Partida Rol por web

Gianna iba a responder al Giovanni cuando apareció Leonor, ella era un ángel que no tenía por qué pasar un mal momento por su culpa. Se dejó tomar por las manos y se asustó.

-¿Te sientes mal, querida? Deja que busque a mi tío y haga traer al medico....

Pero la que se había puesto pálida era Gianna, pasaban muchas cosas a su alrededor y se sentía mal de no tener el control de todo aquello. Su corazón estaba como apretado, no había visto a Cirino ni a su tío y eso no podía ser algo bueno.

-Ignacio, volveré, te lo prometo.

Y lo decía en serio, mientras iba caminando con Leonor y buscando a los inútiles de sus sirvientes para que fueran a buscar al médico.

Leonor tuvo que mantener su pequeña mentira un poco más, mientras su amiga se despedía del Giovanni. Lo cierto es que no deseaba asustarla, pero aquella excusa que había dado era una que niguno de los presentes podría rechazar, por lo que se dejó acompañar hasta que estuvieron lejos de él y a una distancia prudencial para que no las escuchara.

-Gianna, siento haberte inquietado y no era mi intención…. A mí no me pasa nada, pero quería rescatarte de Ignacio y hablar un poco, y esta era la forma más rápida ¿Te apetece, o quizá he sido demasiado intrusiva y prefieres estar con él? Lo cierto es que me encantaría que a ambas nos diera un poco el aire y supuse que los hombres pueden esperarnos un ratito… Espero no haberme tomado demasiadas confianzas. – Le confesó, deseando que lady Scarpati no se enfadara con ella.

Gianna llevó a Leonor con ella hasta el despacho y respiró profundo mientras sonreía sorprendida por el accionar de su amiga. Aún así se quedó más tranquila y la invitó a sentarse.

-No es Ignacio quien me molesta. No he visto a mi tío, ni a Cirino... Ni siquiera a mi amiga la artista. Eres la única de los que están aquí a quién conozco.

Pero ella no quería arruinarle la fiesta a Leonor y menos si estaba con el hombre que amaba.

-Ya los buscaré, tal vez con ayuda de Ignacio o tal vez me lo lleve a la cama... Aún no lo decidí. ¿Tú qué harías?

Era evidente que si Cirino no estaba ahí era porque poco le importaba lo que es hiciera y con quien. ¿Y Bastien? Ese era otro.

Afortunadamente su querida Gianna no parecía molesta con su actuación, por lo que la jovencita se permitió devolverle la sonrisa, encantada de tenerla toda para ella, cuando era obvio que tantas personas la reclamaban en aquella fiesta.

-Ummm, es cierto que Cirino no está ¿Crees que tu tío le ha quitado de en medio porque intuye que sientes algo por él? – Preguntó algo pensativa imaginando posibilidades – No le conozco en persona pero por lo que me has contado y por la organización de esta fiesta cuyos verdaderos motivos te han sido ocultados, posiblemente está deseando casarte a toda costa y asegurarse de que el pretendiente sea un buen partido – Afirmó algo molesta con el hecho de que pudieran jugar con los sentimientos de la noble así.

No obstante, ante la pregunta directa que le hizo, Leonor pestañeó un par de veces y se sonrojo de forma inconsciente, justo antes de contestar - ¿Yo? Jajaja, lamentablemente no soy tan lanzada y me moriría de la vergüenza antes que acostarme con alguien en mi primera cita, aunque he de reconocer que es tan atractivo y arrojado como el resto de esos condenados Giovanni. - Respondió con expresión de fastidio pensando en su encuentro con Dante.

- Sinceramente, te aconsejo que tengas cuidado con él, porque pese a lo que dijo antes sobre las razones de su presencia en la fiesta, está claro que una familia de comerciantes adinerados no dejaría pasar la oportunidad de convertirse en un miembro de la nobleza gracias a un conveniente matrimonio. Igualmente, he de confesar que a mí me haría mucha ilusión que las dos juntas buscáramos a tu caballero andante y a esa amiga artista tuya, la cual ya tengo ganas de conocer después de lo que me has hablado de ella… si me lo permites, claro está – Afirmó guiñándole un ojo bastante animada por la aventura.

