Partida Rol por web

No habia otra forma de despertar en aquel lugar estrecho donde habia elegido dormir ella. Ese espacio era uno bastante precario comparado con otros donde habia estado, su seguridad dependía en gran parte que nadie la encontrara ya que su única salida era la misma entrada por la cual era más complicado salir y alguien cruel con una lanza podría acabarla sin que ella pudiera usar la agilidad que tantas veces la salvo.

Tampoco la protegía del frio que la hacía despertar temblando en la noche, con una brisa que parecía apuñalarla como pequeños cuchillos en su piel dejándola en un estado algo lamentable cuando despertaba. Un estado que también podía culpar al incomodo lugar que fastidiaba sus huesos. Todo ello le sumaba junto con su última pesadilla horrible que habia tenido.

Aunque sin importar estas infortunadas circunstancias, ella seguía con una idea en mente que la impulsaba a continuar su costumbre aun con otras distracciones que habían aparecido frente a ella. Terminando de arreglarse su ropa de niño y maldiciendo un poco las raspaduras en sus rodilla que por lo que sabia se habia hecho ella misma en aquel callejón donde hablo con el supuesto santo o con un vampiro.

Lista para un nuevo dia camino al centro de Venencia a la Catedral que guiaría a cualquiera hacia ella con esas altas torres. Debia ver si encontraba a su hermano aunque el comienzo de su dia no le daba mucha esperanza que eso ocurra.

En la plaza no encontró a su hermano en las escaleras de la catedral, ni parecía haber gente conocida en ese espacio que ahora abundaba con personas. Sin embargo a pesar de algunos empujones fuertes que recibió de la gente dio finalmente con un alma conocida en el joven del puesto de panes que parecía estar vendiendo con algo de prisa el pan matutino, luego noto al padre que iba y venía dejando más panes recién hechos.

Le dolía todo. La fría noche que había pasado en aquel callejón oscuro, había hecho mella en su estado de ánimo y en su salud. Tenía hambre y sueño y no se encontraba nada bien. ¿Cómo había llegado a ese estado? La culpa de todo había sido su curiosidad, que no le había permitido quedarse quieta en la seguridad de su rinconcito de la biblioteca, y había tenido que investigar qué era lo que había en aquel sótano lúgubre y oscuro… y lo peor, es que seguramente lo volvería a hacer si pudiera volver atrás ¿Acaso estaba loca de remate?

Tampoco había podido volver al cuartel donde trabajaba, puesto que era demasiado tarde como para que la hubieran dejado pasar, por lo que no le quedó más remedio que acurrucarse mientras el viento de la noche le calaba los huesos y la densa humedad de Venecia se metía por cada poro de su piel.

Igualmente, y a pesar de las horribles pesadillas que había sufrido durante la noche, la mañana llegó, mientras el sol paliaba ligeramente su creciente malestar cuando por fin abandonó aquel precario escondite que no la hubiera protegido de nada. Sus pasos se arrastraron hasta la plaza, como todos los días, para intentar encontrar una pista que le indicara que su hermano había estado ahí. Pero, la montablemente, como cada mañana, nada encontró sobre Theo, lo cual consiguió entristecerla hoy más que cualquier otro día.

Estaba a punto de retirarse, totalmente desilusionada, cuando vio al joven hijo del panadero, vendiendo sus panes como de costumbre. Estaba hambrienta, por lo que se acercó al puesto, dispuesta a gastar en él las pocas monedas que aún le quedaban.

-Buenos días – Dijo tratando de no mostrarle su decaimiento - ¿Qué tal estás? ¿Me pones una barra de pan, por favor?

Taddeo tardo en darse cuenta de la presencia de Leonor, concentrado en la venta de pan a gente hambrienta que si tenía dinero. Pero finalmente cuando escucho sus palabras la miro y luego hacia atrás en dirección de su padre con un claro miedo de que los viera hablando. Con rapidez le lanzo un pedazo de pan que tenía apartado y algo mordido seguramente por él.

“Buenos días.” Saludo aunque su atención fue a los clientes, que luego de una primera oleada abrumadora se comenzó a volver más tranquilo mientras pasaba el tiempo. “Lo siento, es así siempre a la mañana.” Se disculpó el joven mientras tomaba una dona y se la ofrecía a la chica mientras aceptaba las monedas que le daba sin contarlas. “Yo estoy bien…dentro de todo y vos? Pareces algo enfermo.” Comento mirándola curioso.

Leonor aceptó el pan que le daba el muchacho y agradeció que la atendiera a pesar de que hubiera tanta gente esa mañana para comprar su mercancía. Asimismo, se cuidó mucho de que el padre de Tadeo no se fijara en ella, para evitar que pudiera enfadarse con su hijo.

