Partida Rol por web

Leonor seguía sin saber qué había de extraño en las reacciones de su amigo. Parecía que no había visto a Sabino o al pequeño, pero entonces desconocía por qué le había preguntado por él de forma tan directa. No obstante estaba claro que esta no era la razón por la que había algo que no le cuadraba en el joven, aunque prefirió no insistir más para no inquietarle.

-Si quieres puedo ser yo el que intente hacerse amigo de los extranjeros ya que según dices, algunos ya te tienen como culpable y pueden llegar a desconfiar de ti. Josef está de nuestra parte por lo que quizá lo mejor sea que estés casi todo el tiempo con él para que tengas una coartada si desaparecen más cosas y nadie más pueda acusarte de nada. - comenzó dándole la razón y sugiriendo aquello como alternativa.

-Respecto a colarme en los dormitorios del resto… no solo estoy seguro, sino que lo haré yo solo para que cualquiera que nos pille no malinterprete lo que hacemos y te sigan culpando… Yo haría esto y mucho más por ti, Imanu. Eres un buen chico y lo voy a demostrar.

Imanu no pareció tener objeción alguna con tus sugerencias incluso viéndose algo aliviado que fueras por esa ruta. “Seria lo mejor para mi y asi de paso no te estorbare.” Comento con algo de frustración.

Entonces fue cuando escucho tus otras palabras que parecio mostrarse algo extrañado con estas, incluso una risa nerviosa se vio en su rostro. “Yo se lo que soy, Leo. No tienes que hacer un gran escandalo, ni tenias que rescatarme de ese lugar arriesgando tu vida.” Le devolvió con algo de obviedad. “Eres demasiado bueno para este mundo y eso no está bien, terminaras decepcionándote mucho.” Le comento con un tono suave mostrándose preocupado por la actitud del joven. “Pero igual seguirás queriéndolo hacerlo cierto? Aun cuando te diga esto y te diga que no lo hagas?” pregunto mirándola fijo con un ojos de color café.

Leonor se alegró de que Imanu le diera la razón con respecto a permanecer junto al bueno de Josef. Esperaba poder encontrar alguna pista pronto sobre quien había robado en las habitaciones, a pesar de que apenas tenía nada por lo que empezar a investigar.

Cuando Imanu mostró esa expresión de preocupación por su actitud, Leonor no pudo evitar comprender su punto de vista, por lo que, negando con la cabeza le respondió – Si soy así es porque mi hermano me enseñó a comportarme de esta manera. No le daré la espalda a alguien que lo necesite, además de que tu mereces más la pena de lo que crees, así que deja de infravalorarte – Le dijo con un gui8ño quitando importancia a su tono serio y regalándole una sonrisa.

-Bueno, es tiempo de ponerse manos a la obra – Afirmó tras pillar un par de trozos más de pescado – Seguro que Josef agradece que le eches una mano con sus tareas del día.

Imanu tenia toda su atención puesta en ella e incluso lo notaste como pretendía responderte con el mismo tono que uso antes, pero se contuvo tal vez por el guiño alegre o por otras razones. Finalmente asintió dejando el tema zanjado.

Termino tomando el último trozo del pescado antes de levantarse. “Supongo que lo agradecerá y de paso podre mostrarles a estos que puedo hacer cosas utiles.” Comento mirando de costado a aquellos hombres, antes de marcharse. “Espero nos veamos de nuevo Leo. Eres un buen amigo.” Se despidió y sonrio al entregarte el halago final.

De nuevo había quedado sola la joven, aunque como en otros momentos seguía teniendo cosas que la distraían de la soledad en la que vivía incluso que le hacían soñar que esta terminaría.

Finalmente la jovencita consiguió convencer a Imanu de que le dejara este asunto a ella y se alegró de que el joven fuera a estar bajo la custodia de alguien tan noble como Josef. Por alguna razón, el rubio extranjero le infundía una confianza que no lograba comprender demasiado bien, pero saber que estaría cuidando de su amigo la reconfortaba.

