Partida Rol por web

Era de mañana cuando se levantó con una calma que de a poco empezaría a volverse habitual en la joven que parecía haber conseguido subir de escalón en la sociedad.

Hace pocos días era una pobre viviendo en las pocas calles de esta ciudad durmiendo donde pudiera rodeado de jóvenes y hombres de la mayor que conoció. Pero ahora poseía su propia cama y si Camila no la engañaba se encontraba en un lugar donde solo mujeres podían entrar, un lugar donde no tenía que andar siempre disfrazada. Un lugar que también le confería un trabajo que bien podría alejarla de crimen si finalmente lo tomaba pero como muchas veces su instinto no se encontraba tan dispuesto a asentarse a diferencia de su cuerpo que se rendía ante tanto lujo.

Cuando salió de su habitación lo hizo como mujer, casi sin darse cuenta avanzando rápido a lo que le olía como comida. Lo cual era cierto porque en la cocina se encontraban algunas chicas cocinando con Velia que las vigilaba.“No seas ansiosa, te conseguiré uno para vos amiga. Ahora ve para la barra Camila quiere hablar con vos” Dijo Velia que sonreía amistosamente ante la pelirroja, volviéndose algo más seria al volver su mirada a las otras mujeres.

Siguiendo las instrucciones de Velia fuiste a la barra donde se encontraba Camila, esta no tardo en abrazarte con fuerza. “Lamento que no me vieras cuando volviste, no sabes lo preocupada que estuve por vos pequeña.” Dijo con dulzura en el oído de la pelirroja antes de soltar el abrazo.

“Velia me dijo que estabas bien, pero quería verlo con mis propios ojos.” Dijo examinándote entera antes de subir su rostro con una contenta sonrisa que resaltaba su gran belleza.

Era la primera vez que la joven huérfana tenía esta sensación. Ella y su hermano se había pasado la vida huyendo y escondiéndose de callejón en callejón para escapar de su destino, puesto que, tras transcurrir un tiempo considerable desde que dejaron el orfanato y cuando fue lo suficientemente adulta como para comprenderlo, Theo le confesó las verdaderas intenciones de Luca Vestini y su deseo de venderla como mera mercancía prescindible para disfrute de algún rico adinerado.

Desde entonces, se había cuidado muy mucho de mostrarse como la mujer que era, y había pasado casi todo el tiempo ocultándose en una máscara de muchacho… Y debía reconocer que esa decisión la había salvado de ser violada o algo peor en infinidad de ocasiones, pero el poder sentirse libre en aquella taberna, rodeada de jóvenes risueñas sin que existiera más peligro del que pudieran acarrear unos cuantos borrachos de manos largas, era realmente reconfortante.

Aun así, una parte muy profunda de ella le decía que esta situación era meramente transitoria, y que tarde o temprano debería abandonar este hermoso y acogedor paraíso, para enfrentarse a un destino que la llamaba a gritos desde su subconsciente. Pero en estos momentos, eso no le preocupaba, por lo que, ante la sonrisa de Velia y sus comentarios amistosos con respecto a la comida, Leonor le propinó una palmada cariñosa en el trasero antes de irse corriendo por miedo a que le pegara con el rodillo.

Una vez que hubo escapado con éxito de la cocina, la pelirroja acudió hasta la barra para reunirse con una preocupada Camila que la dejó sin respiración al abrazarla con fuerza. – Jajaja, me dijiste que no me metiera en líos y eso es lo que hice, por lo que no hay razón para que te preocupes. – Mintió convincentemente con una sonrisa de oreja a oreja - ¿Tienes tiempo para que te diga qué es lo que estuve haciendo todo el día de ayer? La pobre Velia pensó que me había estado rascando la barriga, aunque te aseguro que me gané el pan. Por cierto, esa chica es un tesoro y un soplo de aire fresco. – Finalizó con un guiño amistoso realmente contenta de conocer a alguien tan sincero.

Velia pareció no estar lo suficiente prevenida de las intenciones de Leonor recibiendo con sorpresa esa palma, al darse vuelta y notándo corriendo a su nueva amiga, rio divertida ante la osadía de Leonor y le dedico una mirada divertida que prometía una venganza antes de negarse a si misma para volver a su trabajo.

Camila por su lado la examino un poco más, aunque pareció aceptar las palabras de la joven huérfana. “Me alegra que escucharas mis palabras.” Dijo sonriendo tranquila mientras te arreglaba un poco el vestido que había arrugado con su abrazo.

