Tras esas palabras que le genero una sonrisa divertida se marcho.
El dia paso sin muchas mas eventualidades para la joven, su tio volvió con la buena noticia que se había encargado del cadáver y que había salido tan bien que dudaba mucho que alguien piense que ese cadáver salido de esta casa. Por lo demás pregunto por algún avance de tu parte a lo que dijiste lo que hiciste o parte de ello.*
La noche empezó a mostrarse por la ventana de la habitación de ella cuando recibió varios toques por la puerta. Al parecer se trataba de una de las sirvientas que habían hablado con ella a la mañana, aunque el tema era otro diciendo que un hombre la estaba buscando en la entrada. Su nombre era Bastien.
*Me decis que le contas aunque sea en el off :P
Cuando su tío llegó, Gianna no estaba de muy buen humor pero la verdad era que su tío no tenía la culpa, así que mientras comian algo, le fue relatando lo que había acontecido aquel día.
-Conocí al obispo, tío... Es un hombre arrogante, lleno de soberbia y la verdad es que no entiendo cómo alguien cómo él representa a Dios en estas tierras... Tendríamos que mandarlo bien lejos y que se pudra en su Francia natal. Mira que decirme que me busque esposo... Por otro lado, tío, vino Leonzio Ruzzini, supongo que lo recuerdas. Tío, me dijo algo que no sé cómo tomar: estoy comprometida con él. Dime que no es verdad... ¿Tú lo sabías?
Se veia que a Gianna no le agradaba en absoluto enterarse de cosas así.
-Ya me lo dirás, ya... Aunque algo me dice que si. Ahora ve a descansar y gracias por hacerte cargo de ese asunto. Yo tengo que prepararme para mañana que tengo una cena con Leonzio y quiero estar espectacular.
Sonrió, le dio sendos besos a su tío y se marchó a tomar un largo baño con sales aromáticas y beber una buena copa de vino pero estaba en ello cuando le avisaron que Bastien le buscaba.
-Hacedlo pasar al salón pequeño, iré enseguida. Ofrecedle una copa de vino.
Gianna salió y una doncella la ayudó a secar su cuerpo desnudo, luego la ayudo a vestirse, la verdad es que era tarde para ponerse de punta en blanco. Así que se puso un albornoz negro y tan fino que casi parecía un vestido pero evitó el corsé y todas las demás cosas estorbosas, le causaba algo la visita de Bastien pero no sabía el qué. La doncella le secó el cabello y se lo levantó coquetamente por encima de la nuca, luego le ordenó que se marchara y se perfumó haciendo esperar bastante a Bastien pero se lo merecía.
Finalmente se dirigió al salón, algo muy reservado y donde por la mañana había estado con Leonzio. Su aroma se extendió por la estancia mientras veía a Bastien de pies a cabeza.
-Soldado.
Saludó con seriedad, no se le olvidaba que se había marchado sin decir adiós.
Su tio la escucho con calma, dándole la razón respecto al obispo ya que a pesar de sus métodos estrictos su tio siempre la apoyaría a ella en una discusión con alguien fuera de la familia. Pero su complaciencia no duro en especial cuando Gianna menciono a Leonzio y luego la propuesta de matrimonio que lo hizo abrir los ojos sorprendido.
Aunque su sorpresa era mas por ser atrapado tras ocultar algo, porque aunque tardo su tiempo termino afirmando con la cabeza dándole de nuevo la razón a ella pero esta vez respecto a sus sospechas. Su actitud solo mejor cuando recibió un beso de ella quedándose apenado por no decirle, algo que luego dijo pero no insistió dejando a la joven con su baño.
Cuando la noble apareció vestida y peinada de esa manera, el francés había llevado un par de veces el vino a su boca aunque la tercera vez no pudo lograrlo ya que se le quedo mirando. Una media sonrisa se mostro en su rostro mientras dejaba la copa de lado para acercarse.
Su modo de acercarse había sido algo rápido, pero igual la única palabra de Gianna logro detenerlo en seco. Borrando la sonrisa de su rostro se puso firme y se inclino levemente. “Mi signora, lamento hacerla esperar.” Dijo el francés sin parecer en ningún momento una broma de su parte.