-Claro que nos veremos de nuevo – Le respondió a la despedida mientras le decía adiós con la mano – Tu también eres un buen amigo.

Una vez que se quedó a solas, recogió el plato vacío y lo acercó a la barra para hacer más sencilla la labor del posadero. Aun no tenía un plan prefijado, pero se dijo a sí misma que lo más inteligente sería que sus primeros pasos fueran tratar de averiguar los horarios de los hombres de Konrad y las labores que cada uno debía realizar. De este modo podría colarse en sus habitaciones sin miedo a ser descubierta, justo cuando estuvieran ocupados. Por todo ello, su primera intención era acercarse hasta el comedor y colocarse en algún sitio estratégico para poder escuchar sus conversaciones mientras pedía algo de comer en la barra. Su siguiente paso sería tratar de ganarse su amistad, ofreciéndose a ayudarles en cualquier tarea que le encomendaran.

El posadero agradeció aunque parecio buscar si alguno de los mozos se había encontrado holgazaneando y por ello ella había tenido que traer el plato de vuelta. Pero aquella averiguación se volvió secundaria cuando el supuesto chico pidió mas comida, por lo que le atendio con la misma rapidez que la vez anterior.

Una vez con comida se quedo espiando donde se encontraba el grupo mas grande que se encontraba reunido comiendo y bebiendo con ganas. Las charlas de ellos se centraban en lo que encontraban curioso en aquella ciudad que Leonor ya estaba acostumbrada. Primero hablando de las mujeres que les parecían mas sueltas que las de sus tierras junto a mas lindas pero con las desventajas que eran muy creídas. De ese momento logro conseguir algunos tiempos de libertad que tenían los hombres y utilizaban para encamarse con algunas de las mujeres del famoso puente.

Luego pasaron a hablar de los hombres o de los imberbes como les decían ellos al pensarlos bastante afeminados y cansadores con sus actitudes de realeza, incluso uno de ellos señalo a Leonor para demostrar lo femenina que eran los hombres logrando la risa de los demás. Ese mismo hombre le hizo gestos para que se acercara a la mesa.

Nunca se podía saber cuando la comida escasearía, por lo que poder llenar su estomago con algo tan suculento era un placer en sí mismo que no le importaba repetir una y otra vez. Mientras disfrutaba de aquel plato de comida, fruto del dinero obtenido del cajón de Konrad, Leonor agudizó el oído, atendiendo a las conversaciones de los extranjeros para intentar captar cualquier cosa que le ayudara a descubrir al ladrón que estaba tratando de incriminar a su amigo Imanu.

Escucharles hablar sobre las particularidades de su tierra fue bastante agradable, puesto que aquella charla distendida le hacía amar aun más el lugar que la había visto crecer. Asimismo, estaba de acuerdo en el hecho de que las italianas solían ser tan presumidas como inconformistas, aunque ella consideraba que aquello les confería cierto carácter, que el resto de mujeres de otros lugares no tenían. Por el contrario, Leonor nunca había sido presumida en absoluto y jamás se había considerado especial. Precisamente por eso, todo lo que estaba ocurriéndole últimamente le parecía tan irreal como extraño, y no por ello hacía que aumentara su concepción de ella misma, sino todo lo contrario.

Pero cuando los hombres centraron su tema de conversación en los venecianos y uno de ellos la señaló para que se acercara, Leonor no tuvo más remedio que recoger su plato y acudir hasta el lugar donde todos reían, para sentarse junto a ellos.

-Antes de nada diré que estoy de acuerdo – Afirmó con una sonrisa guiñando un ojo y dándole la razón a aquel hombre, sabiendo que era imposible que no escuchara su conversación a causa de las voces que daban en medio de la taberna – Casi todos Venecianos que tienen un mínimo de dinero son unos señoritos prepotentes.

