Partida Rol por web

El problema no radicaba en no saber, sino en sentirse como una estúpida por no saber. Lo escuchó atentamente y asintió llegado el momento, no era lo que ella buscaba pero si se iba a casar con él, iba a tener que estar de acuerdo en cosas que jamás hubiera imaginado.

-No es la guerra lo que me da frío. No es necesario que hablemos de otra cosa, tengo que aprender a vivir con esto si será parte de nuestras vidas.

Sintió sus manos en sus hombros y se dio cuenta que era demasiado real.

-¿Cuando deseas que sea la boda?

Iban a adelantarla por la guerra o supuesta guerra, tenía que saber cuándo sería eso.

“No solo de nuestras vidas sino las de toda Europa, aunque a nosotros nos tocara mas de cerca.” Le corregía el rubio con un tono amistoso mientras continuaba frotándole los hombros unos pocos segundos antes de volver a su asiento. “Me alegra que tengas interes, preguntame lo que quieras saber que yo he estado tanto en varias de las ciudades estado como en el sacro imperio.” le dijo haciendole recordar a ella de los viajes de comerciante que realizo y como estos seguro le dejaron bastante informacion que podria aprovechar ella.

Ante la pregunta sobre cuando sera la boda, Leonzio se lo penso un poco y respondio sin dudar. “Que te parece en un mes.” Respondio con una sonrisa casi inocente.

Ella sabía que la guerra afectaría a mucha gente y que quizás a ellos más pero no era algo que le hiciera ilusión de hablar en un momento como aquel en el que estaban hablando de sus cosas, de su futura boda ya no tan futura porque más bien era presente. Gianna se acomodó en su asiento y lo miró con esa sonrisa que parecía algo común en ella.

-Tal vez deberías contarme cosas interesantes de tus viajes que no tengan que ver con la guerra pero si es algo que tenemos que tratar, soy toda oídos.

Se inclinó un poco sobre la mesa para hablarle.

-Bueno, ya toda Venecia sabe de nuestro enlace así que está bien en un mes. Le pediré a mi tío que haga los arreglos, aunque, me temo que el Obispo quiere vernos a ambos. No es una idea que me fascine pero es lo que hay y supongo que tenemos que estar en gracia con la Iglesia. ¿Lo conoces al Obispo?

La joven esperó y mientras lo hacía, bebió de su copa un buen trago.

-Quiero ver antes a tu familia, quizá pueda pedirle consejos a tu madre.

O no, pero quería saber qué terreno pisaba en cuanto a la familia de su futuro esposo.

El comerciante asintió un par de veces a la propuesta de cambiar de tema. “He hecho muchos viajes, no sabría por dónde empezar pero si es lo que prefieres no tengo ningún problema de hablar de ellos.” Comento meditando unos segundo tratando de escoger. “Veamos fui a otra ciudades estados, a la capital sacro imperio, a Jerusalén, a algunas de las colonias de Venecia y a el reino de Francia. Dime cual lugar te interesa y te contare lo que se.” Le dijo dejándole la opción a ella, no pareciendo contrariado con el cambio de tema sino más bien algo más relajado.

Se inclinó también para que el susurro de ella no tuviera que ser muy alto. “¿El obispo? Ese que te molesto antes que nos viéramos por primera vez?” pregunto no muy entusiasmado con la reunión. “Si deberíamos quedar bien con la iglesia, aunque tampoco deberíamos estar a sus pies pero supongo que si estamos ambos en la reunión sera menos complicada.” Comento aceptando la cita con el obispo con la misma felicidad que ella, algo que bien parecian tener en comun. “Cuéntame como se llama y de que región es. Tal vez escuche o puedo investigar.”

Cuando escucho su ultima frase suspiro sin poder esconder cierta frustración. “Si, es lo que deseas entonces arreglare una visita a nuestra casa o a la mia para que los conoscas. Solo como te dije no esperes mucho amor de mi madre.” Acepto porque al parecer al menos en esa cena parecía no querer darle ninguna negativa algo que ahora le servia a Gianna.

A Gianna no le parecía muy interesante el tema de la guerra y tampoco sabía cómo complacer a Leonzio en esa charla pero por suerte podían hablar de otras cosas.

-El Sacro Imperio, hablame de él.

La joven bebió un poco más y sonrió.

-Es ese mismo, Claude Frollo y dijo ser de París, es todo lo que se sobre su procedencia.

Ya no se inclinó, estaba abrigada pero noto que no le hacia mucha gracia tener que hacer aquella reunión con sus padres.

