Partida Rol por web

Si bien era una pequeña entrada por la cual debía pasar, la joven huérfana se las arregló para colarse con suma facilidad. Pareciendo una pequeña felina se colocó primero en cuatro y encogiéndose lo suficiente fue arrastrándose con una delicadeza que le permitió evitar que se raspara con las tablas rotas en el agujero. Además de que en ningún momento tuvo dificultad alguna para ingresar todo su cuerpo dentro del derruido hogar, lo que convertía a eso en una proeza inpresionante pero lamentablemente no había nadie para felicitarla.

Echando un vistazo el hombre seguía con los ojos cerrados y una respiración lenta, aunque ahora dentro podía notar un débil ronquido viniendo de este.

Lo siguiente seria posicionarse detrás de la mesa para cubrirse y tener un espacio para pensar con calma sus próximos movimientos. Pero de pronto sintió como si algo faltara, un ruido que hasta hace poco le habia dado mucha confianza. "El ronquido" le recordó su mente. Pero fue muy tarde cuando pudo ubicar que era y rápidamente lo supo cuando miro de nuevo hacia el Aleman que la miraba fijo con sus serios ojos azules.

Antes de que la chica pudiera decir algo tenía a aquel hombre le salto encima con una facilidad que no se esperaba desde su lugar contra la pared. Obligándola a retroceder hasta que finalmente la tuvo tomada de sus hombros contra la pared cerca del agujero donde había entrado hace unos instantes. El hombre no tardo en bajar sus brazos hasta las muñecas y levantarle las manos por encima de la cabeza de ella, apretando con una fuerza que le era imposible enfrentar.

Por otro lado en ese momento empezaba a darse cuenta que el tipo se había hecho el dormido y ahora teniéndola casi inmovilizada, la había hecho caer en una trampa de él. Cuando vio que la tenia asegurada empezó a hablarle, aunque para la mala suerte de ella habla en un aleman que no podía entender en lo mas mínimo y además parecía frustrarse un poco al ver el rostro de desconocimiento de la pequeña. Se quedó callado jugando con su lengua en un diente frontal partido mientras parecía meditar que haría con ella.* 

Había entrado sin dificultades en aquella casa derruída, a pesar de que su corazón latía con fuerza ante lo que estaba a punto de hacer. Robarle las ropas no era una empresa sencilla, pero esperaba poder realizarla con la mayor discreción y rapidez antes de que el hombre se diera cuenta de su presencia.

Todo parecía ir sobre ruedas y hasta había conseguido entrar si el menor rasguño al pasar por aquel espacio tan estrecho. No obstante, cuando se quiso dar cuenta, el hombre que creía dormido, estaba más que despierto y preparado para saltar sobre ella sin la menor dilación. La huérfana trató de zafarse y huir de allí, pero era demasiado tarde.

Aquel asesino la tenía agarrada y aprisionada contra la pared, imposibilitándole cualquier posibilidad de escape, mientras alzaba sus muñecas para que no pudiera hacer nada contra él. Pero su adversario no tenía intención de matarla de momento. En lugar de ello, trató de realizarle algunas preguntas en lo que ella suponía que era alemán, a pesar de que no entendió nada en absoluto.

No sabía dónde tenía la daga que podría acabar con su vida en un segundo, por lo que, mientras él jugueteaba con su diente partido sopesando qué hacer con ella, la muchacha se armó de nuevo de valor y le dio una patada con todas sus fuerzas en la entrepierna, suplicando para sus adentros que la soltara del dolor para que pudiera huir escaleras arriba, mientras le increpaba – Lasciami in pace!

Un rápido vistazo te ayudo a comprobar que la daga había quedado en el suelo donde la viste por primera vez cuando creías que el alemán estaba dormido. Al parecer durante el salto no tuvo la intensión de agarrarla, si no que prefirió tener sus manos libres para apresarte con mayor facilidad. Aunque había cometido el error de no apresarte del todo, por lo que tu pierna estuvo libre para darle un rodillazo en la entre pierna.

El alemán vio lo que pretendía pero su reacción no pudo seguir la velocidad de su mirada, soltándole una mano a la joven pero no llegando a tiempo para interceptar el rodillazo. Unas palabras en Aleman se liberaron de él, obviamente maldiciones de su país por el terrible dolor que sentía.

En ese momento la joven estuvo lo suficiente libre para empujarlo de su camino, pero pudo comprobar que el sujeto seguía aferrada a ella con una de sus manos. A pesar de los intentos no pudo librarse con tirones del agarre del asesino, lo que claramente le debía empezar a preocupar porque este no tardaría en recuperarse del golpe a traición. Por su parte el aleman parecia decirle cosas a ella, aunque la diferencia de idiomas y tono no le daba una buena pista de lo que intentaba decir.