Gianna se quedó pensativa también en cuanto a lo que decía su amiga sobre Cirino, estaba cansada de que quisieran todos meterse en su vida y decidir por ella.

-Mi tío no sospecha, Leonor, yo misma se lo dije y le dije que quería casarme con él pero parece que no lo tomó en serio. No entiendo por qué no podría casarme con mi primo, es un chico de buena familia, tiene lo que un hombre de su estatus debe tener... A mi padre le habría encantado que fuera mi esposo.

La noble dejó de hablar, lo cierto es que Cirino tampoco lo quería así, por mucho que dijera que sí. Prefería ser su amante aunque dijera que la amaba, debía respetar eso.

-Pero Cirino tampoco quiere casarse, dice que prefiere que me case y él siempre estará conmigo... ¿No te parece una tontería? Quizás es el único hombre al que le sería fiel... Ya tampoco quiero casarme con él y con un Giovanni las cosas serían interesantes pero no sé si quiero atarme a alguien.

Entonces sonrió, ya nada le importaba realmente. Le daba igual con quién carajos la casara su tío que no parecía entender nada de la vida pero a quien su padre había dejado para cuidarla.

-No, tienes razón, no eres como yo por suerte y eso es lo que me gusta de ti... Igual creo que saldré a dar un paseo con él y quién sabe, tal vez pruebe algo nuevo con él. Parece interesado en mi mansión...

La tomó de las manos y la hizo danzar al compás de la música que se escuchaba afuera.

-Tú, si quieres... Puedes usar una de mis habitaciones para pasar la noche con ese hombre guapo que trajiste a esta fiesta...

Leonor escuchó la respuesta de Gianna y su mirada se tornó algo inquieta. Estaba lo suficientemente acostumbrada a que le prohibieran hacer lo que quería, que la afirmación de que el padre de Cirino supiera que ambos se amaban era una muy mala señal.

-Yo miré a los ojos de Cirino cuando él no se daba cuenta de que le observaba. No sabes lo mucho que te ama se hombre, Gianna. Esa expresión que mostró era totalmente sincera, y lo más seguro es que tema comportarse como un egoísta y coartar sus deseos en su propio beneficio. Si no te ha dicho que quiere casarse contigo es porque quiere que estés totalmente segura de lo que deseas tu, por encima de todas las cosas – Le habló desde el corazón, sin ser muy consciente de que puede que se estuviera metiendo donde nadie la llamaba.

Entonces, algo le dijo que lo que para Leonor había sido expresado como un halago cuando afirmó que no era tan lanzada como ella, puede que su querida amiga se lo hubiera tomado como todo lo contrario. Pero ¿Por qué había sido tan idiota? La joven pelirroja había querido expresarle cuanto la envidiaba, cuánto le gustaba su alegría y su forma de ver la vida… y ahora Gianna quizá creía que ella la censuraba de alguna manera.

-Gianna yo… - comenzó, mientras danzaba a su lado sin ni siquiera saber por dónde empezar – No quiero separarme de ti. Si... siento si te he ofendido en algo, no era mi intención – Afirmó mientras se ponía algo pálida y se sentaba en la cama, esperando que su amiga se sentara a su lado.

-Verás yo… no he tenido buenas experiencias con los hombres… casi todos me han hecho daño. Es por eso que supongo que les cierro mi corazón y es por eso que me será muy difícil ser feliz. Además… el hombre al que más quiero en el mundo… la persona que más me importa… desapareció hace unos meses y he estado sola desde entonces – Le confesó, sin saber por qué sus ojos se estaban volviendo vidriosos al recordarle. - Theo… mi hermanito… ya no está. Y si alguna vez me voy de Venecia, nunca podré encontrarle o saber si… saber cómo murió – Respondió mientras un nudo se formaba en su garganta al pronunciar las palabras que más temía en el fondo de su alma.

Gianna la escuchaba pero ya no quería hablar de Cirino, ni de su tío, ni de su mansión. Ya no quería pensar en el futuro, sólo quería largarse de allí, ¿con el Giovanni? Tal vez pero tuvo que dejar de pensar en ello porque había cosas más importantes.

-Querida, nunca me ofendería por algo que tú me dijeras. Toma en cuenta esto y siempre dime lo que piensas.

