Partida Rol por web

Tras un buen rato de espera el cainita se presentó en la habitación su mirada se fijaba en ella, aunque por un segundo sentiste que no era así a pesar de lo fijo de su mirada. “Me dijo Camila que me necesitabas. Porque no me hablaste si era así?” preguntó el vampiro siendo algo directo.

Esto lo dijo aun sin terminar de cerrar la puerta de la habitación, tras hacerlo se acercó a Leonor con pasos rápidos hasta terminar frente a ella. ”Hola Leonor, cuanto tiempo sin vernos. Es una lástima cuando no estas por aquí, pero me alegro que volvieras.” Dijo con un tono más calmado y cariñoso.

- Vi que Velia estaba durmiendo en tu homnbro y no quería molestarla, por eso decidí hablar con Camila primero... espero que no os molestase - Respondió la jovencita mirandole a los ojos, algo extrañada por la pregunta tan directa y por la extraña mirada de Piero.

Acto seguido, y tras comprobar que volvía a ser el hombre amable que conocía, Leonor sonrió cándidamente - Yo también m alegro de volver. Es la primera vez que os he visto en el gran salón y me encanta la alegría que veo en vuestro rostro - Alegó, sin abordar aun sus problemas debido a que la puerta se encontraba abierta.

“Me pareció muy extraño, que no fueras directamente conmigo a hablarme.” Respondió sin dejar ver si eso le había molestado o no, pero si parecía mirarla con mucha curiosidad. Tal vez incluso examinándola enteramente de su posición elevada al estar parado.

Sonrio ante el comentario de estar en el salón. “Hay tiempos que estoy en ese salón festejando con el resto, otros estoy tranquilo y la gente parece no notarme.” Comento si fuera algo común en sus visitas al gran salón. “Piensas que eso es raro?” pregunto curioso de la opinión de Leonor.
 

-La próxima vez seréis el primero a quien acuda – Le respondió con una sonrisa intentando adivinar si Piero se sentía celoso por haber hablado con Camila en primer lugar.

Acto seguido escuchó las explicaciones sobre el tiempo que había pasado en el salón de la taberna y aquello hizo que imaginara al apuesto vampiro en dichos momentos felices y que anhelara haber estado allí junto a él – No pienso que sea raro, simplemente yo nunca os vi en el gran salón hasta ahora, y me ha gustado esa faceta vuestra que aún no conocía – Le respondió con honestidad.

Tras aquello, su semblante se tornó algo más serio, justo antes de comenzar a hablar sobre Theo – Piero yo… lamento acudir a vos para pediros un favor, pero… finalmente he encontrado a mi hermanito con vida, pero… no se acuerda de mí en absoluto y está junto a una mujer llamada Hypatia Soiledis que parece retenerlo siempre a su lado. Mi domitor me ha dicho que pertenece al clan de los Brujah y aun no sé muy bien cómo recuperarlo. Yo… he pensado que quizá vos tendríais más recursos o que podríais devolverle la memoria. De momento Lord Konrad acudirá a una cena a la que ambos han sido invitados y tratará de usar sus poderes para que Theo vuelva a recordar, pero aún no sabemos cómo hacer para que se quede a solas y quizá vos sepáis algo de ella que pueda ser de utilidad. – Le confesó, mirándole directamente a sus hermosos ojos verdes.

El vampiro parecio aceptar eso. “Deberías pasar más tiempo aquí. Entonces tal vez podrias haber estado conmigo como lo estuvo Velia en ese momento alegre...” Dijo con una sonrisa amistosa tocándole la frente. ”O tal vez bailando con Donna.”

El vampiro se le quedo escuchando atentamente todo lo que le decía, mirando con una expresión neutra hasta que finalmente ella le aclaro el favor que necesitaba de èl. “Podria intentar devolverle la memoria como trate de hacerlo contigo, vos bien sabes un poco como es el proceso aun cuando no hayamos terminado lamentablemente.” dijo alejando sus ojos de los de ella para mirar por la ventana afuera. “Yo no la conozco, conozco al clan. Aunque adivino que tu dormitor te ha hablado de ellos.”

Con un gesto de la mano la invito a acercarse a èl. “Leonor, me alegro que hayas encontrado a tu hermano perdido y confieso que parte de mi sabia que podrias hacerlo. Ahora quisiera ayudarte pero temo que esto seria el final de nuestra relación, además no deseo trabajar con tu domitor.” Declaro con cierta frialdad a pesar de la buena noticia que le daba ella.