-Si quieres esperaré hasta la boda, no necesito una familia, sólo a ti.

Y eso era verdad.

Sonrio grande ante el tema elegido por Gianna, parecía casi divertido pero no por eso no le iba a rehusar pero antes de se tomo un trago de su vino para prepararse para hablar por un buen rato.

“El Sacro Imperio, no es un tema chico y la verdad podría estar contándote toda la noche de este imperio. Seguro sabes de su poder, no solo militar sino del respeto que le tienen todos los reinos de Europa. Algo que no es raro porque de la misma roma que no se veía un territorio tan gran grande gobernado por una sola persona, un rey en este caso. El rey…” comenzó a decir aunque bajo el volumen de su voz. “Es alguien justo y mas diplomático de lo que se dice en estas tierras o en la iglesia, por lo que se de él no parece desear el conflicto aunque su mano se ve obligada.” Comento dando un nuevo trago.

“Pero de nuevo cambiando de tema rápido…se deja ver en claro como es el centro de Europa, teniendo varias culturas por todo el territorio que abarca el reino y una educación académica que hace ver a muchos otros lugares como unos ignorantes de dos siglos antes. Ah y los paisajes son algo que disfrute mucho de mi viaje que fue en su mayor parte del tiempo por caballo o carrosa. Sin duda un lugar para conocer y visitar varias veces. Si te interesaría podría llevarte conmigo ahí y mostrarte toda su magnificencia.” Concluyo aunque se lo veía emocionado por seguir hablando del Reino que sin duda causo una buena impresión en el comerciante.

Suspiro ante la mención de Claude. “Si es quien yo pienso, el bastardo traiciono a toda su familia incluyendo a su madre y hermana acusándolas de herejes quedándose con toda la fortuna familia y haciéndose un nombre en París como inquisidor peligroso.” Comento con seriedad Leonzio, nada alegre con lo que decia. “Ahora me encuentro aun menos contento con este encuentro, pero igual no te dejare sola con ese diablo.” Le aseguro yendo por una de sus manos para tomarla en un gesto de apoyo.

Finalmente negó con la cabeza. “No es necesario aunque agradezco tus palabras.” Dijo sincero pareciendo contento con ese gesto de ella. “Dime donde deseas encontrarte con ellos y concretare la reunion.”

Ella estaba embelesada con lo que Leonzio le estaba contando porque nunca había salido de Venecia y aunque había leído mucho, su padre no quiso salir de allí jamás y por lo tanto, ella tampoco lo hizo así que aquellas palabras eran como libros abiertos y emocionantes, se notaba además que Leonzio disfrutaba mucho de contarle todo aquello y ella no hizo el más mínimo atisbo por interrumpir la historia que el joven le estaba contando.

-Es sencillamente fascinante.

Pero entonces tuvieron que hablar de algo mucho menos interesante que le helaba la sangre por lo cual no evitó una mueca cuando le contó todo aquello de él.

-Me pareció una mala persona pero nunca imaginé que tanto.

Respiró y lo miró.

-Ojala no tuviéramos que ir a verlo. Me da lo mismo estar bien o mal con la iglesia.

Sonrió para quitarle un poco de hierro al asunto.

-En la residencia Scarpatti, creo que es lo mejor, una semana antes del casamiento. ¿Te parece, querido?

Asintio con tus palabras respecto a su relato. “Dime que mas te interesa y te contare con mas detalles, que tampoco quiero aburrirte con algo que no deseas.” Comento volviendo a tomar vino para refrescarse mientras escuchaba los comentarios sobre el obispo.

“Estoy de acuerdo con vos, ojala no tuviéramos que verlo y que tampoco tuviéramos que depender tanto de la opinión de la iglesia. Pero el pueblo y algunos nobles le dan una importancia aterradora a ese asunto.” Comento posiblemente refiriéndose a los fanáticos que volvían aparecer en Venecia luego de unos años donde parecieron escondidos. “Al final de todo necesitaríamos un sacerdote para casarnos, aunque no te preocupes que nunca se lo pediría a ese francés.” Comento medio con humor para sacarle algo de tensión al tema como hacia ella tambien.

“Me parece perfecto, mañana les avisare de ello. Que hoy solo tengo interés de estar contigo Gianna.” Comento de nuevo tomando su mano mientras le daba una sonrisa encantadora que sin duda provocaría el suspiro de otras mujeres.

Gianna sonrió, por lo menos iban a tener conversaciones interesantes y no era poca cosa. Sin embargo, Gianna sabía que al casarse con él, ella no sería igual que él y eso era precisamente lo que no le gustaba de casarse pero no tenía más opciones.