Cuando se acerco el hombre apuro a los demas a hacer algo de espacio en la mesa, pero claro que aun con eso ella se sentiria algo apretada por los grandes hombres que tendria a sus costados. Noto que el hombre estaba a punto de decir algo solo para quedarse callado y curioso ante tus palabras. Fue cuando termino de hablar que un silencio se apoderara de la mesa antes que volvieran a reir ante las palabras del joven.

“jajaja Eso tambien tienen estos creidos...” comento el mismo hombre que la habia hecho acercarse, antes de tomarle de la pera obligando a la joven a inclinar su cabeza para arriba. “Aunque aca hay algo que los hace iguales.” dijo claramente señalando a la falta de barba antes de soltarla y tomar la suya que era larga y pocas veces vista de esa forma en la ciudad mas por una cuestion de moda. “Que les pasa? Acaso las mujeres terminan siendo mas hombre que los hombres.” comento entre risas.

"Haber es verdad lo que dicen que todo aqui se puede comprar, incluso un titulo noble?" pregunto el hombre que notabas por el aliento que estaba alcoholizado, aunque por la actitud de todos podias darte cuenta.

Leonor permitió que le hicieran un hueco en la mesa pesar de que no se sentía demasiado cómoda entre aquellos hombres tan grandes y que olían tanto a alcohol. El silencio que se hizo consiguió ponerla un poco nerviosa, pero los estallidos de carcajadas que vinieron momentos después, hicieron que respirara un poco e intentaba recomponerse de la impresión, a pesar de las confianzas que aquel extranjero estaba teniendo con ella a la hora de sujetarla de la barbilla.

-¡Amigo! Yo jamás me metería con una veneciana si fuera tú, puedes terminar sin pelotas. Por ellas, hasta el más fornido de los hombres puede afeitarse todo el cuerpo e incluso perfumarse si es necesario, para no hacerlas enfadar. – Fue su respuesta, para intentar provocar más carcajadas entre los presentes y ganarse su confianza.

-Yo pensaba que eso que mencionas era en todas partes. Cualquiera con dinero puede conseguir lo que sea… Con el suficiente dinero uno puede incluso comprarse hasta un pase al cielo. – Recitó, de un dicho popular que una vez le había escuchado a un guardia.

Risa fue lo que reino en la mesa luego del comentario sobre las Venecianas, incluso algunas miradas complices a algunos. “Tantas batallas, tantas batallas y ahora me imagino a un par de aca vencidos bajo los pies de una Veneciana.” comento mirando al supuesto par de hombres que imaginabas andaban en una especie de relacion con alguna. “Miren que se les espera que mueran antes de rendirse...como dice el señor.” les provocaba sonriendo generando que las burlas se centraran en ese par.

Ante las otras palabras de la joven, unos cuantos negaron la cabeza algunos pareciendo casi ofendidos. “Seguramente asi es en Venecia, pero donde venimos cualquier pase al cielo que encuentres en vemta es una trampa de algun diablillo o ser magico de nuestra tierra.” bromeo mejorando el animo de los supuestos ofendidos. “En el norte uno no puede comprar titulos, se necesita la sangre antigua para tenerlo y el reconocimiento de la gente. Creeme los nobles de alli no tolerarian a ninguno que hicieran eso y se juntarian a matarlo junto con su familia. La nobleza no es una jarra que puedes conseguir en el mercado.” le explico con media sonrisa. “Pero aca es distinto...por lo que me podrias decir donde se compran los titulos, quiero volver con mi madre siendo un noble veneciano. Seguro se cae muerta en el suelo de la sorpresa.” dice convocando de nuevo las risas y dejando en claro que era mas una broma que una pregunta seria.

La joven rió con aquellos hombres que provenían del norte, como si hubieran sido compañeros toda la vida. Lo cierto es que aquel humor sencillo conseguía sacarle una sonrisa y hacer que sus preocupaciones parecieran menores. Esos extranjeros seguro que eran grandes guerreros, pero lo cierto es que parecían muy buenas personas y los típicos amigos que uno deseaba tener cerca tanto para que te prestaran su apoyo en la batalla, como para compartir unas cuantas bebidas en los momentos de paz.