Siguió danzando pero lo siguiente que ella dijo era más serio por lo cual volvió a sentarse en la cama y la llevó con ella.

-Por eso a los hombres hay que usarlos y dejarlos... Son viles y egoístas, no merecen que los amemos.

Gianna acarició la mejilla de su amiga.

-Leonor, vamos a disponer de mi gente para buscar a tu Theo... Bastien puede ayudarnos, él sabrá qué hacer. Esoera.

Se asomó por la puerta y comenzó a llamarlo a gritos, no debía estar muy lejos, siempre estaba cuidando de ella.

Leonor se sintió reconfortada ante la amistad incondicional de aquella increíble mujer que tan bien se portaba con ella y dio gracias a Dios por tenerla a su lado. Esperaba poder ayudarla de alguna forma, puesto que sabía que algo la inquietaba, aunque, después de lo que le había contado Lord Konrad, lo que más deseaba era protegerla.

La jovencita no quería que su querida amiga acabara como ella, sola y a merced de alguna cruel criatura de la noche que la tratara como un instrumento y como basura desechable. Por ello, su alma luchaba para contarle la verdad sobre lo que sucedía, a pesar de que todo su ser se lo impedía a causa de que su Domitor se lo había prohibido. ¿Por qué era tan poderoso el lazo que le unía al Vampiro? Quería revelarse, pero algo en su interior le decía que aquella oposición a divulgar su secreto había sido realizada más para proteger a los humanos que a los Cainitas, los cuales eran muy capaces de darle muerte a todo aquel que les retara.

Pero sí que había algo que podía hacer para ayudarla sin faltar a sus órdenes, y que posiblemente pondría a salvo tanto a Gianna como a ella misma… A decir verdad, era algo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo.

-Gianna, no llames a Bastien. No merece la pena. Ya hay varias personas buscando a Theo y ninguno ha tenido suerte. Tan solo me queda una pista que seguir. Escucha. Tengo un favor que pedirte – Le dijo con cariño, mientras cerraba la puerta de nuevo y tomaba aire con determinación.

-Escuché que una noble extranjera tomó a un pobre de la calle bajo su protección, que puede coincidir con la descripción de mi hermano. Hasta ahora no he podido encontrar a esa mujer, pero estoy segura de que estando en tus círculos será más fácil. Si finalmente ese chico no es Theo… querría irme de Venecia en secreto y para siempre, aunque si no es contigo, no me iré ¿Te apetecería hacer un largo viaje por Ultramar conmigo, las dos solas, donde nadie pueda encontrarnos? Así ambas podríamos librarnos de todo este opresivo ambiente… y ¿Quién sabe? Puede que así consigamos curar un poco nuestro corazón herido ¿O te parece una locura? -Preguntó con la sonrisa cargada de vida de alguien que está a punto de correr una gran aventura y con los ojos brillantes por la emoción.

Gianna negó con la cabeza.

-Bueno, si no deseas que él nos ayude a buscar, lo entiendo.

Fue a sentarse de nuevo, pensando en que ella realmente no quería volver a esa fiesta y tampoco quería hablar con nadie a menos que fuera Leonor a pesar que ella también parecía querer mantenerla a raya.

-Bueno, entonces habrá que buscar a esa mujer... Cirino conoce a mucha gente y mi tío, tal vez este aquí en alguna fiesta o tengamos que hacer una.

No tenía idea de por qué no aceptaba su ayuda pero lo respetaba.

-No es que no desee que nos ayude a buscar, pero no creo que esta noche sirva de nada. Aunque si quieres, puedes llamarle después para que ambas le expliquemos qué ocurre. – Le respondió, suponiendo por su comentario que había malinterpretado su reacción.

-¿Entonces no te han hablado de nadie con esas características? Vaya… tenía la esperanza de que alguien conociera a esa noble extranjera misteriosa. – Respondió suspirando un poco con tristeza, pero volviendo a sonreír acto seguido tratando de ser positiva – No obstante, estoy en tus manos en este asunto, aunque tendremos que ser discretas para que nadie sospeche nada. Yo… verás… mi hermano me sacó del hospicio en el que estábamos cuando descubrió que querían venderme para vete a saber qué horrible fin. Hemos estado huyendo desde entonces y temo que los que nos persiguen puedan dar conmigo o con Theo. – Le confesó por fin, confiando plenamente en ella.