-No te preocupes que te entiendo – Respondió ante su disculpa con una sonrisa, justo antes de ponerse a masticar aquel manjar sin saber cuándo podría volver a comer de nuevo – Lo mío no es nada… tan solo he pasado una mala noche ¿Alguna novedad o noticia interesante por aquí? – Preguntó, más como una costumbre que cualquier otra cosa.

Aun era temprano y sabía que aun tenía algo más de un par de horas hasta que su trabajo de recadera en la guardia la reclamara, por lo que se dijo a sí misma que este era un buen momento para entrar en la biblioteca e intentar buscar las páginas que faltaban del libro de Nob que no había podido leer.

El joven se la quedó mirando por un buen rato, preocupado, pero decidió no decir nada más sobre ese tema. Sin mas se puso a acomodar los panes mientras con algo de constancia revisaba si su padre se encontraba cerca.

“No volvieron a venir los tipos peligrosos esos.” Comento aunque parecio darse que su ultima conversación habia pasado hace mucho. “Los fanáticos. Esos que creo que seguiste cierto?” pregunto curioso tal vez quedándose con ese pensamiento porque el grupo y ella se habían ido de la plaza juntos.

Luego se puso a recordar mas cosas que habían pasado. “Te acordas del francés borracho, me termino comprando pan y hablamos un poco. Me ofrecio convertirme en un caballero.” Dijo con algo de ilusión. “Aunque mi padre me dijo que me estaba tomando el pelo y que no me lo permitiría.” Comento suspirando ante un problema bastante simple en comparación con la joven.

-Me alegro de que no volvieran esos hombres. De todos modos si los ves, escóndete, que seguro que traen problemas – Respondió mientras le miraba con una sonrisa en el rostro, sabiendo que gracias a ella, los pirómanos no le atraparon para darle una paliza.

-¿Si? Jajaja, ese Francés estaba demasiado borracho. Me sorprende que se acordara de haber pasado por aquí – Afirmó con humor, justo antes de ponerse algo más seria ante la mención de nombrarle caballero - ¿Acaso es una especie de noble? Dudo que lo sea, porque si no, no hubiera asistido a la fiesta de la plaza aquella noche, sino que se habría ido con la gente adinerada. Así que posiblemente te estaba dando falsas esperanzas, aunque entiendo que te hagan ilusión sus palabras… A mi también me las harían.

Asintió en total acuerdo con ella. “Ojala nunca compren panes por acá.” Dijo casi como un rezo, pidiendo que dios mantuviera a sus fanáticos lejos de él que ya tenía suficiente con su padre.

Se rasco la cabeza riendo ante el comentario pero sintiéndose algo incómodo. “Puede ser…pero es un buen hombre.” Dijo defendiéndolo, algo que hablaba mucho del joven panadero o tal vez lo hacía del francés. “No se no me dijo que era noble, ni sabía que era necesario que ser noble para hacer caballeros.” Confeso viéndose duda en su rostro. “Igual hay muchos nobles que se cuelan a la plaza, al menos eso escuche por ahí de algunas mujeres indiscretas. Voy a preguntarle cuando vuelva” Comento mientras tomaba un pan y se lo ofrecía a la joven.

“Pareces algo ansioso, supongo que tienes que andar por la ciudad. Asi que llévatelo para el camino.” Dijo con una sonrisa amistosa, que desapareció al notar como su padre volvia. “Tenes que irte.” Le advirtió.

-Sí que es un buen hombre, a pesar de no ser Veneciano – Respondió Leonor divertida ante el comentario sobre el francés, sabiendo que estaba en lo cierto, ya que había encontrado a pocas personas tan amigables como él – Igualmente tampoco importa mucho que sea noble o que no lo sea, porque parece una buena persona. Solo espero que no se meta en líos más allá de una simple borrachera.

Cuando el muchacho le ofreció algo más de pan, la joven le preguntó antes de aceptarlo – ¿No te supondrá ningún problema con tu padre? – Aunque tras recibir su respuesta y escuchar que tenía que irse, le dio las gracias de corazón.

-Volveré a verte a menudo. Me encanta tu compañía, Taddeo – Fueron sus últimas palabras antes de despedirse y dirigirse hacia la esquina que utilizaba para subir hasta la ventana de la biblioteca.

A esta hora de la mañana aun no solía haber nadie dentro, puesto que los escribas todavía estaban desayunando, por lo que sería un momento estupendo para entrar en el horrible subterráneo de piedra.

