Partida Rol por web

La noche había llegado a Venecia y con ella pronto le seguirían seres que la pequeña aun no comprendía por completo pero había visto las suficientes veces para tener cierta desconfianza a ellos. Aunque en sus observaciones había visto algunas interacciones que parecían casi humanas entre ellos y hacia ella pero era tanto como lo pensaba o se engañaba a ella misma viendo cosas que en realidad no estaban presente.

Habia comenzado a meditar en ello mientras se cambiaba la ropa mojada que le amenazaba con enfermarla, por lo que tuvo que cambiarla aunque solo poseía alguno de los vestidos de Camila y no otro traje de hombre para disfrazar su genero. Pero se suponía que no importaba en aquella posada.  

Mientras se ponía el vestido por encima de la cabeza sintió la puerta abrirse junto a la maseta que había puesto en ella moverse. Quien entro pareció ingresar  apurarse a cerrar tras de ella. “¿Te aseguraste de secarte bien? No te quiero enferma.” Dijo la dulce voz de Camila que pudiste sentir cerca a pesar que de que seguías con la vista bloqueada.  Aunque eso duro poco ya que sentiste su ayuda para ponerte el vestido y viste su rostro de clara preocupación por vos.

Aun no entendía qué era lo que había ocurrido aquella noche, pero si aún seguía con vida tan solo podía significar que nadie se percató de su presencia en la biblioteca aquella noche. Con sumo cuidado había tratado de adentrarse en la taberna sin hacer ruido para tratar de evitar despertar a nadie, pues aquellas largas horas nocturnas que había permanecido fuera, habían sido tiempo más que suficiente para que los últimos clientes, ya borrachos, se retiraran al amparo de sus hogares para enfrentarse al duro día que seguramente les aguardaba al despertar.

“Tengo que conseguir una segunda muda para Leo, si continuo sintiendo esta estúpida predilección por el agua de los canales” Se dijo a sí misma mientras colocaba suavemente sobre el alfeizar los pantalones y la camisa mojados y comenzaba a ataviarse con un sencillo pero cómodo vestido de mujer. No obstante, la entrada repentina de Camila la sobresaltó lo suficiente como para que se cubriera el cuerpecito con aquellas telas, hasta estar totalmente segura de que se trataba de la hermosa tabernera y no de otra persona.

-¡Por Dios Camila, que susto me has dado! ¿No podías llamar a la puerta? – Preguntó justo antes de recomponerse y de girar el rostro con una sonrisa dulce mientras contestaba a su pregunta - No suelo enfermar con tanta facilidad, pero si sigues esperándome despierta cada vez que me ausento más de la cuenta, quizá seas tú la que caiga agotada por no descansar lo suficiente.

Ante la expresión preocupada de la amable mujer de rubios cabellos, la joven huérfana arrugó ligeramente la frente mientras preguntaba. -¿Ocurre algo? ¿Estás bien?

Ante tus primeras palabras la mujer no pudo más que negar y ponerse más seria. “Podría…como vos podrías avisarme cuando te quedaras muy tarde en la noche fuera” le regaño aunque sonando aun dulce en sus palabras. Por su parte ella volvía a estar vestida con aquel camisón que acrecentaba su belleza física pero que claramente solo podía usar como piyama.

Entonces cuando termino de ayudarla con el vestido fue por la ropa mojada sonriendo divertida ante la respuesta de la joven. “Es reconfortante saber que seguirás haciendo esto.” Dijo con un deje de tristeza sin desaparecer su sonrisa. “Tal vez tienes razón…pero no puedo evitar preocuparme cuando no vuelves. Sabes que de a poco te he tomado cariño y me gustaría mantenerte siempre segura en esta taberna.” Le confeso acercándose a ella agachándose pareciendo examinar el rostro de la chica, mientras corría los mechones aun algo mojados de la joven.

“Estoy bien.” Contesto suspirando levemente. “Solo que ya sabes…eres una joven muy bonita para estar en la calle a estas horas.” Volviendose a parar derecho se diriguio a la puerta. "Dame unos segundos para guardar esto y luego podremos charlar tranquilas." dicho eso se marcho por la puerta dejandola levemente abierta posiblemente por tener las manos cargadas de ropa.

