Partida Rol por web

Mientras la escuchaba Camila volvía su rostro más serios, incluso llegando a mostrar asco ante las acciones de Luca Vestini abrazándola con más fuerza para contenerla mientras continuaba con la historia de su cruel infancia.

“Nada malo me va a pasar…o nos va a pasar aqui, tengo gente para defender este lugar por si en algún momento hay un problema que no pueda resolver con las palabras.” Le aseguraba para que no se preocupara o al menos que no estuviera demasiada nerviosa con aquel horrible hombre. “Son hombres confiables tanto en su palabra como en sus espadas. Además este no sería el primer inconveniente que ocurriera pasando en esta taberna.” Agrego sonriéndole con confianza esperándolo contagiárselo.

Suspiro con lamentación ante la historia de su hermano. “Es muy lamentable la desaparición de tu hermano. Si bien nunca podría vivir lo que sientes, puedo asegurarte que me doy cuenta de cómo te hace sentir y eso me pone triste porque más allá de tratarlo de buscar no puedo hacer más.” Comento con delicadeza empanizando con las preocupaciones de ella. “Pero siento que no es suficiente para ti.”

“Te comprendo, pero no me gusta escuchar que vivas con tanto miedo teniendo te que revisar tu espalda todos los días o disfrazándote de algo que no eres…” le expreso mientras se dejaba acariciar su cabello por ella. “No te traje aquí para que sigas sufriendo como si siguieras viviendo en la calle querida. ¿Acaso no hay alguna forma de que puedas sentirte más cómoda de lo que tienes ahora?” le pregunto mirándola fijo a los ojos.

Camila parecía muy segura de la protección con la que su pequeña taberna contaba. No obstante, la huérfana sabía muy bien el poder y el dinero que Luca poseía, por lo que dudaba mucho que no consiguiera acatar su voluntad, si finalmente daba con ella.

No obstante, decidió no seguir ahondando en el tema, puesto que de nada servía perturbar a la hermosa mujer de rubios cabellos. Parecía realmente afectada por su historia, y mostrar una actitud negativa, tan solo serviría para entristecerla aun más, cuando lo único que había hecho era preocuparse por ella y tratar de protegerla de todo mal.

-No te preocupes Camila, desde que estoy aquí la vida es más bonita, y hay muchos días en los que ni siquiera vigilo mis espaldas al sentirme lo suficientemente segura – mintió de forma piadosa para poder ver una sonrisa en el hermoso rostro de la tabernera. – No sufro en modo alguno, de verdad, y es un placer ayudarte con los asuntos de la taberna, o cumpliendo los recados que me pides. Realmente me encanta serte útil. Pero dime… ¿fue tu amigo quien me subió hasta tu habitación? Antes de quedarme dormida escuché que llamabas a alguien, y deduzco que no has podido subirme hasta aquí, tu sola. – Preguntó tratando de cambiar de tema para apartar los recuerdos oscuros de su mente.

La mujer pareció creer las palabras de la pequeña huérfana, sonriendo de una forma que embellecía aún más su rostro como deseaba la pequeña. “Es lo que más deseo Leonor, no lo dudes nunca. Ya verás que pasando los días tendrás menos necesidad de hacerlo y confiaras en los guardianes que tenemos en este establecimiento.” Comento con calma mientras le Tomaba mano para masajeársela. “Junto con algunas de las chicas.” Termino con un guiño, aunque seguramente excluía a Donna de ese grupo.

“En serio lo piensas como un placer trabajar en cómo mesera?” pregunto curiosa tal vez porque nunca se lo habías expresado antes. “Es bueno oírlo, porque si te parece podría pedirte que trabajes algunos turnos nocturnos” comento en un plan para entretenerla de noche.  “Aún estoy agradecida por lo que me conseguiste de la Basilica y lo que pudimos hacer contra esos fanáticos.”

Disminuyo un poco su sonrisa ante la pregunta, pero no tardo demasiado en asentir. “Si, era mi amigo especial como le dijiste antes.” Dijo algo divertida que hubiera usado sus palabras. “Lo vi espiándonos cuando te desmayaste, se acercó por los gritos…quería ver que estuviera bien. Le pedi que me ayudara y entre ambos te llevamos a mi cama. Solo para asegúrame que no salieras en el estado que estabas.”

