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La Busqueda

Llegando a los necesitados (Prologo)

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02/02/2015, 16:20
Massimiliano

El joven monje hizo como debía con el limón, de nuevo guardando un silencio respetuoso ante la bendición del aceite. Se notaba que habia mucho respeto en el joven, algo que aun en Roma no abundaba aunque en parte suponías que era por la orden a la cual pertenecia y por el carácter del joven.

Igual sonrio complacido ante tu confesión, antes de volver a un semblante neutro mientras seguias hablando. “Es extraño que lo sientas asi…” comento observando al cuerpo, dejando ver en su mirada algo de aborrecimiento. “Por mi parte sigue sintiéndose igual de repulsivo que antes.” Asintió cuando le comentaste de tu apoyo, pero no dijo nada mas desviando la mirada.

“Dios, no confiere este don a cualquiera de los miembros de esta sagrada institución. Eso nuestra orden lo ha visto desde su creación por Francisco.” Afirmo con seguridad de lo cierto de estas palabras. “Según nuestro guardian Corradino, el Cardenal Titus es uno que se siente mas comodo en ámbitos de negocio que en lo espiritual. Eso es algo que el Santo Papa debe saber.” Comento sin variar su tono ni faltando el respeto al Cardenal. “A mi parecer esa es la razón que nuestro Ilustrísimo Señor se negó rotundamente a colocar su firma como usted le pidió Obispo Claude.” Le explico con bastante calma y no dejando ver del tono como esto parecía molestarle.

“Tambien es porque nosotros no nos metemos en política.” Agrego sonriéndote e inclinando un poco la cabeza como si pareciera pedir perdón por ello.

Notas de juego

Percepcion+alerta dif 6

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04/02/2015, 14:18
Claude Frollo

Claude hizo una pausa en el ritual, por supuesto en una parte en la que podía hacerla, para mirar intrigado al joven. No era solo un joven impresionable, de carácter explosivo y con un pensamiento simple. Al igual que podía notar que los franciscanos de Venecia parecían esconder más que otros de cualquier otro lugar. Ante la referencia a Titus, sonrió e hizo un intento por guardar las apariencias, justificándole:

-Por desgracia, hijo mío, "los negocios" son una parte importante en el ejercicio de nuestro cometido evangelizador. La Iglesia debe contar con fondos para promover la caridad, iniciar guerras santas y perseguir a los herejes adonde quiera que vayan. Dios permitiera que nuestro inmaculado objetivo fuese posible de realizar sin la maldita pecunia, pero hasta el momento no ha sido así...

Decidió seguir con el ritual antes de continuar, así se aseguraba también el silencio del joven, al que no le había terminado de explicar. Al parecer Corradino le había entendido mal. La intención del obispo era, precisamente, la de denunciar al cardenal ante el Santo Padre para que tomara las medidas oportunas. Una protesta que, sin duda, tendría más peso si contaba con la firma de más testigos. Cuando al fin hubo terminado de pronunciar las últimas palabras de la Extrema Unción, tras el último "Amén", volvió a hablar al joven monje:

-Sin embargo, es cierto que el cardenal Titus ha dado muestras repetidas de impiedad. Casi me atrevería a afirmar que de usura, incluso. Y eso es un pecado de gravedad, hijo mío. Algo solo digno de judíos, infieles y herejes. Tanto o más como el de profanar el cuerpo de un difunto siervo de la Iglesia como este sacerdote -hizo una pausa y se volvió, pues hasta ahora había estado hablando de espaldas-. Tu firma, Massimiliano, también sería relevante en el documento que envíe al Vaticano. Por si quieres ayudar a conseguir lo que es justo ya no para la política, sino para la Santa Iglesia y el rebaño cuyas almas dirige -añadió intentando convencerle-. Ahora lo importante es dar descanso a nuestro hermano en Cristo -se refirió al sacerdote-, y ayudar a la pobre mujer que espera fuera. Aunque su hermano lo pidiera, no debemos permitir que entre a verlo, ¿estás de acuerdo?