Este venia vestido con un traje azul oscuro con una acabado mas humilde que las ropas de ella, pero que con las pequeñas capas que llevaba trataba de disimular. Su pelo seguía siendo algo que no terminaba de controlar terminando un par de mechones trepándole un poco del rostro. Mientras sus ojos azules parecían atentos a ella aunque también arrepentidos por algo claro. “Mi diosa, te ruego que me disculpes por lo que te hice esta mañana. Prometo que fue algo necesario, no algo que hice para herirte ya que si asi fuera no me verias aca arrodillándome.” Decia al mismo tiempo que se ponía en una de sus rodillas en un gesto clásico de los caballeros apunto de ser ungidos.
Estaba guapísimo, tanto qué se preguntó a sí misma si realmente era capaz de seguir molesta con él. En realidad no era tanto el hecho de que se hubiera ido pues le había dejado una nota, sino el hecho de haber tenido que buscarlo por toda la ciudad, teniendo que ir a parar con el obispo. Lo observó arrodillarse y la fría pared de Gianna de derrumbó.
-Sólo has de arrodillarte para una cosa, Bastien.
Estiró la mano y lo invitó a levantarse.
-Tuve un mal día, fui a ver al obispo... Hubo una muerte anoche en mi casa y necesitaba información...
Acercó sus labios a los de Bastien y lo besó como si fueran amantes que no se veían hacia siglos. Su lengua se enredó en la de él, las manos de la veneciana recorrieron su espalda y se apretó contra él, Gianna olía a rosas o algo así.
-Y me apareció un prometido... Al parecer mi padre hizo ese trato sin decírmelo y yo... Bueno, cenaré con él mañana.
Lo sujetó del pecho cerrando sus puños en su ropa. No quería que se apartara de ella, era suyo y eso no estaba en tela de duda.
-¡No vuelvas a irte así, Bastien! Eres mío, ¿lo has olvidado?
Tenía que encontrar la manera de seguir con él fuera como fuera.
El caballero tomo su mano, aunque no la uso como soporte para levantarse, mientras la observaba a los ojos esperando las palabras dulces de ella. Por eso tal vez fue que su cara recibió un cambio abrupto por las cosas que le comentaba.
“¿Una muerte aquí? Acaso de un conocido tuyo?” pregunto preocupado por lo que escuchaba. “Que información necesi…?” empezó a preguntar pero el beso de ella lo detuvo en seco. Aunque en ningún momento la alejo sino que la abrazo con sus fuertes brazos y jugueteo con ella en el interior de sus bocas.
Cuando por fin ella lo libero de ese dulce encantamiento para darle una noticia mas el caballero parecio ponerse mas serio. Pero de nuevo adelantándose a sus palabras ella volvió a adelantarse con un gesto que respondia la pregunta que había estado en ese momento en su cabeza. “No me ire diosa mia, pero que haremos ahora?” pregunto en un susurro tranquilo que iba directo al oído de ella aprovechando la cercanía.
Gianna se quedó en silencio durante algunos instantes, sopesando lo que pasaría o lo que harían, su mente trabajaba a mil por hora.
-No sé, Bastien. No la conocía, no conozco a muchas de las personas que vienen a mis fiestas... Pero dice que la vieron hablando con un hombre, uno que parecía ese amigo que me comentaste. No digo que haya sido él pero tal vez podría ayudarnos a esclarecer esto pues no puedo permitirme muertes así. Ya mi tío se ha encargado de esconder esto pero...
Lo besó de nuevo, sus labios eran irresistibles pero tenían que arreglar cosas y cuánto antes mejor.
-Mañana cenaré con él, le he hablado un poco de mi vida pero parece no importarle... No sé qué hacer, Bastien. No estoy lista para ser mujer de nadie.
En realidad no estaba lista para un solo hombre pero decir eso era un golpe fuerte. Acarició el pecho de Bastien con suavidad y le quito la capa. Luego le tomó la mano y lo llevó a sentarse cerca del fuego, tenía frío. Se sentó en sus piernas y se colgó de su cuello para luego besarlo.
-¿Se te ocurre algo?
La mente de Bastien seguramente estaba pensando mucho también, pero a diferencia de Gianna hablaba menos para que fuera ella la que decidiera en esto. Aunque no restringía un comentario.
“¿Como que se parecía a mi amigo? No entiendo no me acuerdo haberte dejado una descripción de él.” Comento viéndose confundido y algo indignado ante esa sospecha de su compañero. Para lo demás no contesto por el momento esperando a que le contestara ella.