Tras despedirse ambos y con un par de panes en la mano la joven tendría un desayuno bueno y tal vez lo suficiente para que su estómago no la molestara por un tiempo. Aunque eso no terminaba de resolver su problema de cansancio que la hacía adormilar un poco, pero ella misma se evitaba el sueño por miedo a que lo que le esperaba en sus sueños con la pesadilla aun fresca en su mente.

En su camino a la biblioteca vio que la entrada se encontraba con guardias, aunque lo desecho como nada importante porque eran los guardias que siempre se encontraban presentes en la entrada cuidando una de las bibliotecas más importantes del mundo. En la esquina no se encontró con Nicolo, algo que podía significar que cumplió su promesa o que como ella sospechaba era un vampiro que de día no podría salirle al encuentro.

Subir hasta la ventana no fue tan fácil como las otras veces, el sueño junto con el cansancio le hizo demorarse en varias partes y fallar varios agarres que casi la dejaron en caída libre. Pero al final termino llegando donde unas cuantas gaviotas se habían encontrado observándola subir y que por suerte no trataron de atacarla, volando a otro tejado ante su cercania.

Dentro de la biblioteca habia un silencio común de este lugar, al parecer la joven habia tenido razón en su pensamiento ya que no importaba cuanto se fijaba no encontraba ninguna otra alma en ese lugar. Ni guardias, ni escribas. Ahí se encontraba sola en ese lugar que era tan mágico para ella excepto por aquel túnel subterráneo que a pesar de lo que le advertía su instinto habia venido a explorar.  

Las pesadillas que había tenido la habían dejado más débil de lo que hubiera imaginado. No comprendía como era posible que sus sueños influyeran cada mañana en su estado de ánimo y en sus fuerzas, pero era así.

Fue por ello que su escalada hacia la biblioteca le resultó mucho más dura que otras veces, y casi la hace caer en un par de ocasiones, cuando sus dedos no se aferraron ala fría roca como era debido a causa del cansancio.

No obstante, finalmente y a pesar de los contratiempos, la joven damita de cabellos de fuego consiguió trepar hasta la ventaba, que aun seguía entreabierta gracias a que ella misma la había dejado así.

La sala estaba vacía, y durante unos segudos se planteó volver a perderse entre aquellos libros que tanto le gustaban, en lugar de aventurarse a entrar en aquel horrible pasadizo para quedar a merced de aquel hombre que casi la atrapó no hace mucho.

Pero su curiosidad volvió a ganar la batalla. Era de día, por lo que intuyó que no la acecharía ningún vampiro esta vez, aunque desconocía qué clase de monstruos más podrían existir al amparo del mismo sol.

Por todo ello, y armándose de valor, Leonor suspiró profundamente antes de acercarse a la verja para comenzar a bajar con cuidado los escalones que la conducirían a aquella biblioteca repleta de libros prohibidos y tenebrosos.

Encontrar de nuevo el pasaje fue sencillo para ella que tenia guardado en su memoria donde se encontraba el dispositivo, tras unos pocos segundos se abrió ante ella el oscuro pasillo que como antes no tenia iluminación alguna por lo que ella tuvo que ir a buscar un par de velas antes de descender abajo.

La bajada era tal como la recordaba con esas escaleras que a pesar del polvo juntado tenían una firmeza e integridad que le daba la piedra bien trabajada. En el camino se encontró con el mecanismo de dentro para abrir la puerta aunque por el momento o necesitaba activarlo pero era bueno saber que nadie había hecho nada para ocultarlo mas.

Finalmente llego a la pequeña sala con los varios pasillos, de lo que sabia ella el que mas a la derecha quedaba daba a una biblioteca donde habia una mesa en el centro donde habia encontrado un cadáver la ultima vez que estuvo. Los demás pasillos eran un misterio para ella pero debía de suponer que alguno de ellos era un dormitorio para el vampiro que se habia encontrado antes.

¿Ahora donde iria la joven?

Aun no estaba segura de lo que estaba haciendo ¿Merecía la pena arriesgar su vida por saber qué era lo que decía la totalidad de aquel libro maldito? No lo tenía demasiado claro, pero aquello no le impidió que se acercara al pasaje y que repitiera el proceso de bajar las escaleras con aquella tenue luz hasta llegar a la misma sala donde había estado el cadáver antes. Desconocía qué era lo que mostrarían las otras habitaciones, pero quería estar segura primero de que las páginas que faltaban no se encontraban en la misma sala donde encontró el libro de Nob la primera vez, por lo que trató de moverse con cautela intentando hacer el menos ruido posible.

A pesar de que era de día, no sabía si los vampiros dormían, o simplemente se ocultarían en la oscuridad, por lo que procuraría no confiarse ni un poco en esta misión que se había autoimpuesto ella solita.