-Tienes razón, pero por un momento pensé que era algún extraño con lascivas intenciones. Menos mal que ese escueto camisón te delató, porque estuve a punto de golpearte. – Respondió con una sonrisa, bromeando claramente ante la respuesta que recibió.

Ante la tristeza que notó en su voz, Leonor suavizó el tono de su voz mientras decía – Pero sí que vuelvo… tan solo me demoro a veces un poco. ¡Además! Cuando me disfrazo de Leo, nadie se fija en mí. Los chicos andrajosos no le interesan a nadie, y mucho menos si son tan torpes como yo de caerse a los canales. – Afirmó antes de que Camila la dejara a solas para ir a tender sus ropas mojadas.

Realmente no deseaba charlar con ella puesto que no le gustaba mentirle. Lamentablemente no podía revelarle absolutamente nada de lo que había ocurrido, empezando por el detalle de que sabía leer, y terminando por el hecho de que había asistido sin saberlo a una reunión de criaturas sobrenaturales que de seguro acabarían con su vida y con la vida de todo aquel que supiera de su existencia, si alguna vez llegaban a enterarse.

Ante tu comentario del camisón sonrió pícaramente poniéndose algo colorada para tu sorpresa. Bajando su mirada a esta antes de volver a ella. “Es bueno saber que mi camisón favorito me salvo de tus puños.” Le devolvió siguiendo la broma, guiñándole.

“A mí me parecería interesante, incluso tierno un chico así.” Termino diciendo antes de irse.

Mientras se encontraba sola pensando en lo que había vivido aquella noche y en lo que tal vez le preguntaría Camila. Comenzó a sentir cada vez mas ¿triste? ¿asustada? ¿nerviosa?

Sus sentimientos se movían precipitadamente hacia algun extremo aunque para la joven todo esto ocurría de una forma progresista, a pesar que en la realidad no era de esa manera.

Finalmente Camila reapareció en la habitación, cerrando la puerta detrás de ella antes de acercarse a Leonor. “Estoy segura que no deseas contarme lo que hiciste, pero me gustaría saber algo al menos de lo que viviste.” Comento en tono dulce mientras sus manos se posaban delicadamente en los hombros de ella.

Leonor estuvo a punto de decirle a Camila que tampoco le hubiera podido hacer daño si la golpeaba porque no poseía una fuerza muy impresionante que digamos. No obstante permaneció callada observando cómo salía de la habitación mientras pronunciaba aquellas últimas palabras que ya le había escuchado con anterioridad sobre lo poco protegida que estaba en realidad con su disfraz de chico.

De repente la habitación quedó sumida en un sofocante silencio donde la huerfanita no pudo evitar rememorar aquel extraño sueño que la había conducido directamente hacia los canales. Pero ahora, en la quietud de la noche, lo que primeramente había sido un feliz recuerdo del pasado, se tornó oscuro y agobiante a medida que pensaba cada vez más en ello.

Para cuando Camila regresó, sus ojos estaban abiertos de par en par, mientras su respiración se aceleraba y su pecho oprimía su corazón de tal manera que le costaba respirar.

-Algo malo le ha ocurrido. Estoy segura de ello y sé que no puedo hacer nada… Me siento tan impotente y vacía que me odio a mí misma. Todo esto es por mi culpa. No merezco ninguna de las cosas buenas que me han pasado… – Dijo finalmente con la respiración entrecortada, más hablando para sí misma que para la mujer que se dirigía a ella con dulzura.

La mujer pareció analizarla luego de decir sus dulces palabras, pareció porque para Leonor le era difícil enfocarse con la ansiedad que desbordaba en su interior que en parte se liberaba con lágrimas y con las palabras que dijo la joven.

Camila se entristeció cuando termino de escuchar aquello. “¿A quien le ha pasado algo malo?” pregunto preocupada mientras sus brazos de poco la iban rodeando hasta encerrarla en un abrazo. “Leonor, te mereces todo lo bueno que te pasa. Eres una chica más especial de lo que piensas, sin importar lo que hagas no mereces sufrir por algo que no puedes controlar…” comento dulcemente con el rostro cerca de ella.