-Jamás me aburrirías, querido. En realidad me gusta mucho escucharte y tienes zon, necesitamos que la iglesia nos case, asi que intentaré ser buena persona.

Los ojos de Gianna fueron a las manos de Leonzio que había tomado las suyas.

-Entonces brindemos por nuestra noche.

“Me alegro que lo pienses así. Porque a veces pareces algo silenciosa mientras hablamos, dejando la mayor parte de la conversación a mí.” Comento pareciendo preocupado, volviendo a comer un nuevo bocado de su comida mientras esperaba la respuesta de ella. “¿Tan cambiados estamos como cuando éramos chicos?” pregunto finalmente luego de limpiarse con una servilleta.

“Brindemos por esta y muchas noches asi.” Dijo dejando la mano de ella y tomando su copa para brindar con ella.

Ella lo miró con ternura.

-Solo pasa que me gusta escuchar sobre tus viajes, no quiero que te sientas incómodo.

Sonrió y brindó con él bebiendo de su copa y levantándola.

-Hemos cambiado, ahora somos mayores pero no es eso lo que me hace sentir nerviosa sino el hecho de que realmente no sé cómo comportarme o si seré una buena esposa, la esposa que mereces.

Ella tomó sus manos con cariño.

-Sé que sabes que no soy la típica muchacha veneciana.

“No por supuesto, yo tampoco quisiera que te sintieras incomoda. Por eso te pido que si te parece que hablo mucho me lo digas y me pondré a comer tranquilo.” le dijo con una pequeña sonrisa brindando con ella una vez más para tomar un trago.

“La verdad yo tampoco sé cómo comportarme como un esposo, mi padre no me ayuda tanto como piensas, incluso hace días estuve reflexionando y creo que no haya sido un buen matrimonio entre ellos.” Comento con cierta tristeza mirando a su vino que movía perezosamente en su copa. “¿Porque piensas que no serás una buena esposa? Porque yo la verdad no se ni que esposa merezco.” Comento para volver a tomar de su copa.

Nego sonriendo con la cabeza. “No lo eres, sin duda no lo eres. Pero estas muy lejos de ser la peor, eso deberías sentirlo como algo a favor.No crees?”

Gianna escuchó a Leonzio, ambos estaban en la misma situación por lo cual la muchacha sonrió amablemente.

-Me gusta escucharte hablar de cosas que quizá no vea nunca en mi vida.

Ella también comía mientras hablaban y sonreía, estaba mucho más relajada aunque no sabía si era por el vino o por la compañía.

-No sé, debe ser muy triste vivir tu vida con alguien a quien no amas.

Ella lo miró a los ojos, tal vez pudieran como mínimo ser los mejores amigos y todo lo demás se iría dando.

-Solo creo que te mereces a la mejor mujer del mundo pero te quieres casar conmigo y nos vamos a casar.

“No creas eso, que bien si lo deseas podría hacer que me acompañes en mis viajes. Viajaríamos juntos y te mostraría todo lo mas bonito de esas tierras.” Le prometía no comprendiendo del todo porque ella pensaría que no lo veria en su vida.

Suspiro y se quedo pensando en la frase de ella mientras movia su mirada al canal que tenían junto a ellos. “No sabría decirte si es asi, en especial porque bien te quiero y eso es mejor que lo que sienten mis padres.” Comento no sintiéndose del inconforme por lo que admitia.

“Eres muy dulce, tu también te mereces al mejor hombre del mundo. Pero a veces no se puede lograr eso…” afirmo con cierta tristeza aunque volviendo con una sonrisa a ella. “Me quiero casar contigo, será lo mejor para que encima nadie se te vaya a aprovechar por estar sola.”

Gianna miró a Leonzio, sin duda se esforzaba por hacerla sentir bien y eso era un gran punto a su favor.

-Eso me gustaría mucho, quizá podria ser como un viaje de bodas.

La muchacha estaba emocionada con la sola idea de embarcarse en un viaje con su futuro esposo.

-Sé que no estamos aquí para casarnos por amor, que es una idea un tanto soñadora pero al mismo tiempo, sería maravilloso.

Ella tomó las manos de Leonzio por encima de la mesa.

-Primero se casaron, tal vez luego se quisieron. Se de matrimonios a los que les ha sucedido.

Acarició sus manos con dulzura.

-Leonzio, para mí tú eres el mejor hombre del mundo.

