Partida Rol por web

Jacques tardo unos pocos segundos en adelantarse a donde vos llegabas asegurándose de que nadie más necesitaba tu presencia o que no estuvieras dirigiendo a otro lugar que no fuera su encuentro.

“Su excelencia, tengo información que reportarle del revuelto que vimos en camino a la Basilica.” Dijo con un tono formal. “Al parecer se trataron de asesinos contratados por el Emperador, que si bien fallaron rotundamente en su cometido fue en parte porque el capitán de la guardia consiguió información de un informante propio. Con dicho aviso la guardia de Venecia pudo operar con la suficiente ventaja para que el atentado no pasara a mayores.” Le explico con un tono neutral, aunque por como lo conocías parecía estar molesto por algo que aun no te comentaba.

<<Por supuesto, por supuesto...>>, pensaba el obispo mientras asentía al cardenal. No invirtió más tiempo en él, no encontraría pistas en aquel hombre, que parecía ser más de estado que de Fe. Se dirigió hacia Jaçques, eso sí, buscando con la mirada a la joven dama Giovanni. Intentaría hablar con ella más adelante.

-El Emperador... ¿se ha atrevido? -Claude no podía evitar expresar su sorpresa-. Está jugando con la Excomunión más de lo que le convendría... En cualquier caso, habría que descubrir cómo se enteró de todo eso el Capitán. Y ver si tantos cadáveres en la plaza tienen algo que ver con la muerte del sacerdote... -Claude cayó en que el soldado podría no haberse enterado de ese suceso-. Oh, es que ha muerto uno de los sacerdotes venecianos... -dijo sin más, al fin y al cabo ahora estaba con Dios-. Y parece deberse a fuerzas oscuras que operan en la ciudad. Tenemos que enterarnos... -pensó en ir a hablar con la Giovanni en aquel momento, sin embargo notó algo en el cruzado-. Jaçques... ¿tienes algo más que decirme?

El caballero asintió con las palabras del obispo de acuerdo con sus modos de expresarse. “Esto es una falta de respeto a la iglesia de Roma, pero al Emperador hace tiempo que no parece importarle.” Comento agregando a las palabras de Claude.

“Su santidad, los cadáveres son de los asesinos pagados por el Emperador, los guardias se estaban ocupando de sacarlos…” le informo quedándose a la mitad sin palabras al escuchar sobre el asesinato de uno de los sacerdotes. Como era de esperarse el caballero se sobre salto y miro rápidamente a los costados pareciendo revisar a la gente. “Esto no está bien como puede ser posible que las fuerzas de la oscuridad tengan tantas agallas para atacar en un lugar sagrado y a uno de sus miembros.” Dijo aún más tranquilo pero bastante disgustado con la noticia.

Entonces miro para atrás como si habría sentido la mirada del capitán en su nunca luego de escuchar la pregunta de Claude. Aunque el caballero se apuró a volver a mirar a Claude. “Tiene que ver con el capitán. Este me termino echando mientras trataba de averiguar sobre esto, dejando claro que era una investigación solo de los guardias de Venecia y que si tenia un problema lo hablara con el Dogo.” Suspiro cansado. “En otra ocasión no le habría permitido esa falta de respeto pero el hombre tiene una mirada y aire peligroso. Como alguien que solo busca una excusa para atacar.” Le explico y con mucha precaución señalo al sujeto en cuestión.

El capitán  como era de esperarle era un sujeto que aun de lejos parecía derramar autoridad con su porte, aunque viendo a la gente junto a él parecía también temor. Aun vestido por completo en la armadura mas cara de la guardia se notaban sus músculos y su rostro parecia el de un veterano que habia visto muchas batallas.

<<A los seres de la oscuridad, los hijos de la noche, les interesan vivos, no muertos, para poder beber su sangre...>>, pensaba el obispo mientras seguía escuchando las palabras del soldado. Quizá al final no tuviera que ver directamente con la muerte del sacerdote. Aunque solo Dios sabría, seguiría todos los caminos hasta dar con la verdad.

-Así que el Capitán se niega... ¿a una investigación de la Iglesia? Creo que no lo ha entendido bien. Iremos a hablar con él. Y con Lady Giovanni -hizo una pausa, pensando-. Es más. Ve a pedirle a a la muchacha que no se vaya muy lejos, que me gustaría hablar con ella. Yo iré a hablar con el Capitán.