Tras el beso escucho los planes con su prometido y su indecisión. Se dejo guiar hasta el fuego y se santo primero para que se le sentara encima y la comenzara a besar. “Si no lo quieres podrías buscar una forma de deshacerte de él, sin que esto te afectara negativamente. Aunque también podrías decirle que no.” Respondió acariciándole el cabello con cariño sintiendo una pasión por ella. “No quiero que nos separe y no lo hara si vos deseas continuar pase lo que pase con ese hombre.”
Ella se detuvo de besarle cuando le preguntó por su amigo*.
-Perdón, Bastien, tienes razón... En realidad sólo me dijeron que tenía un acento diferente y por eso intuí. Lo siento, olvídalo.
Lo miró a los ojos mientras acariciaba su cabello y ella se relajaba poco a poco.
-Tú... ¿Seguirías conmigo aún si me caso con otro hombre?
Ella no quería eso, si, era verdad que podía tener más de un amante y que a nadie le juraba fidelidad pero era muy distinto casarse y hacer lo que venía haciendo. Negó con la cabeza y suspiró.
-Tengo que darle una oportunidad de hablarlo, de decirme qué piensa, de probarlo..., luego decidiré y supongo que elegiré lo mejor para mí.
Entonces lo miró a los ojos.
-¿A qué has venido, Bastien?
Daba por sentado que a verla pero algo le decía que había algo que no le estaba diciendo.
Nego con la cabeza. “No puedo olvidarlo asi no mas. No estoy enojado por este error, pero quiero tenerte dudando de un amigo mio o de mi, Gianna.” Le comento ignorando el final que proponía ella para el tema. “Dime que te han dicho Gianna, quiero ayudarte es en parte mi deber de caballero.” Agrego sonriendo con galantería al nombrar su profesión.
Asintio aun acariciando su cabello y pasando a su espalda. “Seguire contigo Gianna, tu eres alguien muy especial y no quiero perderte, sin importar lo votos que finalmente tengas que realizar.” Respondio casi en un juramento volviéndola besar en los labios dejando que que la pasión de ambos se liberara un poco antes de continuar.
Suspiro pero claramente termino aceptando la decisión de ella. “Es tu decisión Gianna, espero que tu charla con él no sea una tortura porque asi parece por como lo dejas ver. De cualquier forma sé que elegirás bien.”
Entonces llego una pregunta que parecio causarle algo de gracia al caballero. “He venido a verte…” respondio rápido y de la forma que ella pensaba. “Vine también a pedirte perdón y ya lo hice. Lo que me faltaría ahora es invitarte a salir afuera, aunque sea enmascarados por si te haz vuelto mas timida que la ultimas que estuve aquí.”
Ella lo miró fijamente, cuando no estaba besándolo le gusta a perderse en esos ojos hermosos.
-No dudo de ti, ni de tu amigo... En realidad no me importa qué haya pasado, sólo no me gustaría que nos fiestas se vieran empañadas por algo como esto. Perdóname, no era mi intención molestarte, ni a ti, no a ti amigo.
Le gustaba sentarse en sus piernas, sentir sus caricias, para que negar algo que era evidente.
-Dijeron que la joven mujer estaba con un hombre de acento francés, por eso hice la deducción.
Volvió a besarlo no quería dudar de él. Ni quería dudar de su amigo si eso lo incomodaba. Se dio cuenta que pensaba más en él que en cualquier otra persona.
-Quiero hacer mis votos con vos antes que con cualquiera porque me perteneces y te pertenezco, aunque me case con otro.
Gianna acarició su pecho y volvió a besar su cuello, su nuez de Adán, hasta que volvió a sus ojos.
-Yo... Me pesa porque es un amigo, alguien con quien crecí y ni sabía que estaba comprometida con él, por eso me pesaría romperle el corazón.
Dejó de hablar de Leonzio por un instante y luego volvió a él.
-Llévame a donde quieras, antifaces tengo muchos pero no me avergüenza nada si estoy contigo, ¿no te lo he demostrado anoche y con creces?
Se removió encima de él provocándolo, incitándolo y volviéndolo a besar, esta vez con lujuria desmedida.
Nego con la cabeza. “No, yo soy quien se tiene que disculpar, tenes toda la razón para estar nerviosa y alerta con nosotros. Lo que paso en tu fiesta es algo muy desagradable que espero por dios que no se repita nunca mas.” Comento el hombre que la abrazaba con fuerza aunque su mirada cambiaba un poco con ella.
“¿Quieres hacer votos conmigo? Un simple caballero extranjero?” pregunto sorprendido casi de la misma forma que ella con Leonzio, también como ella lo pensó una broma de su parte por unos segundos. “No sé si estoy hecho para el matrimonio Gianna, además como dices ya nos pertenecemos el uno al otro.” Dijo devolviéndole un beso en la mejilla tras el beso de ella.