-Ya lo hago – Respondió dejándose masajear la mano por Camila y deseando no volver a preocuparla – Y me gustan las chicas también. Cada una es muy diferente y pienso que puedo aprender mucho de ellas.

Ante su pregunta sobre si le gustaba trabajar sirviendo mesas, Leonor hubiera preferido decirle que no, puesto que aparte de que no le entusiasmaba tener que esquivar a los clientes con manos demasiado largas, seguía pensando que no era nada seguro dejarse ver en un sitio público y concurrido donde pudieran reconocerla con facilidad. Los guardianes de la taberna podían ser bastante buenos en su trabajo, pero Luca era lo suficientemente hábil como para colocar espías y aprovechar en momento en que saliera a pasear sola por ahí, para atraparla. – Me encantará ayudarte de nuevo, pero… ¿Qué pudisteis hacer contra esos fanáticos? – Preguntó con curiosidad sin saber muy bien a qué se refería la rubia.

Finalmente, y viendo una oportunidad para indagar, la damita de cabellos de fuego se abrazó a la hermosa tabernera con cariño antes de exponerle lo que le había estado rondando por su mente desde que había despertado – Camila… ¿Qué quisiste decir anoche cuando afirmaste que te pedía demasiado y que pronto entendería a qué te referías?

No obstante, en cuanto Camila le confesó lo que había pasado, el rubor volvió a colorear sus mejillas mientras se excusaba – Lo… lo siento Camila. Creo que de nuevo he vuelto a interrumpir vuestro tiempo juntos… Y seguramente tuvo que dejar tu cama para cederme el puesto a mí. Prometo que intentaré que no vuelva a pasar.

Se rio divertida ante tus palabras, aunque no duro mucho tiempo haciéndolo para que la joven no se ofendiera. “Aprende de ellas solo lo mejor, querida Leonor. Lo demás déjaselo a cada una.” Aconsejo esperando que entendiera a lo que se referia.

“Es bueno escucharlo, podría empezar a planear turnos para que ayudes aunque sea mínimamente.” Le propuso sintiendo cierto extras en su aceptación de este posible trabajo por lo que no sentía que fuera necesario presionarla mucho. “Queras decir lo que pudimos hacer con ellos o es que no recuerdas la carta que le dejaste a Amedeo?” pregunto mirándola extrañada. “La cuestión es que si bien no sabemos si se decidieron a ir, pero por lo que escuche de un guardia al parecer es algo que ocurrirá en el futuro.” Dijo encogiendo los hombros pareciendo decepcionada de lo que ella misma decía.

Ente sus nueva pregunta la rubio parecio cerrar los ojos en un gesto de pensamiento antes de volverlos a abrir con una disculpa en el rostro. “Me tendras que disculpar, pero no entiendo a lo que te refieres con esa frase. Cuando fue que te lo dije?” le devolvió lamentablemente con una pregunta, tal vez no recordando porque seguía con algo de sueño.

Ante el rubor no pudo más que besar su frente con cariño. “No seas tonta no pasó nada de eso como te dije él cuando terminamos se va. Ya lo habíamos hecho…” confiesa sin pudor a la joven pelirroja. “Mi cama habría estado vacía sino fuera por vos ahora. Asi que no te culpes de nada, además ya te dijo cuándo nos conocimos que en mis prioridades mis chicas son mas importantes.” Comento con una risita. “Aunque si eso te impide salir a las noches dejándome preocupada entonces no corregiré tu error y te mantendré en por aquella promesa.” Dijo con una sonrisa gatuna que dejaba en claro que se trataba de una media broma.

Leonor escuchó el consejo sin tomarse a mal la risa cantarina de la tabernera. Le gustaba mucho verla feliz, por lo que no dijo nada al escuchar que pensaría en turnos para a ella, a pesar de lo poco que le gustaba la idea. Cuando Camila le habló del papel que habían escrito para Amedeo, una expresión de desilusión inundó sus facciones al tiempo que decía.

-Ah eso... Como estabas mencionando a los guardianes de la taberna, pensé que a lo mejor habían tomado alguna acción o descubierto algo más en base a la información que te di, aparte de lo que pudiera hacer la guardia de la ciudad. Perdona, me hice falsas esperanzas.

