Partida Rol por web

La sonrisa que su tío le dedicó hizo que la jovencísima Leonor suspirara aliviada. No obstante, aquello duró poco, al ser consciente de cómo la horrible sombra sembraba de nuevo la semilla de la discordia en los oídos del hombre que la sostenía, pidiéndole que la matara.

No obstante, y a pesar de que el noble dejó de sonreír casi de forma instantánea, no intentó atentar contra su vida y retirándose del borde con claras intenciones de regresar junto a sus padres. – No tengo nada que temer porque estoy a tu lado, querido tío. Gracias por darme fuerzas – Le respondió, intentando minimizar el daño que la tenebrosa criatura había generado.

Entonces lo comprendió. Ciertamente la familia Amore estaba maldita, aunque no de la forma en que afirmaban los libros que había leído, sino que la razón era algo más sobrenatural. No sabía el motivo, pero aquella sombra seguramente había estado rondando a los Amore hasta traerle la desgracia a uno tras otro. Ni siquiera sabía si ella formaba parte de aquella historia, o tan solo era una mera espectadora en el cuerpo de otra persona, aunque algo le decía que lo averiguaría muy pronto.

El viaje transcurrió en silencio tu tio no dio respuesta alguna a tus palabras, encerrado en lo suyo. Sin embargo no te olvidaba bajandose un poco para pasar por el umbral que daba a las escaleras, de pronto Leonor sintió como todo se borraba ante ella y su cuerpo se liberaba de cualquier restricción como si también dejara de existir en ese momento.

Tras un momento de oscuridad sentiste que podías abrir los ojos y así lo hiciste, encontrándote a Piero frente tuyo con sus ojos azules apuntando a ella, abriéndolos mas interesado al verte despertarte de lo que bien podría ser un sueño profundo.

“Has pasado un buen tiempo en tu mente. ¿Has encontrado alguna respuesta a tus preguntas?” pregunto sinceramente curioso haciéndote sentir su mano por tu cuerpo, recordándole a delicia de esta pero contrastando mucho con lo que acababas de vivir o al menos recordar. Por un momento pensaste si tenias que hacer algo mas pero era algo que se te iba de la mente en el momento.

Le hubiera gustado poder ver a sus padres, o incluso confirmar que su hermano era Theo y que ella no era otra persona diferente cuyas vivencias estaba experimentando por alguna razón que no comprendía, pero de repente sintió como todo se hacía más y más borroso, tornándose oscuro por unos segundos, para pasar a sentir que ya no estaba allí, sino en un lugar mucho más familiar, con su propio cuerpo y frente al hermoso Vampiro que había trasteado en su mente hasta hacer que pudiera abrir su alma frente a él.

-Yo…. Era una niña pequeña. No recuerdo nada de mi infancia pero aquello parecía muy real. Estaba con mi tío y había… había un espíritu junto a nosotros, con espantosos dientes y todo envuelto en sombras negras, que susurraba palabras de desgracia en nuestros oídos, tentándonos a hacer cosas horribles. Quiso que yo me suicidara y también quiso que mi tío me tirara por un precipicio… pero… no entiendo por qué. Ni siquiera sé si eso es parte de mi vida o he ocupado temporalmente la mente de otra niña con otros padres… – Le confesó aun confusa, mientras miraba como aquella mano acariciaba dulcemente su cuerpo, deseando que continuara así durante unos pocos minutos más para tranquilizarla.

-¿Podríais volver a usar vuestra magia conmigo en otra ocasión cuando vuelva a veros? Me gustaría que desbloquearais lo que sea que me impide recordar, y supongo que llevará tiempo – Le susurró, dándose cuenta de que, con ello, se condenaba a acudir de nuevo a la posada y a caer irremediablemente en sus brazos, una y otra vez, a pesar de que Konrad posiblemente no estuviera de acuerdo.