Al darse cuenta de que el Alemán no disponía de la daga en su poder, Leonor sintió como un soplo de esperanza en sus planes de fuga. No obstante, aquello duró demasiado poco, puesto que, a pesar del contundente golpe que le había propinado al asesino, éste no la había soltado y continuaba blasfemando en ese idioma que no entendía.

Al ver que le era imposible zafarse del agarre que este imprimía con una sola de sus manos y al ser perfectamente consciente de que no sería nada condescendiente con ella cuando se recuperara del dolor,
la pelirroja se armó de valor si sacó su daga escondida para asestarle un tajo al brazo que la agarraba.

Sabía que, aun en esta situación, su conciencia le impediría matar a ese hombre, por lo que si lograba que la soltara, agarraría sus zapatos y saldría de allí como alma que lleva el diablo.

El rápido tajo dio en su blanco, dejando escapar un hilo rojo del brazo del germano que término debilitando el agarre lo suficiente para que de un nuevo tirón Leonor pudiera liberarse.

Libre del agarre lo primero que supo que debía hacer seria escapar rápidamente del lugar antes de enfrentar la ira del germano, pero a la vez tenía una misión que cumplir y luego de esto sería mejor que cumpliera al menos una parte. Además de que había una posibilidad que sin zapatos no pudiera perseguirla de forma segura por este derruido barrió.

Sin detenerse en ningún momento y con un paso rápido de su brazo tomo el par de zapatos que no tardaron en ofrecerle un olor bastante fuerte que era una mezcla de horas de uso y ahora una humedad muy reciente. Más eso podría aguantarlo con un esfuerzo. Siguiendo su trayecto fue hacia las escaleras donde encontró un problema mayor, las escaleras como el resto del edificio estaban muy derruidas incluso destruidas en ciertos pedazos. Pero no había otro lugar donde huir por lo que la joven con su mejor esfuerzo trato de ascender por estas bien y rápido. Logrando ninguna cuando un mal paso la termino con un pie hundido en uno de los abundantes agujeros de la escalera.

Si miraba hacia el Alemán notaria que este ya se encontraba más o menos recuperado del golpe, tambaleando un poco aunque no yendo en su dirección sino por su daga. Pronto la jovencita tendría que enfrentar un rival armado y con ella inmóvil a menos que se apurara a salir de ahí.

Un atisbo de esperanza se dibujó en su cara cuando logró zafarse del aturdido enemigo que la había sujetado testarudamente a pesar de sus golpes. No tenía tiempo que perder, por lo que, sin pensárselo dos veces, saltó cual gacela aferrando los zapatos a su paso para alcanzar cuanto antes el piso superior y poder escapar por fin de aquella casa derruida.

Cuál fue su mala suerte, que en plena carrera, una de las tablas de la escalera cedió bajo sus pies atrapándola de nuevo. Leonor sabía que si no se soltaba pronto, este probablemente fuera su final, puesto que aquel hombre no mostraría misericordia ante un niño vagabundo que había acudido a su lugar de descanso para robarle los zapatos ¿En que había estado pensando? Tenía que haber informado a Amedeo cuando aún estaba a tiempo.

Ahora moriría a manos de un asesino, mientras se aferraba estúpidamente a unos zapatos malolientes. Presa del pánico y sin emplear demasiado cuidado en su labor, la joven pelirroja trató de hacer fuerza para soltarse de aquella prisión de madera podrida antes de que su perseguidor viniera y le rebanara el cuello.Si aquello funcionaba, pensaba irse de allí sin mirar atrás, por el agujero que tenía ante ella.

Para su suerte la madera que cedió tan fácilmente para caer, cedió con la misma facilidad cuando la desesperada jovencita tiro de su propia pierna. Estando liberada reviso su pierna rápidamente y con alegría se dio cuenta que no había sufrido ninguna herida, ignorando la rotura del pantalón.

De nuevo volvió a su marcha, ignorando lo que se disponía a hacer el alemán ya que ella tenia una buena idea de lo que le podría pasar aun cuando el Alemán confundiera su objetivo como el de solo robarle los zapatos. Arriba vio una mesa más pequeña que la de abajo, pero eso no le importó estaba decidida a escaparse tal vez olvidándose para siempre que estuvo ahí.

Por lo que cuando vio el agujero salto en el internándose sin demasiado problema en la casa de al lado. Incluso conservando su equilibrio ante el forzado freno que tuvo que hacer para no golpearse contra el muro de la pequeña habitación donde habia terminado. Una vez detenida examino con rapidez la habitación en la que se encontraba no encontrando mucho de interés, excepto claro el hombre negro que la miraba desde un rincón.

