Partida Rol por web

Tanto habia pasado en ese pequeño cuarto donde habia sido llevada ella, pero parecia que al vampiro solo le importaba su juramento de lealtad a ellos. Ahora se encontraba ahi mirando hacia afuera al mar que se podia ver desde cualquier ventana de esta ciudad.

Al tiempo que él se habia dado vuelta, ella podria estar ahora vestida y preparada para las palabras de despedida del vampiro. Pero lo que salio de la boca de este era muy diferente a ello. “Necesito que vuelvas con los musulmanes, que aproveches esa conexión que tienen por el incidente de las casas quemadas para ganar alguno que otro amigo. Cuando hayas logrado eso esperare que me lo informes y asi podremos pasar al segundo paso.” Comento con un tono relajado mientras se vestía, aquello quitaba algo de formalidad a todo pero no por ello dejaba de verse como una mision.

Aunque si era una mision personal o del principe ella no sabia, a menos que preguntara.

Leonor se vistió lentamente y en silencio. Había vivido una experiencia tan intensa, que dudaba que pudiera superarlo en mucho tiempo. No obstante, ella era una superviviente y tenía que seguir adelante, preferiblemente con una sonrisa, a pesar de sentir que todo su mundo se desmoronaba.

Cuando aquel Vampiro se giró hacia ella, la hermosa pelirroja ya estaba preparada para salir de allí en cuanto le diera permiso. Los ojos de aquel ser continuaban contemplándola con neutralidad, como si ella no fuera nada más que un recurso útil y solo eso, a pesar de lo íntimo que había sido su contacto.

Pero ¿En qué estaba pensando? ¿Acaso aun tenía la esperanza de que ese desalmado sintiera algo real por ella? Y ¿Qué era lo que ella sentía por él que hacía que todo fuera tan extraño? Estaba claro que era más tonta de lo que pensaba al creer que el apuesto Vampiro la quisiera por algo más que por su cuerpo o por las circunstancias que la envolvían.

La confirmación que necesitaba vino fue cuando él, en lugar de despedirse de ella, le realizó aquel pedido que la dejó totalmente fría. La joven tembló un poco, aunque inmediatamente asintió ante sus órdenes. Tenía que hacer que él pensara que obedecería su voluntad sin rechistar, por lo que no dudó en exponerle sus dudas para que todo resultara más creíble.

-Pero… ya os dije que ya no tengo trato con ellos… me llevará algo de tiempo cumplir vuestra orden… espero que esto no os enoje… – Afirmó alicaída haciéndole ver que no sería tan fácil como él pensaba - ¿Queréis que os informe tan solo a vos, o si Lord Aliprondo me pregunta puedo decirle todo lo que sé a él también? – Le preguntó, mirándole con inquietud.

El hombre finalmente se acerco a Leonor, usando pasos tranquilos pero largo para no tardar en estar donde ella. Su mano se poso en el mentón de ella de nuevo dándole cierta obligación para que ella mirara sus ojos. Unos ojos que parecían menos fríos cuando la miraba y la examinaba entera por alguna razón.

“Escuche lo que me dijiste. Pero no dudo que con la gran voluntad que me mostraste, que no te costara demasiado conseguir una relación con ellos. Solo tienes que actuar como tu misma.” Sugería el vampiro que volvían a mirarla soltando su mentón para dirigirse a acariciarla al costado de su rostro. “No me enojo. Pero confió que no te ira tan lento como piensas.” Comento dándole una  sonrisa agradable, sosteniendose de su anterior argumento la fortaleza que tanto habia mostrado la joven.

“Ya te dije que el Principe se encuentra ocupado para volver a hablar contigo. Pero si en cualquier momento te pregunta le responderás como a mi, sin esconderle nada.” Le respondió sin mostrar duda en su voz, paciendo no haber secretos entre los dos vampiros.

Tras ello fue de nuevo a la cama y la llamo de vuelta a ella para que se le sentara al lado.

Cuando él se acercó hasta donde estaba, a grandes zancadas pero con serenidad, Leonor contuvo la respiración en el mismo instante en que él tomó su mentón y la obligó a mirar hacia arriba.