Cuando la hermosa y rubia mujer le dijo que no sabía a qué se refería al preguntarle sobre lo ocurrido anoche, Leonor suspiró un segundo antes de aclarárselo. – Perdona, sé que aun debes estar dormida… Anoche te pedí que me acompañaras a los muelles para comprobar si mi sueño tenía algo de real, pero me dijiste que te pedía demasiado y que pronto entendería por qué, así que no sé qué era lo que querías decir.

Finalmente, cuando Camila volvió a quitar importancia a que les hubiera interrumpido y habló del acto sexual con tanta naturalidad, la jovencita no pudo evitar sonrojarse ligeramente antes de recomponerse de aquella visión para poder decir con más alegría.

-Él es afortunado por tenerte. ¿Algún día me lo presentarás? Me gustaría conocer a aquel que ha conseguido robar un pedacito de tu corazón.

Tambien Camila achico su sonrisa al escuchar las falsas esperanzas que se había hecho la joven en su cabeza. “Siento romperte esa burbuja querida, pero nuestros guardianes no pueden hacer algo así con ellos. Seria exponernos ante un grupo muy peligroso y poniendo en riesgo a la taberna, por lo que es mejor que los guardias de la ciudad hagan su trabajo para defender a todas las posibles víctimas de estos los locos.” Le explico a la chica con calma volviendo a sonreir un poco.

Pero como adivinando un posible pensamiento de ella. “Aunque por otro lado si ya estuviéramos expuestas al grupo o a una persona mandaría a nuestros guardias rápidamente a neutralizar esta amenaza.” Le comento rápidamente con cierta seriedad que utilizaba para generar mas confianza en ella. “Por lo que no tenes que temer aquel sujeto, Luca Vestini.”

“Oh, te habia entendido una noche pasada. No esta noche.” Le aclaro elevando sus manos y con cariño besándola en los dedos. “Acaso aun crees que tu sueño se está comunicando contigo? Yo no es que no crea en nada de este tipo, pero en ese momento estabas muy alterada y cuando decía que pronto entenderías porque no te podía ayudar es que pensaba que a la mañana siguiente tendrías otra idea en mente.” Le confeso con una mezcla de emociones que iban desde una pequeña incredulidad hasta una preocupación por el estado en que se encontraba ella respecto a sus sueños.

“No es solo un pedacito lo que me ha robado.” confeso con cierta ilusión y melancolía cerrando los ojos para pensar en él. “Claro que te lo presentare, en un moda más adecuado que la última vez. Seguro se llevaran bien entre ustedes.” Entonces abriendo los ojos se vio un brillo en ellos y una sonrisa gatuna en el rostro de la bella rubia. “Pero ya que estamos hablando de hombre que ha pasado contigo y cierto supuesto noble. Resulto ser quien pensaba? Ha pasado algo interesante?” empezó a preguntar notándose interesada pareciendo revelarse como una cotilla en ese momento.

-No rompes nada. Realmente espero que la guardia haga algo pronto, porque esos hombres estaban pensando en ir a quemar casas de nuevo con relativa urgencia…. Gracias por protegerme del señor Vestini. Ahora me siento mucho más tranquila – Afirmó, a pesar de que realmente ni ella misma se creyera esas palabras.

Cuando Camila le respondió a su pregunta sobre lo ocurrido aquella noche y le expuso su opinión con respecto a sus sueños, Leonor volvió a sentirse extremadamente triste pese a no exteriorizarlo en absoluto ante la bella mujer – No lo creo, pero pensaba que no perdía nada por echar un vistazo en el canal, puesto que a lo mejor no era un sueño, sino más bien un recuerdo olvidado… De todos modos no importa. Siento haber estado tan alterada anoche, supongo que aun estaba afectada por la pesadilla. – Le sonrió dándole un tierno abrazo y arrebujándose un poco más entre las mantas junto a ella.

La joven pelirroja había tomado la decisión de ir sola hasta el canal sin preocupar a la bella mujer, y a una hora algo más prudente. Tenía que saber qué era lo que tenía de especial aquel lugar, o si realmente todo aquello solo era un producto de su subconsciente.

Fue al escuchar los sentimientos de Camila, que su sonrisa se ensanchó aun más, sintiéndose feliz de verla tan enamorada. Tenía curiosidad por conocer a aquel hombre, aunque esperaría a que la mujer así lo deseara. Aun recordaba aquel sueño donde el rostro que había visto en el amante de Camila, la atacaba para robarle la sangre, pero cada vez estaba más convencida que tan solo había sido un reflejo de su miedo ante el enmascarado que la persiguió en la plaza de San Marcos.