“Pero prosigue querida, ¿que cosa te genera tu culpa?” pregunta curiosa a la joven su cuerpo junto a ella y sus manos deslizándose delicadamente por la espalda de ella.

No recordaba haberse puesto a llorar, pero las lágrimas que se desprendían por sus mejillas así lo indicaban. Su respiración se fue acelerando más y más a medida que derramaba sus sentimientos en una cascada de emociones delante de la hermosa y preocupada tabernera.

-¡No es cierto! ¡No merezco nada bueno! – Respondió alzando la voz más de lo que hubiera pensado en un principio. – Yo… tan solo le traje desgracias. Desde que fuimos llevados al orfanato, mi hermano tuvo que dejar todos sus sueños a un lado para pasar a preocuparse exclusivamente de mí. Yo… yo no tenía que haber sido bonita. Si hubiera sido fea no hubiera llamado la atención y el señor Vestini y no habría querido venderme. Theo me sacó en mitad de la noche y desde ese momento nuestra vida se limitó a huir y escondernos para evitar que me atrapara. Siempre anteponiendo mis necesidades a las suyas ¡Siempre yo, yo yo yo! Por eso se fue a buscar algo mejor para mí… y por eso está en peligro o… quizá ya esté muerto en algún lugar… Yo… hubiera sido mejor que me alejara de él antes de permitir que muriera por mi culpa. Si quieres hacer algo por mí, entrégame al señor Vestini y asegúrate de que te pague bien… Al menos alguien que quiero saldrá beneficiado con mi existencia.

Las palabras salían de sus labios sin que pudiera hacer nada para evitarlo. En un momento le había contado su más profundo secreto. La razón de su desconfianza. De por qué huía de todos cuando se acercaban mínimamente a su corazón. Y esa sensación, en lugar de mitigarse ante la liberación que una confesión así implicaba, no hizo otra cosa que aumentar su quemazón y oprimir su espíritu.

La mujer sin importar como la chica sube el volumen de su voz la sostiene junto a ella en un gesto abrigador. “Tranquila pequeña.” Le dijo en forma calmada, sin embargo no continuo al recibir la confesión de la joven.

Fue solo hasta que termino su confesión que la mujer volvió a hablar mientras acariciaba su espalda. “No puedes decir eso de ti...no puedes pedirme eso, no puedes pedir que haga algo tan inhumano con quien no se lo merece.” Le reprendió con tristeza ante la sugerencia. “No sé quién es el tal Vestini, pero no te tocara un pelo a vos a tu hermano eso te lo puedo prometer.” Prometió con total seguridad sus palabras tomándola con fuerza para que no se separara de ella.

“Theo, puede que lo este o no…muerto. Pero no es algo que deberías preocuparte ahora, es algo que te angustia….demasiado. Debes calmarte, no puedes estar persiguiéndolo siempre todas las noches.” Le aconsejo endulzando cada una de sus palabras que pedían dejar a su suerte a Theo, mientras su mano le limpiaba las lágrimas. “Te estás haciendo mucho mal por esto, incluso hasta llegar a culpar a tu apariencia….a ti misma.” Dijo con suma tristeza hasta bajar la mirada que habías notado que se veía más vidriosa como si fuera a llorar. “No lo hagas por un hombre, no lo hagas.”

-¡Theo no es un hombre, es mi hermano! ¡No puedes pedirme que no lo busque! ¡No puedes pedirme que no me preocupe! – Lloró desconsolada – Él haría cualquier cosa por mí. Siempre lo ha hecho y es por eso que algo malo le ha pasado. Yo… tengo pesadillas. Sueño con él y sé que está en problemas pero… pero no sé dónde, no sé cómo ayudarle. Ni siquiera sé si mis pesadillas son algún tipo de aviso, algo que ha pasado, algo que está por pasar o nada en absoluto. Yo… hoy me desperté en medio de los canales… yo…. me estoy volviendo loca…

Leonor se abrazó a Camila con fuerza, sin saber por qué se sentía tan sumamente desdichada, como si su corazón oprimiera su pecho con tanta intensidad que amenazara con partirse en dos mitades – No sé qué relación es la que mantienes con el hombre al que llamaste “tu amigo especial”, pero piensa como te sentirías si algo le ocurriera al tratar de protegerte... Piensa en qué intentarías hacer por él. Yo… no deseo que te preocupes por mí, pero daría lo que fuera por qué comprendieras mis motivaciones a pesar de los peligros que pueda correr.

