Partida Rol por web

“También lo decía mi vieja abuela que era media loca, pero no por ello es mentira.” Comento el espíritu con algo de humor aunque su semblante seguía serio. “La verdad no se, pero no creo que nada bueno. No me encontrado con ninguno de ellos y ojala por dios nunca lo haga. Pero he visto espíritus enojados y son…peligrosos.” Comento aunque parecía no saber mas que ella, que podía recordar como Vico se comportaba y como había podido cerrar la puerta tras de ella de alguna forma.

“Créeme que así es mejor. Mi consejo es que no te acerques a espíritus que murieron con mucha angustia o que han estado mucho tiempo en un cementerio.” Le alecciono tras agradecerle.

Pronto ella no fue la única sorprendida. “¿Se notan?” pregunto con sus ojos bien abiertos antes de sellar su boca poniendo una de sus manos arriba para evitar mas traspiés tal vez. Entonces elevándose en el aire en la sala se quedo pensando mientras se mantenía a distancia de ella sin dejarle ver su espalda en ningún momento. “Acepto la compañía, pero no mas comentarios de mi espalda o porque estoy aquí. Que yo solo te hablo para entretenerme, que si no me quedo callado.” Comento el hombre en un tono de amenaza extrañamente.

Leonor escuchó la historia del espíritu atentamente, dándose cuenta de que la primera vez que habló con el padre vico sintió mucho frio y casi la deja encerrada en la sacristía con él. ¿Y si era cierto que aquel que había matado al sacerdote también había corrompido su alma? La jovencita deseaba con todas sus fuerzas que no fuera cierto y que hubiera alguna posibilidad de salvación para alguien tan bueno. No obstante se sintió en la obligación de advertir al hombre que tenía delante por lo que pudiera pasar.

-Marco… El padre Vico murió asesinado de una forma horrible. Cuando le vi por primera vez él se quejaba de que su cara le ardía y le dolía terriblemente. Además… Quien le mató buscaba atormentar también su alma por lo que supongo que ambos debemos prepararnos para lo peor si queremos verle y hablar con él.

Cuando el espíritu se elevó ligeramente y se puso a la defensiva, la huérfana sonrió ligeramente asintiendo con la cabeza – Siento haberte incomodado, de verdad. No era mi intención. Eres el espíritu más coherente y conocedor de su propia situación con el que me he cruzado y es agradable charlar contigo, pero no pretendía ser indiscreto. Supongo que esta situación también es algo extraña para mí…. Dime ¿A cuántos espíritus conoces en Venecia? Quizá alguno pueda ayudarme a encontrar a mi hermano perdido… Hace meses que desapareció y temo que este… - Respondió, sin atreverse a terminar la frase, pero habiendo cambiado de tema para no seguir hablando de nada personal sobre Marco.

“Como sabes que alguien quiere atormentarlo? No estas preocupada de que venga por él en algún momento?” empezó a preguntar intrigado ante las palabras del supuesto joven mientras descendía del espacio que se había creado entre ellos.

El espiritu parecio reír aunque de una forma media rara, aunque habías escuchado risas mas raras en otros momentos. “Es la primera vez que me llaman coherente, supongo que la muerte me ha hecho asi.” Dijo en un tono bromista como si ya no le afectara hablar de su propia muerte.

Entonces vino la pregunta sobre los demás espíritus y un posible pedido por su hermanos, si bien esta vez no se alejo la detuvo con un gesto de su mano.“Conozco algunos, pero ninguno puede ayudarte en nada y yo tampoco. Asi que no vengas con historias tristes.” Le dijo rápidamente para luego pareciendo arrepentirse de la forma en que sonaron sus palabras. “Lo siento pero es asi. Nada personal.” Le aclaro con cierta tristeza.

“Nos movemos?” le sugirió pareciendo no querer seguir por ese lado de la conversación.

-Pues no lo sé con certeza, pero es lo que me contó el padre Massimiliano. Y claro que estoy preocupado. Por eso me gustaría encontrarle antes y tratar de ayudarle – Le respondió con inquietud, sabiendo que posiblemente no le quedara mucho tiempo al sacerdote.

Puando Marco sonrió y bromeó sobre su propia muerte, Leonor no pudo evitar sentirse ligeramente contenta, ya que la actitud de ese hombre había cambiado mucho desde el principio de la conversación, para comenzar a tratarla con bastante menos desconfianza. Asimismo, el hecho de que su muerte no le afectara, era tambien algo reconfortante, puesto que significaba que el espíritu no estaba atormentado por vagar entre los dos mundos y que incluso le gustaba su situación.

Sin embargo, cuando la detuvo para decirle que ni él, ni ningún espíritu la ayudaría a encontrar a su hermano, sus ojos se tornaron vidriosos y tuvo que hacer grandes esfuerzos para contener las lágrimas.