Leonor tan solo respondió con una sonrisa ante la sugerencia de Piero. La principal razón por la que se había alejado de la taberna era para mantener a salvo a las personas que le importaban. Puede que Piero fuera un Vampiro, pero cada vez estaba más convencida de que atraía los problemas aunque no quisiera, y no deseaba involucrar a aquellos a los que amaba a no ser que fuera estrictamente necesario.

La jovencita se acercó tal y como él pedía con aquel gesto de la mano y no pudo evitar permanecer esperanzada cuando afirmó que podía intentar devolverle la memoria. No obstante, cuando su interlocutor le dijo aquellas últimas palabras, Leonor sintió una profunda tristeza difícil de explicar - ¿Po…por qué sería el final de nuestra relación? No lo entiendo. ¿Significa eso que no deseáis ayudarme? – Preguntó aun sin comprender que era lo que pasaba por la mente del Vampiro.

“Es una posibilidad, yo a veces veo las posibilidades si me concentro.” Le decía sin dejarlo del todo claro. “No se si sea por tu hermano, por Konrad o por alguien mas pero siento que te alejaras de nosotros. Por eso temo que termine nuestras relación.” Le decía también mirándola con tristeza y con un extraño deseo mostrándose en sus verdes ojos.

“Un parte de mi no quiere, ya que teme que tu alejamiento sea por algún peligro que termines hallando y te....” parecía que le falto decir algo pero se acorto el mismo sus palabras. “Ademas me incomoda trabajar con Konrad, no deseo interactuar con èl.” Sentencio como lo que sentía con mas seguridad en esa conversación contigo. “Pero por otro lado quiero ayudarte en todo, para que tu hermano vuelva contigo. Que este con nosotros.”

La damita no supo interpretar qué era lo que quería decir con aquello de ver las posibilidades, pero Piero siempre había sido un enigma para ella, por lo que tampoco le pareció demasiado raro. Lo que sí que no pasó por alto, fue ese deseo reflejado en los ojos del vampiro, lo que causó que se sonrojara inconscientemente sin poder evitar que un cosquilleo recorriera su frágil cuerpecito.

-Y me… - Respondió Leonor casi en tono de pregunta cuando Piero detuvo sus palabras antes de pronunciarlas. No obstante, la incomodidad a la hora de trabajar con Konrad fue lo que más le sorprendió.

-¿Es que acaso Konrad no es de vuestro agrado por alguna razón que desconozco? ¿Ha hecho algo malo que yo no sepa? – Preguntó, algo desconcertada. Realmente era la primera vez que Piero mostraba su descontento contra alguien, y aquello le daba qué pensar.

El vampiro no termino la frase a pesar de la repetición de la joven en ese tema, sino que lo dejo pasar para que la imaginación de Leonor terminara la frase. Pero un tema diferente eran las preguntas de Leonor que se veia obligado a responder.

“Siento que te ha tomado y alejado de nosotros.” Comento volviéndola a mirar con esa mirada algo perdida aunque estuviera centrado en ella. “Me pides trabajar con èl, pero no me agradan los de su tipo y temo que hayas buscado a ayuda en alguien que no le interese salvar a tu hermano.” Declaro sin dar como antes una razón valida pero empezabas a pensar que no había otra que la que ya te había compartido. 

Leonor miró a Piero con algo de tristeza. Sabía que el vampiro tenía razones de peso para pensar así, puesto que Konrad pretendía llevarla consigo a sus tierras. No obstante, no podía decirle que pensaba huir de todo y de todos junto con Gianna, puesto que aquello también la alejaría de él, aunque tan solo fuera temporalmente si algún día regresaba a esta preciosa ciudad.

-No os pido trabajar con él, tan solo os pido consejo y ayuda. No sé cuál será la mejor forma de ayudar a Theo y tengo mucho miedo de perderle para siempre – Le confesó, abriéndole su corazón como otras veces para que supiera que no mentía - ¿Qué pensáis que será lo mejor para salvarle? O… ¿Qué deseáis que haga? – Le preguntó abiertamente tratando de evitar creer que a Konrad realmente no le importaba nada su hermano.

El vampiro la miro en su rodeado de misterio por sus pensamientos pero parecer implacable a escuchar las palabras que le salían del corazón a la pequeña.