-¿Dante? – Preguntó algo sorprendida ante la repentina curiosidad de la rubia mujer – Bueno… le dejé en medio del almuerzo dándole un desplante. Tuvo la desfachatez de decirme que me amaba creyendo quizá que yo sería como sus otras conquistas y que picaría el anzuelo. Quiso invitarme a una de esas lujosas fiestas de sociedad y también quiso regalarme un vestido, pero yo le dije que prefería buscarlo por mis propios medios antes que aceptar nada suyo para que pudiera acusarme de ser una interesada. Supongo que a estas alturas ya estará con otra. Eso, o tendrá que esperar a que yo desee verle de nuevo.

“Podría pasarte algo malo si habría salido de noche en él está que estabas…” le aclaro con tristeza posiblemente porque la joven seguía insistiendo que no perdería nada. “Sin embargo, si seguís deseando mirar aquel lugar cuando salga el sol entonces no te detendré.” Comento sonriendo recibiendo el abrazo de ella y dejando se rendir ante la voluntad de la chica.

En silencio escucho las palabras de Leonor pareciendo querer reírse ante algunas de las situaciones que le planteaba ella. Como cuando supuestamente lo planto y rechazo, junto a que rechazo su regalo. Mas solo en el final rio divertida ante lo que le contaba.

“Me imaginaba que ocurriria de esa forma. Es bueno escuchar que no termines cayendo facil ante sus encantos, ignorando esas palabras que seguro no habrán sido enserio y los múltiples regalos que seguro te ofreció.” Comento aun medio riendo. “Esperemos que sea lo segundo y este solito lamiéndose las heridas a su orgullo que le hiciste.” Dijo guiñándole el ojo dejando claro que apoyaba sin dudar la posicion que habia utilizado ella.

Entonces se acerco el rostro a ella de forma infantil y empezo a susurra como si fuera un secreto que no deseaba que nadie mas que ellas escuchara.“Sabes si se encontrara genuinamente interesado en vos, bien podría serte de gran utilidad un espadachín de buena familia.” Le propuso sonriendo con algo de travesura.

Leonor se alegró al ver que no ponía impedimentos ante su deseo de revisar el canal. Pensaba haber ido con o sin su permiso, pero le alegraba comprobar que no tenía que hacer algo en contra de la voluntad de la rubia mujer si podía evitarlo.

Ver la sonrisa de Camila con su historia consiguió animarla por fin y hacer que se olvidara un poco del miedo que había pasado ante todas las cosas que vivió el día anterior.

-Tan solo pudo regalarme una bonita rosa. Me ofendí tanto que tiré las monedas encima de la mesa y no permití ni que me invitara a almorzar… Lo único malo es que no sé cómo me pagaré un vestido lo suficientemente elegante como para ir a una fiesta de alta sociedad. No creo que pudiera ni aunque trabajara un mes completo sin gastar ni un grosso. Me gustaría mucho asistir a una fiesta así aunque solo sea una vez, pero supongo que no encajaría… - Afirmó con voz soñadora mientras imaginaba como serían esos grandes salones repletos de hermosa música, deliciosa comida y nobles glamurosos.

Cuando Camila le hizo aquella pregunta, la pelirroja la miró con una sonrisa pícara en el rostro justo antes de decirle - ¡Vaya! No sabía que fueras una casanova. Realmente no creo que se interese realmente por mí. Más bien pienso que no está acostumbrado al rechazo y quizá me vea como un reto. Dante es… apuesto y divertido, pero es demasiado impulsivo y se enfada con facilidad. Trató muy mal a un juglar en la plaza delante de mí cuando este contó una historia sobre una traición en la familia Giovanni. Además, un duelista no tiene muchas esperanza de vida ¿O acaso lo dices para que me quede viuda pronto con su dinero? – Bromeó claramente con una enorme sonrisa ante las sugerencias de la tabernera.