De repente, un pensamiento pasó fugazmente por su mente mientras la joven huérfana se separaba ligeramente de la hermosa tabernera para mirarla con los ojos muy abiertos. ¿Y si su sueño realmente había querido darle una pista sobre lo que le había sucedido a su hermano? ¿Y si realmente la había conducido a aquella parte de la ciudad por una razón? – ¡Camila! He sido una idiota. Me desperté tan desorientada que no interpreté el sueño que tuve, tan solo quise salir del agua y me fui a casa. Yo… ¡Tengo que volver! Seguro que hay algo que puede conducirme hasta Theo. ¡Estoy convencida de ello!

Dicho esto, empezó a mirar nerviosa el suelo de su corazón hasta dar con sus zapatos y comenzar a ponérselos apresuradamente. Tenía que salir de la habitación antes de que fuera demasiado tarde y la sombra que acechaba la espalda de su querido hermano le atrapara.

“No te pido que lo dejes de buscarlo, pero no puedes obsesionarte con ello…” le corrigió marcando una clara diferencia en sus anteriores palabras, sin embargo no se rendía en su esfuerzo de que dejara en paz su búsqueda de su hermano. “¡Te escuchas querida? tienes sueños y pesadillas con él, que consideras avisos de algún tipo. Pero eso simplemente no es posible…” comento tratando de disuadirla acompañando sus palabras con un tono que dejaba el planteo de la joven como una niñería.

Entonces fue ante la mención de su amigo especial que la mujer término sorprendida y en silencio un tiempo largo. “Yo haría muchas cosas por él, pero nunca me metería en problemas por él porque sé muy bien que no es lo que él quisiera de mí.” Respondio con una seriedad casi fría y yendo a una lógica pura sin tomar en cuenta las palabras mas sentimentales que le expresaba Leonor.

Sin hacerse forzar dejo que la joven se liberara mientras escuchaba con sorpresa las cosas que le decía, mas igual sus ojos mostraban un particular interés en sus acciones. Solo hasta que Leonor empezó a ponerse sus botas que recibió una intervención de ella en forma de un fuerte empujón que la dejo tendida en la cama. Pronto tuvo arriba a la hermosa mujer que rápidamente la tomo de las muñecas aprisionándola.

“No puedo permitir que te vayas, estas demasiada alterada y decís locuras sin sentido alguno.” Expreso la mujer con tristeza en su voz mientras se acercaba mas a ella hasta terminar apoyando todo su cuerpo en ella para restringirle aun más libertad. “Trata de tranquilizarte pequeña…Quedate conmigo.” Le dijo luego de concentrar su mirada en ella en un tono que habia escuchado antes, pero que no podía identificar mas habia algo ella que lo hacia obedecerlo.

Leonor hubiera dado cualquier cosa en ese momento por que la dulce Camila la comprendiera y compartiera sus sentimientos. No obstante, escuchar de los labios de la tabernera que sus sueños y todos los esfuerzos que estaba realizando para buscar a su hermano tan solo eran fantasías pueriles que amenazaban con privarla de su cordura, le dolió más de lo que jamás hubiera imaginado.

Sincerarse había sido un terrible error. Ahora sabía que nadie podía comprender su sufrimiento y que la única persona en la que podía confiar, ya no estaba junto a ella. Lo que Camila afirmaba sobre que jamás se metería en problemas por su amigo especial, tan solo eran las palabras de alguien que no se había encontrado con la terrible situación que ella experimentaba y que era incapaz de imaginar una realidad similar a la suya… Nadie lo haría a no ser que la viviera en sus carnes, por lo que tampoco la culpaba por sus palabras.