-No querría que mi amistad te traiga problemas. ¿Estás segura de que quieres arriesgarte tanto por mí? Sé que tienes tus propios asuntos y no deseo complicarte aun más la vida. – Preguntó preocupada.

Gianna no entendía bien por qué tenían que ser discretas con un asunto así, pudiera ser que aquellos dos tristes hermanos no fueran nadie pero tenían el apoyo de personas poderosas, debía poderse hacer algo. Ella negó con la cabeza.

-Bueno, a mi no me suena nadie así pero como te dije antes, es posible que Cirino o mi tío tengan una idea sobre ésta misteriosa mujer.

Lamentaba mucho que le hubiera tocado vivir aquella vida a Leonor pero tampoco es que ella pudiera hacer mucho por cambiar esa parte de su vida, si podía cambiar la que estaba por venir, aunque posiblemente eso lo haría Konrad.

-No, es posible que Bastien no sepa nada, es sólo un soldado. Sin embargo, preguntaré con esa discreción que pides, a mi tío y a Cirino.

Tomo las manos de su amiga.

-No te preocupes por mí, no me metes en problemas y si lo hicieras, será que yo lo quise así, ¿no?

Cuando Gianna le informó que pediría ayuda a Cirino y a su tío para buscar a su hermano, la jovencita se sintió en la obligación de informarle de algunos asuntos, a pesar del miedo que sentía a que pudieran entregarla para cobrar la recompensa que de seguro le darían a cualquiera que consiguiera encontrarla.

-Aceptaré cualquier ayuda, aunque hemos de tener cuidado. Hace unos días fui a la plaza de San Marcos para visitar el lugar donde mi hermano y yo solíamos reunirnos y allí vi a Selena Mondavi, la noble que quiso comprarme, junto con uno de sus matones preguntando si alguien había visto a una chica con mi descripción. Afortunadamente casi nadie sabe que me disfrazo de muchacho, por lo que no me reconocieron, pero realmente no sé cómo han llegado a saber que Theo y yo acabamos en Venecia o que solíamos movernos por esa zona… Lo peor es que también descubrí que Luca Vestini, el dueño del orfanato y el hombre que trató de venderme antes de que escapáramos, está en una posada de la ciudad de bastante renombre.

Cuando Gianna la tomó de las manos y le dijo que la ayudará pasara lo que pasara, Leonor no pudo evitar sentir el impulso de abrazarla, al tiempo que le decía – No sabes cuánto te lo agradezco. Cualquier otra persona me habría entregado, por eso no he hablado de mis problemas hasta ahora… pero eres demasiado importante para mí como para no hablarte de mi vida. No soportaría que te pasara algo malo por no estar al tanto de algo como esto... Pero dejemos de hablar de mí y dime qué es lo que te apetece hacer ahora. Es tu fiesta y te estoy robando demasiado tiempo.- Afirmó con una sonrisa, esperando que su amiga se sintiera más cómoda y relajada.

Gianna no podía imaginar una manera de ayudar a Leonor sin ponerla en peligro y por lo tanto, tuvo que retractarse y calmarse porque ella en su impetú por querer hacer de aquel mundo un sitio mejor para los que quería, se llevaba a todos entre los pies y no quería.

-Mira, cuando te sientas segura o con ganas de hacerlo, vienes y hablas con mi tío. No voy a decir nada de tu secreto a nadie jamás pero dejaré instrucciones a mi tío para que ayude a mi mejor amiga y Cirino ya te conoce, así que no habrá problema por él.

Tras el abrazo Gianna se levantó.

-Nunca me quitas tiempo y esa no es mi fiesta pero creo que iré y elegiré uno de esos hombres, el que sea, para casarme. Así mi tío se puede morir tranquilo y todo el mundo me deja de molestar con esto. Pero antes de irnos, quiero pedirte algo...

La noble fue hasta uno de los cajones cerca de su tocador y sacó de allí una joya, esta tenía grabadas las iniciales C y G, era de plata, algo costoso por el diseño, un camafeo perfecto y que ella había hecho para alguien en especial.

-Lo mandé a hacer para Cirino..., entregáselo de mi parte y dile que no quiero volver a verlo.