Durante los interminables segundos que duró su examen, la joven pensó que la besaría y casi se decepcionó al comprobar que no era el caso y que tan solo la convencía para que confiara más en su capacidad ganarse la amistad de un musulmán si realmente se lo proponía. No obstante, volvió a asentir, sintiéndose de nuevo confundida ante la amabilidad de sus palabras y ante las suaves caricias que sintió en su delicada mejilla.

-Daré lo mejor de mí – Respondió obediente, poniéndose colorada ante su agradable sonrisa, pero de nuevo sintiéndose algo dolida ante el rechazo del gobernante de la ciudad.

En cualquier caso, Tommaso se dirigió de nuevo hacia la cama y le pidió con un gesto que le siguiera. En ese momento su corazón comenzó a latir con fuerza, temiendo qué sería aquello que de seguro tenía en mente. La damita realmente quería irse de allí lo antes posible para quedar liberada de su embrujo. No obstante, parecía que aquello no sería tan sencillo, por lo que se acercó al lugar que le indicaba, para ir a sentarse junto a él.

-¿Puedo haceros una pregunta? ¿Acaso pensáis que otros vampiros puedan estar detrás de las acciones de los musulmanes? Os ruego me perdonéis si soy muy indiscreta. – Dijo casi temblando mientras sostenía su mirada con emoción.

El Vampiro siguió sonriendo ante la respuesta obediente de ella, incluso se le acerco un poco pareciendo que le besaría como ella queria pero finalmente ni cerca estuvo de ello cuando se movio hacia la cama.

Tuvo que esperar a que se sentó junto a él antes recibir de nuevo un gesto de cariño ubicando su mano sobre la de ella tomándola con cierta fuerza aunque sin apretarla. La pregunta de ella no lo altero tal vez porque presentía que iba a recibir estas y algunas mas, por lo que simplemente asintió dándole a ella el permiso.

“Es seguro que los musulmanes tiene vampiros de su lado. Vampiros que no se muestran tanto como nosotros pero su presencia se siente o al menos algunos de nosotros lo puede hacer.” Respondio ignorando su disculpa mientras respondia con una normalidad que se daria a una conversación de toda la vida y tal vez ya era hora que ella lo sintiera asi de natural pensando en lo que empezaba a conocer de la vida nocturna de esta ciudad. “¿Eso sera un problema?” pregunto volviéndose a ella, tentado su respuesta.

El corazón de Leonor se aceleró un poco ante la cercanía del vampiro, al tiempo que contenía la respiración hasta que finalmente él se alejó sin besarla para dirigirse de nuevo a la cama.

La jovencita se sentó obediente junto a él tras las indicaciones que le profirió para que se aproximara, y pudo respirar tranquila al ver como sus preguntas no le molestaban, e incluso como respondía con algo parecido al cariño ante sus dudas.

-No… no será un problema. Tan solo intentaba comprender un poco la situación y saber la magnitud del asunto. Yo… aun no entiendo por qué nuestro príncipe permite que una secta llena de monstruos se haya instalado en la ciudad… aunque no soy nadie para cuestionar sus decisiones. – Se apresuró a decir, deseando que le revelara algo de información al respecto.

-¿Debo hacer algo en particular si descubro a algún Vampiro entre los musulmanes? – Preguntó sin tener mucha idea de cuáles serían sus órdenes al respecto.

“La magnitud pense haberla dejado clara cuando te hable antes, pero si lo necesitas te repetiré que esto tiene una importancia estatal fundamental. Por lo que deberias cuidar bien tus acciones…” comento el hombre que la veía desde arriba gracias a su altura aunque suponias que igual te veria asi aunque fuera bajo. “Respecto a cuestionar sus palabras ya lo haces con ese comentario que hiciste recien.” Se apresuro a decir con una sonrisa casi lobuna.