“Ya te dije antes que puedo hacerme tiempo para que hablemos querida…” comento con una confianza que no dejaba duda que podrían tener aquella charla. “Oh, así que pudiste conseguirte una amiga entre nosotras. Eso me pone contenta y además que sea con Velia.” Comento acercándose a la joven para susúrrale en el oído. “Ella es muy trabajadora y algo exigente, pero es una buena persona. Seguro le harás ver que eso no es nada cierto.” Le aseguro con una sonrisa tomando su hombro antes de llamar a una joven para que la reemplazara en la barra.

“¿Vamos a tu habitación o la mia?” pregunto para saber donde hablarían.

La sonrisa que iluminó su rostro tras comprobar la reacción de Velia, se incrementó al reunirse con la hermosa Camila y escuchar sus palabras. Ella nunca había tenido tanta suerte en la vida, por lo que tan solo podía atesorar esos momentos en lo más profundo de su corazón, mientras su subconsciente le advertía de que seguramente no durarían mucho.

Tras permitir que la rubia tabernera le arreglara el vestido y le hablara al oído sobre su nueva amiga, ambas se separaron de la barra para hablar en un lugar más privado – Donde más te guste. Nunca he estado en tu habitación y no sé si prefieres mantener tu privacidad, por lo que si lo deseas podemos hablar en la mía – Afirmó sintiéndose algo rara aun por el hecho de poder afirmar que poseía un cuarto propio para ella sola.

Con un gesto amistoso tomo la mejilla de la joven. “Eres muy educada Leonor, otras chicas habrían elegido enseguida mi habitación para saciar su curiosidad sin darle un segundo pensamiento.” Comento sonriendo contenta a la joven, tal vez viéndose algo ilusionado con ella. “Eres muy especial pequeña.” Agrego risueña antes de pasarle por un costado y guiarla donde tendría su charla.

Siguiendo a la blonda hizo que le Leonor pasar por su habitación y siguiera por el pasillo con las demás puertas que correspondía a las habitaciones de otras de las mujeres que compartían ese lugar. Luego subieron por una escalera al final del pasillo que las llevo al segundo piso donde existía un pasillo más pequeño que se partía en una cruz, aunque lleno a la derecha ambas llegaron a la habitación de Camila.

Esta era más grande que la Leonor y mejor decorada con un escritorio propio que parecía usar para escribir documentos y damas papeles, junto a eso un gran ropero que imaginabas que poseía tanta ropa cualquier noble. La habitación no era nada oscura con una gran ventana que ventilaba toda la habitación a pesar que esta tenía un dulce y casi sutil olor gracias a un incienso distinto al que había molestado su nariz en la basílica. Las paredes de esta eran de una tonalidad clara, con una obligatoria cruz colocada cerca de su cama. Aunque lo que notaria primero la joven al entrar fue la gran cama que poseía con un tamaño suficientemente grande para contener tres mujeres como Camila según la medida que hacia Leonor.    

Sentándose en la cama la llamo con un gesto de la mano. “Cierra la puerta y coméntame lo que deseas. Hazlo con calma que esto no es un reporte pequeña.” Comento sonriendo sinceramente.

Leonor sonrió ante los halagos de la mujer de cabellos dorados mientras se encogía de hombros con tranquilidad – Siempre he pensado que la intimidad de una persona que me importa ha de ganarse, no tomarse por la fuerza como lo haría cualquier ladrón… No considero que eso sea especial. Tan solo uso mi sentido común.

Dicho esto acompañó a Camila escaleras arriba observando con cuidado las escasas habitaciones del piso superior a ambos lados del pasillo, e imaginándose quién dormiría en ellas. Cuando por fin torcieron a la derecha y entraron en el cuarto de la tabernera, la joven pelirroja no pudo evitar quedarse boquiabierta ante la impresionante cama con dosel y soportes de intrincada madera oscura, y lo suficientemente grande como para que alguien pudiera estar igual de cómodo incluso durmiendo atravesado.

Pero aquella cama y el inmenso armario de Camila no fue lo único que atrajo la atención de la pequeña, puesto que el discreto escritorio repleto de papeles le hizo desear poder llegar a tener uno algún día, e incluso una modesta estantería repleta de libros que pudiera devorar.

Tuvo que obligarse a pestañear para salir de la nube en la que se había abstraído temporalmente, mientras la hermosa rubia la conducía a la cama y le pedía amablemente que le contara lo que había averiguado. Tomando aire lentamente, Leonor comenzó su relato mientras la miraba directamente con sus intensos ojos azules.