Aquella misión autoimpuesta tenía un riesgo muy grande pero se suponía que la recompensa lo valía. Al menos así se convenció a si misma cuando volvió a buscar las páginas de un libro que en su vida mortal nunca tuvo que haber leído.

El pasaje a la pequeña biblioteca estaba como lo recordaba, incluso las antorchas iluminaban el pasillo lo suficiente para que ella no necesitara mayor ayuda para avanzar. La pequeña biblioteca también se encontraba igual, exceptuando un importante detalle que era la falta de cuerpo en la mesa del centro.

La mesa estaba totalmente limpia como si nada hubiera estado apoyada en ella excepto el polvo que se acomodaba en ese lugar.  Pero igual la joven notaba con su naricita que el olor a muerto no terminaba de abandonar ese pequeño espacio. Cerca de la mesa donde antes había estado un tomo con anotaciones médicas, ahora se encontraba uno diferente con anotaciones en un idioma que parecía distinto al italiano pero que no era árabe pero intuías por las semejanzas que era de un lugar cercano.

Cuando llegó a la sala, su corazón parecía que se saldría de su pecho a juzgar por el ritmo al que latía. No había señales del cuerpo que habían estado torturando de aquella forma tan brutal, no obstante aquel inconfundible olor aun no se había ido, y la imagen gravada en la retina de la joven, tampoco desaparecería nunca, por mucho que limpiaran la estancia.

El libro que había sobre la mesa no estaba en italiano ni en latín, por lo que no le fue posible entender lo que decía. Aun así, trató de memorizar aquellos símbolos que no eran árabe pero que se le parecían… Quizá era egipcio, aunque no podía tener la certeza de ello.

Igualmente, su razón de estar allí no era otra que aquellas páginas del libro de Nob, por lo que centró sus atenciones en tratar de encontrarlas, teniendo en cuenta que no disponía de demasiado tiempo hasta que su turno de trabajo en la guardia comenzara. Si no encontraba nada en aquella sala, investigaría las demás en silencio y procurando no ser descubierta… Esperaba que así fuera, por su propio bien, o quizá fuese ella la siguiente víctima en aquella silla ahora vacía.

Al revisar mas de aquel libro vio una imagen en una de las páginas, en esta estaba una criatura de forma humana que tenía en su mano un brazo de persona. La joven no tenía que pensarlo demasiado para llegar a la conclusión que ese ser era un caníbal no solo por el brazo sino por la tinta que se acentuaba en su boca como si fuera sangre y luego estaban los ojos fijos en ella con una intensidad que lo hacía ver vivo.

Su mente rápidamente divago a los seres del culto pero este sujeto tenía un rostro humano y un físico alejado al ratico. Era una verdadera lástima que no pudiera entender los símbolos que se usaban porque no entendías como pero sentías que en la ojos del al lado habia una advertencia sobre este ser.

Pero sin más pistas decidió centrarse en su búsqueda de las páginas del libro de Nod. La joven comenzó rapido, recordaba bien el orden de la biblioteca por la vez pasada y al comprobar que no se había movido nada hacia mas rapido el proceso. Sin embargo a pesar de ello la búsqueda no dio el resultado buscado, dejando con las manos vacías a la joven. Lo único que encontró relacionado al libro fue un espacio vacío que ella misma había producido al sacar el libro.

Tras revisar toda la estancia, la joven pelirroja no pudo evitar sentir un escalofrío al ver la criatura dibujada en aquel libro, sintiéndose totalmente impotente al no poder descifrar qué era lo que la advertencia decía. No obstante se cuidó mucho de memorizarla por si encontraba a alguien que se la pudiera traducir en el futuro, y continuó buscando cuando pudo sobre las páginas faltantes del libro de Nob.

Al no encontrar nada de nada salvo el hueco que ella misma había dejado, decidió darse por vencida y abandonó aquella sala para intentar encontrar lo que buscaba en alguna sala colindante.

No deseaba quedarse en aquel lugar más tiempo del necesario, por lo que procuró apresurarse, aunque continuó extremando el cuidado, tratando de hacer el menor ruido posible.

El camino hacia la habitación colindante fue hecho con prisa por el poco tiempo con el contaba ella, sumado al terror que le daba toda la situación en la que se encontraba. Por eso la vuelta en el pasillo y cuando entro en el otro fue tan rápido que por un momento sintió que se habia metido en el mismo de nuevo.

En el nuevo pasillo era parecido el anterior iluminada con la misma poca frecuencia que el otro, pero construido con un mismo cuidado. Una diferencia importante fue que no sintió en ningún momento que el camino se desviara de una línea recta hasta terminar frente a una puerta de madera y hierro cerrada.