- Tiradas (1)
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04/02/2015, 21:53
Massimiliano

El joven monje lo miro como defendías al Cardinal y desvió su mirada de la tuya, tardando un tiempo en contestar mientras miraba al fallecido. “No debería ser asi. Dios nos permite a los Franciscanos que realicemos todos esos objetivos que enumeraste sin necesidad de tener dinero. Claro excepto por las supuestas guerras santas, que es algo que no estamos de acuerdo y finalmente pensamos que no ha servido para trasmitir el verdadero mensaje de Paz de nuestro señor Jesucristo.” Comento mientras tomaba su cruz de madera sin ofrecerte su mirada en ningún momento de sus palabras.

De nuevo guardo silencio como le pediste y con unos pasos casi faltos de ruido se posesiono al costado del fallecido con sus manos juntas en posición de rezo de nuevo.

“En eso estamos de acuerdo Obispo Claude.” Le respondió ante las palabras que afirmaba de sus pecados, pero le viste ponerse algo incómodo con la mención de los judíos y demás herejes por alguna razón.

El intento de convencerle podría sonar tentador en otros, pero Massimiliano era diferente a ellos y por eso con baste seguridad respondio. “No puedo firmar esto, nuestro Guardian Corradino lo hizo y sería una falta de respecto de mi parte a su persona si lo realizo. Lo lamento porque comprendo lo que desea hacer y aunque en parte también noto otros posibles motivos en su persona, me gustaría apoyarlo.” Le explico con una media sonrisa de nuevo inclinándose a modo de disculpas.

“No, no debemos dejarla que lo vea. No hay razón para que la pobre mujer sufra tanto.” Acepto dándote la razón y esperando que la mujer entendiera. “Tal vez debería hablar con ella para que comprenda bien porque no la dejamos…” dijo mientras se acercaba a Claude y con delicadeza lo empujaba hacia atrás. “Discúlpeme, pero en verdad no sabemos cómo terminara.” Comento con su mirada fija en el fallecido, luego de pronunciar aquellas enigmáticas palabras.

- Tiradas (2)
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04/02/2015, 22:04
Narrador

No paso mucho más que unos segundos hasta que entendieras a lo que se refería el monje. Sin más empezó a salir humo blanco de los orificios del cadáver, incluyendo unos nuevos que salían de su pecho, brazos y piernas. Por otro la cara de a poco se iba pudriendo mostrando convirtiéndose el semblante del sacerdote en uno morboso con parte de su cráneo saliendo de su piel y sus ojos derritiéndose en un líquido viscoso oscuro. Agregándose a eso la ropa de este pareció quemarse aunque sin producir llama alguna y dejando notar como la piel dejado de esta estaba tan podrida que bien podría pasar por uno de esos cadáveres que hace tiempo llevan muertos.

Aquel acontecimiento sorprendió a Claude, aunque se mostró mas tranquilo que Massimiliano. Habiendo siendo testigo de muchos juicios a infieles parecía haberle dado un carácter resiste a esto, pero pudo sentir por la mano que habia apoyado en él que se encontraba temblando ante el espectáculo.

Cuando todo termino el cadáver seguía pareciendo de un humano aunque ningún rasgo que reconocible quedaba del Sacerdote que antes fue. Con el rostro convertido en un especie de agujero, la ropa totalmente disuelta y varios de sus miembros separados de su cuerpo. Un charco rojo decoraba él puso de la mesa de aquella otra macabra.

Massimiliano más calmado suspiro y uso alguno de los asientos para sentarse. Mientras en la puerta se escucho algunos golpes y una voz femenina afligida. "Que esta pasando?" pregunto sin abrirla puerta permitiendo algo mas de privacidad a ambos hombres.

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05/02/2015, 21:07
Claude Frollo

Claude iba a responder a Massimiliano cuando el cuerpo comenzó a... "descomponerse". Sin duda el joven monje era todo un franciscano, además uno muy listo, poco podría sacar de él. Sin embargo, sí le serviría para llevar la Palabra de Dios a aquellas tierras profanas y pecadoras. Aunque todo se fue al Infierno cuando el sacerdote dejó de ser lo que siempre había sido: un hombre, un hijo del Altísimo.