-Indagando un poco, descubrí que durante la noche alguien atacó a un monje franciscano hasta darle muerte cuando caminaba fuera del monasterio a altas horas de la noche. No sé si fue a causa de ello o debido a lo ocurrido en la Basílica, que los fanáticos religiosos decidieron tomarse la justicia por su mano y quemar varias viviendas de familias musulmanas que habitan en esta ciudad. Esos tipos son peligrosos así que no me acerqué mucho, pero mencionaron algo sobre un español que está uniendo a un ejército de verdaderos soldados católicos y esperan que sea su aliado. No parecían demasiado contentos con la actuación del Dogo e incluso mencionaron que era un traidor que se vendía al mejor postor. – Afirmó sin decir una sola palabra sobre las criaturas sobrenaturales, el calvo predicador lleno de tatuajes, o todo lo que le ocurrió en la Basílica.

Ella devolvía su mirada aunque era más calmada con ella y bastante afectiva mientras escuchaba los sucesos relatados por parte de la pelirroja.

“Todo lo que cuentas es interesante y más de lo que habría averiguado por mi lado.” Comento antes de quedarse un tiempo pensativa. “Aunque eso me deja con una gran cantidad de preguntas. Por ejemplo averiguaste lo que paso en la Basílica? o algun plan de ataque de los fanáticos?, en esto último podríamos evitar con una nota anónima a la boca del leon de la plaza.”

“Respecto al Dogo es alguien que no podre defender nunca y que como dicen ellos se deja comprar por quienes beneficien sus planes, pero eso es algo que han hecho todos los Dogos desde el principio de la creación de aquel cargo. Aunque lo de traidor no lo comprendo ya que no ha hecho nada contra Venecia o la iglesia.” le explico a la pequeña mientras la miraba con curiosidad. “¿Escuchaste alguna razón para que lo llamen asi?”

Ante las palabras que la tabernera le profirió, la joven pelirroja intuyó que Camila ya conocía alguno de los datos que le daba. Leonor ignoraba por qué aquella mujer deseaba atesorar tanta información, aunque bien podía tratarse de una forma de proteger su negocio y a las chicas.

En cualquier caso, la sugerencia de la boca del león era bastante buena, a pesar de que ella había tenido otra idea en mente para compartir aquello tan importante. – Yo pensaba contarle esto a Amedeo para intentar que consiguiera un ascenso por la información, aunque dejar un mensaje anónimo es otra posibilidad. – Le confesó, aun sin atreverse a revelar que ella también sabía leer y escribir. – Veamos… Con respecto a la basílica, creo que un sacerdote murió allí ayer, aunque no estoy segura del todo. Los fanáticos estaban dispuestos a quemar la mansión del Dogo, pero el que parecía el más listo, les dijo que no eran bastante numerosos y que lo mejor sería infiltrar a alguien para asesinarle en su propia casa. De momento no sabían si algún hombre del cardenal estaría dispuesto a ello, o si lo haría el español, aunque mencionaron que parecía que éste estaba ocupado con una rencilla contra alguien más… Y creo que le llamaban traidor porque según ellos está permitiendo que la ciudad sea invadida de a poco por las hordas de los infieles, vendiendo su alma a los extranjeros y a los impíos. – Recitó casi de memoria, pero evitando hablar sobre las criaturas de la noche y sobre el espíritu que habló con ella.

- ¿Sabes quién es ese español del que hablan? Por cierto, ten cuidado con la información, porque esos tipos parecían muy dispuestos a dañar a quien fuera que supiera sus planes y no me gustaría que te pasara nada malo. - Preguntó visiblemente preocupada por la seguridad de Camila.

Por la cara de Camila no se sentía muy segura de compartir eso con el joven guardián. “No sé si sea una buena idea, pero estoy de acuerdo que esos hombres deben ser detenidos y que un joven de tan buen gane un ascenso solo puede bueno para esta ciudad.” Comento dejando libres sus dudas acerca de contarle a Amadeo. “Mis dudas son por la posibilidad de que el dato de nuestro involucramiento se deje ver. Como dices estos hombres son muy peligros y no espero que sean amables con nosotras por ser mujeres, sino todo lo contrario.” Agrego esperando dejarle más claro a la pequeña porque de su posible negativa.

