Partida Rol por web

Mientras ellas recorrían los pasillos sin rumbo alguno, hasta que uno de los guardias que las seguía o al menos a Gianna le comento que el primo de ella iba a la bodega de la casa. Gianna sabía que ahí habían algunos de los tesoros que la familia había conseguido de ultramar con más diplomacia que demás casas aunque no sin estafar a algunos.

Con esa dirección comenzaron el trayecto hacia la bodega de la familia esperando encontrar aquel Aleman que tantos problemas habia causado a Leonor. Pero había algo peligroso en esa búsqueda ya que la noble sabía que solo había una entrada a ese lugar y en si eso convertiría al sujeto en un animal rodeado. Uno de esos animales que podrían hacer cualquier cosa.

Al llegar vieron la puerta abierta aunque también rota en su cerradura, algo que se volvía preocupante ya que no había que ser muy inteligente para saber que el roble de la puerta no era algo tan frágil. Algo que correspondía por las cosas guardadas en este cuarto.

"Señora, no tiene porque entrar. Iremos nosotros a ver adentro." comento uno de los dos guardias que las habian seguido. Era claro que su intension era no ponerlos en paligro en un sala que gracias a su orden de sus tesoros podria tener buenos lugares para emboscadas. Aunque pronto escucharon un grito de dolor de un hombre dentro, junto con una maldicion en frances para luego un ruido fuerte de algo pesado cayendo.

Gianna estaba enojada, celosa, se sentía sola aún a pesar de la compañía de la pelirroja. Trató de no pensar en ello y se fueron a buscar a Cirino pero sólo quedaba un sitio, un sitio que a Gianna no le gustaba visitar especialmente. Pronto se dio cuenta por qué, siempre era un misterio entrar allí y cuando se pararon frente a la puerta no parecía que nadie fuera a dar el primer paso pero tras el grito que escucharon, la noble sin pensarlo mucho empujó la puerta que ya estaba violentada y entró sin decir nada a Leonor pero creyendo que iría tras ella.

-¿Cirino!?

El grito de Gianna era real, sentido y buscaba en la penumbra al hombre que hubiera preferido aquel grito y rogando a dios que no fuera el destinatario su primo. Volteó hacia atrás buscando a Leonor y tomandola de la mano para seguir buscando.

Leonor no dudó ni por un segundo en sacar su arma y seguir a la mujer que se había encaminado hacia el peligro sin pensárselo dos veces. Estaba segura de que posiblemente tendía que luchar, por lo que, a pesar de que la dama noble se había adelantado, la jovencita pronto se situó a su altura, incluso adelantando su cuerpo para llevarse cualquier tipo de ataque si fuese necesario.

Esperaba que Dante se encontrara allí tratando de detener a los ladrones, puesto que ella no era tan diestra con la daga como aparentaba. Igualmente aceptó la mano que le tendía su nueva amiga e intentó averiguar qué era lo que estaba sucediendo allí antes de la acción.

Gianna comenzó a recorrer los pasillos del salón aquel, vio el avance de Leonor pero tampoco quería que ella sufriera así que también trataba de protegerla, no podía imaginarse por qué aquel grito de horror que ambas habían escuchado le había helado la sangre de esa manera en que nunca se había sentido antes. Tiraba a veces de la mano de la pelirroja y otras ella iba al frente de la noble, se detuvo finalmente en un resquicio, tratando de mirar por encima de las obras que había en ese lugar.

-Así no llegaremos a ningún lado, ve por un lado y yo iré por el otro pero ten cuidado, ¿sí?

No esperó más, pensaba que no podía ser Dante pues dudaba que a ese hombre algo le aterrorizara de esa manera, no, tenía que ser Cirino y eso le preocupaba mucho. Intentando no hacer ruido fue internándose en la penumbra, los guardias debían estar a unos pasos de ellas, así que tampoco es que estaba tan en peligro o ella simplemente no lo medía y en cierto modo era mucho mejor así.

-¿Leonor? ¿Cirino?

