Partida Rol por web

El sacerdote sonrio pero sin dudarlo termino negando con su cabeza a la propuesta de Leonor. “Le agradezco y también lo hago a Vincenzo, pero ambos deben saber que con quien realmente quiero hablar en con Gianna. Lo mismo pasa con la iglesia, que aprecia las visitas de los amigos y sirviente de Lady Scarpiti pero no los siente como un buen sustituto de la noble.” Respondio de nuevo negando con la cabeza y yendo hacia la salida.

Lady Hypatia al menos parecio pensárselo un poco la propuesta de Leonor mirando a su alrededor a las personas que quedaban antes de decidir levantarse. “Te acompañare, solo para asegurarme que Elio se encuentre bien y se escuchado. Aunque no me imagino como mi presencia alegraría a esa mujer que nos ha abandonado sin pensarlo dos veces y con la cual no pretendo disculparme.” Comento siguiéndola al pasillo no con su mejor animo en su rostro pero avanzando decididamente.

Siguiendo adelante se encontraron con Bastien que escucho a Leonor, pero sin darle una respuesta definitiva les pidió que esperaran ahí. Con algo de prisa pero sin correr fue a encontrar a Gianna y explicarle la propuesta de la pelirroja, de nuevo paciente escucho y volvió con una orden clara.

“Tendre que negar el paso hacia Lady Gianna, ella no desea ver a nadie de ustedes ahora mismo. Ahora mismo desea estar sola y eso va para todos los presentes.” Dijo observando no solo a las mujeres sino al joven Elio que se veía triste, observando de costado a señora.

“De cualquier forma pueden explorar la mansión. Si desean un lugar en especial para continuar su reunión puedo guiarlas a este.” Dijo inclinándose con respeto. “Aunque pronto debo volver con mi señora.” Acoto para acelerar un poco la decisión de ambas.

De nuevo parecio quedar en Leonor decidir que hacer. Elio se encontraba ahí parado impedido por los guardias a seguir avanzando aunque sin retroceder a donde ahora se encontraba Konrad y el tio de Gianna. Hypatia se encontraba mirando con curiosidad a Leonor pareciendo incitarla a que tome una decisión. Los otros hombres aunque no menos importantes esperaban en la sala, para ver que pasaba.

Leonor suspiró ante la respuesta del sacerdote, el cual había demostrado ser tan soberbio como casi todos los miembros de la iglesia con los que se había topado. Entonces pensó en el pobre Padre Vico… ¿Por qué el Altísimo tenía que llevarse a los mejores? Era algo que nunca comprenderías, pero prefirió no decir lo que pensaba de su mala educación al tiempo que le respondía con voz calmada – Como gustéis, padre. No obstante, permitidme que os corrija un pequeño detalle: Todo el que se ha ofrecido a dialogar con vos esta noche es alguien en quien Gianna ha depositado su absoluta confianza, y aunque no pretendemos ser sustitutos de la Lady Scarpati, ninguno de nosotros es un sirviente. Me alegra poder ser yo la que os saque de este pequeño error.

Dicho esto, y cuando Karsten por fin se fue de allí, la jovencita agradeció con la mirada que Hypatia accediera a acompañarla, y esperó a que Bastien consiguiera una audiencia para ella y Lady Soiledis. La respuesta que obtuvo del guerrero la llenó de una profunda tristeza, no obstante, el ofrecimiento de explorar la mansión hizo que los ojos de Leonor se iluminaran, puesto que sí que había un lugar al que deseaba llevar a la griega.

-Bastien, No es necesario que nos acompañes ya que Gianna te necesita. Además, ya conozco esta mansión lo suficiente como para no perderme. Tan solo dile que la quiero. – Le respondió poniéndole una mano en el hombro para animarle un poco justo antes de volverse ante los presentes.

-Lord Vincenzo, si lo deseáis podéis retiraros a realizar ese papeleo eclesiástico que de seguro ha de venir. – Afirmó, sabiendo que el pobre anciano estaba deseando ocuparse de aquellos asuntos importantes - Konrad, ¿Os importaría hacerle compañía a Elio mientras le muestro a Lady Hypatia una de las zonas hermosas de Venecia que le sugerí en nuestra conversación? Estoy segura de que le encantará y no llevará demasiado tiempo – Finalizó mirando a ambos con cierto brillito en los ojos, deseando poder terminar esa interesante con Hypatia, pero más aún, esperando que Konrad pudiera adentrarse en la memoria de su querido Theo y descubrir qué era lo que le había sucedido.