Gianna había tomado una decisión aquella noche y en ese momento iba a buscar a un hombre con el cual casarse como tanto insistía su tío, así fuera el más viejo del salón. Tomó a Leonor de la mano y puso allí su regalo, luego la tomó de la otra y la llevó de vuelta al salón mientras con la mirada buscaba al más anciano de los invitados.

Leonor no entendía por qué su amiga actuaba de aquella forma tan rara, aunque no pudo sino asentir ante su ofrecimiento de hablar con su tío o con Cirino. A ella le parecía que Cirino era un joven muy agradable, pero no sabía absolutamente nada sobre su tío y algo no le daba buena espina en él. No obstante, se guardó mucho de decir nada al respecto.

-Gracias Gianna. Significas mucho para mí. Haré lo que sea que me pidas. – Afirmó, sintiendo que la quería demasiado como para verla sufrir pero sin poder hacer gran cosa en estos momentos para ayudarla.

Por todo ello, aceptó el presente, el cual era tan costoso que le hizo abrir los ojos y comenzar a imaginar qué hubiera hecho cualquier otro pobre de la calle tras recibir algo que seguramente habría servido para que viviera en la opulencia el resto de sus días – Por supuesto que lo haré. Quédate tranquila – Respondió, pensando en cumplir el encargo lo más rápidamente posible ante el riesgo de que pudiera perderlo o de que alguien se lo arrebatara. Quería decirle que se arrepentiría de no querer volver a ver a alguien que era tan importante para ella, o de su deseo de contentar a su tío sacrificando su felicidad, pero supo al instante por su mirada que nada de lo que dijera en ese momento la haría cambiar de opinión, por lo que lo dejó estar y se dejó acompañar de vuelta a la fiesta, donde esperaba que su amiga no cometiera ninguna locura.

Tras la charla intima entre ambas jóvenes, estas volvieron al salon principal. Aunque parecia hacerlo de forma menos relajada que la otra, tal vez por las multiples cosas que pasaban en sus pensamiento o porque al final de todo queria algo de paz librandose una de una vez por todas de todos en esa fiesta.

Su mirada buscaba ancianos y encontro unos cuantos. Un hombre se encontraba cerca de unos jóvenes que se divertian sin prestar atención a Gianna, el hombre por su vestimenta era claramente un siervo de ellos por lo que quedaba descartado. Pasando al proximo noto para su sorpresa al padre de Leonzio que no habia venido con su esposa y por lo que parecia tampoco con sus hijos, de cualquier forma esa era una opcion que no tomaria aunque si presencia ahí era intrigante.

Pero lejos estaba él de ser el invitado mas destacado que ahora robaba ciertas miradas a Gianna. Ese invitado era el Dogo de Venecia que si bien no era ajeno de asistir a fiestas, Gianna no recordaba la ultima vez que lo habia tenido en su casa. De cualquier forma aunque no era un mal candidato tenia una esposa que se mostraba presente en su brazo. El siguiente que vio era un caballero que Leonor conocia, Ser Jeroen, que ella no sabia bien que ahí pero debia tener su dinero para poseer la posada mas importante de la ciudad y ninguna esposa junto a él.

Demas hombres mayores aparecian a su vista y ninguno con una dama acompañándolos. Todos posibles candidatos para el tortuoso futuro que planeaba para ella Gianna. Sin embargo a pesar de sus pensamientos sus ojos seguían encontrándose con conocidos que no estaban en el rango que buscaba, como los dios Giovanni, la diosa, Bastien, la Mascara observadora y Konrad.

Pero otra cosa que su vista no podia ignorar era a su tio solo, algo molesto pero tratando de disimularlo ahora que lo veias. Tratando de verse neutral aunque conocias su molestia y mucho mas cuando se encontraba agotado.

Leonor bajó al salón de la mano de Gianna, echando un vistazo a las personas que se paseaban por el decorado salón de la fiesta mientras los músicos tocaban una agradable melodía.

La jovencita no pudo evitar seguir con los ojos la mirada de Gianna, y se llenó de sorpresa al encontrar al Dogo en la fiesta y a Ser Jeroen, el cual la conocía sin saberlo. No obstante, y aunque aquello no era algo inesperado, ver a Dante en la misma sala que Lord Konrad, hizo que su semblante se volviera ligeramente más lívido al no saber qué pasaría cuando el Giovanni descubriera que había venido acompañada.