-Dios Santísimo, apiádate de su alma... -llegó a decir en un hálito el obispo a pesar de haber completado ya la Extrema Unción-. Hijo, ve a buscar a los guardias, hay que sacarlo de aquí y quemarlo sin dilación... Y no dejes que Lady Giovanni entre... no puede ver ésto.

Antes no la había tenido, pues las sensaciones y la opinión de unos monjes franciscanos y la del propio obispo no habrían servido al cardenal Titus, pero ahora ya tenía la excusa que necesitaba para deshacerse de aquel cuerpo endemoniado y purificarlo en las llamas. Mientras esperaba ver si el joven se recuperaba e iba, Claude se acercó, a pesar del asco que daba, y se colocó a su lado comenzando a rezar un laude al Señor. Cuando Massimiliano fuera a salir, le acompañaría hasta la puerta para atrancarla rápidamente e impedir el paso de la mujer. Si acaso le soltaría un <<Aguardad, joven, aún no podéis verle>>.

- Tiradas (1)
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05/02/2015, 22:39
Narrador

Efectivamente aquello había impactado al joven que termino tardando unos minutos mas en reaccionar y procesar las palabras del obispo. “Lo intentare aunque dicen los Giovanni son insistentes.” Comento agregando un rumor que en otras circunstancias no habría dicho por lo poco correcto que era decirlo.

Al tratar de salir, ocurrió como pensaba que saldría con la mujer tratando de entrar con desesperación mientras el monje con mucho cuidado y delicadeza la sacaba para afuera. Solo la intervención de Claude pudo acelerar aquel conflicto que parecía estar yendo del lado de la mujer. Cuando al fin pudo sacarla, aunque estando seguro que habia visto el estado del muerto por encima de su hombro. Pero ya no importaba porque estaba afuera y el obispo habia atracado la puerta hasta la llegada de los guardias.

Volviendo hacia el ahora deformado fallecido se encontró con un olor putrefacto, que le hizo buscar en un principio un pañuelo para refugiar su nariz que no aguantaría por mucho ese olor. Sin embargo continúo examinando al cadáver buscando algo para sacar en claro de todo esto.

La idea que fuera un efecto de algún veneno era bastante imposible este momento, por lo que solo lo dejaba como un acto de los seres impíos que habia escuchado muchas veces en el santo vaticano y en tus propias tierras. También era claro que había sido una reacción a la ceremonia de purificación que realizabas, mostrando la herida más profunda en el rostro donde dejaste caer el agua bendita. Pero no fue todo recordando un informe que habia recibido su Santidad, sobre una plaga que había impedido el avanzase de la primera cruzada del actual emperador del Sacro Imperio Romano*.  

No habia duda que esto era un peligro y cualquier noticia de esto podría poner en un completo caos a toda Venecia o incluso a toda Italia. El problema que era que dejaba claro que habia un ser impío muy poderoso en esta ciudad, uno sin miedo alguno de atacar a la iglesia y a toda la ciudad con una plaga de esa magnitud.

Notas de juego

*En 1227, Federico marcho en la prometida quinta cruzada para reconquistar Tierra Santa, pero tuvo que dar la vuelta debido a la peste. Este brote de peste, se llamó Muerte Bulbosa, arraso zonas completas del imperio hasta que desapareció tan repentinamente como había sucedido. Con todo, la inesperada epidemia de esta especie de peste hasta entonces desconocida impidió momentáneamente al emperador cumplir su palabra.

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07/02/2015, 17:38
Claude Frollo

Claude se quedó tranquilo encerrado en la Sacristía... a solas con el muerto. Cambió entonces su expresión a una más confiada e, incluso, algo sonriente. Si su presentimiento en la basílica había sido correcto, como creía a tenor que también lo habían tenido los franciscanos, aquel ritual sacrosanto desvelaría la naturaleza del difunto... y así había sido... Y ahora, en su estado, no había más estudio que realizar que el que se pudiera hacer visualmente mientras el cuerpo era quemado. Ya fuera corrupción maligna o peste bubónica, el cuerpo debía ser destruido.