“Antes de ayer*? Cuando el Cardenal llego a la ciudad.” Dijo perdiendo algo de del color en su cara, algo que solo fue empeorando al escuchar los planes de los fanáticos que pareciendo preocuparla en gran medida, aunque no la paralizaban de miedo. Sino que la hacen detenerse más a pensar lo que harían ambas con esta información. “Esos sujetos están locos, este Dogo no fue el primero que acepto extranjeros, incluso el anterior que fue a matarlos en la cruzada acepto un gran número de ellos. Creo que hay cosas que se repiten…” dijo volviéndose a encerrar en los pensamientos.

“No son los primeros fanáticos en esta ciudad. Hace unos años hubo varios grupos en esta ciudad todos impulsados por la cruzada, entre uno de ellos había un español noble pero se suponía que lo habían asesinado por lo que escuche. Por otro lado también puede ser otro español, son de venir muchos a esta ciudad.” Le informo creyendo por su edad y procedencia que posiblemente no se encontrara muy informada de la política de esta ciudad.

Con delicadeza tomo sus hombros. “Estas segura que no te siguieron, ni que saben que fueron espiados por vos?” le pregunto a la joven esperando su sincera respuesta.

-Siempre puedo darle la información de forma anónima, advirtiéndole de que son peligrosos ¿Tienes idea de si Amedeo sabe leer? Podrías escribir una nota y yo podría hacersela llegar sin que se enterara si quiera. – Afirmó la jovencita que ya estaba trazando un plan en su cabeza bastante creíble si aquellos fanáticos decidían ponerse a investigar. Ella sabía que dos de ellos habían sido asesinados en un callejón, por lo que no sería de extrañar que el asesino que nadie había visto les hubiera sonsacado esa información antes de matarles.

-Sí. Fue tras la entrada triunfal del Cardenal en la Basílica, aunque parece ser que la iglesia está ocultando la información para evitar que cunda el pánico – Respondió, sin saber muy bien cuantos fanáticos habría repartidos por la ciudad y si el español del que hablaban sería el mismo que mencionaba Camila. – Con respecto a los fanáticos, no te preocupes que no me siguieron. Si no, no estaría ahora mismo hablando contigo.

Asintió contenta con la sugerencia de la huerfanita. “Si, se que sabe leer y escribir. Eso no será un problema para Amadeo, ahora si fuera otro guardia sería más complicado.” Comento comprendiendo el porqué de la pregunta. Era claro que las mayoría de los guardias no eran seleccionados por su habilidad para escribir, si no por su fuerza y capacidad de seguir ordenes aunque a veces algún recluta estudiado como Amadeo aparecía. ”Supongo que con la dirección, número de personas y lo que me dijiste antes podríamos tener una nota bastante contundente.”

Levantándose de la cama fue al escritora de ella y se sentó en la silla frente a este para ponerse a escribir. “Ven, puedo leerlo luego que lo escriba y me dices si agrego más cosas.” Le explico amistosamente para que le ayudara a confeccionar la nota. El proceso sería algo más lento que si revelara que podía escribir, pero la joven pelirroja deseaba conservar aquello escondido.

“Muy considerado de ellos.” comento rodando sus ojos pareciendo no muy convencida de que ese fuera toda su razón para esto. Pero sus últimas palabra la pusieron un poquito más seria, entregándole un pequeño beso en la mejilla. “Gracias por preocuparte por todas nosotras. Sos un verdadero ángel Leonor.” dijo para volver su atención a la nota. "Aunque no contestaste mi otra pregunta sobre si podrian saber que vos los espiaste." agrego dandole una mirada de costado junto a una sonrisa picara, tal vez sintiendo que algo se le estaba ocultando en el asunto.

Leonor asintió entusiasmada ante la puntualización de la bella tabernera, contemplando con ojos brillantes como se dirigía al escritorio y se sentaba justo delante de aquellos papeles que tanto echaba de menos la pequeña. Durante unos breves segundos se imaginó frete a ellos, mientras escuchaba la modulada voz de su hermano dándole instrucciones pacientemente y corrigiendo sus errores sobre el papel. Aquel bonito recuerdo fue un soplo de aire fresco que la abstrajo momentáneamente de la realidad en la que se encontraba, hasta que Camila volvió a preguntarle sobre si aquellos malhechores podrían haber sabido que les espió.

-No tienes por qué darme las gracias por algo que cualquiera hubiera hecho en mi lugar. Y no te inquietes, porque ninguno de ellos se dio cuenta de que les espié. De hecho estaban bastante paranoicos con evitar que nadie descubriera su complot, por lo que si me hubieran visto, créeme que no habrían descansado hasta darme caza.