Los ojos de la mujer parecían llenarse de sorpresa y admiración por lo que escuchaba de Leonor. Aunque cuando fue mencionado el vestido la miro con una sonrisa amistosa antes de volverle a besar la suave mejilla. “Es verdad que los grossos de un mes no te alcanzarían para comprarte uno, pero los favores que tienes conmigo podrían conseguirte uno si hay tiempo.” Le comento con complicidad pareciendo darle la solución a sus problemas. “Yo ya he ido a algunas fiestas elegantes, depende cuales sean podríamos encajar ambas o podría ayudarte si necesitas saber algo de estas pero mi mayor consejo es que no llames mucho la atención y encuentres buena compañía.” Le explico aunque sin decir demasiado pareciendo esperar a que ella

Camila se vio contagiada por la sonrisa pícara de Leonor, aunque para tu sorpresa algo de rubor también apareció en su rostro. “Yo también fui más joven y curiosa por las fiestas de ellos.” Confeso sacándole la lengua en un gesto infantil y justificando su sugerencia. Luego se le escuchando las palabras de ellas, pareciendo quedar pensando en ellas. “Suele ser algo común en los nobles, enojarse por esas cosas. Están muy a la defensiva a veces.” Comento con algo de seriedad y aburrimiento como si no lo usara como excusa de sus actos.

No pudo evitar reir con ganas de la última ocurrencia de la joven, cuando termino le acaricio suavemente la mejilla mientras sonreía. “Ay mi pobre Leonor Giovanni: Tan joven y Viuda. Deberás vestir negro el resto de tu vida cariño.” Dijo continuando la broma mientras fingía  una falsa tristeza. “Aunque seguro sabes que pasa con las viudas jóvenes.”

-Pero no quiero estropearte un bonito vestido ¿Y si se mancha o lo engancho en algún lugar que lo desgarre por error? –Preguntó algo preocupada sabiendo lo importante que sería para ella cualquiera de los vestidos necesarios para asistir a un evento social de tamaña envergadura. – Lo único que sé es que se tratará de una presentación en sociedad de algún noble local, pero no sé quién será el presentado ni cuándo será el festejo. – Confesó, atesorando los consejos que le daba por si finalmente acudía a una fiesta así.

-Tan solo espero que no la tome con el bardo más adelante por algo tan tonto como una historia. Aunque incluso uno de los espectadores insultó a Dante aprovechando el gentío para no ser descubierto, por lo que me imagino que no debe estar demasiado contento – Respondió ante el comentario de Camila sobre el comportamiento de los nobles.

-jajaja, menuda bruja estás hecha – Bramó mientras agarraba una almohada y atacaba a la risueña tabernera con alegría. Ambas mujeres se rieron juntas ante la idea de que tuviera que vestir de negro toda su vida. Leonor no deseaba que nada malo le ocurriera al apuesto Giovanni que tan galantemente se había comportado con ella, pero aquello tan solo era un juego inocente entre mujeres, por lo que no le pareció nada malo pasárselo bien a costa del joven duelista, aunque fuera por esta vez.

La miro con algo de obviedad ante su pregunta haciéndole casi adivinar lo que diría antes que lo hiciera. “Entonces no lo hagas. Yo tengo la seguridad que si te lo propones no dañaras o ensuciaras el vestido que te dé, porque se que eres muy responsable. Cierto?” le pregunto aunque ambas sabían que parecía tener  la mala suerte de mojar sus ropas de chico. “Al menos más responsable con los vestidos que te di.” Agrego luego de aquel pensamiento.

“Eso podría ayudarnos, ya que no deberíamos llevar un vestido lindo que opaque el vestido de la que es presentada en sociedad. Aunque lo demás deberías averiguarlo…” comento mostrando una esperanza mayor que la de la joven.

Le acaricio el rostro delicadamente para calmarla. “Dicen que es mala suerte atacar un bardo y seguro si el bardo es listo encontrara algún otro noble que lo defienda. Igual no te preocupes tal vez tu actuación con él lo hizo olvidar de lo que le hizo el bardo.” Le trato de convencer aunque no era algo sencillo de lograr al no estar presente para verlo enojado al Giovanni.

“Eh..?” dijo claramente haciéndose la tonta ante su acusación mientras se dejaba pegar por la suave almohada. Igualmente aunque la tapara luego con las sabanas seguiría escuchando la sonrisa divertida de la rubia. Asi rieron y bromearon hasta que fue casi fue la mañana dejándolas cansadas para una segunda siesta antes de enfrentar ese nuevo dia.

Un nuevo dia habia pasado haciendo esconder al sol para dejar que la oscuridad dominara el cielo encima de esa gran ciudad estado. La joven huerfana se encontraba volviendo luego de un dia de búsqueda, con algo de hambre y agradeciendo la suerte que tenia ahora para no tener la necesidad de buscar su comida por las frías calles.