No pudo evitar sonreir con picardía ante el orgullo de la mujer, un orgullo no tan común aun en Venecia. De nuevo se dejo besar pero sus manos fueron a internarse entre las telas de ella tocándola en lugares que ya había hecho antes pero que nunca se cansaría. “Tienes toda la razón, pero igualmente deberías vestirte con algo mas. No vaya a ser que alguien nos moleste por verse atraído por tu figura divina al aire libre.” Le respondio por si la facilidad en que las manos de él llegaron a sus pechos y parte mas privada no le hicieran dar cuenta de su actual vestuario.
“Si quieres te acompaño a cambiarte, aunque siento que nos retrasaríamos si voy.” Concluyo dándole un guiño atrevido, pero sin levantarse de su asiento.
Entendía muy bien la sensación de Bastien ante lo propuesto y por tanto no dijo más, no tenía sentido alguno, además pronto se dio cuenta de cómo estaba vestida al sentir las manos de él deslizándose bajo el albornoz y encontrando sus pechos desnudos, no sólo eso sino algo más. Su sangre comenzó a hervir de inmediato, era como si tuviera una especie de poder sobre ella que con sólo tocarla se encendía. Lo dejó tocarla mientras lo besaba y recordaba lo de la noche anterior con claridad.
-Tienes razón, me encontraste aún en el baño... Debí hacerte pasar allá-ella misma tomó su mano y la llevó más abajo.-Pero mira lo que provocas, deberías sentir vergüenza...-sonrió y apartó sus manos con lentitud y con mucho pesar.-Espera aquí, ya vengo.
Se levantó pesadamente no sin antes darle un beso largo y se marchó a cambiarse, era verdad, si lo llevaba con ella no saldrían y aunque esa idea también le gustaba, tenía mucha curiosidad por saber qué se le había ocurrido a Bastien. Gianna tardó un buen rato en volver pero cuando lo hizo, venía envuelta en un precioso vestido rojo y negro que resaltaba su belleza.
-Ya estoy lista.
Aguardó para que él viniera a ella y pudieran marcharse.
“¿Vergüenza? ni que fuera un santo” Bromeo el francés que paso la mano por ahí sin una pisca de pudor. Tras recibir el largo beso, la dejo irse a cambiarse. “Por ese beso te esperare aqui cuanto quieras.” Le dijo en despedida con una gran sonrisa.
Cuando volvió se lo encontró en la habitación, mirando por la ventana antes de darse cuenta que ella había vuelto. “Estas hermosa…” dijo yendo a su encuentro. “Aunque no me imagino ninguna forma que no lo estes.” Concluso en susurro en su oído.
Tras ello le ofrecio un brazo para empezar su salida por la ciudad. La casa de la familia Scarpati no estaba muy lejos del centro como otras mansiones nobles. Por lo que el andar estuvo acompañado por otros transeúntes que se encontraban en sus labores de la noche, dándole solo de vez en cuando una mirada a la pareja que ellos formaban. El recorrido que hicieron fueron por las que podrían llamarse las calles principales de la ciudad, caminado por los puentes mejor hechos de esta ciudad. Su destino no termino de hacerse claro hasta que ella noto los varios carros de mercancías.
Se encontraban a una de las plazas grandes de Venecia, en una utilizada generalmente por los comerciantes que venían de varios lugares del mundo conocido. Una cosa a destacar era que los comerciantes continuaban vendiendo bien a pesar de la hora, algo que sin duda se debía al comportamiento extraño en las ciudades estados italianas comparado a otras ciudades de la época.
“En verdad no he recorrido toda Venecia, pero vi este lugar y me puse a pensar en comprarte algún obsequio. Aunque luego pensé que podría regalarle a una dama que lo tiene todo…por lo que pensé que lo mejor era traerte para que me lo digieras.” Conto con normalidad dejándola ver que la tenia en su mente al traerla a este lugar que ella ya había visitado unas cuantas veces.
jajaja Ustedes con Leonor no van con poco :D
La imagen imaginatela de noche :)
Le gustaba sentirse admirada, deseada, hermosa y con Bastien tenía eso de sobra. Mientras recorrían la ciudad se iba dando cuenta de hacia dónde iban, había estado allí cientos de veces con su padre pero nunca con un amante porque pocos se ponían a pensar en ella realmente y no los culpaba, finalmente eran lo que eran. Sintió una especie de tristeza al respecto, también un cierto enojo aunque no sabía muy bien por qué. Se mantuvo en silencio por más que intentaba decir algo, fue mirando por todos lados, había un sitio allí en la que le gustaba comprar y siempre salía con muchas cosas pero se detuvo en un rincón, apartada de las miradas, lo detuvo a él tomándolo del brazo.