Tras aquellas palabras, la huérfana se colocó junto a Camila y comenzó a dictarle lo siguiente:

"Existe un grupo de fanáticos religiosos cristianos que ha aparecido con la llegada del Cardenal y son los responsables de la quema de las casas de las familias musulmanas en respuesta al asesinato a golpes del monje franciscano. Un grupo se reunió en una casa de una sola planta y paredes de ladrillo anaranjado, situada en la parte más oeste de la ciudad custodiada por un perro en la entrada, y separada por el canal en los laterales. Tres parecían ser los líderes y están planeando nuevos atentados, entre ellos el asesinato del actual Dogo y la quema de su mansión con la ayuda de un español que está creando un ejército, o usando a alguien infiltrado dentro de la guardia personal del Cardenal. Te sugiero discreción y buen instinto a la hora de revelar esta información puesto que el Cardenal podría estar implicado y pueden acusarte de hereje o insidioso. Pero no te demores mucho o algo malo ocurrirá muy pronto."

-¿Qué te parece? ¿Así está bien o prefieres cambiar o añadir algo más? – Preguntó una vez dictados sus pensamientos a la rubia mujer.

La posadera asintió dándole punto final al asunto, pareciendo confiar que si la pequeña le decía que había sido cuidadosa para que no la siguieran entonces debía ser verdad y por otro lado aun nadie había venido a su puerta reclamando sangre.

Con ese asunto detrás, empezó a escribir lo que la joven le dictaba escribiendo con forma algo tosca en cada letra. No era algo que te imaginabas por su forma de actuar y lo ordenado de su escritorio pero un vistazo rápido a otras hojas te hacía pensar que no utilizaba su escritura de siempre.

Al terminar la releyó y se voltio a la pequeña. “Agregaremos una ruta más exacta para encontrarlos.” Comento como si fuera lo único que debían corregir. “Me parece muy bien pensada la carta y lo suficiente para llamar la atención de la guardia. Ahora lo que falta es que se la entreguemos y que la guardia haga lo adecuado para que esto no termine mal.” Dijo a la pequeña sonriendo en un principio, volviéndose más seria cuando terminar sus palabras.

“Leonor sabes la gravedad del asunto en que te has metido y lo has hecho solo por un pedido mio. Hay algo que pueda hacer por vos para devolverte este favor?” pregunto con una sonrisa amistosa mientras volvia su mirada a la carta.

Leonor observó el trazado en las letras de la hermosa mujer y, en cierto modo, pensó que aquello podría ser una ventaja, puesto que nadie sospecharía de que la tabernera había escrito una nota como aquella. La joven pelirroja asintió ante las correcciones sobre la dirección y, tras finalizar, dijo con cierto orgullo – Yo sería capaz de metérsela en el bolsillo sin que supiera quien ha hecho tal cosa, aunque si sabes donde vive, puedo dejarla en su habitación en un lugar donde solo la encuentre él mismo.

Ante la propuesta de Camila, la huerfanita la miró incrédula antes de decir – Tienes que estar de broma ¿Devolverte el favor? Camila, si no fuera por ti yo estaría durmiendo en las calles en estos momentos buscando a mi hermano y no tendría nada que llevarme a la boca, así que no quiero escuchar más tonterías como esa, sin contar con el hecho de que si conseguimos impedir las acciones de esos fanáticos, podremos salvar muchas vidas inocentes.

Sonrió positivamente ante la sugerencia. “Si te es posible has eso, en algún momento cuando venga a tomar una copa aquí. A esta hora tendrás que esperar un buen rato antes que venga.” Le sugirió agregando la última información a la letra antes de soplarla para secar la tinta. “Sé dónde vive, en las barracas como la mayoría de los guardias pero no te recomendaría meterte ilegalmente en ese lugar…incluso legalmente tampoco te lo recomendaría mucho.” dijo con una pequeña sonrisa divertida.

“No estoy de broma querida. Haz hecho un gran trabajo y merecerías que al menos te consintiera un poco, incluso mas de lo que hago ahora. No te parece?” pregunto sonriendo con una bondad que parecia radiar siempre. Tomando tu mano, la apretó con seguridad. “Sabes que sigo mi búsqueda con las chicas para encontrar a tu hermano, no creas que me olvide.”

Asintio varias veces antes de volver a la carta y doblarla haciéndola mas chiquita. “Si esto podría ayudar a las pocas buenas personas en esta ciudad y ojala dios lo permita.”