Claude esperó a que el cruzado asintiera y fuera a por la Giovanni, para él acercarse al rudo soldado.

-Buenos días nos de Dios, Capitán... -saludó el obispo parisino cuando se encontró ante el imponente espécimen de guerrero-. Me gustaría hablar con vos... -le daba igual si era molestia o no.

El cruzado dudo un poco, pero acepto la orden dada acercándose a la Giovanni y a su hermano. Claro que esto fue luego de preguntarle quienes eran, porque el cruzado no habia estado presente para las presentaciones que vio Claude.

Al estar seguro que Jaçques había cumplido, partio hacia donde se encontraba el capitan. Cerca de este no tardo en darse cuenta a que se referia el cruzado por el aire peligroso que rodeba al sujeto. Incluso Claude se sentia algo incómodo al encontrarse frente a él y teniendo que aguantar aquella mirada de molestia en el rostro del capitán.

"Buenos dias su santidad." devolvió el saludo pareciendo algo más practicado que genuino. "Es algo que supuse, pero espero entienda que me encuentro ocupado y usted también seguramente lo está. Por eso no hay necesidad que se involucre en algo que pronto estará acabado." dijo con total seridad mirando a los costados como buscando a alguien.

Esperaba terminar pronto con el Capitán para poder dedicarse a la dama. Algo le decía que el primero le daría respuestas a un asunto distinto al que le ocupaba con la Giovanni, pero que le interesaba igualmente. Ésto era, al menos, lo que pensaba mientras se acercaba. Sin embargo, a medida que tenía al adusto hombre más cerca, iba notando su propia fragilidad. Si no fuera pro su determinación, y por su Fe, sin duda se habría dado la vuelta.

Y fue precisamente su Fe la que le hizo llegar hasta él y hablarle:

-Entiendo, entiendo que os encontréis ocupado, Capitán. Y me alegra que tengáis en cuenta que yo también lo estoy, ya que eso facilitará mi tarea, pues precisamente parte de mis ocupaciones tiene que ver con vos y con el complot contra nuestras vidas -hizo una pausa; estaba hablando con más confianza, fuerza y convicción de las que realmente tenía ante aquel imponente hombre, repitiéndose que no se atrevería a dañarle... o eso esperaba-. Es del Emperador del Sacro Imperio Romano del que hablamos, no puede tener más que ver con el Papado, la Santa Iglesia Católica y las demás instituciones a las que represento -no iba a especificarle que se refería a los dominicos y a la Santa Inquisición-. Así pues, y teniendo en cuenta la hospitalidad con la que nos ha honrado el Dogo y la espiritualidad y la Fe que sé que está en el alma y los corazones de todos los venecianos, incluidos su Capitán, supongo imaginaréis lo que le complacerá que me ayudéis en lo que necesite... -quería "amenazar", o más bien "convencer", pero de forma velada, no se atrevía a hacerlo demasiado abiertamente, no con él-. Por ello, me gustaría empezar por saber exactamente qué planes existían contra la comitiva del Vaticano...

Luego le preguntaría por los cadáveres y algunos asuntos de Venecia. Y por último, si lo veía necesario, por el sacerdote muerto...

El capitán lo escruto seriamente mientras hablaba, no habia duda que el capitán no se encontraba complacido con esta pequeña reunión o el tono que habia usado con él pero parecia guardase su opinión dentro excepto en su mirada.

“Creo que no entiende donde nos encontramos y junto a quien…” dijo dando una leve mirada alrededor señalando despectivamente con la mirada a las demás personas presente en la Basilica. “Hay cuestiones que son mejor hablarlas en privado.” Le dijo en una especie de reprimenda. “Sin embargo por el respeto que le tengo a usted y a la iglesia hare una excepción.” Agrego aunque no parecía muy contento con sus propias palabras.

“Los planes de los que fui informado era infundir el caos en la multitud y aprovechando eso atacar al Cardenal, tal vez incluso a su comitiva.” Le informo volviendo su mirada al obispo. “Ninguna de las partes de aquel plan se logró. Incluso poseemos un prisionero de todo este complot, que debería estar siendo llevado a las barracas.”

