresía por parte de ellas.

“Adorar como una diosa.” Completo la mujer aun con una sonrisa pícara. “No tiene nada de malo si me lo preguntas a mí. Si quieres así no seré yo quien te juzgue.” Le aseguro dejándose tomar la mano de ella. “Te entiendo aunque igual te pediré detalles querida.” Dijo sacando la lengua de forma juguetona.

Sin embargo volvió a hablar antes que la noble empezara. “Sin duda comprendo que desees sentirte amada de esa forma y por varios hombres, es algo que comparto contigo querida. Por eso no te sientas sola en este mundo hipócrita con mujeres que no saben lo que se pierden.” Comento sonriendo con confianza mirándola de una forma a Gianna que le parecía amistosa como esa que Leonor o las giovannis le habian dado aceptando sus supuestos pecados.

Gianna por alguna razón o circunstancia no se vio sorprendida de la reacción de su nueva amiga, la verdad es que si era una artista, bastante debía pasar de las reglas y el protocolo, de pronto era como si nada importara y lo normal fuera precisamente tener varios hombres como los tenía ella.

-¿Así que quieres detalles, eh?

La joven no se acercó en forma confidente y sonrió con picardía ante el gesto de la mujer que estaba compartiendo con ella aquel momento.

-Cuando veo a un hombre que me gusta voy por él, es verdad que alguno que otro me ha rechazado pero mayormente me salgo con la mía... Y ahora, bueno, tengo a cuatro hermosos hombres complaciéndome... No sé qué pasará cuando me case pero de momento, puedo contarte cuatro historias.

Gianna se levantó de su asiento y se sentó a los pies de la mujer mientras la miraba como una niña, casi con inocencia, esa inocencia que no había realmente en esos temas.

-Primero te hablaré de Gino, es un sacerdote que viene a confesarme y hacerme expiar mis pecados... Tiene una brutalidad tan salvaje y básica que cualquiera creería que no sabe usar eso que nuestro Señor le dio pero lo sabe y lo usa de una manera. Bueno, ya te lo he dicho, además, tiene una manera de reponerse única... Ese hombre calentaría las sábanas de la mujer más fría del mundo.

Sonrió aguardando a ver qué opinaba ella sobre aquella primera confesión.

La diosa sonrió con picardía asintiendo ante su pregunta sin tomarse tiempo alguno para pensar su respuesta. Lo que si parecio sorprenderle fue escuchar como algunos hombres le habían rechazado.

“Me cuesta creer que alguien rechazaría a una joven tan hermosa como vos…” comento dejando ver lo que pensaba. “Suena raro e inconcebible. Aunque me alegra escuchar que tienes cuatro hombres para complacerte aunque bien podrias tener mas si lo deseas.” Dijo guiñándote el ojo y haciéndote pensar de nuevo en la vez que te prometió muchas cosas y tal vez esta era otra de las cosas que podría darle si lo pedia.

Se quedo en su lugar mientras la veía sentarse a sus pies como una niña. No pudo evitar sonreir divertida y acariciarla en el rostro de nuevo imitando es aspecto inocente de la posición aunque no de las palabras que dirían.

La historia del sacerdote parecio animarla bastante en varios sentidos pero en ningún momento la interrumpió hasta que termino. “Bueno sabes lo que dicen de los sacerdotes, que la abstinencia guardan mucho dentro suyo. Es un verdadero milagro que no te haya dejado unos días inconsciente de satisfacción.”  Bromeo con un humor picante acercándose a ella para que apoyara su mentón en sus piernas. “Pero te tendría que felicitar porque nunca pensé en seducir a un sacerdote, por lo aburridos que son aunque parece que haz tenido mucha suerte querida.” La felicito acariciando mas de su pelo como si fuera una buena niña.

“¿Crees que te elegiría por sobre su dios?” pregunto sonriendo con malicia.  

Gianna se quedó pensando un rato largo acerca de lo que ella decía de no creer que alguien rechazara su compañía.

-Pues aunque no lo creas ha habido alguno que otro capaz de rechazar más que mi compañía.

Los ojos de Gianna no se apartaban de los de la diosa y se encogió de hombros sonriendo.

-Ya no me importa si te soy sincera, tengo lo que quiero y mucho placer cuando se necesita... A veces los hombres son capaces de cualquier cosa cuando estan en la cama.