-Lamentablemente por estos lares, el dinero y los contactos adecuados puede darte un nuevo comienzo, hasta el punto de que nadie recuerde nunca que antes tu sangre no era noble. Incluso existe el dicho de que al fin y al cabo, es del mismo color ante un buen acero… siempre y cuando el oro o los favores la hayan vuelto así. – Afirmó encogiéndose de hombros y tratando de evitar que se lo tomaran como algo personal – Pero desde luego muchas riquezas e influencia debes tener para que tu madre se de esa sorpresa que deseas, aunque…. si ese es el caso, yo me ofrezco a ser tu escudero, e incluso a bañarme en perfume, para que todos vean que incluso tienes un veneciano imberbe a tu servicio. – Finalizó haciendo una reverencia, continuando la broma e incluso mofándose de sí misma delante de todos.

Los hombres parecieron escucharla con mayor atension, ella notando como se encontraban curiosos y mas atentos cuando les diste aquel dicho. “Tienes razón, es el mismo color de sangre. Pero tiene algo muy diferente a nuestra al menos en el norte se nota mas cierto…poder por asi decirlo. Solo deberías conocer a nuestro líder para saber a que me refiero.” Comento con media sonrisa y un toque de orgullo notabas.

Ante tu propuesta parecio sorprenderse y otros hombres también mientras demás reian. Aunque esos últimos no quedaron solos por mucho tiempo. “Jaja Primera vez en mi vida que me proponen algo asi…dios ustedes son mas bien raros.” Comento con toda sinceridad “Pero bueno aunque no soy un caballero te invitaría solo para que crean mis palabras cuando les cuente lo que vi aqui.” Dijo tomándose un trago largo de cerveza.

“Respecto a lo de ser noble siempre podria derrotar a un noble creido en un duelo por influencia o tenerlo secuestrado luego por una recompensa de la familia.” Comento su plan en voz alta incluso lo suficiente para que fuera del grupo lo escucharan. Mientras un par de sus compañeros parecían asentir la propuesta.

Leonor palideció momentáneamente ante la mención de su líder, puesto que sabía qué secretos entrañaba ese poder que mencionaban, y que ciertamente tenía mucho que ver con temas de la sangre. No obstante, se recompuso al instante para comentar con cierto aire divertido.

-Y no lo dudo. Yo tan solo hablo de esos nobles perfumados que lo único que tienen de poderoso es el apellido con el que tuvieron la fortuna de nacer… No todos los nobles de aquí son tan afeminados, pero supongo que en el norte las cosas son diferentes – Comentó, tratando de ganarse a aquellos hombres al alabar cómo funcionaban los asuntos en sus tierras en comparación con Italia.

Ante el comentario del norteño, “Leo” no pudo evitar reír junto con el resto al darse cuenta de que posiblemente no había captado que únicamente se trataba de una broma – ¡Ay amigo! A mí me gusta demasiado el sol y el calor, como para hacer un viaje tan largo, pero si algún día te traes a tu madre, estoy dispuesto a hacer de paje, solo para ti – Afirmó con un guiño justo antes de darle un trago a la cerveza que tenía en la mano.

-Con respecto a eso último que mencionas, las cosas no son tan… ¿Cómo decirlo?... directas. Los títulos son un asunto delicado, y me temo que así tan solo conseguirías que todos los nobles se aliaran para acabar con tu vida… ¡No, no! Hay que se ser más sutil para entrar en el juego de la corte… es por ello que las Venecianas son las que tienen las de ganar en esos menesteres – Afirmó, volviendo al tema de las faldas, para desviar la atención de cualquier curioso que deseara pegar la oreja y escuchar lo que, a todas luces, era una conversación inofensiva entre compañeros, sin que se lo tomara a mal en absoluto.