Tenía que saber más, y tenía que mantener estos encuentros en secreto para evitar que su Domitor le impidiera regresar. Quizá si sabía más sobre su pasado, podría por fin conseguir encontrar a su hermano…

El hermoso hombre se le quedo escuchando con paciencia no dejando ver un gesto especial mientras el relato era contado mas haya de una curiosidad en sus ojos y un interés. Por su lado la mano del hombre continuaba tentándola y relajándola al mismo tiempo haciendo olvidar esa timidez que antes expresaba por un simple toque aunque dentro de ella seguía siendo parte de ella.

“Suena como un espíritu maligno de ciertas leyendas antiguas que he leído. Como tu no estoy seguro si ha sido tu vida o tu empatía te ha permitido vivir la vida de otra niña, pero si fuera lo segundo no comprendo porque pasaría aquello.” Comento el hombre que se veía aun interesado como ella. “El espíritu también me llama la atención. ¿Acaso no lo has visto recientemente?”

“Es un don mio. Uno que vos misma podrías tener a pesar que otro sea tu dormitor.” Respondió con una sonrisa sincera. Una sonrisa que siguió aunque se empezó a mover para posicionarse por encima de ella en la cama. “No tendría problema en ayudarte cuando vuelvas Leonor, incluso lo estaré esperando que puedo ver con mi don que sos una joven muy especial.” Decia el vampiro con un tono tan dulce que parecía condenarla aun mas. “Dime que quieres irte…” le pidió de la nada con una sonrisa mas que confiada aunque antes de que ella respondiera se le acerco para dejar sentir sus dulces labios en los de ella, durando un buen tiempo antes de dejarle hablar.

Desconocía por qué Piero la trataba de aquella forma tan dulce ni por qué le dedicaba tantas atenciones. Ella quería creer que no era tonta, y había visto y leído ya suficiente sobre mundo de las criaturas de la noche, como para saber que sus intereses eran bastante más intrincados de lo que podía parecer en un principio. Al fin y al cabo habían vivido tanto tiempo, que habían tenido toda una eternidad para perfeccionar en el arte de la paciencia y la planificación.

No obstante, cuando él la acariciaba y la miraba con aquellos hermosos ojos claros, no podía evitar derretirse y desear que el tiempo se detuviera. Pese a la urgencia de volver con su Domitor, pese a la certeza de que Camila estaba tan cerca, pese a toda precaución…

Leonor arqueó una ceja al desconocer a qué se refería el vampiro al decir que era “un don suyo” y que ella podría tenerlo a pesar de que otro fuera su Domitor – No entiendo qué queréis decir… - Articuló, justo antes de escuchar esa petición por su parte, al mismo tiempo que la tentaba para que dijera exactamente lo contrario.

-Tengo que… quiero… irme… de verdad. Pero... volveré... – Le susurró, sacando valor cuando pensaba que ya no le quedaba nada.

“Ya te lo explicare bien la próxima vez que nos veamos amada mía.” Recito una promesa que por alguna razón ella la sentía más sincera que las que obtenía de los demás vampiros que había conocido.

Al escuchar la respuesta el hermoso ser encima de ella suspiro como lo haría todo humano y se corrió a su costado donde estaba antes dejando la via libre a la joven pelirroja. “Te creo. Estaré esperando tu vuelva Leonor, ve con cuidado.” Dijo con una sonrisa amistosa mientras la instaba a irse, pero sin apurarla de ninguna forma. En la cama se quedo mientras ella se vestia mirándola con una sonrisa y despidiéndola con un beso final antes de dejarla partir.

Abajo se encontró con Camila que la saludo con un pequeño abrazo, diciéndole las mismas palabras que Piero dejándole saber que ella también la esperaría a que vuelva. En el salón vio a unas cuantas chicas mas sirviendo tragos, notando a Donna que se encontraba distraída en ese momento y Velia que estaba hablando con un guardia.

Pero nada mas paso dejándola ir. Para que ella luego atravesé las calles y canales de Venecia hasta terminar en la posada donde se hospedaba Konrad. Al entrar ahí solo unos pocos parecieron darle importancia, entre ellos el norteño que habia ayudado antes a buscar mujeres. Josef no se veía por ningún lado.