Para Claude no hubiese sido indispensable hablar aquello en aquel lugar. Sin embargo, si la discreción se lo permitía a ambos, tampoco tenía objeción. Lo que no quería era ver cómo se le escurría el Capitán sin darle la información que necesitaba, como al parecer había hecho con el pobre Jaçques.

Así que el atentado había ido contra el cardenal principalmente... Federico II tramaba algo. Sin duda le daban igual las veces que ya había sido excomulgado. Y más castigos y excomuniones por matar a un Príncipe de la Iglesia no parecía suponerle gran drama...

-Es una suerte haberos tenido de nuestro lado, Capitán. Sin duda os estamos agradecidos por salvar nuestras vidas. El Señor Todopoderoso os lo sabrá recompensar -dijo con tono amable, aquel parecía de los hombres a los que había que complacer-. Sería interesante poder hablar con ese pecador. Quizá, si va a ser condenado, necesitaría confesarse. Y, ¿qué mayor perdón puede entregar uno de aquellos a los que intentaba matar? Por favor, considerad mi voluntad de oírle en confesión -hizo una pausa, tenía un último punto que tratar sobre aquel tema antes de pasar a otro-. Me gustaría saber... Capitán, ese carromato de cadáveres, ¿eran todos conspiradores?

“Solo cumplía mi deber Señor Obispo, puede agradecer al Dogo que prefirió que continuara a cargo de la guardia luego de su asenso como nuestro dirigente.” Comento no pareciendo dar una gran importancia al agradecimiento del obispo continuando sin variar sus gestos.

“No creo que el sujeto lo vea como usted lo ve, esta visto que sus valores no serán igual a los nuestros de eso estoy seguro. Sin embargo intentare darle un tipo de platica luego que yo mismo termine con él.” Le ofrecio asintiendo levemente a su propio plan.

Luego volvió a sentir esta vez con algo mas de visibilidad. “Si, todos ellos formaban parte del mismo grupo. Gracias a dios ninguno de los guardias fue asesinado, aunque algunos mas descuidados fueron lastimados en su tarea. Pero eso es algo esperado en nuestro trabajo.” Dijo bajando su mirada a uno de sus puños que parecia estar manchado con algo rojo, pero no habia alguna herida a la vista y el liquido estaba seco. “Desea saber algo mas?” pregunto volviendo a levantar la mirada.

Era interesante... Dios sabría dónde le llevaría aquella pesquisa. ¿Tendría realmente solo que ver con la confabulación del Emperador? Nada apuntaba a lo contrario, de momento... Sin embargo, no podía dejar de prestarle atención. Era un ataque a la Iglesia.

Se quedó mirando al Capitán cuando éste terminó de hablar. Asintió.

-Así es, Capitán. Pero no tiene que ver con el asunto imperial, aunque sí tiene que ver con asesinatos... Supongo que habréis oído que un sacerdote murió en la basílica justo antes de que comenzara la homilía, ¿no es así? -era obvio que no solo tenía que haberlo oído, sino que además habría visto el cadáver, seguro...-. Decidme, ¿conocíais al difunto? ¿Destacaríais algo sobre él?

No tan obvio como el obispo creía, el capitán hasta hace poco había estado afuera luego de encargarse de los cadáveres de los asesinos.

“Hace poco un soldado del Dogo me comento algo de esto, por lo que no se mucho. Incluso no lo conocía.” Respondio en una respuesta corta que para él era lo suficiente buena para contestar las preguntas de Claude.  “Imagino que usted tendrá mayor información de suceso que yo.”

-Vaya... -no pudo evitar soltar Claude-. En ese caso, creo que solo os molestaré para una cuestión más -miró a los lados para asegurarse que nadie les escuchaba-. ¿Qué podríais contarme de las familias Nazari y Giovanni? Protagonizaron una escena... "inapropiada". Y ambos parecían tener acusaciones que verter sobre el otro respecto a la muerte del sacerdote. Aunque sean rumores, Capitán, ¿qué sabéis de ellos? -hizo una pausa antes de apresurarse a aclarar-. Y me refiero, obviamente, a más allá de sus negocios en la República. ¿Algo que reseñar del signore Emilio, o el signore Dante, o su madonna hermana?