La joven noble recordaba a Gino haciéndole el amor de una y otras maneras, sin vergüenza alguna y gimiendo como un poseído mientras la penetraba por lo cual no puede evitar estremecerse.

-Tuve suerte, es verdad. Él es muy fogoso y le gustan las cosas salvajes, a veces un poco violento pero me gusta mucho.

Se mordió el labio reocrdando como lo hacía con Gino y suspiró.

-Yo creo que sí, que él lo haría... En la cama es capaz de prometerlo todo mientras le hago ciertas cosas.

“Una lástima para ellos que no podrán vivir una vida completa al no tener tu compañía…” comento con una sonrisa divertida acariciando el rostro de ella con cariño. “Igual al final esto habla muy bien de ti, yo por mi lado no aceptaría un no de nadie. Por si alguien mas te rechaza dimelo y lo convencere para que no lo haga.” dijo divertida en esa conversación de los rechazos.

La diosa se la quedo viendo mientras ella se había quedado pensando mordiéndole en el cuello sin dejarle una marca pero si para llamar su atención. “No te quedes solo para ti tus recuerdos, preciosa.” Le apuro algo ansiosa.

“Oh, asi que te gusta que sean duros contigo?” pregunto divertida. “Cuéntame cuales son las cosas salvajes que te tienen tan emocionada esperando que este sacerdote pervertido vuelva.” Le pidió observándola suspirar, dejando de costado esa sutileza para pedir detalles.

Ante su respuesta rio con ganas. “Seguro eres muy convincente en ese momento con toda tu belleza libre de tus prendas. Aunque me preguntaba si fuera de la cama también solo reza a su dios para volver contigo.”

Gianna se quedó pensativa con las palabras de la mujer.

-No lo sé. Eso tendríamos que preguntárselo a él y creo que no lo negaría si fuera así...

La noble sonrió con malicia.

-¿Sabes? Tiene un buen sexo y sabe usarlo a pesar que podríamos pensar que no... Pero el francés, uf, el francés sabe cómo hacerle el amor a una mujer.

Sus ojos brillaron.

-Es capaz de hacerme desear más aunque recién haya caído rendida ante sus embestidas.

La tomó de la mano y con la mano libre acarició su rostro con cariño sin dejar de mirarla a los ojos.

-Yo con él podría pasar más de una noche gritando su nombre...

“Podríamos a visitarlo en medio de una misa. Tal vez luego de esta lo podríamos convencer para elija, tras que busquemos un lugar discreto en la basilica para que hagas tu magia.” Le devolvió sonriendo con igual malicia, mientras le sugería algo que le daría un infarto a cualquier Cardenal.

Se mordio el labio. “Un francés fogoso…asi que te entretienes también con extranjeros. Alguna comparación con los italianos?” pregunto divertida no pudiendo evitar la pregunta. “Igual suena bien interesante el francés si te tiene gritando su nombre. Te encuentras seguido con él?” pregunto dejándose acariciar dejándole sentir el calor de la piel de ella a la anfitriona.

Pronto la diosa apoyo su mano en la de Gianna sonriendo e impulsándola por su suave cuello. “Cuentame mas de este francés, dime como es y lo que te promete en privado.”  

Gianna se quedó pensando un rato pero luego respondió.

-Bueno, podríamos ir pero no sé si ws tan buena idea... Deja qje lo piense un poco.

A la noble no le preocupaba tanto porque tenía otros amantes pero temia que al casarse eso se terminara. Se dio cuenta que quizás tener a Gino dentro de la iglesia le hiciera fácil encontrarse con él.

-Los franceses están bien pero sigo prefiriendo a loa italianos. Son mas sucios, más salvajes y eso me gusta en la cama.

Besó la mano de la diosa cariñosamente.

-Bastien esta bien dotado y suele hacerme el amor hasta que quedo rendida. Me promete no dejar de verme aún cuando me case. Dice que soy su diosa y vendrá por mi ventana.

Sonrió maliciosa, empezaba a sentir calor por la charla y por recordar esos momentos con sus amantes.

-Es capaz de hacerme ver las estrellas cuando me posee.