“Espera un poco Ser…“ dijo la griega antes que el hombre se terminara de despedir de ellas y Leonor iba con los otros hombres. “Podria hablarle un momento en privado.” Le pidió. Bastien se la quedo mirando por un rato, aunque al final nego la invitación de la mujer marchandose.

La Griega parecio confundida ante la decision del hombre, quedando algo aturdida. Aunque la presencia de Elio junto a ella y un toque reconfortador la volvio rapidamente al mundo. “No te preocupes Elio, ya tendras otro momento para disculparte. Lo que es una lastima porque me siento algo mal que termine deprimida en su casa.” Comento la noble que volvió con Leonor.

Vincenzo se fue hacia su estudio con una cara de pesadez clara no muy contento por como habia resultado todo. Mientras Konrad se acercaba al grupo fingiendo una sonrisa, aunque se lo veia algo serio. “Leonor, tengo una mejor idea que te parece si llevamos a Lord Konrad y Elio con nosotras a ver ese lugar. Yo creo que igual ella prefiere no tener mas a sus invitados aqui.” Le ofrecio la noble.

"Tenemos que hablar...." le susurro Konrad a Leonor esta vez siendo èl quien pedia algo de privacidad. De nuevo sonriendo a ambos invitados. "Si nos disculpan me gustaria saber bien sobre el lugar que quiere ir mi Lady antes que partamos." dio como excusa aunque la verdad no terminaba de ser creible.

Leonor esperó a que Bastien decidiera qué era lo que deseaba hacer ante el pedido de Hypatia hasta que prefirió marcharse negando su invitación. Parecía que el hombre de confianza de Lady Gianna era de moral férrea y eso impresionó a la damita, la cual también admiró que lady Soiledis se sintiera mal porque su amiga terminara deprimida en su propia casa.

Una vez que Vincenzo se retiró e Hypatia le propuso su nueva idea, la joven pelirroja se ruborizó un poco al darse cuenta de que la griega había confundido su sugerencia – Bueno… existe un lugar extremadamente hermoso en la ciudad donde deseaba llevaros, aunque al estar ahora mismo en la mansión Scarpati, pensé que quizá también deseabais ver uno de sus bellos aposentos mientras que el humor de Gianna cambiaba… Aunque si deseáis que nos vayamos lo entenderé.

Estaba esperando su respuesta cuando Konrad llamó su atención haciendo que le mirara confundida. No obstante, haciendo acopio de su educación, accedió haciendo una reverencia – Tan solo será un momento milady, os lo prometo.

 “Oh...habia creido que en esta noche tan bonita que me invitabas afuera para conocer tu ciudad que tanto quieres.” comento dandose cuenta tambien de su propio error. “Aunque si tienes el permiso de lady Gianna para mostrarme la casa entonces seguir tus pasos a donde me lleven.” dijo para tras unos segundos asentir al pedido de ambos por un tiempo aparte mientras ella se acercaba a Elio.

Cuando estuvieron lo suficiente separados Konrad se planto frente a ella dominándola con su gran tamaño y una mirada algo fria. “Estas segura que es tu hermano? Porque en el tiempo que he estado sentado junto a él, lo examine minuciosamente y no he encontrado ningun control mental en él. No he podido hablar con él estando el chico mas interesado en tu amiga, aunque vos si amor mio. Acaso lo haz visto dudar?” pregunto el hombre fijando en la respuesta que le diera ella.

La jovencita se alegró de que lady Hypatia quisiera acompañarla igualmente a pesar del contratiempo. Esperaba que la relación con ella no se hubiera estropeado por un malentendido y deseaba de todo corazón que esa mujer terminara siendo amiga de los Scarpati.

Cuando Konrad la llevó aparte y le explicó que su hermano no parecía estar siendo dominado, Leonor arrugó la nariz por unos segundos. – Le vi dudar unos instantes, cuando le mencioné una de mis pesadillas,pero no estoy segura ¿Crees que está fingiendo que no me conoce porque no desea verme más? – Le preguntó algo triste después de meditarlo un poco.