Leonor asintió ante las palabras de Piero, mirándole a los ojos con intensidad y contemplando por última vez el hermoso cuerpo del impresionante hombre que estaba sobre ella.

Mientras se vestía, la jovencita deseó con todas sus fuerzas que él la retuviera, pero no fue así y, besando sus carnosos labios por última vez, salió de la habitación para encontrarse con Camila en la posada y aceptar su abrazo con una mezcla de dulzura y amor difícil de explicar.

No quiso decirle nada a las otras chicas puesto que sabía que sería mucho más difícil partir si entablaba una conversación con ellas, por lo que partió rápidamente hacia la posada donde Konrad se hospedaba, deseando que no estuviera muy enfadado con ella.

Al llegar, miró a los hombres del Vampiro, tratando de buscar a Josef con poco éxito. Sentía una especie de nudo en el estomago al pensar en el rubio norteño, pero nada podía hacer para remediarlo, por lo que, tras un suspiro, decidió subir con suavidad las escaleras y golpear suavemente en la puerta de su Domitor, esperando pacientemente a que le dijera que podía pasar.

“Adelante.” Llamo su Domitor permitiéndole ingresar y cerrar la puerta detrás de ella.

Al observarlo lo encontró sentado en una silla escribiendo un mensaje, leyendo un poco de todo parecía tratarse de un mensaje que servia como informe respecto a lo que pasaba en Venecia. Aunque los temas que aparecían eran hechos que ella conocía de Venecia como la llegada del Cardenal, el negocio del vampiro y una crítica al Dogo. Pero en ningún lugar parecía aparecer ella.

Por su lado el vampiro se encontraba vestido con un jubón ligero que parecía diseñado en el norte y solo para él por el gran tamaño de este. No habia un gesto en especial en su rostro, sino el acostumbrado gesto neutro que antes había mostrado a ella.

“Supongo que te ocurrió algo emocionante y por eso demoraste” afirmo el vampiro dejando la pluma a un costado y mirándola fija con esos ojos oscuros casi opresivos. “Al parecer el príncipe ha aprobado tu presentación, aunque sigue queriendo que me tome mi tiempo antes de volver a mi hogar contigo. Justamente ahora estaba apunto de escribir de ello.”

Leonor cruzó el umbral tras escuchar su permiso, pero permaneció en silencio contemplándole mientras escribía. No podía evitar pensar en lo extremadamente atractivo que era y en el porte tan majestuoso que mostraba, aunque tan solo llevara un jubón ligero que cubría su espectacular cuerpo.

La jovencita aprovechó el silencio para retirar el gorro que cubría su melena rojiza, dejando que sus rizos cayeran en cascada sobre sus hombros. Pero cuando éste la miró con sus profundos ojos negros dejando la pluma a un lado del pergamino, ella le sonrió con dulzura al tiempo que se colocaba justo a su espalda para posar sus delicadas manos sobre los hombros del noble y empezar a masajearlos con cuidado, sin estar segura de si aquello le producía placer alguno a una criatura de la noche.

-No sabía que tuviera hora de llegada… espero no haberos molestado. – Respondió con humildad, sin dejar de mover sus suaves dedos por la superficie del jubón – Me alegra que el príncipe apruebe mi presentación y de nuevo siento las molestias que os estoy causando tanto a vos como a Josef, el cual no parece quererme mucho en estos momentos. Justo antes de mi reunión con el príncipe, me informó que Imanu se ha ido ¿Sabéis donde puede estar y por qué ha dejado la posada? – Preguntó tanto triste como preocupada, usando la misma dulzura con la que había comenzado la conversación.

El noble pareció no esperarse que la pelirroja fuera sin decir nada hacia su espalda y se pusiera a masajearlo de forma tan repentina. Aunque por otro lado tampoco era algo que le generara mal estar al sentir las suaves manos de ella haciendo su mejor esfuerzo en descontracturarlo a él.