Si bien ese momento Leonor podria pensar que le esperaría un castigo por ella, el vampiro no hizo mas que un gesto de cariño hacia ella mientras la acariciaba en la espalda sintiendo los dedos de este en su columna. “No esta bien cuestionar ordenes y solo puedes culpar tu inexperiencia unas cuantas veces antes de que se torne irrelevante.” Le expreso dejando su caricia y dandole una pausa para que lo pensara ella antes de continuar.

“Debes memorizar su aspecto, andar y expresiones, pero tambien debes sobrevivir para regresar ante nosotros. Crees que podras?” pregunto de vuelta a ella, ignorando cualquier consulta anterior de ella.

- Lo... siento - Dijo la jovencita mientrás el Lasombra la reprendía.

Leonor trató de no parecer molesta con las palabras de aquel hombre que no le tenía ningún tipo de respeto y que simplemente ignoraba las preguntas que le interesaba no contestar para continuar mostrando su autoridad, con la actitud de quien sabe que es infinitamente más poderoso que la persona que tiene al lado. Por todo ello, se limitó a agachar aun más la cabeza en señal de sumisión mientras el Vampiro le sonreía de forma burlona.

Las caricias que le dedicó en la espalda le resultaban extrañas y desconcertantes, al desconocer las intenciones que tenía al realizarlas. No obstante, cuando Tommaso hizo aquella pausa y le preguntó si sería capaz de lidiar con otro vampiro más, la joven huérfana asintió al mismo tiempo que decía.

-Haré todo lo que me ordenéis. No os preocupéis que cumpliré vuestros deseos.– Afirmó resignada, sabiendo que no obtendría nada de él, salvo dolor ante el menor signo de rebeldía. - ¿Hay algo más que deseéis de mí? – Finalizó, esperando que le permitiera marcharse cuanto antes de aquel horrible lugar.

El vampiro se quedo detenido tras la respuesta de ella, su mano quieta en su espalda como si estuviera pensando que mas hacer con ella. Aquel tiempo de espera pudo haber sido eterno y la respuesta que le esperaba al final pudo convertirse en una devastadora.

Pero por suerte de ella el vampiro solo respondio. “No tengo ningún otro pedido que esperar que no cuentes nada de esto a  Lord Konrad.” Dijo con una sonrisa confiada y divertida seguramente riéndose en su interior de lo que le hacia al Domitor de Leonor. "Puedes irte ahora. Ya nos volveremos a ver en el puerto donde nos encontramos esta noche."

Leonor permaneció en silencio, conteniendo la respiración y con el alma en vilo, hasta que Tommaso por fin comenzó a darle una respuesta. Cuando él, con tono confiado y burlón, le pidió que no le contara nada de esto a su Domitor, la huerfanita asintió casi al instante, volviendo a ponerse colorada al recordar lo que le había hecho ese hombre en aquella habitación.

Tras ello y después de despedirse de forma totalmente sumisa y respetuosa, se levantó con cuidado para salir de aquella habitación sin mirar atrás. Acto seguido, se dispuso a dirigir sus pasos hacia la posada donde estaba Lord Konrad, a pesar de las tremendas ganas que tenía de escapar para siempre de todos y cada uno de aquellos seres sin mirar hacia atrás.

Salir de la posada en la que estaba fue bastante sencillo. Era como las muchas posadas humildes que habia visto y algunas a las que habia ido. Aunque a diferencia de otras esta se encontraba en el gran puerto comercial de Venecia. Lo que la tomo por sorpresa al pensar que la habia movido bastante del puerto abandonado donde se habian encontrado.

De cualquier forma gracias a sus años de exploración y a su buena memoria, ir donde estaba Konrad  no era para nada complicado. Por lo que tras un tiempo largo caminando hallo la posada con ese particular decorado, entrando para encontrarse a muchos de los hombres de Konrad que ella ya conocia incluyendo a Josef que dedico una mirada como saludo antes de volver a tomar.

Ahora solo quedaba ascender por las escaleras hasta la habitación de Konrad, que se suponia por lo que le dijeron recien cuando pregunto a alguno de los conocidos que afirmaba que su Lord se encontraba ahí.