-Te agradezco mucho lo que estás haciendo por mí y me encantaría que te aseguraras. Quizá se golpeó la cabeza y ha perdido la memoria… Realmente no lo sé, pero me extraña que me abandonara dejándome sola en las calles. – Finalizó esperando que él le respondiera antes de volver con Hypatia.

No escuchò màs ruidos por lo que supuso que Bastien habìa cumplido con la tarea que le habìa encomendado. Por si acaso no se quedò en su habitaciòn, la cruzò y saliò al balcòn donde habìa una reposera y se estaba a cubierto, desde ahì podìa ver la ciudad que tanto amaba y que quizàs la que màs daño le hacìa o estaba por hacerle. Le habìan arrebatado a Cirino, a Leonzio, quizàs iba a casarse con alguien con quièn lo pasaba muy bien en la cama pero a quien no amaba y luego estaba el mèdico pero entre otras cosas, se descubrìa pensando en el pequeño hermano de su amiga. ¿La Iglesia? Le daba màs o menos lo mismo porque sabìa que su tìo era muy bueno para encargarse de las cosas que ponìan en entredicho el apellido, ya lo habìa demostrado bien llevàndose a Cirino lejos. Y entonces volvìa a pensar en Elio, tal vez porque pensaba que era el hermano de su mejor amiga era que aùn se contenìa un poco de llevàrselo a la cama o tal vez sòlo era que no querìa otra relaciòn vacìa por decirlo de algùn modo.

-Necesito un poco de aire...-pensò.

Se levantò y buscò un abrigo con capucha, un pequeño bolso con monedas que escondiò muy bien entre sus ropas por debajo de la cintura y saliò pero no por la entrada principal, por la cocina, como una sombra. La cocinera la vio, estaba segura que era ella porue la habìa visto cientos de veces y ademàs, la conocìa desde niña pero no dijo nada. La señorita tenìa la fama de hacer lo que le venìa en gana, algo le habrìan hecho sus invitados para no querer estar con ellos. Estaba claro que no era una buena idea que fuera sola a ningùn lado pero tambièn estaba claro que Gianna conocìa a la perfecciòn aquella ciudad, no caminò mucho, al poco de salir de casa volviò y fue a la zona donde estaban sus propias gondolas para que en una de ellas la llevaran al teatro.

-Pronto, no debemos demorarnos.

Ordenò y fue al ùnico sitio donde gracias a su primo, era una màs.

“Piensas que cualquier otro habria actuado de forma diferente ante tu sueño?” pregunto sabiendo de sus pesadillas aunque no de la que le conto a Elio. Por eso el vampiro solo podia imaginar las reacciones de este. “No lo creo. No me imagino porque haria eso a menos que temiera por ti. Pero entonces porque no aprovecho el momento que tuvieron a solas para decirte su temor.” comento el vampiro con algo de seguridad mirando de costado al supuesto hermano de ella.

Apoyo su mano en el hombre de la joven en forma de apoyo. “No es algo que debes agradecer, es un placer ayudarte. Igual no sabria como deseas que me asegure sobre el golpe, pero ire pensando en algo por el momento trata de seguir llevandote bien con ella.” dijo dandole un gesto con su mano para que continuaran esa extraña cena.

-No lo sé, posiblemente otro habría actuado diferente – Le respondió sin estar segura de nada, pero queriendo encontrar una explicación a todo esto. – Quizá no quiere que me vea envuelta en el mundo de las criaturas de la noche y por esa razón no me confirma que es Theo… O quizá Lady Hypatia está metida en algún problema grave y mi hermano no desea que me ocurra nada malo – Continuó, sin atreverse a hablarle aun sobre los hombres del orfanato que les perseguían, ni sobre Luca Vestini o Selena Mondavi.

Cuando Konrad la reconfortó diciéndole que trataría de averiguar si estaba siendo dominado de alguna forma o si había perdido la memoria, la jovencita sonrió agradecida justo antes de responder – Lo cierto es que no estoy intentando llevarme bien con lady Soiledis. Yo… no esperaba que ocurriera, pero la dama realmente me parece alguien extremadamente interesante y digno de conocer. Su compañía es muy grata y ojalá nunca lleguemos a ser enemigos… Eso también va por vos. – Se sinceró dedicándole una bonita sonrisa y dándole un beso en la mejilla, justo antes de separarse de él para volver con ella y ofrecerle el brazo para conducirla por los corredores de la mansión Scarpati.