El hombre aunque despierto se veía cansado y desanimado, además que ni siquiera hizo esfuerzo alguno de levantarse solo siguiendo a la pequeña con la mirada. Aun el alemán no parecía estar lo suficiente cerca de ella o haber subido al segundo piso de la casa, en la mente de la joven se empezaban a formar la idea de que acaso tramaba algo o se había quedado detrás por alguna razón.

No podía creerse que no se hubiera hecho daño al sacar el pie de aquellos maderos viejos, pero al verse libre, no se lo pensó dos veces y corrió como alma que lleva el diablo saltando por el hueco libre hasta la casa de al lado.

Casi se mata al chocar contra la pared de en frente y tubo que sacudir la cabeza para comprobar que todo estaba en su sitio y que ella seguía aun de una pieza. Entonces, cuando se disponía a seguir corriendo, vio la figura azabache que la miraba con cansados ojos desde un rincón de la sala y sintió como su corazón se detenía por unos instantes.

Todo ello, agravado por el hecho de que no era capaz de ver u oír al Alemán del que huía con tanto ahínco, cosa que activó todas sus alarmas de golpe. ¿Y si había salido por la puerta y la esperaba desde la calle hasta verla aparecer? Leonor estaba aterrorizada, por lo que, sin ser demasiado capaz de reaccionar con raciocinio, se colocó un dedo en la boca, suplicó con la mirada al hombre de negro que no la delatara y se dispuso a esconderse detrás de algún mueble o en algún lugar envuelto en sombras, alejada de la nueva amenaza que acababa de aparecer en escena.

Sus pequeñas manos que agarraban su diminuto cuchillo temblaban como hojas, pero la opción de salir a campo abierto y que le lanzaran un puñal al pecho la asustaba tanto, que su respiración se aceleró visiblemente. Parecía un ratoncillo asustado frente a un par de ratones, pero ese ratoncito lucharía con garras y dientes hasta el final.

Detrás de la cama desgastada que el hombre no usaba en ese momento, había un lugar pequeño donde ella podía esconderse gracias a su pequeña complexión. Aunque el espacio libre era algo incómodo aun para ella, por lo que podría estar peor enfrentando al Alema aca que en las escaleras y además no le permitía visibilidad al resto de la habitación, solo podía mirar al hombre sentado.

El hombre oscuro se quedó callado como la joven le pidió, al igual que había estado desde el primer momento que lo vio. Por un momento la jovencita se planteó que podía estar muerto pero el hombre seguía moviendo su mirada siguiendo cuando se fue a esconder.

Unos segundos luego que Leonor estuviera posicionada en su escondite, se dio cuenta de la llegada del Alemán gracias al fuerte sonido que produjo al impactar contra la pared del pequeño cuarto. Maldiciendo como antes pareció dar vueltas un poco por la habitación antes de acercarse al hombre y levantarlo del suelo. Como antes pareció hacerle preguntas en su idioma germánico, pero a diferencia de la joven el negro le vomito encima pocos segundos luego que lo comenzara a agitar. Un vomito que parecía mezclar varias cosas, sin embargo lo que salía mas a la vista era un líquido carmesí que no podía ser mas que sangre.

El alemán sorprendido por esa respuesta se deshizo  asustado del hombre tirándolo donde se encontraba Leonor. Saliendo rápidamente de la habitación, notándoselo cada vez mas enojado en sus pasos. Por su lado el hombre se quedo quieto encima de Leonor aun dejando caer algo de líquido viscoso de su boca, no parecía que se moveria por sí mismo pronto. Luego de sacárselo de encima y limpiarse la pequeña quedo ahí pensando en sus próximas acciones.

¿Qué haría ahora? ¿Volveria con Amedeo con unos zapatos viejos en las manos o se escaparía y evitaría al guardia o trataría aun de conseguir al asesino que posiblemente no se la esperaría desde atras?

La joven huérfana habia decidido no ignorar al hombre que no la habia delatado aun siendo amenazado por un hombre armado, por lo que decidio ayudarlo con el poco conocimiento médico que habia aprendido en la calle. Sin embargo cuando lo movio para examinar su cuerpo en busca de una herida del puñal del germánico, no encontró corte alguno aunque sintio algo extraño al tocar el area de su estomago pero no podia identificar de que se trataba.

Al notar que se empezaba a atragantar con su propio vómito, lo voltio viendo con horror que en su boca la falta de lengua. Fue cuano este termino de de dejar su boca liberada de liquidos que podias apreciar que no habia sido arrancada de un corte, lo que te dejaba bastantes consternada al no saber bien como le habian hecho esto al pobre hombre. De cualquier forma el trabajo parecia mas limpio de lo que tenia derecho y tal vez algo antiguo.

Estaba muy asustada, pero tan solo le quedaba la opción de quedarse muy quieta para que el Alemán no la descubriera y rezar todo lo que sabía para que el silencioso hombre siguiera siéndolo. Cuando el asesino agarró a la figura de negro de la solapa y esta empezó a vomitar sangre, tuvo que taparse la boca con las manos para no soltar un gritito ahogado.