Se acercó hasta la mesa y se persignó de nuevo. Buscó a continuación la toalla o un mantel lo suficientemente largo para que sirviera de sábana mortuoria y tapar el cadáver por completo. Se quedó a su lado, rezando unos salmos... si bien ahora no pedía por la salvación de su alma. Eso ya lo había hecho, ahora pedía por la expulsión y destrucción del demonio que se hubiese apoderado del sacerdote...

Rezó pronunciando varios "Vade retro" mientras esperaba a los guardias. Cuando llegaran, tendrían que cubrirlo del todo y llevarlo a un lugar donde almacenarlo antes de subirlo a la pira... Pensó también, mientras esperaba, en la mujer Giovanni. Sería duro para ella ver a su amigo así. Sería mejor evitarle ese pesar. Esperaba poder conseguirlo entre Massimiliano, los guardias y él mismo...

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08/02/2015, 01:46
Guardias

El tiempo transcurrió algo más lento en aquel lugar que pronto necesitaría una limpieza más importante que la de la Sala principal de la Basílica. Ya que si bien Claude no había tenido problema en encontrar un mantel lo suficiente grande para tapar el cadáver, aun quedaría aquel desagradable olor y las manchas de sangre en el piso.

Cuando finalmente llegaron los guardias, solo Massimiliano se encontraba detrás de ellos. La Giovanni se encontraba sentada en un banco de la Basílica con su rostro cubierto con sus manos, parecía aun llorar aunque con menos energía que antes. Aunque eso igual les serviría mejor para que no hubiera ningún incidente raro con ella.

Mientras los guardias miraban con una mezcla y horror lo que pasaba, uno siendo el más valiente de todos levantando el mantel para ver como había terminado el sacerdote. “Dios mío.” Afirmo retrocediendo asustado.

“Que debemos hacer con él señor?” preguntó al parecer preocupado por tener contacto que esa aberración. De cualquier momento cada uno de ellos harían como les ordenara el bispo sabiendo que habían días que la vida de los guardias no era la mejor.

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08/02/2015, 02:14
Massimiliano

“Espero no te importe pero me quedare un rato con la Lady Giovanni, al parecer está muy adolorida para volver al salon ahora mismo.” Te comento Massimiliano, antes de inclinarse levemente y acompañar a la mujer en el banco. Sin bien esta pareció no escuchar sus palabras de alivio, no fue causante de ningún otro problema para él obispo.

Que ahora luego de esto seguía estando a tiempo de volver en medio del discurso del Cardenal a los las almas creyentes que habían asistido este lugar sagrado.

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08/02/2015, 06:58
Claude Frollo

Claude quiso decidir rápidamente lo que hacer. Tenía, era en parte su obligación, que volver a la misa del cardenal y hacer acto de presencia en ella como miembro de la Santa Inquisición, con sus ropajes negros de dominicio y su rostro serio y escrutador. La gente de Venecia tenía que saber que el pecado no tendría más perdón que el de Dios Todopoderoso, y era con él con el que tendrían que hacer las paces y ponerse a bien.

Asintió a Massimiliano y, sin responderle, simplemente le hizo un gesto con la mano para indicarle que fuera con la mujer que lloraba desconsoladamente en el banco. Pobre criatura... si tenía tiempo hablaría con ella más adelante para intentar llevar sosiego a su alma. Volviéndose ahora a los soldados, dijo entornando un poco la puerta para que no se viera ni oyera desde fuera.