Nada más salir de la posada y encontrarse al aire libre, la jovencita no pudo evitar romper a llorar desconsolada, una vez que consiguió alejarse lo más posible de allí. Tras tomarse el tiempo que necesitó para desahogarse después de todo por lo que había tenido que pasar, encaminó sus pasos hacia el lugar donde la esperaba su Domitor, mientras el corazón le latía muy deprisa.

El ambiente cálido de la posada donde se alojaban los norteños, hizo que inconscientemente se sintiera aliviada de alguna manera, a pesar de que sus piernas no habían dejado de temblar en ningún momento.

Josef estaba allí y la saludó con la mirada nada más verla, a pesar de que aun sentía que se mostraba algo distante ante ella. Quizá fuese ese saludo, o el cariño que le tenía, lo que hizo que la damita disfrazada de muchacho detuviera sus pasos al pie de la escalera y se dirigiera junto al rubio norteño para dedicarle unas palabras.

-Perdona Josef. Siento molestarte. Tan solo quería decirte que ya no es necesario que busques a Inmanu.… Le he encontrado hace unas horas ahorcado en la plaza de San Pedro junto con otros muchachos jóvenes. Agradezco tu esfuerzo y todo lo que has hecho para dar con él. No lo olvidaré. – Le confesó tratando de mantenerse serena, aunque cualquiera podía intuir que no se encontraba nada bien tan solo con mirarla fijamente a los ojos.

Acto seguido, se giró sobre sus pasos dispuesta a encaminarse hacia las escaleras donde la esperaba el hombre que tenía su destino en sus manos, mientras su pequeño cuerpecito se estremecía.

Josef la observo mientras se acercaba no moviéndose de su silla aunque tampoco alejándose para que ella pudiera decirle lo que venia a decirle.

Su gesto termino volviéndose algo sombrío al escuchar la noticia. “Lo lamento mucho escuchar eso.” Fue su primer respuesta que sonaba sincera. “No hay nada que agradecer, finalmente falle en mi búsqueda y él termino…” empezo a comentar aunque no termino ya que ambos sabian lo que iba decir por lo que se dedico a tomar. “Nos veremos Leo.” Se despidió al ver como se marchaba.

Tras esa corta conversación la joven prosiguió hacia los cuartos de arriba, al cuarto donde se encontraba su Domitor. Tras pedir permiso para entrar y recibir una respuesta positiva, entro al cuarto de este. Konrad se encontraba mirando por su ventana que daba en dirección a la entrada, seguramente viendola venir a la posada.

“¿Ha pasado algo?” pregunto el hombre tardando en darse vuelta para mirarla como si presintiera algo.

Leonor agradeció las cortas palabras de Josef porque sabía que eran sinceras pese a sequedad de su respuesta. Agradecía muchísimo más estos gestos, que cualquier muestra de hipocresía de muchos que, como Tommaso, no sentían para nada la muerte de si amigo.

Por todo ello, asintió ante su despedida y continuó subiendo las escaleras hasta situarse frente a la puerta y golpear con suavidad solicitando el acceso.

Cuando finalmente obtuvo el permiso, la jovencita contempló la espalda del hombre que contemplaba la ventana con aire regio y majestuoso, justo antes de acercarse hasta él.

-Buenas noches mi amor. Si… ha pasado algo, pero antes de contártelo quiero que me prometas que mantendrás la calma y no harás nada… al menos nada llamativo e imprudente, y que ambos pensaremos en una forma de afrontar lo que está por venir. No aceptaré una negativa por tu parte en este asunto y sé que puedes obligarme con tus poderes o incluso intentar hacerme olvidar. Pero te juro por lo más Sagrado, que si no me respetas en esto, si no me tratas como a una igual con respecto a lo que te voy a revelar, nunca te lo perdonaré. Sé que sabes que los recuerdos no son algo que pueda desaparecer para siempre. Tarde o temprano lo sabría, y entonces jamás podrás recuperar mi cariño por mucha sangre que me des. – Afirmó con convicción, pareciendo mucho más mayor de lo que realmente era, a pesar de estar rota por dentro.

“Buenas noches…” dijo como si recordara sus modales en ese momento viéndose algo pensativo. Sin embargo parecio salirse de sus pensamientos al escucharla pedir que mantenga la calma, algo que logro ganar tu atención.

