La rubia abrió los ojos con bastante sorpresa ante las palabras y el tono usado por la huérfana. Aunque ello no le impidió levantarse de su lugar con rapidez, obligándola a acomodarse el camisón para que no se le cayera al suelo.
Contrastando con su abrupta asencion sus pasos hacia ella fueron tranquilos y calmados hasta llegar a unos pasos frente a la joven. Quedándosela mirando como si recién en ese momento estuviera pensando una respuesta para las palabras osadas de Leonor.
Mientras el silencio dominaba el encuentro de ellas, un olor cálido comenzó a invadir la naricita de la pelirroja. Era un aroma masculino que estimulaba en gran medida a la pequeña, haciendo acordar a su cuerpo de un placer que su mente no terminaba de situar. Aunque su olfato no era el único su gusto le recordaba una sensación que hasta pocos minutos había correspondido a otro hombre.
“Tienes razón, no necesitas darme una explicación.” Comento sacando cualquier tono de reproche de su voz, entendiendo que ese no era el mejor camino para ir con una adolecente rebelde. “Aunque veo que me has espiado un poco. ¿Ver eso te hizo mal?” pregunto preocupada mientras tomaba con delicadeza sus hombros.
Leonor pensó durante unos instantes que la mujer la abofetearía al verla ponerse en pie de forma tan brusca. Estaba dispuesta a permanecer quieta sin responder a la agresión, cunado la actitud de Camila cambió, y en su lugar se acercó a ella tras recolocarse en camisón. Al sentir aquel aroma que desprendía, la joven pelirroja no pudo evitar agitar la cabeza a ambos lados para tratar de hacer desaparecer aquella sensación extraña que la embargaba y que hacía que su respiración se acelerase.
-No te he espiado – Se defendió sin poder impedir que sus ojos se tornaran ligeramente vidriosos. No quería hablarle de aquella manera a la mujer que tan bien se había portado con ella, pero algo en su interior la aterraba y la atraía sin que supiera las razones para ello – Tuve una pesadilla horrible y acabé en el piso de arriba sin saber por qué. Yo… no era mi intención verte, pero necesitaba tomar el aire para aclarar mis ideas. ¿Qui... quién era ese hombre? – Preguntó preocupada alzando la mirada para analizar inconscientemente el cuello de su interlocutora y cerciorarse de que no tenía ninguna herida o sangre en su cuerpo, mientras sus manos y el labio inferior comenzaron a temblar.
Al notar los ojos vidriosos luego de su negativa tomo con fuerza sus hombros, no con la intención de dañarla sino de darle más confianza para que siguiera hablando. Cuando continuo se quedo escuchando con atención sin verse ofendida o avergonzada en ningún por las confesiones de Leonor o por su pregunta.
“Ese hombre es uno muy especial para mi, viene a visitarme de vez en cuando.” Respondio con seriedad y lentitud en sus palabras como si las fuera pensando cuidadosamente. Mientras escuchaba la joven se daba cuanta que no poseía herida alguna en su cuello o alguna parte de su cuerpo pareciendo tan perfecto como imaginabas. “Espero esto no te parezca muy incómodo al verme hacer eso, pero es algo mas natural de lo que piensas y no un pecado como lo hace ver la iglesia.” Agrego soltando sus hombros para moverse a un costado de ella y con delicadeza moverla hacia la cama.
“Creo que entiendo que fuiste a buscarme para que te ayudara a calmarte luego de tu pesadilla, aun puedo hacerlo si me dejas.” Propuso aunque con aquel olor que sentías no estabas del todo segura que ayudaría pero por mas raro que fuera no te sentias bien en echarla por eso mismo. "Podria sentarme al lado hasta que puedas dormirte tranquila." agrego poco despues de sus ultimas palabras.
Aquel agarre la pilló por sorpresa al principio, aunque muy pronto se relajó al notar que las intenciones de la mujer no eran otras que darle ánimos y que no había muestras de heridas en su piel ni ninguna gota de sangre en sus escasos ropajes.