Mientras se colocaba las botas dispuesta a salir de nuevo, la jovencita no fue capaz de prever las acciones de Camila, la cual, con una fuerza que no creyó posible, la inmovilizó en la cama al tiempo que se colocaba sobre ella y le pedía que permaneciera junto a ella.

-Por favor Camila... ven conmigo. Acompáñame al canal. Estoy segura de que encontraré alguna pista de Theo. Tan solo será un momento... Yo... te pido que me creas... te lo suplico... No estoy loca... No me llames loca... no lo estoy... no lo estoy...

Tras estas palabras permaneció tendida en la cama sollozando sin parar y sin oponer resistencia, deseando que la hermosa dama se apiadara de su alma y decidiera acompañarla a ese lateral del canal donde su pie se había quedado trabado en las maderas.

“No eres loca, pero lo pareces con tus palabras.” Le devolvió la hermosa posadera que seguía manteniendo firme su agarre en ella. “Ya tengo gente buscando a tu hermano, pero no es algo que pueda hacerse rápido, Venecia es una ciudad enorme llena de personas.” Le comento en un tono tranquilo atendiendo a los gesto de la joven como si creyera que se podría liberar.

“Leonor me creo muchas de tus palabras…pero lo que me pides es demasiado, ya verás que pronto entenderás a lo que me refiero.” Dijo algo enigmático volviendo a enfocar sus ojos en los azules de la joven huérfana. “Duerme.” Dijo con dulzura, dejándole sin otra opción a la pelirroja que obedecerle.

Pero antes que pudiera terminar dormida la escucho llamando a alguien más, antes que su ojos se cerrarán para caer al mundo de los sueños.

Pudieron pasar horas o dias pasaron luego de ese momento, pero no era algo que pudiera asegurar la pequeña. Sin embargo supo que por extraño que parecía habia dormido. Despertando de una forma mas tranquila en comparación con muchos otras veces.

Mientras más recobraba la conciencia, se empezaba a dar cuenta de mas cosas. No se encontraba en la cama de su habitacion, eso era seguro ya que era mas grande y comoda. No estaba sola, porque sentia el calor de otra persona detrás de ella y observaba los brazos de esta que la tenian agarrada en un abrazo. Pero antes que la pequeña saltara asustada afuera se dio cuenta que la persona tras ella era Camila y estaban ambas en la habitación de ella.

Su mente trataba de pensar como habia llegado a esto pero no recordaba completamente, solo recordaba que habian tenido una discusión con ella en la que finalmente pareció convencerla de dormir y eso hizo al menos hasta ahora, que sintió que debía despertar.

Camila no la soltaba y tampoco estaba dispuesta a ir con ella hasta el canal. La joven pelirroja estaba a punto de ponerse a patalear, cuando escuchó como le confirmaba que había enviado a personas a buscar a su hermano. Luego, aquellas extrañas e incomprensibles palabras alertándola sobre el peligro hicieron que sus lágrimas no dejaran de deslizarse a ambos lados de su rostro hasta tocar el lóbulo de sus orejas y fundirse con sus rizados cabellos de fuego.

Y de repente, el sueño la venció, no sin antes percibir una presencia adentrándose en la habitación, mientras sus parpados se caían.

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Cuando Leonor despertó, se encontró tendida en una cama extraña. Su primera reacción fue asustarse al sentir el cálido cuerpo de alguien junto a ella. Ni siquiera sabía si era de día o de noche, por lo que abrió los ojos de par en par bastante alarmada. Su respiración se relajó al darse cuenta de que la hermosa tabernera era quien se hallaba a su lado, pero aquello no fue suficiente para calmarla del todo. ¿Qué había sucedido? Recordaba haber discutido con camilla y haber llorado mucho, pero todo le parecía algo borroso e irreal. No obstante, el sueño que experimentó en el que su hermano parecía estar en peligro frente a ella, volvió a cobrar fuerza, aunque ya no le parecía un asunto de vida o muerte el hecho de acudir a los muelles de inmediato, sino más bien algo que debía comprobar con sus propios ojos, y que lo más seguro es que se tratara de un producto de su imaginación.