La jovencita sintió como la noble intentaba protegerla a ella en lugar de al revés, ¿Por qué esa dama se arriesgaba por alguien de tan bajo estatus social como ella? Era algo que no entendía, pero no podía permitir que eso pasara.

Cuando Gianna intentó convencerla de que se separaran, Leonor simplemente no le hizo el menor caso, puesto que para eso estaban los guardias ¿No? Ella estaría junto a lady Scarpati pasara lo que pasara, por lo que continuó a su lado mientras le indicaba a algunos guardias que obedecieran a la noble y exploraran el otro lado.

-Que algunos se queden en la puerta por si el ladrón quiere salir – Se oyó decir justo antes de centrarse en el peligro que las esperaba frente a ellas, sin perder de vista a la intrépida y valiente dama que temía por la vida de su primo.

El avance de las mujeres a la bodega no fue evitada por los guardias solo porque ella habían sido mas rápidas, pero igualmente se internaron junto a ella en esa oscuridad. El avanzar era algo peligroso o al menos dificultoso ya que aunque ordenado el lugar habían golpeado con los pies algunas cosas tiradas, nada de importancia hasta que Gianna patio un cuerpo.

Aquello la paralizo de su búsqueda de Leonor y tras que sus ojos se acostumbraran mas a la oscuridad le parecio identificar que se trababa de Dante tirado en el piso. Leonor no estaba muy detrás de ella ni separada cuando noto lo mismo que la noble, aquello era una visión preocupante aunque antes que pudiera hacer algo ambas notaron como un fuego a unos pocos metros de ellas se agitaba.

“Sueltalo!” grito un hombre que Gianna sabia por la voz que se trataba de su caballero. “No hagamos esto más complicado hombre.” Seguía diciendo el francés que parecía estar negociando de alguna forma.

Las mujeres algo nerviosa avanzaron donde estaba la llama y la voz del hombre hasta encontrarse con una escena con un rehén. Ahí estaba el alemán que Leonor conocía reteniendo al primo de Gianna mientras le apuntaba con un cuchillo al cuello. De frente a ellos estaba Bastien con una espada desenvainada en una mano y una antorcha en la otra. Entre medio había un guardia que tenia un liquido oscuro brotando de debajo de este.

La bodega estaba bastante oscura y todos los presentes tardaron unos segundos en acostumbrar la vista antes de poder seguir avanzando. Gianna continuaba de la mano de Leonor mientras ambas muchachas se movían por la habitación oscura seguidas muy de cerca por los guardias.

Entonces el cuerpo tirado en el suelo del duelista hizo que la pelirroja le comenzara a latir el corazón con fuerza, pero no tuvo tiempo a poder tomarle el pulso a pesare de lo preocupada que estaba por el Giovanni, ya que una antorcha se dejó ver un poco más adelante, permitiendo que ambas mujeres contemplaran la escena que se presentaba lo suficientemente peliaguda como para que no hubiera un final feliz.

La jovencita de cabellos de fuego tenía que actuar con rapidez si quería que el rehén que amenazaba el alemán no sufriera ningún daño. No hace mucho tiempo, ella había obtenido un salvoconducto donde esa horrible secta tenía órdenes de no hacerle daño a “Leo”, por lo que si se ofrecía ella misma a cambio de que dejara en paz a su actual rehén, quizá podría conseguir que todos los presentes salieran con vida de allí. Al fin y al cabo, el alemán no sabía que ella era en realidad el chico por el que mostraba tanta inquina. Por todo ello, y aprovechando la confusión, Leonor dio un paso hacia adelante, situándose entre el atacante y el apuesto caballero que sostenía la antorcha, procurando que ninguno de ellos la agarrara por el momento.

-¡Vamos! Sabes que no podrás salir de aquí ileso cargando con una persona tan pesada. Yo soy mucho más liviana y no opondré resistencia. Tómame a mí en su lugar y déjale marchar. – Dicho esto se acercó un paso de forma preventiva, esperando que el alemán aceptara el trato que a todas luces era más ventajoso para él.