“Muy diferentes...” acepto el hombre con una media sonrisa. “Pero no se si creer que no son todos afeminados, algun dia deberias señalarnos a uno que no lo sea.” le desafió entre risas de los pareciendo que dudaban de las palabras que daba ella. “Sino mirate vos eras un chico sin hogar y sin ofenderte pero desde atrás seguro pareces una chica.” comento de forma burlona ahora contra ella.

“Oh...” dijo como dandose cuenta de lo que quizo decir ella. “No creo que eso pase amigo, mi madre ama el frio y no es muy viajera. Supongo que por el momento me quedare sin paje hasta que consiga un joven menos exigente.” dijo con humor encongiendose de hombros.

Ante tus palabras en contra de su plan se te quedo mirando con seriedad mientras hablas antes de escupir a un lado. “Entonces tengo que casarme con una mujer que tal vez me arranque las bolas y barba para poder conseguir un titulo de mierda que solo sirve aquí. Cuanto riesgo por dios.” dijo riendo ante su propia simplificacion de los hechos. “Ustedes son muy raros y esa dependencia de las mujeres no puede ser muy...saludable. No crees?” pregunto dandote un par de codazos.

“Ey Amigo cuanto conoces de las venecianas? Hablo de las menos nobles que les gusta pasearse en tetas por los puentes?” pregunto haciendo una clara referencia al famoso puente de las tetas cerca del puerto. 

-Descuida que te lo señalaré, pero cuando lo haga tendrás que retarle a un pulso y si gana me deberás una ronda – Dijo sonriendo animada, para añadir inmediatamente – Lo mío es normal ¿No ves que apenas como? Tú dame un plato caliente todos los días y seguro que me sale más barba que a ti – Afirmó, chocando las copas y bebiendo un trago de la cerveza que ya estaba empezando a afectarle ligeramente.

-Vaya… te advierto que no soy exigente, pero todo veneciano que se precie ama el sol, el calor y la buena vida, así que te será difícil encontrar un buen paje por aquí… Con respecto a las damas… bueno, tendrías que conocer a una para juzgar por ti mismo si merece la pena el riesgo. Yo no he salido de estas tierras, así que no puedo juzgar, pero dicen que las Italianas con unas de las mujeres más deseadas y fogosas que puedas encontrar. Te aseguro que eso de pasearse en tetas en los días normales no es tan común como dices, pero las fiestas… ¡ay amigo! Las fiestas de máscaras son conocidas en todo el mundo principalmente porque todo vale y el libertinaje está a la orden del día. Decidme ¿Hay alguna cosa en particular que queráis saber? Yo podría llevaros a los mejores burdeles, aunque no sé si tenéis suficientes grosos o si queréis gastarlos en las bellas mozas de Venecia. – Preguntó, intentado indagar qué era lo que motivaba a aquellos extranjeros.

Te ofrecio la mano de inmediato para cerrar la apuesta. “Apuesto eso y si gano te cobrare una ronda a vos.” Se comprometio animado sonriendo con todos sus dientes casi obligándola a que tomara su mano para esa apuesta. Sin embargo no perdió la oportunidad de chocar la copa. “Ya quisieras pequeño tener una barba como la mia. Porque aunque no te creas muchos aca hemos pasado mucha hambre en nuestra vida y aquí estamos con la fuerza de vencer a todo el ejercito Veneciano.” Dijo con total confianza y alegría provocando a algunos para que muestren músculos no solo de brazos sino de estómagos junto con las heridas que les poblaban.

“Eso si tienen ejercito…” susurro por lo bajo, tal vez no queriendo decirlo para que escucharas pero el alcohol no le hacia fácil controlar su voz.

Encogio los hombros sin darle mucha importancia al tema del paje como si en verdad nunca le hubiera interesado. “jaja No te preocupes eso se escucha aun en el norte, por eso las esposas de algunos no querían dejarlos venir. Devora hombres se las llama.” Le confiesa mirando a un par de hombres que parecen esconder la mirada como si se sintieran mencionados. “Oh si las fiestas, ya estuvimos en una. Una dedicada al…como se llama...al Cardenal. Aunque no se hablo de él si me entendes.” Dijo dándole un guiño a la pequeña. “Tenemos nuestros grosos y no somos exigentes, incluso algunos iríamos por las que tienen piel mas oscura. Pero no sabemos de un buen lugar vos siendo de la calle tal vez tenes una idea…” Lugares conocidos tenias en la mente no eran tan escasos para no verlo en las travesías que hacia ella pero meterse en uno era otra historia. 