Aun había muchos aspectos de la noche anterior que resultaban borrosos en su mente. No obstante, la joven huérfana decidió deslizarse como una anguila de la cama en la que estaba, haciendo todo lo posible para no despertar a Camila, para poder echarse agua en la cara e intentar aclarar sus pensamientos.

Como si fuera una costumbre en ella escapar del cálido abrazo de hermosas mujeres dormidas sin levantarlas, se deslizo con el suficiente cuidado para no solo salir de ese abrazo sino para tener la suficiente capacidad para pararse fuera de la cama. Todo esto sin parecer despertar a la rubia que hace tiempo sonreía pareciendo disfrutar un dulce sueño.

Dando un rápido vistazo por la habitación de la tabernera se encontró con un lindo plato hondo con agua dentro. El agua se encontraba limpia, metiendo un poco de tu mano te dabas cuenta que estaba helada perfecta para levantar a cualquiera.  

Mientras ella examinaba aquello su mente iba de a poco reconstruyendo lo que había pasado antes, recordando la pelea con Camila incluyendo cuando esta uso algo de fuerza para detenerla de lo que se veía medio como una locura. Por lo que se puso a pensar en el sueño con su hermano que también recordaba y que habia sido la chispa de su anterior comportamiento.

Entonces siente movimientos en la cama con la rubia acomodándose en esta y mirando con algo de desorientación a la joven. “Leonor…volve a la cama aún no amanece.” Algo que debía decir mas por un reloj interno en ella, porque con lo cerradas que estaban las ventanas no dejaba ver afuera.

Se deslizó con sumo cuidado entre las sábanas, no sin antes mirar detenidamente el rostro de la mujer que dormía junto a ella. Era hermosa, con aquellas hebras de oro derramándose en cascada sobre la almohada, y esa hermosa palidez en sus delicadas facciones que le confería una dulzura difícil de encontrar en los días que corrían.

A Leonor le gustaba su sonrisa y la calidez de su voz. Quizá eso había sido la razón de que aceptara su hospitalidad en lugar de huir como tantas otras veces había hecho en el pasado. Pero recordando todo lo ocurrido, la joven pelirroja no pudo evitar que el dolor volviera a su corazón ante las respuestas de la rubia mujer, la cual había dejado bastante patente que no la creía y que sus sueños tan solo eran producto de su incipiente demencia.

Se encontraba pensando en todas aquellas cosas, cuando la semidormida voz de la tabernera la sacó de su ensoñación y la instó a volver junto a ella. Realmente no podía culpar a Camila por lo que pensaba de ella, aunque se dijo a sí misma que a partir de ahora trataría de no preocuparla con sus problemas.

-Siento haberte despertado – dijo con dulzura mientras se acercaba y le regalaba un suave beso en la frente – Puedo irme a mi cuarto para que duermas más tranquila si quieres. Lamento las molestias que te causo.

La mujer se puso a estirar como una felina recién despierta, pero permaneciendo con los ojos medio cerrados. “No tienes que disculparte...” le devolvió antes de recibir el beso de ella en la frente. “¿Asi que quieres dejarme tranquila con un dulce beso?” pregunto con picardía sonriendo alegre luego de ese gesto de la joven huérfana.

Aunque su alegría pareció achicarse un poco luego de un tiempo. “No me molestas pequeña, al contrario me haces sentir mas tranquila con tu presencia.” le comento mientras corría algunos mechones de su rostro para dejárselos visible a la joven. “Es algo tonto, lo sé. Pero también me gustaría que te sintieras cómoda junto a mí en especial luego del episodio que tuvimos.” Continuo suspirando mientras corría las sabanas de su cama.

“Por eso te pido que por favor te quedes conmigo. Al menos hasta que me vuelva a dormir.” Le pidió haciendo un gesto con la mano para terminar de invitarla a la cama con ella.

-No quiero dejarte tranquila con un beso. Te di el beso porque me apetecía – Respondió a su puya poniéndose de morros, mientras veía más nítidamente el bonito rostro de la mujer cuando ésta retiró los mechones de su cara.

A medida que Camila hablaba, pidiéndole que se quedara junto a ella, Leonor capituló y, tras un profundo suspiro de resignación, volvió a entrar en la cama lentamente y a situarse junto a la tabernera de cabellos de fuego hasta abrazarla.