“La tienes, pero no importa ahora. Lo importante es que llegaste sana y salva aquí.” Decia el Lord que aunque intentaba no podía darle una buena mirada a tus ojos como habia planeado en un principio.

“Josef…esta haciendo lo que sabe hacer que es rastrear.” Comento el vampiro como si fuera un hecho, no haciendo mención de lo que había pasado con ella. “A mí también me dijo que Imanu se había ido, por eso lo interrogue unas largas horas. Le prometí a tu amigo que lo tendría seguro mientras estuviera aquí, pero también si salía se encontraría en mi protección. El problema es que no se donde esta, Josef tampoco y pregunte a mis hombres que tampoco saben.” Le informo a la pequeña dejándose masajear aun por lo poco que le afectaba. “Ni se porque dejo este lugar, pero sabia que solo hablaba con Josef aunque según me dijo este no hablaba mucho.”

La joven muchacha se mostró sorprendida y triste al escuchar que sí tenía una hora de llegada. No obstante decidió no mencionar el tema para que Konrad no se la impusiera, aprovechando que le había restado importancia al asunto.

Pero en el momento en el que habló de Imanu, Leonor escuchó con atención sus palabras, agradeciendo silenciosamente todo el esfuerzo que el Vampiro había hecho hasta ahora por su amigo.

-Imagino que Imanu se fue porque vuestros hombres le han acusado de ladrón a sus espaldas. Josef me contó que faltaban algunas cosas de una de las habitaciones de vuestros hombres y que algunos estaban recelosos con él y posiblemente conmigo. Yo estuve investigando para limpiar el nombre de mi amigo y descubrí que los objetos desaparecidos eran un anillo y unas monedas, pero he intentado sin éxito saber el paradero ni quien fue el responsable. Imanu me había dicho que está acostumbrado a que le culpen sin razón y que prefería irse antes de que alguien decidiera tomarse la justicia por su mano, ya que le habían condenado de antemano a pesar de que era inocente. Yo le pedí que esperara a que descubriera al culpable, pero me temo que no lo ha hecho… Espero que esa sea la razón y no que ha sido atrapado por los sectarios. El príncipe no me ha dado ningún indicio de que vaya a detenerles, y yo estoy bastante inquieta por ese tema. – Habló con total sinceridad, mostrándole de corazón su preocupación, pero sin dejar de masajear su espalda.

El vampiro se quedó escuchando con seriedad las palabras de ella y lo que había hecho por su lado para limpiar el nombre de su amigo. También daba un buen punto porque su amigo se pudo haber ido.

“Ya veo que te enteraste.” Confirmo el hombre dejando ver que también lo sabía. “Ya he arreglado ese asunto rápidamente. Deje he claro a mis hombres que tu amigo no es un ladrón y que tenía una veracidad de que no había sido él. Esto último es mentira, pero sigue siendo mi palabra contra la de ellos y ellos confían ciegamente en mi palabra.” Le explico mostrándole como el conflicto habia sido terminado de una forma mas rápida con su mano en el asunto.

Igual negó. “Lo malo es que él ya habia desaparecido cuando me entere de ello y lo resolvi.” Expreso con lamentación. “Pero no temas que haya sido atrapado. Josef estaba siempre con él hasta el momento que desapareció, además por lo que se de estos sectarios no creo que fueran a animar a dañar a nuestro grupo.” Aseguro seguro volviendo su mirada hacia ella para mostrarle que tendría que estar tranquila en ello.

Finalmente se dio vuelta impidiendo a la joven que siga con su masaje. “Sé que estas inquieta, pero a veces uno debe esperar. No sé qué te hace pensar que el príncipe no vaya a detenerlos pero si es asi entonces pronto tendrá un problema en su círculo privado.”

Leonor escuchó las explicaciones de Konrad ante el problema del robo no quedándose del todo satisfecha.