Desde luego alguien la protegía, puesto que el despiadado hombre echó a correr fuera de la casa sin percatarse de su presencia. Pero Leonor simplemente no podía ignorar que aquel hombre necesitaba su ayuda, así que, en lugar de salir de allí cuanto antes, se paró a intentar examinar si estaba así por una indigestión de acero. Cuál fue su sorpresa al no descubrir nada parecido.

Y el hecho de que le hubieran arrancado la lengua tampoco la ayudaba a esclarecer qué era lo que estaba sucediendo allí. -Intentaré encontrar ayuda. – Le susurró lo más silenciosamente que pudo, mientras le colocó en una postura que evitara que se ahogara con su propia sangre y se dispuso a salir de allí cuanto antes.

Su intención era acudir donde se encontraba Amedeo, no sin antes tirar aquellos zapatos en el canal más profundo que encontrara. Tenía que avisarle de que había encontrado al hombre y de que, lo más seguro fuera que no fuera muy lejos sin botas... Pero lo más importante era salvar a ese moribundo antes de que fuera tarde.

El hombre solo la miro una ultima vez antes de cerrar los ojos y quedarse tumbado en el piso. Si solo lo hacía para descansar o dejarse morir era algo que no podía estar segura Leonor, porque la actitud del hombre no se alejaba de la indiferencia incluso ante el ofrecimiento de ayuda de la pelirroja.

Con algo de precaución la joven se encamino fuera de la casa, no encontrándose con el alemán en el camino en ningún momento. Pero no pudiendo sacarse una sensación de ser observada. Revisaba su espalda en una busqueda infructuosa de alguien, sin embargo en los lugares que si habian miradas indiscretas mirándola con asco o temor era en los hogares.

Volviendo por el camino se encontró a un joven que la increpo, explicandole rapido que era otro nieto de la anciana que le habia ayudado a encontrar al Alemán. Al parecer su abuela le habia convencido para que vaya a buscarla para saber como estaba y si era necesario que le arrastrara para afuera del barrio, dejando claro lo peligroso que era para ciertas personas estar aca.

Mientras te explicaba el chico te examinaba con cuidado, percatándose de las botas rápidamente. "A quien...robaste?" dijo con un notable acento extranjero. "Mejor tíralas..." agrego mirando detras de ella, seguramente buscando alguien que la estuviera persiguiendo.

"Ese hombre...lo vale?" pregunto mientras comenzaba a avanzar de nuevo y le hacia señales para que le siguiera. Con tu buena memoria podias darte cuenta con facilidad que te llevaba de nuevo en el camino hacia la abuela de él.

Leonor no quería pensar que aquel hombre se estuviera muriendo delante de ella. Suficientes muertes había tenido ya por un día, por lo que se apresuró para intentar buscarle auxilio lo antes posible pero, cuando pasó tres veces por el mismo callejón, fue consciente de que había fracasado drásticamente en la tarea de encontrar el camino de vuelta.

Con la paranoia pegada a sus talones, la pelirroja no dejaba de ver sombras en todas las esquinas, temiéndose que el alemán estuviera agazapado en cualquier rincón esperando para matarla. Casi se le sale el corazón por la boca al ver al nieto de la ancianita que la buscaba, aunque consiguió recomponerse a tiempo para no parecer tan asustada a sus ojos y para seguirle hacia donde la conducía…

A decir verdad, no hubiera podido encontrar la salida sin él por lo que, por mucho que desconfiara de los extraños, no tuvo más remedio que fiarse de él. -No… pero es peligroso. – Le advirtió ante la extraña pregunta que el muchacho le realizaba. – ¿Sabes donde ha ido? – Preguntó mientras buscaba un canal donde arrojar las malditas botas que le había quitado al germano.

Si el nieto de la vieja noto tu miedo, lo oculto bastante bien pero en parte pareció no darle mucha importancia ya que tenía su misión por parte de su abuela.

“En esta ciudad…esos abundan.” Comento en respuesta a su comentario de que se trataba de alguien peligroso, prosiguiendo a suspirar desanimado apurando un poco más su marcha luego que la jovencita se deshiciera de las botas viejas. “Eh…no lo vi. Te estaba siguiendo?” de nuevo reviso a espalda de ambos buscando a alguien. “Espero mi abuela…no se equivoque…con ayudarte.” Murmuro con suficiente claridad para que pudieras escucharlo y entenderlo aún con su dominio flojo del italiano.

Pronto llegarían a la casa de la vieja y aun ninguno de los dos parecía detectar a alguien siguiéndolos pero la joven huérfana seguía sintiéndose observada. Incluso su instinto parecía decirle que era una mala idea seguir hacia donde iban.