La diosa rio con ganas ante la respuesta de ella. “Es una idea fantástica, aunque es una idea que es mejor que quede como una idea. Entiendes?” pregunto con una sonrisa divertida. “No lo hagamos que tampoco quiero meterte en problemas con esos infelices de la iglesia.” Le dijo aprovechando para abrazarla fuerte.

La diosa asintió un par de veces. “Por supuesto, una tiene que ser patriótica aun con sus amantes querida. Nada de extranjeros.” Comento animada y con un tono exageradamente serio antes de volver a su tono divertido. “Sin duda los italianos son algo que no se reproducirá nunca.”

Se dejo besar extendiendo la mano con algo de magnificencia para que ella continuara besando mientras hablaba. “Ah ya veo, es todo un romántico que parece no solo ir con palabras, sino que cumple con las acciones. Que te trate de Diosa sin duda es bueno, ya que te lo mereces...” decia pasando su otra mano por la frente de ella, por su cabello rodeándola un poco. “Eres tan hermosa. Solo debes saber cómo brillar para que todos lo sepan.” Comento mirándola fija, admirándola.

“Cuentame mas querida. Cuentame de tu primo.” Pidió con una mirada expectante.

Gianna entendía porque no era tonta así que asintió y se quedó pensando un rato.

-Siempre hay cosas que dejar para uno mismo, la vida no seria nada sin ese minton de secretos que nos guardamos.

La miró a los ojos con seriedad y algo de aprehensión.

-No tengo problemas con la iglesia pero no serías tú la que me metería en problemas... Me los busco yo sola.

Entonces sí sonrió porque pensaba en sus amantes extranjeros y en los locales. Aunque Gianna tenía cierta fascinación por los foraneos, era verdad que siempre le resultaba mas placentero que fueran italianos, tenía debilidad por ellos y sus maneras.

-Los italianos no sólo saben hacer sino saben decir por eso, siempre son mejores amantes pero es verdad, Bastien tiene lo suyo y tal vez ha aprendido estando por estas tierras porque sabe perfecto como tratar a una mujer... Digamos que me enciende como auna hoguera.

Si hubiera sido otra se sonrojaria pero no lo hizo. No era el caso y no se apenaba por las cosas que vivía, fuera en la cama o en cualquier otro lado.

-Cirino... Mi amado Cirino.

A Gianna le brillaban los ojos cuando hablaba de él, se ponía ansiosa y era evidente que sentía un deseo más que especial por ese muchacho.

-A pesar que siempre trata de ocultar lo que es con esa apariencia fría y tímida, Cirino es un león en la cama. Es capaz de superar a todos y cada uno y tal vez por eso es que lo quiero más que a todos... Ojalá no tuviera que perderlo. Sé que cuando me case, él no va a querer nada conmigo.

Sonrió pero no era una sonrisa sincera sino más bien triste.

“Exacto.” Afirmo sin dudar las palabras de ella, compartiéndolas más de lo que imaginaba. “Si, supongo al seducir a un sacerdote de esta te podrían hasta acusar de bruja querida. Sin importar que por lo que contaste antes el tipo es un pervertido.” Comento con una gran sonrisa para aliviar el tema que ya de por si como tantos otros que no fueran picantes le perdían su interés.

Rio pero no estridente sino con complicidad como si fuera una niña. “Te entiendo sabe como seducirte hasta la cama y luego para volverte a tener querida. Eso es valioso y difícil de conseguir no pierdas nunca a un hombre asi.” Comento con complicidad de ese hombre que no conocía.

Entonces llego el turno de Cirino que le genero un gran interés a la diosa, casi de la misma forma que Gianna. Incluso sin disimularlo se empezó a lamer los labios mientras escuchaba la revelación acerca del contador. “¿Cómo no va a querer seguir contigo querida? Tendria que estar loco.” Comento acecandose a ella y abrazándola. “Me sentiría mal que pierdas a alguien asi, por lo que dime que temes y puede que pueda ayudarte como lo hice en la fiesta. Lo recuerdas?”

Todo quedó atrás cuando la charla se centro en su primo.

-Me pasa algo distinto con él... Pero creo o mejor dicho, siento que a él no.

Los ojos de Gianna casi se cerraron y negó con la cabeza.

-Ni siquiera creo que mi futuro esposo me quiera... Yo..., bueno, amo a Cirino.

Se avergonzaba de confesar eso porque creía que debía guardárselo ya que él no sentía lo mismo.