-Pero aun hay un ladrón suelto que le robó un anillo importante a uno de vuestros hombres. Yo quería haber descubierto al culpable pero tampoco deseaba molestaros con algo tan… mundano, por eso investigué sola. – Insistió, sintiéndose mal por no haber podido averiguar nada de todo aquello – Igualmente os agradezco todo lo que habéis hecho. Lo más importante ahora es encontrarle y traerle de vuelta. No deseo que le pase nada malo.

Cuando el vampiro la detuvo y se giró hacia ella para observarla con sus intensos ojos negros, Leonor sintió como si su corazón latiera más deprisa sin motivo. No obstante, ante su pregunta, titubeó un poco al no estar muy segura de por qué suponía que el príncipe no tenía prisa por detenerles. Alguna pieza faltaba en su cabeza que era incapaz de encajar, y todo lo achacaba a lo extraña que se sentía cada vez que escribía partes de ese libro que en tan mala hora había decidido leer.

-Yo… bueno… él… parecía más interesado en saber quien más sabía de la existencia de los sectarios. Me pareció que ya era consciente de su presencia en la ciudad y creo que le molestó un poco cuando le dije que yo no se lo había dicho a nadie más que a vos. Pero a lo mejor solo fueron imaginaciones mías. – Dijo dubitativa intentando llenar las lagunas de memoria que le faltaban.

-¿Os... os dijo Josef algo de mí? Parecía enfadado conmigo y no sé por qué - Le preguntó sin poder contenerse, esperando que el norteño hubiera hablado con su señor.

“Puede ser. Pero quien fue robado ahora mismo estará tranquilo y si no le ofreceré un dinero propio para que no se sienta molesto.” Comento como si fuera la solución de ese problema y bien podría serlo si todo salía bien, pero el ladrón seguiría libre. “Me imaginaba que algo así debiste pensar y no tengo problema, ya que si lo terminabas resolviendo me quitarías un problema de encima.” Le dijo con tranquilidad incluso animando tomando su accionar como uno bueno.

Afirmo ante la prioridad de buscar a su amigo, dejándole a ella que no solo mando a Josef a ir a buscarlo. Luego se quedó escuchando con atención lo que decías del príncipe, con mucha atención pareciendo sonreír apenas cuando dijiste que se enojó.

“De igual manera es algo interesante lo que me cuentas. Los sectarios que descubriste parece ser algo delicado para él, será mejor que no se los vuelvas a nombrar si le irrito en cierta forma. Es el líder de esta ciudad por lo que es mejor andar con cuidado.” Comento el Lord que la miraba algo nerviosa y tal vez por eso le colocaba su mano en la mejilla de ella y la acariciaba.

Tus ultimas palabras lo sorprendieron. “¿esta enfadado contigo?” pregunto entre confundido y molesto, pero claramente entrándose primero contigo. “A mi no me dijo nada de ello. Te hizo algo?”

-A mi me hubiera encantado atrapar al ladrón - Dijo con aire apesadumbrado - Supongo que no se puede tener todo... - Finalizó mirándole algo más feliz al saber que él aprobaba sus intentos por descubrir aquello ella sola.

Cuando konrad mencionó que era mejor no hacer enfadar al príncipe, la jovencita no pudo evitar que su cuerpo se estremeciera. Por alguna razón, aquel hombre la inquietaba y la atraía increíblemente, y su mente le impedía poder recordar todo lo que pasó aquella noche, y cómo acabó diciéndole le que necesitaba más que a su Domitor. Aquello hizo que se sonrojara involuntariamente asolada por el remordimiento, y aunque su memoria tenía una infinidad de lagunas, precisamente aquel recuerdo se había grabado a fuego en lo más profundo de su ser y no había nada que pudiera hacer para borrarlo.

pero cuando Leonor notó su enfado al mencionar el cambio de carácter de Josef, la pelirroja saltó inmediatamente a defender al norteño sin pensárselo dos veces - No no, fue todo un caballero, como siempre. Es solo que cuando pensaba que yo era un muchacho, me trataba como a un amigo y ahora guarda las distancias y tampoco quiere que yo me exponga a ningún peligro. Es culpa mía por haberle dicho que era una mujer. es normal que no quiera una amistad conmigo, y menos con alguien a quien tiene órdenes de proteger. Aunque para mi, que me he criado en las calles toda mi vida, es muy difícil adoptar el papel de dama indefensa que necesite un guardaespaldas ¿Le podíais decir que no es necesario que me trate entre algodones? Por favor... - Le preguntó, sin poder evitar echar una mirada fugaz a su pierna vendada por Vinay, esperando que Konrad no pudiera percibir de ninguna manera su herida aun abierta.