Se movio por su habitación hasta sentarse en su silla luego de acobardarla para mirarla de frente.“Permaneceré tranquilo a lo que me digas, no usare mi disciplina para obligarte a decirlo. Pero espero que vayas a contar todo y no me ocultes o mientas en nada.” Le devolvio advirtiéndole con la mirada que algo pasaría si le ocultaba algo luego de las fuertes palabras que le dio ella.

“Lamento decirte que hay formas de sacarte recuerdos para siempre, aunque no volverías a ser nunca la misma persona cuando te los arranquen.” Le informo mirándola de forma sombría pareciendo hasta examinarla en cierta forma.

“Dime que ha pasado…por favor.” Le invito acompañando sus palabras con un gesto de la mano.

La jovencita escuchó pacientemente las palabras de su Domitor, relajándose visiblemente ante su reacción, e incluso pareciéndole totalmente lógica y normal su contraoferta. Su cuerpo aun temblaba a causa de todo aquello por lo que había pasado, aunque estaba tan agotada física y emocionalmente, que ya le daba igual revelar ciertos secretos que antes se habría guardado para sí misma.

Por esa razón, cuando él se sentó en su silla, la dama de cabellos plateados asintió en señal de conformidad e hizo lo mismo, situándose justo frente a él en otro asiento, tanto para evitar que sus piernas siguieran temblando de forma incontrolada, como para estar a su mismo nivel. La revelación que le hizo sobre que los vampiros podían borrar la memoria de forma permanente tan solo hizo que su semblante se entristeciera un poco más, pero no impidió que comenzara su relato.

-Hoy fui a la plaza de San Marcos y allí descubrí que Imanu había sido ahorcado junto con otros muchachos jóvenes. Alguno de ellos eran los que fueron reclutados en esa secta de la que me escapé… - Comenzó a decir, intentando que su voz no flaqueara, pero obligándose a hacer una pequeña pausa a causa del dolor que sintió al visualizar su imagen en su mente.

-Tras descubrir su muerte no me encontraba nada bien, así que salí corriendo en dirección al puerto. Necesitaba estar sola y llorar hasta no poder más, pero una vez allí… un hombre se me acercó llevando en la mano mi gorro, con la excusa de que se me había caído. Al no saber quién era traté de escapar de él directamente, pero tropecé y ese hombre fingió ayudarme a levantarme como si no hubiera sido responsable de nada y se presentó como Tommaso. – Continuó, mirándole fijamente tratando de estudiar las facciones del Vampiro para conocer su reacción.

-Yo le seguí el juego, buscando posibles vías de escape y cuando intenté huir de nuevo, volví a caerme, aunque esta vez descubrí que no había tropezado, sino que él usó unos tentáculos de sombra para hacerme resbalar, con los cuales decidió atarme como a una morcilla para que no me moviera mientras se acercaba a mí con la intención de interrogarme. Yo le dije que si quería saber algo, hablara con mi Domitor, pero él no pareció muy contento con la respuesta y me dijo que ya había hablado contigo. ¿Es eso verdad?– Le preguntó Leonor antes de continuar su relato, pero haciéndole saber que no había creído al Lasombra en lo más mínimo.

Konrad como prometió espero paciente escuchando en un principio como ella habia encontrado a Imanu colgado junto a unos jóvenes. Apoyando una mano en su pierna para que se detuviera y para mostrar su apoyo. “Si lo deseas puedo mandar una letra para que no se los deje ahí colgados por dias. No conozco del todo lo ritos funerarios de esta ciudad pero tambien podría intentar cumplirlo para los jóvenes.” Comento el Lord en un tono respetuoso y solemne.

De nuevo tras su sugerencia se quedo callado escuchando su relato de tristeza y su encuentro con aquel hombre que no genero gesto alguno en este mas haya del neutro que tenia desde que empezaron a hablar. Aunque fue ante la confirmación de que habia usado poderes que la mano que no tenia en ella retorcio uno de los brazos de la silla.