-Una enfermedad, hijos míos, terrible como podéis ver, y maligna... -dijo para no tener que mentir-. No creo que os contagiéis fácilmente, pero en cuanto lo mováis tenéis que lavar cuantos restos hayan quedado en vosotros, ¿de acuerdo? No dejéis que ni ojos, ni boca se manchen -si era cierto lo que había supuesto examinando el cadáver, aquel mal que había acabado con el sacerdote tenía que ver con los hijos de la noche, esa plaga esquiva que tanto tenía que ver con la sangre de los vivos-. En cuanto a lo que debéis hacer: terminad de amortajarlo con el mantel, hasta cubrirlo por completo. Luego llevadlo a un patio lo suficientemente amplio, pero lejos de miradas de curiosos, levantad una pira y quemadlo hasta que se convierta en cenizas. No podemos arriesgarnos a que la enfermedad se propague, y así la atajaremos sin peligro alguno...

Claude sabía que, aunque fuesen guardias, aquellos hombres vivían en las islas, y que tenían allí sus familias. Por lo tanto, era de esperar que se preocuparan del brote de una enfermedad. Por ello el obispo se había apresurado a tranquilizarlos hablándoles de la fácil y rápida manera de atajar la cuestión. Así, quizá, se esmerasen también más.

-Hacedlo con presteza, con cuidado y sin que nadie os vea. No queremos desagradar al rebaño congregado. Yo hablaré con el Dogo sobre ésto. Ahora, id con Dios, hijos míos... -terminando de dar las indicaciones, y si los guardias no preguntaban nada, les bendijo dibujando la señal de la cruz en el aire ante cada uno de ellos y salió de la sacristía.

Iría directamente a ocupar su lugar cercano al altar donde Titus estaría pregonando a su manera la palabra del Señor. Allí esperaría, escuchando y siguiendo la liturgia hasta que terminara...

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08/02/2015, 07:33
Guardias

Las ordenes a los soldados habían sido dadas con suficiente precisión para que no hubiera ninguna falla en su parte y estos parecian mas decididos que antes en cumplir su trabajo luego de las palabras de Claude. El joven monje mientras se encontraba genuinamente tratando de reconfortar a la Giovanni, parecia que seria un trabajo largo aunque no habia ninguna marca en el rostro de Massimiliano de molestia o enojo con la mujer.

Pensando tu misión cumplida en esta situación, te pusiste a pesar que era tiempo de volver al salón principal para escuchar al menos una parte de la misa que se encontraba celebrando el Cardinal Titus. Por lo que recorriste los pasillos y antes de cruzar el umbral te revisaste a vos mismo para comprobar que estuvieras presentable, una vez satisfecho con tu inspección cruzaste la puerta.

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08/02/2015, 07:37
Cardenal Titus Fabbian

Dentro se encontraba repleta de gente que escuchaba con total respeto las palabras del Cardenal, dejando sus impulsivos y caóticos gritos fuera del convento para adoptar un modo más tranquilo y silencio.

Sin demorarte te sentaste en el asiento reservado a tu persona, que te posicionaba al lado del Obispo Veneciano que parecio mirarte preocupado aunque no parecía tener el suficiente valor para preguntarte que habia pasado en La Sacristía.  Junto a ellos se encontraba el Doge en un lugar privilegiado por su importancia política en esta ciudad y demás sacerdotes de esta ciudad.

Si bien lo encontraste en medio de su discurso no te era del todo ajeno lo que te perdiste antes. El discurso no parecía desviarse demasiado del estándar apropiado.

“Seguidores de nuestro señor Dios todo poderoso y de nuestra santidad el Papa Gregorio… Espero entiendan la gravedad de lo que les he dicho antes, si bien el Emperador pareció en un principio un leal súbito de la iglesia ahora su lealtad es cuestionada. Aunque no debería ser una sorpresa para los más ancianos o estudiosos de nosotros que hemos visto un patrón de dominación y demolición de nuestra santa sede hecha por sus antepasados….Aquellos antepasados barbaros que siempre vieron a nuestra ciudad como un premio para sus conquistas y que cuando la tuvieron, no tuvieron en cuenta sus necesidades…Algo que la iglesia siempre ha tenido en mente la necesidad de cada uno de los individuos  en Ciudades estados que componen el territorio de Italia.” Dijo con una voz tan imponente que parecía llegar hasta la entrada de la Basílica.