Los pasos de ambas mujeres resonaron en las estancias mientras avanzaban por el pulido mármol adornado con delicados muebles de exquisita madera y magníficos espejos. Tras subir a la primera planta y recorrer el ala oeste de la mansión, Leonor suspiró profundamente antes de empujar el par de puertas dobles que las conducirían hacia el balneario más espectacular que jamás había presenciado. La damita no había estado en muchos lugares similares como para poder compararlos, pero las vistas de éste habían sido cuidadosamente escogidas, plasmando la quietud de los canales en contraste con las luces y la música provenientes de una de las plazas más hermosas de Venecia, siempre plagada de artistas ambulantes y hombres de bien.

Resultaba increíble como el arquitecto de la familia Scarpati había escogido aquel lugar de tal forma que era imposible ver o escuchar nada desde fuera de la mansión, mientras que los residentes podían disfrutar de un primer plano de la música y los bailes, así como de las artesanales góndolas en contraste con los capiteles de los esculpidos palacetes y el reflejo de la luna en las claras aguas de los canales. Pero el resultado era simplemente espectacular, combinando la sencillez con la opulencia y transformándola en pura armonía.

-Y bien mi Lady, ¿Qué os parece? A pesar de no ser el lugar que deseaba enseñaros, este es uno de mis sitios especiales. Espero que cumpla vuestras expectativas y si lo deseáis podemos relajarnos tomando un baño mientras nos deleitamos con canciones originales y admiramos el brillo de la luna llena – Le dijo con una sonrisa, bastante convencida de que Hypatia pensaba igual que ella a pesar de lo poco que la conocía.

 Konrad se queda pensando en tus palabras. “Todas esas pueden ser buenas opciones aunque sin preguntárselo no sabríamos si finge o es por otra razón. El problema que increparlo directamente tal vez no sea la mejor solución con su dama estando tan cerca y tal vez con la capacidad de callarlo con un simple gesto.” le devolvio Konrad.

Aunque una clara sorpresa salio del rostro de Konrad al escuchar sus demas palabras sobre la griega. “Me parecia verte charlar muy alegremente con ella a pesar de sus tonos toscos. La verdad no comprendo bien como se han llevado bien, cuando esta no tardo en discutir conmigo...” comento negando con la cabeza antes de recibir ese beso en su mejilla que que lo puso de mejor humor. “No veo porque tendriamos que ser enemigos.” respondio al final dejandole ir pero quedandose observándola mientras se movia con naturalidad por la mansión de su amiga.

Tras el recorrido por la mansion de Gianna los cuatro llegaron hasta donde Leonor queria, por un momento parecia que los hombres no las seguirían pero la griega termino insistiendo que estos no se tendrían que quedar aburriéndose y deberían venir con ellas. Por eso fueron cuatro los que admiraron el sorprendente balneario de la familia Scarpati.

“Es hermoso Leonor, sin duda la familia Scarpati ha sabido utilizar sus recursos de la mejor forma.” comento mirando asombrada el lugar, no tardando en acercarse a la orilla e introducir para tocar las aguas con una de sus manos. “Tomar un baño?” pregunto sonriendo aunque su mirada no iba a Leonor sino a Elio y a Konrad. Levantandose se acerco a la pequeña y la abrazo por detras cubriandola de sus brazos, en si podria parecer un gesto amistoso pero la joven era movida y apartada de los demas para hablar en algo de secreto con la griega.

“Deseas que nos despidamos de los hombres? O ellos entraran con nosotros? Porque supongo que no planeaste su compañía pero yo la verdad no tendria problema en que se quedaran pero supongo que tendras una queja de ello.” le susurro a la chica queriendo ver sus opiniones.

Mientras los hombres se encontraban admirando el lugar, aunque ambos sabian bien que ellas se encontraban hablando de ellos. Un pequeño rubor aparecio en Elio, mientras Konrad parecia no tener demasiado problema con la estancia en ese balneario aunque como con el resto su mirada estaba en Elio.  

Leonor asintió ante los razonamientos de Konrad sobre la posibilidad de que Hypatia acallara a Theo con un simple gesto para que no hablara. También le sonrió al escuchar que no tenían por qué ser enemigos, puesto que, si existía esa posibilidad, tal vez pudieran verse en el futuro o incluso ambos pudieran ir a visitar a la griega a sus hermosas tierras. Sería bonito que sendos vampiros fueran aliados ya que eso significaría que ella y su hermano no tendrían que estar separados, pero todo aquello no parecía algo probable a corto plazo, por lo que decidió apartarlo de su mente por esta noche, para centrarse en el ahora, y en lo bien que estaba pasándolo a pesar de todo.