Dios sabía que estaba deseando acabar de hablar con el aquel hombre hecho solo para la violencia. Si bien, de momento al menos, parecía haber sido "amable y colaborativo", no quería permanecer por más tiempo del necesario en su presencia. Y menos sin tener, aunque fuera, la espada de Jaçques más cerca.

El hombre no hizo esfuerzo alguno en esconder su suspiro de molestia ante las nuevas preguntas que le prometía el Obispo. Pero como estaba obligado de una forma a contestar, no hizo como con el cruzado que termino amenazando para que se fuera.

“Podria contarle mucho de ambas familias, ambas tienen sus años en esta ciudad aunque los Giovanni son mas jóvenes. Algo importante es que estos ultimos apoyaron al Dogo en las elecciones mientras los Nazari fueron encontra de este. Respecto a las acusaciones que no he escuchado, solo le aconsejo trataría de no tomarlas demasiado enserio pero tampoco descartarlas completamente. De vez en cuando se lanzan acusaciones por puro odio que se tienen uno al otro, aunque por otra parte no dudo que cada uno investigue al otro buscando algo que pueda arruinar la reputación del otro.” Le explico pareciendo estar recordando las varias peleas entre esas familias. “Igual ellos no son los únicos, hay otra familias que también no soportan verse.”

“De Emilio sé que es un excelente comercian y por lo que dicen buen padre de familia que nunca ha engañado a su esposa. Tambien se comenta que es mitad judío, pero no hay claridad en eso por alguna razón. De Dante sé que es un duelista, que generalmente sale a favor de la familia cuando esta necesita un defensor que sepa usar la espada. Es bueno con ella y dicen que está dentro de los mejores espadachines de esta ciudad, aunque otros dicen que es una exageración. Para mi esta mas cerca de lo primero, aunque no lo pondria con los mejores.” Respondió comentándole un poco de ambos signores. “Se refiere a Celia supongo…es una mujer muy respetuosa y creyente de la iglesia por lo que dicen. Aunque más que eso no sé.”

Era interesante cuanto le contaba el Capitán. Aunque le dio información que podría tener en cuenta y utilizar en otros momentos, no encontraba relación con los sucesos recientes. El comerciante asentado y el guerrero político... Ya acudiría a cada uno.

-Gracias, Capitán, por vuestra ayuda, vuestra labor y vuestro tiempo. Os tendré presente en mis oraciones y plegarias... -agradeció con una sonrisa medida-. Igual espero contéis conmigo si descubrís algo que me pueda ayudar a conocer qué ocurrió con mi hermano en Cristo. Id con Dios, señor.

Le lanzó una rápida bendición antes de dirigirse hacia Lady Celia. Esperaba poder hablar con ella sin que se alterara demasiado. Se acercó en silencio, con las manos entrelazadas, mirando a Jaçques cuando llegó hasta ellos.

-Saludos, Lady Celia. Aunque nos hemos conocido no he podido presentarme: mi nombre es Claude Frollo.

El capitán asintió varias veces, pero pareció solo más contento cuando lo observo irse danle un saludo formal al obispo y por un largo tiempo este no encontraría al capitán en la sala principal de la Basilica.

Si bien deseaba la conversación con la Lady el rostro de Jacques te dejaba entender que habia un problema. El problema resulto ser el poco deseo que poseía la Lady de permanecer en la Basilica y a pesar que devolvió educadamente el saludo a Claude, se disculpó varias veces pidiendo que la excusara de aquella conversación. Su hermano que estaba casi pegada a ella, le comento que tambien se iria pero volverían a verse en la fiesta en la mansión del Dogo si el Obispo se disponía a asistir. Luego de mas disculpas ambos hermanos se marcharon rápidamente del lugar sagrado.

Algo decepcionado busco mas gente importante que conocía con las que hablar pero cada uno parecían ocupados o ausentes de la sala principal. Incluso el pronto se vio ocupado ante las personas que venían a pedirle consejos y su bendición. Familias y personas solitarias lo empezaron a rodear y pronto supo que hasta que esto s calme no podría hacer mucho más ese dia.