“Por eso he venido esta ciudad para coordinar los esfuerzo con el Doge y con los habitantes de esta ciudad que son creyentes para en principio disipen cualquier esfuerzo sarraceno que podría dificultad en nuestra defensa de nuestras libertades…” siguió cambiando su blanco a los musulmanes y asi continuo pidiendo unidad y fortaleza de la gente para los retos que deberían enfrentar por los actos impíos de ambos grupos. Recordando la merecida recompensa que tendrían en el cielo luego del labor bien hecho.

Solo en el final pidió a Dios que les procurara un tiempo de paz mayor al que el autoritario Emperador parecía ofrecerles en estos momentos.

“Amen.” Termino diciendo luego de un discurso que pareció durar por horas dejando con una mentalidad exaltada y un sentimiento que poco se acercaba a la paz a los creyentes que habían podido ser testigos de aquella misa.

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08/02/2015, 07:39
Dogo Giacomo Tiépolo

En medio de la misa un tiempo de unos diez minutos, viste entrar a la Giovanni, con el joven monje siguiéndola de detrás. Al menos hasta que tuvieron que separarse para ocupar cada uno su asiento. Por otro lado tambien viste entrar a un guardia que no habias visto antes decirle algo al Dogo en el oido antes de retirarse.  

Solo hasta mas tarde te darias cuenta de que se trataba cuando el Dogo luego de saludar Cardenal, te estrecho su mano y afirmo. “Supongo que hay muchas cosas que desea comentarme y al Cardenal, pero le pido tenga paciencia. Se hará una celebración en la mansión de gobierno, donde podremos usar una de las habitaciones para hablar de estos temas políticos y religiosos.” Le propuso con una media sonrisa esperando su respuesta antes de continuar su saludo con las demás personas.

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11/02/2015, 11:50
Claude Frollo

<<Gravedad>>. <<Emperador>>. <<Demolición de nuestra Santa Sede>>. <<Necesidad>>. <<Esfuerzo>>. <<Libertades>>. Todos términos y expresiones que Claude llevaba tiempo escuchando de boca del cardenal Titus, y no solo allí, en Venecia. Si bien el obispo de París no era amigo de la violencia innecesaria (cosa que en aquellos tiempos era MUY relativo), la Guerra Santa era un mal necesario para eliminar de la faz de la Tierra al infiel que contaminaba las almas de los hombres con sus mentiras, herejías y corruptelas. A ello estaba animando el cardenal en su sermón, aunque bien sabía que tendría muchos más motivos para estar allí que esos...

Vio aparecer a la joven Giovanni y a Massimiliano, y esperaba que no le hubiera resultado muy difícil, ni pesaroso, consolar a la pobre chica. Ya tendrían tiempo más adelante para seguir hablando sobre aptitudes y Fe, sin embargo ahora su atención estaba puesta en Titus y en el Dogo.

Cuando terminó la homilía y el discurso del cardenal, se acercó a ellos para comentar pero, sobre todo, para enterarse de cuanto comentaran entre ellos. No en vano, uno de los motivos que le tenían allí era el de vigilar, atender y juzgar. Y Titus, por ser cardenal, no podía pretender quedar exento de la vigilancia de la Santa Inquisición. Se dejó estrechar la mano por Giacomo y respondió tras un rápido asentimiento:

-Así es, Sire. Sobre todo a vos, pues el cardenal puede medianamente imaginarse lo que ha ocurrido en la sacristía. Sin embargo, hay asuntos que os incumben más a vos como dirigente de la República Serenísima -se quedó unos instantes, pensativo-. Elegid sin problema cuándo preferís escucharlo. Si creéis que después será mejor, sea pues.

El obispo tenía una forma característica de dejar intrigados a los demás. Así conseguía su atención y curiosidad, y Dios sabía que un espíritu curioso estaba mucho más abierto a cuanto se le tuviera que decir. Si el Dogo no añadía más, Claude iría a "felicitar al cardenal por sus acertadísimas palabras", insistiendo en temas como la unidad de la Iglesia y la lucha contra el infiel que ya ambos conocían de sobra, pero que nunca debían dejar de escucharse de boca de un religioso que se preciase.