-No podría sentirme incomoda a tu lado. No te preocupes por eso – Dijo al fin – Ambas tenemos pasados diferentes y supongo que aun debemos aprender a amoldarnos la una a la otra… Además, después de haberme acogido en tu casa y ofrecerme un techo donde dormir, siento como si no cesara de acarrearte problemas y quebraderos de cabeza.

Sonrió más ante la devolución de la pequeña Leonor. “Oh, entonces aprecio mucho más tu besito.” Aunque fue cuando la vio volver hasta su cama que su sonrisa se incrementó en tamaño y que rápidamente devolvió el beso aunque yendo por una de las suaves mejillas de la pequeña huérfana. “Gracias.”

“Tú no me acarreas ningún problema o quebraderos de cabeza Leonor, no más de los que ya tenía antes que aparecieras frente a mí.” Comento con tranquilidad acercándose a ella para permanecer unida a ella. “Aunque pienso que tú misma te acarreas problemas aun algunos inexistentes, sales afuera en busca de complicaciones o no recuerdas la primera vez que nos vimos que era lo que hacías?” pregunto refiriéndose al trabajo que tuvo que hacer con Amedeo para atrapar a ese Aleman.

Entonces dio una leve negacion con la cabeza. “Amoldarnos a la una y a la otra, seria algo bueno pero para eso necesitamos un futuro en común pequeña. Pero siento que desearías escaparte de todo esto…aun cuando es bueno. Como si alguien te persiguiera, supongo que es el tal Vestini?” siguió preguntando mientras una de sus manos acariciaban delicadamente el rostro de la huérfana.

Sentir el beso de la mujer en la mejilla no la sorprendió, pero le hizo darse cuenta de que era la primera vez que nadie a parte de su hermano Theo, la besaba de aquella manera tan cariñosa y fraternal.

Cuando ambas estuvieron tapadas con las mantas y Camila comenzó a preguntarle mientras la abrazaba, la joven pelirroja se mostró ligeramente pensativa, e incluso con el ceño fruncido, antes de hablar y aclararle algunos aspectos de su pasado.

-Yo no deseo escaparme de todo esto, pero no quiero que por mi culpa te pase nada malo. Luca Vestini es el dueño de un orfanato situado en Padua, el cual utiliza para realizar ciertas actividades ilegales con total impunidad. Mis primeros recuerdos son de allí. Cuando tenía 12 años, mi hermano escuchó una conversación en la que acordó venderme a una familia noble a cambio de una deuda que tenía. Según me contó, no parecía muy contento con el trato porque ya poseía planes para mí, pero aun así aceptó. Ese día nos fuimos de allí, y estamos huyendo desde entonces, ya hace tres años de aquello.

-Hace dos meses Theo me dijo que había encontrado una oportunidad para que ambos pudiéramos tener una vida mejor, e incluso nadar en la opulencia y me pidió que le esperara hasta que viniera a por mí cuando no fuera peligroso…. Desde entonces no sé nada de él. Estuve viviendo en una casa abandonada con otros chicos sin techo, pero tuve que marcharme. No creo que mi hermano se marchara sin mí por voluntad propia, por lo que cada vez estoy más convencida de que algo malo le ha pasado… y también temo que si me quedo mucho tiempo en este lugar, los hombres de Luca me encuentren y puedan hacerte daño por protegerme. Por eso no quiero apegarme a ningún sitio. No es justo para ti… en realidad no es justo para nadie, pero no puedo hacer nada contra el poder de ese hombre. – Se sinceró totalmente mientras la miraba directamente a los ojos.

-Lo siento Camila. No quise decirte nada porque siempre tengo miedo de que si alguien se entera, pueda contactar con él a cambio de una recompensa. Cada vez que sirvo las mesas en la taberna me asusta que alguien contratado por él me descubra… por eso casi siempre me disfrazo de chico, y me hubiera ido aún más lejos de Venecia, pero no puedo hasta que no tenga noticias de Theo. – Finalizó acariciándole distraídamente los cabellos.