-Si… claro. – Respondió con tristeza, empezando a dirigirse al lugar exacto donde vio al difunto sacerdote por última vez. - El padre Vico estaba justo ahí cuando hablé con él.

Espiritu parecio darse cuenta de lo que habia hecho y desvió la mirada creyendo que ya habia hecho lo suficiente con su disculpa anterior. Por lo que siguió con la mirada donde señalaba Leonor y se puso a examinar mas el lugar, pero de pronto se esfumo, señalando hacia la puerta antes de ocultarse en el techo.

Tras unos cortos segundos la puerta se abrio y en la habitación ingreso un hombre. El hombre vestía como sacerdote de esa iglesia e incluso Leonor lo recordaba al verlo mientras esperaba su reunión con el Obispo. Por lo demás no lo conocía mas que como otro hombre eclesiastico que trabajaba en esa Basílica.

“Oh…me parecía que escuche a alguien aquí adentro.” Afirmo no viéndose demasiado sorprendido ante tu presencia, tomandose unos segundos para examinarte. “¿quien eres? ¿Sos nuevo supongo?” pregunto acercándose tranquilo en sus manos veías que tenia unas telas y cobijas que parecian irse a guardar en uno de los muebles del lugar.

Leonor se recompuso lo mejor que pudo sobre el recuerdo de su hermano y se centró en explicarle a Marco donde había estado el espíritu la última vez que se vieron. No obstante, la advertencia del difunto señalando hacia la puerta llegó a tiempo para que la jovencita tuviera tiempo de sacar un pañuelo de sus ropajes de monaguillo antes de que ésta se abriera.

Por suerte para la joven, no se trataba de ninguno de los desagradables guerreros que pululaban por la basílica. En su lugar, un sacerdote que recordaba haber visto antes se acercó a ella, sin sorprenderse demasiado por verla ahí.

-Si padre. Mi nombre es Leo y estaba recogiendo y limpiando un poco la sacristía. Espero no estar haciendo nada inadecuado. No hace mucho limpié una sala pero un templario me echó de allí… por lo que no querría importunaros. – Se explicó con una inclinación de cabeza a modo de respeto.

“Buenos dias Leo, me llamo Thomas.” La saludo presentándose y caminando hasta el mueble donde fue depositando lo que había traído a la habitación. “No haces nada inadecuado. Es bueno que la estés limpiando con un buen esfuerzo, es un lugar de mucha importancia...y ademas necesita una limpieza.” Comento con una sonrisa tranquila que se redujo un poco ante la mención de los templarios.

“Nuestros hermanos templarios son…algo duros en sus tratos. Pero igualmente sirven a dios a su manera por lo que debes tratarlos con un respeto igual al que practicas con nosotros los sacerdotes.” Comento en un tono algo automático y queriendo parecer lo mas diplomático posible pero dejando ver que esos sujetos le desagradaban también.

Tras terminar de acomodar todo lo que tenia volvió a mirarla. “Bueno dime cuando termines que pretendo quedarme un tiempo aquí…hay cosas que debo terminar de ordenar.” Comento quedándosele mirando al supuesto joven.

-Un placer conoceros padre Thomas. Procuraré limpiar la sacristía de forma impecable – Respondió con educación, justo antes de escuchar las palabras del sacerdote sobre los templarios.

-Así lo haré, padre. Les trataré con todo el respeto y cortesía que se merecen por la labor que realizan ante Dios. – Dijo al fin, a pesar de que parecía que a ningún religioso que había visto hasta ahora le gustasen lo más mínimo.

-Intentaré terminar cuanto antes, aunque si deseáis que os ayude a ordenar después de la limpieza, también puedo hacerlo – Se ofreció, justo antes de retomar la limpieza del lugar, para dejar la habitación lo más pulcra e impoluta posible.

Thomas asintió satisfecho por las respuestas de ella, sonriendo incluso ante la promesa de ser cortes y respetuosa con los guerreros religiosos. “También puedes mantener tu distancia de ellos.” Termino sugiriendo tal vez sintiendo un poco de los verdaderos sentimientos de la joven.

“No es necesario, como dije estaré muy ocupado aquí y no es necesario que tome tu tiempo.” Dijo observando la sala e incluso subiendo su mirada hacia arriba, bajándola rápidamente tras unos segundos. Su mirada terminada enfocada en ti.

Leonor asintió ante la sugerencia de que mantuviera una distancia prudencial con los templarios. Realmente ese hombre tenía razón, puesto que no parecían nada amigables y seguramente terminarían haciéndole bastante daño si a alguno se le antojaba.