Sonrió de costado al verla satisfecha en cierta manera aunque no había resuelto el misterio, pero al vampiro parecía no importarle esa resolución. Aunque fue tras que ella se pusiera colorada tras su caricia que lo puso más activo y algo más cerca adelantándose hasta donde le dejaba la silla frente a ella. “¿En qué piensas tanto?” pregunto sin usar su poder para averiguar, por suerte.

Aunque el buen humor se agrieto un poco al escuchar lo de Josef, se quedo escuchándola con mas paciencia que en otros encuentros. “No entiendo como ves una sobre protección como un enojo. Pero bueno igual no veo algo malo en que te defienda tanto aun cuando no eres una dama indefensa.” Comento el hombre que te miraba curioso siguiendo tu mirada tu pierna sin vendas o herida alguna. Cuando te habias curado parecía ser algo que habias olvidado. Konrad no noto nada raro en ese momento aunque se veía que tendría que ser convencido para que no sea tan sobre protector.

Leonor sintió la caricia dulce y como el vampiro sonreía al verla sonrojada, imaginando que su reacción había sido ocasionada por un gesto suyo en lugar de por los pensamientos que la habían asolado durante unos segundos. Por todo ello, trató de recomponerse lo más rápidamente que pudo al tiempo que respondía con dulzura.

- Tan solo me siguen sorprendiendo vuestro cariño. Sé que os fijasteis en mi por mi aspecto pero ahora creo que también os gusta mi carácter y aún intento adivinar por qué, teniendo en cuenta que soy un dolor de cabeza.

Esperaba que aquello bastase para que no descubriera su traición. Algo andaba mal en su cabecita, aunque suponía que, como el ladrón, también se le escaparía.

Después, escuchó las palabras de su Domitor con respecto a Josef. Ella se sentía dolida, puesto que el rubio norteño le caía muy bien, y por mucho que lo deseara, no podía conseguir que fuera recíproco si este había empezado a odiarla. Por todo ello, lo único que mencionó al respecto fue - Me gustaba la camaradería con la que me trataba cuando pensaba que era un hombre. Solo eso. Ahora su trato es distante. Supongo que no quiere malentendidos ni que me confundan con su novia o algo parecido. Pero tenéis razón. No es nada malo que se preocupe tanto por mi bienestar - finalizó sorprendiéndose al no recordar cuando pudo haberse curado por completo la herida de la pierna.

“Me gusta tu carácter, es muy atípico al que estoy acostumbrado y aunque no lo pienses ese dolor de cabeza tiene más ventajas de lo que piensas.” Comento el hombre que parecía no sospechar de la infidelidad de ella. “Pronto te dejaran de sorprender mis muestras de cariño Leonor. Ya verás que serán más frecuentes e incluso esta noche podría mostrarte.” Le ofreció llevando ambas manos a su cintura para acercarla hasta que la conversación se volvió mucha más íntima con la falta de espacio entre ambos.

Negó con la cabeza. “Hablare con él si es lo que quieres, tratare de ver porque se alejó de esa manera. Aunque bueno supongo que podría facilitar una reunión entre ambos.” Comento con la seriedad de un plan, pero viéndose contrastado porque introducía su rostro en el cuello de Leonor dejando sentir su aliento en ella.

“Dime además de la secta hablaron de algo mas con el príncipe, estuvo alguno de sus consejeros en la reunión?” pregunto pareciendo haberse resistido hasta ese momento a meterse en lo que paso ahí, lo pero que por su tono parecia muy interesado.