Claro que compartía ese pidió con Bastian porque el mejor por sobre todos ellos era Cirino. Lo habría besado si no se hubiera visto como una arrojada o mejor dicho si no hubieran estado en público pero no lo hizo, se contuvo.

-Esta ha sido una de las mejores cenas de mi vida.

Asintió aunque parecía quedárselo pensando un poco. “Seria bueno, tal vez poco después de la boda o tras unos meses para asegurarnos que toda Europa este tranquila.” Comento sin poder evitar volver al tema de la guerra, pero lo peor que podría pasarle a la pareja seria estar atrapados en medio de esta. “Aunque sin duda las colonias tienen lugares hermosos y un mar que no podrás creerlo.” Agrego para volver al buen humor de la conversación.

Sonrio ante las palabras de ella, no tenia nada que argumentar o añadir a ella, sin duda pensaría igual que lo mejor habría sido que hubiera amor entre ellos. Aunque fue cuando lo proclamo como el mejor hombre del mundo que sonrio de costado. “¿Lo piensas? Mejor que cualquier otro hombre con el que estuviste?” pregunto adivinando en parte los pensamientos de ella o tal vez sospechando.

“Esperaba que asi lo fuera, ahora terminemos de comer y sigamos hablando de vuelta a tu hogar” propuso el noble que parecía no querer acabarlo todo en la cena.

Ella no quería pensar en la guerra para nada, no quería ser parte de ello pero al parecer de una manera u otra lo iban a ser.

-Parece ser una buena idea, haremos lo que tú me digas y en el momento que lo indiques, de eso sabes más tú que yo.

La joven noble sonrió y lo miró con ternura.

-Esa pregunta es inapropiada... No deberías preocuparte por eso. Todos los demás hombres con los que he estado, no serán mi esposo.

Cambió su gesto a seriedad.

-¿Es realmente importante para ti?

Ella había terminado de cenar, de todas maneras no tenía mucha hambre. Con todos los acontecimientos estaba más que nerviosa.

Leonzio sonrio y asintió no teniendo problema en hacerse cargo de ello. “Con gusto, ya veras que te llevare a lugares hermosos y tranquilos, lejos de cosas desagradables.” Comento muy seguro de sus palabras. “Igualmente que es lo que mas te gustaría ver?” le pregunto para ir planeando.

Él le devolvió una sonrisa divertida. “Tienes razón que lo es. Pero no pude resistirme…culpo al vino.” Acepto mirando con reproche al vino antes de dejar el acto y tomar otro sorbo. “Supongo que también tienes razón en que no serán tu esposo.”

Junto a ella Leonzio se puso más serio cuando ella soltó esa pregunta. “La verdad no se, puede que si puede que no. Para vos…¿es importante?” pregunto no sin notarse algo de duda en la pregunta mirándola fijo esperando su respuesta.

Gianna bajó la mirada unos instantes, pensando en todo, en lo que él prometía, en los posibles viajes, en todo realmente especialmente en lo que él acababa de poner sobre la mesa. Sabía que tarde o temprano, más bien, lo intuía..., que su vida tal como era, sería causa de molestia entre ellos.

-Bueno...

Se incorporó un poco, levantó la mirada y la fijó en su prometido, antes amigo de juegos y cómplice.

-No, no es importante para mí y lamento decírtelo pero esta es la verdad. Soy lo que soy, he sido lo que he querido y si tú quieres puedes salvarte de esto.

Tomó sus manos cariñosamente sin dejar de mirarlo.

-Si crees que no eres capaz de vivir con lo que he sido, mi forma de vivir y las miradas de desaprobación y burla que seguro recibirás, tal vez debas pensarlo mejor.

No era lindo lo que decía pero se sentía bien ser honesta en ese aspecto con él.

Leonzio se quedo escuchando pacientemente hasta que ella termino de hablar. Se levanto de su silla viendo como ambos habían terminado y él ya habia pagado. Continuo conectada a ella por las manos.

“Era tu amigo y sigo siendo, por lo que me preocupa que si yo no fuera capaz de aguantarlo otro marido tuyo podría ser peor…” comento con tristeza mientras la ayudaba a levantar. “En algún momento todos debemos casarnos Gianna, es parte de lo que somos…es parte de ser noble.” decía mientras la miraba a ella tampoco guardando sus palabras.

Suspiro “No se lo que hare con las miradas y las burlas, en verdad no se. Pero se que unidos podríamos tener el poder para que ello no importe o para poder intimidar a cualquiera que intente hacerlo.” Decia con mayor animo.

“Vamos, aun podemos seguir hablando en la góndola.” Le invito para que volvieran.