Cuando Gianna creía que en su vida todo iba a ser tranquilidad, sucedía algo. Algo como aquello que a su ver era espantoso, ¿cómo era posible que algo tan divertido y erótico como sus fiestas, se transformara en un aquelarre de infames delincuentes queriendo su fortuna? No lo sabía y posiblemente no lo sabría nunca pero aquello estaba mermando el espíritu de la muchacha que aunque nadie podía verlo o sentirlo porque esa procesión la llevaba por dentro. Desde el primer asesinato ya no era la misma pero nadie podía verlo porque nadie la conocía de verdad. Sintió la mano de la pelirroja tirando de ella, podía ser una muchacha solamente pero aquella chica tenía mucho más empeño y valor que cualquiera que ella hubiera conocido, incluso se avergonzaba de no ser más como ella. Siguieron andando hasta que escuchó la voz de Bastien porque no podía estar confundida, además, pronto o vio pues sostenía una antorcha que tristemente le dejó ver a Cirino en manos de aquella bestia rubia.

-Cirino...

Los ojos de Gianna se llenaron de lágrimas al instante, todo aquello era por su causa y cuando Leonor reaccionó antes que ella, sintió que el alma se le iba del cuerpo. Nadie más iba a morir por ella, no así.

-¡No!-gritó poniéndose a un lado de Leonor.-Yo soy la dueña de esta casa, si dejáis a ese hombre en paz, no sólo os daré todo cuando haya de valor en arte en esta habitación, también podréis llevarme a mí pero sin tocar a ninguna de las personas que aprecio.

Echó una mirada triste a Bastien y luego sin mirar al rubio hombre al cual le tenía miedo, miró a Cirino implorando su perdón con esa sola mirada. Todo lo que estaba sucediendo allí era su culpa, su tío le había dicho que no hiciera más fiestas por algún tiempo y aprovechando su ausencia se las arregló para convencer a su primo y ahora él estaba entre la vida y la muerte. No podía mover a Leonor para que no estuviera tan cerca del alemán pero estando a su lado, hombro con hombro, le daba razones a ese hombre para no llevarse ni a la pelirroja, ni a Bastien y mucho menos herir a Cirino pues si se veía acorralado era muy capaz de asesinarlo delante de todos ellos.

-Aquí hay siglos de buen arte, su precio es muy alto... Dejad ir a mi primo, por favor.

Por él, ella era capaz de darle incluso aquel palacio en el que vivía tan bien.

Cuando ambas damas se hicieron notar en esa peligrosa reunión, los tres hombres se fijaron en ellas con distintas expresiones. El alemán se puso más nervioso no necesariamente por ellas sino por los soldados que las seguían, Bastien miro inexpresivo a Gianna y por ultimo Cirino las miro a ambas con mucha preocupación.

Sin embargo ninguno de los tres se esperaba lo que pasaría tras su llegada. El alemán miro con suspicacia a la pelirroja cuando ella se ofrecio a ser su rehén, sin embargo a pesar del esfuerzo de Leonor esa oferta seria ignorada por una oferta mejor que le llego por parte de Gianna. Aunque a diferencia del Aleman los demás hombres en la sala veian con horror esa propuesta e incluso su primo a pesar del cuchillo en su cuello negaba con la cabeza fuertemente.

“Bien, suficiente!” grito rápido el alemán que parecía querer anticipar cualquier otra oferta o reclamo. “Si sos la dueña dile a tus soldados que se salgan y ve tomando alguno de los cofres con monedas antes de venir aqui.” Comento el hombre que a diferencia del joven que habían interrogado antes las demás mujeres no contaba con fanatismo ni en sus palabras ni en sus ojos que apenas podían ver. Al parecer se podía razonar con él. “Te tomare como rehén y saldremos de aquí.”

Cerca de Gianna habían varias cajas pequeñas podía suponer que dentro habían tesoros muy valiosos que podría cargar y entregar al Aleman. Aunque su atension no estaba en ello sino en la tensión cada vez mas latente en esa habitación.