-Entonces acabaré lo antes posible para dejaros la paz y el sosiego que necesitáis – Respondió finalmente ante la petición de ordenar la sala solo, y comenzó a limpiar a fondo la habitación, tratando de buscar de paso cualquier cosa que le ayudara a encontrar al padre Vico que pudiera estar entre las cosas a las que le retiraba el polvo en aquel lugar.

Thomas continuaba con su mirada fija en ella, dejando cualquier otra accion. Empezaste a pensar que no tenia demasiado deseo que siguieras en ese lugar aunque se contenia sus palabras dejando que la miraba que picaba tu espalda hablara por él.

De cualquier forma la búsqueda de Leonor la distraía por el momento, aunque esta parecía ser infructuosa sin que el alma de Vico le apareciera de alguna forma. Sentías a un espiritu aunque ese se suponía que era Marco que vigilaba desde el techo mirando con suspicacia al sacerdote.

Sin duda esto se volvia mas complicado, pero la obligaba a pensar en demas lugares donde buscarlo.

Finalmente Leonor se dio por vencida, puesto que estaba claro que el difunto sacerdote no se encontraba ahora mismo en aquel lugar, y el padre Thomas parecía realmente querer que finalizara pronto con sus tareas.

Por todo ello, en cuanto dejó la habitación totalmente reluciente, le hizo una reverencia y se dispuso a salir de aquella habitación, con la intención de preguntarle a Marco qué era lo que realmente estaba haciendo ese religioso ahí, que parecía querer estar totalmente a solas.

Igualmente, si el espíritu no le respondía, la jovencita había memorizado la sala y la disposición de los objetos, para revisar cualquier cosa que hubiera sido movida de lugar durante el tiempo que el padre Thomas hubiera estado allí.

El espiritu la miro con desagrado como quien no piensa hacer lo que se le ha pedido, una mirada que Leonor conocía muy bien. Pero antes que pudiera pedirle una segunda vez se interno en la habitación.

La joven no tuvo que esperar mucho hasta escuchar desde fuera la voz de Thomas llamando a alguien, pero antes que pudiera escuchar a quien se dirigía Marcos salio de la habitación flotando a gran velocidad escapándose por uno de los pasillos de la iglesia.

Sabias por los ruidos dentro de la sala que pronto Thomas lo seguiría.

Justo al salir de la habitación y tras intentar comunicarse sin éxito con Marco, la jovencita remoloneó un poco detrás de la puerta para tratar de saber un poco más sobre lo que pasaba realmente. Entonces, Leonor escuchó como el padre Thomas llamaba a alguien dentro de la sala, al mismo tiempo que Marco aparecía ante ella atravesando los muros, para tratar de perderse por uno de los pasillos.

Pero ¿qué estaba ocurriendo? ¿Ella se había sentido especial por ser capaz de ver espíritus y ahora encontraba dos personas en el mismo día que eran capaces de sentirlos? Aquello no tenía mucho sentido, pero Leonor supo al instante que debía perseguir a Marco, por si algo malo le pasaba, pero evitando que el sacerdote la viera.

Rapidamente la puerta se abrio con tal fuerza que si la joven se encontrara ahí se llevaria un portazo en la cara, pero ella se encontraba lo suficiente a cubierto para no solo no recibir el golpe sino para no encontrarse en la visión de Thomas.

Pronto supo por la dirección que llevaba el sacerdote que este tambien perseguía a Marco como habia pensado ella, por  lo que deberia seguirlo. El sacerdote no corria por el lugar pero si caminaba con rapidez provocando que no pasara del todo desapercibido por otros en la sala, aunque la joven se daba cuenta que no le importaba. Su objetivo como fue el del templario era Marco.

Otra cosa que noto Leonor era como el sacerdote pronto se llevo una mano a un bolsillo interno de la sotana pero sin sacarlo a la vista. Mientras el espiritu se empezo a internar entre pasillos solitarios de la basílica, consiguiendo que el sacerdote acelerara su paso tras dar una mirada atrás por si era seguido. Cuando no pudo descubrir a Leonor empezo a incrementar su velocidad sin parecer salir del limite humano pero ya pareciendo un depredador por su presa que era el espiritu. Pronto unas palabras extrañas se sintieron salir de la boca del hombre, Marco extrañamente se empezo a mover mas lento mientras flotaba.

Afortunadamente Leonor pudo esquivar al sacerdote y pasar lo suficientemente desapercibida como para que nadie la descubriera.

Le costaba seguir el ritmo del espíritu, pero simplemente se limitó a seguir a Thomas por los corredores, tratando de averiguar qué era lo que quería de Marco.

Pronto los andares del monje se tornaron más acelerados, justo en el momento en que pensó que nadie le veía y, cuando se llevó la mano al bolsillo interno de la sotana pronunciando aquellas extrañas palabras que consiguieron ralentizar al pobre anciano, Leonor comenzó a pensar que quizá ese hombre era alguien malvado o el que estaba detrás del asesinato del padre Vico.