“He hablado con Tommaso, aunque no fui interrogado de esa forma por él. Estoy seguro que hablamos del mismo hombre, que es en cierta forma un amigo con el principe ademas de un mensajero para este y demas vampiros.” Le explico mientras la miraba con un ansia que se empezaba a mostrar. “No se que tiene que hacer contigo ese hombre. Pero siento que me enterare pronto cierto?” pregunto mientras la motivaba a continuar hablando.

Leonor negó con la cabeza ante la oferta de lord Konrad con respecto a Imanu. Ella había visto como el alma de su amigo desaparecía para dirigirse a un lugar mejor, por lo que su cuerpo había quedado atrás, ajeno a las miserias de este mundo.

-Os lo agradezco en el alma, pero no es necesario puesto que él ya no está. Os ruego que no pidáis más favores por mí, al menos hasta que terminéis de escuchar mi historia. No me gustaría que estéis en deuda con alguien con quien no deseéis estarlo. – Respondió, antes de escuchar la respuesta que obtuvo sobre Tommaso y de contemplar con algo de preocupación, cómo la mano de su interlocutor se crispaba en la silla.

La joven asintió despacio ante la última pregunta de su Domitor, justo antes de continuar su relato como él deseaba. – Tal y como yo intuí, vos no le disteis permiso para interrogarme. Por esa razón me negué en rotundo a hablar con él, dejándole bastante claro que tan solo respondería ante vos… Le pedí que me dejara marchar, pero en lugar de eso dejó bastante patente su supremacía y comenzó a hacerme preguntas sobre los musulmanes y sobre mi supuesta amistad con ellos. – Le confesó, sabiendo que de nada servía guardarse aquella parte de la historia.

-En un principio nada de lo que estaba pasando tenía sentido para mí, pero él me dijo que había sido enviado allí por alguien que no quería darse a conocer y me acusó de complotar con musulmanes para causar caos. Intenté explicarle que eso no era cierto, pero continuó insistiendo volviéndose cada vez más y más duro, burlándose de mí en incluso prometiéndome un premio si me “portaba bien” y respondía a sus preguntas, como si yo fuera una simple mascotita a la que contentar con un caramelo. – Continuó, mirándole a los ojos y tratando de ordenar su relato lo mejor posible.

-Volví a pedirle que hablara contigo y que me dejara marchar, pero él afirmo que ya lo había hecho y que ahora quería conocerme. Me culpó de muchas cosas y tergiversó mis acciones cuando intervine en alguna que otra ocasión para ayudar a los demás… hasta me acusó de actuar de forma premeditada para revolver las aguas ya agitadas por la guerra que viene, no importa cuánto le dijera para desmentir sus teorías… y entonces, entonces se acercó posando sus labios en mi cuello y me susurró que le habían contado cómo me encendía con ciertos gestos. – Añadió, tras contarle con detalle todas las palabras que se habían dedicado en aquel callejón oscuro.

-No entendía nada. No sabía cómo era posible que alguien hubiera hablado de algo tan intimo sobre mí… incluso palidecí al pensar que podías haber sido tú a pesar de que nada tenía sentido. – Afirmó avergonzada, no sintiéndose nada orgullosa de aquel pensamiento fugaz que se cruzó por su mente en aquellos momentos de fragilidad - Grité pidiendo auxilio, pero nadie acudió a mi rescate, mientras él me llamaba corderita y se reía de mi situación. Yo volví a recordarle que era de tu propiedad y que dañarme no estaría bien visto entre los vuestros, pero él me dijo que yo les pertenecía a ellos y no a ti y que necesitaba que entendiera que en esta ciudad no gobernaba mi Domitor sino los Lasombra. – Continuó mirando a los ojos de lord Konrad, tratando de imaginar qué era lo que estaba pasando por la mente del Vampiro en estos momentos.

El lord asintio ante su pedido de terminar de escuchar antes de que fuera a pedir aquel favor. Aunque viste que tus primeras palabras afirmando que ya no estaba le llamaron la atención pero quedo callado.