“Si deseas recuperarlo nada debería evitarlo hacerlo. Yo creo que muchos de nosotros no hacemos lo que debemos para recuperar lo que queremos realmente…” le fue respondiendo mirándola significativamente. “Haz lo que creas correcto, pero te pido que no confíes ciegamente en Konrad.” Decía con mayor emoción en sus palabras.

“Yo te recomiendo que lo traigas aquí a tu hermano y me permitas que sea yo quien recobre sus recuerdos. Tu ya sabes que puedo hacerlo.”

La damita le escuchó, sabiendo que tenía razón al afirmar que debía recuperarlo. Lo malo es que la jovencita no sabía cómo podía enfrentarse a la mujer vampiro y a sus hombres ella sola, y era cierto que no podía poner todas sus cartas tan solo en Konrad, puesto que cualquier cosa podía salir mal.

-Está bien… aunque me será muy difícil traerle hasta aquí, puesto que Theo ni se acuerda de mí, ni desea ir conmigo a ninguna parte… Acepto sugerencias, aunque trataré de hacer todo lo posible yo sola. – Le respondió, intentando encontrar en su cabeza un plan para poder llevar a cabo aquello que Piero le decía.

-¿Recuperaréis también mi memoria cuando Theo esté conmigo? – Preguntó, sin pasar por alto lo que él le había recordado no hace mucho.

“Ganalo. Convencelo que te acompañe estoy seguro que con tu inteligencia y tu linda sonrisa podrias hacer que tu hermano venga contigo. Que cualquier persona lo haga.” Le expreso con seguridad marcando sus palabras tomando las manos de ella en un gesto que pretendía darle confianza a ella. “Aunque uno quiera no puede mantener a un mortal pegado a uno, no son muñecos aunque se les trate de hacer pensar eso a ellos.” Concluyo sin tirar una sugerencia pero tratando de darle una esperanza de que se los podía separar.

Asintio sin pensarlo mucho. “Puedo hacerlo por ti ahora mismo, si quieres. Puedes quedarte aquí recordando lo que haz olvidado y tal vez eso te inspire para conseguir a tu hermano.”

Leonor asintió ante las palabras de Piero. Quizá si hablaba con Theo, él quisiera escucharla. Lo difícil sería hacerlo en privado, sin que la dama griega estuviera presente. Aunque esperaba que durante la cena, pudiera tener oportunidad gracias a la ayuda de Gianna.

Cuando el vampiro le ofreció ayudarla con su memoria, volvió a sentir aquel cosquilleo mezcla de inquietud y curiosidad. Durante unos segundos dudó qué contestar, no obstante las palabras de Piero afirmando que lo que descubriera tal vez la ayudara a recuperar a su única familia, fueron definitivas y, tomándole de las manos, le dijo con convencimiento:

-Estoy dispuesta a hacer lo que sea para que no aparten a mi hermano de mi lado de nuevo... Confío en vos. - Afirmó, sin saber qué se ocultaba dentro de su cabecita y desconociendo totalmente el hecho de que, realmente, Theo no era su hermano de sangre.

El vampiro solo asintió y pronto centro sus ojos en los de ella. Por un largo momento pareció que nada pasaba en ese lugar, sentía que seguía ahí mismo pero sus temores extrañamente crecían como si pensara lo peor de ese silencio e inactividad entre ellos.

Sin embargo antes que pudiera decir algo sintió una voz en su espalda volviendo a ese pasillo de la otra vez que seguía viéndose enorme para su nuevo tamaño, aunque ahora se veía mas viejo y sucio lleno de telaraña. Pronto avanzando comenzó a avanzar sin saber bien porque lo hacia. Revisando su alrededor no había mas que paredes y detrás de ella una oscuridad demasiado profunda, ya no estaba con Piero sino en sus recuerdos.

De pronto vio una figura sentado en una silla contra la pared, se encontraba con los brazos cruzados y con la cara extrañamente oscurecida. Cerca de ese hombre había una puerta media abierta con luz brillando dentro. De pronto lo sintió en su pecho como algo frio y metalico se chocaba con su piel, al fijarse notaba que era el medallón que había recibido en su ultimo recuerdo.  Se encontraba colgado en tu cuello y no sabias bien porque ahora mismo lo sentias pero no antes.

Como otras muchas veces, la joven permaneció embelesada ante esos verdes ojos que la miraban. No obstante, la inquietud fue apoderándose de ella a medida que el tiempo pasaba, hasta que finalmente se encontró en aquel castillo que había rememorado con anterioridad, volviendo a sentirse diminuta en aquel cuerpecito que actualmente no reconocía como suyo.