Sentir las manos de él en la cintura al tiempo que la acercaba hacia sí, hizo que la joven volviera a ruborizarse, aunque esta vez por diferentes motivos.

-No deseo que le impongáis nada. Prefiero que sea él mismo quien quiera mi amistad y el hecho de estar conmigo. Lo único que pido es que le preguntéis si quiere ocuparse personalmente de mi seguridad o prefiere que sea otro de vuestros hombres el que lo haga... eso, y que respetéis su decisión, sea cual sea – Le pidió, tratando de no causarle mal alguno al norteño, que suficientes problemas tenía ya por su culpa – Lo que realmente no entiendo es por qué él no sabe lo que sois… De hecho, ni siquiera sé quien de entre vuestros hombres tiene esa confianza, por lo que a veces es difícil poder hablar libremente.

Cuando Leonor sintió el suave aliento de él en su cuello, la jovencita no pudo evitar que un suspirito se escapara de sus labios. Su corazón se aceleró al imaginar aquellos dulces colmillos clavándose en su carne hasta conseguir que el placer la invadiera por completo. No obstante, la pregunta de él, la mantuvo con la suficientemente compostura como para que respondiera con un hilillo de voz.

-Nadie más estuvo en su despacho. El príncipe… me habló del libro de Nod y me pidió que escribiera otro de los capítulos para él. Yo… le obedecí sin rechistar, aunque… aunque… me da mucho miedo – Le confesó algo temblorosa, mientras inconscientemente sus manos le abrazaron buscando su consuelo.

Al no saber de los anteriores motivos el vampiro se lo veía mucho mas entusiasmado de la reacciones de la joven, hasta el punto que preguntaba menos y lo aceptaba con una rapidez que bien podría dejar sin muchas opciones

“Puedo aceptar su decisión me guste o no, pero espero no enterarme que no tiene algo muy personal contra ti ahora que le has dejado ver que eres mujer…” comento mirándola fijo. “No lo matare, no te preocupes por ello pero tal vez sea bueno mandarlo de nuevo a mi hogar me podría servir mejor como mensajero si es que no desea defenderte.” Comento el Lord llegando a un acuerdo con ella y tomando sus ideas como propias en cierto sentido.

Sonrio con malicia la confusión de ella respecto a quien sabia de su secreto. “En realidad todos lo saben aunque lo niegan en su cabeza, es algo que siempre ha pasado en mis tierras mas de lo que pasa aquí mismo. Los humanos siempre nos han conocido, siempre supieron que existíamos pero por miedo prefirieron creer que éramos solo leyendas.” Le explico tal vez no de la forma mas clara pero si prefiriendo darles un aire mas terrorífico a ellos. “Él no esta seguro de lo que soy porque no se lo he dicho, no me parece confiable con ese secreto mientras otros que te señalare mas tarde si lo son. Igual no son mucho mas bien los suficientes para que sea vea todo normal.”

El suspiro de ella no se le escapo al vampiro que apoyo segundos después sus labios en su cuello dejando sentir el suave tacto de ellos. Aunque quien mas sentía él al percibir el latido de ella y pegándole una lamida al costado como un prologo al mordisco que seguiría. Pero todo lo hacia con calma casi demasiado lento.

Entonces sintió su abrazo y lo acompaño otorgando el consuelo que ella buscaba. “Sin duda el Libro no es algo que debas tratar a la ligera y tampoco tienes que hacerlo con sus creyentes. Recuerda eso.” Le dijo dejando su cuello para subir a la oreja de ella. “Se puede decir que son peores que la iglesia, ya que muchos de ahí tienen contacto con la iglesia y la usan a su favor de la herejía mas de lo que piensas.” Le advirtió acariciando su espalda con cariño.

“Dime. ¿Qué sientes por el Principe?” Si bien la pregunta podria hacer latir con miedo el coracion de la pequeña, esta podia intuir por el tono usado que era una pregunta mas general y no una que mostrara una sospecha.