Todo el relato de ella transcurrió tranquilo en el gesto del Lord, aunque no tanto ya que empezabas a notar que se volvia mas rigido y que aunque habia dejado de apretar su silla lo hacia con su propia mano.

La confesión de pensar que habia sido él quien habia confesado esa intimida, si le afecto mas visiblemente generando una clara molestia en él. “¿Porque haria algo como ello? Me confundes con otro tipo de hombre y no me agrada.” Le confeso sin importar que sonara algo duro.

Pero ningun gesto se compararía con su movimiento rápido para levantarse de su silla. “Basta.” Le dijo deteniendo el relato de ella. “Los lasombra no solo son unos soberbios sino que son unos irrespetuosos. Eso lo se muy bien aunque no me había pensado que podrian llegar a este extremo.” Comento moviéndose un poco en su habitación golpeando fuerte con sus pasos.

“Si pretendes que me calme y no haga nada irracional sera mejor que detengas tu relato amor. Porque si no  sinceramente no podre respetar mi promesa.” Le confeso y advirtio mirándola intensamente. Cerrando los ojos por un instante mientras parecia pensar. “Nos debemos ir. Ya esta ciudad no me parece la adecuada para que estemos.” Dijo antes de abrir sus ojos a ella.

Ante la pregunta sobre que por qué haría algo así, y su afirmación de que le confundía con otro tipo de hombre, la jovencita tan solo respondió con total sinceridad – No te confundo con otro hombre que no eres, pero en aquella situación traté de buscar todas las opciones que hubieran podido hacer que Tommaso dijera algo semejante. Siento que te haya ofendido aunque en mi defensa te diré que lo descarté en el mismo momento en que lo pensé… Aunque ahora ya no importa porque finalmente descubrí por qué me había hablado así – Dijo con cierta tristeza justo antes de obligarse a alzar la barbilla para mirarle con sorpresa, ante el grito de su Domitor y la orden que le dio para que se detuviera.

La damita permaneció en silencio contemplándole mientras Konrad se movía por aquella habitación como un animal acorralado. No obstante, cuando por fin se detuvo y cerró los ojos para decirle que debían marcharse de allí, la dama de cabellos planteados se puso de pie y se situó justo frente a él para hablarle con voz suave, a pesar de todo el horror que había tenido que vivir no hacía mucho.

-Amor mío… Si me obligas a irme de aquí sin haber encontrado a mi hermano primero o sin haber acabado con esa secta, no solo estarás faltando a tu promesa, sino que tampoco me estarás respetando – Comenzó a decir con voz pausada, pero firme y dulce – Antes de contarte nada de todo esto, te pedí que ambos pensáramos una forma de afrontar lo que estaba por venir y que me trataras como a una igual… yo… he escuchado suficiente sobre lo que el resto de Vampiros quiere de mí o sobre lo que piensan que es mejor para mí, sin que ninguno de ellos tenga para nada en cuenta mis pensamientos. Hasta ahora a nadie le han importado mis sentimientos o mi corazón, y necesito saber que tú eres diferente. Es a mí a quien han ultrajado los Lasombra y soy yo la que ha sufrido. Entiendo que no quieras oir nada más de mi historia y lo respeto, pero yo necesitaba un hombro en el que llorar… alguien a quien confiarle mi dolor sin temer en las repercusiones que pudiera conllevar y sin tener miedo de un resultado como este, puesto que ahora mismo me siento más sola y desamparada que antes y totalmente desolada ante el miedo de que me alejes de la única pista que tengo de encontrar a mi hermano Theo con vida. – Le confesó sin ocultarle sus pensamientos.

-Amor, se que estás dolido ante la afrenta recibida y que yo tan solo soy una cucaracha insignificante, pero si me dejaras terminar mi relato, o al menos contarte el desenlace, te darías cuenta de que podemos usar lo ocurrido como un arma contra ellos. Por primera vez en toda mi vida no deseo huir con el rabo entre las piernas, entre otras cosas porque esta ciudad y sus habitantes me importa lo mismo que a ti te importan tus tierras… y no querría que Tommaso y el príncipe vivieran el resto de su vida pensando que se han salido con la suya pasándote por encima.