Por alguna razón que no comprendía, comenzó a caminar por los vacíos corredores, aunque, a diferencia de la última vez, estos parecían demacrados, como si el tiempo no hubiera sido clemente con ellos.

Pero entonces, al detenerse a observar a una oscura figura sentada junto la pared justo al lado de una puerta iluminada, el medallón que hasta ahora no había notado, se sentía terriblemente frío contra la piel de su pecho, incrementando el miedo ante lo que el futuro, que era su pasado, le deparaba.

La oscura figura permaneció en la silla donde estaba no pareciendo ser afectada por la cercana presencia de Leonor. Tal vez era porque la joven no había decidido hablar, ni tocarlo. Lo cual en cierta forma se sentía como lo correcto.

Pero la sombra parecía tener vida propia empezando a gruñir o al menos asi parecía, era difícil saber incluso para Leonor que estaba cerca. El ruido lo si bien no daba confianza la figura seguía quieta en el estado que ella lo había encontrado. Lo único que parecía cambiar era la fuerza en que esos extraños rugidos empezaban a a salir de la boca de la sombra mientras ella se quedaba viéndolo.

Mientras la puerta cercana seguía iluminada, con algunas sombras distintas y bastante mas delgadas de la que tenia Leonor enfrente danzaban en el interior de ese extraño lugar.

El medallón se volvia mas pesado e incluso sentía que le apretaba, haciéndola desear quitárselo pero por una razon desconocida no quería hacerlo.  

Leonor cada vez se sentía más asustada, mientras el frío que atenazaba su pecho le resultaba cada vez más y más pesado.

La figura inmóvil cuyo rostro no podía reconocer, comenzó a emitir sonidos guturales hasta el punto de resultar espeluznantes, aumentando en intensidad a medida que permanecía más tiempo allí plantada.

Por eso mismo, y a pesar de que nada de aquello le gustaba, la joven pelirroja corrió hacia la puerta iluminada donde unas desconocidas sombras bailaban al otro lado. Tan solo deseaba que aquella sombra no la agarrara antes de que pudiera cruzar el umbral.

El hombre continúo en su silla gruñéndole a ella o simplemente gruñendo hacia la nada. Pero dejaba de tener importancia para la joven, que tras cruzar el umbral dejo de escucharlo e incluso cuando miraba detrás no podía verlo.

En un acto que solo podía ocurrir en un sueño, sentiste como las luces se intensificaban lo suficiente para dejarse media ciega y luego como si nada se apagaban completamente para dejarle frente a un corto pasillo mal iluminado. Avanzando por este no tardaste en llegar a unas escaleras que descendían hasta lo que parecía como el centro de la tierra por la extrema longitud en que bajaban.

Leonor podría empezar a creer en la mala idea que seria bajar, pero su cuerpo reaccionaba por si mismo bajando uno y otro escalon hasta ese lugar tan profundo. Pero entonces lo vio apenas contra una pared a esa sombra que en su anterior visión había encontrado. Fue por un instante porque la sombra se movio enseguida detrás de ella, dejándole una pequeña oportunidad para prepararse para lo que venia.

La sombra trato de empujarla por las escaleras, dejando anteriores sutilezas para herirla ahora mismo físicamente.

Leonor cruzó el umbral algo temerosa prensando que la sobra se abalanzaría sobre ella nada más tenerla cerca. Afortunadamente no fue así, aunque las luces la cegaron lo suficiente como para que tuviera que cerrar los ojos y esperar unos segundos hasta que volvieron a menguar de intensidad.

Entonces, justo frente a ella, unas interminables escaleras descendentes condujeron sus pasos sin que supiera exactamente por qué continuaba bajando por aquellos peldaños de piedra seca. Todo aquello le resultaba inquietante, pero no tenía más remedio que continuar por alguna razón que no comprendía muy bien.

Fue en ese momento cuando volvió a sentir aquella sombra que había tratado de emponzoñar sus pensamientos con anterioridad, y estaba a punto de decir algo, cuando el oscuro ser se situó justo detrás de ella y trató de empujarla para que se precipitara por las escaleras.

Ella era pequeña, pero aun así, pudo esquivar esas ladinas manos sobre ella y, tras aquel ataque, se puso en guardia mientras le increpaba en voz alta - ¡Maldita sea! ¿Qué quieres de mi? ¿Qué te he hecho para que me desees tanto mal?