Mientras se dejaba conducir hacia la cama, sus defensas fueron cayendo lentamente. Ya no sentía deseos de revelarse contra la persona que desprendía aquel aroma tan agradable que, de alguna manera, le infundía un sentimiento tan profundo que no era capaz de explicar y la obligaba a confiar en ella – No es eso… yo… Ahora todo me parece una tontería – se sinceró al fin – En mi pesadilla el hombre que me persiguió el día de la fiesta ya no tenía la máscara y, en un momento de mi sueño, me atacaba. Cuando subí a tu habitación yo… me pareció… que… que estabas con mi agresor… y me asusté. Su… supongo que el subconsciente puede jugarte muy malas pasadas. – Finalizó algo avergonzada por haber sido tan infantil de creer en los sueños, sin atreverse aun a darle permiso para que la ayudara a dormir.
Jajaja, pobre Leonor que aun actua como una jovencita imprudente y crédula ^_^
Sonrió pareciendo comprensiva a las palabras que decía mientras la comenzaba a depositar en su cama, luego de correr la sana para dejarla apoyada en el colchón suave de paja. Aunque la últimas palabras de tu relato pareciendo preocuparla sinceramente. “Si tu mente puede jugarte de esa manera cuando estas nerviosa.” Dijo asintiendo con sus palabras.
“Pero supongo que como volviste te diste cuenta que son la misma persona?” pregunto intrigada de nuevo tratándola como una chiquilla y apoyándola lentamente en su almohada, para luego acariciarla cariñosamente.
“Es feo encontrarse sola cuando se tiene una pesadilla…” comento pasando a su mano por el cabello de la pelirroja no abandonado su mirada de ella. “No podría imaginarme la angustia que pudiste sentir en especial al supuestamente verme con tu atacante. Lo lamento por él ya que es una buena persona, alguien incomprendido pero que seguramente estarías contenta de conocerle.” Termino diciendo dejando escapar una risita como si se acordara de un chiste privado. Aunque se puso más seria rápidamente. “Leonor me permites hacerte una pregunta bastante privada de mujer a mujer?” pregunto mientras te continuaba peinando con sus largos dedos que de poco te habían servido para relajarte con cada segundo que pasaba.
Leonor se dejó arropar al tiempo que trataba de relajarse. –No… yo. Supongo que tenía el sueño tan reciente y tan vivo en mi cabeza, que asocié el rostro de tu hombre especial con el de mi pesadilla. Así que, sin saber muy bien por qué me fui corriendo de allí… siento haberte hablado mal antes. Yo… no pretendía… por favor dime que no se ha ido de tu cama por mi culpa. – Indicó bastante preocupada de haberles arruinado la noche.
La joven huérfana trató de entender a qué se refería cuando le calificaba como “un incomprendido”. No obstante, un estremecimiento la recorrió cuando Camila le propuso conocerlo, y el temor a que siguiera teniendo el mismo rostro que el de sus pesadillas la asoló de nuevo. Haciendo acopio de valor, se centró en la última pregunta que le hizo la tabernera antes de responderle.
-Cla…claro. Pregunta lo que desees – Dijo al fin, poniéndose algo colorada sin poder evitarlo.
Cerro los ojos suspirando al escuchar sobre la confusión que se habia hecho en su cabecita Leonor y volvió a mirarla al tiempo que escuchaba come se echaba la culpa de la posible huida del hombre. Dejando escapara un pequeña carcajada la miro en intensamente a sus ojos. “Porque seria tu culpa? Por lo que me decis estuviste unos segundos y no hiciste nada para que alguno de los dos te notáramos.” Comento con calma mientras deslizaba su mano para alcanzar la de la pequeña.
“Es una pregunta tonta, porque tengo una gran seguridad de cuál es la respuesta. Pero igual quiero estar segura.” Comenzó a decir bajando su mirada al resto del cuerpo de la pelirroja. “¿Eres virgen Leonor?” pregunto aunque rápidamente volvió a hablar “No es nada malo que no seas, no te voy a juzgar pero tengo curiosidad.”