Leonor aceptó su mano con una sonrisa, cerrando así la apuesta entre ellos y brindando también animada por el ambiente. Realmente estaba disfrutando con aquel intercambio de opiniones y creía que la primera parte, que incluía ganarse la confianza de los norteños, estaba saliendo bastante bien dadas las circunstancias.

-Jajaja, seguro que no me quieres alimentar a diario para no quedar en ridículo. – Respondió bromeando claramente – Aunque no seré yo quien diga que no podéis con todo el ejército veneciano.

Cuando aquel hombre mencionó su deseo de conocer algo más íntimamente a las mujeres de la ciudad, Leonor sonrió aun más ampliamente. Ella podía ser una pobre huérfana, pero era de todos conocido los lugares de alterne, por lo que podría llevarles a realizar un tour si aquello era lo que querían.

-Claro que conozco e incluso os puedo indicar unos cuantos. Tan solo decidme cuando y yo estaré encantado de ser vuestro guía. – Respondió, sabiendo que nunca había estado dentro de ninguno, pero fraguando un plan para poder desenmascarar al verdadero ladrón y conseguir la inocencia de su amigo Imanu.

Frunció sus ojos por un momento ante la propuesta hecha en broma por la joven. “No eres mi mascota y si lo fueras comerías las sobras pequeño.” Le devolvió dándole un golpe amistoso al hombro que pero aun así la joven sintió bastante dolor en este. “Pues claro que no, estarías poniéndote contra todos en la mesa.” Dijo riendo con ganas juntos con otros que parecían entretenidos con las palabras de ambos.

El hombre acepto alegre el conocimiento de la joven dándole codazos a su compañero para llamar su atención a ese ilustre tema. “Lo mas pronto posible, que no tenemos muchos momentos libres estos días. Que tal ahora?” pregunto sonriendo mas grande.

Ante la respuesta del norteño, la joven disfrazada de muchacho, no pudo evitar soltar una sonora carcajada divertida, a pesar del dolor que le produjo el “afectuoso” golpe del extranjero - No te preocupes amigo, que prefiero ser tu compañero de cervezas antes que tu mascota – respondió, para luego quedarse meditando ante la propuesta de visitar las mancebías en este momento.

-Es muy temprano para las mujeres de vida alegre, seguramente estén recuperándose de la noche anterior y durmiendo a pierna suelta hasta bien entrada la tarde, pero si queréis, esta misma tarde podemos ir después del almuerzo. Tan solo necesito que me digáis cuantos estáis interesados y os lo prepararé todo… por un precio ridículo para que las damas estén dispuestas, que de seguro merecerá la pena – Finalizó con un guiño dándoles a entender que las mujeres no les esperarían sin previo pago.

Leonor tan solo necesitaba una hora para conseguir lo que necesitaba para intentar lograr esclarecer la inocencia de su amigo, aunque el dinero ayudaría bastante en su empresa.

“A pierna suelta?” comento divertido ante la expresión que no parecía conocer y por eso le causaba mas humor. “Esta tarde no podrán ir todos, pero seguramente esos…” dijo señalando a unos cinco hombres. “Junto conmigo podríamos estar presentes ante las señoritas.” Confirmo aunque sin señalar ni a la mitad de los presentes en esa mesa.

“No entiendo deseas que te paguemos un precio para que nos tengas listas las chicas?” pregunto con algo de desconfianza. “¿No nos queras robar monedas verdad amigo?¿Como es eso que las mujeres necesitan que les pagues por adelantado?” pregunto con suspicacia en su tono.