Leonor no podía creerse lo que estaba pasando. Miró a Gianna con ojos desorbitados cuando el alemán se decantó por ella finalmente. La jovencita no podía permitir que aquello pasara por muchas razones, pero la principal era porque sabía que aquel hombre la mataría después de encontrarse a salvo. ¿Por qué había reaccionado la noble así? Ella tenía cierto tipo de inmunidad, pero ¿Gianna? ¿Cómo era posible que una mujer que lo tenía todo estuviera anteponiendo la vida de una pordiosera como ella?

Igualmente, cuando el extranjero ordenó que su futura nueva rehén cargara con cajas de oro para él, la damita supo que la avaricia había ganado sobre su sentido común, por lo que se preparó para apartar a la noble y atacarle en el momento justo del cambio, una vez que el cuchillo dejara de sostener la garganta del primo de Gianna, aprovechando los poderes recién adquiridos que tenía.

Jamás permitiría que aquella mujer que tan bien se había portado con ella sufriera a manos de ese desgraciado, por lo que no le importaba llevarse algún corte o incluso herirse de gravedad, si con ello conseguía arrebatarle las dos presas al sectario alemán.

No decirse que Gianna se sintiera feliz de que la hubiera elegido pero si estaba mucho más tranquila de ser ella quien ocuparía el lugar de Cirino. La dama se acercó a las cajas y tomó una, pesandolas antes se decantó por la más pesada de todas. Caminó con temor hacia el alemán, le habría gustado decirles algo a cada uno de ellos pero no había tiempo y además, pensaba que con sus acciones decía mucho más que con sus palabras.

Las manos de la noble temblaban y se notaba en el cofre por como se movía, levantó la mirada y echó un rápido vistazo a Bastien, incluso a Leonor, su mirada más intensa y cariñosa se la dedicó a Cirino. Lo que fuera porque él estuviera bien.

El Aleman no tenia mucha idea de lo que habia despertado con esa eleccion que habia hecho por Gianna, no solo la pelirroja salio a su encuentro sino que tambien Bastien salio al encuentro. En pocos segundo se encontraba rodeado y siendo atacado.

Aquellos segundo fueron los mas lentos de esos cinco invividuos, todos pudieron ver con cierta dificultad lo que paso en ese instante. Bastien se adelanto a Leonor corriendo a una velocidad importante llevando la antorcha cerca del rostro del Aleman casi golpeandole con este. Mientras Leonor se encargo de empujar a Gianna y a Cirino, que sin dudar tomo a su prima para alejarla de ese conflicto. Aunque en un deseo de atacar, Leonor continuo su cometida atacando con una navaja al asesino, este habiendo esquivado por poco la antorcha no tuvo la reaccion necesaria para esquivar ese segundo ataque directo a él. Pronto con un tajo importante empezo brotar sangre de ese hombre.

A pesar de que no habia salido lastimado en ese encuentro, habia perdido a los dos rehenes que pudo haber usado para escapar dejandolo con pocas alternativas. Maldiciendo a ambos en aleman con un gruñido se los quedo viendo sus ojos pareciendo extraños por alguna razon que no terminaban de ver por la oscuridad que habia, aunque empezaban a verlos como los de un animal. Como los de un reptil.

Leonor saltó en el momento preciso para atacar a ese canalla al que conocía tan bien. Su avaricia le había podido, puesto que si hubiera decidido cargar con la mujer menos pesada de la habitación para salir de allí, posiblemente habría tenido una oportunidad de salir ileso.

No obstante, y a pesar de que la jovencita esperaba que el desconocido de la antorcha atacara, no supuso que lo hiciera con tanta rapidez en el momento en el que ella aprovechaba para lanzar hacia atrás a Gianna y a su primo. El alemán, por su parte consiguió esquivarle por los pelos, aunque no fue lo suficientemente rápido como para no llevarse un tajo de su daga que se clavó entre sus costillas, aunque no con demasiada profundidad.