La puerta no parecía por ninguna parte dañada por el tiempo, casi como si hubiera instalada hace poco. La joven sabia sin hacer el intento que no podría derribarla de ninguna forma, incluso aunque consiguiera la asistencia de alguien mas fuerte al menos con el tiempo que poseia.  El único agujero que tenia para espiar el interior era la ranura para colocar una llave, pero a pesar del esfuerzo que hacia no podía ver mas que oscuridad al otro lado.

Lo que ahora le hacia pensar hasta donde la llevaría su curiosidad. ¿Trataria de abrir esa puerta o iria a otro pasillo?

La joven intentó por todos los medios no hacer ruido, pero el miedo que sentía unido a las prisas por salir de allí cuanto antes no le ponían la tarea tan fácil.

Durante unos segundos pensó que se perdería en aquel pasadizo de piedra, aunque finalmente topó contra una puerta de madera y metal que definitivamente mostraba que no había pasado dos veces por el mismo lugar sin darse cuenta.

¿Quién pondría una puerta nueva en aquel sitio tan horrendo? Sus sospechas sobre una criatura de la noche se acrecentaron al ver aquello, puesto que dicha puerta era de bastante buena calidad y lo más seguro es que guardara algo valioso… o a alguien.

Cuando miró por la ranura de la llave, pensó en varias alternativas. Ella contaba con un improvisado juego de ganzúas que había utilizado varias veces para colarse en sitios cerrados. Posiblemente pudiera abrir esa puerta con un poco de suerte. No obstante, prefirió darse la vuelta e investigar primero el resto de pasillos, puesto que si había un vampiro durmiendo al otro lado, prefería haber visto todas las salas antes de que se percatara de su presencia allí, por lo que, en silencio, se dio media vuelta, dispuesta a continuar con su inspección.

Continuando por el pasillo regreso y tomo el próximo pasillo. Mientras caminaba se daba cuenta que no veía ningún animal ni ningún bicho que era costumbre encontrar en sitios viejos. Aquello solo convertía al ambiente del lugar en uno vacio y sin muestra de vida además de la joven.

De nuevo el mismo pasillo aunque termino mas rápido llegando a una habitación amplia con una puerta abierta en el fondo. En la sala había un par de mesas medianas cada una en uno de los lados de la habitación, ambas habitadas con papeles, plumas y candelabros con velas largas. En un rincón de la sala habia un barril de madera que por el pico que tenia parecía servir para contener algún vino o cerveza.  Alto en el techo habia otro candelabro que iluminaba la sala entera y era lo que ayudaba a la joven a examinar. Finalmente habia un mueble en otro de los rincones.

En el mueble encontró varias túnicas y ropas humildes, junto más hojas que parecían utilizar para la escritura y cubiertos para comer. Aunque como el resto de la sala te parecía que lo que se encontraba ahí era lo mínimo necesario para vivir pero aun así había una sensación de que seguían faltando cosas como en el salón aunque en su mente no podía dar con lo faltante en ambos lugares.

Internándose un poco más reviso donde daba esa puerta abierta, llevando a un pequeño cuarto con cuatro camas casi pegas la una con la otra. El olor que salía de esa habitación te hacia recordar mas los hogares humildes donde habías dormido con tu hermano en vez de las posadas donde habías estado. Pero sin duda con ver lo pobres y desarregladas que se veían las camas no habría necesitado su nariz para ver las malas condiciones de quienes dormían ahí.

Rápidamente la implicación que posiblemente había más gente que el hombre que había visto la última vez que bajo llego a la mente de ella. Sin embargo no parecían estar presentes o eso se habría planteado por más tiempo sino fuera por una voz detrás de él.

“Dicen que los ladrones siempre vuelven a donde cometen sus crímenes…” dijo una voz casi apagada y rasposa, la misma del hombre de la vez anterior. “¿Porque es eso?” pregunto mientras tenia en los brazos unas sábanas que parecían cubrir algo de tamaño medio dentro de ellas.

El hombre se encontraba a mitad del salon. A diferencia de la otra vez se encontraba vestido con una túnica que aunque gastada parecía haber sido importante por algunos de los acabados dorados que sobrevivían al paso del tiempo. Lo que no cambiaban eran sus oscuros ojos que no mostraban piedad o humanidad alguna para ella. Junto a su apariencia palida y arrugada que los hacia parecer como alguien antiguo que no debia seguir entre los vivos. Recien ahora con mayor luz noto su cabeza rapada hasta dejar el minimo de cabello en èl.