Llegando a la cocina no se encontró con nadie dandole algo de privacidad mientras buscaba el cajon donde guardaban la comida, pero se detuvo rápidamente al escuchar la puerta abrirse detrás de ella volteándose hasta encontrar una pequeña joven timida que le informo que Camila deseaba verla en su habitación. Aunque ahora mismo la mujer no se encontraba en ella pero le  dejaba la via libre para que Leonor pudiera entrar sola. Al parecer luego de su última estancia la rubia confiaba mas en ella y en verdad no tenia porque desconfiar de la joven.

Por lo que una vez cogió algo para comer subio las escaleras notando que la puerta de la habitacion de Camila se encontraba medio abierta, pero no era la unica porque la habitación frente a esta tambien se encontraba igual de abierta.

Tras las risas y los juegos de las dos mujeres, el sueño terminó venciéndolas haciendo que terminaran abrazadas y reconfortadas la una con la otra. Leonor nunca se había sentido así con ninguna mujer y, al no tener recuerdos conscientes de su madre biológica, Camila era lo más parecido a una madre o hermana mayor que hubiera tenido nunca.

El día que aconteció fue extenuante y agotador puesto que la jovencita dedicó su tiempo a buscar pistas de su hermano y a tratar de encontrar algo de sentido a las cosas que había descubierto hasta ahora. Su estomago rugía un poco, por lo que, tras saludar a las chicas que aun servían las mesas, fue hasta la cocina para comer un poco de los restos que habían sobrado de ese día de trabajo.

Apenas hubo empezado, la puerta se abrió y le comunicaron que Camila requería su presencia, por lo que, tras recoger una hogaza de pan y una manzana, subió las escaleras que ya conocía tan bien y se presentó ante la puerta de la habitación de la rubia mujer, extrañándose un poco al ver la habitación de en frente también entreabierta.

Sin poder evitar que su curiosidad la invadiera, y antes de adentrarse en el cuarto de Camila, Leonor asomó la cabecita en la habitación frente a ella, pensando que un pequeño vistazo no le haría daño a nadie.

Se decía que la curiosidad mato al gato, pero también se decía que eso era mejor que morir en ignorancia. Pero eso no le pasaría en ese momento a la pequeña que al adelantarse vio que había una mesa grande como para reuniones en medio de habitación y en una de sus puntas justo a una vela recién prendida se encontraba un hombre que ella ya había visto.

Sentado en una silla con un libro en la mano, leyendo atento pareciendo no haberse dedo de la cabecita de la pelirroja asomándose por el portar de la habitación. El hombre era como recordaba Leonor no solo de su sueño sino de aquella noche cuando lo vio con Camila. Aunque ahora vestía un camisa marrón claro que parecía quedarle holgada y unos pantalones oscuros, nada demasiado refinado para parecer noble aunque tampoco parecía alguien de clase baja.

Sin  embargo la joven no pudo concentrarse demasiado en su ropa, sintiéndose arrastrada a su hermoso rostro que sin saber el por qué la emocionaba y la hacía querer acercarse sin mucho pensamiento a él. Bien ella podría culpar en su mente a lo guapo que era, pero el sentimiento que tenia no era solo atracción sino algo mas fuerte en su interior.

No tenía que haber asomado la cabecita para husmear en una habitación que no le incumbía, pero a veces la curiosidad nos puede y es más fuerte más que cualquier otra razón. La tenue vela que iluminaba la habitación hizo que los ojos de la joven se posaran en el hermoso rostro del hombre que leía totalmente sereno y concentrado, con la mirada perdida en las maravillas que aquellas páginas le concedían.

Su corazón comenzó a latir con fuerza ante la presencia de aquel al que había espiado por error cuando él y Camila compartían un momento tan íntimo y tan sagrado. Leonor no podía creer que las facciones de él fueran idénticas a las de su sueño. Un sueño en el que estaba a merced de sus besos, y terminaba abruptamente cuando unos afilados colmillos se hundían en la suavidad de su sedoso cuello para derramar su sangre.