Cuando los cuatro llegaron al balneario, la jovencita sonrió complacida al ver que a Hypatia le había gustado ese lugar tanto como a ella. No obstante, el abrazo de la dama la pilló por sorpresa haciendo que se ruborizara un poco… aunque no fue nada comparable ante la sugerencia al oído que le dio, al afirmar que no le importaría nada compartir el balneario con los dos varones.

-Yo… esto… tenéis razón… yo…. – hizo una pausa para ordenar sus ideas al tiempo que sus mejillas se coloreaban aún más ante las sugerentes visiones de su mente – No había pensando en que los hombres se quedaran con nosotras. Además, no tenemos traje de baño. Pe…pero… hay una sala aparte en el otro ala del balneario. Si os parece bien pueden bañarse ellos allí y nosotras podemos disfrutar de algo de privacidad. ¿Os parece bien? - le insinuó sintiendo como se encendía inocentemente al contacto con las manos de la vampiro.

La griega asintió lentamente, quedándose pensando un momento antes de mirar a los hombres. “Disculpen, pero esta noche tomaremos un baño privado asi que le pido…” empezó a decir con un tono que no sonaba a petición sino a orden. “Que vayan a la otra sala, mientras nosotras tenemos nuestro momento privado. Espero no se ofendan pero es lo mejor, tal vez asi ustedes también se conocen personalmente.” Comento sonriendo esperando a que ambos se marcharan obedientemente dejándolas solas.

“No te preocupes pequeña, hay unas toallas en ese rincón con eso será suficiente para taparnos. O para que se paran ellos si se quedaban.” Le explico soltándola y dirigiéndose donde estaban las blancas y finas toallas. “No tienes que ponerte asi ante un baño, es algo común en grecia aunque tal vez no tanto de forma mixta…a menos que los dueños del balneario lo quieran.” Le continuo explicando para que se tranquilizara.

Miro por donde se fueron los hombres y volvió con ella. “Si tienes miedo puedo darme vuelta un momento hasta que estes, aunque confio que no tendras miedo de desvestirte frente a otra mujer.” Le dijo pareciendo algo desafiante con expectativas en sus ojos griegos.

Cuando Hypatia comenzó a darle instrucciones a los dos hombres para que se fueran a la habitación contigua la jovencita suspiró aliviada, puesto que para ella hubiera sido terriblemente extraño compartir baño con su propio hermano. Quizá esta era la oportunidad que Konrad necesitaba para tratar de descubrir qué era lo que pasaba realmente con Theo. Además, no estarían muy lejos, por lo que seguramente podría volver a hablar con su hermano más adelante si tenían oportunidad.

No obstante, ante la sugerencia de las toallas, Leonor volvió a ponerse colorada la darse cuenta de lo poco que sabía sobre estas cuestiones, y de lo inocente que era comparada con los presentes. No podía ni imaginar cuántas vidas habrían experimentado sendos Vampiros, y posiblemente aquello que era todo un mundo para ella, debía ser muy divertido y sin importancia para alguien como ellos.

El reto de Hypatia fue una provocación, y sin embargo dio resultado, puesto que la damita se armó de valor antes de responder – No tengo miedo. – Aunque sí que lo tenía, puesto que, aunque nunca lo había pensado antes, esta era la primera vez que se quitaba la ropa de forma voluntaria delante de una mujer.

Aun así, y a pesar de que temblaba ligeramente por el conjunto de nuevas experiencias, Leonor se fue privando del corsé con dificultad hasta que llegó un momento en el que le fue totalmente imposible a causa de su inexperiencia – Yo… ¿os importaría ayudarme? Creo que estoy atascada. A cambio yo podría ayudaros con vuestro vestido ¿Os parece? – preguntó con algo de vergüenza, aun sin recordar que sus brazos tenían aquellas feas marcas de castigo ocasionadas por el incidente del Lasombra.

La mujer se quedo ahí esperando como si buscara algo mas de ella además de verla desnuda, tenia un semblante mas serio de lo que imaginaba que tendría una mujer pervertida esperando un espectáculo gratuito de una joven inocente. De paso desde donde estaba parecia tener un control inusual de la situación algo que podía recordar a cierto vampiro lasombra.