No lograba identificar el lenguaje que había utilizado, pero no era latín ni griego. En cualquier caso, no estaba dispuesta a permitir que le hiciera algo malo al único espíritu lo suficientemente agradable como para hablar con ella, por lo que continuó justo detrás del sacerdote decidida a darle un golpe en la cabeza sin que la viera, en el caso en que quisiera dañar a Marco en modo alguno.

El lenguaje era uno que no podía identificar fácilmente aunque le sonaba en cierto modo a palabras de ultramar, de los sarracenos. Lo que era mas extraño al ser un miembro de la iglesia.

Sin embargo no podia pensar mucho en ellos viendo las expresiones de miedo de marcos junto con su intento de resistencia que parecia no tener resultado contra lo que hacia aquel sacerdote. Si bien ella no sabia lo que estaba pasando parecia mas un acto agresivo contra el espiritu que cualquier otra cosa.

Por lo que juntando valor tomo un candelabro y se acerco en silencio hasta que lo tuvo a distancia para golpearlo con la mayor fuerza que ella poseia. Tras el golpe el sacerdote paro lo suyo cayo de bruses al suelo, sangre había quedado en el candelabro que la pequeña sostenía. Por suerte para ella nadie vio ese ataque a quien ahora era su hermano en la basílica.

Mientras el espititu parecio tener intension de irse aunque se la quedo mirando a ella como si esperara algunas palabras de su parte, aunque era dificil adivinar cuales eran.

Leonor no pudo dar crédito a sus oídos al escuchar a aquel sacerdote entonar palabras de ultramar para afectar al espíritu de alguna manera. Fuera lo que fuera lo que le estaba haciendo a Marco, parecía que no era nada bueno ya que el pobre anciano estaba cada vez más asustado y a su merced, sin que pudiera hacer nada para resistirse.

Entonces, y sin tener mucho tiempo para pensar en las consecuencias, Leonor descargó un golpe en la cabeza del religioso hasta dejarle inconsciente en el suelo, sin que nadie hubiera visto nada. A causa de ello, Marco quedó libre y, mientras que la joven huérfana se agachaba donde se encontraba Thomas para comprobar que estaba bien, le preguntó al espíritu.

-Marco ¿Estás bien? ¿Puedes decirme qué era lo que quería hacerte y por qué? ¡Por Dios bendito! ¿Cuánta gente es capaz de ver espíritus en este lugar?

Mientras esperaba su respuesta, la damita de cabellos de fuego revisó las pertenencias del hombre caído, para saber qué era lo que se había llevado a la mano en el bolsillo interno de su sotana.

Marco se quedo mirando un rato a Thomas antes de contestar. “Estoy bien. No se que quería hacerme pero ni bien entre como me pediste, me miro fijo para luego ordenarme que me quede quieto.” Respondió el espíritu que volvía a mirarlo, más precisamente a lo que Leonor buscaba.

Pero ni él ni ella terminaron de enterarse lo que tenía en el bolsillo, ya que con un movimiento rápido el sacerdote se dio vuelta con furia llevando un puño contra ella golpeando en el pecho.

Dolida retrocedió dándose cuenta de la mirada de puro enojo que estaba en el rostro del sacerdote, quejo de mirarla para ver la puerta de salida. Tal vez para fijarse que nadie estuviera entrando.

“Me la vas a pagar pequeño de mierda. Esta no te saldrá barata.” Le amenazo con una ira y un tono que extrañamente superaba las palabras duras del templario. Sin decir mas nada Marco escapo del pasillo al lado contrario que estaba la pequeña, sin desviar la atención de Thomas de Leonor.

La respuesta de Marco le confirmó a la muchacha que ese hombre podía no solo ver al espíritu sino también controlarle. No sabía si se trataba de algún poder de vampiro o de cualquier otra cosa mágica, pero no parecía nada bueno.

No obstante, no pudo llegar a enterarse de lo que tenía en el bolsillo puesto que el supuesto sacerdote se levantó con rapidez golpeándola en el pecho con todas sus fuerzas y haciendo que casi echara la última comida que había tenido.

Pero no tenía tiempo de dudar, por lo que, con un ágil salto hacia atrás, se alejó de su área de alcance para evitar que volviera a golpearla, justo para asegurarse de que Marco se alejaba poniéndose a salvo de ese hombre.

-Esas no son las palabras que diría un cura ¡Dime! ¿Quién eres realmente y por qué blasfemas en el lenguaje de ultramar? ¡Farsante! – Le increpó, sacando el cuchillo que tenía escondió en la bota para que se lo pensara dos veces antes de atacarla.

Leonor estaba dispuesta a defenderse con uñas y dientes si hacía falta, tal y como le había enseñado Nay en las sesiones de entrenamiento.