-No sé si hice ruido al salir de allí y si esa es la razón por la que estabas esperándome en mi habitación a mi regreso en lugar de dormir con el hombre al que quieres – Respondió de inmediato, justificando sus preguntas y poniéndose algo colorada ante la cantarina risa de Camila.
No obstante, permaneció junto a ella, permitiéndole aquel roce maternal, al tiempo que escuchaba con atención la pregunta que deseaba hacerle. Una vez formulada, sus colores aumentaron de intensidad, al tiempo que miraba hacia abajo antes de contestar – No… no es una pregunta tonta. Yo… he estado demasiado preocupada en evitar que supieran que era una mujer, como para preocuparme en esas cosas. Además, nunca pensé que nadie pudiera fijarse en alguien como yo. – Concluyó sintiéndose avergonzada por si su respuesta decepcionaba a la tabernera.
“Aquel hombre se retiro y planeaba hacerlo cuando termináramos lo nuestro. Asi que no te preocupes por ello.” Comento pensativa pareciendo volver a sus recuerdos y quedarse mirando a nada en especial.
Sin embargo pronto volvió con la joven encontrándola tan colorada que sacaba una sonrisa divertida de la mujer. “No me puedo creer que puedas ser tan ingenua para creer que nadie pudiera fijarte en ti.” Comento deslizando la sabana que tapaba a la huérfana. “Eres muy preciosa Leonor, tienes un cuerpo hermoso y perfecto que podría atraer a cualquier persona…” decía mientras sacaba sus caricias de la cabeza para pasarla por el cuerpo de ella, acariciando el costado hasta quedarse unos centímetros debajo de pechos de ella. “Eso sin hablar de cierta parte de tu cuerpo que parece desarrollarse en una forma que probablemente no permita que tu disfraz sea tan efectivo como cuando eras mas joven.” En ese momento levanto su mano del cuerpo de ella sin tocar en ningún momento esa parte intima de la que hablaba.
Volviendo a su rostro, sostuvo su mejilla y la obligo si fuera necesario a que la mirara. “Tu rostro es igual de precioso que tu cuerpo, en especial tus ojos que fueron los que me dejaron a mi dar con tu verdadera identidad. Son demasiado atrayentes para ser hechos para un hombre lamentablemente…” mientras hablaba se acercaba a ti pareciendo aumentar de apoco el ritmo de su respiración, mientras por tu lado pasaba algo parecido al tenerla tan cerca y enfocada a en tu persona. “Me da algo de lastima ver cómo te escondes a ti misma de lo que en verdad eres, aunque debo admitir que también me parece algo interesante verte moverte como un niño fuerte que es capaz de sobrevivir en las duras calles de esta ciudad.” Su cercanía era casi asfixiante en especial porque casi sin darte cuenta se habia subido a la cama contigo colocando por encima de tus pierna una de las de ella.
“No hay momentos en que los te confundes quién eres?” pregunto con un extraño tono que no terminabas de advinar su intensión mas haya de una genuina curiosidad por tu estado mental.
El hecho de que aquel hombre no se hubiera ido por su culpa, la tranquilizó bastante. No obstante seguía teniendo esa extraña sensación de que algo no encajaba demasiado bien en todo este asunto. Como si se estuviera perdiendo algo aunque no supiera exactamente de qué se trataba.