-No tenéis que hacerme un regalo... No estoy con vos por esto.
Se sentía mareada, se dio cuenta que desde el momento que él le dijo que no se casaría con ella, la había contrariado y ahora sumaba cosas que eran como un recordatorio de que estaría con ella como los demás. Después de unos segundos que parecieron una eternidad, Gianna pareció recomponerse, él haría lo mismo que los demás, intentar cubrir la falta de amor con regalos.
-Pero si lo que deseáis es gastar vuestra plata en mí, conozco un sitio.
Salió de entre las sombras, se colgó de su brazo y lo llevó hasta un pequeño local, alejado de todo pero el mejor y con precios altos donde la reconocerían enseguida pues solía comprar no sólo las mejores telas, sino perfumes finos traídos a lugares lejanos.
-Quizas necesito un buen perfume para recibir a Leonzio.
Sonreía, no parecía enojada pero su cinismo la delataba. Además, sus ojos aunque sonreía, se veían vidriosos, como si estuviera a punto de llorar.
El caballero tardo en notar como se encontraba ella, como se expresaba su cuerpo con una incomodidad que el caballero no terminaba de entender su origen. Sin embargo siguió dejándose guiar por ella ente lugar que conocía mejor que él. Pero fue cuando llegaron a la perfumería y cuando nombro a Leonzio que el hombre no pudo evitar dejar este paseo a un costado.
Olvidándose la tienda la llevo hacia uno de los rincones oscuros lejos de la gente para una charla privada. “¿Que te pasa? Porque lloras diosa mia? Es acaso algo que hice?” comenzó llevarla de pregunta y dejando ver lo preocupado que sentía con lo que pasaba ahora con ella.
“Si te ofendi de alguna manera por favor dimelo Gianna, que no soporto verte de esta forma.”
Gianna se sintió entre la espada y supo enseguida que no podía hacerle eso a Bastien, negó con la cabeza, no había llegado a llorar pero si estaba a punto. Respiró profundo antes de comenzar a hablar para poder escoger las palabras correctas.
-Bastien, durante toda mi vida adulta he tenido amantes que me han dado regalos, regalos para evitar sentirse culpables por no amarme y ha estado bien para mí porque yo tampoco he sentido nada por ellos...
Esperaba que él la entendiera y no pensara que era un capricho o que estaba presionándolo de alguna manera. Acarició su mejilla y negó con la cabeza.
-No es tu culpa, soy yo que creí que podías sentir por mí algo más pero no te pido nada.
Le dio un beso largo, apasionado, lleno de lujuria en ese momento.
-Olvida que te he dicho eso. Quiero ir a casa, es lo mejor.
Prefería seguir pensando que tenían algo.
Bastien se quedo escuchando su cara parecía volverse mas seria incluso evadiendo la mirada de ella negándole los ojos azules que a ella tanto le encantaban. “Bien, si es lo que deseas volveremos a tu casa.” Comento el hombre luego no responder a aquel beso que termino rápidamente.
De nuevo le ofrecio el brazo para que empezaran en camino de regreso. “Yo siento algo por vos Gianna, pero no puedo ofrecerte un matrimonio porque eso no va conmigo y esperaba que vos fueras como yo en ello. Pero tal vez me equivoque.” Comento con desilusión estando aun ligado a ella, dispuesto a cumplir con su seguridad aunque se encontraban apartados sentimentalmente en este momento.
“No puedo olvidar lo que me dijiste, pero no te preocupes no me volveras a ver cuando termine el dia. Mucha suerte en tu vida de casada, espero ese hombre te merezca y te trate bien.” Le deseo sin demasiado convencimiento en sus palabras, ni en una parte ni en la otra. Ella podía intuir que volveria pero ahora se encontraba lastimado y con un claro deseo de apartarse un poco de todo esto.
Por eso el viaje a casa fue callado, un final que seguramente ella no imaginaba para esa velada pero seria el cual debería tener que tendría que soportar esa noche acortada solo por un malentendido entre ellos. Dejandola con una cama vacia esa noche.
Lindo lugar para terminar tu primer escena. :)