Así lo haré – Respondió la muchacha devolviéndole la sonrisa y tranquilizándola con sus palabras – Si me dices que no es seguro colarse en las barracas, no tiene ningún sentido que lo intente.

Al escuchar que tanto ella como las otras chicas aun seguían buscando a su hermano, sus ojos se iluminaron cobrando un azul más intenso si cabe y abrazándola con cariño – Camila, si consigues darme aunque sea una mínima pista sobre su paradero, te aseguro que me habrás compensado con creces.

Tras aceptar la carta y guardarla en un lugar seguro, la joven asumió su nueva tarea con circunspección. – Si no aparece hoy, dejaré la nota en La bocca di Leone. No deseo tanto su ascenso como salvar vidas inocentes.

Dicho esto, permaneció unos segundos más a su lado, por si necesitaba algo más de ella antes de retirarse.

Le devolvió una media sonrisa, mezclada con algo de tristeza. “Es sentido común querida. Sos una joven bonita y ellos hombres violentos.” Comento como si nada más que eso fuera necesario para que quedara más que claro su punto.

Camila por supuesto devolvió su abrazo y escucho con atención las palabras que venían del corazón de la joven huérfana. “Lo intento, no para compensarte sino como vos yo deseo hacer cosas buenas cuando las veo a mi alcance.” Le respondió mientras salía del Abrazo y le devolvía la mirada con los ojos azules de ella.

“Como desees es tu decisión querida, harás lo correcto cuando llegue el momento.” Dijo volviendo su mirada al escritorio antes de notar que te habias quedado paradita junto a ella. “Adelántate bajare en un rato y les pediré que te sirvan algo para comer.” Termino de decir dejando concluida la reunión.

La espera fue más sencilla luego de recibir algo de comida para llenar tu estómago. Mientras comías recordabas como hace poco tiempo, medio pan era un festín para ti y la idea de quedar en un lugar con un olor relativamente agradable y caliente parecia algo que no vivirías en especial sin tu hermano. Pero como cada dia luego de este seguirías sorprendiéndote a vos misma y gracias a tu buena memoria nunca olvidarías lo desagradable de la calle.

Pasada media hora lo viste ingresar con sus compañeros de trabajo sonriendo mas que la vez anterior. Parecia aun no haberse dado cuenta de tu presencia lo que era bueno para entregar la carta, aunque no sabias si aun tenias la oportunidad de conversar con él o tal vez hacer algo diferente cuando le dejes la carta.

Leonor se sentía terriblemente afortunada en aquel lugar. En un principio pensó que la rubia mujer tan solo le tendía una trampa para aprovecharse de ella de alguna manera e incluso para entregarla a Luca a cambio de unas monedas. Realmente era un alivio poder confirmar que Camila no era la mente criminal que había temido y era agradable comenzar a ver aquella discreta taberna como un bonito lugar.

Tras comer copiosamente, la jovencita pensó que si iba a encontrarse con Amedeo, debería mostrarse ante él como el muchacho que ya conocía. Realmente no deseaba que descubriera la verdad sobre ella, por lo que, después de cerciorarse de que había llegado, se dirigió a su habitación sin ser vista, y tras cambiarse y depositar en su bolsa unas pocas monedas por si las necesitaba, se escabulló por la puerta de atrás y decidió entrar en la taberna como si de un cliente más se tratase.

Como no sabía si estaba muy ocupado hablando con sus compañeros como para dedicarle algo de su tiempo, le hizo un leve gesto de cabeza a modo de saludo, para darle la oportunidad de ignorarle si así lo deseaba. Hablara o no con él, su intención era introducirle la carta en el bolsillo sin que nadie lo percibiese cuando estuviera lo suficientemente cerca, aunque no sabía si el joven guardia preferiría pasar la velada con las personas con las que había acudido a aquel lugar.

No era que te habia ignorado pero parecia concentrado en su conversación para seguir el gesto silencioso que le hiciste. Por lo que tal vez debias llamar su atención primero si deseabas tenerla. Aunque eso bien podría servir para nada si el guardia actuaba como habia pensado Leonor.

Por otro lado la idea de introducirle la carta en secreto parecia ganar mas apoyo en su foro interno por lo que debía acercarse con cuidado para que no la notaran ya que una confusión podría poner a los compañeros de Amedeo rápidamente en contra de ella. Por la posibilidad que pareciera un robo.