No obstante, una fuerza invisible le atraía hacia aquel hermoso desconocido de una forma que era incapaz de explicar. Tanto, que deseó con todas sus fuerzas que levantara la cabeza de sus libros para perderse en sus profundos e intensos ojos de ensueño. ¿Qué era lo que le ocurría? Nunca antes se había sentido tan impactada por alguien al que no conocía a pesar de que fuera tan extremadamente guapo. Si continuaba de pie junto a la puerta, de seguro atravesaría el umbral que les separaba. Y entonces ¿Qué le diría a Camila? O mejor dicho ¿Qué le diría a él?

Negando con la cabeza para tratar de espantar la ensoñación que se había apoderado de ella, la joven pelirroja dio unos suaves pasos hacia atrás, para acudir a la habitación donde Camila la esperaba.

Sin importar que el corazón comenzaba a latirle más rápido y una voz suave la incitaba a entrar, su voluntad termino triunfando haciéndola retroceder de ese lugar sin que el hombre se diera cuenta de su presencia.

Yendo a la habitación del frente, la de Camila, se encontró que como le habían avisado que estaba vacía sin su dueña. La gran cama de ella se encontraba arreglada como correspondía pareciendo recientemente arreglado, otra señal de su reciente arreglo eran las velas por varias partes de su curto que lograban iluminar las partes importantes de esta.

Prestando atención a sus oídos no escuchaba a nadie acercándose hacia la habitación de Camila, ni siquiera al hombre que lei en el cuarto de enfrente. Por lo que ahora se encontraba en una circunstancia muy especial con ella sola en el cuarto de blonda.

Registrándolo veía el mueble con espejo y distintos cajones, lo que seria como su escritorio de trabajo donde la vio escribir la carta que puso ella en el bolsillo de Amedeo. Cerca se hallaba un cajón cerrado que no recordabas haber visto antes y junto a este una pequeña biblioteca con libros de diferentes portadas.  

¿Acaso la pequeña esperaría sentada en la cama o su curiosidad le ganaría de nuevo?

Leonor consiguió salir del embrujo que aquel hombre le había causado, y logró entrar en la habitación de Camila. Como ya había intuido antes, ella no se encontraba allí, y descubrió que se hallaba totalmente sola en aquel bonito y ordenado cuarto, con total libertad para cotillear a placer.

Por todo ello, y diciéndose a sí misma que no deseaba molestar al hombre que leía en la habtiación contigua, cerró con sumo cuidado la puerta de Camila y comenzó a recorrer la estancia casi de puntillas.

Tras reparar en el cajón cerrado, la curiosidad volvió a encender su corazoncito, no obstante, se dijo que sería muy desconsiderado intentar abrirlo y, tras ello, decidió acercarse a la estantería, para leer una a una las portadas de aquellas maravillas escritas en papel. ¿Quién sabe? Quizá si tomaba prestado alguno de esos libros y luego los devolvía, Camilla no se diera cuenta siquiera de que alguna vez habían faltado.

Tras reparar en el cajón cerrado, la curiosidad volvió a encender su corazoncito, no obstante, se dijo que sería muy desconsiderado intentar abrirlo y, tras ello, decidió acercarse a la estantería, para leer una a una las portadas de aquellas maravillas escritas en papel. ¿Quién sabe? Quizá si tomaba prestado alguno de esos libros y luego los devolvía, Camilla no se diera cuenta siquiera de que alguna vez habían faltado.

La estantería no era tan grande, en especial si se la comparaba con la Biblioteca de San Marcos aunque esa comparación era algo cruel conociendo que no había lugar comparable en Venecia. Sin embargo la estantería tenia una colección importante, que hacia pensar que no podían ser solo de Camila todos estos libros.

Dejando ese pensamiento detrás de ella busco con interés entre los libros, alguno que pudiera serle ameno para leerlo mientras esperaba o tal vez para tomarlo y leerlo en su habitación. El registro de cada uno dio algunos resultados interesante, un relato hecho por un extrajero que hablaba de Venecia y su gente se encontraba traducido al italiano, otro hablaba del ritual que se realizaba todos los años que era el “matrimonio con el mar” contando su origen y creencias, habían unos cuantos que describían el carnaval o contaban historias comicas o de romance en esta fiesta, algunos textos religiosos cristianos, algunos relatos de otros lugares de Europa y del mundo conocido, habían relatos cortos oscuros con leyendas aterradoras de esta gran ciudad y las islas cercanas, un gran número de las novelas que eran de romances italianos, algunas muy eróticas y para finalizar algunos libros de campañas militares aunque ninguna que resaltara mucho.