Si nada más se le presentaba, el obispo buscaría con la mirada a Jaçques. Quería saber qué había averiguado, y ver así si, como había comenzado a pensar mientras Titus hablaba, la muerte del sacerdote y la de los hombres que los guardias amontonaban en carros estaban de algún modo relacionadas...

Notas de juego

¡Tres días! Imperdonable... Sorry :-/

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11/02/2015, 21:58
Dogo Giacomo Tiépolo

“Esta en lo correcto Obispo Claude, ya que estoy seguro que solo he escuchado un poco de lo que ha pasado allí.” Asintió estando de acuerdo con lo que decía. “Pero como dije antes antes este no es el momento, por ahora ya hablaremos largas horas de todo esto.” Comento pareciendo no muy curioso de las palabras del Obispo, aunque debias de suponer que solo era un acto.

Luego realizo una corta reverencia para retirarse a hablar con los Giovanni, que parecían actuar tambien como el Dogo como si nada pasara aunque los ojos rojos de la Giovanni delataba que habia estado llorando.

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11/02/2015, 22:37
Cardenal Titus Fabbian

Sonrio complacido ante tus palabras acerca de su discurso, luego de saludar a una familia y bendecirla se te acerco para charlar.

"Es algo que no debemos olvidar nunca, por la fe que colocan en nosotros las personas de esta ciudad." comento pareciendo asentir a sus propias palabras. "Dime Obispo Claude, realizaste todo como era debido con el asunto que he pedido tu asistencia Cierto?" pregunto claramente refiriendose al cadaver del Sacerdote.

Mientras el Obisto contestaba, Titus parecia admirar a la gente reunidad. "Estoy seguro que podremos lograr enfrentar a los infieles que tenemos caminando por esta ciudad, gracias los creyentes que poseemos aqui. Espero que nuestras acciones podrian gnerar enemigos importantes en esta ciudad pagana pero debemos mantener como bien dices unidos para sobrepasar este obstaculo." le comento volviendo su vista a tu persona buscando tu respuesta a sus palabras.

Jaçques por su lado parecia haberse encontrado cerca, cuando lo localizaste con la mirada. Caminaba calmado en tu dirreccion y presentias por los gestos d tu rostro que tenia algo que comentarte, aunque no deseaba interrumpir tu charla con el Cardenal.

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13/02/2015, 14:27
Claude Frollo

Una inclinación de cabeza sirvió como despedida para el Dogo. El cardenal Titus... ese era otro cantar. Hablaba y hablaba, y no hacía más que recibir asentimientos por parte de Claude, que como cada vez que le trataba no dejaba de mirarle. Sin embargo, cuando le preguntó por el cadáver, cesó en los asentimientos.

- -respondió aún así en primera instancia-. Recibió los Santos Sacramentos, Excelencia, pero... -hizo una pausa, llamando su atención-. Me temo que el estudio del cadáver resulte ya tan imposible como inútil, Excelencia... En cuanto las palabras fueron pronunciadas -las sagradas, se entendía- y el agua bendita bañó el cuerpo yacente, su cáscara mortal simplemente se descompuso -hizo otra pausa para comprobar la reacción del cardenal, que cuanto menos se sorprendería de oír aquello-. Los franciscanos tenían razón, cardenal, estaba completamente corrupto. Esa reacción no pudo ser sino la del Maligno ante el poder de Dios, Excelencia. El joven Massimiliano fue testigo. Y los guardias del Dogo que se lo han llevado sin demora. Si bien ellos creen que es un brote de alguna enfermedad como la que hizo regresar al Emperador hace unos años. Hasta que no investiguemos que mal anda corrompiendo los cuerpos de nuestros pastores, es mejor que los seglares no sepan nada, ¿no estáis de acuerdo?