“Oh…” dijo algo decepcionada moviéndose cerca de ella y rodeándola para ir a su espalda. “Claro que te ayudare pequeña, no es necesario que me ayudes con mi vestido. Ni bien termine puedes ir metiéndote.” Dicho eso comenzó a aflojar los nudos del corset de la chica.

Poco a poco la ropa empezó a liberar el cuerpo de la joven, dejando los moretones a la vista de ambas dejándose ver primero por la griega y luego Leonor. Sin embargo cualquier actitud para esconder las marcas fueron impedidas por la intervención de la dama a aparto cualquier bloqueo a su mirada. “No algo muy elegante para mostrar en un baño pequeña.” Fueron las pocas palabras dichas por ella, aunque frias prosiguieron por un pequeño beso en cada marca sin mucha razon.

Tras destrabar lo ultimo de su vestido, sin delicadeza alguna lo dejo caer a los pies de ella llevado por la gravedad, aunque sin impedirle a Leonor que lo retuviera tanto como ella quisiera. En unos rapidos pasos se encontró cerca de las toallas y tirándole una para que se cubriera.

“Me toca a mi.” Dicho eso llevo sus manos a su espalda aflojando sus nudos sin demasiada dificultad. Con delicados movimientos se fue desprendiendo de su vestido sin miedo a exhibirse frente a ella, aunque pronto entendiste porque ya que su cuerpo era tan precioso como ese que se rumoreaba de las estatuas griegas que decoraban el panteón de sus dioses paganos hace mucho tiempo. De paso habia cierta aura que la rodeaba ahora mas que nunca y la hacia quedar como una diosa frente a una timida mortal que habia tenido la suerte de estar a su presencia.

El encanto duro aun cuando se oculto tras una toalla para luego ir a la pileta. “Ven y hablemos un poco mas. Quien te hizo eso? Acaso el hombre con Elio?” pregunto.

Mientras se desvestía, Leonor se sintió observada, aunque lo peor fue aquella extraña sensación de que la dama esperaba algo de ella y parecía que no lo estaba consiguiendo. Pero ¿Qué era lo que Hypatia quería? No tenía ni idea, aunque de repente se consideró bastante pequeña a su lado.

Cuando la dama la ayudó a desvestirse, un cosquilleo recorrió la piel de la jovencita, haciendo que se sintiera extrañamente bien junto a ella. Aquella mujer estaba tan acostumbrada a ser perfecta, que sus movimientos eran fluidos y naturales y, por alguna razón, no parecía que lo hiciera para pavonearse, sino todo lo contrario.

Tan absorta estaba, que no recordó los moratones de sus brazos hasta que fue demasiado tarde. Trató de ocultarlos en vano, puesto que Lady Soiledis simplemente no se lo permitió, por lo que, ante su comentario, Leonor no pudo sino dedicarle un simple – Si… siento afearos la vista… yo…. – pero aquellos besos silenciaron cualquier replica, haciendo que Leonor cerrara los ojos dejándose llevar por las extrañas sensaciones de permitir que alguien la mimara sin motivo.

Entonces, sus ropas cedieron, y su delicado cuerpecito quedó totalmente a la vista de la cainita, con sus rosados pechos aun desarrollándose, sus dibujadas piernas y aquellas bonitas curvas que cada vez con más frecuencia le impedían hacerse pasar por un muchacho. Pocos la habían llamado hermosa en el pasado, puesto que con tanta mugre en la cara deambulando por los callejones venecianos, era difícil de discernir, pero era innegable que se estaba convirtiendo en un hermoso cisne, que dentro de unos pocos años florecería e todo su esplendor… Aun así, no era nada comparada con la Diosa que tenía frente a ella, la cual se desenvolvía sin pudor, actuando con una soltura digna de una reina griega.

La llamada de Hypatia hizo que la huérfana acudiera sin demora, ocultándose tras su toalla hasta llegar al agua donde se deshizo de ella para depositarla con cuidado en el borde de piedra pulida. – Es… es complicado y no quiero aburriros con mis problemas. Lord Konrad no es el culpable. Yo… hablé demasiado delante de la gente equivocada. Es una estúpida costumbre mía: No saber cuándo callarme la boca.– Dijo, recordando su conversación con el Lasombra con un suspiro de resignación.