La sonrisa divertida de Camila la sacó de su ensimismamiento e impidió que continuara esforzándose por recordar, y las palabras que le dedicó, hicieron que volviera a ponerse a la defensiva, aunque esta vez con un poquito menos de fuerza – Hasta ahora nunca pensé que nadie pudiera fijarse en mi porque siempre he recorrido las calles disfrazada de muchacho. ¿Quién iba a querer a un huérfano desgreñado y sin nada que llevarse a la boca? Además, las telas que utilizo debajo de la camisa para ocultar mis pechos siguen siendo bastante efectivas– continuó explicando, algo inquieta por sentir aquellas manos que la acariciaban y que alzara la barbilla para mirarla directamente
– Tu eres la única que se dio cuenta de mi engaño. Ni siquiera Donna consiguió descubrir que era una mujer… Supongo que serán mis ojos, pero eso puedo arreglarlo con un poco de suciedad en la cara y poniendo algo de hollín para simular algunas ojeras – Afirmó dándose cuenta quizá demasiado tarde de que la cercanía de la rubia mujer y su respiración acelerada estaban poniéndola bastante nerviosa.
-¡Claro que no! – dijo finalmente mientras se alejaba visiblemente de ella aunque sin salir aun de la cama para no parecer demasiado ruda, pero retirando la pierna para evitar el contacto directo – Para mí es solo un método de supervivencia, pero yo sé muy bien quién soy y que me gustan los ragazzos… Por cierto ¿Conoces a un duelista que se llama Dante? ¿Sabes qué tipo de persona es?
Ante su pregunta Leonor recibió en principio unas caricias delicadas en parte para que se calmara y no estuviera tan a la defensiva. “Hay hombre y mujeres degenerados en esta y otras ciudades. Que seas pobre no lo ven como algo que insanamente genera rechazo, sino como una oportunidad ya que saben que es probable que no serán enjuiciados por cualquier daño hecho a un pobre desgreñado.” Le explico tal vez volviendo aun más deprimente su existencia en esa ciudad. “No siempre servirán pequeña, una no sabe como se desollara su cuerpo.” Insistió con calma señalándole con su mirada a sus propios senos.
“Eso sí podría servir…aunque supongo que no te veré bañarte tan seguido cuando intentes ese método.” Dijo medio en broma, acercándose de vuelta a ella aunque aprendiendo de su error no colocando su pierna encima de ella. El rotundo no la sorprendió e hizo alejar su cara un poco. “Oh, ya veo que conociste a uno. Me pregunto cuando….” Dijo aunque su mirada por fin apunto a otro lado, el techo en este caso. “Conozco a un Dante que es duelista. Tiene una buena fama en su trabajo y una habilidad que lo respalda al parecer. No lo he visto pelear pero si un instante por la calle. Es muy guapo, a pesar que dicen que ve muchas las cosas como duelos aun la seducción.” Termino describiéndolo bajando su mirada de vuelta a ella. “¿Te gusta este hombre? Me imagino que te resultara intrigante más que otro hombre de la guardia que pareces no darle importancia.” Pregunto y agrego cierta suposición que parecía referirse a Amedeo.
-Eso lo sé – contestó la jovencita algo dubitativa, siendo consciente de la suerte que había tenido hasta ahora – Afortunadamente nunca me pasó... y luego te conocí – argumentó con una sonrisa que hacía que su bonito rostro se iluminara. – Con respecto a mis dos problemas… – continuó mientras bajaba la vista hacia sus pechos con expresión de disgusto – Supongo que no siempre funcionará mi disfraz, pero espero salir del paso cuando eso ocurra – Dijo encogiéndose de hombros.
Leonor consiguió reir ante el comentario sobre su futura carencia de higiene. Un poco de polvo en su cara no haría que dejara de disfrutar del placer de un buen baño cuando lo necesitara, aunque la imagen que la tabernera le había descrito se le antojó bastante graciosa en estas circunstancias. Ante las preguntas de Camila con respecto al duelista, la joven huérfana se puso algo colorada, sobre todo cuando realizó la comparativa con Amedeo.