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13/02/2015, 19:31
Cardenal Titus Fabbian

El cardinal se quedó en silencio escuchando tu relato sin interrumpirte, bastante atento a lo que hablas y si bien su sorpresa se vio solo reflejada en sus ojos, podías entender que era así para no causar pánico a la demás gente en basílica. Mientras seguias relatando este te tomo del hombro e impulso para que lo siguieras a un lugar mas apartado.

Cuando hiciste esa pregunta el Cadenal se quedo pensando unos segundos mientras acariciaba su barba oscura. “Estoy de acuerdo, aunque preferiría que ninguno fuera de la iglesia supiera algo de este incidente. Me pondré a discutir con algunos personas para que esto no salga de estas puertas, algo que considero mejor para todo el mundo.” Afirmo bastante decidido buscando con la mirada a alguien y deteniéndose en el grupo de franciscanos reunidos. “Entonces fue bueno que llevaras uno con usted Obispo, aunque espero puedan permanecer callado respecto al tema.”  

Volviendo la mirada al Obispo con total seriedad. “Sabe su origen o mejor dicho el que causo tal corrupción en uno de los sirvientes fieles del señor? Ademas ahora que recuerdo una Giovanni tambien lo acompaño, pero no la nombro como testigo. Porque es eso?” pregunto bastante interesado en las respuestas que le ofrecia, mientras formaba una sonrisa y un saludo a alguno de los fieles que les saludaban aun están lejos.

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14/02/2015, 04:55
Claude Frollo

-Estoy de acuerdo con vos, Excelencia. Deberíais hablar con el Dogo... Quizá sus guardias le hayan informado, pues fueron los que se llevaron el cuerpo -aconsejó, pues sería el primer laico que tendría noticias del tema.

Seguía con la mirada la del cardenal mientras éste la paseaba por la nave del gran templo. Sabría Dios lo que planeaba y cómo afectaría eso en realidad a la situación. Confiaría en aquel hombre...

-Así es, Excelencia, no la he mentado como testigo porque no lo fue. No creí oportuno que viera a "su amigo" en el estado en el que estaba. Además, la sacristía no era lugar para laicos, y menos para mujeres... -dijo con toda naturalidad-. El joven franciscano Massimiliano la consoló cuando los guardias se llevaron al sacerdote, así que supongo que estará mejor -hizo una pausa para pensar en la respuesta a lo otro que le había preguntado-. Sobre el origen... es oscuro sin duda, y oscuridad es lo que encuentro en mi camino. Sin embargo, si me lo permitís, quiero seguir varias pistas a ver dónde me llevan. Mi protector, Jaçques, quedó investigando también algunos asuntos. En cuanto me reúna con él espero saber más...

Aunque le había "pedido permiso" al cardenal, Claude sentía que no lo necesitaba. Era un miembro de la Santa Inquisición, y su labor era extirpar el mal de la sociedad allá donde estuviera, fuera con o sin el consentimiento de los eclesiásticos. Sin embargo, trabajar con el disgusto de Titus lo haría todo aún más difícil, así pues prefirió tener su beneplácito...

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14/02/2015, 18:43
Cardenal Titus Fabbian

“El Dogo…” repitió asintiendo. “Es natural que pronto el sabría lo que paso en esa habitación, aunque ello no es un problema.” Comento rápidamente como si buscara tranquilizar a Claude sobre ese pequeño desliz de información.

Si bien te te presto atención en todo lo que decías de la doncella Giovanni, no pareció generar una reacción especial de este, excepto por la mención del joven franciscano que parecio molestarle. Por otro lado las demás pistas que tenían que ver con Jacques, pareciendo generarle una sonrisa. “Creo que deberías en principio dividir en dos grupos los temas humanos y los impíos, así le dificultara confundirse en esta ciudad. Pero igual tiene mi permiso para seguir sus pistas de las cuales espero en un futuro cercano que me sean relevadas junto a tus sospechas.” Termino exigiendo con un tono autoritario antes de reforzar su permiso para que se fuera con un gesto de la mano.