Las maldiciones del rubio extranjero retumbaron en la sala donde estaba acorralado, tanto por sus dos atacantes como por los guardias apostados en la entrada para que no consiguiera escapar. La jovencita pudo detectar un brillo extraño en sus ojos, y supuso que poseía algún tipo de poder proveniente del jefe de los sectarios, aunque no tenía demasiado tiempo para averiguar de qué se trataba al estar más ocupada en observar con cuidado la mano donde tenía el arma y el movimiento de sus pies, por lo que, sin esperar más, decidió volver a utilizar su recién adquiridas habilidades, para hostigar al enemigo y conseguir reducirle de una forma u otra. Contaba con la ayuda del francés, aunque no podía saber qué era lo que pretendía éste.

Sin embargo a pesar de la precaución de la joven fue ese corto instante donde sus ojos fueron a los de él cuando sintió un extraño temor que la paralizo en ese mismo lugar donde esta. Fue una sensación extraña ya que su corazón seguía latiendo con la fuerza que le produjo la adrenalina de su anterior ataque pero en ese momento el resto de su cuerpo se había quedado quieto. No era la única y eso lo podía ver con algo de dificultad ya que Bastien parecía estar en la misma posición aunque sentías en este un deseo de acabar con el Aleman.

Quienes parecieron salvarse fueron Gianna y su primo que empujados por ella no llegaron a echar un vistazo al alemán que si bien estaba contento no sonreía en esa ocasión. “Eres una maldita…” se dirigió a la pelirroja con un mal italiano. “Tienes suerte que prefiero irme.” Se excusó mientras tomaba el lugar del corte.

“Dame…las joyas. Mujer.” Le dijo pareciendo cansado a Gianna. Aunque ella también le llegaba la opinión de no hacerlo por parte de su primo.

Gianna tenía miedo, era normal pero cuando Cirino y ella quedaron fuera de peligro al menos de inmediato, vio que Bastien y Leonor no podían moverse y que el alemán exigía su botín. La noble o soltó la mano de su primo pero negó con la cabeza.

-¡Guardias a él!

Su corazón latía con fuerza desmedida, sentía que le faltaba el aire y temía por Bastien y Leonor pero estaba segura que los dos guardias podrían reducir al alemán sin que se llevara nada de allí. Se volvió a mirarlos para ver qué estaban haciendo yblos apuró con una mirada asesina.

-No pierdan más el tiempo, ¡a él!

A pesar de los gritos de la mujer los guardias no se movian para ayudarla o para retirarse, un rapído vistazo le hizo ver que parecian tan paralizados como lo estaba Leonor y Bastien. Aquello se habia convertido en una extraña situacion donde sin que lo quisiera todo habia terminado en las manos de ella.

"No se moveran yo los controlo." afirmo seguro el aleman, tras un rato en silencio. "Dame la las joyas, mujer!" dijo elevando su tono de voz aunque sin moverse de su lugar.

Leonor se sentía impotente y muerta de miedo. Odiaba sentirse así frente al mismo hombre que no hacía mucho había puesto esa misma daba en su cuello, aunque la situación fuera la misma y ella hubiera estado disfrazada de muchacho.

La amenaza que le profirió también consiguió asustarla. No deseaba estar a su merced nunca más pero ¿Qué podía hacer en esta situación? Tan solo esperaba que alguien pudiera detener a ese asesino despiadado para que no se saliera con la suya… Ojalá Dante se despertara y pudiera cambiar el curso de la situación.

La desesperación de Gianna ya era demasiada, tenía que hacer algo y aunque no sabía qué, intentaba pensar con presteza. Si sus amigos no se podían mover debía ser por algo realmente fuerte, entonces pensó que no tenía que estar a su alcance, se dio media vuelta para mirar a Cirino y decirle algo al oído.

-No le mires a los ojos, voy a darle lo que quiere.

Le dio un beso suave a su primo y volvio a darle la espalda para mirar hacia el alemán pero sin mirar sus ojos, era obvio que era el único modo pues no siquiera había tocado a Leonor, Bastien o los guardias.

-En nada vendrán más guardias, toma esto y vete...

Gianna se agachó y empujó el cofre contra los pies del alemán intentando distraerlo.