-Yo… no sé si me gusta. Cuando salí de aquí apresuradamente me lo encontré en las calles y se ofreció a acompañarme a casa como un caballero. Yo le dije que prefería que no supiera donde vivía, así que nos despedimos, pero me invitó a almorzar mañana y aun no sé si acudir a la cita, puesto que no se si sería peligroso y además, tan solo tengo un vestido… Realmente él fue la razón de que volviera, puesto que gracias a su conversación, pude olvidarme un poco de mi pesadilla. – Se sinceró, exponiendo sus dudas con respecto al muchacho y no sabiendo realmente como actuar si finalmente aceptaba reunirse con él al día siguiente
- Amedeo es diferente. Para empezar me conoció cuando iba vestida como un chico, por lo que me da miedo que pueda descubrir mi doble disfraz… aunque, ahora que lo mencionas, quizá sea una forma de poner a prueba lo buena que soy engañando – Finalizó más animada.
Pareció ponerse muy contenta cuando la afirmaste con un buen encuentro en tu pequeña vida. Devolviendo la sonrisa se le acercó para darle un cálido abrazo. “Tienes mucha suerte pequeña, tal vez por eso no quieres pensar tan adelante.” Comento amistosamente, aunque bien parecia haber una pequeña reprimenda en sus palabras pero su tono no lo hacia ver de esa manera.
Ante el tema del duelista Camila se le quedo mirando pensativamente, mientras la pequeña le contaba su pequeña aventura. “No voy a mentirte, el sujeto por lo que escuche no es ningún inocente pero hay pocos italianos que son asi. Aunque no he escuchado que hiciera daño a mujeres. Si lo deseas podes ir con él, ya que un vestido se puede convertir en cuatro si me das tiempo y tal vez te de la ocasion de relajarte un poco para actuar como una joven.” De nuevo se le quedo viendo con una sonrisa tranquila. “Te mereces alguna distracción por todo el buen trabajo que hiciste y lo buena que sos, sé que suena como mucho para alguien que no salio nunca con nadie pero puede ser divertido.” Dijo sonriendo divertida cerrando un poco los ojos, habia disimulado hasta ahora pero ella parecia mas cansada. "Ademas si hablamos del mismo, es un hombre con dinero y un apellido famoso en la ciudad. Giovanni." agrego dandote una gran posible revelacion del sujeto si es que se trataba del mismo.
“Tambien podrías revelarle quien eres a Amedeo…No creo que haga nada malo con ello.” sugirió riendo un poco. “Aunque puede que te trate muy diferente y tu idea suena mas emocionante.” Comento animada como la pequeña a pesar que sus ojos estuvieran cerrados.
El abrazo que Camila le dio la llenó de calidez por lo dulce que le resultaba. Ella sabía que había tenido mucha suerte al encontrarla, puesto que hasta ahora siempre se había amparado en su hermano que la había defendido de cualquier peligro, por lo que no sabía cuánto tiempo duraría en las calles ella sola sin que alguien se aprovechara de su condición y le hiciera un daño irreparable.
Pero esos pensamientos quedaron relegados a un segundo plano cuando la mujer comenzó a hablar del joven que había conocido en la plaza. ¡Vaya! Ella supuso que se trataba de un mujeriego, pero por sus ropas gastadas jamás hubiera pensado que fuera alguien muy rico a pesar de la calidad de la prenda, sino más bien un comerciante venido a más por azares del destino. Sus ánimos para que se divirtiera y su oferta de darle más vestidos hicieron que sus ojos brillaran a la luz de las velas y le dieron la confianza que necesitaba para afrontar el desafío y aceptar la cita del día siguiente… tan solo esperaba que se comportara como un caballero y que no se propasara con ella en su primer encuentro formal, y a plena luz del día.
-Por un momento pensé que Amedeo no está interesado por las chicas, puesto que hizo caso omiso a todas las insinuaciones de Donna, fingiendo que no se había dado cuenta, pero me imagino que simplemente no está interesado en ella, así que supongo que será divertido presentarme ante él y descubrir si me reconoce. Muchísimas gracias por ofrecerme vestidos nuevos. Yo te los pagaré en cuanto pueda. – finalizó dándose cuenta de que se le cerraban los ojos a causa de todas las emociones que había vivido.
Fin del Capitulo 1.4.1
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