Por todo ello, y esperando cuales serían las intenciones de la anfitriona de la fiesta, Leonor permaneció junto a ella hasta que su amiga le dijera lo contrario.

Gianna no se apartó de la joven pelirroja y no porque no quisiera, sino porque no quería dejarla a merced de nadie en aquella maldita reunión.

-No te apartes de mí, querida. Esto es un bosque de lobos.

Vio a cada personaje y se acercó primero al Giovanni para decirle algo al oído, claramente era una provocación para todo el mundo y para nadie, Gianna estaba decidida a cambiar su vida de una vez por todas pero sin renunciar al placer.

-Me gustaría mucho probar vuestros labios en cuanto termine de realizar algunas diligencias que me atan a esta fiesta, mi señor. En mi alcoba, así nadie nos molestará, claro está.

Le dio al Giovanni un beso tibio en la mejilla, seguía con la pelirroja del brazo y le sonrió, le tenía confianza así que no le molestaba que escuchara sus planes. Se acercó a su tío y los presentó.

-Tío, ella es Lady Leonor y espero que aún si yo no estoy la ayudes en mi ausencia siempre que lo necesite... Otra cosa, tío..., ¿dónde está Cirino? Bueno, no importa. Quiero verlo mañana por la mañana, muy temprano en mi despacho o bueno, el tuyo... Sin peros, es una orden. Saludaré a mi casi suegro, permiso.

Ella siguió el camino, ignorando a la mayoría de los caballeros que allí estaban hasta llegar al padre de Leonzio al cual saludó efusivamente y a quien también presentó a la pelirroja pero se colgó del brazo de él.

-Mi lord, ella es una querida amiga, lady Leonor...-sabía que no lo era pero era mejor mantener las formas y así nadie haría preguntas.-Me alegra mucho veros por aquí, ¿qué os trajo a esta fiesta de pescadores?

Ella sabía que él la iba a entender, se acercó a él y le habló coquetamente al oído.

-Hasta donde sé, sois un hombre casado...

Lo tocaba más de lo que cualquiera habría hecho.

El Giovanni solo sonrió con confianza y afirmo un par de veces aceptando el beso de ella, para dejarla seguir su camino por el gran salon. Mientras seguías lo veías moverse en la multitud alejándose por el momento.

La proxima parada de Gianna tambien las recibio de buena manera. “Buenas noches Lady Leonor, espero que este pasando bien la fiesta.” Dijo inclinándose con educación esperando la mano de la pelirroja si venia, pero al no aparecer se levanto examinándola “Como dice Lady Gianna, cuando necesites ayuda ven a esta casa y pregunta por el mayordomo Vincenzo, que soy yo.” Le confirmo a la pelirroja con una sonrisa amistosa y educada.

Pero rápidamente paso su mirada a Gianna ante la mención de Cirino. “Lamento no poder cumplir su orden mi señora…” dijo inclinado su rostro. “Pero Cirino ha tenido un problema con Bolinia, al parecer con su diploma de contador asi que ha tenido que volver ahí inmediatamente. Partio esta mañana, le mando saludos.” Dijo con un tono sin emocion en especial solo dando una información como si no fuera nada especial esta salida.

Tras escuchar eso e irse rápidamente al siguiente hombre que habia sido en un momento el futuro suegro de ella y ahora podria terminarse convirtiendo en un noble mas para ella.

“Mucho gusto Lady Leonor. Lord Salomon Ruzzini a su servicio.” Dijo inclinandose educadamente aunque no tanto como Vincenzo. El noble le dio una mirada de reconocimiento del comentario de ella que comprendia muy bien. “Me interesa ver a estos pescadores, si son de merecerla y le aportan algo importante en vez de ser simples sanguijuelas.” Comento el hombre con bastante sinceridad y molestia, posiblemente porque se encontraba aun pensando en lo que paso a su hijo.

“Sigo casado…hasta que dios me libre de ello.” Agrego al final viendose aun mas molesto seguro recordando lo que habia pasado antes con su esposa. Aunque seguramente otros se habrian dejado llevar por el coqueteo de ella. “¿Has encontrado a alguien asi?”