-Por favor no lo repitas nunca, no voy a decírselo. No quiero que lo sepa, sería muy vergonzoso.

La diosa se quedó algo sorprendida ante las palabras que la noble decía, tal vez porque no se imaginaba un sentimiento así hacia un amante. “Querida no lo sabía, no lo había pensado.” Comenta tras la revelación de ella abrazándola con fuerza y cariño.

Entonces cuando llego el pedido de ella para guardar silencio, la mujer hizo un gesto con su índice cruzando su boca para simular un pedido de silencio. “Tienes mi palabra que de mis labios no saldrá nada de esto. Te lo prometo querida.” Dijo sin dudarlo haciéndola sentir algo mas tranquila a Gianna.

“Aunque debo decirte que me apena mucho que la vergüenza te impida admitirle algo tan hermoso a tu querido Cirino.” Comento con una media sonrisa mientras la acariciaba en la cabeza. "¿Acaso temes que no sienta lo mismo?" pregunto como si adivinara lo que ella pensara. “Yo no se lo que siente, pero por lo que me cuentas él es muy timido y solo se vuelve pasional en tu cama. Eso bien podría significar mucho.”

Ella se sintió muy agradecida de que la mujer, su confidente, no fuera a decir nada y confiaba en ello.

-Muchas gracias...

La miró a los ojos sopesando sus palabras e intentando aclarar las cosas en su mente porque era lo primero que tenía que hacer y no echar a perder lo que fuera que tuviera con Cirino.

-No, no es vergüenza... Es cuidarme a mí misma porque si él no siente lo mismo y creo que es así, será muy doloroso.

Bajó la mirada algo triste por aquello.

-Siempre esta preocupado por lo que diría su padre si supiera y no le molesta en absoluto que me case. Podría decir que le molesta más a Bastien... No creo que sea una buena idea confesarle lo que siento.

Sonrió y negó con la cabeza. “No sé de dónde sacas esas ideas de que él no sienta algo por ti, a mí me parece que algo siente…” comento aunque luego se le quedo escuchando lo que ella decia en defensa de su posición de que no la amaba como ella hacia.

“Suena como un hombre algo tímido, tal vez por el padre pero no por eso quiere decir que no detesta tu boda como lo hace el francés. Creo que en todo caso deberías preguntárselo bien, no necesariamente confesando lo que me dijiste hace nada.” Sugirió la mujer abrazando la fuerza y acariciando su cabeza agachada.

“De cualquier forma, me daría pena que esto termine en la nada y no puedas pasarlo con tu amor. Sabes yo puedo ayudarte con ello, puedo ofrecerte algo que te haría más irresistible de lo que ya eres y además le haga olvidar lo que diga su padre para dejarse llevar por su corazon.” Le ofrecio con complicidad sonriéndole con cariño viéndose muy empática con la tristeza que ella sentía.

Gianna no era tonta y conocía a los hombres.

-Eso se siente, se nota en sus palabras, en sus acciones, en lo que hace cuando no está conmigo, es sencillo...

Entonces miró a.la mujer, le ofrecía algo que quizá pareciera maravilloso pero si lo pensaba bien no era así.

-¿Tú le diste eso aquella noche que me llevó al teatro?

Gianna estaba algo contrariada, Cirino era al único que no quería a la fuerza.

Negó con la cabeza ante la pregunta de ella. “Lo que te ofrezco no es algo que pueda darle a él, sino a ti. Así que no temas que nada he tenido que ver en esa noche, bueno excepto por mi actuación y el consejo que le di.” Respondió sonriendo.

“Lo que te ofrezco es una ayuda solo para ti y que vos puedas usar cuando lo desees. Solo como antes necesito que confíes en mi para que pueda ayudarte a ser feliz.” Le comento soltándola de su abrazo y posicionándose a sí misma para estar frente a ella.

Gianna la miró atentamente, no entendía bien qué había sucedido aquel día pero no quería entrar en detalles porque por algo no lo hacía su amiga y era mejor así.

-Bueno, pues fue una gran actuación. Tuvimos una noche espectacular... Aunque fuera al única.

La noble levantó la cabeza y se irguió un poco.

-Siempre he confiado en ti..., si no lo hiciera no te habría contado estas cosas que creo que ni a mi mejor amiga le he confiado... Yo quisiera saber de qué se trata.